La Celestina - una visita al mundo medieval
La obra relata los amores ilícitos entre Calisto y Melibea. Dichos amores son propiciados por Celestina, vieja alcahueta, que a su vez es auxiliada por una corte de criados. La visión de dos niveles sociales y la crudeza del relato marcarán la tónica durante toda la obra.
El siglo XV es una larga época de transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Dentro de este periodo, casi al final, se escribe La Celestina. En ella aparecen aspectos ideológicos y culturales de las dos épocas, (en los que profundizaremos más adelante)
La Celestina es la protagonista de la obra. El amor entre Calisto y Melibea es la herramienta perfecta para fortalecer la caracterización de la alcahueta. No los une por el verdadero amor, sino por su bien económico. Esta característica del capital es fundamentalmente del Renacimiento, ya que la economía informal comienza a ser el
principal sustento de las clases bajas en España durante el siglo XV, pero todo esto aparece dentro de un marco dado por el amor y el conflicto, tal como lo explica Peter Russel en la introducción biográfica y crítica “LC, como indica su título tiene como trama principal la historia de los amores desafortunados de una pareja noble. Como intriga secundaria principal está la historia de los amores de los dos criados de Calisto por dos mozas del partido. En la TC se añade una intriga más: la rencorosa venganza de Areúsa y Elicia por la muerte vergonzosa de sus amantes”1
El motor de la acción es el amor o pasión. Pero se trata del amor-trágico; y es que la estructura de La Celestina está montada sobre el contraste de amor y muerte.
Imagen que retrata a Calisto y Malibea
El acto XII es fundamental. Es el momento en que cambia el movimiento de la obra; el amor y la muerte se aúnan aquí en un mismo acto, en síntesis estructural perfecta: el primer encuentro de amor de Calisto y Melibea y la primera muerte, la de Celestina. Anteriormente se ha visto una ascensión hacia el amor; desde ese momento, aparece la muerte como protagonista de la caída en cascada, pero también subyace durante el transcurso de la obra la idea de “el amor como locura”, como menciona Peter Russel en su prólogo “Según los tratadistas, el amor apasionado, que para ellos no se distinguía de la lujuria, es una manifestación auténtica de la locura porque, como nota, entre otros, San agustín, el placer carnal siempre necesita un abandono total de la razón de la conducta racional” 2 Siguiendo con un análisis de la estructura literaria de la obra, encontramos en la misma dos tipos de movimientos que a continuación detallaremos: Una primera parte ascendente que gira en torno al encuentro entre Calisto y Melibea, donde se ponen en juego toda una trama de acciones entre encuentros y desencuentros, imposiciones sociales y la ilegitimidad de su amor. Luego, después del acto XII, el movimiento es descendente, ya que el asesinato de la Celestina se convierte en motor de la acción hasta el trágico final de la obra, donde con el monólogo de Pleberio se sintetizan varias ideas sobre el amor en su conjunto. “¡oh amor, amor! ¡Qué no pensé que tenías fuerza ni poder de matar a tus sujetos! Herida fue de ti mi juventud, por medio de tus brazas pasé: ¿cómo me soltaste para darme la paga de la huida de mi vejez? Bien pensé que de tus lazos me había librado cuando a los cuarenta años toqué, cuando fui contento con mi conyugal compañera, cuando me vi con el fruto que me cortaste el día de hoy”3
En esta obra pictórica el autor expresa las acciones
que conducen a la muerte de la Celestina
De este modo es como el amor cobra otro significado más incluido en un tiempo de vida con certezas en el plano social, en un mundo más puro y allanado de las imperfecciones que el ser humano acarrea, todo esto caracterizado en el personaje de la alcahueta donde su visión de mundo y del amor no se comparten con las de las otras clases. Amor y sexualidad son tópicos que se ponen de manifiesto y entran en continua
tensión durante el desarrollo de la trama de la obra: religión, castigo y culpa, como parte de una cultura medieval que serán debidamente descriptos para crear una red simbólica donde cada personaje se apropiará con mayor o menor dimensión de los conflictos de esta época.
“Para la vieja, amor y acto sexual son términos intercambiables. Se trata de un sencillo y gozoso acto físico que responde a una necesidad vital predestinada: la continuación de la raza humana”4 tal como nos dice Peter Russel, pero al momento de entrar en esta dimensión también deberíamos reconocer en Celestina su capacidad (retórica) para argüir con varios elementos que su posición tiende a desatar un conflicto (a la vez que tiende a unir) a partir del amor y la lujuria las similitudes entre las clases sociales de la época. Esto termina por desatar una entramada red de sucesos que se prolongarán a través de veintiún actos.
DESARROLLO
A Rojas le interesa retratar una sociedad desasosegada y explorar el mundo de las pasiones humanas, lo que le aleja de los ejemplosmedievales de premios y castigos transcendentes según la vida llevada. Por estos motivos es necesario ir examinando de a poco cómo fue la transición del mundo medieval al renacentista en tanto características económicas, pensamiento, y arte, con el fin de tener un plano más detallado de la vida de aquella época y un mejor contexto social para situarnos en el momento de la realización de la obra.
Para realizar estos aportes, nos valdremos de Teofilo Ruiz, Reyna Pastor e Hilario Casado Alonso.
Comenzando por Reyna Pastor nos situaremos en el siglo XIV como momento de transición de la alta a la baja edad media. La crisis europea no afectó a todas la regiones por igual pero si es cierto que la crisis demográfica y las revueltas sociales fueron hechos significativos en la historia europea de ésta época, en tanto que en Inglaterra como consecuencia del debilitamiento de la clase feudal surgen los “yeomen” (campesinos ricos) con el fin de retener la escasa mano de obra rural, y de este modo generar trabajo asalariado, que será el embrión de las relaciones de producción burguesas.
La crisis estructural se asienta sobre este marco en toda Europa, debido a la mortandad producida por la hambruna y la peste bubónica; sin embargo España fue la región menos dañada por estos hechos supuestamente por el poco desarrollo de sus vías de comercio.
Aquí observamos una ciudad europea diezmada por la hambruna y la peste negra.
Adentrándonos en las características socio-económicas de la España, retrocederemos al siglo XIII donde “la sociedad concejil había sufrido una fuerte estratificación…los caballeros villanos, hombres buenos, vecinos de villa o villanos, aldeanos”5 forman parte de una jerarquía que dan cuenta de una división social del trabajo en el área rural. Gracias a esta situación la producción ganadera pasó a ocupar el primer término con un gran detrimento de la agrícola. Entonces “a la explotación ganadera, sobre todo del ovino, se dedicaron no sólo los antedichos grupos concejiles, sino también, y muy en primer término, los grandes señores eclesiásticos, las órdenes militares y la nobleza laica”6
Entonces en Castilla se fortalece la clase ganadera pero también la nobleza, la que en Inglaterra fue diezmada por las pestes, la guerra de los Cien años y sobre todo la guerra de las Dos Rosas, en Castilla es fortalecida por importantes mercedes territoriales lo que originó un gran incremento de la renta feudal.
Por estas razones básicas hubo un desarrollo desigual en Castilla durante los siglos bajo medievales que favoreció el modo de producción feudal, donde siguiendo a Teófilo Ruiz podemos agregar que “La explicación maltusiana, no puede admitirse para el caso de España. En la península Ibérica, aunque puede documentarse cierto grado de presión demográfica local. El exceso de población no constituyó nunca un problema”7
Haciendo un extenso estudio del caso, Teófilo Ruiz nos presenta cifras de suma importancia donde compara la población de los dos reinos más grandes de España con la de su vecina Francia, llegando a la siguiente conclusión: “Pese a la fuerte recuperación económica y demográfica que estaba experimentando el país hacia 1480, la población de las Españas seguía siendo inferior a la que había habido en 1300”8
Hasta aquí podemos observar como en este contexto socio-político se fortalecen los lazos feudales, dando lugar al crecimiento ganadero importante con la prolifera estratificación de los concejiles y el surgimiento también de los Hidalgos. Pero simultáneamente a la crisis del bajo medioevo se produce un desarrollo mercantilista del tipo internacional en Castilla.
Esto sucede como una respuesta a la crisis del siglo XIV, que se puede comprender bajo los términos de Hilario Casado Alonso: “El desarrollo económico de dicho reino (Castilla) en el siglo XIII, el papel de la gran vía de comunicación del Camino a Santiago, la creación de múltiples villas a lo largo de la cornisa cantábrica, el nacimiento de la Hermandad de las Villas de la Mar, la proliferación de ferias y mercados por el interior de la península ibérica son algunos de los factores que impulsaron el crecimiento de los intercambios mercantiles de Castilla con el resto de Europa” 9
Esta imagen reproduce una sitación típica de la época mercantilista
Entrando en el último tercio de este siglo se abre desde el este hacia el oeste una vía peregrinación, arteria comercial y principal ruta de comunicación de los espacios norteños peninsulares con las tierras de ultra puertos. Por este camino se fue distribuyendo la población entre aldeas (con diferentes características) según el desarrollo de las fuerzas productivas.
Aunque estas comunidades de aldea tenían formas germánicas no era así su tipo de producción, según Reyna Pastor en Formación y consolidación del feudalismo castellano-Leonés. Siglos X- XIII, estas comunidades están vinculadas entre sí por medio de lazos de parentesco y se reunían en un concilio para tomar decisiones como conjunto orgánico acerca de su relaciones con sus pares o con los poderes reales o señoriales, también “trabajaban la tierra de una manera comunal, pero es posible que cada grupo doméstico laborara sus parcelas y que el conjunto dispusiera de algunos medios de producción en común, las cosechas era sin embargo repartidas según las familias y sus parcelas”10
Tiempo más adelante nos encontramos con el florecimiento de las colonias mercantiles castellanas, llamadas las naciones de Castilla. Este hecho sucedió desde mediados del siglo XV- hasta finales del siglo XVI. Entrando en esta famosa Edad Dorada Hilario Casado nos dice lo siguiente: “Fruto del ello va a ser la transformación de las simples colonias en naciones, tal como las designará la terminología flamenca. O sea gildas de mercaderes, organizadas y dotadas de numerosos privilegios. En ellas se agrupan todos los comerciantes de una misma nacionalidad, que se organizan de manera autónoma con la aprobación del príncipe del territorio que les acoge y el consentimiento de la autoridad del país o la ciudad de donde son originarios”11
Estas características nos devuelve la obra en si misma, al encontrarnos con una “vieja hechicera” con notables rasgos mercaderes atentos a la dinámica del mercado suburbano que surgía en la región.
Con respecto al amor entre Calisto y Melibea, no podía ser otro que un “Amor cortés” que domina la escena durante gran parte de la obra. En la introducción de Peter Russel podemos observar las características del mismo en sumo detalle:
"Los amores concedidos fácilmente alimentan mal el amor duradero: a los gozos alegres conviene mezclar algún rechazo". Andreas Capellanus
. “El amor cortés no excluía toda posibilidad de una eventual relación sexual entre la pareja, pero era obligación de la amada tratar primero con desdén sostenido cualquier señal de amor que le diese su amante.
. Tenía que ser una relación totalmente secreta, necesidad que se imponía porque, al menos en la Península Ibérica, la amada era casi siempre doncella que vivía bajo el techo paterno.
. A ojos del amante, la amada siempre representaba la perfección, no sólo física sino también espiritual.
. Marcado tono masoquista: amar según sus doctrinas es una experiencia sumamente dolorosa, pero es un dolor que da placer porque, cuanto más sufre el amante, tanto más se asegura de la profundidad de su amor” 12
Todo esto generaba como resultado un vínculo de amor basado en la doctrina del vasallaje, que no se solucionaba con el matrimonio, ya que en esta institución la mujer pasaba a esta bajo el dominio legal de su marido.
Este tipo de amor crea todo un “culto” que para ser entendido en esta trama sería irregular dejar de lado lo divino, o sea la posición de dios en esta cultura, ya que de él provienen características tales como bondad y belleza absoluta que hacia el renacimiento serán de suma importancia para comprender no sólo estos vínculos sino también la estética de la época. Esta impronta divina recae sobre la “amada” que para exteriorizar esta belleza que mantiene oculta, necesita fervientes pruebas de amor de parte de su enamorado quien proclama sus virtudes haciendo de este acto un verdadero culto de adoración a su belleza interior que el sufriente gozoso necesita que se exteriorice.
Volviendo a la religión, podemos decir que en esta época era variada. La religión oficial de los reinos era el cristianismo. Los mudéjares eran la población musulmana en territorio cristiano, que seguían siendo musulmanes de religión, pero estaban en territorio cristiano.
Con el paso del tiempo se intentó presionar a esta población para convertirse al cristianismo o sino se les expulsaba de la península, al norte de África.
Estos musulmanes en la zona del Mediterráneo se les concedió más tiempo, ya que incrementaban la producción y tenían técnicas agrícolas mejores, aunque no se les dejaba rezar en sitios públicos. En el siglo XVII los moriscos (musulmanes convertidos al cristianismo que practicaban su religión a veces en privado) son expulsados definitivamente de la península.
La minoría judía tendía a practicar la endogamia (relacionarse entre ellos), y se los obligaba a vivir en barrios extramuros, fuera de la ciudad, en los arrabales, y en ocasiones se les obligaba a llevar distintivos.
Pero aunque la religión dominante era la Cristiana, ya se empezaban a notar algunas luchas y contradicciones en la cúspide el clero, llegando el siglo XV, y esto sumado al surgimiento de la clase burguesa ya nos empieza a mostrar otro panorama de la España donde se escribe
La Celestina. Estos cambios se pueden observar en la obra porque si bien los personajes se relacionan y forjan su destino por medio de las relaciones que surgen entre ellos. Melibea evoluciona, ya que pronto se mostrará como una mujer de carácter independiente, que decide vivir su pasión.
En la relación de ésta con su padre se ve una ruptura de la sociedad patriarcal, ya que son más amigos, que padre e hija.
La figura de Alisa, la madre de Melibea, representa la sumisión a su esposo, ya que llega a decir que no tiene ni derecho a opinar. Es la figura de la mujer cristiana según la tradición.
Areusa y Lucrecia, se mueven por la envidia y la frustración de su clase social.
Celestina, es la muestra de la corrupción de la sociedad tradicional con la llegada del dinero.
A través de este personaje, se intenta denunciar el escándalo que provocó la irrupción del dinero y la nueva era de los mercaderes.
En definitiva en la obra de Fernando de Rojasson los personajes femeninos los que llevan el peso de la acción. Además comienzan a surgir hombres, que reconocen, como Pleberio, la nueva autoridad femenina. Tras esto, se tambalea el orden patriarcal y con él los pilares de la antigua sociedad.
Como expusimos al comienzo del desarrollo, apoyamos la tesitura de que La Celestina cumple la función de puente entre la edad media y el renacimiento, esto es así no solo por lo expuesto hasta el momento sino también porque el renacimiento se caracteriza por el surgimiento de una nueva clase social, La burguesía: el principio de generar dinero lo hará una clase dominante. A comparación de la edad media donde predominan tres clases sociales pero la que vemos como va perdiendo fuertemente su poder ante el auge de la burguesía es la nobleza.
En esta obra se ven algunos rasgos de la vida social burguesa.
La contrarreforma nos lleva a pensar en una búsqueda del hombre como verdad única que queda resaltada en la obra de Fernando de Rojas incluida también la estética renacentista en la descripción de los aspectos físicos tanto de Melibea como de Calisto. Esta exaltación de la belleza retratada perfectamente en la obra nos abre las puertas para la recuperación del arte Greco-Romano que se trata de imitar en aquella época.
Pero como se trata de una etapa de transición en la obra se pueden ver rasgos bien marcados de la edad media según el propósito moral que el autor dice perseguir con su obra. En esta hay una textura completamente moral ya que muestra a los enamorados como un ejemplo negativo dado los infortunios a los que se ven sometidos los que se dejan llevar por el deseo, de este modo la obra sigue respondiendo al tópico medieval, condiciendo al criterio religioso tradicional al presentar la muerte de los protagonistas y los criados como un castigo divino.
La Celestina, hunde sus raíces en la Edad Media, pero se instala ya en las fronteras del Renacimiento, anunciando una nueva edad que sabrá distinguir con plenitud lo que corresponde al mundo físico y lo que pertenece al mundo sobrenatural. Lo que le interesó al autor principalmente fue el comportamiento mundano de su personajes y la exploración minuciosa de sus pasiones.
Dichas pasiones ponen en juego la voluntad y autonomía del ser humano por conducir su propia vida en antagonismo con la perdida de la propia voluntad ante los poderes de la magia y de lo sobrenatural que se hacen presentes en el personaje de La Celestina. Sobre esto podemos leer en el prólogo de Peter Russel que “estas ideas sobre la pasión amorosa quedaban en vigor durante el siglo XVI…el que ama de modo apasionado como Calisto se puede considerar tan fuera de sus cabales como a un borracho, y que el loco amor es una fuerza destructiva de todo orden” 13 de esto se supone conciente a Fernando de Rojas
durante la escritura de la obra, ya que también era jurista y sabía bien de la impunidad del loco frente a sus actos; con todo esto Calisto “sólo inmediatamente después de que ha gozado de un encuentro sexual sostenido con Melibea es capaz –pasajeramente- de darse cuenta de sus deberes cotidianos como caballero y amo”14
La misma suerte corre su enamorada quien se empieza a comportar como loca solo después de reconocer su enamoramiento por Calisto, y empieza a mostrar cierta negligencia por sus ocupaciones y por su fama, ya que deja entrar a su enamorado en la huerta de su padre. También el autor juega con el sentido de la responsabilidad y la locura para el caso de Melibea “como parece haber querido indicar Rojas, es víctima de un pacto entre Celestina y el Demonio y su pasión es, por consiguiente, algo que no procede de su propia voluntad sino de fuerzas sobrenaturales, no puede ser considerada responsable ni de su pasión loca ni de los actos a que ésta conduce”15
Por consiguiente ambos enamorados son impunes del descuido de sus roles sociales por el hecho de haber amado apasionadamente en las circunstancias que ya fueron descriptas anteriormente.
CONCLUSIONES
No puede dejar de asombrarnos la riqueza de sus personajes, el verismo del lenguaje y de las situaciones ambientales, la soltura del diálogo y su naturalidad. Sin embargo, ya hemos dicho que la obra se inserta dentro de unos módulos de pensamiento que respondían con fidelidad al horizonte del siglo XV., del pensamiento escolástico y de la experiencia de la vida de una época de transición. Los personajes tienen claros y destacados rasgos de la época, si bien como hemos dicho anteriormente es una época de transición igualmente se vislumbra claramente las raíces de la edad media en torno a una trama que se mueve desde la pasión y el amor hasta la culpa y el castigo.
Finalmente, no podemos terminar esta exposición sin hacer, al menos, una breve referencia al lenguaje empleado en La Celestina.
La obra es un derroche de lenguaje que fluye con asombrosa facilidad de la boca de todos los personajes, un torrente de palabras que acierta milagrosamente a encauzar constantemente todos los elementos dramáticos, las facetas vivenciales de los personajes, la complejidad de sus tensas relaciones.
Los tonos utilizados, así como los niveles de enunciación, abarcan desde un lenguaje casi erudito y escolástico hasta la más descarada obscenidad, pasando por los distintos grados intermedios del habla popular o culta, de la ironía incisiva o de la más grotesca comicidad, sin olvidar el recurso constante del habla refranera, como bien lo enuncia y estudia Peter Russell en su prólogo.
Todo esta caracterización aparecen en un mundo de cambios, con un clima de crisis social donde surgen ciertas rupturas con la baja edad media pero también hay continuidad con la misma.
El personaje de Celestina encierra cuestiones que van desde lo mágico, místico hasta lo perverso y más inaceptado socialmente por sus conductas mal intencionadas, generando engaño y daño en aquellos que deseaban libertad interior para amar apasionadamente. Las características de vieja hechicera y mercader se conjugan y relacionan con el advenimiento de las burguesías (que debidamente fueron tratadas más arriba), desde el camino de Compostela hasta el florecimiento de las colonias mercantiles podemos visualizar cambios en el modo de producción económica que se insertan dentro de otro mundo más simbólico
donde los cambios en el pensamiento social acerca de la posición del hombre en el mundo iban generando también otras formas de pensar la religión y la relación hombre-dios.
La vieja hechicera era dueña de un prostíbulo, se caracteriza por la falta de intimidad: generalmente en sus acciones se puede ver como torna lo privado a lo público, sin ningún tipo de estupor ni de vergüenza alguna por las vidas de las prostitutas o de ella misma.
El amor y la mercancía eran intercambiables, negociables; no eran más que simples productos, pero de esto eran concientes tanto Calisto como sus criados ya que saben como encontrarla y cómo negociar con ella.
No obstante el asesinato de Celestina, luego la ejecución de sus criados, para terminar con un suceso de infortunios donde primero Calisto y luego el suicidio de Melibea nos terminan por definir un ritmo dramático en la trama pero también simbólico, donde el dinero procedente de negociados mercantiles toma otro significado, y queda incluido en un plano tan perverso y maléfico como las intenciones de la vieja alcahueta.
En esta trama cruda e irónica las pasiones tanto como el rol de la mujer se van desnudando y se pueden dejar leer tanto el funcionamiento del amor cortés como la vida misma de las mujeres y su relación con el hombre. Un vínculo que fue cambiando con el tiempo donde en Melibea ya se ven vestigios de una mujer, tal vez un poco mas renacentista que la madre, no solo por el trato con su padre sino también por lo expresado en su discurso con respecto a sus necesidades como ser humano, y su condición de elegir, hasta el punto de elegir su propia muerte, en tanto parte de su propio destino.
A modo de cierre, vemos como la cultura de la época acentuada por los cambios en la religión y en la economía, van creando la orbita esencial para una movilidad social más cambiante donde los personajes de la obra se mueven con una marcada soltura y un especial dinamismo a lo largo de sus diálogos, parados sobre una textura de cambios sociales en tanto roles y posición del hombre frente a lo divino y lo físico.
Entonces entre el medioevo y el renacimiento, entre lo físico y lo sobrenatural, entre el amor y la muerte, entre feudales y burgueses, entre el amor y la locura, la obra nos deja un contexto de época muy singular con continuidades y rupturas, donde los protagonistas yacen pero la obra sigue viviendo como historia cultural hispánica.
Autor: Prof. Maximiliano Lobosco
CITAS BIBLIOGRÁFICAS
1- de ROJAS, Fernando. La Celestina: Introducción biográfica y Crítica. Pág 55
2- de ROJAS, Fernando. La Celestina: Introducción biográfica y Crítica. Pág 61
3- de ROJAS, Fernando. La Celestina: Acto vigésimo primero. Pág. 306
4- de ROJAS, Fernando. La Celestina: Introducción biográfica y Crítica. Pág 64
5-PASTOR, Reyna.Conflictos sociales y estancamiento económico en la España medieval. Pág. 188
6- PASTOR, Reyna. Conflictos sociales y estancamiento económico en la España medieval. Pág. 190
7- RUIZ, Teofilo, Las crisis medievales (1300-1474). Pág 49.
8- RUIZ, Teofilo, Las crisis medievales (1300-1474). Pág 52
9- CASADO ALONSO, Hilario. Castilla y Europa: Comercio y mercaderes en los siglos XIV, XV y XVI. Pág. 17
10- Reyna Pastor, Feudalismo Castellano-Leonés. Pág.127
11- CASADO ALONSO, Hilario. Castilla y Europa: Comercio y mercaderes en los siglos XIV, XV y XVI. Pág. 19
12- de ROJAS, Fernando. La Celestina: Introducción biográfica y Crítica. Pág 57
13- de ROJAS, Fernando. La Celestina: Introducción biográfica y Crítica. Pág 62
14- de ROJAS, Fernando. La Celestina: Introducción biográfica y Crítica. Pág 63
15- de ROJAS, Fernando. La Celestina: Introducción biográfica y Crítica. Pág 63
BIBLIOGRAFÍA
- Reyna Pastor, Feudalismo Castellano-Leonés
- Teófilo F. Ruiz. Las crisis Medievales (1300 – 1374)
- Reyna Pastor. Conflictos sociales y estancamiento económico en la España Medieval.
- Hilario Casado Alonso. Castilla y Europa: Comercio y Mercaderes en los siglos XIV, XV y XVI
- Fernando de Rojas. La Celestina. Ed. Andrés Bello, 2001
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