El "braguetazo" en la historia del condado de Barcelona
Nunca consiguió tantos éxitos por vínculos matrimoniales ninguna dinastía principesca como los que alcanzó la casa condal de Barcelona. Todas las “novias de Europa", durante los siglos medievales, se casaron con un conde de Barcelona, o, después de la unión de Aragón y Cataluña, con un monarca aragonés a la par "Comes Barchinonensis”.
Ermesindis de Carcasona, Almodis de la Marche, Dulce de Provenza, Petronila de Aragón, María de Montpellier, Constanza de Suabia, María de Sicilia, Isabel de Castilla, formaron el ramillete de ilustres y acaudaladas novias que llevaron opulentas dotes a sus esposos catalanes importante soporte con el que consiguieron asegurar la unidad del país bajo la supremacía de Barcelona y realizar su política de expansión allende el Pirineo alcanzaron a conseguir el imperio catalán-aragonés en el Mediterráneo. La historia de Cataluña desde el siglo XI fue la proyección del ímpetu hispano del pueblo catalán hacia horizontes que fueron abriéndose ante él por mor a los magníficos matrimonios de sus condes o de sus reyes.
Comienza con Ramón Berenguer I, el viejo, el comienzo de la expansión catalana allende los Pirineos; hasta allí sólo Sancho III de Navarra había conseguido traspasar su acción y su pujanza hasta más allá del Pirineo. La boda de Ramón Berenguer III, el Grande, con Dulce de Provenza, ensanchó y amplió esa expansión, a la vez que el aragonés Alfonso I el Batallador lo hacia en Gascuña y hacia Toulouse, asentando la posición hegemónica de los condes de Barcelona en Cataluña. El enlace de Ramón Berenguer IV con Petronila de Aragón acabó de consolidar esa hegemonía.
Petronila de Aragón y Ramón Berenguer IV de Barcelona
Estos matrimonios permitieron a Cataluña la creación de un imperio mediterráneo-pirenaico, de Tortosa a Niza; de tipo feudal, claro está, pero sobradamente fuerte para constituir un factor decisivo en el equilibrio político
de Francia y de España.
Ese estado asentado a ambos lados del los Pirineos se sentía sacudido por igual por los problemas ultra y cismontanos. Su fuerza esencial y básica estaba al sur de la gran cordillera y en la Península se le brindaban mayores perspectivas de expansión. Mientras que Occitania seducía con los encantos de su cultura y atraía con el brillo de su riqueza, en España todo era duro, áspero y difícil.
Nunca hubiera podido sobrevivir, con el tiempo, un estado a horcajadas sobre el Pirineo, que matrimonios afortunados de los condes de Barcelona habían creado, más o menos artificialmente, desde el Ebro a la Durazna; y hasta es probable que hubiese sucumbido aun sin las complicaciones político-religiosas que la herejía albigense provocó en las tierras de la Occitania catalana.
El triunfo de la Francia del Norte y de la ortodoxia sentenció definitivamente a Cataluña en su unión con España y compartió para siempre sus destinos al de los otros pueblos españoles y los dos pueblos de Cataluña y Aragón buscaron nuevos canales en donde encauzar su dinamismo. La España musulmana y el mar Mediterráneo brindaban a aragoneses y catalanes mejores perspectivas que el Midi francés feudalmente fraccionado, con múltiples rivales y problemas. Los dos primeros reyes de Aragón de la nueva dinastía catalana sintieron los problemas hispanos y colaboraron con Castilla en la empresa de la reconquista y ayudaron a contener la gran acometida almohade.
Alfonso II peregrinó a la tumba del Apóstol, patrón de España. Jaime I, realizó una política completamente española, completó la reconquista catalano-aragonesa en colaboración con Castilla. Ayudó generosamente a Alfonso X de Castilla, sometiendo a los rebeldes moros de Murcia: "Lo hemos hecho -escribe-, la primera cosa por Dios... la segunda por salvar a España." Ultima muestra de sus sentimientos hispanos la tenemos en Lyon, donde, al salir del concilio en que se había ofrecido a ir en cruzada a Oriente, haciendo caracolar su caballo, exclamó:
"Hoy ha quedado honrada toda España."
Un nuevo afortunado matrimonio llevó a los catalanes a Italia e inició la conquista del imperio mediterráneo español: el matrimonio de Pedro III el Grande con Constanza, heredera de los Staufen de Sicilia.
Expansión territorial de la Casa de Aragón entre los siglos XIII y XV, unida desde Berenguer IV a la Casa condal de Barcelona.
Autor: cosmos12
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Buenas noches a todos desde zaragoza,
Queria comentarle al Señor Jose Manuel Requena, Director de contenidos, si verifica que la informacion que se publica, tiene algun atisbo de realidad o esta es una pagina de ciencia ficcion. Lo digo porque la Corona catalona aragonesa nunca existio, por ejemplo. Me parece una pagina NADA SERIA Y NO SE LA RECOMENDARIA A NADIE.
atentamente
Maria
Correcto Marieta, pero ese es un asunto politico y el autor es el responsable del artículo, por mi parte mientras se entienda es valido, eso si, estoy de acuerdo con el apunte que mencionas, en cualquier caso todo aquel que este informado y tenga conocimiento de la historia sabra mentalmente corregir el error del autor al describir el nombre politico.
Un saludo
Administración Mundo Historia.
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