(Lt. Guile vs Honda)
"El deber es pesado como una montaña, pero la muerte de un soldado es ligera como una pluma"
Después de leer esta máxima samurai, ¿no os entran ganas de apuñalaros el estómago? Pues se ve que a los japoneses sí. Quizá sea más agradable que morir abrasado por un lanzallamas y algún miembro amputado...
Dado que el siguiente artículo trata sobre la campaña en el pacífico, veo apropiado hablar un poco sobre la mentalidad japonesa.
Todo el mundo conoce el término "bushido", utilizado durante siglos por el pueblo nipón, para nombrar una filosofía, un estilo de vida, una ideología, que hace que cada japonés sea capaz de llegar hasta la muerte con tal de no rendirse. Esta personalidad es tan enigmática, que a finales del segundo conflicto mundial, se encargó a una antropóloga llamada Ruth Benedict un estudio que pudiera descifrar qué tipo de invasión sería apropiada para Japón. ¿Exterminio, ocupación, sanciones económicas...? El resultado de las investigaciones de la señorita Benedict es uno de los mejores libros de antropología que se han escrito en la historia: El Crisantemo y la Espada.
La sorpresa de los americanos al tratar al pueblo japonés fue enorme. Después de luchar hasta el último hombre (literalmente, no en plan épico), de preparar las defensas con bambú para hacer frente a la invasión americana, una vez después de que el emperador Hirohito emita la rendición, los japoneses pasan a tratar a los americanos como dioses. En los campos de prisioneros, trabajan y ayudan a sus mandos como si fueran aliados. En japón, los invasores parecen invitados tratados hospitalariamente.
Hiro-hito, el emperador de Japón desde 1926 hasta 1989
Dentro de la mentalidad japonesa, podríamos explicar lo que pasó de la siguiente forma: primero, el corazón de Japón es el emperador. Su pueblo se mueve a su son. Si un nuevo emperador se alzara y volviera a declarar la guerra y a buscar su "lebensraum", todo el país lo seguiría hasta la muerte (o la derrota y rendición). Segundo, la derrota mostró a Japón que el camino que habían elegido (ya trataremos eso más adelante) no era el correcto. El pueblo victorioso era el que seguía una forma de vida correcta, por lo tanto había que ayudarlo y copiarlo. Y así fue escalando puestos hasta convertirse en una de las naciones más poderosas económicamente en la actualidad.
Y eso fue lo que debió pasar tras la restauración Meiji en 1868. Japón se abrió al mundo exterior (también de forma obligada) y a parte de comerciar, se dedicó a copiar el imperialismo de otras naciones y a crear su propia escalada de armamento. Las guerras en el continente asiático le dieron la experiencia y los conocimientos suficientes para que, en 1941, dominara los territorios de Manchuria, toda la costa china, destruyera a todas las guarniciones de los aliados en la zona y amenazara con invadir Australia, donde se había refugiado McArthur después de que le metieran una soberana paliza. Es decir, dominaban todo el este de Asia y casi toda Oceanía, con sus cientos de islitas pequeñas pero útiles a nivel militar.
Mapa del pacífico durante la contienda. Las zonas de color rosado pertenecían a las conquistas japonesas.
De hecho podríamos decir que el suceso de perejil es una versión española de lo sucedido en el frente del pacífico durante la segunda guerra mundial (por mi parte me alegro de que esta vez seamos los que ganan, pues a parte de eso, el Mundial ha sido la única victoria en mucho tiempo...).
Cuando digo que Japón dominaba la zona no me refiero al concepto de la soberanía española en las canarias o en Ceuta y Melilla. Hablo de masacres y torturas. Hablo de malabares con bayonetas y bebés, de concursos de esgrima entre embarazadas, de filas inacabables de soldados japoneses esperando su turno para que una niña china les haga una felación (ya se sabe, el estrés del combate...). Ser chino en aquel entonces, era igual que ser judío en polonía, solo que chinos hay muchos más, así que los muertos se multiplican en seguida por millones. Japón podía mantener a dos millones de efectivos conquistando territorio chino. ¿Habéis oído hablar de los campos de concentración japoneses? Claro que no, o muy poco en comparación con Auswitz. Eso es porque al país del sol naciente no le hacían falta campos de concentración, no entendían el concepto de prisioneros de guerra, y no exagero, hablo de bushido. En todos los sitios hay vestigios del daño que puede hacer una guerra religiosa.
Japón tenía su propio führer y su Gestapo. El general Hideki Tojo gobernaba el país de facto, y la Kempeitai, la policía militar japonesa, actuaba como una mezcla de la CIA, el FBI y la Cosa Nostra. Como decía antes, la guerra es muy chunga.
Segunda parte: EEUU entra en la guerra
EEUU está pendiente de los sucesos en Europa. Aun no ha decidido participar en la guerra contra Alemania de una forma activa, pero sigue la política de "Alemania primero". Por otra parte el crecimiento del imperio japonés comienza a llamar su atención, sumando la derrota de D. McArthur en las Filipinas (el de la gran frase: "volveré"; no creo que se merezca la publicidad que le ha regalado la historia), así que decide aplicar sanciones económicas sobre Japón, que se ve obligado a atacar para liberarse del nuevo obstáculo. La fecha del 7 de diciembre de 1941 quedó grabada a fuego en la historia del siglo XX. En Hawai, Japón decide atacar las bases americanas de Pearl Harbor sin previa declaración de guerra. Un ataque totalmente imprevisto que se cobró la vida de 2500 estadounidenses y anuló en gran medida la fuerza de la flota americana.
Sería interesante hacer referencia en este punto a las recientes corrientes revisionistas pseudohistóricas que culpan al gobierno americano del ataque de Pearl Harbor. Básicamente se basan en comentar las sanciones una por una y recrearse al hablar de los discursos antinipones de Rossevelt, además de mencionar que el hecho de que los portaviones (verdadera pieza clave de la flota en el conflicto, aunque eso no se supo hasta bastante tarde; eso no lo mencionan) no fueran destruidos no es por casualidad, como si en la historia no hubieran cosas que sucedieran por casualidad; solo falta insinuar que Pearl Harbor fue atacado por agentes de la CIA; pero bueno, es bastante injusto hablar así y olvidarse de lo que Japón ha hecho antes (y que cuente que yo soy de los que piensa que hay cosas no muy claras en lo del 11-S). El caso es que como consecuencia de este hecho, EEUU entra en la II guerra mundial oficialmente. Hay dos enemigos principales: Alemania y Japón. Italia, que también pertenece al eje, ha salido muy malparada a causa de las aventuras de Mussolini en Africa y la participación en la guerra civil Española, así que no supone un rival tan fuerte como las otras dos naciones. No en vano Italia recibe el nombre de punto débil de Europa.
Las victorias del almirante de la flota japonesa, Isoroku Yamamoto, hacen que el dominio nipón del pacífico sea evidente durante los seis meses siguientes a Pearl Harbor. Las conquistas de los bastiones británicos, holandeses, franceses, incluso americanos, se suceden y ocurren en cuestión de días. En parte porque la derrota de los aliados en Europa significaba la derrota en las colonias (como en el futbol, si pierdes en casa...), pero no hay que restarle mérito al ejército japonés, que disponía de buen armamento, en especial sus cazas Zero, y muchos hombres con la mentalidad adecuada. Pero en Junio de 1942 aparece en escena otro almirante, esta vez de la flota americana: Chester Nimitz. Con él, EEUU alcanza su primera victoria en el pacífico en la batalla de Midway.
Se supone que no es atrevido pensar que si los portaviones hundidos durante los primeros días de junio hubieran sido los americanos (solo cayó el Yorktown) en lugar de los japoneses, estos últimos hubieran podido permitirse atacar la costa oeste y difícilmente hubieramos podido disfrutar de las rimas de Tupac Shakur. Algunos historiadores se entretienen en afirmar que si Yamamoto hubiera ordenado atacar a la flota americana en lugar de atacar la isla hubiera ganado la batalla, y con ello la flota del pacífico hubiera quedado diezmada de forma definitiva. La verdad es que el miedo en toda la costa oeste americana era el pan de cada día. La sensación de crisis y de que Japón invadiría los EEUU convivían con el optimismo de las primeras derrotas que sufrieron los nazis en Europa. Personalmente, y visto con la perspectiva de muchos años, la armada de japón no tenía prevista la construcción de nuevos portaaviones, y los recursos del país eran muy limitados, al contrario que Estados Unidos. Japón estaba escaso de materias primas, por eso empezó su expansionismo. Si hacemos caso a la máxima de Lenin, "la cantidad, en sí misma, es una calidad," por lo que ya desde el principio, a la que los EEUU se pusieran las pilas en el pacífico, la victoria de estos sólo era cuestión de tiempo. Sólo si Japón hubiera invadido Pearl Harbor y Midway habría tenido opciones; ahora sólo podría ganar batallas, pero no la guerra.

Pearl Harbor tras el ataque nipón
No obstante la derrota de Midway, Japón se sigue expandiendo por Nueva Guinea, y comienza a construir un aeródromo en la isla de Guadalcanal, donde tendrá lugar el primer desembarco a gran escala de la guerra. Los marines americanos llegaron allí en agosto, nueve meses después del ataque a Pearl Harbor. Pese a no estar acostumbrados a luchar en ese ambiente, fueron capaces de hacer frente a los soldados nipones, que en ocasiones se limitaron a actuar como en la primera guerra mundial, es decir, cargando con la esperanza de llegar y clavar la bayoneta en el rival. La lucha en Guadalcanal se alarga durante seis meses, las batallas se recrudecieron y, para colmo, las marinas de ambos paises seguían batallando para proveer a sus respectivos soldados y hacer llegar más refuerzos a la zona por lo que, en muchas ocasiones, sobretodo después de la derrota de sus respectivas armadas, ambos grupos de soldados carecían de apoyo aéreo, municiones o víveres. Además de eso, hay que tener en cuenta que más de la mitad de las bajas estadounidenses en el pacífico se debieran a enfermedades tropicales causadas por el clima o los insectos. A pesar de todo los americanos lograron controlar el aeródromo.
Los marines consiguieron recuperar las islas salomón, y la estrategia japonesa pasó a ser defensiva (como las que obtuvieron la victoria en la primera guerra mundial). El siguiente objetivo importante de los americanos eran las bases de Cabo Gloucester y Rabaul, en Nueva Bretaña, al noreste de Nueva Guinea. Poco a poco los americanos fueron recuperando terreno en dirección a Japón. Pequeñas islas que podían utilizarse como pistas para la aviación o como fondeaderos para la armada; o para nada. Llegando finalmente al famoso caso de Iwo Jima, a medio camino entre Japón y Australia, donde conseguirán una victoria pírrica sobre la guarnición nipona que defendía la isla. El último escalón fue Okinawa, donde las condiciones tropicales a las que se habían enfrentado los soldados se mezclaron con las condiciones de la guerra en núcleos urbanos. Como en todas estas ocasiones, miles de civiles murieron víctimas del fuego cruzado y de la artillería. Muchos cadáveres se dejaban a la intemperie o quedaban sepultados por el barro o los escombros haciendo de las calles una auténtica cloaca.
La verdad es que la guerra en Europa, y algunos sucesos puntuales de la guerra en el Pacífico (como Iwo Jima o las bombas atómicas) hacen que esta campaña sea en general menos conocida, pero el nivel de barbarie cometido en esta parte del mundo tampoco se queda atrás. Baste con decir que Manila, en las Filipinas, se convirtió en la segunda ciudad más destruida de la segunda guerra mundial (la primera es Varsovia). Puede que el ejército japonés estuviera compuesto por fieros soldados que hicieron pagar caro cada palmo de terreno, pero no era un ejército preparado para luchar en la segunda guerra mundial. Por eso perdió cuando se enfrentó a los marines. Estos, en cambio, pese a tener muchos tipos de ventaja, se vieron obligados a enfrentarse a condiciones durísimas, a las enfermedades, al clima, al enemigo invisible... Así que en los proximos artículos, el objetivo será describir algunas batallas de forma más extensa.
Autor: Nabukudrakara
Bibliografía
- Las Grandes Batallas de la Historia, Canal historia, Ed. Plaza Janés, 2009
- Atlas ilustrado de Batallas del Mundo, Paolo Cau, Ed. Susaeta, 2009
- Sed de Sangre, Joanna Bourke, Ed. Crítica, 1999
- La Guerra que Había que Ganar, Williamson Murray et al., Ed. Crítica, 2002
- Mi Casco por Almohada, Robert Leckie, Ed. Edhasa, Edición de 2010
- El Crisantemo y la Espada, Ruth Benedict, Ed. Alianza, Edición de 2010
No entiendo qué clase de pregunta es esa. ¿Qué te han hecho los anglosajones para que les tengas esa manía?
Si el combate hubiera sido solo con bayoneta, hubiera ganado el ejército más númeroso, el que hubiera podido rotar a sus soldados para que mantuvieran el combate durante días (cómo se hacía, de hecho). Y en esto, vuelven a perder los japos.
Lo que sí que me gustaría es que me aclararas eso de que Japón fue arrastrado a la guerra por agentes externos. Yo había escuchado que Japón entró en guerra porque vió una diana gigante en Manchuria... pero vamos... que yo no lo he visto, sólo me lo han comentado... Sólo espero que tu fuente de información no sea Zeitgeist...