El mentiroso de Annual (el mayor engaño a la española)
Hoy nos es difícil percatarnos de cómo afecto a la sociedad española este revés de nuestra política africanista. Los testimonios de los supervivientes, los cadáveres mutilados y torturados dieron lugar a una corriente que sacudió a toda España. Se quería saber qué pasó, porqué pasó y los militares y familiares querían venganza sobre los que habían torturado a los soldados españoles.
Plano de localizaciones de la zona de Annual
Annual o mas bien “el desastre de Annual”

Don Juan Picasso tomó nota de este hecho mencionado por el Tte. Col y continuó con su trabajo donde pronto se encontraría con los sucesos del llamado Pozo número 2 de la posición de Tistutin.

El Pozo de Tistutin y su guarnición
Declaración a Picasso
Sucintamente los hechos narrados por Arenzana son los siguientes. Que fue enviado el día 21 de julio junto con dos soldados a reforzar el puesto del pozo número 2. Que el 23 fue atacado por las fuerzas enemigas rechazándolas y al día siguiente comunicó por teléfono con el general Navarro[3]. Que este le previno que no complicara la cosa hostigando al enemigo, que siguiera dando agua y solo respondiera al fuego ya que tendría que economizar municiones para cuando fueran necesarias. El día 24, por la noche, volvió a ser atacado pero no los días 25, 26 y 27. Este último día vio salir a la fuerzas de Navarro que se retiraban hacia monte Arruit ( Navarro en realidad se retiró el día 29 ).
Como se había cortado la comunicación telefónica desde el día 26 continuó en su puesto esperando una señal para retirarse. Pero pasó el tiempo y nunca llegó ese señal. Decididos a defenderse hicieron una bandera con pañuelos usando una percha como mástil. El 29 y 30 fue atacada la posición con dureza por parte del enemigo. Tras el último ataque ese mismo día 30 se presentaron ante él tres moros y concertó un acuerdo con ellos; el les daría agua y ellos les darían alimentos y los prisioneros que tuvieran. De esta manera consiguió que le entregaran al alférez del regimiento de san Fernando Ildefonso Ruiz Tapiador que se encontraba enfermo y había estado defendiendo la posición de Dar Azugaj y al soldado de la comandancia de artillería Manuel Silverio del destacamento de Haf. El alférez al ser el único oficial se le ofreció el mando de la unidad que rechazó por considerar que toda defensa era inútil por lo que Arenzana volvió a tomar a la unidad bajo su cargo.
Con este ventajosos acuerdo estuvieron hasta el día 4 de agosto que se acabó la gasolina y por lo tanto el medio de sacar agua del pozo y la fuente de abastecimiento de la guarnición. Decidieron abandonar la posición no sin antes destruir la maquinaria desmontando el motor y enterrando sus piezas junto con los fusiles con el percutor roto ya que no les quedaban municiones. Abandonaron el pozo en dirección a las líneas francesas.
Tropas españolas en África (imagen derecha)
Por el camino fueron sorprendidos por dos moros, uno de ellos armado con un fusil, los mataron a cuchillo y continuaron el camino. Encontrándose frente a la avanzadilla francesa de Montagne dependiente de la posición de así Uenzga fueron cercados por un grupo de indígenas que les robaron cuanto tenían, ropa incluida, sin que las posición francesa hiciera nada para defenderlos. Toda esta declaración, bastante resumida, fue suscrita por el cabo de ingenieros Rafael Lillo.

“..que la noche del veintitrés empezaron a sentirse los efectos del fuego enemigo sobre el fortín...En la noche del veinticuatro volvimos a ser atacados con mas intensidad que la primera vez, desde las diez aproximadamente de la noche hasta las cuatro de la madrugada; el enemigo se limitó ha hacer fuego primero a discreción y después en descargas cerradas calculando que estarían del fortín a una distancia de cincuenta o sesenta metros”.
Debido al limitado suministro de munición que tenían, unos mil trescientos cartuchos en total para seis fusiles, el cabo dio orden de no disparar mas que sobre seguro por lo que calculaba que cada uno debió de disparar unas dieciocho descargas. Como parecía que se había retirado el enemigo ordenó al soldado Rafael Sordo que hiciera una descubierta en un radio de unos doscientos metros y que este encontró “ muchos rastros de sangre y doce caballos muertos o heridos abandonados por el enemigo”.
Al día siguiente consiguió ponerse en contacto telefónico con el general Navarro que estaba en Tistutin. Este “le felicitaba por la defensa que del Fortín había hecho durante la noche del veinticuatro; que continuara defendiéndose como hasta entonces, que enviaría mas hombres con víveres y municiones y por último que si salían con bien de todo tendría mucho gusto en estrechar su mano en Melilla”.
Esa tarde se cortó la comunicación con Tistutin por los que Arenzana decidió dejar de suministrar agua a los indígenas de alrededor. El cabo reunió a sus magras tropas y “ diciéndoles que la columna que a un kilómetro escaso tenían y compuesta de unos cuatro mil hombres estaba formada en su mayoría por artilleros sin cañones, infantes sin fusiles y jinetes sin caballos todos ellos desmoralizados por la derrota y por lo tanto bien poco podíamos esperar de ellos”.Les explicó lo vital que era para los moros el suministró del agua y como esto podía jugar a su favor. “ Por unanimidad aceptaron este plan quedando conformes en mantener esta posición hasta el día veintisiete en que calculaba el declarante podían llegar refuerzos de España”.
Pero los suministros se habían agotado, “durante el veintiséis no comimos nada bebiendo agua salada del pozo”. El veintisiete enviaron al campamento de Tistutin al soldado Miguel Pérez acompañado por dos soldados que habían buscado refugio en el fortín. Arenzana entregó una nota para el general Navarro explicando la situación de la guarnición, sus necesidades y carencias y que caso que el general decidiera la retirada se lo comunicara por medio de tres disparos de cañón para así abandonar la posición.
“ Como el hambre empezaba a apretarnos decidimos sacrificar a un gato pequeño de cuyo guiso se encargó el propio declarante”...narra la declaración de los sucesos.
Pero no tuvieron contestación desde Tistustin no oyeron la señal acordada. Esa noche “ sacrificamos el segundo gato comiéndolo después de guisado de la misma forma”.

Piezas de artillería (imagen derecha)
Esa noche a las diez, fueron sorprendidos por el enemigo. Este se había acercado por un lado del fortín aprovechando que había arbustos por esa zona y la noche era cerrada. Cuando se iniciaron los primeros disparos se encontraban a veinte metros del pozo. Por la intensidad del fuego el cabo calculaba el número del enemigo entre ciento cincuenta y doscientos.
Arenzana dio orden de no responder al fuego y esperar a que se acercaran lo máximo para aprovechar cada bala. “ En ese momento decisivo y tratando de transmitir a mi gente toda la serenidad necesaria les dije medio en broma medio en veras: - Pena de la vida tiene el que de cada tiro no mate a un moro por lo menos”. “ Rompimos en ese momento el fuego y ya sin cesar continuamos hasta el amanecer que al dejar el enemigo de atacarnos paramos nosotros también”.
Tras terminar el ataque el recuento de municiones daba un resultado estremecedor; ¡apenas quedaban trece balas para todos!
Como acababa de hacerse de día Arenzana salió al exterior junto con el soldado Virgilio Aceituno para ver si podían recuperar algo de munición del enemigo. Aceituno encontró una canana como las utilizadas por las tropas regulares con setenta y cinco balas. Arenzana encontró algo mas: “ Al hacer la descubierta conté cuarenta y tres cadáveres de moros”.Volvieron a sufrir un ataque a la una de la tarde del día treinta de julio.

Como estaban prácticamente sin municiones Arenzana organizó la defensa por medio de la gasolina del motor y por ello ordenó poner el esparto de los jergones en el patio y tener listo algodones impregnados en gasolina que se arrojarían ardiendo sobre el enemigo cuando asaltara la posición.
Tropas esperando para entrar en acción (imagen izquierda)
Trascurrió el día sin mas incidentes y la mañana del treinta y uno se dio un singular suceso. Se presentaron los jefes de la cábilas de alrededor; Hamud y Ben Maach. Estos se declararon amigos de España y que tenían necesidad del agua del pozo para su gente y su ganado. Arenzana llegó a un acuerdo con ellos nadie dispararía y cambiaria el agua por los prisioneros que tuvieran y por comida. Incluso fijó una tabla de precios; un huevo o un trozo de pan por jarro de agua y una botella de leche por cada grupo de veinte ovejas. El acuerdo fue aceptado y pronto empezó a funcionar para contento de todos.Esa tarde dos moros llevaron al soldado de artillería Manuel Silverio. Al día siguiente, primero de agosto, sobre las once de la mañana les llevaron al alférez del regimiento de san Fernando Ildefonso Ruiz Tapiador que habían tenido prisionero en Tistutin. Este llegó extenuado y enfermo y se negó a hacerse cargo del mando del puesto como se lo propuso Arenzana.
Pero la gasolina era escasa y no podía ser repuesta por lo que decidieron hacer acopio de alimentos con idea de abandonar el puesto. El cuatro de agosto se terminó la gasolina. El cinco decidieron que abandonarían el fortín y harían camino hasta las líneas francesas. Arenzana junto con el soldado Muniesa hicieron al anochecer una exploración del puesto de Tistutin, de entre los restos pudieron recoger unas latas de leche condensada y alguna botella de vino. De vuelta al campamento desmontaron la maquinaria de la bomba y el motor enterrando las piezas y llevándose otras para que no pudieran ser de utilidad al enemigo. Los fusiles, inútiles por carecer de municiones fueron inutilizados y enterrados también. A las ocho del anochecer partieron hacía las líneas francesas sirviéndose de un reloj de pulsera como guía para calcular la dirección correcta. Cuando se hallaban a unos diez kilómetros de los franceses fueron detenidos por dos moros, uno de ellos armado con un fusil remington. Estos les obligaron a entregar cuanto tenían. Arenzana se enzarzó en una discusión con el que estaba desarmado al tiempo que se aproximaba al que tenía el arma. “ De un salto le arrebaté el fusil matándole y lanzándose los compañeros sobre el desarmado y con piedras y cuantos elementos llevábamos de botellas y martillos hasta que llegó el declarante que con un pequeño puñal lo remató”.
Continuaron la marcha pero no tuvieron suerte ya que “ ..a unos cuatrocientos de la posición francesa llamada “ La Montaña” al atravesar unas dunas nos salieron al encuentro un grupo de moros saqueándonos nuevamente y dejándonos marchar a dicho campamento francés”.
Esta declaración fue hecha por Arenzana el diez de Marzo de 1922. Para entonces su nombre ya había aparecido en los periódicos y se le mencionaba como uno de los héroes de Annual. Su caso tenía mas atractivo al tratarse de un soldado, un humilde cabo que había cumplido con su deber de forma heroica donde habían fallado los mandos y oficiales.
Otras declaraciones
Continuando con la instrucción el capitán Juan Villazán ordenó la toma de declaración de los siguientes testigos.La primera citación dio lugar a una sorpresa. Se notifico al soldado Rafael Sordo del regimiento África 68 que declarar sobre los hechos de los meses de julio y agosto.
La respuesta fue una breve nota de la oficina del regimiento.-“ En contestación a su atento escrito del 1º del actual, debo manifestarle que no puede comparecer en ese juzgado el soldado de este regimiento Rafael Sordo Colio por encontrarse actualmente en Ribadesella ( Asturias) para responder en causa que se le instruye POR PESCAR CON EXPLOSIVOS”.
La declaración del soldado de la comandancia de ingenieros Jesús Martínez Terrio, mecánico encargado del funcionamiento del motor coincide con la del cabo Arenzana.El cabo Joaquín Rodríguez Barreiro del regimiento de infantería de Melilla relata su parte hasta que busca refugio en el fortín del pozo de agua y afirma que el cabo Arenzana tuvo un comportamiento tan excelente que cree que le debe la vida.
El artillero Manuel Silverio Corchado que también encontró refugio en el fortín del pozo de agua gracias al intercambio de agua por alimentos y prisioneros hizo su declaración después. Silverio afirmó que le relataron la defensa del fortín de la que no fue testigo y que el cabo le merecía todo su respeto.La declaración del soldado del regimiento África 68 Virgilio Aceituno Paredes es prácticamente un calco de la de Arenzana, lo mismo que la del soldado de ingenieros Muniesa.
La declaración inicial del teniente Ruiz Tapiador es bastante confusa. El teniente cuando suceden los hechos se encontraba enfermo y tanto física como psicológicamente agotado. Acababa de salir de la Academia y ese, su primer destino, se había demostrado especialmente duro. Recuerda con precisión la defensa de la posición de Dar Azugaj de la que estaba al cargo, la marcha por la noche hasta las líneas francesas son un recuerdo confuso, tuvo que ser hospitalizado inmediatamente debido al mal estado en que se encontraba y su recuperación se alargó durante un par de meses.
Pero su recuerdo de los días del fortín del pozo de agua, aunque borrosos, llaman la atención del juez de instrucción por una serie de hechos que no concuerdan.Es en este momento que Rafael Sordo que ha sido trasladado a Galicia desde la Asturias que le acoge por pescar de forma tan antideportiva hace unas declaraciones que obligan a Arenzana a adoptar una nueva línea de actuación.
Nueva declaración del sargento Arenzana
Abd el-krim, lider rifeño (imagen izquierda)
El cinco de Noviembre de 1922 el sargento Arenzana solicita hacer una nueva declaración.
“Que siendo inexactas las declaraciones sobre la defensa del fortín del pozo número dos, libre y espontáneamente manifiesta que en descargo del juramento prestado y para esclarecimiento de la justicia, anula sus declaraciones anteriores y hace única y exclusivamente valida la actual...”
La declaración se inicia con los mismo hechos que la anterior pero esta pronto empieza a variar. Durante los primeros días no sucedió nada siendo lo único de reseñar que por comunicación telefónica con el puesto de Batel el comandante de este les dijo que no disparasen mas que para defenderse y dar agua a los nativos como en tiempo normal. Fue la noche del veinticuatro que fueron atacados por disparos aislados desde lejos que no tuvieron mas importancia. Por lo tanto el ataque que dijo haber repelido no existió.
El día veinticinco “ se cortó la comunicación telefónica por lo que no pudieron comunicarse con el Excmo. Señor general Navarro, por lo que no siendo atacados hicieron su vida normal”.
La vida trascurrió pacifica hasta el veintisiete que “ tiraron a nuestro fortín varios disparos de cañón y salió una guerrilla desde la posición de Tistutin para no sé que objeto”. En vista de la situación Arenzana envió a Tistutin al soldado Miguel Pérez con una nota para el general Navarro explicándole su situación y solicitando ordenes. Oficialmente el cabo de ingenieros tenía el mando de la posición pero Arenzana se hizo con el cargo ya que “ ...el cabo de ingenieros, a quien por ordenanza correspondía el mando pero que al verse al cabo de cinco días en aquella situación y recordando a su madre sola, no pudo vencer el dolor y lloró sentado junto al motor, el declarante lo consoló como pudo...”. El estado de animo de la tropa debió de ser muy bajo ya que “...ese mismo día el soldado Rafael Sordo Colio...decidió matarse con un fusil...el declarante pudo llegarse hasta él convencerle y animarle..”
Superada la crisis el día veintiocho decidieron que la mejor manera de sobrevivir era llegar aun acuerdo con el enemigo por ello “...y lo consiguieron quedándose en el fortín donde solo entraron algunos moros principales y que prometieron dar agua a cambio de que les trajeran alimentos, que esto se cumplió por ambas partes..” Aquí viene un detalle que no gustó nada a los militares y es que entregaron las armas al enemigo junto con la munición.Al día siguiente, veintinueve de julio, llevaron al fortín a los soldados Manuel Silverio y Joaquín Rodríguez además al alférez Ruiz Tapiador. También declara el sargento Arenzana que “...tampoco es cierto que mataran un gato y se lo comieran los días veinticinco al veintisiete porque lo que se comieron fue un cochinillo que les llevaron los moros..”.
Como le preguntaron porqué decidió pasar a las líneas francesas y no al Monte Arruit o a Melilla, Arenzana respondió que tenían un moro al que conocían por Chibani que les afirmó que las tropas enemigas se concentraban sobre esa zona por lo que era mas seguro ir a las líneas francesas. Por ello cuando se les terminó la gasolina “... acordaron acogerse a la zona francesa y que el Chibani les acompañara hasta pasar los poblados próximos y quedar definido el camino que debía conducirles hacia la mencionada zona.
Esto se llevó a efecto entre las veinte y veintiun horas del día cinco de agosto”. ¡Por cierto al Chibani le pagaron CIEN pesetas por sus servicios que les permitió llegar sin novedad a la posición francesa conocida como “Montaigne”!Por lo tanto ni defensa heroica, ni cuarenta y tantos muertos enemigos ni caballos muertos, ni felicitación del general Navarro, ni gatos a la cazuela, ni lucha por la vida contra moros malos ni nada de nada. Arenzana y sus compañeros se habían inventado toda una historia heroica pensando que era lo que mas les beneficiaba.
Tanto Arenzana como los soldados de la guarnición, infantes e ingenieros, ganaban con ello y lo mismo sucedía con los añadidos que solo tenían que contar una pequeña historia relativa a la travesía hasta la zona francesa. El alférez estaba completamente destrozado y no sabía siquiera en que mundo vivía por lo que no podría negar su versión y mas valía llegar como héroes que contar los hechos ciertos. Esta dolorosa verdad era que se habían rendido sin lucha, habían entregado sus armas al enemigo voluntariamente, habían trabajado para ellos y hasta les habían dado dinero ( ¡pobre Chibani!).
Lo que no contaron fue con la circunstancia de que se les fue la mano y que un Teniente Coronel comunicó los hechos a un general que estaba llevando a cabo una investigación sobre los sucesos del Desastre. Que estos habían sido mucho mas graves de los que jamás hubieran sospechado y que muy pronto los acontecimientos los iban a sobrepasar al encontrarse en medio de un juicio de investigación para ser recompensados con la mas alta condecoración española al valor en combate: La Laureada de San Fernando. Para entonces Arenzana, que había salido en periódicos que comentaban su hazaña, era un héroe del Desastre y no convenía a nadie que se supiera la verdad; que todo había sido una invención.
El tribunal archivó el expediente para la condecoración que el día de hoy reposa entre otros miles de documentos en el Archivo General Militar de Segovia. Dieron por bueno el ascenso que, ¡la verdad!, se había ganado al mantener unidos a sus soldados y llevarlos de vuelta a su patria demostrando cierta iniciativa y dotes de mando. El Tribunal llevó su benevolencia al olvidarse de hechos como la entrega del armamento y otros que carecían de importancia dentro de la magnitud de los sucesos de los tristes meses del Desastre y decidió que las fantasías no son constitutivas de delito por lo que olvidaron el asunto. Un piadoso silencio cayó sobre todo este incidente y con el tiempo se perdió en la memoria...
Las invenciones del cabo/sargento Arenzana podrían ser simpáticas e incluso encontrar la aprobación si no fuera por un detalle que encuentro de una mezquindad difícil de olvidar; un muchacho de diecinueve años que cumplió con su deber se le instruyó un proceso por negación de sus obligaciones, su honor quedó en entredicho, se le apartó de sus funciones y se encontró envuelto en un juicio en el que podía perder su carrera. Me refiero al alférez Ruiz Tapiador que vivió durante meses esta angustia. Si las mentiras del cabo/sargento Arenzana no hubieran estado a punto de costar tanto a este muchacho las encontraría divertidas.
AUTOR: Fernando Prado Pardo Manuel de Villena
[1] Este sentimiento dio lugar a la famosa anécdota del centro de rosas adornadas con cabezas de moro que se ofreció en un homenaje a la jefe de enfermeras de la Cruz Roja de la Comandancia de Melilla, duquesa de la Victoria.
[2] La campaña del 21 en cifras reales. Fernando Caballero Poveda. Revista del Ejercito nº 522 y 523, Madrid, 1984.
[3] El general Felipe Navarro, segundo comandante de la Comandancia de Melilla, tras la muerte de Silvestre trató de reunir las fuerzas dispersas para organizar una defensa. El mal estado psicológico de la tropa le convenció de la imposibilidad de su uso por lo que organizó la retirada. Primero a Dar Druis que abandonó, Batel, Tistutin hasta monte Arruit. Defendió esta posición hasta el 9 de agosto que tuvo que rendirse. Los supervivientes fueron asesinados en medio de terrible torturas. Apenas se respetó a 60 de 3.000 y entre ellos se salvó de milagro Navarro. Pasó un cautiverio de año y medio donde sufrió todo tipo de privaciones y humillaciones. Al ser liberado fue juzgado por su responsabilidad de los sucesos de Annual siendo retirados los cargos en contra por el fiscal al escuchar las alegaciones de los soldados que compartieron cautiverio con él y los informes presentados por su abogado defensor Luis Rodríguez de Viguri.
[4] Este regimiento escribió una de las mas heroicas acciones de la caballería españolas durante la retirada de las fuerzas del general Navarro. El regimiento al mando de don Fernando Primo de Rivera atacó a lo largo de todo el día 23 de julio a las fuerzas indígenas hasta conseguir frenarlas y permitir la retirada de la columna del general Navarro al puesto de Batel. El regimiento se componía de 691 jinetes esa mañana, cuando llegó el anochecer en la lista solo estaban presentes 67. Sus bajas fueron el 90,3% del total de sus efectivos ese día.
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