Farsalia, donde el coraje gana batallas
"Cuando chocamos con la caballería cesariana no nos costó mucho hacer que se batiera en retirada. Además de ser más lenta por ir acompañada de infantería, nuestros contingentes eran mucho más numerosos. Sin embargo, algo raro ocurrió al llegar a su flanco derecho.
Unas cohortes aparecidas de la nada ejecutaron un movimiento perfectamente sincronizado para dejar pasar a la caballería, acto seguido cerraron filas y comenzaron a atacar nuestras primeras líneas. Lo único que podíamos hacer era esperar a que los de atrás nuestro comenzaran a retirarse para después escapar nosotros. Doscientos hombres habían puesto en retirada a la caballería de Pompeyo"
Seguramente así vería un jinete pompeyano el transcurso de la batalla de Farsalia, donde César se impuso a las fuerzas de Pompeyo en contra de todo lo previsto. Marcó un antes y un después en el mundo romano, ya que, aunque no venció definitivamente a los partidarios de la antigua república (esto ocurriría en la batalla de Munda), sí que demostró la superioridad militar de César, que no sólo era el mejor estratega sino además un líder nato. Sólo así se explica que sus soldados lo siguieran hasta los límites del esfuerzo físico, con hambre, cansancio y dificultades.
Pero antes de llegar aquí, examinemos la trayectoria de los dos nombres más conocidos envueltos en la contienda, Gneo Pompeyo y Julio César. Analizaremos los hechos que nos llevan a la batalla, y después del análisis táctico y el transcurso de ésta, las consecuencias que tuvo, así como otros aspectos destacados.
Julio César
Aunque perteneciente a una familia de patricios, no eran lo que podemos decir ricos, comparados con el resto de la nobleza romana. Es quizá gracias a Sexto Julio César, tío suyo, que la familia coge fama, pues este es nombrado cónsul cuando César (el protagonista) tenía nueve años de edad. A la edad de 16-17 años fue propuesto como Flamen dialis por Cinna, aliado de Mario. También se casa con Cornelia Cinna, hija de Mario. Por si fuera poco, su tía se casa con el propio Mario, así que cuando estalla la guerra civil, la lucha está servida, y César se ve obligado a huir.
Aunque más tarde obtiene el perdón de Sila, comprende que este puede durar poco así que decide alejarse y servir en las luchas contra oriente. Allí es donde alcanza fama, llegando a obtener la corona cívica, la máxima condecoración al valor que se daba en la república.
En el 78, tras la muerte de Sila, vuelve a Roma y comienza a ganar fama como orador. En el 69, su mujer fallece, al igual que su tía. César en contra de toda norma, decide organizar unos funerales públicos, en los que se muestran imágenes de antiguos proscritos por Sila. De esta forma se gana la amistad de los plebeyos y de los populares, mientras que también gana la hostilidad de los optimates. Ese mismo año es nombrado cuestor de la provincia de Hispania Ulterior, donde destacará por su buena gestión, ganando más fama todavía, hasta el punto de ser nombrado Pontifex Maximum.
Por eso, más tarde, César decide presentar su candidatura interpuesta al consulado, frente a la cual los miembros más conservadores proponen a otros más afines, como Pompeyo. Al final, sin precedente alguno, se forma el primer triunvirato: Pompeyo, que aporta el apoyo del ejército, Craso, el del dinero, y César, el apoyo de la plebe.
Luego es nombrado procónsul de la Galia Transalpina e Iliria, y más tarde de la Galia Cisalpina. Aprovecha una teórica amenaza de los helvecios para conquistar la Galia por las armas, hecho que no sólo le hace ganar más fama en Roma, sino que muestra sus habilidades como general militar, no sólo al senado, sino a sus propios soldados, que eran capaces de hacer locuras con tal de ser recompensados o tenidos en cuenta por él. De hecho sabemos que como premio, César regalaba espadas con empuñaduras de oro o plata, para que los soldados lucharan con más valor (para no perderlas).
O también podemos leer, en sus Comentarios sobre la Guerra de las Galias, como en la batalla de Gergovia, el centurión llamado Lucio Fabio es izado por encima de la muralla de la ciudad asesiada y después tira de TRES legionarios él solo. O Marco Petronio, otro centurión de la misma legión, que cuando se ve rodeado anima a sus hombres a abandonarlo mientras él cubre la retirada. (Caes B Gall. 7.46 - 7.50; 7.47 - 51) O quizá conozcamos la historia de Tito Pullo y Lucio Voreno. Es de destacar, como haremos luego, la agresividad de los centuriones de César. En Gergovia, uno de cada 15 muertos era un centurión, aunque estos sólo representaran una vigesimo octava parte del ejército. Arriesgaron su vida hasta tal punto que tenían cinco veces más probabilidades de morir que un legionario raso.

Lucio Voreno en la famosa serie Roma
César por su parte, correspondía a este valor, situándose él mismo en primera línea durante algunas batallas, a fin de animar a sus hombres. O como en Alesia, cuando se baja del caballo y lo empuja a la retaguardia, haciendo que el resto de la caballería hiciera lo mismo, mostrando que en esa batalla no había posibilidad de huida. Era vencer o morir.
Este era en definitiva el hombre que se situaría detrás de su ejército en la batalla de Farsalia.

Gneo Pompeyo
Provenía de la llamada nobleza rural, y no era del todo bien visto por el senado por ser un "hombre nuevo". Ya desde muy joven se veía su vocación política y militar, fue educado por su padre en el ejército. Participó en la Guerra Social, donde se ganó la fama entre los soldados de "el adolescente carnicero".
Durante la primera guerra civil supo ganarse el favor de Sila por su arrojo y sus dotes militares. Acabó casándose con la hijastra del Dictador. Consiguió recuperar Sicilia y parte de África (tomadas por los generales, enemigos de Sila, Perpenna y Aenobardo), derrocando al rey de Numidia, favorable a los populares. Llega a conseguir tal fama que sus soldados le proponen llevar a cabo un golpe de estado para substituir a Sila, propuesta a la que él se niega. Es "condecorado" por Sila con el apellido Magno a la edad de veinticuatro años.
Logró poner fin a la rebelión del cónsul Lépido, vencer a la tribu de los Sertorios, conquistar las plazas fuertes de Sertorio en Hispania. En el 70 es nombrado, junto con Craso, cónsul de la república, en el 67 se le pone al mando de más de doscientas naves para acabar con los piratas (causa de la "crisis del pan"). En seis semanas los expulsa de Italia y Sicilia, y en dos meses los arrincona en Cilicia y obliga a rendirse y entregar su capital.
Gracias al apoyo de César y Cicerón, se le nombra proconsul de Asia, Bitinia y Cilicia, para poner fin a la guerra contra Mitrídates VI. Armenia se rinde al general, que somete a los albanios y los íberos, llega hasta la colquide, depone, en Siria, al rey Antíoco XIII y consigue poner fin a la guerra entre Juan Hircano y Aristóbulo en Israel. Todo esto aumenta la fama de Pompeyo y sus arcas.
En 61 vuelve a Roma, y tras ser rechazado su reparto de tierras entre los veteranos por el senado, busca el apoyo de Craso y César, formando parte, como ya hemos dicho, del primer triunvirato.
Los hechos
Con la estancia de César en las Galias, la parte del senado opuesta a éste se dedicó a desprestigiarlo públicamente, cosa que no conseguía por la continua llegada del botín de guerra de César. La fama de los dos rivales no hace más aumentar o menguar proporcionalmente a la del otro. Finalmente, con la muerte de la hija de César y esposa de Pompeyo, éste decide unirse al final con el senado y se pone en contra de César. El senado propone una moción para que César renuncie a su cargo y vuelva a la república para ser juzgado, moción que Marco Antonio, ahora tribuno de la plebe, veta. Pompeyo no garantiza la seguridad de los tribunos, así que Marco Antonio junto con Celio y Curio se ven obligados a escapar. Es ahora cuando César decide cruzar el rubicón. La guerra ha comenzado.
Debido a la rapidez de desplazamiento de César, Pompeyo huye "estratégicamente" a Grecia, dando Roma por perdida y declarando traidores a todos los magistrados que se quedaran en Roma. Al llegar a Roma César esperó a que llegara el resto de sus legiones, y acto seguido se puso a perseguir y derrotar a los aliados de Pompeyo. Antes de partir para Grecia, sin embargo, decide acabar con las fuerzas leales a Pompeyo, situadas en Hispania.
Ya en Grecia, las cosas parece que no pintan bien para César. No sólo le cuesta reunir a todos sus contingentes, sino que además cuando lo hace pierde toda comunicación con Italia a causa de la captura de las naves cesarianas por Pompeyo y la ayuda de una flota egipcia. Al no tener vía posible de suministros, César decide plantar batalla en Asparagium, mientras que Pompeyo rechaza y comienza el sitio de Dirrhachium, dónde Pompeyo mediante dos desertores del ejército de César consigue atacar el punto débil de la fortificación y hace huir a éste.
En aproximadamente un mes César llega a Farsalia donde tendrá lugar la lucha definitiva. Sólo le quedan suministros para menos de una semana, y Pompeyo lo sabe. El viejo general no quiere presentar batalla, pero no ha contado con que no está solo, sino acompañado de toda una corte de nobles ansiosos de infligir una gran derrota a César, que lo único que saben hacer es repartir por adelantado los premios de la gran victoria.
Territorio Romano durante la república
Ejército y Estrategia de Pompeyo
La principal ventaja con la que contaba Pompeyo eran los números. A parte de 7 cohortes para guardar el campamento, contaba con 110 cohortes, aproximádamente unas 11 legiones bien equipadas, ya que no habían sufrido bajas como en el ejército de César.
A la derecha de su ejército colocó a 7.000 jinetes al mando de Tito Labieno; ésta era la clave de la batalla: la caballería. Las legiones las repartió de la siguiente manera: el ala izquierda Domicio Aenobardo, al mando de dos legiones que habían combatido con César. El centro era para Escipión, con seis legiones de Siria, y la izquierda, finalmente, para Léntulo Spinther, con la Legión Cilicia. Además de estas fuerzas, habría que contar con pequeñas unidades griegas entre los flancos de las diferentes legiones, los guerreros hispanos aportados por Afranio, que combatían como infantería pesada, así como honderos y arqueros.
En total, si hacemos caso al relato de César, contaba con más de 66.000 hombres, dispuestos en tres líneas como era costumbre, en formación tan compacta que hasta les era difícil utilizar la espada. Seguramente, Pompeyo quería ofrecer un muro impenetrable de escudos mientras la caballería deshacía el flanco derecho de César, y la infantería ligera, situada detrás de los 7.000 jinetes para no molestar, pasaban a atacar la retaguardia y el campamento de César.
Además, contaba con un terreno "favorable". A la derecha el río Eunipeo. Detrás el campamento y el monte Doganzdis, que rodeaba también toda el ala derecha de César. Es decir, contaba con una inclinación del terreno favorable, aunque en caso de derrota era un cuello de botella mortal. Claro que nadie del bando pompeyano pensaba en la derrota, y no contaban con que César ya había luchado en más de una ocasión con un terreno desfavorable.
En definitiva, su táctica era contener el ejército cesariano mientras la caballería vencía su flanco derecho y comenzaba a atacar por la retaguardia.
Ejército y Estrategia de César
César disponía de 80 cohortes (más siete que guardaban el campamento) que formaban nueve legiones pero muy mermadas, a causa de las luchas anteriores. Él menciona que por cada legión hay menos de 3.000 legionarios por unidad, cuando lo normal eran 4.800. Además, después de Dirhachium unió la octava y la novena, que entre las dos apenas formaban una legión. Aun suponiendo que César exagera en los números, dispondría a lo sumo de unos 32.000 hombres: 1.000 de caballería, alrededor de 25.000 legionarios (dependiendo de si consideramos la quinta legión como auxiliar) y cerca de unos 5000 auxiliares.
Tenía el mando de las legiones Sexta, Séptima, Octava, Novena, la Décima, Decimoprimera y Decimosegunda. Además, tenía dos nuevas legiones de las que podríamos destacar la nueva Quinta legión Alaudae formada por galos cisalpinos, que llevaban plumas de Alondra en el casco. Estos, aunque contaran con menos experiencia que el resto de soldados de César, sí que le tenían lealtad absoluta asegurada, ya que fue gracias a él que en 59 aC obtuvieron la ciudadanía romana. Además, contaba con unas 7400 unidades de infantería auxiliar que combatían en formaciones complementarias a las de la legión.
Básicamente, el ejército de César se basaba en su experiencia y grado de perfeccionamiento, así como en su lealtad a su caudillo.
¿Cuál era la solución para hacer frente a Pompeyo? César tenía que hacer frente a dos cuestiones. Primero la superioridad numérica del rival. Para ello estiró las cohortes, restándoles fuerza de empuje. Esto era habitual en el ejército romano así que tampoco representaba una verdadera innovación, sino fuera porque sólo estirándolas más de lo normal se conseguía cubrir el área necesaria para hacer frente a Pompeyo.
Sin embargo el problema principal era cómo hacer frente a la caballería pompeyana. La caballería de César estaba compuesta por unos 400 jinetes ubios, que intimidaban con su sola presencia, y 600 galos, la guardia personal de César. Por si fuera poco, César utilizó una típica táctica bárbara: mezclar entre la caballería infantes ligeros, lo que aumentaba el potencial ofensivo.
Por último, y aquí se ve la maestría de César, fue sacando una cohorte de cada legión en las formaciones centrales, hasta reunir un número de seis y colocarlo oblicuamente detrás de la Décima legión y la caballería, oculto a la vista del enemigo. Había previsto el ataque de Pompeyo, y se disponía a pararlo y contraatacar con una mezcla de infantería pesada, ligera y caballería.
También Seguramente tuvo en cuenta que el terreno, aunque a primera vista favorable a Pompeyo por la inclinación, era una ratonera por eso mismo. Si Pompeyo perdía, o se alejaba a través del campamento, lo que provocaría una ola de sálvese quien pueda y se amontonarían las tropas en la puerta, o tendría que huir a través del monte.
Sobre la disposición del ejército de César, Marco Antonio comandaba el ala izquierda, Cneo Domicio Calvino el centro, y Publio Cornelio Sila la derecha.
Llega la Batalla
Los dos ejércitos comienzan a avanzar. Parece ser que el ejército de Pompeyo se para, pues su objetivo era simplemente contener al de César, no vencerlo. Con esto, los veteranos de César, a mitad de camino, también deciden pararse y descansar, tras lo cual vuelven a la carga (hay que recordar que su camino era cuesta arriba...) Sin embargo, en las alas donde está la caballería, los 7000 jinetes de Tito Labieno ya han entrado en contacto con los mil de César. Tras unos breves segundos, estos giran y se retiran rápidamente, lo que provoca unos momentos de desconcierto entre las filas pompeyanas, ¿tan rápido han ganado?
Tras esto, se dirigen en persecución del rival, pero ven como algo extraño sucede en el ala derecha de César. De la nada, surge un grupo de cohortes que, perfectamente coordinadas con la caballería dejan paso a esta y cierran filas, creando un muro que detiene a la caballería Pompeyana. César había ordenado a sus soldados que atacasen directamente al rostro del enemigo, con el fin de crear miedo entre las filas rivales, así que el ataque esperado comienza. La primera fila de la caballería de Labieno cae de repente, mientras las siguientes se preguntan qué ha pasado y rezan para que puedan retirarse antes que les llegue su hora.
De esta forma, cunde el pánico entre las filas pompeyanas, que ven como su caballería se retira sin explicación aparente y arrolla las filas de auxiliares que tenía detrás. Además, el flanco izquierdo pompeyano ve que ahora si no huye, corre el peligro no sólo de ser arrollado por la caballería amiga, sino por la enemiga y las ocho cohortes antes ocultas y la décima legión, por si no tuviera bastante ya con lo que tiene encima.
Por otra parte, Marco Antonio ha sabido dirigir con eficacia su parte, y los auxiliares de César vencen en la ribera del Eunipeo. Finalmente, al rodear la caballería cesariana el ejército pompeyano, cae el centro rival, muriendo Domicio Aenobardo, lo que le da la victoria de la batalla a César. Pompeyo se retira con los demás miembros de la nobleza, y su ejército corre detrás de él en desbandada hacia el campamento. La batalla ha durado apenas dos horas.
Dicho esto, comienza el asalto al campamento pompeyano. César corre a ponerse en primera fila, lo que anima a sus soldados, exhaustos por el esfuerzo que han llevado a cabo. De todas formas, gran parte de los soldados del ejército rival conocen de sobra la piedad de César, y han oído que el general mandó no atacar a todo el que se rindiera, así que nos podemos imaginar como los legionarios correrían detrás de los últimos vestigios de resistencia, pasando por encima de legionarios sentados y que han arrojado las armas al suelo. O intentándolos esquivar para no hacerles ningún daño.
César comenta que en sus filas sólo contó unos doscientos muertos, mientras que diez mil en las filas pompeyanas. Quizá esto sólo sea verdad ya que César cuenta las bajas romanas, no las bárbaras. El número que dan los historiadores y el más aceptado suele ser de unas 1200 bajas, sin embargo, lo que llama la atención de los resultados de la batalla es el alto número de centuriones que dieron su vida en el campo. Hasta ahí llegaba su agresividad. No sólo daban un ejemplo sobresaliente de virtus romana, sino que además preferían morir antes que sus soldados. En Gergovia ocurrió lo mismo, pero aquí la proporción (30 centuriones de 200 legionarios) es mucho más alta.
En su web, Lago atribuye el gran número de bajas en las filas de Pompeyo a que su ejercito fue comprimido por dos lados: al frente las líneas de César, y a la izquierda todo lo sucedido con las caballerías. Esto dejó sin espacio para moverse a los sodados, que fueron literalmente masacrados.
No hay que olvidar las consecuencias políticas de la batalla. Aunque, como he dicho al principio, no acaba con los rivales de César, si que le deja el terreno libre en casi todo el imperio romano. Sólo algunas zonas están aun aliadas con Pompeyo, pero César irá derrotando a todos sucesivamente.
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Ya creo que en esta batalla quedo patente que César era superior a Pompeyo, y que supo aprovechar los errores de Pompeyo.
Saludos.
Un beun recuerdo ahora que buscaba información de la campaña engrecia de Cesar. Me gustó el gráfico y la descripción sencilla de los porques de la victoria de Cesar
¡Hola!
Antes que nada saludos a todos/as, ya tenía mucho tiempo de no pasarme por acá. También quiero felicitar al autor de este artículo.
La capacidad de César de hacer frente a situaciones adversas y motivar y dirigir a sus tropas queda patente en la batalla de Farsalia. Pero no creo que Pompeyo haya sido un general incompetente. Vemos, por lo que dice el artículo, que él no quería presentar batalla. Sabía que no era necesario. Sin embargo, muchos de sus comandantes eran jóvenes deseosos de gloria y con poca experiencia de como manejar los tiempos en una cmapaña. Quizás esto también influyó en la confianza excesiva que depositó Pompeyo en su caballería, cosa que César previó acertadamente y planeó la batalla para, primero contener el peligro de un envolvimiento, y después aprovechar la retirada enemiga para derrotar al resto del ejèrcito pompeyano.
Saludos
Hola!
Primero, agradecer el artículo, muy buen trabajo, muchas gracias!
Segundo, Hola Sir Chito, hace tiempo que no te léia!
Tercero...
Siempre me he preguntado si Pompeyo fue realmente Magno. En alguna ocasión he leído que fue él mismo quien se dio el "apellido". La verdad es que tiene un gran historial de victorias, pero todas ellas vienen de la época en la que la propaganda jugaba de su lado gracias a su partido en el senado. A Mitridates lo derrotó Lúculo, a Espartaco Craso... Y en las guerras qe ganó él (Sertorio, Piratas) contaba con tal ventaja material y humana que lo difícil habría sido perder. Y en el momento de dar el dó de pecho, en Farsalia, se dejó influir por el resto de republicanos que supuestamente no tenían ni idea. No sé, no parece un gran estratega, ni imaginativo ni gran líder.
Es más parece que siempre va cambiando de bando según su ambición; paso del lado de Sila a unirse con el sobrino de Mario y Craso en triunvirato para después al morir su mujer volver al bando inicial. Excesivamente voluble, codicioso o simplemente influenciable?
Estoy de acuerdo con Merlin, Pompeyo sin ser mal general, tamoco creo que de para el titulo que se le asigna, a no ser que hagamos referencia al tamaño de su ego. Sus victorias feuron mas ensalzadas por sus protectores, y fue gracias a Sila quien le puso el título de MAGNO
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