Germanico 15/16 d.C. La venganza de la trampa de Teutoburgo
En sus inicios, Octaviano(más adelante César Augusto), siempre confió el mando y la suerte de sus ejércitos a Marco Vipsario Agripa. Éste mandó las flotas que derrotaron a Sexto Pompeyo (único hijo vivo de Pompeyo el Grande) en Naulochus, en el 36 a.C. y a Marco Antonio, en Actium, en el 31 a.C. Su nacimiento en una familia nada prominente en la vida pública romana le hizo acreedor a no eclipsar para nada la luz propia del hijo adoptivo del César. Hasta su muerte, en el 12 a.C. era frecuente verlo en todas las campañas, tanto en España, La Galia, Germania, Los Balcanes y Oriente. Pero toda su capacidad militar no ha trascendido hasta nuestros días, cuestión esta nada casual, pues siempre sus grandes victorias se apropiaron públicamente al emperador.
Entonces los mandos de los grandes ejércitos romanos fueron para los hijastros, Tiberio y Druso, a pesar de contar con solo veinte años de edad. Miembros del clan patricio de los Claudios,(tanto en la rama paterna, como en la materna) fueron concebidos por Livia, la anterior esposa del emperador. Druso era el favorito de Augusto y este presionó para que se le concedieran cargos públicos, antes de la edad reglamentaria y fue cuestor, pretor y más tarde cónsul, en el 9 a.C.
Tenía todas las virtudes para encarnar un papel heroico a la antigua usanza, muy carismático y popular, sobre todo entre los legionarios. Tras trabar combate contra los germanos, al regreso de esta campaña, cayó del caballo y murió de las heridas sufridas, en el 9 a.C.
La otra cara de la moneda era su hermano, Tiberio, no tenía el empaque de su hermano y tampoco le agradaba buscar la amistad de otros, sobre todo si eran senadores. Era austero en la vida militar, huyendo del lujo, llegó a dormir en el duro suelo, muchas veces sin tan solo el cobijo de una tienda. Era un compañero para sus legionarios e incluso puso a su médico personal a disposición de sus oficiales. A ello acompañaba su dureza en la vida militar, pero trató a sus hombres con justicia y ellos le correspondieron con su lealtad a toda prueba. Destacando el recibimiento triunfal que le hizo el ejército de Germania, cuando en el 4 a.C. llegó para tomar el mando.
Ello hizo que Augusto, confiara en el para todas las campañas de importancia en la segunda parte de su principado, aunque no contara con el, durante bastante tiempo como su sucesor. Los que se postulaban para ese cargo, según cuentan varios autores, fueron eliminados por Livia, la esposa de Augusto, para allanar el camino a su hijo, como futuro emperador.
(Caballerìa romana arrasando un poblado germano. Autor Angus McBride.)
Tiberio tenía un hijo, llamado Druso el Joven, pero se le “aconsejó” encarecidamente que adoptara a Germánico, el hijo de su hermano menor. Esto era una concesión honorífica a Druso por sus triunfos sobre los germanos y por ello se extendió a sus hijos tras su temprana muerte. En el año de la muerte de su padre, Germánico solo tenía seis años, pero el nombre le encajó perfectamente, pues ya mayor consiguió una fama enorme tras sus guerras contra las tríbus germánicas. Su madre era Antonia, hija de Marco Antonio y de Octavia, llamada la Menor, hermana de Augusto, aquella que tras su repudio había elevado el enfrentamiento personal entre ambos, en la guerra civil.
GERMANIA
Julio César, en sus “Comentarios” hizo hincapié en que el Rin era la frontera natural, entre los galos y los germánicos, demostrando que su pacificación de la Galia, estaba completada. Tras la conquista de la Galia, la vieja provincia de la Galia Transalpina y la propia Italia, solo estarían seguras, manteniendo alejados a los germanos de las proximidades de ese río, por el miedo que estos copiaran a cimbrios y teutones. César admitió que los germanos, más salvajes y primitivos que los galos, complicaban esta cuestión, ya que algunos de estos pueblos ya se habían asentado al oeste del Rin.
(Guerrero germano de la tribu de los marsos.)
En estas tierras, tanto los comerciantes romanos como del resto de Italia, precedían a las tropas del Imperio. Y sus intercambios podían provocar resentimientos contra Roma y este era el primer objetivo a atacar cuando estas tribus se volvían hostiles a Roma. En el 16 a.C. cuando un ejército formado por tres tribus germánicas(sicambros, teucteros y usipetos) derrotaron al ejército de Marco Lolio y la Legio V Alaulade, fue humillada tras la conquista de su estandarte, el águila de oro de la legión. Este hecho junto a otros muchos hizo que las legiones de Augusto se vieran implicadas con frecuencia en luchas contra los germanos.
(Campaña de Druso en Germania, 12 al 9 a.C.)
Nerón Claudio Druso, el padre de Germánico, fue el primer mando romano en llegar al Elba y la versión oficial, concluye que una diosa le impidió llegar más lejos. Tras este, Tiberio continuó los combates y se llegó a crear una provincia, entre ambos ríos(Rin y Elba). Con el objetivo de atacar al rey de una confederación de tribus suevas, entre el Rin y el Danubio, se preparó un ejército, pero una revuelta de las tribus dalmatas y panonios, hizo que Tiberio cambiara de objetivo y cedió el mando de un gran ejército a Druso, ya que el debía partir a reprimir una rebelión en el Danubio. Este ejército estaba compuesto por 10 legiones, 70 cohortes de infantería auxiliar, 14 alae de auxiliares de caballería y una gran coalición de tropas aliadas(Se cree en total 100.000 hombres) y se dispuso a atacar a los rebeldes. Tan descomunal era ese ejército, bajo el mandato de un solo general, que se tuvo que fraccionar en dos grupos separados y además en columnas, menos importantes numéricamente: en la Germania inferior se instalaron tres legiones: la XVII, XVIII y la XIX, mientras que en la Germania se acantonaron la I Germánica y la V Alaudae. En los años 13 y 12 a.C. rechazó los intentos de penetración germanos e incluso llegó a cruzar el río en varias ocasiones, presagiando la gran ofensiva. Construyó varias fortificaciones fijas y algunos canales importantes, llamados “los canales de Druso”, para transportar sus naves, del Rin al Zuiderzee, fue el primer general romano en navegar por el mar del Norte o océano Germanicus. En en 12 a. C. con una flota navegó por ese mar, conquistando la isla de Burchana, frente a las costas frisias, sometiendo a estos y a los caucos. Derrotó a las naves de los fructerios. Más tarde, venció a los bátavos, usipetos y sicambros, llegando hasta el Elba. Con todo ello quedó conquistada la costa entre el Rin y el Weser. El año siguiente, 11 a,C, penetró al interior y se adentró en territorio usipeto, a los que derrotó en el rio Lupia, recorriendo el curso de este rio se adentró más en el interior, al interior de los catos y más tarde a los marsos. Posteriormente cruzó el Weser y derrota a los queruscos, tras esto dio por finalizada la incursión y retornó a sus posiciones del Rin. Durante el retorno sufrió una emboscada por los sugambros y los catos y ello estuvo a punto de ser un desastre para los romanos, pero la habilidad de Druso y las ansias de rapiña de los germanos, evitaron una derrota cierta y dolorosa. Esta rebelión duró más de tres años de luchas constantes.
(Draso derrota a una flota de los bructerios 12 a.C. Revista Ancien Warfare.)
A finales del verano del 9 d.C. El legado provincial, Publio Quintilio Varo fue sorprendido y derrotado en los bosques de Teutoburgo, por el líder de los queruscos, Arminio, que les infligió una dura y humillante derrota, en la que se perdieron 3 legiones(XVII, XVIII y XIX), más 6 cohortes de infantería auxiliar y tres alae de caballería, dejando así esta zona desprotegida con tan solo dos legiones en el Rin. Tras esta derrota los números de estas legiones perdidas fueron borradas del ejército.
Pronto recibieron los refuerzos de otras regiones y se llegó a reunir hasta 8 legiones y otras tantas fuerzas auxiliares. Mientras Arminio había disgregado sus fuerzas y la tan temida invasión de los germanos no se produjo. La fama de invencibles de la legiones romanas estaba en entredicho y costaría sangre y sudor volver a recomponerla.
(Guerrero germano.)
LOS GERMANOS
Tácito nos relata a los germanos, como corpulentos, rubios y ojos azules. Guerreros feroces que en ocasiones demostraban su dureza. Muy limitados respecto a sus tácticas militares, basadas en batallones y escuadrones reclutados en clanes familiares. Utilizaban unos venablos cortos, denominados framenae, que consistía en una larga y estrecha de hierro, con ella combatían tanto en el cuerpo a cuerpo, como a larga distancia. Muy pocos de ellos disponían de espadas o lanzas largas. Su caballería portaba escudo y la framenae. Prácticamente ninguno lleva corazas y muy pocos petos de metal o cuero. Su infantería es su cuerpo principal y la caballería forma un solo cuerpo y en combate sus líneas asemejan unas cuñas y su retirada por la presión enemiga está considerada una cuestión táctica, no una cuestión de cobardía.
En el 11 d.C, Germánico apoyó a Tiberio, que se había ganado una merecida reputación en las guerras contra los panonios, con tan solo 22 años. Dos años más tarde tras la partida a Roma de Tiberio, para asistir a los últimos momentos del emperador, Germánico fue ascendido a comandante supremo en la frontera del Rin.
La muerte de Augusto en el 14 d.C. llevó a un periodo de motines en las legiones romanas, en primer lugar en Panonia y más tarde a lo largo del Rin. Las quitanzas en las pagas, para costear el equipo de campaña, eran el principal motivo de estas sobre todo en la oficialidad. Ya que con Augusto se había finalizado el periodo de convertir las legiones en una fuerza profesional. El suceso más grave de estos motines fue en el ejército de la Germania inferior, bajo el mando de Aulo Caecina, oficial muy experto, pero que permaneció inactivo, provocando el motín de las Legio I, V ,XX y XXI, que se sublevaron contra los centuriones, muchos de ellos fueron detenidos y azotados. Germánico a la sazón, en la Galia cobrando los impuestos, fue apercibido de esta situación y regresó de inmediato a su campamento. Con bastantes dificultades logró imponer su disciplina, tras escuchar las innumerables quejas. A pesar de ello muchos de sus soldados a gritos, postularon su nombramiento como emperador, en lugar de Tiberio. Este, trató de abandonar esta asamblea, llegando incluso a desenvainar su espada, para darse muerte, sino se mantenía a obediencia al emperador. Este gesto teatral más propio de los senadores en el Foro, tuvo división de opiniones, mientras unos le intentaron quitarle el arma, otro le ofreció su espada que tenía un corte más limpio.
(Legionarios romanos atacando a los germanos. Grabado de Alexsand Yezhov.)
La llegada de senadores, enviados por Tiberio, para investigar esas quejas, provocaron que los soldados los apabullaran e incluso uno de ellos escapó, por poco a la muerte. Germánico decidió enviar a su esposa y a su hijo, Caligula de solo dos años, a la seguridad de las cercanas ciudades de la Galia. Esta marcha ablandó a los legionarios, capaces de las crueldades más extremas, pero así también eran muy sentimentales y la partida de estos reblandeció sus conciencias y se produjo un cambio radical en sus posturas. Tras esto, Germánico exigió que le entregaran los instigadores de la rebelión, para juzgarlos, condenarlos y ejecutarlos. A pesar de ello descargó también su ira contra algunos centuriones, que habían cobrado sobornos a sus propios soldados.
Todo ello llevó a una serie de cambios que produjeron la desmovilización de los que habían ya cumplido sus años de servicio y se volvió a los dieciséis años de servicio más cuatro de veteranos. Este sistema no duró demasiado, pero fue suficiente para acallar las protestas que provocaron el amotinamiento y tras algunas ejecuciones más, el motín en la Germania Inferior se terminó. Tras ello, Germánico se dedicó por completo a los enemigos externos.
(Busto de Germánico. Siglo I d.C. Museo del Louvre. Paris.)
Este montó una expedición de castigo contra los marsos y para ello contó con tropas de los amotinados, en total unos doce mil hombres, más veintiséis cohortes auxiliares y ocho alae de caballería, tras cruzar el Rin se dirigió rápidamente por el camino más complicado(más largo y menos conocido) para penetrar en el territorio marso. A la vanguardia iban los auxiliares, con el menor equipo posible, para encontrar y eliminar cualquier vestigio de enemigos y detrás el cuerpo principal de las legiones, con los bártulos de avituallamiento. Los romanos se movían por la noche, gracias a la claridad de los cielos y la brillantez de las estrellas que les facilitaban la tarea. Por suerte para estos, los marsos se encontraban de celebración y ello conllevaba que descuidaran la vigilancia. A la llegada del alba, los romanos rodearon las aldeas y debido a la gran algarada, los marsos no fueron enemigos para los legionarios, que iniciaron el ataque y acabaron con todos los habitantes de las mismas. A continuación, Germánico divide sus legiones en grupos de combate menos numerosos, cada uno de ellos basado en las cuatro legiones amotinadas y las lanzó, independientemente a asolar el territorio marso. La orden era, no hacer ningún prisionero y la ferocidad de los romanos fue peor que la habitual, tampoco se respetaron mujeres, niños, ni ancianos. Una de las cosas que normalmente respetaban las legiones romanas eran los centros religiosos, pero esta vez, deliberadamente se destruyó hasta los cimientos un santuario importante.
Tras ello se dirigieron a sus bases en el Rin, mientras los marsos habían quedado desconcertados, las demás tribus germánicas habían reaccionado: los bructerios, los turbantes y los usipetes reunieron sus fuerzas para evitar que los romanos alcanzaran su campamento base. Se posicionaron en la ruta del camino de retorno de estos. Enterado de sus intenciones, Germánico maniobró formando un cuadrado vacío, con los bagajes en el centro, con las cohortes dispuestas a replegarse en orden de combate. En el momento en que las tropas romanas pasaban por el camino más angosto, fueron atacadas por los germanos. Germánico galopó hasta la Legio XXI Rapax y les espetó que había llegado la hora de lavar las afrentas de su motín. “Cargar y volver la vergüenza en gloria”, según Tácito. Como un solo hombre, los legionarios de la Rapax, se lanzaron contra el enemigo, causándoles enormes bajas. Tras esto los romanos se replegaron a los campamentos invernales de la Germania Inferior.
(Batalla de los bosques de Teutoburgo. Año 9 .Autor Cristhian Jegou)
LA VENGANZA DE TEUTOBURGO. 15-16 d.C.
Estas expediciones de castigo se continuaron desarrollando durante los dos años siguientes, a una escala superior a la de los marsos. Y en la memoria de los romanos estaba presente el desastre de los bosques de Teutoburgo, en el 9 d.C. Y se quería restablecer el antaño miedo que las tribus germánicas tenían al poder de Roma. Arminio era el principal caudillo de los queruscos y su victoria hizo que el resto de tribus, desafiaran el poder de los romanos. Arminio no era el más firme líder de los queruscos y algunos príncipes, estaban disconformes con su actual caudillaje. Esto hizo que algunas tribus no quisieran reconocer a los queruscos como la tribu dominante. En ese momento, los romanos no estaban interesados en recuperar la provincia perdida, al oeste del Elba. En sus campañas estacionales los romanos cruzaban el río y asolaban todos los territorios a su alcance, pero al otoño regresaban a sus puntos de partida.
Tácito por ejemplo, nos habla de Germania, exageradamente, como una región de bosques y pantanos, pero lo cierto es que esta región tenía muchas dificultades para que un ejército completo la pudiera atravesar, por la inexistencia de sendas alternativas. Ambos enemigos lo sabían y los germanos podían saber a ciencia cierta el camino que las legiones podrían tomar en su regreso a las bases y por ello tenían tiempo suficiente para preparar un ejército para que se emboscase, antes de que sus enemigos tomaran esas rutas. Entonces, Germánico se encontraba en un dilema, enviar escasas tropas, corriendo el riesgo de ser pulverizadas. Por otro lado, las fuerzas más numerosas, necesitaban un entramado de convoyes con animales de carga y carros para llevar un mínimo de víveres. Tiberio esto lo había tenido muy presente y era especialmente cuidadoso en la carga de estos convoyes.
La principal virtud de los romanos en estas operaciones punitivas era la rapidez, golpear duro y devastar el máximo terreno posible y después retirarse con el mínimo de bajas posibles. El objetivo era convencer a las tribus que no eran invencibles y que debían temer el poderío de Roma si estas eran elegidas como blanco. Lo imprescindible es que las legiones romanas no tuvieran ningún contratiempo, ni a la ida, ni al retorno a sus bases, que pudiera animar a las tribus en un futuro más próximo.
(Campaña de Germánico en el año 16.)
Para la nueva campaña que se avecinaba, Germánico implicó a toda la fuerza disponible, tanto de la Germania Superior como de la Inferior. Un total de ocho legiones, con 15.000 auxiliares, además de una flota de naves, capaces de transportar la mitad de las legiones y hasta 10.000 auxiliares. Se dio el primer paso, en la primavera del 15 d.C., atacando con la mitad de sus legiones y el grueso de los auxiliares, contra los catos. Mientras Caecina, con el resto del ejército, hacía lo propio contra los queruscos. El tiempo invernal había sido excepcionalmente seco y los ríos pudieron ser vadeados por la fuerza principal sin excesivas dificultades. Mientras, en la retaguardia, una pequeña fuerza construía, tanto una carretera adecuada como puentes donde fueran necesarios.
La acción fue un éxito y se capturó o mató varios catos, si bien es cierto que el grueso de ellos escapó nadando por el Eder. Protegidos por su artillería y los arqueros auxiliares, los legionarios lanzaron un puente, cruzaron el río y atacaron, dispersando al enemigo. Germánico se retiró tras incendiar el centro de Mattium y devastar las tierras circundantes. Todo ello sin ser molestado por los catos y gracias a Caecina, tampoco por los queruscos o los marsos.
Germánico empleaba también la negociación además de la fuerza, siempre que esta le pudiera ofrecer alguna ventaja. Segestes, antaño jefe de los queruscos, cuya estrella había quedado en un segundo plano, tras el ascenso de Arminio. Envió una embajada reivindicando su anterior lealtad a Roma, particularmente su aviso a Varo de la emboscada que se le preparaba. Germánico incorporó a sus tropas a Segestes y a su grupo, incluido a su propio primogénito, que había luchado contra Roma el 9 d.C. y conservaba algunos trofeos tomados a los romanos en Teutoburgo. Con ellos también había la hija de Segestes, que fue raptada por Arminio, que la desposó y embarazó, pero su padre la obligó a volver con el.
(Retrato de Arminio despidiéndose de su esposa Thusnelda. Autor Johannes Gherts).
Arminio montó en cólera, tanto por la deserción del grupo de Segestes, como por el abandono de su hija. Junto con su tío, Inguiomero, comenzó a preparar un gran ejército para oponerse a los romanos. El prestigio de ambos hizo que muchos guerreros de las tribus vecinas se unieran a los queruscos. Germánico junto con Caecina al recibir las noticias de este suceso, desbastaron los territorios aliados de los queruscos, especialmente el de los brúcteros. Como estas acciones se desarrollaban cerca de Teutoburgo, se recuperó el águila de la Legio XIX y Germánico se desplazó hacia el lugar de la derrota de Varo, para dar sepultura a los difuntos. Primeramente se adelantó Caecina, construyendo puentes y una vía para cruzar los pantanos.
(Germánico frente a los restos de las legiones de Varo)
Según nos cuenta Tácito: “la visión que se abría ante los ojos de los legionarios era estremecedora, en el primer campamento de Varo, muy extenso para dar cabida a las tres legiones, yacían los restos de estas, con los huesos ya blanqueados, amontonados o dispersados, según estuvieran resistiendo o huyendo. Restos de flechas, trozos de caballo y cabezas clavadas en los árboles, en los altares bárbaros donde se habían sacrificado a los tribunos y a los centuriones y como desde un tribunal, Arminio se había burlado de las águilas y resto de estandartes romanos”.
Germánico extendió una capa de césped, sobre la fosa común, donde se había levantado un túmulo como recordatorio(sepulcro elevado del suelo), para recordar a los caídos en ese infausto día del 9 d.C. Mientras los legionarios agarraban sus armas con una fiereza inaudita, después de lo visionado, el ejército marchó al encuentro de Arminio. Este, zorro astuto, fingió una retirada, para después atacar e hizo huir a la caballería auxiliar que precedía al ejército romano. Lo mismo le ocurrió a la infantería auxiliar, que presa del pánico, retrocedió. La pronta llegada de las legiones de Germánico, en orden de combate, hizo que Arminio se planteara dar batalla decisiva al ejército romano, pero prefirió retirarse.
(Despliegue táctico de las fuerzas contendientes en la batalla.)
LOS PUENTES LARGOS(15 d.C.).
Con la llegada de la próxima estación, los romanos querían evitar un retraso en su marcha hacía los campamentos de invierno sin haber solventado el desafío germano. Y por ello, Germánico llevó a la mitad de sus tropas, por la ruta norteña, donde se podía transportar una parte de ellos por río o por mar. Antes envió a Caecina, con la mitad de la tropa, por el camino antaño conocido como el de “Los Puentes largos”. Este fue construido unos diez años antes, por los romanos, para cruzar los pantanos, estaba en un estado deplorable y debía ser reparado, antes de enviar por el a los carros con los bagajes de las 4 legiones de Caecina. La noticia de la ruta de los romanos, no tardó en llegar a oídos de Arminio, que partió de inmediato utilizando rutas más cortas, para llegar a los puentes antes que los romanos y posicionarse para emboscarlos.
A su llegada a los Puentes largos, Caecina, general con más de 25 años de experiencia , dio la orden de acampar y procedió a la reparación de los puentes, para facilitar que el grueso del ejército cruzara el río. Ordenó que un destacamento los reparara, otro destacamento repararía la vía y una fuerza más numerosa de legionarios y auxiliares garantizaban la protección.
(Romanos repeliendo el ataque de los germanos. Autor Angus McBride)
Los germanos no dejaron de incordiar estos trabajos, pero cuando detectaban un punto vulnerable, en la formación romana, lo atacaban con saña. El terreno pantanoso no favorecía a los legionarios, privados de su famosa formación de combate, mientras los germanos, más ligeros de armaduras, con sus armas arrojadizas y lanzas largas se movían mejor en estos terrenos húmedos. La refriega se agravó cuando los germanos regresaron una corriente de agua, dirigiéndola contra la llanura a medio inundar, con ello provocaron la subida del nivel del agua y los pasos reparados volvían a estar dañados. Caecina dándose cuenta de ello hizo que sus hombres se dirigieran a zonas más elevadas, entre en pantano y los bosques. La llegada de la noche salvó a los romanos de una derrota cierta.
Al día siguiente, formó a sus cuatro legiones en cuadro, con un vacío en su interior: La Legio I Germánica, en vanguardia, la V Alaudae, a su derecha, la XXI Rapax, a su izquierda y la XX Valeria Victrix, en la retaguardia para cubrir la marcha de carromatos y bagajes, por los Puentes largos.
Tácito nos habla de la desmoralización de los romanos, al oír los aullidos y cánticos de los germanos, pero se apunta también a una confusión en las órdenes que llevó a la V y la XXI a avanzar rápidamente sin el preceptivo orden de batalla, hasta pasar los pantanos y llegar a una zona más espaciosa, quedando los bagajes a merced de los germanos. Estos se lanzaron en tromba, contra los carros y la columna. El mismo Caecina fue derribado de su caballo y salvado por los legionarios de la I. Los supervivientes, ya por la tarde, se reúnen con la V y la XXI, que alcanzaron la zona llana y seca. Los germanos quedaron entretenidos saqueando los carros y matando los heridos y gracias a esto permitieron la huida del cuerpo principal.
(Germánico al frente de sus legiones.)
Una vez en zona seca, intentaron construir unos medios defensivos: empalizada y terraplén, con los escasos medios salvados del pillaje de sus carros. Tal era el grado de tensión instalado en el campamento romano, que un caballo que se soltó de sus riendas y cabalgó despavorido sembrando el caos en las filas romanas, provocó que muchos de ellos, creyéndose atacados, huyeran hacía las puertas del campamento. Al ver esta situación, Caecina se lanzó al suelo de una de las puertas, desafiando a sus hombres a pasar por encima de el. Esto y la rápida intervención de tribunos y centuriones hizo que la tropa recuperara la cordura.
Caecina lo tuvo claro y dijo que la única manera de salir de allí era combatiendo. Aparentó debilidad en sus defensas y que los germanos se creyeran cercanos a la victoria. Prepara cuatro cuerpos, seleccionados de veteranos y les suministró las pocas monturas de que disponía, incluida la suya y los colocó en cada una de las puertas del campamento, para atacar, todos juntos, cuando el enemigo menos lo esperaba y el grueso de su ejército les seguiría
Mientras en el bando germano, se discutía la estrategia a seguir: Arminio era partidario que los romanos partieran y prepararles una encerrona en un terreno propicio. Su tío, Inguiomero, veía a los romanos ya derrotados y prefería el ataque directo. Por fin prevalecieron las tesis del tío y los germanos rodearon el campamento romano y ante la debilidad de sus defensas, rellenan el foso y atacan el muro y las puertas. En ese momento, Caecina dio la orden, las puertas se abrieron y los germanos se encontraron con los legionarios en orden de combate, haciendo sonar sus cuernos y trompetas, arrollan a los atacantes que no esperaban esa salida. Inmediatamente la confianza de los germanos se vio truncada y huyeron presos de pánico. Los romanos aprovecharon la llanura abierta y con su superior preparación pusieron en fuga a los germanos. Las bajas de estos fueron elevadas, incluido Inguiomero que fue herido, tras esto los romanos se dedicaron a perseguirlos, durante todo ese día. Después de la batalla, las columnas romanas no fueron atacadas durante su trayecto al Rin.
(Guerreros germanos prestos para atacar.)
Las espadas quedaron en alto hasta el año siguiente. Durante este año, Arminio no consiguió ninguna victoria relevante, pero evitó la confrontación directa y Germánico pospuso para el año siguiente el enfrentamiento decisivo con el caudillo germano. Este invierno preparó sus ocho legiones como única fuerza y recibió ayuda, tanto de España como de la Galia, para substituir sus caballos y monturas de tiro. Destinó una buena parte de la tropa a construir un millar de lanchas para agregar a las flotas operativas en el Rin, con el fin de trasladar el mayor número de tropa por el mar, siguiendo la costa del mar del Norte, pasadas las islas Frisias y desembarcar en territorio enemigo. Siguiendo con su política negociadora consiguió que Segimero, hermano de Segestes y su hijo, desertaran del bando de Arminio. El hijo de Segimero, según se cuenta fue el que deshonró al cadáver de Varo, pero pudieron más los beneficios de la deserción que la ira de los romanos.
Por fin, en septiembre del 16 d.C. Las legiones se reunen con la flota, en territorio bátavo, en una porción de terreno entre el Rin y el Waal. Estos suministraban muchos auxiliares al ejército romano. En ese momento, Germánico contaba con 57.700 hombres: las Legio XIII, XIV, II y XVI, reforzadas con cohortes de las otras 4 legiones, 1.000 pretorianos, enviados por el emperador, 20.000 auxiliares galos, bátavos y helvecios, 6.000 jinetes de caballería pesada y 1.500 de ligera. Arminio contaba con 55.000 hombres de diferentes tribus y 1.000 jinetes.
Germánico envía a Charivalda, jefe bátavo, con caballería auxiliar a atacar a los germanos, pero fueron emboscados por los queruscos, cayendo muerto el caudillo bátavo y salvándose el resto gracias a la llegada de la caballería romana.
Los días siguientes, la infantería ligera romana se fortifican y el grueso del ejército cruzaba el Weser, mientras los exploradores daban cuenta de la retirada germana al interior, para presentar batalla, en un lugar cercano a un bosque sagrado, dedicado a un Dios, que lo romanos equipararon a Hércules.
(Vista general de las formaciones contendientes en la batalla de Idastaviso o del río Weser.)
BATALLA DE INDISTAVISO O RÍO WESER(16 d.C.).
Esta llanura de bosques, llamada así, muy cerca del Weser, el lugar escogido por Arminio e Inquiomero para dar la batalla a Germánico. En una posición elevada, Arminio y el grueso de los queruscos, esperaban a los romanos. Estos marchaban con auxiliares galos y germanos, en vanguardia, arqueros a pie, seguidos por 4 legiones con Germánico y dos cohortes de pretorianos. Detrás las 4 legiones con infantería ligera y arqueros montados en su retaguardia. Germánico dijo haber visto 8 águilas, volando en su misma dirección y auguró una victoria romana.
(Legionarios romanos cargando contra los germanos atrincherados en una colina. Autor Peter Denis)
Desobedeciendo a Arminio, muchos queruscos se impacientaron y se lanzaron al ataque, pero la caballería auxiliar romana les sorprendió pr su flanco y su retaguardia. Mientras la infantería romana presionaba a las demás tribus. Arminio cargó contra los arqueros, en la vanguardia del ejército romano y estos con la ayuda de su infantería pesada le rechazaron. Ensangrentado el caudillo germano, se llenó la cara con su propia sangre, para evitar ser reconocido y huyó. Según se cuenta , fue ayudado por los caucos que luchaban como auxiliares romanos. La caballería romana atacó a la germana y la puso en fuga, mientras el resto de germanos eran arrollados, tras un combate muy duro. En su huida, muchos se ahogaron en el Weser, otros fueron asaeteados por los arqueros, tras alcanzar los bosques cercanos. Al final de la jornada, los romanos contabilizaron 1.000 muertos y los germanos, 15.000.
Tras la batalla, erigieron un trofeo con las armas apresadas y se marcaron en él, los nombres de las tribus derrotadas.
Esto enfureció a los germanos que se reagruparon y atacaron la columna romana en su retirada. Más tarde, se parapetaron en un muro en territorio angrivario y su infantería se ocultó entre los bosques y pantanos y su caballería fuera de la zona boscosa. Germánico conocedor de sus intenciones, divide a su infantería en dos cuerpos, con su caballería cubriéndolos. Una fuerza atacaría el muro y la otra la zona de bosques.
(Escorpión romano)
El primer ataque no consiguió su objetivo y Germánico ordena la retirada y bombardeó a los germanos, con sus honderos, mientras “los escorpiones”(1) disparaban contra objetivos seleccionados, taladrando sus escudos , con una fuerza superior a las lanzadas a mano. Ello obligó a los germanos a guarecerse y les dejó sin respuesta-los germanos raramente utilizaban arqueros- y un segundo ataque tomó la empalizada. Germánico se puso en marcha con sus pretorianos y el resto del ejército hacia los bosques, para aprovechar el caos germano. Los legionarios se adaptaron mejor a a visibilidad en esta zona boscosa y los germanos pese a su superioridad numérica, no supieron sacar provecho. Armenio, según Tácito, no era el caudillo victorioso de antaño, debido probablemente a las heridas recibidas en la última batalla, le habían mermado sus fuerzas. Al final de la jornada, se puso a una legión a construir el campamento, mientras Germánico derrota e inflige cuantiosas bajas a sus enemigo, para luego volver a levantar otro trofeo conmemorativo.
(Caballería romana cargando contra los germanos.)
Acabado el verano, era hora de regresar, siguió la misma ruta, embarcando y navegando por el mar del Norte. Una tormenta dispersa la flota, enviando algunas naves a Britania, Mientras otras se hundían. En un momento quedó solo una nave, que desembarcará en territorio de los caucos, aliados de Roma. Germánico no dio su brazo a torcer y contra la adversidad, organizó una expedición de castigo contra catos y marsos y de estos recupera otra de las águilas perdidas por Varo.
Tiberio, a finales del 16 d.C. pidió a su hijo adoptivo que regresara a Roma, para colmarle de honores por sus triunfos contra los germanos. Propuso que dos cohortes de pretorianos, luciendo sus mejores galas, le recibieran, pero era tal la popularidad de Germánico, que las nueve cohortes pretorianas, quisieron mostrarle su respeto. Según Tácito, Germánico pidió un año más de mando en Germania, para concluir su tarea. Pero Tiberio le envía a Siria, para solucionar problemas con los partos en Armenia. Se cree que el emperador estaba envidioso de su popularidad, ya que lo consideraba un rival potencial y tenía grabado en su cerebro la oferta de los amotinados en el 14 d.C. , de convertir al popular comandante en emperador. En esta etapa, Germánico cae enfermo, con sospechas de que fue envenenado, siguiendo órdenes de Tiberio. Tras un juicio en el Senado, Pisón uno de los conspiradores contra Germánico, se suicidó antes de que se librara el veredicto. El cadáver de Germánico, se trasladó a la capital del Imperio, con gran ceremonial.
Como curiosidad, cabe resaltar que en este año 19 d.C. también fue asesinado el caudillo germano, Arminio, en una conjura de sus aliados que creían que su poder había crecido demasiado. Tiberio había rechazado participar en un plan de un noble germano que quería asesinarlo.
(Muerte de Germánico. Nicolás Poussin, 1627. Mineápolis Institute of Art.)
(1) Los escorpiones romanos, maquinas pequeñas, era la arma más terrible, muy fácil de manejar, lanzaba proyectiles de hierro fino a distancias de 400 metros. Los Legio Scorpio eran los legionarios que las manejaban. Fueron usados por primera vez en el asedio de Avarico, durante las campañas de Julio César. Desde ese momento, cada legión contaba con al menos 40 o 50 legionarios escorpiones.
Escrito por Josep Subirats
FUENTES
Legiones de Roma: La historia definitiva de las legiones imperiales romanas por Stephen Dando-Collins. La Esfera de los Libros. 2.012.
Las guerras de los germanos por Arre Caballo.
Germánico y Los Pueblos germánicos por Wickipédia.
Bloc del Imperio romano de Xavier Valderas.
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