Aunque hay varias hipótesis, creo que la más aceptada es que se trata de la representación de un verraco con los símbolos del sol y la luna.
Se me ocurre que tal vez conozcas representaciones similares cercanas...
La época neolítica es una de las más importantes de la prehistoria peninsular. Durante el Neolítico vemos la aparición de la cerámica así como la introducción paulatina de determinadas especies domésticas que serán la base de la ganadería y la agricultura, que a partir de ahora serán el motor económico de las sociedades prehistóricas.
La historiografía del Neolítico en España se iniciaría a finales del siglo XIX cuando los hermanos Siret establecieron el punto de partida científico del estudio de la prehistoria de la Península Ibérica.
En la historiografía del Neolítico de la Península Ibérica cabe destacar la importancia de la obra de Pere Bosch Gimpera, quien sistematizó el Neolítico peninsular basándose en una clasificación tipológica de la cerámica, que todavía no tenía una base empírica, para dividir el Neolítico en cuatro “círculos culturales” identificados con “estratos étnicos”: los pueblos pirenaicos la Cultura Pirenaica, los capsienses de la Cultura Megalítica Portuguesa y de la Cultura de las Cuevas y los saharienses de la Cultura de Almería.
También es importante la recogida y documentación de materiales sobre el Megalitismo del sur peninsular del matrimonio Leisner en la década de los cuarenta. En la misma década, Julián San Valero Aparisi defendió una primacía cronológica de la cerámica cardial y distinguió dos fases neolíticas: Neolítico I, con grupos procedentes de Oriente, y Neolítico II, con grupos iberosaharienses; así se descarta que la unidad cultural de la Península fuera anterior al megalitismo y la posibilidad de un desarrollo cultural autóctono, como pretendía Bosh.
A partir de la década de los cincuenta los estudios se intensificaron teniendo como consecuencia el abandono del mito africano, la consideración de la cerámica cardial como fósil guía y la regionalización de las investigaciones. Es entonces cuando Bernabó Brea estableció tres conclusiones básicas: la existencia de una unidad cultural en el Neolítico Antiguo de todo el Mediterráneo occidental, caracterizada por la cerámica cardial, que esta etapa constituyó la fase más antigua del Neolítico y que el origen era externo, habiéndose de localizar en el Próximo Oriente.
Ya en la década de los sesenta hubo un cambio metodológico pero no teórico, que consistió en la mejora de los métodos y las técnicas, derivándose en una proporción directa un conocimiento “objetivo” y “verdadero”, por ello siguieron las tendencias “clásicas” representadas por Almagro Basch y Pellicer y surgió una tendencia en la que se tenía en cuenta la actividad económica de los grupos neolíticos y que estaba basada en el aumento de la información empírica y el “marco auxiliar” , que fue la base de un programa de investigación homogéneo y coherente del que formaban parte J. Maluquer de Motes, M. Tarradell, A. Arribas o J. Fortea, entre otros.
A partir de ese momento se desarrolla una competencia profesional que se resolvió con una especialización geográfica, en la que el patrimonio histórico será valorado como un instrumento de la “identidad colectiva”. Por ello, la regionalización de los estudios sufrida en los años ochenta hace necesario exponer la historiografía a partir de las diferentes regiones y no siguiendo un orden cronológico como hasta ahora pero esto lo veremos más adelante.
El Neolítico de la Península Ibérica ha sido poco estudiado por climatólogos. Aún así, se puede afirmar que no ha existido modificación en la circulación atmosférica pues todos los datos parecen indicar que la diversidad mantenía también niveles próximos a los actuales, aunque actualmente sufrimos unos niveles de aridez en la zona sur de la península atribuible a la intervención antrópica.
Los ecosistemas de la Península Ibérica en el inicio de la agricultura y la ganadería eran resultado de la mejoría climática y la progresiva reforestación ocurrida en el período Boreal (6700 - 5500 a.C.) a la que se añadió la expansión de los bosques caducifolios en el período Atlántico (5500-3000 a.C.), con unas condiciones cálidas y húmedas como demuestran los distintos análisis de las zonas de la Península Ibérica. El paisaje consistiría en bosques de encina y pino, bosque abierto y pradera, con una riqueza faunística y vegetal abundante.
En lo referente a la cultura material del Neolítico nos centraremos en los dos elementos más importantes: las especies domésticas y la cerámica.
Las primeras especies domésticas que aparecen en la Península Ibérica son el trigo y la cebada, la oveja y la cabra, cuyos agriotipos silvestres no se han encontrado y hacen suponer que su aparición se debe a la importación desde otras zonas reforzando la creencia de la procedencia próximo-oriental y el cerdo, el buey y el perro, cuyos agriotipos sí se han encontrado, admitiendo una domesticación local.
En cuanto a la cerámica, se ha asumido como fósil guía para definir los niveles del Neolítico Antiguo el tipo de cerámica cardial, caracterizada por su uniformidad en la decoración y su presencia generalizada en el Mediterráneo occidental, por ello su origen se estableció también en el Próximo Oriente. Sin embargo, las evidencias arqueológicas muestran que ya en contextos epipaleolíticos había cerámica en la Península Ibérica (Cocina III de Valencia o los concheros mesolíticos gallegos y portugueses), así como también se encuentra cerámica cardial en contextos de cazadores-recolectores.
Así, la cerámica cardial no es tan abundante ni está tan generalizada puesto que en las zonas no-mediterráneas españolas se encuentran otros tipos cerámicos que son incluso de fechas anteriores a las cerámicas del Próximo Oriente, por ello la autora cree que se deben revisar los presupuestos difusionistas.
El País Valenciano
La reconstrucción histórica del Neolítico del País Valenciano está exclusivamente fundada en la Cova de l’Or y la Cova de les Cendres, pues son las dos únicas consideradas neolíticas debido a su gran estratigrafía pues los demás yacimientos como la Cueva de la Cocina, Cova Fosca o Cova d’en Pardo son considerados epipaleolíticos con influencias neolíticas.
Sin embargo, esta construcción está hecha en base a dos únicos criterios: la talla lítica y la abundancia de la decoración cardial de la cerámica, es decir, haciendo asociaciones étnicas a un registro material concreto. Sobre estas bases Fortea realizó una división tripartita (Antiguo, Medio y Final) que se vio matizada por J. Bernabeu y Martí. Al cuestionarse las cronologías, los defensores del modelo dual refinaron la secuencia cerámica levantina y dividieron el Neolítico en dos fases (I y II).
No obstante, los resultados de Cova Fosca, con dos niveles cerámicos y uno acerámico donde parecen documentarse unos indicios de domesticación de la cabra, rompe las asunciones tipológicas y estratigráficas del modelo dual y por ello se considera “poco fiable”.
Cataluña
El estudio del Neolítico en Cataluña se caracteriza por ser regionalista y descriptivo, por la escasez de datos faunísticos o económicos y por las diferencias de prospección y estudio entre las comarcas catalanas. Hasta la década de los setenta, el Neolítico se dividía en dos períodos que tenían como base la clasificación de Bosch Gimpera: la Cultura de las Cuevas en el pre-litoral catalán, y la Cultura de los Sepulcros de Fosa, en las llanuras aluviales.
Durante la década de los setenta y los ochenta se desarrollaron múltiples excavaciones arqueológicas pues surgieron numerosos grupos de estudio pero que estaban descoordinados, impidiendo tener una perspectiva de conjunto. Así es como se aceptó el esquema del equipo de J. Guilaine basado en tipología cerámica del yacimiento francés de la Balma de Montboló, que fue matizado por A. Martín Cólliga, quedando dividido el Neolítico en: Neolítico Antiguo (cardial y epicardial), Montboló (transición entre Antiguo y Medio), Neolítico Medio-Reciente (los Sepulcros de Fosa) y Neolítico Final (facies cultural de Veraza).
Las islas Baleares
La prehistoria balear ha sido desconocida hasta prácticamente la década de los noventa, en la que J. Lewthwaite daba cuenta de la existencia de dos yacimientos anteriores al 2000 a.C., el de la cueva de la Muleta y el abrigo de Son Matge. Sin embargo, en ninguno de ellos se documentan animales domésticos importados ni evidencias directas del cultivo de cereal, ni de las cerámicas impresas aunque sí se daba una aparente explotación del Myotragus balearicus, animal parecido a una gamuza. Así se formuló la “hipótesis del filtro insular” en la que las islas hubieran asimilado exclusivamente aquellos rasgos que garantizaran su supervivencia y éstos rasgos hubieran sido los únicos accesibles para los habitantes de la península.
La prehistoria balear empezaría con una ocupación mesolítica provinente del levante peninsular antes de la aparición de la cerámica cardial en esa zona, luego existiría una “fase protón eolítica” o neolítico antiguo, determinada por los yacimientos de la Cova del Canet y el abrigo de Son Matge y finalmente, un Neolítico pleno del cual se obtiene información a través del abrigo de Son Matge.
Aragón
En Aragón las investigaciones son de fechas recientes pero ha revestido con gran intensidad en los últimos años. El esquema de los años noventa para explicar la neolitización de Aragón se basaba en la existencia de “dos núcleos neolíticos aragoneses”.
Por una parte, los yacimientos del Alto Aragón y las Sierras Exteriores del Pre-Pirineo como la Cueva de Chaves donde habitaban grupos de “neolíticos puros” procedentes de la costa mediterránea.
Por otra parte, los yacimientos del Bajo Aragón, como los abrigos de Botiquería de los Moros, Costalena y el Pontet, donde la neolitización fue gradual. A la vista de la información que se va descubriendo se comienza a rechazar la división tripartita del modelo dual manteniendo la visión bipartita (Neolítico I y II).
El País Vasco y Navarra
En el País Vasco y Navarra las excavaciones anteriores se centraban en los niveles paleolíticos dando una información poco fiable de los niveles neolíticos. Aún así, las excavaciones modernas también dan una escasa información sobre el neolítico. En ambas zonas perduran las formas de vida de los cazadores-recolectores que iniciarán una un proceso de neolitización gradual en el Neolítico Pleno, transformación asociada en el País Vasco al megalitismo.
En el País Vasco se distinguen dos zonas geográficas con grupos culturales distintos: al Norte, el grupo de Santimamiñe que va desde la divisoria de aguas cántabro-mediterráneas hasta la costa y está representado por el yacimiento epónimo; y al Sur, el grupo de los Husos que comprendía la divisoria de aguas y la fosa del Ebro, representada también por el yacimiento de los Husos. El problema del estudio del Neolítico en el País Vasco es la diversidad de criterios utilizados para definir el contexto “neolítico” como la cronología o la presencia de cerámica.
En cambio, los estudios del Neolítico de Cantabria y Asturias tienen un carácter regionalista y daban más importancia a los niveles paleolíticos. La interpretación que se da se mantiene fiel a la idea de P. Carballo del hiatus entre el Asturiense, que tendría una larga duración y el Neolítico. El paso al primer horizonte neolítico cantábrico se configura como un conjunto de unidades epipaleolíticos que, entre los milenios V y VI cal. a.C., adoptan una serie de novedades técnicas sin alterar las características de su sistema cultural. El establecimiento de población en las zonas interiores parece generalizarse paralelamente a la aparición de la cerámica en los concheros costeros, asociándose así al fenómeno megalítico.
Galicia y norte de Portugal
Los estudios sobre el Neolítico de Galicia y el norte de Portugal corresponden a la segunda mitad de la década de los ochenta, intentado justificar este hecho con la posición excéntrica de la región, con la “virtual ausencia” de cerámica cardial o las diferencias de prospección en las diferentes zonas.
La información sobre los momentos premegalíticos es muy escasa debido al carácter episódico de la ocupación de los primeros yacimientos así como la ausencia de estructuras pétreas, sumado al pH ácido del suelo gallego que provoca la desaparición de los restos óseos, siendo así difícil comprobar el carácter doméstico o salvaje de la fauna, también se suma la fuerte presencia arbórea que puede actuar como pantalla de los pólenes del cereal, provocando su infrarrepresentación en los registros palinológicos.
A pesar de ello, la información que se tiene señala una continuidad y falta de ruptura en el desarrollo de las estrategias productivas a partir de las sociedades cazadoras-recolectoras, puesto que la quema de bosque, ya practicada en momentos epipaleolíticos, se mantiene con el desarrollo agrícola, mientras que la caza y la recolección siguen teniendo una importancia significativa.
La cerámica podría haber aparecido ya en el VI milenio cal. a.C., en contextos epipaleolíticos, aunque no parece generalizarse hasta avanzado el Neolítico Inicial, como indica el abrigo 1 del yacimiento de A Cunchosa (Pontevedra) mientras que el fenómeno megalítico podría datarse a partir del 4300 cal. a.C., aunque se acepta una cronología más tardía. Sólo es en el IV milenio a.C. cuando se advierte un desarrollo de la complejidad, con una diversificación de la dieta vegetal y con una ganadería que utiliza los productos secundarios.
La Meseta
La historiografía del Neolítico de la Meseta es difícil de sintetizar ya que hay una escasez de investigaciones dedicadas a esta zona, los datos que se manejan son antiguos y por ello no dan información sobre los aspectos socio-económicos y hay una resistencia a admitir algunos datos que entran en conflicto con el modelo dual.
En los años setenta se contemplaba el Neolítico meseteño como una difusión del andaluz de las cuevas datable en el Neolítico Medio considerando el hábitat al aire libre de culturas más tardías. Pero en los años ochenta se documentaron yacimientos al aire libre, como los “fondos de cabaña”, llegando incluso a la conclusión de que estos yacimientos son más numerosos que los que ocupan cuevas en algunos sectores, descubriendo que, además, existen diferentes tipos de emplazamientos al aire libre.
El Neolítico meseteño se consideraba más tardío, puesto que las cerámicas que lo caracterizan, al no ser cardiales deberían ser posteriores al Neolítico Inicial. Sin embargo, en el abrigo de Verdelpino (Cuenca) se encontraron 19 fragmentos de cerámica lisa en el nivel IV, de claros rasgos epipaleolíticos, lo que supondría aceptar que el Magdaleniense se habría perpetuado hasta el 7000 a.C. sin evolución tecnológica o que la tecnología cerámica habría sido un logro autónomo de las poblaciones neolíticas de la zona.
Recientemente se propuso un esquema de desarrollo del Neolítico “interior” inicial: una fase inicial Mesolítico/Neolítico IA del 6.100 cal. a.C., un Neolítico IB fechado entre el 5500 y el 4000 a.C. y un Neolítico II. Respecto las actividades económicas sólo se sabe que se aprovecharon animales domésticos en la Cueva de la Vaquera (Segovia), en la Velilla (Palencia) y en Verdelpino (Cuenca), mientras que hay indicios de campo de cereal en las inmediaciones del dolmen del Moreco (Burgos), lo cual permite demostrar una continuidad respecto los niveles paleolíticos previos.
Portugal
En los años setenta, J. Guiliane y O. Veiga Ferreira realizaron la primera síntesis sobre el Neolítico de Portugal, en la cual se reconocían dos fases: un Neolítico Antiguo identificado en el litoral y caracterizado por la cerámica cardial, y un Neolítico Antiguo evolucionado o “Grupo de Furninha”, caracterizado por las cerámicas decoradas incisas e impresas.
Los concheros portugueses demuestran un modo de explotación del territorio basado en la caza-recolección pero desde asentamientos fijos y no sólo fueron lugares de acumulación de desechos sino que incluyen restos de hábitat y enterramiento. Estos concheros serían utilizados desde el VII milenio cal. a.C. hasta el V milenio cal. a.C., y es en este contexto donde aparecen las primeras cerámicas y los primeros poblados antiguos al aire libre considerados ya neolíticos que se situarían en el litoral del Algarve y en la región del Bajo Mondego.
La Gruta do Caldeirão fue el referente para defender la “hipótesis colonial” que consistía en considerar que la fachada atlántica y del macizo calcáreo extremeño se habría producido a partir de “colonias cardiales” en áreas no ocupadas por los mesolíticos pero en cambio es más coherente pensar que los primeros poblados “neolitizados” del litoral habrían sido ocupados por los mismos grupos que habitaban en los concheros.
Andalucía
La investigación del Neolítico andaluz se inicia prácticamente a partir de los años setenta. Los datos conseguidos en esa década junto a los de principios de los ochenta constituirían la base de la síntesis del Neolítico andaluz hecha en los años ochenta., en el que era evidente la similitud entre los registros de yacimientos al aire libre y de los yacimientos en cueva. Es en los años noventa cuando empieza a reclamarse un poblamiento anterior al Neolítico Reciente de la zona del Sureste, considerada un espacio vacío hasta ese momento.
Podría decirse que en Andalucía se ha intentado ajustar la evidencia arqueológica a la rigidez del modelo preconcebido. Así es como el Neolítico Antiguo y Medio “oficial” se ha definido esencialmente a través de los resultados de tres yacimientos: La Carigüela (Granada), Nerja (Málaga) y Cueva de los Murciélagos (Córdoba) dando como resultado el siguiente esquema: un Neolítico Antiguo cardial, un Neolítico Medio o Cultura de las Cuevas y un Neolítico Reciente-Final o Cultura de Almería. Pero este sistema tradicional se queda obsoleto a medida que va avanzando la investigación pues actualmente todo es confuso, variado, interesante y está abierto a nuevas interpretaciones.
Bibliografía
-HERNANDO, Almudena (1999): Los primeros agricultores de la Península Ibérica. Una historiografía crítica del Neolítico, Editorial Síntesis, Madrid.
Hola! Muy interesante como siempre Eli. He leído la parte del País Vasco porque dicen que estaba habitado desde el Neolítico,la parte de Munguía, que tengo de este apellido por parte de mi padre de una familia que se dedicó al comercio en Gran Canaria, no sé más del asunto.
Saludos
Muy buen resumen, hija mía, como siempre. Tu reserva de piezas prehistóricas "me llena de orgullo y satisfacción".
Como está tan condensado, apenas has rozado algunos temas, como por ejemplo las manifestaciones artísticas o religiosas. En ese sentido, y en lo que al País Vasco se refiere, creo que el famoso ídolo Mikeldi que tenemos en el Museo Etnográfico de Bilbao sería un claro ejemplo, ¿verdad?
Aunque hay varias hipótesis, creo que la más aceptada es que se trata de la representación de un verraco con los símbolos del sol y la luna.
Se me ocurre que tal vez conozcas representaciones similares cercanas...