Flavio Aspar
Flavius Ardabur Aspar, sería durante más de 40 años uno de los principales generales (magistri) del Imperio Romano Oriental. En el turbulento siglo V, le tocaría luchar contra Genserico el vándalo, Atila el huno e incluso Aecio “el último romano”. Aspar serviría a 3 emperadores: Teodosio II, Marciano y León I. Los dos últimos le deberían el trono. Y aún trataría de crear un tercer emperador: su propio hijo.
Época de Teodosio II (408-450)
Antecedentes
Teodosio II ascendió al trono del Imperio Romano Oriental a la edad de 7 años, en el 408. Inicialmente el gobierno cayó en manos del prefecto del pretorio Antemio -impulsor de las murallas teodosianas de Constantinopla- pero la resoluta hermana de Teodosio -Aelia Pulqueria- en cuanto cumplió los 15 años maniobró para hacerse con el poder. Para el 414 consiguió que el Senado la nombrara Augusta y tutora de su hermano. En el 416, Teodosio asume el trono pero Pulqueria seguiría conservando una gran influencia sobre su hermano en la primera parte de su reinado.
A Pulqueria se le atribuye haber acabado con los prejuicios imperantes a la hora de promocionar a oficiales de origen “bárbaro” , que se había originado en tiempos de los godos Alarico y Gainas. Estos oficiales habían venido demostrando sobradamente su lealtad por casi dos décadas y estaban integrados en casi todos los aspectos en la vida romana. Tal vez lo más distintivo de ellos era que eran en su mayoría arrianos, pero no parece que a una ortodoxa hasta la médula como Pulqueria le importara.
En el 418 al godo Plinta se le encargaría acallar una revuelta en Palestina y sería recompensado con el consulado para 419. Su pariente político, el general alano Ardaburio -padre de Aspar- ganaría fama como unos de los dos comandantes romanos durante la guerra -o cruzada según Pulqueria- contra los sasánidas (421-422). Plinta y Ardaburio se convirtieron así en los máximos exponentes de la “facción goda” de la oficialidad del ejército, que englobaba a los oficiales de ascendencia germana y a algunos no-germanos como los alanos.
Mapa del Imperio Romano (415). Fuente: Ian Mladjov (Department of History, University of Michigan).
Expedición italiana (424-425)
A la muerte en el 423 del emperador occidental Honorio, el magister militum Flavio Castino hace nombrar emperador a un tal Juan (de Rávena), que ocupaba el oscuro cargo de notario mayor de palacio. La sucesión correspondía al propio Teodosio II -sobrino de Honorio- o en todo caso y para no reunir ambos imperios, al otro sobrino de Honorio: Valentiniano, hijo de Gala Placidia.
Teodosio despacha en el 424 un ejército para instalar a Valentiniano III como emperador occidental a cuyo mando está Ardaburio. Aquí nos encontramos ya a Aspar, acompañando a su padre. El ejército oriental se concentra en Salona (Iliria) y Ardaburio parte por mar con el grueso de la infantería mientras que Aspar recibe la misión de trasladarse con la caballería por la ruta terrestre.
Aspar se apodera de Aquilea -la estratégica fortaleza en el paso hacia Italia desde el Este-, y se detiene allí ya que la expedición de su padre ha sido un desastre. Una tormenta se abatió sobre la flota desperdigándola y el propio Ardaburio acabó encallando en la costa, siendo fácilmente capturado por los leales a Juan. Aspar tiene ahora el mando de la expedición.
La inquietud de Aspar no dura demasiado. Su padre está prisionero en Rávena pero con suficiente libertad de movimientos como para establecer contactos en la Corte y fomentar un partido pro-Valentiniano. Ardaburio consigue mandarle un mensaje a su hijo, incitándole a marchar contra Rávena e informándole de que la sorprendente pasividad del ejército occidental se debe a que están esperando pronto la llegada de un importante ejército reclutado entre los hunos por uno de los oficiales de Juan: Flavio Aecio.
Aspar reaccionó con rapidez y diligencia. Utilizando como guía un pastor, pudo atravesar las difíciles marismas que protegían Rávena y se introdujo en Rávena sin mucha oposición, gracias a su hábil padre. Juan fue capturado y trasladado a Aquilea -donde esperaban Gala Placidia y Valentiniano- para ser ejecutado. Justo a tiempo ya que Aecio se acercaba ya con un gran ejército de hunos, que llegó incluso a enfrentarse con éxito a las tropas de Aspar. Las fuerzas de Aecio eran demasiado grandes -se habla de 60.000 hunos, una cifra probablemente exagerada- y se llegó a un acuerdo por el que Aecio deponía las armas a cambio de un mando militar y el correspondiente pago a sus hunos.
Ardaburio sería recompensado por sus servicios con un consulado en el 427 y Aspar quedaría consolidado como uno de los generales a tener en cuenta en el Imperio Oriental.
Flavio Aecio recibiendo una carta de las ciudades de Britania solicitando ayuda. Aecio conseguiría auparse rápidamente a una posición dominante en el Imperio Occidental. Por contra en Oriente el poder militar solía estar más dividido. Ilustración de Pat Nicolle.
Expedición africana (431-434)
En el 429 una nueva crisis en el Imperio Occidental iba a requerir los servicios de Aspar. Una fuerza de casi 80.000 vándalos (y alanos) -15.000 de ellos guerreros- había desembarcado en África, respondiendo a la llamada del comes Bonifacio, que estaba enfrentado a Aecio en una lucha por el poder. Bonifacio se reconcilió con Gala Placidia pero sus aliados vándalos no se conformaron con lo que éste les ofrecía como pago a sus ya innecesarios servicios. Los vándalos invadieron el África romana y se encontraban sitiando Hipona (Hippo Regius) en el 431 cuando el Imperio Oriental accedió a ayudar de nuevo a la apurada regente Gala Placidia.
Aspar que para entonces ya debía ser magister militum fue despachado rápidamente a África para evitar una catástrofe. Aspar y Bonifacio fueron derrotados en una importante batalla (¿432?). Probablemente en ésta batalla fue capturado el domesticus (miembro del estado mayor) de Aspar, Flavio Marciano. Poco después en un segundo sitio los vándalos capturan por fin Hipona. Bonifacio parte para Italia y Aspar queda al mando. Aspar logra mantener una parte de la provincia bajo su control, conservando Cartago y Cirta e impidiendo que los vándalos de Genserico avancen mucho más allá de Hipona.
Nuevos conflictos civiles en el Imperio Occidental y la amenaza huna en el Danubio impidieron la llegada de refuerzos tanto de Occidente como de Oriente. Por lo que Aspar poco más puede hacer. Por sus esfuerzos, será recompensado durante su estancia en Cartago con el consulado en el 434 por el Oeste, a nominación de Gala Placidia.
La guerra con los vándalos terminaría a principios del 435 con un tratado por el que los vándalos pasaban a ser nominalmente foederati de Roma, recibiendo Mauritania y parte de Numidia a cambio de un tributo anual.
Detalle del missorium de Aspar, en el que se conmemora su consulado del 434. A su lado aparece su hijo Ardaburio. Encima aparecen otros dos cónsules anteriores: su padre Ardaburio y el godo Plinta, que al parecer era su suegro. Fuente: Wikimedia Commons.
Múltiples problemas (441)
En el año 441 de nuevo un gran ejército romano-oriental fue despachado para ayudar a Occidente contra los vándalos. Genserico no sólo había roto el tratado y conquistado Cartago y la provincia de África sin que además amenazaba con conquistar Sicilia. Casi inmediatamente tras la partida de la expedición llegó la noticia de que el rey sasánida Yazdegerd II había invadido la Armenia romana. El espectro de una guerra en dos frentes se cierne sobre el Imperio. Sin embargo Yazdegerd recibe pronto noticias de una amenaza de invasión por parte de los heftalitas (hunos blancos) y consiente en negociar un nuevo tratado.
Pero mientras Constantinopla mira por un lado a Persia y por otro a África, un nuevo frente se le abre donde no lo esperaba. La frontera danubiana se consideraba relativamente segura. Los hunos habían sido aplacados con un tratado por el que recibían 700 libras de oro -frente a las 350 de antaño-, y Constantinopla se comprometía a no reclutar tropas entre los desertores de los hunos y sus vasallos, y a no aliarse con enemigos de los hunos. Pero el rey Atila vio que la frontera había quedado muy debilitada en el 441 y alegando incumplimientos del tratado decidió atacar la frontera.
Si en Constantinopla se confiaba en la red de fortalezas para mantener la frontera, pronto se iba a llevar una honda desilusión. Los hunos no sólo eran temibles guerreros a caballo sino que tenían a su disposición de un elaborado equipo de asedio. Atila recorrió la frontera tomando ciudades, saqueándolas, esclavizando a todos sus habitantes y demoliendo sistemáticamente varias de ellas para que no pudieran ser reutilizadas. Incluso la estratégica y populosa ciudad de Sirmium -la principal ciudad romana del Danubio- no pudo resistirse a Atila.
Aspar fue despachado a toda prisa a encontrarse con Atila pero carecía de suficientes tropas consigo. De alguna manera Aspar consiguió sacarle a Atila una tregua de un año; tal vez porque los hunos estaban tan cargados de botín que de todas formas tenían intención de retirarse.
La tregua permitió que el ejército romano-oriental de campaña que se encontraba en Sicilia -preparado para invadir el África vándala- fuera traído de vuelta a los Balcanes. El coste fue firmar un tratado por el que se reconocía a Genserico el control del Africa Proconsularis a cambio de que el Imperio Occidental conservara las irrelevantes provincias mauritanas y Numidia.
La invasión de los bárbaros, por Ulpiano Checa (Wikimedia Commons). Los hunos a diferencia de otros pueblos bárbaros no buscaban inicialmente concesiones de tierras para asentarse. Su apetito era por el oro y los esclavos que podían obtener. Dado que no tenían intención de instalarse al otro lado de la frontera no tenían empacho en destruir hasta los cimientos aquellas ciudades que consideraban un estorbo para sus incursiones.
La invasión huna del 443
A comienzos del 443 expiró la tregua y Teodosio rechazó las condiciones de paz que proponía Atila. Éste reaccionó a toda velocidad marchando contra Ratiaria -la base de la flotilla danubiana- y saqueándola. A continuación tomó la ruta de Constantinopla, saqueando por el camino Naissus -sede de una importante factoría de armamento-, Serdica, Philippolis... Sorprendentemente no parece que el ejército romano hubiera estado desplegado en la frontera y si lo estaba se retiró rápidamente ya que no hay noticias de que se opusiera resistencia al avance inicial de Atila.
Aspar -secundado por los generales Ariobindo y Arnegisclo- se enfrenta a Atila ya en las cercanías de Constantinopla. Hay varios combates desfavorables para los romanos en los que los hunos demuestran su superior capacidad de maniobra. Atila corta la retirada a Aspar hacia la capital y el ejército imperial acaba arrinconado en la península de Galípoli.
El miedo se apodera de Constantinopla e incluso Teodosio cruza a la orilla asiática, pero Atila no se ve con fuerzas para tomar la capital. En su lugar opta por atacar al ejército imperial, derrotándolo en un nuevo combate. Habiendo dejado clara la superioridad militar huna, se retira a esperar al inevitable enviado de Teodosio.
El precio de la paz fue un pago inmediato de 6.000 libras de oro, el aumento del tributo anual de 700 a 2.100 libras, y el pago de 12 solidos de rescate por cada prisionero romano. Las cantidades a pagar eran lo suficientemente elevadas como para poner en serios apuros financieros al Tesoro Imperial, pero se tuvo que aceptar. Afortunadamente -y a diferencia del Imperio Occidental- Constantinopla conservaba intactos prósperos territorios como Asia Menor, Siria y Egipto; pudiendo recurrir a ellos para compensar los estragos de las últimas guerras.
Como curiosidad, Aspar perdió en Tracia a su “bufón”: un ingenioso enano o jorobado llamado Zerco, que le habían regalado en África. Zerco acabaría en las manos de el hermano de Atila, Bleda. A la muerte de Bleda, Atila se lo regaló a Aecio y éste a su vez se lo envió de vuelta a Aspar.
Ni Aspar, ni los otros generales fueron destituidos, pero sí que perdió influencia en el entorno de Teodosio, aunque eso no fue óbice para que su hijo Ardaburio fuera nombrado cónsul para el 447. En el siguiente conflicto con Atila (447) sería Arnegisclo, el general al mando. Esta vez habría una gran y sangrienta batalla en el río Utus en la que los romanos saldrían de nuevo derrotados -resultando muerto Arnegisclo- y los Balcanes serían saqueados a conciencia. Sólo las murallas de Constantinopla y la incapacidad de los hunos de cruzar a Asia salvó al Imperio.
Reconstrucción virtual de las murallas Teodosianas. Fuente: byzantium 1200. Ordenadas construir por Antemio cuando apenas se empezaba a vislumbrar la amenaza que suponían los hunos. Las murallas prestarían un extraordinario servicio al Imperio y no sólo frente a los hunos.
Época de Marciano (450-457)
La ascensión de Marciano
En julio de 450, Teodosio II moría tras dos días de agonía a consecuencia de una fatal caída de un caballo. Aspar era uno de los que se acerco al lecho de muerte del emperador y se encontró en el núcleo de la crisis de sucesión que se desató. El heredero legal era el emperador occidental Valentiniano III. La idea de reunificar ambos imperios no parecía muy atractiva o incluso práctica. Aun descartando la reunificación, lo normal es que se hubiera permitido a Valentiniano ejercer de arbitro y designar un emperador para Oriente, cosa que tampoco era del gusto de Constantinopla. Afortunadamente se contaba con la todavía Augusta, Aelia Pulqueria, para evitar un vacío de poder.
Un mes después de la muerte de Teodosio, se anunció que el nuevo emperador era Flavio Marciano. Pulqueria accedió a casarse con él para darle legitimidad a cambio de que éste respetara su voto de virginidad; aunque de todas formas, ambos pasaban la cincuentena.
Marciano no era especialmente relevante. De hecho lo más significativo era precisamente que durante 15 años había sido domesticus de Ardaburio primero y después de Aspar. Podemos ver pues la mano de Aspar en su nombramiento. El propio Aspar como arriano y alano era difícilmente elegible.
Sin embargo no da la impresión de que Marciano fuera un títere de Aspar, sino más bien un candidato de consenso entre Pulqueria, Aspar y el que a la muerte de Teodosio era el magister militum con más poder en Constantinopla: Zenón. Pulqueria consiguió volver a estar en el centro del poder y pudo fomentar sus políticas religiosas, Zenón recibió el rango de patricio y Aspar vio como su hijo Ardaburio ascendía a magister militum en el 453.
Marciano y Pulqueria presidiendo el Concilio de Calcedonia, por Vasily Surikov. En el aspecto teológico, el concilio anuló al anterior Concilio de Efeso y rechazó el monofisismo, apoyando las teorías del Papa León I. Administrativamente supuso una reconfiguración de la Iglesia, en la que el patriarcado de Constantinopla salía muy reforzado.
La caída del Imperio Huno
Con la subida de Marciano, el Ejército consiguió que se suspendiera el humillante tributo a los hunos y que consideraban mejor empleado en reforzar el poderío militar del Imperio. Visto los fracaso anteriores podía parecer una medida imprudente. Sin embargo se podía alegar que en los Balcanes quedaba ya poca cosa de valor por saquear -había zonas que tardarían muchos años en recuperarse- y que siempre se podía contar con las murallas de Constantinopla -aunque no dejaba de haber un razonable temor a que un terremoto las dañara, como había sido el caso poco antes del ataque de Atila en el 447. Atila profirió toda una serie de amenazas, pero no marchó contra el Imperio Oriental. Llevaba tiempo preparando su famosa expedición al Imperio Occidental, donde sí había perspectivas de botín y gloria. Eso sí, advirtió a Marciano que más vale que reconsiderara su actitud antes de su vuelta.
Si llegó a haber en el 451 una incursión punitiva huna al mando de un hijo de Atila, pero fue derrotada por Ardaburio, el hijo de Aspar. Aunque otras versiones sitúan esta victoria justo tras la muerte de Atila. En el 452 el ejército oriental incluso se tomó el lujo de hacer incursiones en territorio huno.
En el 453, Marciano y Aspar se preparaban para la anunciada nueva campaña de Atila en el Este, cuando llegó la milagrosa noticia de que Atila había muerto. Atila era el pegamento que mantenía unido a un poderoso pero frágil imperio formado no sólo por hunos sino por muchos otros pueblos vasallos resentidos por su posición. Para el 455 una coalición de varios pueblos liderada por los gépidos -y apoyada por Constantinopla-, venció a uno de los hijos de Atila en la batalla del Nedao, quebrando definitivamente el poder huno.
En Constantinopla fueron rápidos en aprovechar la situación y negociar con varios pueblos germanos, ofreciéndoles el status de aliados y consintiendo su establecimiento en los Balcanes. Parece que Aspar jugó un papel importante en ésta política de acercamiento con los bárbaros, sobre todo en las negociaciones con los ostrogodos, con los que acabaría emparentado.
La muerte de Atila, por Ferenc Pazka. Atila murió tras una de sus múltiples fiestas nupciales. Es posible que a consecuencia de una hemorragia interna causada por el exceso de bebida.
Época de León I (457-474)
Poniendo un nuevo emperador
A la muerte en el 457 de Marciano y con Pulqueria muerta en el 453, volvió a surgir la cuestión de elegir un nuevo emperador. Más tarde Teodorico el Grande llegaría a relatar que el Senado ofreció a Aspar el trono y que éste lo rechazó, aunque parece muy improbable que tal cosa sucediera.
El mejor posicionado era el magister militum Antemio, casado con Eufemia, hija de Marciano, de un anterior matrimonio. Sin embargo Antemio no era del gusto de Aspar y maniobró en el Senado para que se aceptara a otro antiguo oficial suyo: León I el Tracio. La falta de legitimidad dinástica de León, se solventó con la intervención del patriarca de Constantinopla para suplirla por una superior legitimidad divina y la invención de un elaborado ritual que perduraría sin muchos cambios en el tiempo. Desde cierto punto de vista se puede considerar a León el primer emperador bizantino.
Aspar -decidido a reforzar la posición de su familia- demandó que una de las hijas de León, Leoncia, se comprometiera con su segundo hijo, Julio Patricio, y que éste fuera nombrado eventualmente Cesar y por tanto sucesor de León I. De momento Patricio se tuvo que conformar con ser consul en el 459. El tercer hijo de Aspar, Hermenerico, lo sería en el 465. El propio Aspar era uno de los dos magister militum praesentalis con sede en Constantinopla y el de mayor rango de los dos, lo que le convertía en un primero entre iguales dentro del generalato.
La influencia de Aspar se dejó ver en aspectos como la política hacia los vándalos. Para Occidente la muerte de Atila no había sido una bendición sino un desastre. El miedo a Atila había mantenido unidos a romanos, visigodos, francos... en una coalición forjada por Aecio. La caída de Atila supuso un caos en Occidente en el que cada uno iría ahora por su lado. También supuso el fin de Aecio a manos de Valentiniano III (454) y el fin de éste último a manos de Petronio Máximo (455). Genserico aprovecharía el caos para saquear Roma y tomar como rehenes a la familia del difunto Valentiniano.
Tras fallar un intento de negociar con Genserico, León quería acudir militarmente en auxilio del Imperio Occidental, invadiendo África; pero Aspar era de la opinión de que era malgastar los preciosos recursos de Oriente.
Los vándalos de Genserico saqueando Roma, obra de Karl Briullov (Wikimedia Commons).
Ostrogodos e Isaurios
León no estaba muy contento con el papel de títere de Aspar. Sin embargo no se podía librar de él, así como así. Aspar seguía siendo el jefe de la facción “goda” del ejército romano-oriental; pero aún más preocupante eran sus lazos con los ostrogodos. Especialmente cercana era su amistad con la rama de los ostrogodos instalada en Tracia, ya que había emparentado con su jefe, Teodorico Estrabón al casarse con su hija. A través de éste matrimonio también estaba emparentado con el futuro rey de los ostrogodos de Panonia, Teodorico el Grande. Estos ostrogodos tracios, aunque nominalmente tropas foederati al servicio del emperador, no le debían excesiva lealtad, sin que seguían a sus propios jefes tribales. Por primera vez desde comienzos de siglo, un general de la facción “goda” tenía la posibilidad de recurrir a tropas godas de verdad si quería derribar un gobierno.
La solución de León fue buscar un contrapeso entre los isaurios. Aunque estos eran técnicamente romanos desde hacia mucho tiempo, se les consideraba unos salvajes bandidos montañeses aun más bárbaros que los godos y muy apegados a una sociedad tribal. Llegó a un acuerdo con uno de los más poderosos jefes tribales, Tarasacodissa, que acudió a Constantinopla con sus tropas para ser nombrado magister militum, cambiarse el nombre por el más respetable de Zenón y casarse con otra hija de León, Ariadne. De entre los isaurios se escogieron 300 para formar un nuevo cuerpo de guardia imperial: los excubitores.
León también se esforzó por disminuir la popularidad de Aspar aprovechando la protección que Aspar brindó a varios e impopulares monofisitas como Timoteo Aluro.
El cambio en las corrientes de poder quedó plasmado en el 466 cuando el hijo de Aspar, Ardaburio, fue destituido acusado de haber mantenido en secreto correspondencia con los sasánidas. León pasa también a involucrarse más activamente con Occidente: el fracasado candidato al trono oriental Antemio recibe como premio de consolación ser nombrado para el vacante puesto de emperador de Occidente; además de la promesa de realizar una invasión conjunta del África vándala en el 468 en la que Oriente está dispuesto a aportar el 80% de los recursos. La opinión en contra de Aspar es ignorada.
Magister Militum (siglo V) escoltado por 2 bucelarios. Ilustración de José Daniel Cabrera Peña (revista Desperta Ferro).
Caída de Aspar
La expedición africana del 468 terminó en un gran desastre. Las tropas occidentales ni se molestaron en presentarse y la fuerza oriental -al mando del cuñado de León, Basilisco- fue decisivamente derrotada, sufriendo fuertes perdidas. León había vaciado el Tesoro para sufragar la aventura y no se había obtenido a cambio mas que una humillación. Esto hizo subir la influencia de Aspar, que se había opuesto a la intervención; aunque no faltó quien le acusara de sabotear la expedición y le calificara de pro-vándalo.
En el 469 hay un motín de tropas que casi le cuesta la vida al rival de Aspar, Zenón. Es bastante probable que fuera instigado por el propio Aspar, ya que Zenón le había dado recientemente un nieto a León, poniendo en peligro las aspiraciones dinásticas del hijo de Aspar. León se ve obligado a darle un mando a Zenón en su nativa Isauria, donde se supone que estaría más protegido. Además tiene que dar su brazo a torcer y Patricio es nombrado Cesar en el 470, bajo la promesa de que renunciara al arrianismo.
León no dio su brazo a torcer. En el 471 el general Anagasto que había estado a punto de rebelarse acusó a Ardaburio de ser el incitador, presentando unas supuestas cartas incriminadoras. Ciertas o falsas, le servían a León de excusa para actuar. Invitó a la familia de Aspar a una reunión amistosa en el Palacio y lanzó sobre ellos a la guardia. Aspar y Ardaburio fueron asesinados. No está claro si Patricio también fue asesinado o se le permitió vivir tras anular su compromiso y su rango de Cesar. Hermenerico huyó para esconderse.
Aspar había sido bastante popular en Constantinopla. De hecho en los últimos tiempos su popularidad había sido reforzada por su enérgica actuación cuando estalló un gran incendio en la ciudad en el 465. León se ganó el consiguiente apodo de “El Carnicero” (makelles).
Coloso de Barletta. Ésta estatua fue saqueada por los venecianos en Constantinopla en 1204. Se atribuye a diversos emperadores, pero alguno de los más probables son Marciano y el propio León I. León sería el último emperador en construir un foro imperial tradicional.
Teodorico Estrabón, el “heredero”
Si a la facción “goda” del ejército romano le dolió la muerte de su cabecilla, se lo guardó para sí. Menos constreñidos estaban los ostrogodos que si iban a reaccionar a la muerte de un “pariente”.
Tras el asesinato, un grupo de ostrogodos al mando de un oficial de Aspar, Ostrys, intentó asaltar el Palacio y fueron masacrados por los excubitores isaurios. Probablemente eran bucelarios al servicio de Aspar que querían vengar a su patrón. Una de las medidas posteriores de León sería precisamente prohibir -con un éxito limitado- la existencia de estas tropas privadas al servicio de los potentados y al margen del Estado. Entre el pueblo parece que corrió el siguiente dicho: “un difunto sólo tiene por amigo a Ostrys”.
En Tracia, Teodorico Estrabón se sublevó con sus ostrogodos y reclamó la herencia de Aspar: sus tierras y también su título de magister militum. Además pidió nuevas concesiones de tierras para su gente. La situación era seria ya que los ostrogodos sitiaron y tomaron Arcadiopolis.
Teodorico conseguiría parte de sus demandas e incluso sería nombrado magister militum praesentalis. Sin embargo nunca consiguió integrarse plenamente en el Imperio -a pesar de su título, se le negó estar “en presencia” en Constantinopla- y continuó siendo una fuente de problemas hasta su muerte en el 481.
Autor: Flavius Stilicho
Fuentes:
- Bury, J.B. - History of the Later Roman Empire (Web Lacus Curtius).
- Martindale, J.R. - Prosopography of the Later Roman Empire (google books).
- Treadgold, Warren – The History of the Byzantine State and Society.
- Williams, Stephen & Friell, Gerard -The Rome that did not Fall.
- Flavius Stilicho's blog
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Gracias Eljoines.
Preparando éste y otros temas similares he aprendido mucho. La propia supervivencia del Imperio Romano Oriental -a pesar de que también tuvo sus buenas dosis de problemas- es muy interesante a la hora de poner en perspectiva las causas de la caída del Imperio Occidental.
Saludos.
Esta cuestión me interesa mucho. Analizandolo en perspectiva descubrimos que ambos imperios sufrieron invasiones bárbaras. Ambos sufrieron una grave crisis a todos los niveles desde el siglo III. Ambos sufrieron la transformación de una cultura pagana a una cristiana. Y ambos sufrieron el fenomeno social del ciudadano libre que se encomendaba a otro, antecedentes de los vínculos feudovasalláticos. ¿Qué ocurrió entonces? ¿Se trataba simplemente de que los emperadores orientales manejaron mejor los hilos de la política y la guerra? ¿O había algo más? ¿Fue menos cruda la crisis económica e institucional en oriente?
Estoy bastante de acuerdo. Sobre todo en lo referente a Constantinopla y al abandono de los balcanes a los invasores o federados barbaros cuando la región se volvía indefendible. Hay otro aspecto destacable en este último asunto que no hemos comentado. Los emperadores romano-orientales azotaron en más de una ocasión a los bárbaros hacia occidente. Desde los balcanes les era fácil llegar hasta el propio corazón de Italia.
En lo referente al imperio sasánida concuerdo en que el equilibrio de poderes les permitió a ambos mantener una hostilidad fronteriza constante pero sin lanzarse a grandes expediciones de conquista contra el otro, ya que tenían a hunos, godos, alanos, sármatas... en el patio trasero de su casa con un cuchillo entre los dientes.
Todo ello, sumado a la estratégica situación de Constantinopla, que la convertían en bastante inexpugnable (para tomarla era necesario dominar mar y tierra), permitió al imperio romano oriental resistir a las invasiones. Si hay un adjetivo que define a Constantinopla durante el bajo imperio y la Edad Media es el de: superviviente.
Cuando el imperio occidental pierde Britania, Galia, África e Hispania ante usurpadores y bárbaros, todos pensamos: Italia y Roma están acabadas. Y de hecho lo estaban. Sin embargo cuando Constantinopla pierde los balcanes, la tracia, siria, egipto, palestina... podía seguir sobreviviendo por sí misma, desde su dominio marítimo de las aguas del bósforo y las rutas comerciales del mediterráneo oriental. También hay que decir que comparar Constantinopla y Roma en el siglo V-VI sería como comparar Nueva York con Richmond.
El tema económico también influyó bastante el el deterioro del poder romano en su zona de Occidente., donde el sistema del "colonato", tenía a los grandes terratenientes romanos, (en unas pocas familias muy poderosas) dominando a gran parte de la tierra romana.
Este sistema hacía que los "colonos romanos", tuvieran que pagar impuestos públicos al erario público y a los terratenientes, el alquiler de las parcelas en las que estaban instalados, con lo que la riqueza generada era inferior a de un hombre de clase media de la zona Oriental, el cual solo pagaba impuestos al erario público, pero no al terrateniente, al ser él dueño de la pequeña parcela de la que era propietario.
Con este sistema, el poder recaudatorio de la hacienda pública romana en Occidente era muy limitado, (los terratenientes intentaban eludir en lo posible el pago al erario público) todo sin contar con que la riqueza en esa zona era también débil.
En el zona Oriental del imperio romano sucedía lo contrario., el poder económico era mucho más próspero. La tierra a pesar de tener sus terratenientes, estaba sustentada por una poderosa clase media de pequeños propietarios, los cuales eran prósperos y cuya contribución a la hacienda publica daba unos ingresos al erario público, que hacía que el imperio Oriental pudiese lidiar mejor las penurias que provocaban los sasánidas, godos, hunos etc...
saludos
Cuando el imperio occidental pierde Britania, Galia, África e Hispania ante usurpadores y bárbaros, todos pensamos: Italia y Roma están acabadas. Y de hecho lo estaban. Sin embargo cuando Constantinopla pierde los balcanes, la tracia, siria, egipto, palestina... podía seguir sobreviviendo por sí misma, desde su dominio marítimo de las aguas del bósforo y las rutas comerciales del mediterráneo oriental. También hay que decir que comparar Constantinopla y Roma en el siglo V-VI sería como comparar Nueva York con Richmond.
Esta es una de las claves de su supervivencia, La toma de Constantinopla era el final del imperio oriental, accion que era muy complicada debido a su ubicación y a su fortificaciones, como se vio en los distintos asedios que se produjo. Pero sin tomar constatinopla el imperio siguio existiendo, como en el siglo XV, que practicamente lo unico que quedaba del imperio era la propia ciudad y algun que otro territorio, eso si a merced de los venecianos y amenzados por los otomanos. De cualquier forma desde que quedo rodeado por los turcos otomanos era cuestion de tiempo que la ciudad cayera, incluso si hubiera fallado el sitio de 1453 no me cabe duda que lo hubieran intentado otra vez y otra vez.
Un saludo y gran articulo
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Me a gustado Flavius, este relato del general romano-germano Aspar., el mundo militar romano en el siglo V este llenó de sujetos interesantes como éste, a pesar de que la potencia militar del imperio romano estaba en horas bajas.
saludos