La Falange Espartana: "Vencer o morir sin dejar su puesto"
La frase, mencionada por Herodoto (Historia, VII, 104) y que pone en boca del exiliado rey espartano Demarato durante su conversación con Jerjes, es fiel reflejo del espíritu marcial espartano, que se regodeaba de su espíritu de sacrificio y de su ansia por el combate:Vencer o morir por la patria, le explicaba Demarato al rey persa en referencia a sus compatriotas, cuando trataba de convencerle de que nunca se rendirían a su persona. Una vida, la del hombre espartano, dedicada exclusivamente por y para la guerra. Veamos someramente como se organizaba su falage.
La falange espartana estaba compuesta inicialmente por hoplitas naturales de Esparta, no pudiendo formar parte de ella aquellos de origen no espartano, aunque con el tiempo, quizás por la falta de soldados, empezaron a constituirse masivamente por periecos (perioikos), hombres libres miembros de otras aldeas o ciudades lacedemonias, a los que se concedió en parte la ciudadanía pero sin plenos derechos (Hypomeioon, ciudadanos espartanos de segundo grado). Desde el siglo VIII o VI a.C., los periecos, al igual que los espartiatas, estaban sometidos a la obligación del servicio militar, ya que los Homoioi, los ciudadanos espartiatas de primer grado, siempre fueron escasos, y con el tiempo no hicieron sino decrecer en número. A principios del siglo V a.C. Esparta podía poner en pie de guerra a 9.000 hoplitas espartiatas, en torno a unos 10.000 o más hoplitas periecos, unos pocos caballeros, y un desconocido número de tropas auxiliares, lo que era un ejército imponente para una polis de la época, pudiendo alcanzar los 30.000 hombres. En el III a.C. sin embargo, ya sólo disponía de unos pocos centenares de hoplitas espartiatas.
Probablemente en su origen, el ejército espartano se organizaría en base a sus tres tribus: Pánfilos, Hileos y Dimanos; pero posteriormente su estructura militar se realizaría según la organización territorial basada en las cinco Obai, los distritos que componían la Lacedemonia, de los que surgirían los primeros cinco batallones de hoplitas (lochos).
El ciudadano espartano, desde los veinte años hasta los sesenta, se encontraba en situación de servicio militar permanente, y prácticamente era ésta la única misión que se les exigía como ciudadano. Su austeridad y frugalidad, así como su eficiencia guerrera siempre fue objeto de asombro para sus contemporáneos. En campaña, por ejemplo, acostumbraban a mantenerse separados de los demás aliados griegos; podían descansar sin ninguna dificultad al raso, apenas abrigados por su capa, y acostumbraban a alimentarse de un caldo infame, el Melas zoomos. Eran los espartiatas, y todos estaban unidos por el mismo ideal; se reconocían como homoioi (los iguales), y debían de servir como hoplitas al Estado Lacedemonio. Mientras que los hoplitas periecos y los de los demás estados griegos, excepto las reducidas guardias profesionales, tenían en su vida diaria todo tipo de profesiones: comerciantes, artesanos, terratenientes, campesinos…, los espartiatas no trabajaban más que para la guerra, eran única y exclusivamente soldados, de ahí su reconocido prestigio. Marchaban al combate acompañados normalmente de dos esclavos hilotas cada uno, quienes les transportaban el equipo militar y las provisiones durante las marchas, ya que por aquel entonces no existían aún servicios militares de intendencia, y cada cual debía cargar con sus armas y utensilios, y buscarse el sustento mediante el forrajeo o el saqueo.
A los espartanos les gustaba mucho mostrar su desprecio sobre cualquier enemigo, ya que se sentían muy superiores a todos ellos en el aspecto bélico, y en ese sentido, cuando en una batalla la falange espartana aguardaba antes de atacar, en ocasiones los hoplitas descansaban sentados sobre el suelo, tratando de hacer sentir al ejército contrario que no les infundían ningún respeto ni temor. Pero cuando entraban en combate, los espartanos avanzaban en completo silencio y orden, con una total determinación, sin lanzar los habituales gritos de toda soldadesca asustada para darse ánimos, sólo acompasados por el sonido de las flautas si es que las llevaban. Con una disciplina de hierro, los hoplitas espartanos, refugiados tras la muralla de escudos de la falange, aguantaban firmes la lluvia de flechas o las embestidas enemigas, avanzando constantemente y sin perder la formación. Cuando alcanzaban al enemigo trataban de envolver su flanco izquierdo, y una vez logrado, los arrollaban desde varios frentes. Por ello en su primera línea formaban siempre los mejores guerreros, principalmente en el ala derecha, por donde tratarían de penetrar en las filas enemigas. Pero al lado de la falange espartana combatían otros soldados, los psilos o infantes ligeros, cubriendo sus flancos y su retaguardia. Eran tropas mucho más móviles y rápidas que las unidades hoplíticas, y armados con arcos, hondas o jabalinas, desestabilizaban a distancia a las formaciones enemigas antes de que las falanges entraran en acción atacando de frente. Desconocemos el origen de los primeros psilos espartanos, pero probablemente fueran mercenarios o aliados periecos, o incluso los esclavos hilotas de Mesenia, reclutados forzosamente y que, además de cómo porteadores, servirían como infantería ligera de los espartanos, que preferían mantenerlos cerca para evitar rebeliones cuando se alejaban de Lacedemonia, temor siempre presente de los espartanos. Ello levó a que, como medida disuasoria, mantuvieran siempre en su tierra a la mitad del ejército, lo que hacía que en sus campañas exteriores no contaran con demasiados hoplitas nativos, debiendo reforzarse con las unidades militares de ciudades aliadas.
La falange espartana se componía de una serie de filas de infantes pesados armados a la manera hoplítica. La colocación de los infantes en la falange no era al azar, y parece demostrado que, como hemos mencionado, la primera fila se formaba con los soldados de más experiencia y habilidad para el combate, siendo en la última colocados los siguientes soldados en habilidad y experiencia. Las filas intermedias se constituían con mezclas de soldados menos experimentados o peor equipados. Esta composición hacía de la falange una fuerza de choque muy resistente, tanto en el inicio como al final de la lucha, evitando su desmoronamiento y desorganización en el combate. Desgraciadamente, se conoce poco sobre la estructura interna de la falange espartana, pero al parecer, no debía de ser muy compleja, ya que creemos que se organizaban por destreza y por edades en cuatro subdivisiones:
- Una Enomotia se componía de 40 hoplitas.
- De la unión de 4 enomotias se formaba una Pentecostis de 160 hoplitas.
- De la unión de 4 pentecostis se formaba una Lochos de 640 hoplitas.
- De la unión de 2 lochas se formaba una Mora de 1.280 hoplitas.
- Y de la unión de 2, 4 o 5 moras se formaba la Falange espartana (desde los 2.560 hasta los 6.400 hoplitas, más o menos, sin contar a los aliados).
Las cinco moras o regimientos que formaban la falange espartana estaban mandados por los polemarcos, mientras que los lochos o batallones los comandaba el “lochagos”, los “penteconteras” o jefes de compañía dirigían la pentecostis y los “enomotarcas” de menor rango, estaban a cargo de una sección o “enomotia”. El mando supremo de éste ejército lo ostentaban los dos reyes de Esparta, quienes en ocasiones dirigían personalmente al ejército en las batallas y expediciones (normalmente sólo uno de ellos, mientras el otro se ocupaba del gobierno de la ciudad), y en su defecto, se adjudicaba el mando a un general experimentado elegido por la Apella (Asamblea ciudadana de guerreros homoioi), como en el caso del famoso Brásidas durante la Guerra del Peloponeso. La salvaguardia de Esparta, una ciudad que no poseía murallas, sustentada únicamente en la fuerza de sus hombres, llevó a que la falange lacedemonia se convirtiera en la más temida y potente maquina de guerra de su tiempo.
Autor: Tito
Para saber más ver: El Armamento del hoplita clásico griego - La auténtica clave del éxito
BIBLIOGRAFÍA:
-BORGEAUD, Philippe; VERNANT, Jean Pierre: "El hombre griego", cap.II: GARLAN, Yvon: "El militar", ed. Alianza, Madrid, 1993.
-FERNÁNDEZ URIEL, Pilar: "El Mundo Griego (Hasta la segunda mitad del siglo IV a.C.)", manual de Historia Antigua Universal, vol.II, ed. UNED, Madrid, 1996.
-HANSON, Victor Davis: "Hoplites: The classical greek battle experience", ed. Routledge, Londres, 1991.
-SNODGRASS, Anthony: "Archaic Greece. The age of experiment", ed. University of California press, Berkeley, 1981.
-SNODGRASS, Arnold M.: "Armi ed armature dei greci", ed. L'erma di Bretschneider, Roma, 1991.
-DE LA ROCHA, Carlos: http://www.satrapa1.com, especialmente los artículos: “La Batalla del Monte Itome: un ejemplo de batalla hoplítica arcaica”, de C. de la Rocha; “El Hoplita. Ciudadano en armas”, de Pedro Llanes; “La República de los Lacedemonios”, de J. I. Pasamar; y “Las armas de los guerreros de Esparta”, de A. Salgado Castro.
-RODRIGUEZ DIAZ, Pedro Adolfo: "La Falange Griega", www.liliputmodel.com/artículos/pedroadolfo/falange.htm
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Gracias Tito
No conocia la división de la falange espartana
Muy interesante, siempre viene bien una dosis de realidad en temas como este, tan mezclados con los mitos y últimamente con las "modificaciones" aportadas por Hollywood.
Un gran trabajo para ayudarnos a iniciar un acercamiento al tema, gracias Tito!
Buen artículo, Tito.
Respecto al Melas zoomos, que era una "sopa de sangre", cuentan que un viajero ateniense dejó escrito que al probarla había entendido por qué los espartanos no tenían miedo a la muerte :)
Me pregunto si en algún lugar se conserva la receta original. Eso me recuerda que se estaba intentando recrear y comercializar el famoso garum romano, una salsa hecha a base de vísceras de pescado maceradas... a mi no me suena muy apetitoso, la verdad. Saludos
Buen artículo, Tito.
Respecto al Melas zoomos, que era una "sopa de sangre", cuentan que un viajero ateniense dejó escrito que al probarla había entendido por qué los espartanos no tenían miedo a la muerte :)
Me pregunto si en algún lugar se conserva la receta original. Eso me recuerda que se estaba intentando recrear y comercializar el famoso garum romano, una salsa hecha a base de vísceras de pescado maceradas... a mi no me suena muy apetitoso, la verdad. Saludos
El Melas Zomos suena a una especie de morcilla sin cuajar. A mí me parece algo que sale del mito de sobrios y austeros de los espartanos, ya que la sangre viene de algún animal, luego, qué se hacía con la carne? Dudo que la tiraran. Este plato sería uno más del repertorio, infame o no . Aunque bueno, la morcilla viene de lo mismo y la sangre de cerdo se usa para varias recetas, así uqe todo es cuestión del prisma del que lo mires, porque a más de un guiri le han echado atrás estos platos.
Seguramente el Melas Zomos sería un plato para aprovechar la sangre que no olvidemos que es muy nutritiva. También los mongoles de Gengis Khan hacían una pequeña herida a sus yeguas y chupaban un poco de sangre en plan vampiro como alimento.
En cuanto al garum, pues bueno, estoy seguro de que hoy día comemos cosas peores. Y si no le echas ketchup y así todo sabe igual
Me ha gustado el artículo, Tito, gracias por dedicar tu trabajo a un tema tan imbuido en el mito y que gracias a tu aporte puede quedar más claro.
También me gustaría realizar un par de apuntes, con tu permiso. Dices en el artículo que los espartanos avanzaban en completo silencio, tal vez acompañados solamente por los flautistas (auletas), quienes marcarían el ritmo para evitar la descomposición de la falange. Sin embargo, me gustaría decir que hay también quien piensa que los espartanos, antes de iniciar el avance, podían gritar la palabra Eleos, intentando espantar esta figura que personificaba la clemencia. Desde mi punto de vista, me resulta dificil pensar que avanzasen en silencio, aunque esto es pura opinión propia.
En segundo lugar, me gustaría referirme al momento en el que hablas de que los espartíatas (ciudadanos de esparta que componían la falange) se conocían como Homoioi, los iguales. Esta condición de igualdad no venía marcada por la pertenencia a la falange, sino que la condición de Homoioi venía marcada por la contribución de cada espartano en la Sisitia, la comida comunal diaría en la que era obligatorio que cada espartano de primer nivel contribuyera diariamente con una cantidad concreta de alimento que se añadía a la olla de la que se alimentaban todos los Homoioi. En este aspecto, como en otros muchos, los espartanos eran realmente estrictos; si alguno de los espartíatas no contribuía a la comida común, era degradado al nivel de Hypomeion, y con él sus hijos, que podían quedar excluidos de la Agoge, tal y como quedaba explicado en la Gran Retra espartana.
Respecto a lo que dices de la ausencia de murallas, me recordó al rey Agesilao, quien diría "Estos son los muros de Esparta", refiriendose a los soldados espartíatas.
Saludos Tito!
Muy buen trabajo.
Tal vez la palabra hombre venga de ahí, de homoi, y no de humus. En latín también significa "igual".
Homo lo ha adoptado nuestra lengua con varias acepciones: homo-nimo u homo-sexual p.ej. es el mismo nombre o el mismo sexo. Aqui hablamos de raiz griega. Si decimos hombre con raiz latina de hominem hominis
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Sólo añadir que el número de griegos que quedaron en las Termópilas para cubrir la retirada del resto, uno 1.500, no es casual. Si se organizaron al modo espartano, apenas ¡una mora! enfrentaría a toda la avalancha del ejército persa. Realmente épico.