La batalla aerea de Francia (Mayo 1940)
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Las doctrinas de guerra que existían entre alemanes y franceses eran totalmente contrarias. La doctrina de guerra francesa estaba sintetizada en la obra del general Chauvineau titulada Una invasión est-elle encore posible?, donde se planta la eficacia de la actitud defensiva y la panacea del frente continuo.
Se decía en esta obra que “Francia, nación armada, debe evitar comenzar con una ofensiva estratégica. Los efectivos militares, el ejército de la nación, no lo permiten. Supondría, cosa absurda, jugarse la suerte a los dados. Se trataba pues de una estrategia de contención provisional para el posterior contraataque, basado en las experiencias de 1914, cuando se contuvo el ataque alemán de Moltke. Se buscaba evitar una derrota inicial, como lo sucedido en 1870 en la guerra franco prusiana.
Ante la nueva realidad de la posibilidad de ser desbordadas las defensas por el ataque de carros blindados enemigos actuando en masa, se pensaba que ese ataque concentrado sería fácil de contener, mediante la movilización inmediata (de nuevo la experiencia de 1914) de tropas transportadas en camiones y algunos carros blindados, cuya función sería reforzar las zonas de posible incursión mecanizada enemiga, que habrían sido previamente sembrada de minas y cañones anticarro. De hecho, las brechas abiertas inicialmente por los alemanes a través del Mosa, el día 13 de Mayo, fueron realizadas no por los carros de combates, sino por los ingenieros de infantería de las divisiones blindadas, transportados rápidamente por aviones ligeros de despegue y aterrizaje corto, Fieseler Storch. Pues la realidad de la defensa francesa fue que, no se desplegaron las minas ni se colocaron los cañones anticarro, y el transporte de la infantería era demasiado lento. A esto hay que añadir el exceso de método del sistema de combate francés.
Ante la nueva realidad de la posibilidad de ser desbordadas las defensas por el ataque de carros blindados enemigos actuando en masa, se pensaba que ese ataque concentrado sería fácil de contener, mediante la movilización inmediata (de nuevo la experiencia de 1914) de tropas transportadas en camiones y algunos carros blindados, cuya función sería reforzar las zonas de posible incursión mecanizada enemiga, que habrían sido previamente sembrada de minas y cañones anticarro. De hecho, las brechas abiertas inicialmente por los alemanes a través del Mosa, el día 13 de Mayo, fueron realizadas no por los carros de combates, sino por los ingenieros de infantería de las divisiones blindadas, transportados rápidamente por aviones ligeros de despegue y aterrizaje corto, Fieseler Storch. Pues la realidad de la defensa francesa fue que, no se desplegaron las minas ni se colocaron los cañones anticarro, y el transporte de la infantería era demasiado lento. A esto hay que añadir el exceso de método del sistema de combate francés.
En la Instruction sur l emploi tactiques des grandes unités (1936) , se indica: “La batalla ofensiva reviste la forma de sucesivas acciones de fuerza, precedida de tiempo de descanso” (Artículo 202).Se establecían diferentes pasos para entablar finalmente una lucha ofensiva, en la que se establecían tres fases de acción. Una fase preliminar, que a su vez se subdividía en tres partes (aproximación, toma de contacto, y el encuentro); todo esto en función al transporte y afinamiento de puntería de la artillería terrestre de campaña, arma principal en la concepción del ejército francés. Después de la esta larga fase preliminar se procedería con las otras dos fases, de “ejecución” y la de “explotación”. Solo el general De Gaulle había objetado esta metodología frente a sus superiores, siendo sus sugerencias ignoradas. Tampoco se preveía una mayor participación de la aviación militar francesa en actividades ofensivas en apoyo al ejército, por lo que los franceses no desarrollaron un avión equivalente al Stuka alemán, para el bombardeo en picado, pieza clave de la Blitzkrieg.

La "infranqueable" Línea Maginot
De manera que, el método de utilización de los carros blindados de combate franceses, implicaba su dispersión, repartiendo los tanques entre las divisiones de infantería desplegadas a lo largo del frente continuo defensivo francés, en particular al norte de la línea Maginot, donde era previsible una incursión alemana ignorando la neutralidad de los Países Bajos. En contraparte, la estrategia de guerra alemana se basaba en la consecución de la sorpresa como el mejor método, lo que implicaba la velocidad de acción. Gracias al tratado de Rapallo de 1922, se logró organizar un centro de pruebas en Kazán en 1926, en donde constructores y oficiales alemanes se familiarizaban con los diversos problemas técnicos y tácticos planteados por los nuevos medios mecanizados de combate. Para esto utilizaban al principio carros disfrazados de tanques con cañones de madera. La ubicación geoestratégica de Alemania no le permitía practicar un sistema de guerra dilatoria al estilo francés, seguida, cuando se presentase un movimiento en falso del adversario, de fuertes contraofensiva. Su posición central en Europa, rodeada de países históricamente enemigos, habría la posibilidad de riesgo en una guerra en dos frentes, como sucedió en el conflicto de 1914-18. En general se trataba de una versión actualizada del famoso plan Schlieffen, para lograr la destrucción de los ejércitos franceses en pocas semanas.
Gracias a las prácticas realizadas por Heinz Guderian, de maniobras de carros contra la infantería y la caballería, se pensaba en la idea de que los carros de combate podrían evitar un afianzamiento posicional de los ejércitos franceses, como sucedió sobre el Marne en 1914. Decía Guderian que en 1914, Moltke había vencido al francés Joffre en las Ardenas, pero no había logrado transformar esa ventaja inicial en una victoria definitiva por carecer de un instrumento de explotación lo bastante rápido y fuerte. De manera que no se podía imponer a los blindados desplazarse al ritmo de la infantería, ya que así se les privaría de la posibilidad de aprovechar las ocasiones favorables momentáneas que se presentarían en el campo de batalla. Estas consideraciones condujeron al teniente general Guderian a recomendar la incorporación de divisiones blindadas, entre las grandes unidades que componían al ejército, actuando los tanques independientemente de la infantería. Estas unidades incluirían una formación de ingenieros encargada de allanar los cortes del terreno y los obstáculos artificiales practicados pro el enemigo. El desplazamiento de estas unidades dependía de una eficiente comunicación de transmisiones radioeléctricas para su avance coordinado . Sin embargo, no existía aún comunicación radial entre las unidades Panzer avanzadas, y los efectivos de aviación que se encontraban ya en el aire.

GENERAL CHARLES DE GAULLE
intento contragolpear con sus tanques los flancos alemanes, sin contar con el debido apoyo de la aviación francesa
El apoyo aéreo debía ser pedido por radi a la base aérea avanzada más cercana, por lo que los tanques alemanes debían llevar grandes cruces blancas pintadas en su parte superior, además de utilizar bengalas de colores, para indicar su posición. El rápido avance de algunas unidades de carros alemanes, y el carácter eminentemente táctico de la Luftwaffe, traería algunos inconvenientes en los avances muy adelantados, ya próximos a la costa del canal de la Mancha, como veremos. Ante el descubrimiento de los planes de invasión a Francia y los Países Bajos, por el hecho fortuito de que una avioneta Messerschmitt Bf 108 aterrizase en territorio enemigo en enero de 1940.
Este hecho, produjo la destitución del general Felmy, comandante de la Luftflotte II, siendo reemplazado por Albet Kesserling. Posteriormente, se conservó el plan original de avance a través de los Países Bajos, con la importante variante aportada por el teniente general Erich von Manstein, en el que el ataque principal se haría por el norte de línea Maginot, con el objetivo de cruzar el río Mosa a la altura de Sedán, y dirigirse luego hacia el estuario del Somme. De manera que se reforzó en este renovado plan, al grupo de Ejércitos del Sur (Ejércitos A) con nuevas unidades de carros blindados procedente del norte, (Ejércitos B). En resumen, la idea de “cuña blindada” de Guderian, establecía la concentración en masa de unidades de carros blindados de combate, en los puntos menos defendidos del frente continuo francés, esto implicaba el ataque por sorpresa a través de la parte norte de la Línea Maginot, a través de Luxemburgo y el bosque de Las Ardenas.

GENERAL HEINZ GUDERIAN, "APOSTOL" de los panzer
El definitivo plan “Fall Gelb” consistía en un ataque del Grupo de Ejércitos B a través de los Países Bajos y Bélgica, ambos países neutrales. La idea era atraer los ejércitos aliados franceses e ingleses hacía al norte, en Bélgica. De esa manera el Grupo de Ejércitos A, con sus 7 divisiones rápidas acorazadas atravesarían el río Mosa viniendo desde Las Ardenas, y dirigiéndose hacía el Canal de la Mancha, para así cercar a los ejércitos aliados. “En el norte, el general von Bock, al mando del Grupo de Ejércitos B, tenía el apoyo de la Luftflotte II del general Albert Kesserling […] con un total de 29 divisiones. El ataque principal por Las Ardenas se confió al general Von Rundsted, al mando del grupo de ejércitos A, con 7 divisiones Panzer y 3 motorizadas. En el sur, el Grupo de ejércitos B, a las órdenes de l capitán general von Leeb, tenía la misión de contener al ejército enemigo a los largo de la Línea Maginot”
Este era el momento en que la teoría de la Bliztkrieg se demostró con total perfección, ante ejércitos enemigos poderosos. El plan alemán de invasión de Holanda, Bélgica y Holanda se inició el 10 de Mayo de 1940 . La Luftwaffe desplegó para la ofensiva unos 3.530 aviones de combate, además de 475 aviones de transporte y 45 planeadores de asalto. La Luftflotte II actuaba con los I y IV Fliegerkorps y la 9 Fliegerdivisión de minado marítimo, además de la 7 Fliegerdivision de desembarco aéreo del mayor general Kurt Student. La Luftflotte III del general Hugo Sperrle debía apoyar al Grupos de ejércitos A y C. La principal fuerza táctica era la VIII Fliegerkorps, al mando del teniente general Wolfram Freiherr von Richthofen, compuesto por unos 380 Junkers Ju 87 B-2 Stuka y 45 Henschel Hs 123A-1.
Tenían como misión apoyar a la al ejército en sus avances tanto por el norte como por Las Ardenas. La colaboración existente entre la Luftwaffe y el ejército alemán era necesariamente bastante cordial para garantizar el éxito de las operaciones, como nos cuenta el principal promotor de las fuerzas acorazadas en la Blitzkrieg, Heinz Guderian: “Fue regulada la acción combinada con la Luftwaffe. Fui instruido sobre la acción común con la aviación de apoyo inmediato bajo el destacado y valiente general Von Stutterheim y con el cuerpo de Aviación del general Lörzer. Para hacer fructífero el trabajo común, invite a los aviadores a que asistiesen a mis ejercicios sobre el plano y tomé parte en la organización de la fuerza aérea bajo la dirección de Lörzer. Después de numerosas reflexiones, llegamos a una conclusión coincidente: continuar la actuación de los aviadores durante el paso del río y no realizar ninguna acción con el solo empleo de los bombarderos y “Stukas”, sino producir desde el comienzo un ataque continuo y conjunto para paralizar las baterías enemiga y atemorizar a todas las fuerzas adversarias. La distribución de objetivos y horarios para el ataque fue minuciosamente especificada.” Sin embargo, no todos los generales del ejército alemán estaban convencidos de la conveniencia o utilidad de la acción combinada entre la fuerza aérea y el ejército, sobre todo en los jefes del ejército de mayor rango y antigüedad.

ERWIN ROMMEL, COMANDANDANTE DE LA SÉPTIMA PANZER DIVISION
El 13 de mayo, antes del cruce del Mosa, ocurrió la siguiente situación: “El general Von Kleist y el general de Aviación Sperlle, no tenían conocimiento alguno de lo que yo había convenido con Lörzer, un único lanzamiento de bombas en masa al comienzo de la preparación artillera. Mi plan completo de ataque comenzó a desmoronarse, porque de allí en adelante no estaban garantizadas la duradera paralización de la artillería enemiga. Hice vivas objeciones y rogué se establecieran mis planes originales basados en el ataque total. El general Von Kleist se negó también a ese ruego […] A las 15 h y 30` me trasladé, con fuego de artillería francesa, a un observatorio delante de la 10 División acorazada, para contemplar el rendimiento de los disparos de mi artillería y el empleo de la Aviación. Con especial atención contemplé el ataque de los aviadores. Aparecían puntualmente, pero mi asombro era indescriptible, porque ellos con oleadas de bombarderos y “Stukas” se lanzaban al ataque bajo la protección de los cazas, y exactamente del mismo modo que yo había concertado con Lörzer en el ejercicio sobre el plano. ¿Había cambiado de opinión el general Von Kleist, o no se había hecho valer la orden para el cambio del ataque? ¡Que más daba!
Los aviadores actuaban, que era lo importante para nosotros, según mi punto de vista, y respire.” El general Edwin Rommel nos da idea del efecto y eficacia de estos bombardeos aéreos: “Me entrevisté con un jefe de la Luftwaffe, quién me informó de que podía poner a mi disposición bombarderos en picado para aquella jornada. Los solicité inmediatamente, en cuanto los tanques se pusieron en camino, ordenándoles atacar frente a las vanguardias, […]. Tras un breve encuentro con tanques enemigos cerca de Flavion, el Regimiento Panzer avanzó en columnas a través de los bosques en dirección a Philippeville, pasando ante numerosos cañones y vehículos pertenecientes a una unidad francesa cuyos soldados se habían agazapado rápidamente en la espesura antes de acercarse nuestros tanques, tras haber sufrido muchas bajas por el ataque de los bombarderos en picado. Enormes cráteres nos obligaron a dar amplios rodeos.” Tanto Rommel como Guderian fueron los primeros generales alemanes que comprendieron la utilidad y eficacia de la coordinación y cooperación entre las fuerzas terrestres y la aviación.
Las fuerzas de bombarderos distribuidas entre las Luftflotte II y III consistía en 1120 Heinkel He 111H y Dornier Do 17Z repartidos en 14 escuadrones, dos de los cuales estaban equipados con Junkers Ju 88A-1, que hasta el momento se habían utilizado exclusivamente en misiones antibuque . La fuerza de cazas la componían 1016 monomotores Messerchmitt Bf 109 E-1, E-3 y E-4, y 248 bimotores Messerschmitt Bf 110C-1, repartidos entre los dos Luftflotten. Ante semejante poder aéreo, se oponían las fuerzas aéreas neerlandesas (Luchtvaartafdeling), con 132 aviones, entre ellos 28 cazas Fokker D.XXI y 23 cazas bimotores Fokker G.1; la fuerza aérea belga (Aeronautique Militaire), compuesta por 11 Hawker Hurricane Mk I, 15 Gloster Gladiador Mk II, 23 Fiat CR.42, 82 Fairey Fox, 14 Fairey Battle I, y 21 Renard R-31.

Morane saulnier MS 406

Curtiss Hawk 75A
La más poderosa, la Armée de l'air francesa, a las órdenes del general Vuillemin, disponía de 278 Morane-Saulnier M.S.406, 140 Bloch M.B. 151y 152, 98 Curtiss 75A-3 Hawk, y 36 Dewoitine D.520, apoyados por 100 Potez 631, cazas bimotores diurnos y nocturnos de largo alcance, cuya versión especial para el reconocimiento, el Bloch 63.11, era el avión más numeroso con que contaba Francia, unos 700 aparatos; esto nos da una idea de la prioridad que tenía la Fuerza Aérea Francesa, como fuerza de reconocimiento para el ejército, en vez de ser considerada como una fuerza eficiente para el contraataque. La sección de bombardero estaba constituida por 175 Amiot 143, Farman 222, y Bloch 200, más algunos de los excelentes bombarderos Lioré et Olivier LeO 451. Los aviones de reconocimiento y de observación ascendían a 400 aparatos.

Dewoitine D 520

Bloch M.B.152
Como parte de los acuerdo entre ingleses y franceses, se envió en 1939, un componente aéreo inglés con el fin de ayudar a Francia en caso de una invasión: “Con la declaración de guerra del 3 de septiembre, se invocó un antiguo acuerdo entre Gran bretaña y Francia por el cual la primera nación enviaría de inmediato numerosos efectivos al continente. Denominada Fuerza Expedicionaria Británica (BEF), dicho contingente estaba formado por dos elementos muy diferentes en lo que respecta a la RAF. El primero era la Fuerza Avanzada de Ataque Aéreo (AASF), compuesta por bombarderos medios Fairey Battle del Grupo número 1 del Mando de Bombarderos y, posteriormente, por aparato Blenheim IV del Grupo número 2. La misión principal de estos escuadrones eran las tareas de bombardero estratégico, e inicialmente no contaron con cobertura específica por parte del Mando de Caza; era la Armée de l’Air francesa la encargada de proteger las unidades de la AASF.
El segundo elemento, que operaría en estrecha colaboración con las fuerzas terrestres de la BEF, estaba formado por la totalidad del Grupo número 22, junto con cuatro escuadrones de Hurricane y dos unidades de Blenheim I anteriormente pertenecientes al Grupo número 1. Para dar mayor énfasis a sus misiones de apoyo cercano, la mayor parte de los escuadrones del Grupo número 22 estaba formado por Lysander II”[1]

Bristol Blenhein MK IV

Fairey Battle
El hecho de que se catalogue como de bombardeo estratégico a los aviones tipo Battle y Blenheim, nos da una idea de como cambiaron en la guerra las nociones de lo que se consideraba como misiones tácticas o estratégicas. Nos demuestra pues como en esta fase inicial del conflicto, los potencias enfrentadas estaban en una fase de asimilación o aprendizaje en cuanto a como habían cambiado las tácticas para el combate ante las nuevas innovaciones tecnológicas, en especial el hecho de que ya los bombarderos habían dejado de ser más veloces que los cazas, como se pensaba desde los años treinta: “Una vez situad la BEF sin contratiempos en el continente, los cuatro escuadrones del ala de Caza número 60 iniciaron sus misiones asignadas de escolta dentro del componente aéreo. Sin embargo, tras una serie de bajas sufridas a finales de septiembre, en el curso de unas misiones de reconocimiento armado sobre Alemania, los principales jefes de la fuerza aérea en la BEF decidieron que los bombarderos medios de la AASF no podían operar sin contar con la escolta de cazas de la RAF sobre territorio enemigo, pues la prometida escolta de cazas franceses no cumplió como se esperaba.”[2]

Hawker Hurricane MKI
El caza inglés disponible en cantidades suficientes para poder ser enviados a Francia eran los Hawker Hurricane MkI, este aparato se encontraba en desventaja frente el principal caza alemán destinado a darle el dominio del aire al ataque “Blitzkreg” alemán, el Messerschmitt Bf 109E: “Desde el punto de vista técnico, los Hurricane I que empleaban los escuadrones con base en Francia durante los primeros meses de la guerra eran inferiores a los Bf 109E-1 y E-3 que tenían justo enfrente, al otro lado de la frontera. Mucho de los aparatos de la BEF estaban equipados aún con la hélice bipala de madera “Watts”, tenían las alas recubiertas de tela, no contaban con blindaje en la cabina para el piloto y, para apuntar, una simple mirilla de anillo y punto de mira, del tipo de las usadas en la primer guerra mundial. En el lado positivo, el Hurricane se relevó como una plataforma de disparo excepcionalmente estable, capaz de soportar un intenso castigo durante el combate.”

Messerschmitt Bf 109E
[1] Holmes T. Despegan los Hurricanes. P-12.
[2] Ibíd. P-15.
La Royal Air Force en Francia estaba conformada en dos grupos, la Advanced Air Strike Force (AASF, comandada por el Vicemariscal del Aire Plaifair) y el componente aéreo del Cuerpo Legionario Británico comandado por el vicemariscal del Aire Blount). Las fuerzas totales se elevaban aproximadamente a 94 Hurricane, 84 Battle, 82 Lysander y 72 Blenheim . La cifra total de Hurricane enviados a la Batalla de Francia fue de 452, de los cuales solo 66 retornarían a Gran Bretaña en junio de 1940 tras la retirada del componente aéreo. Las diferencias en la filosofía de cómo debía ser utilizado el poderío aéreo entre franceses y alemanes tiene su origen en el pensamiento de los jefes de ambas fuerzas aéreas, contando los alemanes de la valiosa experiencia de adquirida en la Guerra Civil Española.

Westland Lysander
En el caso de los franceses, al no tener experiencia aérea en un conflicto bélico moderno reciente, las ideas sobre el uso de la aviación resultaron totalmente anacrónicas: “Uno de los principales motivos de la crónica escasez de equipamiento de la Armee de l’Air era el hecho de que el nuevo jefe de la Fuerza Aérea, el as de caza de la I Guerra Mundial, General Joseph Vuillemin, estaba bajo las órdenes del anciano general Gamelin, Jefe del estado Mayor de Defensa. Gamelin, que era un tradicionalista de la milicia, se aseguró de que el ejército recibiese la mayor parte del presupuesto de defensa. Lo que sería, fatalmente, de enorme trascendencia a largo plazo, fue que sus puntos de vista radicalmente conservadores sobre el arma aérea nunca fuesen contestados por el aletargado Vuillemin. El importantísimo aspecto de la cooperación entre el Ejército y la Fuerza Aérea, que con tanta maestría supo desarrollar la Wehrmacht y emplear con efectos devastadores en 1940, fue ignorado. De hecho, el plan de instrucción oficial del ejército francés asignaba a la artillería la fundamental misión de atacar al enemigo en tierra: “es conveniente dejar a los jefes de la Fuerza Aérea iniciativa para lanzar sus ataques”.
Apenas sorprende que en el verano de 1940 resultase prácticamente imposible desarrollar contraataques bien coordinados contra los Panzer.” ` Vuillemin hizo que la producción de aviones de guerra no se incrementase a una cantidad aceptable para responder ante la eventualidad de una invasión alemana: “En enero de 1939 se determinó que entre 370 y 600 aviones por mes podrían producir la industria francesa para 1940, pero el general dijo que la fuerza aérea solo requeriría entre 40 o 60, […] en marzo Vuillemin aceptó aumentar la producción a 330 aviones mensuales.” De esta manera se entiende porque la fuerza aérea francesa no logró poner en servicio a sus proyectos de aviones más prometedores, en particular el caza Dewoitine D.520, el cual se mostraría superior a los Messerschmitt, pero que solo se empezaron a entregar días antes del 10 de mayo de 1940.
Esa incomprensión en los oficiales de mayor graduación franceses, serían las que en 1940 conducirían a Francia al desastre: “Como consecuencia de las políticas dispares entre los militares por un lado y de los políticos por otro; entre el ejército y la fuerza aérea, y entre la fuerza aérea y el gobierno, la Fuerza Aérea Francesa entró al combate sin una completa infraestructura de tierra, con insuficientes aviones y personal, con una doctrina completamente distinta a la del ejército, siendo destinados ambos servicios a pelear dos guerras diferentes”. Interpretamos esta opinión en cuanto a la desconexión que hubo entre la aviación y el ejército; por la creencia de este último que la aviación solo servía para el reconocimiento o localización de las posiciones enemigas (igual que en la Primera Guerra mundial); mientras que la aviación consideraba que podía enfrentar al enemigo independientemente, sin planificar acciones defensivas conjuntas.
Los tipos de aviones de reconocimiento usados por franceses y alemanes, nos da una buena visión de la diferencia en cuanto a la necesidad o prioridad de este tipo de misiones. Los alemanes usaban para el reconocimiento a larga distancia, muy por detrás de las líneas enemigas, versiones modificadas de los bombarderos estándares, en particular el Do 17P y el Ju 86R[1]. Para el reconocimiento inmediato en apoyo a las unidades Panzer dentro de la táctica Blitzkrieg, utilizaban aviones realmente simples, como el Henschel Hs 126 y el ligero Fieseler Storch: Los franceses por su parte, disponían para el reconocimiento cercano y medio, aparatos que harían mejor papel en reconocimientos armados (más ofensivos), en lugar de limitarse a informar a la artillería del ejército a informar la posición de las tropas enemigas, como terminaron haciendo:
“La aviación de reconocimiento y observación francesa era la más potente, en esas dos categorías, del mundo. El estándar avión francés de reconocimiento era el Bloch 174, capaz de alcanzar las 329 millas por hora a una altitud de 36.000 pies. La primera unidad desplegada comenzó a operar en marzo de 1940, pero fueron producidos en insuficiente cantidad para equipar todos los escuadrones de reconocimiento estratégico durante la guerra. […] En 1938 se decidió renovar a los escuadrones de observación. Los pilotos de las unidades operacionales querían un ultrarrápido monoplaza para reconocimientos de largo radio, y un biplaza ligero capaz de aterrizar en campos improvisados para misiones de reconocimientos cortos. Los diseñadores, preocupados por las opiniones políticas e indiferentes al punto de vista de los pilotos de los escuadrones, ordenaron la fabricación del Potez 63.11, el más rápido, pesado y más complejo avión de observación del mundo. Con una velocidad tope de 264 millas por hora, era 40 millas por hora más veloz que su contraparte alemán (Henschel Hs 126) y 50 millas por hora más rápido que el Lysander británico. Con doce ametralladoras, era el más pesadamente armando de cualquier fuerza aérea. Demasiado rápido y pesado no era capaz de escapar de los cazas alemanes.”[2]

Potez 63.11 avión de reconocimiento
El hecho de que los franceses dispusiesen de gran cantidad de buenos aviones en la tarea de observación, nos da una clara idea de cual era para ellos la principal tarea de la aviación militar. Tal fue el caso del Bloch 174, catalogado como bombardero ligero y señalizador de blancos para la artillería. Se disponían de unos 50 aviones al iniciarse la invasión alemana, utilizándose para corregir la puntería de la artillería de tierra. El avión demostró tan buenas cualidades de vuelo en ataque a objetivos terrestres y pocas bajas en los escuadrones equipados con él, que durante la misma invasión se improvisó una variante destinada solo a los ataques a objetivos en tierra, el Bloch 175, del cual apenas se entregaron 25, quedando 200 en las líneas de montaje[3]. De estos aparatos, los alemanes tomaron sus motores Gnomo Rhome de 1140 hp, para propulsar a su avión de transporte Messerchmitt Me 323 Gigant, el cual fue ideado a partir del planeador de transporte de tropas y equipos para la prevista invasión de Inglaterra.
[1] Op Cit Pimlott J. P-465.
[2] Op Cit Kirland Faris R.
[3] Gunston B. Bombarderos de la Segunda Guerra Mundial. Tomo I. P-18.
La descoordinación entre el Ejército Francés y L’Armee de l’Air, fue una causa importante, quizás la primera, que provoco la caída de Francia. Este hecho se manifestaba en diversas situaciones, por ejemplo, la necesaria y elemental coordinación entre la aviación de reconocimiento y el ejército de tierra, era deficiente: “Los escuadrones de reconocimiento eran movilizados según las necesidades del ejército. Los comandantes del ejército veían a los escuadrones de observación como su aviación privada, imponiéndoles demandas irreales que les causaron grandes pérdidas al inicio de la guerra. La Fuerza Aérea creó reglas para proteger a la aviación de reconocimiento hasta el limite de su capacidad, por ejemplo, tenían que volar detrás de la artillería amiga, las misiones no debían exceder de 15 minutos, se requería de aviones de escolta, y solo el más moderno (Potez 63.11) avión podría ser usado. Las comunicaciones eran lentas entre el ejército y fuerza aérea; muchos escuadrones de observación eran mantenidos en los aeródromos avanzados hasta que fueron sobrepasados por las unidades motorizadas germanas. Como resultado, más de la mitad de los unidades de aviones de observación usados desde el 10 de mayo, fueron destruidos para prevenir su captura, o simplemente abandonados.”[1] Pero la gran movilidad de las divisiones Panzer alemanas, no solo les trajo beneficios a los alemanes en cuanto a valioso material bélico capturado, sino que también produjo confusión a los bombarderos de la Luftwaffe, como recuerda el general Heinz Guderian, del día 20 de mayo: “Por cierto que estuve en la desagradable situación de sufrir el bombardeo de algunos aviones. Después de haber visitado al jefe de la Segunda Brigada acorazada, el activo coronel Von Prittwitz,, para estar seguro de que tomaría posesión de Amiens, me trasladé a Querrieu, donde trasladé mi cuartel general. Allí fuimos atacados por nuestra propia aviación. Nuestra defensa antiaérea derribó uno de los molestos pájaros. Los dos tripulantes saltaron con paracaídas y se vieron pronto ante mi, desagradablemente sorprendidos.”[2] El hecho de que nos informe que saltaron dos tripulantes del avión, nos da casi la total seguridad de que se trataba de un ataque de los Ju 87B “Stuka”.

Junkers Ju 87 B2 Stuka
[1] Op.cit Kirland Faris R.
[2] Op. Cit Guderian H. P-121.
No solo se evidenciaba descoordinación entre ejercito y aviación francesa en el asunto del reconocimiento aéreo, sino que también en las misiones de contraataque: “Los oficiales del ejército ignoraban las capacidades y limitaciones de la aviación, la fuerza aérea no tuvo ninguna capacidad para atacar blancos en el campo de batalla. Los generales del ejército descartaron ataques sobre objetivos que eran adecuados. Demandaban reportes sin ser capaces de describir la naturaleza o localización de los blancos y el plan de coordinación de tiempo para informar a las tropas propias. La fuerza aérea organizó su máximo esfuerzo por apoyar el contragolpe acorazado francés. El 14 de mayo, los bombarderos ingleses y franceses volaron 138 salidas perdiendo 51 aviones en apoyo al General Charles Huntzinger’s contragolpeando en Sedán. La fuerza aérea dio un mejor apoyo a los blindados del Coronel Charles de Gaulle sobre Montcornet entre el 16 y 17 de mayo. Cazas nocturnos fueron utilizados para hacer ese ataque diurno, y el resto de los bombarderos fueron requeridos. Pero el coronel de Gaulle falló al decir a la fuerza aérea el tiempo y dirección de sus movimientos. Como resultado, 68 bombarderos llegaron antes de que de Gaulle se movilizara y no llegaron a asistirlo.”[1]
La improvisación también se dio en las armas que intentó utilizar la aviación para detener los tanques alemanes: “Muchos de los aviones franceses estaban armados con cañones de 20 mm capaces de perforar la coraza superior de los tanques alemanes. Se designó al Grupo de Caza III/2 para realizar la primera misión antitanque. Sus MS 406 llevaba montado un cañón de 20 mm sobre el motor, pero no tenían la munición antitanque necesaria. El 23 y 24 de mayo hicieron nueve salidas, perdiendo 3 aviones sin destruir ningún tanque.”[2] Hay que resaltar que el calibre de 20 mm no era el más adecuado para destruir tanques, siendo necesario al menos un calibre de 37 mm, como los utilizados por los Hurricanes MkIID en África o los Ju 87D Stuka[3] en Rusia, en la batalla de Kursk.
[1] Op. Cit Kirland Faris R.
[2] Id.
[3] Op. Cit Guerrero J. P-20
La creciente expansión numérica de la Luftwaffe antes de la guerra, motivo a los franceses a hacer adquisiciones de aviones de combate en el extranjero como ocurrió con los cazas Curtiss 75A Hawk y los Curtiss P-40, éstos últimos llegaron después de la invasión alemana, pasando a las filas de la RAF, donde la mayoría operaron en el norte de África. Los franceses también habían adquirido unos 215 bombarderos medios y de reconocimiento Martin 167 Maryland, de los cuales apenas llegaron unos 75 antes de la capitulación francesa. Estos aparatos pasaron también a operar con la RAF, donde operaron en Cirenaica, contra Malta y en el Oriente Próximo.

MS 406 capturado, la Luftwaffe lo usaba para entrenamiento
La resistencia neerlandesa por defender los puentes fue grande, pero finalmente vencida por los constantes bombardeos en picado de los Ju 87. Finalmente el 14 de Mayo, la ciudad de Rótterdam fue bombardeada por 57 Heinkel He 111H-1 de la KG 54 “Totenkopf Geschwader” . Desde el día 11 de mayo los ataques de la BAFF se concentraron en atacar a los alemanes en los 3 principales puentes sobre el canal Alberto; de los cuales el puente de Maastricht resulto destruido, por lo que los ingenieros alemanes construyeron rápidamente un puente de pontones. Atacando este puente, los belgas perdieron sus 14 bombarderos ligeros Battle, ataque seguido por bombarderos franceses, principalmente LeO 451 y Amiot 143, y los Batlle y Blenhein de la AASF, sufriendo enormes pérdidas a causa de la artillería antiaérea de 20 y 37 mm alemana .

LeO 451. Velocidad máxima: 494 Km/h; Alcance: 2300 Km; Carga: 1000 kg de bombas
La situación en el cruce del río Mosa era similar, donde el cruce de las tropas alemanas era continuamente cubierto y apoyado por los Ju 87B de la VIII Fliegerkorps y los He 111 y Do 17 de la II Fliegerkorps. El día 14 de mayo fue el decisivo, habiendo numerosos ataques aliados sobre las cabezas de puente en Sedán y Mouzón, principalmente con los LeO 451, los Amiot, los Bloch, los Battle y los Blenhein. En uno solo de los ataques diurnos ingleses, se perdieron 40 de 71 aviones atacantes, en su mayoría Battle, en un intento desesperado por detener el cruce de los alemanes sobre el Mosa. Estas pérdidas representaban un 56 % de la fuerza atacante, muy por encima del 10 % tolerable.
Además de la artillería antiaérea , muchos aviones fueron derribados por los Bf 109E de las JG 2, JG 53 y JG 77 apoyados por los Bf 110C de la ZG 26 . La artillería antiaérea de Guderian también produjo fuertes pérdidas a lo largo de aquel día: “La segunda división acorazada había pasado el Mosa por Donchéry y atacaba con la idea de escalar las elevadas alturas del sur. Me dirigí allí para conocer exactamente la marcha del combate. Allí se desarrollaba un vivo bombardeo por los aviones enemigos. No consiguieron los valientes combatientes franceses e ingleses destruir el puente con sus bombas, pero sus pérdidas fueron muy importantes. La artillería antiaérea había tenido un día de gloria y disparó admirablemente. Por la tarde había derribado 150 aparatos. El jefe del regimiento, coronel von Piel, recibió más tarde por este hecho de armas, la Cruz de caballero.”

Amiot 143 Velocidad:310 Km/h; Alcance: 1200Km; Carga: 1300 Kg
Por lo general existe la idea de que la Luftwaffe barrió de los cielos a L’Armme de l’Air, pero realmente esto es una impresión del resultado de los ataques de los bombarderos franceses e ingleses, que si sufrieron grandes pérdidas. No se puede decir lo mismo de la aviación de caza francesa, además que la Luftwaffe ya comenzaba a dar muestras de fatiga: “A mediados de junio, la Luftwaffe estaba exhausta. Había perdido 40% de sus aviones. Sus pilotos habían operado sobre territorio hostil sin ayudas de navegación y con la certeza de ser capturados si eran derribados. Las tripulaciones trabajaban desde aeródromos capturados y en el límite de las líneas de abastecimiento. Los franceses por otro lado, habían combatido en muchas menos operaciones aéreas, y eran equipados con nuevas unidades y aviones cada día.
Para el 15 de junio, las fuerzas aéreas francesa y alemana estaban aproximadamente parejas en cerca de 2.400 aviones cada una, pero los franceses estaban operando desde sus propias bases, además de contar con el apoyo de la RAF. Pero el 17 de junio los franceses ordenaron a sus unidades de vuelo volar hacia el Norte de África. La justificación era el ejército francés estaba destruido y ya no podía proteger los aeródromos.” [Kirland Faris R. The French Air Force in 1940. Was it defeated by the Luftwaffe or by the politics?. ]

El Fairey Battle apenas podía transportar 400 Kg de bombas, mientras que el Stuka Ju 87 B2 podía tranportar 1000 kg
Vemos como el diseño de estos aviones atacantes, en especial de los Fairey Battle, demuestra lo obsoleto de su diseño, al estar basados en los biplanos construidos con anterioridad por esa compañía, siendo además utilizado contra posiciones fuertemente defendidas, en donde su escaso armamento defensivo y su escasa velocidad los hizo excesivamente vulnerables, siendo finalmente retirados del servicio activo. También los Blenhein sería utilizados ahora con mucha mayor cautela, siendo sus versiones de caza usados a partir de ese momento como cazas nocturnos.
Desde el 18 de diciembre de 1939 (Batalla aérea de golfo de Helgoland), se volvía a repetir la lección de que una fuerza de bombarderos no debía atacar sin su respectiva escolta de cazas, a objetivos fuertes durante el día.

El Blenheim Mk I tanbién podía transportar 450 kg de bombas, era en esa época el bombardero más veloz de la RAF
De manera que, los principales medios aéreos con que contaban los aliados para detener el firme avance de la Blitzkrieg, que eran las formaciones de bombarderos más veloces, los Blenheim, se vieron superados fácilmente por los cazas alemanes, no solo por las superioridad de los aviones germanos, cuyas tácticas de combate eran más efectivas a la de los pilotos de escolta aliados, sino también debido a la vulnerabilidad de los bombarderos ingleses, así como en la creencia de la efectividad de la formación cerrada: “En los primeros años (1940/1941), los principales bombarderos de la RAF fueron El Blenheim el Wellington. Con dichos aparatos, los Bf 109E no tuvieron grandes problemas en derribarlos. La falta de protección de los tanques de combustible, la ausencia de ametralladoras en la zona inferior del fuselaje, y la errónea doctrina de la RAF, la cual establecía que una formación cerrada de bombarderos se auto protegía (no necesitaba escoltas de cazas); los hicieron presas fáciles de los cazas germanos, los cuales generalmente efectuaban el clásico ataque desde la seis del enemigo o mejor aun, desde atrás y a menor altitud ametrallaban la zona inferior de fuselaje (el sector más desprotegido).” [Barcos G. Tácticas de la aviación de caza alemana e inglesa]
Dunkerke
La evacuación de Dunkerque (Operación Dynamo): Tras el fracaso de la ofensiva aliada en Arras , se decidió retirar las fuerzas británicas de Francia y Bélgica, que se replegaron en las playas de Dunkerque; para cumplir el plan de evacuación, conocido como operación Dynamo, se daría apoyo aéreo con el Grupo de Caza 11 y el segundo grupo de bombarderos, que operarían desde el sureste de Inglaterra, mientras que la BAFF se retiró más allá del Somme.
Tras la petición del gobierno francés de pedir más escuadrones de cazas ingleses, el mariscal del aire sir Hugh Dowding, se opuso argumentando a Churchill que para la defensa de Gran Bretaña eran necesarios 52 escuadrones de caza, de los que 10 ya se habían enviado a Francia, quedando las reservas en menos de 32 escuadrones . El efecto de la presencia en los combates de los Spitfire I se hizo sentir, cuando el Panzergruppe de von Kleist informó, por primera vez desde el inicio de la guerra, de superioridad aérea enemiga sobre sus tropas.
Al quedar muy alargadas y desprotegidas las líneas de comunicaciones en la retaguardia alemana, los aliados decidieron cortarlas mediante ataques con tanques. Estos ataques fueron desbaratados principalmente gracias al empleo del cañón antiaéreo de 88 mm como arma antitanque. En 10 días de ofensiva alemana se habían cubierto 380 km desde Bastogne en las Ardenas, hasta Abbeville en las costas del canal.
Cuatro años después, con tanques pesados y lentos, y sin combustible, los alemanes no pudieron cubrir ni la mitad de esa distancia.
En esa época los tanques se dividían en tres tipos, los ligeros, los medios, y los pesados. La mayoría de los tanques alemanes eran del tipo ligero y medio, más rápidos pero de menor blindaje; los aliados tenían mayor número de tanques pesados, con mayor blindaje pero más lentos, como el británico Matilda y los franceses Char B1; también los tanques medios aliados, como los franceses Renault R 35 y los SOMUA eran en general un poco superiores a los tanques alemanes. Lo que falló fue la táctica de ataque, en la que los tanques avanzaban lentamente junto a la infantería de a pie, los que los hizo blanco fácil para los cañones de 88 mm. También los bombarderos en picado y horizontales contribuyeron a detener la contra ofensiva aliada.
En esa época los tanques se dividían en tres tipos, los ligeros, los medios, y los pesados. La mayoría de los tanques alemanes eran del tipo ligero y medio, más rápidos pero de menor blindaje; los aliados tenían mayor número de tanques pesados, con mayor blindaje pero más lentos, como el británico Matilda y los franceses Char B1; también los tanques medios aliados, como los franceses Renault R 35 y los SOMUA eran en general un poco superiores a los tanques alemanes. Lo que falló fue la táctica de ataque, en la que los tanques avanzaban lentamente junto a la infantería de a pie, los que los hizo blanco fácil para los cañones de 88 mm. También los bombarderos en picado y horizontales contribuyeron a detener la contra ofensiva aliada.
El día 28 de Mayo, los Stukas de la VIII Fliegerkorps se encontraban ocupados atacando la plaza fuerte aliada en Calais, en donde se hicieron 20.000 prisioneros, no siendo posible usarlos para tratar de detener la evacuación de los soldados ingleses y franceses en Dunkerque . La evacuación se inicio el 26 de mayo, durando un total de nueve días, en los que en los tres primeros los ataques aéreos fueron hechos por los He 111 y los Do 17Z de la Luftflotte II.

Una vez desocupados de los ataques a la guarnición de Calais, se les unieron los Ju 87B Stuka de la VIII Fliegerkorps, atacando en picado desde unos 460 metros; en los días siguientes, los cúmulos de nubes a alturas de entre 200 y 90 metros dificultó las tareas de los Stukas. La RAF dispuso de unos 12 escuadrones del 11 Group, pero no era fácil contar con superioridad aérea debido principalmente al mal tiempo. Se utilizó la táctica de utilizar un solitario He 111 como señuelo, que al ser atacados por los Spitfires y Hurricanes se veían a su vez sorprendidos por los Bf 109 y Bf 110. El día 29 de Mayo se unieron a las operaciones los Ju 88 A-1, que atacaban en picado a los barcos de rescate antes de llegar a las playas .
Ante la emergencia de evacuar a las tropas franco británicas, los cazas de la RAF adoptaron formaciones en las que actuaban gran cantidad de aviones, denominadas “alas”. Esto se hacía con el fin de obtener superioridad aérea sobre la Luftwaffe: “Las táctica empleadas por el Mando de Combate sobre Dunkerque fueron cambiando a medida que se desarrollaba Dynamo. Al principio, se ordenó a las unidades que mantuvieran patrullas de caza en formaciones de grupo o escuadrón. […] Finalmente, ante las protestas de Keith Park, comandante del Grupo de Caza 11, esta orden fue revocada y se permitió que las unidades volaran en formaciones dos, tres hasta cuatro escuadrones a la vez. Sin embargo, estas “alas” resultaron ser menos disuasorias de lo que aparentaban, ya que las unidades tenían poco entrenamiento en formaciones tan numerosas […]. Muchos pilotos pensaban que al estar bloqueados dentro de una formación de tipo “ala”, su capacidad para luchar se reducía, puesto que tres o cuatro escuadrones tardaban demasiado en reaccionar frente a un ataque de los alemanes.” [Holmes T. Despegan los Hurricanes. P-12.]
En definitiva, la evacuación de Dunkerque constituyó el primer fracaso de la infalible Luftwaffe: “La misión confiada a la Luftwaffe de impedir el reembarque del cuerpo expedicionario británico y unidades francesas en Dunkerque no fue un éxito, pues faltaron los siguientes factores: buen tiempo, proximidad de las bases de operaciones y concentración adecuada sobre el objetivo principal.
En el transcurso de los nueve días que duró la Operación Dynamo, la Luftwaffe solo podía operar con fuerzas suficientes dos días y medio. Los stukas y bombarderos alemanes sufrieron las primeras pérdidas por la acción de la caza inglesa que despegaba desde cercanas bases al sur de Gran Bretaña.”

Los alemanes llegan a las playas de Dunkerque y ven la devastación
El día 3 de junio de 1940 se produjo el esperado asalto de la Luftwaffe contra la aviación replegada en los aeródromos cercanos a París . Se utilizaron unos 1200 bombarderos de la II, IV y V Fliegerkorps, escoltados por 350 cazas. Se realizaron ataques de bombardeo estratégicos contra París y los depósitos de combustible en Marsella, así como contra objetivos ubicados en el valle del Ródano. Los cazas franceses se organizaron para la defensa, atacando los Bloch 152 y los M.S. 406 a los bombarderos atacantes, mientras que los Dewoitine D.520, más rápidos y maniobreros, se las entendían con la escolta, por lo que la operación de destruir a la fuerza aérea francesa en los mismos aeropuertos fue un fracaso.
Mucho se ha debatido acerca de las causas de la detención del avance de los Panzer justo antes de llegar a Dunkerque. Entre las posibles causas podemos citar: 1) El deseo de Hitler de llegara algún cese al fuego favorable con La gran Bretaña, 2) El temor de von Rundstedt, jefe del grupo de Ejércitos A, ante nuevos contraataques a sus líneas de retaguardia, 3) el suelo arenoso de las proximidades a Dunkerque, que dificultaría las operaciones de los tanques, 4) La petición de Goering de evitar la evacuación, utilizando exclusivamente a la Luftwaffe.
Ventajas, desventajas y diferencias en la táctica del combate aéreo entre los cazas enfrentados durante la Batalla de Francia:
Las diferentes características de los aparatos, así como las diferentes tácticas empleadas en las formaciones de combate, condujeron al resultado final de la Batalla de Francia, ya que recordemos que el objetivo previo fundamental para poder ejecutarse efectivamente la Blitzkrieg era la consecución de la superioridad aérea. No debemos olvidar la superioridad numérica de cazas alemanes, que era del orden del 2 a1, que le dio la victoria en el aire, además de sus mejores formaciones para el combate aéreo, como el Schwarm (4 aviones), que se componía de dos parejas (Rotten). Estas pequeñas formaciones eran más adecuadas y flexibles que las de tres aviones utilizadas por los aliados.
La edición de 1938 del Manual de tácticas Aéreas de la RAF, explica de modo conciso los motivos de la fuerza aérea para adoptar nuevas técnicas de caza en el siguiente párrafo: “Ya no pueden producirse maniobras a altas velocidades en el combate aéreo, porque los efectos de la gravedad sobre el cuerpo humano durante los cambios bruscos de dirección a alta velocidad provocan la pérdida momentánea del conocimiento, dificultan el disparo con ángulo y no se puede tener precisión.”[ “El 5 de junio se inició la nueva ofensiva: el Grupo de Ejércitos B debía dirigirse hacía París, mientras que el Grupo de Ejércitos avanzaba en dirección a la frontera suiza. Enciclopedia ilustrada de la Aviación. P-302.]
Se pensaba que los objetivos principales de los pilotos de caza de la RAF eran ahora los bombarderos, y dado que estos solían volar en formaciones cerradas de vic de tres aparatos, escalonadas entre si, pensaron que la formación ideal para enfrentarlos debía ser similar. Pero, por desgracia para los pilotos del Mando de Caza, sus homólogos alemanes pudieron comprobar durante la Guerra Civil española, que los combates de caza contra caza no eran ni mucho menos cosa del pasado; el principal as de aquel conflicto, Werner Mölders, ideó toda una serie de técnicas de combate basadas en la formación Rotte de dos aviones, bien separados.”
El elemento básico de la Luftwaffe era la Kette, formación de tres cazas; por otra parte formación muy común en todas las fuerzas aéreas en el periodo prebélico. En los dogfights que entablaron con los republicanos (fundamentalmente con cazas soviéticos), se dieron cuenta de lo pesado que es mover (dando continuos giros en el espacio) a tres cazas en formación. Así nació la Rotte formada por el líder y su punto, que rápidamente se oficializó como formación básica para los pilotos germanos. El concepto era sencillo y práctico. Ambos aviones volaban separados por unos 400 metros, el líder ligeramente adelantado. De esta forma se cubrían mutuamente sus seis.”

El Dewoitine D.520 era el mejor caza de combate cerrado de su tiempo, pero llegó tarde
Los alemanes debían usar las tácticas llamadas “péndulos”, para salir ilesos ante los más ágiles cazas ingleses, como lo cuenta el piloto británico Johnny Walter, al enfrentar un grupo superior de bimotores Bf 110: “Me resultaba imposible conseguir un tiro desde atrás porque cada vez que tenía casi alineado a uno, me pasaban las trazadoras de algún otro situado a mi cola. Lo único que podía hacer era seguir ciñendo y virando, y cuando un 110 pasaba por detrás de mi, hacer un viraje lo más cerrado posible, casi en barrena con el motor a fondo, y volar recto hacia él, disparar rápido una ráfaga, y empujar la palanca hacia delante y picar por debajo de su morro. […]Obviamente ellos no podían atacar todos a la vez sin colisionar, pero varias veces me encontré en el cono formado por el fuego de cañón y de ametralladora de tres de ellos. Su táctica consistía principalmente en picar, ascender y entrar disparándome con ángulo de tiro. Parecían disparar a lo loco. Estas maniobras se contrarrestaban fácilmente virando hacía ellos y saltando sobre sus cabezas, obligándoles a ceñir en la subida hasta que entraban en pérdida y tenían que descender.” [Holmes. Los ases franceses de la segunda guerra mundial]
Autor: Gaetano La Spina
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