Juan Troglita: general bizantino
Nos encontramos ante otro de los numerosos oficiales bizantinos que descollaron durante el reinado del emperador Justiniano I. Juan Troglita fue, ¡quizá!, uno de los soldados que más brillaron durante las campañas en el África bizantina, sector en el que adquirió más fama que en el resto de escenarios que sirvió.
Pero no adelantemos acontecimientos y empecemos desde el principio. Los origines de Juan Troglita no están nada claros, aunque esto no es de recibo, ya que los historiadores antiguos, cuando narraban la vida de algún militar célebre, se aterían a sus campañas militares, siendo su vida anterior poco atractiva, como se diría hoy en día, ¡iban al grano!, sin preocuparse de otras pequeñeces.
Según se cree, sus orígenes están en la región de Tracia, lugar que fue un campo fértil de donde salieron muchos oficiales y soldados prometedores que rindieron un servicio especial al imperio bizantino. Uno de los más famosos fue el general Belisario, también de orígenes tracios.
No hay mucho respecto a su familia, aunque consta que tuvo un hermano llamado Pappus. En su juventud se casó con la hija del líder de una tribu tracia, con la que tuvo un hijo llamado Petrus.
Cuando nació Juan Troglita es un misterio., aunque probablemente, no sería extraño que a principios del siglo VI fuera cuando nació nuestro personaje. Los inicios de su carrera militar tampoco son muy exactos., solo es cuando el general Belisario comanda la expedición de conquista del impero vándalo del Norte de África, (un ejército de 16.000 hombres embarcado en una flota de 600 naves de todo tipo) cuando se tiene noticias de Juan.
Se dice que militó en una unidad militar de “foederati”., estas unidades de foederati, consta que estuvieron mandadas por los oficiales Doroteo y Salomón, por lo que Juan Troglita seguramente debió ser un oficial de segundo grado.
Seguramente Juan participó en todas las batallas que desembocaron en la conquista del reino vándalo del Norte de África. Las batallas de Ad Decimum 13 de septiembre del 533 y la batalla de Tricamarum 15 de diciembre del 533, pusieron fuera de combate a los aproximadamente 20.000 vándalos que les opusieron resistencia.
Aunque seguramente Juan participó en ambas batallas como oficial en las fuerzas foederati, no hay evidencia de que donde estuvo, y como fue su actuación en la misma., dado que era un soldado distinguido, no hay duda de que lucharía con valor, pero dado que no hay (o no he encontrado) fuente alguna de su participación en ambas batallas, pasaré por encima de ellas, siguiendo con el relato.
Fortificación de la ciudad de Teveste en el África bizantina
Con estas batallas, el general Belisario conquista el reino vándalo, con lo que después de cierto tiempo para consolidada la conquista, marcha a Constantinopla a celebrar su triunfo, dejando el mando del África bizantina al competente general Solomon.
Sin embargo, el gobierno de la zona conquistada no fue nada fácil, Solomon tenía 15.000 hombres a su disposición, (parte de las tropas de conquista reembarcaron con Belisario) sin embargo, distintas tropas fueron destacadas en labores de guarnición, por lo que solo 10.000 soldados estaban disponibles para realizar una campaña determinada.
Juan Troglita no reembarcó con los soldados que se fueron junto a Belisario en el año 534, por lo que participó en las siguientes campañas que se desarrollaron en terreno africano.
A instancias de Solomon, Juan Troglita fue designado a una de las provincias del África bizantina, concretamente a Byzacena, la cual estaba siendo asaltada regularmente por tribus moras del desierto africano (de hecho, todos los nuevos territorios bizantinos fueron atacados varios años por estos, “hijos del desierto sahariano”).
En abril del año 536 Juan participa en la batalla de Membresa., esta batalla se debió a que el malestar llevaba tiempo acampando entre las fuerzas bizantinas de África.
Las pagas no eran satisfechas con puntualidad, (cuando no se retrasaban en demasía) los ataques de las tribus moras que habitaban el desierto africano y que se lanzaron desde el principio de la conquista bizantina al reino vándalo, supusieron un desgaste, tanto militar como moral, ¡tremendo!.
Hubo una conjura destinada entre los descontentos del ejército bizantino en la cual, se pretendió asesinar al gobernador bizantino Solomon en marzo del 536. Este acto fracasó, pero no impidió que la rebelión estallara con fuerza.
La rebelión es muy grave, gran parte de las fuerzas bizantinas está en rebelión, unos 8-9.000 hombres liderados por un oficial bizantino llamado Stotzas. El general y gobernador de África Solomon, ve tan grave los sucesos, que parte para la isla de Sicilia para avisar al general Belisario (éste había conquistado la isla de Sicilia como paso previo a conquistar el reino italiano de los Ostrogodos) de lo sucedido y que acuda cuanto antes.
Éste acude con 100 “bucelarios” (parte de su Guardia personal) y se pone al frente de las operaciones de inmediato. Con un heterogéneo grupo de oficiales y soldados leales a Bizancio y junto a su Guardia personal, Belisario con 2.500 hombres, parte para hacer frente a los hombres de Stotzas.
El general Belisario con miembros de su Guardia personal
Las indisciplinadas fuerzas de Stotzas son vencidas por las menos numerosas, pero más disciplinadas tropas bizantinas, las cuales luchan bajo los ojos de Belisario, el cual es un auténtico héroe en África.
Pero Belisario tuvo que marchar de inmediato a Sicilia, sin poder consolidar la victoria ni apresar a Stotzas, el cual había escapado con 1.000 hombres. La rebelión no había acabado ni mucho menos.
Stotzas logró reavivar una rebelión que estaba en visos de ser apagada, 10-12.000 hombres de las tropas bizantinas se alzan en rebelión, junto con antiguos guerreros vándalos que había en África y guerreros moro-africanos ávidos de botín, se unieron a las fuerzas de Stotzas.
Pero un nuevo gobernados acudió para hacer cargo del mando en África., este soldado se llamaba Justino Germano y acudía con solo 300 “bucelarios” (su Guardia personal) y dinero suficiente para satisfacer las soldados adeudadas y para pagar sobornos allá donde fueran necesarios.
Con 5-6.000 soldados leales a Bizancio y junto a su Guardia, Germano tras una intensa preparación, se puso al mando de las operaciones destinadas a acabar con el rebelde Stotzas.
En abril del año 537, las tropas de Germano acabaron con las de Stotzas en la batalla de Scalae Veteres, poniendo fin a esta enojosa rebelión. Consta que Juan Troglita se puso a las órdenes de Germano, siguiendo participando en los combates desarrollados en África.
Se dice que Juan participó en esta batalla de Scalae Veretes, mandando el ala derecha del ejército de Germano., donde seguro que debió de realizar una buena acción, ya que la victoria se decantó del lado bizantino.
Tras esta triunfal campaña, nuestro protagonista cambia de aires en el año 538 o poco después, abandonando las áridas tierras africanas por las no menos ardientes zonas del Oriente del imperio bizantino.
En el Este Oriental Juan Troglita recibió un mando de cierta entidad., el cargo era el de “Mesopotamiae Dux” o lo que es lo mismo, el mando en la zona Oriental del imperio bizantino de una parte de su zona fronteriza con el imperio Sasánida. A su cargo tenía a las fuerzas “Limitanei” (tropas fronterizas) de la zona en que mandaba.
Al principio parece que no participó en acciones de mucha relevancia, pero en el año 542 la suerte cambia para nuestro protagonista. Participa en una afortunada incursión nocturna con sus tropas contra las fuerzas sasánidas que mantenían vigorosamente asediada la ciudad de Theodosiopolis, una de las más importantes del la zona Oriental bizantina.
Imperio del emperador Justiniano I
Luego participa Juan en otra acción de entidad, ya que una fuerza sasánida mandada por el veterano general Mermeroes estaba sitiando la estratégica fortaleza fronteriza de “Daras”. Allí acudió Juan Troglita, logrando, no solo derrotar a la fuerza que asediaba la fortaleza y liberándola, sino también capturar al general sasánida.
Pasaron unos pocos años más y el emperador Justiniano I veía las cosas en el África bizantina iban de mal en peor. Solomon, su mejor general en la zona y comandante de las fuerzas bizantinas en la zona, había sido muerto en el año 543 por una numerosa fuerza de guerreros africanos indígenas, los cuales desde la época de la conquista bizantina al imperio vándalo y aprovechando el cambio de gobierno entre los vándalos y los bizantinos, se habían lanzado a una actividad predadora y de saqueo, que hacía que el botín que capturaron al principio, alimentara su sed de repetir las incursiones de manera periódica.
Las fuerzas bizantinas en la zona y debido a que otros frentes más urgentes reclamaban nuevas tropas, hizo que las tropas en África fueran reducidas drásticamente para horror de los bizantinos del lugar.
Ni siquiera el reclutamiento de ciudadanos entre los romano-africanos del África bizantina, (a pesar de ser un componente valioso por su buen resultado en combate) podía paliar la falta de efectivos suficientes para domar a las huestes saqueadoras moras.
Tampoco Justiniano podía sacar tropas de otros frentes, con lo que la angustia del emperador era palpable. Finalmente decidió sacar partido a la diplomacia., firmó otra tregua (de las varias que hubo entre bizantinos y sasánidas) con el rey persa Cosroes I.
Esta tregua le permitió al emperador bizantino sacar tropas del frente Oriental para trasladarlas al africano. El ejército expedicionario reunido para ser enviado al África bizantina fue puesto al mando del Juan Troglita., por fin nuestro personaje recibía acorde con su experiencia, una misión importante, donde su resultado dependía su futuro militar.
Pero no nos equivoquemos, ya por entonces la experiencia miliar de Juan Troglita era muy importante entre los altos mandos bizantinos, y su buen hacer en el frente Oriental le reportó una fama no desdeñable. Estas virtudes no debieron pasar desapercibidas para Justiniano I, lo cual valió a Juan pasa su futuro mando en África.
Nuestro personaje desembarcó con sus tropas en Cartago en diciembre del 546, poniéndose al mando de las operaciones en el África bizantina como gobernador de la misma, ¡mucho era el trabajo que tenía en ciernes!.
Soldado bizantino siglo VI
Todas la provincias del África bizantina (Byzacena, Tripolitania, Numidia y Tingitana) se hallaban infestadas por las bandas saqueadoras moro-africanas o dado el vacío de poder bizantino, en franca secesión.
Juan Troglita de inmediato se aplicó a tomar las medidas necesarias, para devolver a las provincias bizantinas al orden establecido. Aplicó las medidas diplomáticas necesarias junto con el uso de la fuerza cuando fue necesario, no obstante, estas medidas no fueron nada sencillas.
La anterior experiencia de Juan Troglita en el África bizantina le sirvieron para moverse en territorio conocido, amén de saber cómo tratar con los líderes de las provincias, hartos y descorazonados porque creían que Bizancio les había dejados abandonados a su suerte.
Juan decidió resolver la cuestión empezando por la provincia de Numidia., aquí la diplomacia fue la batalla que tuvo que emplear para devolver a los lugareños a la calma. Entrevistándose con sus líderes y haciendo gala de un exquisito trato con los mismos, (junto con hacer ciertas concesiones) logró que la provincia volviera a la obediencia de Bizancio.
La provincia de Byzacena fue un asunto más espinoso, donde la fuerza militar era la única manera de devolver la paz a la zona. Aquí las bandas saqueadoras moras infestaban la provincia y campaban a sus anchas por la zona en cuestión.
Aquí acudió Juan con sus tropas, y aunque eran inferiores en número a las huestes saqueadoras, confiaba en que la disciplina y veteranía de sus tropas se impusieran al mayor número de sus enemigos.
El líder de las fuerzas moras era un tal Antalas, pero no nos engañemos, era astuto y taimado, un hombre sin escrúpulos que no toleraría que los bizantinos deshicieran todo lo que había conseguido hasta entonces.
La primera decisión del líder de los bandidos saqueadores, fue responder como de costumbre, huir hacia las regiones montañosas del Sur de la zona, buscando un lugar apropiado y favorable donde encarar a los bizantinos.
Después, decidió engrosar sus fuerzas guerreras con la unión de otras bandas saqueadoras de la zona. Logró unir a las tribus llamadas “Levates, Austures e Ifuraces”, formando una nutrida y numerosa banda de guerreros, los cuales y dada las anteriores victorias sobre los bizantinos, confiaban en poder darles una sonora lección.
En una cordillera llamada Sbeitla (Túnez), se concentraron las huestes moro-africanas junto con todas sus familias y pertrechos, incluido el fruto del saqueo conseguido hasta entonces y también varios miles de cautivos romano-africanos.
Fortaleza africano-bizantina de Ksar Lemsa
Una vez reunidas todas las fuerzas guerreras y sus posesiones, los guerreros africanos estaban con una elevada moral, confiados en la venida de las fuerzas bizantinas a las que sin duda destrozarían sin piedad.
Allí acudió Juan con su ejército trabándose un combate de poder a poder, largas horas dudó la contienda, en la que las cargas disciplinadas de la caballería pesada bizantina se sucedían sin desmayo. Juan Troglita se dejaba ver en todas las zonas del frente, animando a los soldados a que no desfallecieran en la lucha.
Finalmente los guerreros moro-africanos vieron mal el curso de la lucha, así que decidieron huir de la batalla., pero Juan era un perro de presa y no dejaría a sus enemigos huir así como así. Una concienzuda persecución se realizo contra las bandas saqueadoras, decididos los bizantinos a no dejar escapar a sus tenaces enemigos.
La persecución por las tropas bizantinas no tuvo desmayo hasta la noche, y la rabia que se aplicó a la misma fue sanguinaria, la cual a la excitación de la dura batalla, se encendió cuando se vio el terrible aspecto de los cautivos romano-africanos que tenían los africanos indígenas en su poder.
La visión eran dantesca: ancianos, niños y mujeres, todos desnudos, atados en largas cadenas y marcados como reses que se llevaban a la venta o al matadero si no servían. Esta visión por los soldados bizantinos despertó piedad sobre los cautivos y por el contrario, hizo que en la posterior persecución sobre los guerreros saqueadores africanos, no hubiera paz ni cuartel.
Juan Troglita había conseguido un triunfo clamoroso en la zona, pacificando la provincia de Byzacena y liberando un aluvión de prisioneros romano-bizantinos. No solo esto, también estaba el apoderar del fruto del saqueo de lo conseguido por las bandas de saqueadores a lo largo de muchos años: ingentes cantidades de objetos litúrgicos, tesorillos, vestidos, aperos, muebles y otros enseres recuperados.
Entre lo encontrado fruto del saqueo, figuraban los estandartes del malogrado gobernador bizantino Solomon, muestro en el año 543 por una numerosa banda moro-africana, enseres que más tarde serían enviados a Constantinopla.
Juan Troglita se mostró duro para dar un escarmiento ejemplar a las bandas saqueadoras de la zona, y de lo que podían esperar de él si caían en sus manos y no cejaban en su empeño saqueador. Todos los prisioneros que cogió Juan fueron pasados por las armas tras interrogarles exhaustivamente.
Tras esta campaña triunfal, Juan Troglita se aplicó a su siguiente misión, la pacificación de la provincia de Tripolitania. Aquí la situación era tan grave como lo había sido en la provincia de Byzacena., a las bandas saqueadoras africanas que infestaban la región, se habían añadido otros contingentes migratorios procedentes del Gran Sirta y el Sáhara argelino.
Jornalero romano
La nutrida hueste moro-africana, liderados por un jefe llamado Carcasan, decidió invadir la Tripolitania bizantina., allí la cosecha agraria a inicios del verano estaba a punto de recogerse, lo cual vendría de maravilla a los saqueadores para aprovisionarse durante una buena temporada.
Nada más tener noticias Juan Troglita de que los moros estaban empezando a saquear la cosecha bizantina de la provincia, acudió allí en un tiempo relámpago, impidiendo que el grueso de los guerreros africanos saqueara y devastara la región.
Pero Juan no dio tiempo a sus hombres para descansar, y audazmente se lanzó a la persecución de los guerreros moro-africanos. Carcasan ante la presencia de las tropas bizantinas realizó la maniobra acostumbrada, se introdujo profundamente en el desierto, sabedor que la aridez y calor del clima en la zona, haría que los bizantinos cejaran en su persecución.
Pero Juan Troglita estaba hecho de otra pasta y su audacia no conocía límites., siguió con terquedad la persecución de los africanos que no se creían lo que ocurría. Por vez primera se vieron perseguidos por un bizantino audaz y resuelto.
Juan previsoramente, traía consigo un convoy de pertrechos con comida y agua., siguiendo la estela de la retirada de los moros a varios días de distancia, la misma llegó a la arenosa zona del Erg Oriental.
Pronto, perseguidores y perseguidos sufrieron los embates de la sed y empezaron a enfermar, pero Juan empecinadamente, realizó la persecución casi al límite de sus fuerzas.
Pero nuestro general era astuto, en ese momento retornó a un estrecho paso que separaba la llanura de Matmata y el mar. Aquí dio descanso a sus hombres, para que estos recuperaran fuerzas y esperó la venida de los bandidos, ya que el estrecho era la única zona por donde estos podían salir del ardiente desierto africano.
Al pasar por allí, Juan cayó como sobre ellos sorpresivamente., pero la batalla fue un combate que acabó, “en tablas”. Ciertamente ambos grupos estaban exhaustos tras la incursión por el desierto y las tropas de Juan no se habían recuperado de la dura travesía.
Juan realizó posteriormente una serie de medidas defensivas para evitar que los moro-africanos incursionaran posteriormente por la zona. Dejó algunas guarniciones en primera línea para evitar incursiones sorpresivas, replegándose a una segunda línea donde posteriormente se prepararía la estrategia a seguir.
Tropas bizantinas defendiendo una fortaleza
Juan tuvo el triste consuelo moral de haber evitado que los saqueadores se apoderaran de la cosecha agraria de Tripolitania., con ellas las poblaciones del lugar pudieron abastecerse y no pasar carestías.
Los saqueadores moro-africanos quedaron en un territorio intermedio que era el desierto y la provincia de Tripolitania, prestos a esperar el momento favorable para lanzarse sobre la provincia.
Juan Troglita como hábil militar y diplomático que era, ya tenía perfilada la estrategia a seguir en el futuro. Acabaría con las tribus moras hostiles al imperio bizantino y con las más moderadas, establecería pactos de alianza y amistad.
Por de pronto, había que abatir a los más peligrosos elementos de las bandas saqueadoras, con ello, mandaría un mensaje a todas ellas, sabedoras de lo que les podía ocurrir si se mostraban hostiles con Bizancio y el mismo Juan estaría allí para hacer cumplir la ley de imperio bizantino.
Juan marchó a la capital de Cartago, tenía la intención de reunir un número suficiente de hombres para la campaña de los meses siguientes, la cual se le antojaba crucial para el futuro de las provincias bizantinas., además tenía a las tribus moras fijas en un sitio, donde podía seguir sus movimientos si estas se ponían en marcha.
La campaña reclutadora no tuvo demasiados alientos, de Bizancio no se recibió nada, entre la población romano-africana el reclutamiento fue escaso. A tal punto Juan se vio desesperado que contrató los servicios como tropas auxiliares de la tribu moro-africana liderada por un tal Ifisdaias, que hasta hace poco era un enemigo declarado.
Era primavera del 548 cuando Juan Troglita y sus tropas se pusieron en movimiento para acabar con las fuerzas moro-africanas., llegando finalmente a la llanura de Mamma.
La situación de Juan era un tanto peculiar, ya que con un ojo vigilaba al enemigo y con otro vigilaba a su nuevo aliado, el tal Ifisdaias, del cual no se fiaba un pelo y al que solo había recurrido, dado la carestía de fuerzas que sufría.
Las fuerzas moras se encontraban en un macizo montañoso, lindando con la provincia de Byzacena. Tas sofocar un motín entre sus tropas, (lo cual da a entender la tensión que se vivía en la expedición) Juan llegó al macizo montañoso con sus fuerzas, y decidió la estrategia a seguir:
Primero llevaría a sus hombres (sin los auxiliares moros que le acompañaban, no se fiaba de su aptitud en batalla y de si esta se tornaba en su contra, no le intentaran atacar por la espalda) al pie del asentamiento de los africanos, estos liderados por Carcasan.
Dominios del África bizantina
El lugar se llamaba “Los Campos de Catón”, y allí se dio la batalla entre ambos contendientes. La batalla fue un tanto alocada, pero Juan Troglita no se dejó llevar por la prisa de derrotar al enemigo y conservó la cabeza fría.
Las huestes moro-africanas se lanzaron en un arrollador ataque sobre las líneas bizantinas, donde la infantería aguantó la envestida enemiga. Acto seguido la caballería pesada bizantina flanqueó a la fuerza atacante y se dirigió al campamento moro, el cual quedó arrasado por completo.
La caballería ligera mora quiso ayudar a las fuerzas del campamento, pero cuando estas llegaron al mismo fueron recibidas con una lluvia de flechas. La batalla se decantó finalmente del lado bizantino, las fuerzas moras fueron aniquiladas por completo., pero el precio que pagaron las fuerzas bizantinas fue enorme, quedando en una debilidad militar manifiesta.
Pero lo importante era que Juan Troglita había ganado, y que durante mucho tiempo las razias moro-africanas cesaron por completo. El líder de los saqueadores Carcasan y 17 jefes suyos fueron muertos en la batalla, la cabeza de Carcasan fue clavada en una estaca y llevada a Cartago como parte del desfile ceremonial que se celebró por el triunfo bizantino.
El resto de las tribus moro-africanas supervivientes, sabedoras que se hallaban ante un líder duro e irresoluto, acudieron resignadas a rendir pleitesía al vencedor. Gracias a Dios, estos no se dieron cuenta de que su unión podía haber acabado fácilmente con el resto de las muy debilitadas fuerzas bizantinas.
La acción de Juan Troglita fue tan acertada, que durante los siguientes 20 años, la población romano-africana no sufrió incursión alguna por parte los guerreros moro-africanos.
No obstante, Juan empezó ahora a sentar las bases de una paz duradera y estable entre la población romano-africana y las tribus moro-africanas que deseaban asentarse en territorio bizantino para vivir en paz.
Juan sabía que el contingente militar-civil del África bizantina, estaba debilitado de modo alarmante y que su posterior recuperación numérica se tornaba casi imposible, así que decidió que éste se cuidara en lo sumo, ¡de la mejor manera posible!.
También intentó reforzar la población con las tribus indígenas de talante moderado, ya que las zonas despobladas en el territorio africano-bizantino eran abundantes, y cuando antes fueran repobladas, mejor ayudarían en su defensa posterior.
Para los saqueadores hostiles del otro lado de la frontera bizantina les mandó Juan Troglita un mensaje claro de lo que les esperaba si intentaban cruzar dicha frontera., los moro-africanos entendieron el mensaje, y salvo los moderados que quisieron comerciar con los bizantinos y si era posible asentarse en sus zonas, no hubo hostilidad alguna por parte de los saqueadores africanos.
Vestigios de la Basílica de San Cipriano en la Cartago bizantina
Juan Troglita procedió a una profunda reorganización administrativo-político-militar del África bizantina, acorde con los nuevos tiempos y disponibilidades de que gozaba la zona por entonces., las medidas fueron sabias, y les permitió a los bizantino-africanos de gozar de un periodo de paz estable y duradera, algo que se agradecía después de tantos años de sufrimiento y que permitió cierta prosperidad entre la población.
No estoy muy seguro, pero es posible que Juan Troglita por la acción destacada y por su campaña brillante, fuera recompensado con el rango de “Patricio”, aunque no lo puedo asegurar con rotundidad.
La red de fortificaciones que había creado el anterior gobernador Solomon, fue reparada y reforzara por Juan Troglita, para una mejor defensa de la frontera sur bizantina.
Juan ahora podía seguir gobernando el África bizantina ahora con una paz estable, por desgracia, no pudo durante mucho tiempo gozar de su triunfo. En el año 552, Juan seguía gobernando en paz su zona de mandato., tanta era la tranquilidad, que se decidió que intentara ayudar en la dura lucha que se mantenía Bizancio contra los territorios que los ostrogodos mandados por su rey Totila, concretamente sus islas de Córcega y Cerdeña.
Juan Troglita era el candidato ideal para hacerse con dichos enclaves ostrogodos, ya que era un general y un táctico de los mejores del imperio y las dos islas en cuestión no se hallaban muy lejos de sus posesiones de gobierno.
Juan organizó una expedición con una flota y fuerzas suficientes para intentar una conquista con garantías. No hay mucho escrito sobre dicha expedición., parece que no tuvo fortuna, parece que fue derrotado y tuvo que volver a territorio africano.
Poco después por causas desconocidas, ese mismo año del 552 fallecía nuestro ilustre personaje, siendo enterrado con gran pompa y elogios en la ciudad de Cartago por sus agradecidos súbditos.
Juan Troglita fue un general talentoso y valiente, pero donde más destacó militarmente fue el África, lugar donde destacó en extremo. Tras un largo periodo de sufrimiento por las bandas saqueadoras moro-africanas del sur de África, logró devolver a paz y prosperidad al África bizantina, algo por lo que fue muy recordado por los romano-africanos del lugar y que tributaron una emotiva despedida en su entierro, conscientes de su valía y arrojo en la lucha.
Justiniano I
Autor: eljoines
Bibliografía:
- “El África bizantina: reconquista y ocaso” de Francisco Aguado Blázquez.
- http://elistas.egrupos.net/salir/eListas.
- http://books.google.es/books.
- Antigua Web del imperio bizantino.
- eljoines's blog
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Interesante lectura como siempre. Sólo puntualizar una cosa; si no me equivoco la batalla contra Carcasan en la zona de Matmata tiene que ser la batalla de Marta y fue un desastre para los bizantinos ya que hubo una desbandada general despues de que al parecer los impacientes soldados bizantinos obligaran a Juan a presentar batalla contra su criterio. Ahora bien la campaña en sí supongo que se puede considerar como de tablas, ya que Carcasan no pudo saquear las tierras bizantinas.
Saludos.
Muy interesante, Vaya que los moros fueron un dolor de cabeza para los bizantinos, Igual que les sucedio a los vandalos anteriormente, acosados constantementes por estas tribus, solamente que estos sucumbieron por tener que luchar encima contra los bizantinos, en un momento donde el apoyo politico a los vandalos escaseaba bastante, esta vez los propios bizantinos mejor preparados y con un gran lider como el que tratas en el articulo pudieron frenar a estas belicosas tribus.
Es muy interesante la descripción que das de los pobres prisioneros africanos liberados por los bizantinos, vaya que lo verian como un heroe a Juan!!!
Un saludo!
Me alegra que te gustara al artículo wallace., la verdad es que la lucha contra los moro-africanos fue una constante en los primeros tiempos de la conquista al Imperio Vándalo., atraídos estos bandidos-saqueadores por las ganancias fáciles de saqueo y espolio contra las zonas vándalas, (ocupadas por civiles romano-africanos y también mucho más tarde saqueando propiedades vándalas en sí mismas) hicieron de este oficio su modo de vida.
Ya no podían renunciar a él, y el hecho de que fuera rentable atrajo a otras tribus del desierto sahariano, con lo que para mantenerse, el nivel de expolio tenía que ser grande para mantener a todas las tribus implicadas en estos menesteres., ¡en fin!, un martirio para los bizantino-vándalos que sufrieron el saqueo de estas tribus sin posibilidad de un final a corto plazo.
Fueron en parte culpables las tribus saqueadoras de que Bizancio en el África bizantina no se hiciera durante sus primeros inicios una política de crecimiento económico y comercial en la zona, debiendo prestar más atención a la materia de defensa-ataque en la región., cuando el problema se resolvió un tanto a finales desde el año 546 se pudo despegar un poco, pero ciertamente fueron 13 años de dura lucha.
saludos
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Efectivamente amigo Flavius es la batalla de Marta., ¡no había puesto el nombre del choque!.
saludos