Los Mosqueteros de Francia en la defensa de Creta: 1669
Los Mosqueteros del rey nacieron en el año 1615, procedentes de una unidad de carabineros armadas de pequeños y ligeros arcabuces., estos intrépidos jinetes destacaron por su arrojo y valor en las escaramuzas en las batallas en que participaron. Eran también excelentes tiradores, pero dotados de un orgullo desmedido, a la par que pendencieros, lo cual hacía que la disciplina entre estos hombres brillara por su ausencia, se tornara difícil de imponer la autoridad entre los oficiales bajo su mando.
El valor y valentía de esta tropa de caballería ligera, llamaron la atención del rey de Francia Luis XIII. Este monarca deseaba tener bajo su mando una guardia personal, la cual fuera enteramente de su confianza, y decidió que los rudos e intrépidos carabineros franceses podrían llegar a ser un instrumento perfecto.
Luis XIII los escogió personalmente, eligiéndolos entre los más valientes y resolutivos, reclutando una unidad de 100 hombres, los cuales serían denominados, mosqueteros de la “Casa Militar del Rey” o en francés, “Maison Militaire du Roi”.
El cuerpo se nutrió de segundones de la Nobleza francesa venida a menos, o de fortuna muy modesta, aquí, estos jóvenes reclutas, pasaban a ingresar en tras pasar el visto bueno del Capitán, en el cual, una recomendación era decisiva para ingresar en el Cuerpo.
Dibujo de D'artagnan y los tres Mosqueteros
Pero no nos equivoquemos, antes de dar el visto bueno, había que pasar una serie de pruebas, en las cuales, había que demostrar el temple del recluta. Posteriormente, se crearon unas “Compañías de Cadetes”, en las cuales ingresaban los reclutas a la espera de que hubiera vacantes en la Guardia de los Mosqueteros.
Reclutas de 16 y 17 años (tampoco faltaron algunos jóvenes de 15 años) tras pasar las ingresaban en las compañías de cadetes, a la espera de que alguna guerra diera las posibilidades de entras directamente en el Cuerpo de Mosqueteros.
Pronto en las guerras que se presentaron durante el reinado de Luis XIII, los Mosqueteros dieron pruebas de un valor temerario, a la par que valiente, en aquellos conflictos donde intervinieron.
Así se cumplió el anhelo de Luis XIII, tener una Guardia personal que a la par que le protegía, brillara en el campo de batalla. Los soldados estaban en su elemento en el campo de batalla, pero esta era la menor de las veces.
Efectivamente, a los Mosqueteros el cuerpo les pedía batalla y demostrar su valentía en combate, donde eran más que decisivos, pero en los periodos de paz se aclimataban mal a la desidia del servicio de guarnición.
Este consistía en los más diversos servicios., participar en las partidas de Caza Real, acompañando al rey en las mismas, Servicios de correo Imperial, llevando la correspondencia Real allá donde esta se destinara, para finalmente, realizar aburridas y monótonas guardias en el corredor del Louvre o en el castillo de Saint Germain y sus calles adyacentes.
Cardenal Richelieu
Esta monotonía de servicios, solo era interrumpida por algún conflicto, y allí eran mandados los Mosqueteros, primero durante el reinado de Luis XIII y posteriormente durante el reinado de Luis XIV.
Por supuesto, aparte de vigilar las estancias reales donde se alojaba el rey y la familia Real, tenía el honor de escoltar a sus majestades allá donde se desplazaran, ya fuera en viajes oficiales, cuando el rey se desplazaba a una campaña militar, protegiendo la ruta y la tienda donde el rey acampaba.
La fogosidad de estos temerarios soldados, solo era disipada en parte por los duelos a espada que eran muy común en aquella época. Aquí demostraron ser un arma letal para aquellos que cayeron bajo su espada, altercados que eran muchas veces provocados por ellos, ya que su difícil carácter y provocadoras maneras, les hacían fácil blanco de las iras de muchos hombres.
La campaña militar que nos atañe, se desarrolló en el año 1669, el Cardenal Mazarino, ministro de Luis XIV, murió en el año 1661 y a partir de entonces, Luis XIV ostentó el poder absoluto sin sombra alguna, quitando y poniendo ministros según su conveniencia.
Mosqueteros del siglo XVIII
En el año 1669, los mosqueteros del rey estaban compuestos por 500 hombres, ya que la primitiva 1ª compañía de los mosqueteros del rey, había elevado progresivamente con el tiempo sus efectivos a 250 hombres, a los cuales, en el año 1660, el Cardenal Mazarino había ofrecido al rey una compañía de mosqueteros como regalo personal.
Así, aunque con los años varió un poco la composición de los efectivos militares de las compañías de los mosqueteros, en el año que nos atañe, las dos compañías estaban dotadas de 250 efectivos cada una, 500 mosqueteros en total.
Desde el inicio del reinado de Luis XIV, este había recibido del Cardenal Mazarino, una Francia fuerte y rica, el estado más poblado de Europa. El rey francés soñaba con devolver a Francia sus antiguas fronteras, con el río Rin como frontera natural, para lo cual se tendría que enfrentar con las naciones europeas que había en la zona, como España, Holanda y el Imperio Romano-Germánico.
Pero estos sucesos ocurrirían poco a poco, primero se las había tenido que ver con España en el año 1667, cuando tras la muerte de Felipe IV de España en el año 1665, había alegado que la dote de su esposa María Teresa (hija de Felipe IV), todavía no le había sido entregada.
Fortificaciones de la localidad cretense de Candía
Estalló la “Guerra de Devolución”, por la cual y tras una campaña corta, había logrado que se le entregaran varias plazas flamencas pertenecientes a los Países Bajos españoles (la actual Bélgica).
Tras estos hechos, ocurrió el encontronazo con el Imperio Otomano., era como dije el año 1669 y el Papa Clemente IX había lanzado un llamamiento a la “Guerra Santa” contra el infiel turco.
Los otomanos ya no tenían el nervio y vigor de sus mejores años, allá por el siglo: XIV y XV y XVI, llegando a su cénit con el reinado del sultán Solimán “El Magnífico”. Pero seguían conservando sus fronteras en buena parte, y aunque las fuerzas armadas también habían experimentado un fuerte deterioro combativo, todavía ostentaban un poder muy real.
La historia de nuestro relato del año 1669, hay que retrotraerla al año 1644, para una mejor comprensión de los hechos., en ese año, la orden militar-religiosa de los “Caballeros de Malta”, atacó un convoy naval de origen turco-otomano, el cual que se dirigía desde Alejandría hasta Estambul.
Mosqueteros Reales a caballo
Este convoy, regresaba de una peregrinación a La Meca y para desgracia de los caballeros malteses, parte del botín obtenido pertenecía a Sultán otomano Ibrahim I., este montó en cólera por semejante desagravio, así que tras obtener información de que los caballeros malteses habían desembarcado el botín en la ciudad cretense de Candía, posesión veneciana, marchó con grandes fuerzas para la conquista la isla de Creta.
El ejército otomano era muy poderoso, 60.000 hombres apoyado por importantes fuerzas navales., dichas fuerzas tras una meticulosa ocupación de toda la isla durante cuatro años, se dispusieron a asediar el bastión final veneciano de Candía en el año 1648.
Tras años de duro asedio, las fuerzas de la Orden de Malta y las tropas venecianas, en el año 1669, contaban ya con solo unos 3.600 hombres en una mezcolanza de tropas venecianas, de la Orden de Malta, griegos y un puñado de franceses, 300 voluntarios capitaneados por el Señor de la Feuillade, gentil hombre francés que a costa de su escasa fortuna había acudido altruistamente en apoyo de los sitiados el año anterior. Los asediados estaban próximos a la capitulación., y en esas estaban cuando Luis XIV acudió en su ayuda de Candía. A pesar de que la cruzada predicada por el Papa había tenido escaso eco en las potencias europeas, las cuales a pesar de que envían algunos miles de soldados, no son fuerzas para romper el ceñido asedio turco.
Mapa que representa la expansión de Francia, durante el reinado de Luis XIV
Luis XIV estaba deseoso de que, a la par que ayudaba al Papa, obtenía prestigio militar en la empresa, eso sin contar con que fogueaba a sus tropas en combate, por lo que inicia intensos preparativos para mandar un cuerpo expedicionario a la isla de Creta.
Finalmente, una fuerza de 7.000 hombres fue concentrada en la ciudad portuaria mediterránea de Tolón, la cual zarpó el 5 de junio en 42 buques de guerra. Entre los integrantes del cuerpo expedicionario, estaba su jefe, Felipe de Montault, duque de Navailles, y el almirante Francisco de Vendôme, duque de Beaufort, el cual comandaba la flota francesa.
Entre los integrantes del cuerpo expedicionario, figuraban los mosqueteros del rey, 106 hombres pertenecientes a la 1ª compañía y 118 hombres de la 2ª compañía, siendo todos comandados por el capitán, Marqués de Maupertuis, oficial de la 1ª compañía, y entre los que se encontraba el Conde de Maulevrier, oficial de la 2ª compañía.
La fuerza expedicionaria arribó al puerto de Candía el 19 de junio entre el gran alborozo de la población, ya que las esperanzas de los sitiados mermaban día a día., la capitulación era solo cuestión de días y los embates del turco sobre las fortificaciones de Candía se sucedían sin desmayo.
Cardenal Mazarino
Solo las flotas de Venecia y la Orden de Malta, permitían un abastecimiento mínimo de la ciudad, pero en el plano militar, la situación era desesperante., el desembarco en la ciudad solo pudo realizarse por la noche, y los oficiales franceses Navailles, Maupertuis y Maulevrier, trazaron pronto un plan para aliviar a los sitiados.
Juzgaron imprescindible destruir las obras de avanzada que los otomanos tenían cerca de las fortificaciones de Candía, ya que bajo el mando supremo del Sultán Mehmed IV, a parte de los 60.000 soldados que participaban en el asedio, un ejército de 20.000 hombres trabajaban exitosamente en las obras de asedio enemigas, cuyos integrantes eran mineros, zapadores etc.
El grueso de la fuerza sitiadora se hallaba en un cercano pueblo en ruinas llamado San Andrés, uno de cuyos barrios llamado Sabionera, estaba ocupado por unos 10.000 turcos., si se lograba desalojar a los turcos de allí, se podría conectar nuevamente con el puerto, a la par que atacar con eficacia el pueblo entero.
La empresa se tornaba difícil, pero era el único medio posible, para levantar la tenaza otomana sobre la garganta de Candía. Tras intensos preparativos, se fechó el 25 de junio, como el día indicado para intentar romper el cerco.
Navailles dispone una fuerza de 5.000 hombres para realizar una salida sobre los otomanos, formando a sus tropas en dos líneas de batalla, donde los mosqueteros y los hombres de Feuillade, actuarán como fuerza de reserva si surge algún contratiempo.
Uniformes de los Mosqueteros a lo largo de su existencia
El ataque se realizará por sorpresa, así que se decide realizar la salida amparados por la noche y en medio de un silencio hermético. Al amanecer, el avance francés se acerca a las posiciones turcas, cerca de las trincheras paralelas y las baterías de cañones, amén de tiro de mosquete del enemigo.
La irrupción de los franceses en las posiciones turcas en exitosa, capturando 30 cañones al enemigo., la infantería de Élite turca, los “jenízaros”, retrocede en desorden hacia una cercana montaña, momento en el que sucede una desgracia.
Efectivamente, en las posiciones conquistadas, los franceses tratan de consolidar sus posiciones, pero un guardia francés, hace explotar accidentalmente un polvorín turco., la explosión subsiguiente es demoledora y cientos de franceses perecen a consecuencia de la metralla y las piedras proyectadas sobre los soldados.
El suceso siembra el caos entre la tropa, la cual cree que los turcos habían instalado una mina y temen perder sus vidas., en consecuencia, abandonan corriendo sus posiciones. El suceso es visto desde la montaña por los turcos, los cuales no pueden dejar de escapar la gran oportunidad que se presenta.
Isla de Creta
Con la tropa francesa corriendo en pleno pánico de vuelta a sus posiciones, los otomanos se lanzan con grandes fuerzas en un devastador contraataque sobre sus enemigos en retirada.
La retaguardia francesa intenta contener la marabunta de soldados en retirada, pero es imposible detener a unos soldados en pánico total., Maulevrier, sale en persona a contenerlos, solo para ser posteriormente pisoteado y malherido.
Las fuerza de retaguardia francesa, compuesta por los mosqueteros, 500 jinetes de Navailles y un grupo de marinos de las compañías desembarcadas, tratan de proteger la retirada francesa frente a un enemigo muy superior en número.
La lucha se torna violenta y disputada en extremo, los mosqueteros y sus compañeros derrochan valor ante un incontenible enemigo que trata de romper la cohesión de la retaguardia francesa.
Los jenízaros marchan en vanguardia, enormes en tamaño y luchando con una tranquilidad y sangre fría admirables, demostrando profesionalidad y una fama que les a echo legendarios desde el siglo XIV., pero los mosqueteros franceses no les andan a la zaga en cuanto a valentía, demostrando que su fama no es menos eclipsable que la de sus enemigos.
Sultán otomano Mehmed IV
Aunque parece que la retaguardia francesa frena a los otomanos, no es menos cierto que la desproporción de 1 a 10 que tienen los turcos es decisiva, y que tarde o temprano los franceses tendrán que ceder ante el empuje enemigo.
Los mosqueteros ceden terreno a despecho suyo, se organizan en grupos de 3 o cuatro individuos, los cuales que acometen con furor desmedido las filas de los impasibles jenízaros.
La lucha es titánica, con un temerario desprecio por sus vidas, los mosqueteros se lanzan contra las filas otomanas intentando quebrarlas, penetran en la masa otomana y salen a tiempo de ella, para no ser engullidos por el enemigo.
Así una y otra vez sin desmayo., el cuerpo a cuerpo entre jenízaros y mosqueteros pasará a la historia como la lucha más encarnizada entre las Elites de las fuerzas otomana y francesa.
Cuando los mosqueteros quiebran sus espadas en el cuerpo a cuerpo, todo vale para seguir haciendo frente al enemigo: un mosquete, una pica o el “yatagán” (sable o alfanje turco de combate).
Rey de Francia Luis XIV
La retaguardia francesa retrocede poco a poco ante los otomanos, que les acosan sin pausa y desmayo. Ya se hallan ceca de las fortificaciones de Candía y la lucha se sigue disputando gran frenesí., los jenízaros sufren grandes bajas y algunos mosqueteros audaces pierden la cabeza de un sablazo al adelantarse demasiado de sus compañeros.
Al acercarse a pocos metros de las murallas, Maupertuis ordena a los franceses romper filas y entrar en las murallas., los mosqueteros, marinos y jinetes entran en tropel, siendo protegidos por los compañeros apostados en las murallas.
Tras entrar, los pesados portones se cierran antes de que el enemigo logre penetrar en ellos. La infantería francesa se apresta contra el enemigo erigiendo barricadas, mientras la retaguardia que ha luchado hasta la extenuación, se derrumba en el suelo, presa de la fatiga y del cansancio extremo.
Las bajas francesas tras la salida realizada son considerables, el Duque de Beaufort, 40 oficiales y 1.200 hombres han sucumbido en la batalla por liberar el asedio de Candía. Los mosqueteros del rey no han salido mejor librados.
Dibujo de los Mosqueteros, perteneciente a la película americana de 1948
Aunque sus bajas en proporción han sido mucho mejores que el resto de la tropa, 30 de ellos han muerto en combate (no hubo prisioneros), y unos 70 han recibido heridas graves., solamente un reducido grupo de ellos no ha recibido herida alguna, lo cual prueba lo reñido del combate, para los más de 200 mosqueteros que participaron en la lucha.
El resultado de la lucha fue desolador,, el intento de los franceses para liberar el cerco otomano, el cual era ceñido en extremo, hizo que a partir de ahora, resultase todavía más apretado, con un enemigo que vigilaba en extremo cualquier intento francés por realizar otra intentona que supusiese un nuevo intento de romper el cerco.
Mientras, los turcos bombardeaban sin pausa las defensas de Candía con vigor, desmoralizando a los defensores y minando las fortificaciones que los defensores intentaban reparar cuando era posible.
Pasado un mes, se produjo un nuevo hecho que si bien no fue más que un hecho accidental, supuso un grano de arena más en la bajada de moral de los defensores, ya que el 24 de julio, , un buque de guerra francés de 900 toneladas y armado con 58 cañones, el cual que era el vice-buque insignia de la flota, llamado “La Thérèse”, se hundió frente al puerto de Candía, debido a una explosión accidental del polvorín del barco.
Dibujo de las fortificaciones de Candía en el año 1651
Para colmo de males, a los dos días del suceso, quizá aprovechando el suceso, los otomanos lanzaron un formidable asalto frontal a las posiciones francesas., el asalto se pudo detener a duras penas, gracias en buena parte a la flota francesa y al valor de los mosqueteros, los cuales para reforzar la moral de las tropas defensoras de Candía, habían sido distribuidos en pequeños grupos entre ellos.
Sin embargo, el resultado estaba cantado, y no había solución posible, no habría ayuda por parte de Francia y ninguna potencia iba a ayudar., tampoco Venecia, potencia dueña de Creta estaba en condiciones de prestar ayuda alguna.
Entre el 16 y el 20 de agosto, la fuerza expedicionaria francesa decide evacuar sus tropas de Candía: 1.500 heridos y enfermos y 3.000 tropas útiles, son embarcadas., 2.500 franceses habían dado la vida en el inútil intento de defender Creta del infiel enemigo y de salvaguardar el honor de la Cristiandad y del rey de Francia.
Solo quedaron 3.600 hombres útiles para defender Candia, con lo que las negociaciones para rendirse a los turcos se aceleraron., finalmente, tras prometer respetar las vidas de los asediados, los defensores rindieron la Plaza el 27 de septiembre de 1669.
El Cardenal Richelieu y su Guardia personal
Mientras, para los mosqueteros del rey, tras desembarcar en Francia en el puerto de Tolón y marchar con sus estandartes a la ciudad de París, les esperaban días de gloria sin par.
A pesar de no haber logrado su objetivo, impedir que los otomanos conquistaran Candia, la campaña desarrollada por ellos corrió de boca en boca durante mucho tiempo., hicieron frente a un enemigo resoluto y que sabedor de su poderío, les combatió con mortífera resolución.
Sobre todo, el relato del último combate, el cual enfrentó a los mosqueteros con los más aguerridos soldados jenízaros, en medio de las explosiones de las bombas de mano, alcanzó fama imperecedera y pasó a los anales de guerra de los mosqueteros reales.
Su narración se repitió por todo París, tanto en las mansiones de la Nobleza francesa, como en las casas más humildes de la capital parisina, ensalzando la valentía y las virtudes de los Mosqueteros Reales del Rey.
Recreación en vivo de los Mosqueteros
Autor: eljoines
Fuentes:
- http://www.lahistoriaconmapas.com/historia/historia2/biografia-de-guerra-de-candia-1645-1669.
- http://historiasdelahistoria.com/2013/10/03/el-asedio-mas-largo-de-la-historia-21-anos.
- http://historiageneral.com/2014/01/15/candia-el-asedio-mas-largo-de-la-historia/.
- “Los Mosqueteros”, de Arnaud Jacomet.
- eljoines's blog
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Una buena historia traida por Eljoines a nuestro conocimiento. Pormi parte poco sabia de los mosqueteros mas alla dell espectacular libro de Dumas y la recreación vívida que trajo a mi mente con esso episodios.
Gracias por traer de manera indirecta lindos recuerdos de la niñez¡¡
Hola Eljoines.
Poco conocía de los mosqueteros , aparte de D`Artagnan y sus tres compañeros. Y de las imágenes que quieres que te diga----muy bien.
Un saludo.
Josep
Muy interesante por lo poco conocido Eljoines! Ahora podemos añadir un toque de realidad al relato de Dumas.
Gracias!
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Je,je gracias amigos, yo también me quedé impresionado del suceso., sabía que habían participado en otras campañas militares por Europa, pero que habían salido para combatir a la isla de Creta me dejó sorprendido, así que decidí hablar de este suceso, quizá muy poco conocido.
saludos