El ocaso del ejército Zulú
Estamos en el año 1879, el imperio británico en África se extiende como una balsa de aceite, las potencias coloniales europeas han echado ojo al continente africano y están repartiéndoselo sin piedad, y si los indígenas se oponen a la ocupación los masacran sin compasión.
Uno de los últimos reinos independientes indígenas que quedan en África, es el reino Zulú, el cual desde los años 20 había prosperado y engrandecido gracias a un mítico líder que tuvieron llamado Shaka, pero habían pasado varias décadas desde entonces, y ahora estaban mandados por otro líder llamado Cetshwayo, este rey, se había hecho con el poder efectivo tras derrotar en batalla a su medio hermano Mbuyazi.
No obstante, el hecho de que su padre viviera aún, hizo que no empezara a reinar hasta el año 1873, a partir de entonces comenzó un programa de revitalización de las instituciones zulúes, en particular su ejército, el cual se había anquilosado un poco, mejoras que fueron muy necesarias habida cuenta de la guerra que se iba a librar a corto plazo.
En particular una de las mejoras del ejército consistió en dotar a sus fuerzas con armas de fuego, ya que había comprendido que ese tipo de armas daban a los ejército un poder inimaginable, pero en un principio, las armas no fueron entregadas de forma masiva (¡aun que era un comienzo!) y el tipo de armas no eran del tipo moderno que utilizaban los británicos, sino armas más anticuadas.
Jonh Dunn, asesor militar blanco del rey zulú, introdujo unas cuantas armas en el reino, y muchas más entraron legal o ilegalmente por el norte del reino, fronterizo con el Mozambique portugués o el sur, fronterizo con el territorio británico de Natal, así cuando estalló la guerra, el rey zulú había dotado al ejército de un buen número de armas, aunque como dije, muchas anticuadas.
El reino Zulú, estaba situado al Noroeste del territorio sudafricano, haciendo frontera con el río Thukela y al este lindaba con el Océano Indico, tenía unos 24.000 Km. cuadrados de superficie y el país podía calificarse ser una sociedad guerrera, la espina dorsal del ejército lo componían sus regimientos, también llamados “amabuthos”, las compañías de estos regimientos variaban entre los 50 y los 70 hombres, y todo ello dependía de las circunstancias.
Por lo tanto, los regimientos no tenían el mismo número de guerreros, aunque como cantidad estándar, los regimientos podían tener unos 1.500 hombres, pero los más modernos amabuthos, Cetshwayo los había reforzado, en vista a una posible guerra, como por ejemplo el amabutho “Ingobamakhosi” de 4.000 guerreros.
Sargento del 1/13 Ligero de inf. en Khambula
El alto comisionado para Sudáfrica sir Henry Bartle, había echado el ojo al reino Zulú como futuro territorio integrado a Sudáfrica, así que empezó una campaña de hostigamiento al reino, digamos, “buscándole las vueltas” con ánimo de provocar una guerra con los zulúes, describiendo a su rey y a los zulúes como sanguinarios bárbaros a los cuales había que domesticar, sin embargo, estos no picaban el anzuelo y recurrió a métodos más directos.
En la frontera con el reino zulú siempre había habido choques fronterizos de nimia importancia, aquí aprovechó Henry la oportunidad, engrandeciendo las acciones de manera desproporcionada y exigiendo al rey zulú compensaciones y satisfacciones por el perjuicio que los zulúes estaban llevando a cabo, estos se avinieron bien, consciente el rey zulú de las trágicas consecuencias que ello comportaría, pero como el comisionado veía que el asunto no se resolvía como el quería llegó a una máxima resolución.
Exigió al rey Cetshwayo que disolviera inmediatamente el ejército zulú y que desarmara a sus guerreros. Era esta una medida extrema (pero muy bien calculada por el comisionado) y que el rey zulú por mucho que cediera, no lo haría nunca en este punto, pues el alma de la nación Zulú era la sociedad guerrera para la que vivía y moría, sin la cual el reino estaría herido de muerte, amén de que el país estaría desprotegido ante la invasión de un ejército enemigo.
El comisionado estaba compinchado con el general al mando de las fuerzas en Sudáfrica, sir Frederic Thesiger, el cual a la muerte de su padre se convirtió en Lord Chelmsford, el tomaría el mando de las operaciones militares si se declaraba el estado de guerra con la nación zulú.
Lord Chelmsford, ya tenía cierta experiencia en combate en Africa, de hecho, en febrero de 1878, durante la guerra en el reino Xhosa, Chelmsford y el 24 regimiento de infantería, derrotaron a su ejército gracias a la táctica de agrupar a los hombres en masa y presentar al enemigo un fuego de fusilería concentrado, el cual desbarató sus líneas con eficacia.
Soldados británicos atrincherados en Rorke's Drift defienden su puesto
1-Cirujano Reynolds del Departamento de Sanidad del Ejército
2- Subcomisario en funciones J. L. Dalton del Departamento de Comisaría General del Ejército
3- sargento portaestandarte Bourne de la Cía. B 2/24
4- teniente Gonville Bromhead, jefe de la Compañía B del 2/24
5- teniente J. R. M. Chard de los Ingenieros Reales
6- Capellán George Smith
¡Lo malo!, es que Chelmsford, se confió bastante con esta táctica, y desde el principio de la campaña zulú, creía que con un fuego concentrado contra un grupo de zulúes, estos saldrían despavoridos y obtendría una victoria fácil. El tiempo se encargó de revelarle, que la campaña no iba a ser tan sencilla como aparentaba.
Por supuesto el rey zulú se negó en redondo a desarmar a sus guerreros y el ultimátum que le envió el comisionado fue el pretexto para declarar la guerra a los zulúes, los británicos iniciaron los preparativos y su dirigieron al sur del reino Zulú para iniciar la invasión, la cual se produjo cuando los ingleses cruzaron el río Thukela, que servía de frontera entre el reino Zulú y la Sudáfrica británica, era el 11 de enero de 1879.
El poder contar con un ejército suficiente planteó un problema, ya que Inglaterra esta medida en una guerra en Afganistán, amén de haber serios problemas en los Balcanes que requerían su atención, no podía distraer tropas en otros frentes así que encargó al comisionado de Sudáfrica, que se llegara a una solución pacífica y negociada del conflicto.
Sir Henry, ¡por supuesto!, no estaba por la labor de apaciguar los ánimos si no todo lo contrario, y a través de distintas triquiñuelas logró el inicio de las hostilidades. El y Lord Chelmsford, no pudieron contar más que con las tropas británicas estacionadas en Sudáfrica, pero estas eran insuficientes para la operación de envergadura que se estaba montando, así que se procedió a una campaña intensiva de reclutamiento entre los nativos blancos y negros de Sudáfrica.
Al fin se formó un cuerpo expedicionario conformado por 17.000 hombres, el cual lord chelmsford, dividió en 5 columnas con el ánimo de que el ejército zulú no pudiera concentrarse en un punto en concreto, la columna numero tres y la más fuerte y dotada de los mejores soldados británicos, avanzó por la parte interior de la desembocadura del río Tughela, con el ánimo de avanzar directamente a la capital del reino Zulú, llamada Ulundi . No obstante el rey zulú no se mantenía inactivo, sondeó correctamente la situación, viendo que la columna N-3 era la más fuerte, mandó a su principal ejército allí, para detener a los británicos, no obstante advirtió a sus generales que en lo posible, no atacase a los británicos cuando estos se hallaran en una posición fortificada, ya que sabía que esto podía tener consecuencias graves para sus ejército.
Tras cruzar el río Búfalo, la columna británica avanzó hasta llegar a un monte llamado Isandlwana, donde los ingleses establecieron su campamento en espera de iniciar nuevamente la marcha, no obstante, lord Chelmsford, decidió continuar el avance dejando tropas suficientes en el campamento, llevándose el grueso de la columna, hay que decir que el campamento era temporal y cuando Chelmsford encontrara un sitio adecuado el campamento se levantaría enseguida.
Al mando del campamento quedó el teniente coronel Henry Pulleine , un buen hombre, pero que hasta entonces solo había desempeñado labores monótonas de guarnición y no estaba preparado, ¡para lo que se le venía encima!. Una de las patrullas del campamento se topó con el “impi” (ejército) zulú, los guerreros zulúes al ver a los soldados británicos, estallaron en un rugido de rabia mal contenida.
Furiosos los guerreros iniciaron la persecución de la patrulla sin que los generales al mando pudieran contener a sus hombres y obedecer las consignas de su rey Cetshwayo, las cuales eran evitar atacar toda posición fortificada británica. (¡al fin y al cabo!, los británicos habían invadido su territorio y los zulúes defendían su país, con lo cual el aura moral que ello les confería era muy fuerte).
Asalto nocturno zulú al puesto de Rorke´s Drift
La patrulla británica tras un simbólico tiroteo con los zulúes, volvió grupas y se dirigió al campamento británico a galope seguidos por los zulúes. Cuando estos llegaron al campamento he informaron de lo sucedido la sorpresa fue mayúscula, ya que no creían que los zulúes estuvieran tan cerca, se aprestaron con energía en el campamento para la defensa, los soldados fueron desplegados a las afueras del campamento intentando cubrir el máximo terreno posible, lo cual no pudieron dada la extensión, y el largo despliegue de los soldados mermó en una concentración del fuego de fusilería, de tan terribles consecuencias posteriores.
El campamento tenía a 67 oficiales y 1.707 soldados de tropa, suficientes en teoría para repeler cualquier tipo de ataque enemigo, lo componían las siguientes unidades:
- 5 compañías del I batallón del 24 regimiento de infantería.
- 1 compañía del II batallón del 24 regimiento de infantería.
- 2 cañones de 7 libras de la batería n-5.
- 100 hombres a caballo de la infantería montada y de los voluntarios de Natal.
- 4 compañías de CNN (soldados negros nativos).
Posteriormente la columna de caballería del coronel Durnford, (la cual esta patrullando) también se agregó al campamento, con lo cual, el completó el número de tropas.
El impi Zulú llego al campamento he inició el ataque, el ataque zulú fue el típico que llevaban desarrollando hace décadas y que tan buenos resultados había dado en el pasado, contra tribus enemigas y los “boers” (nativos descendientes de los holandeses que se asentaron en Sudáfrica en el siglo XVII).
La táctica era la de “los cuernos del búfalo”, en el centro del despliegue zulú (el pecho del animal) se situaban los guerreros más maduros, mientras que en las alas,(los cuernos derecho e izquierdo del animal) estaban los más jóvenes, los zulúes se acercaban desde el centro al enemigo y luego las alas del ejército “los cuernos” envolvían al enemigo, una táctica sencilla, pero terriblemente letal que muchos sufrieron en sus carnes en el pasado.
Guerreros zulúes
El ejército zulú estaba compuesto de 12 amabuthos (regimientos) de diversos efectivos, con un total de unos 22.000 guerreros, a los cuales se añadieron compañías de otros amabuthos que operaban en otros escenarios de guerra, todos mandados por el general Ntshingwayo kaMahole. El avance hacia el campamento británico no fue un camino de rosas para los zulúes, ya que estos recibían un continuo fuego de fusilería por parte de los soldados del 24 de infantería, y de metralla por parte de los 2 cañones ingleses.
Aquí me permito un pequeño inciso para informar de que los soldados ingleses estaban equipados con el magnífico fusil Martini Henry, modelo Mark II del 1875, de un alcance máximo de 900 metros, siendo eficaz a la mitad y letal a 300 metros, el cartucho contenía una bala de plomo endurecida y cuando era disparado producía en el blanco unas heridas terribles.
El armamento zulú sin contar las armas de fuego, muchas de ellas de modelos antiguos, (aunque Cetshwayo hizo un gran esfuerzo por equipar con armas de fuego a sus guerreros) era básicamente armas tradicionales. Un escudo de guerra, (las marcas blancas del escudo reflejaban el “status” del guerrero, cuantas más marcas blancas tenía, más prestigioso era el guerrero) los “venablos”, especie de lanza, (aunque había lanzas más pequeñas arrojadizas) y una especie de maza, con una bola endurecida en la punta para golpear al enemigo.
De hecho, cuando eran heridos de pleno los guerreros zulúes, si estos estaban corriendo, eran detenidos, ¡en seco!, y los que estaban parados, ¡echados varios metros atrás!, en definitiva, un arma de letales consecuencias para los zulúes. Para desgracia de los zulúes, las 5 compañías del I batallón del 24 regimiento de infantería, estaban compuestas por avezados veteranos que llevaban sirviendo juntos muchos años en diversas campañas coloniales, así que los zulúes se las vieron con unos soldados de gran calibre, y que vendieron cara su piel.
En Africa, el 24 regimiento, constaba del I y II batallón de infantería, los miembros del I eran veteranos que llevaban muchos años sirviendo juntos, mientras que los miembros del II batallón, era soldados que habían sido reclutados recientemente, no obstante, no hay que escatimar, el rendimiento del segundo batallón, cuya valentía dejó su impronta en la defensa de Rorke's Drift.
Bueno, como decía antes el avance zulú se relantizó, incluso tuvieron que detenerse ante el fuego nutrido de los veteranos del 24 regimiento, no obstante, luego pudieron continuar con su avance, ¿Por qué motivo?, el motivo fue el siguiente, la defectuoso amunicionamiento de las tropas en primera línea.
Los soldados disponían de dos cartucheras blancas a derecha e izquierda de 20 cartuchos cada uno, y de una cartuchera negra de reserva que tenían atrás con 30 cartuchos, en total 70 cartuchos. Si tenemos en cuenta que un soldado avezado podía disparar hasta 12 cartuchos por minuto se puede comprender que sin un adecuado abastecimiento de cartuchos, la cosa en plena batalla puede resultar letal como así fue.
Tropas auxiliares nativas del ejército británico
La cajas de municiones se hallaban selladas, los encargados de abrir esas cajas eran intendentes de muchos años de servicios que no toleraban que hubiera jaleo ni que les metieran prisas amén de que a los soldados nativos negros que acudían a recibir munición los despachaban sin contemplaciones al no corresponder con las compañías que los intendentes tenían que abastecer de munición, así la entrega de munición a las tropas de primera línea fue lenta y farragosa.
Los zulúes viendo el fuego británico disminuir se lanzaron a proseguir el avance mientras que los soldados británicos no podían hacer nada para remediarlo, las disciplinadas formaciones británicas ante el avance zulú rompieron la formación y cohesión al acercarse los zulúes al campamento, ya todo se convirtió en una lucha desesperada y enfrentamiento cuerpo a cuerpo con los zulúes.
Los soldados ingleses a la desesperada, ¡se batieron como leones!, ya de manera individual o formando pequeños grupos, luchaban espalda contra espalda para defenderse mejor, intentaban en la medida de lo posible realizar una defensa eficaz. Cuando se acababa la munición utilizaban sus fusiles con bayoneta o los mismos fusiles para defenderse a culatazo limpio, en una defensa furiosa y mortal a la vez, ¡nada da tanta energía como defenderse a la desesperada!. La lucha proseguía hasta que los zulúes los exterminaban, se entabló un duro cuerpo a cuerpo en el interior del campamento en el cual los zulúes exterminaron a todo los que pillaron, ya que allí no había cuartel ni se hacían prisioneros.
Al final todo acabó con un gran triunfo zulú, de los más de 1.700 soldados que había en el campamento, 1.300 de ellos murieron, solo 60 blancos y 400 negros en una travesía de retirada, épica y mortal a la vez, (ya que tenían a los zulúes pisándoles los talones) consiguieron ponerse a salvo, ya que no contaban con caballos y tuvieron que retirarse a pie. Hubo muchos actos de heroísmo en esa retirada que fueron célebres, aunque no sirvieron para empañar la derrota.
Los zulúes tras saquear el campamento y llevarse todo lo de valor, prendieron fuego al resto de los enseres y se retiraron con la alegría de haber derrotado al ejército británico, ciertamente los ingleses nunca habían sufrido una derrota tan dura por tropas indígenas. Por su parte, Lord Chelmsford no se enteró de los sucesos hasta que fue demasiado tarde, acudió temprano al día siguiente para ver el campamento plagado de soldados británicos muertos, (pues los zulúes se habían llevado a sus muertos) y no solo eso.
Los soldados británicos estaban destripados, una visión que dejó aterrados a los que lo vieron, era esta una costumbre religiosa entre los zulúes, ¡de lo más normal!, pero para los británicos fue algo horroroso y salvaje que hizo que en futuros combates los británicos no tuvieran miramientos en comportarse de igual manera con los zulúes.
Caballería irregular británica
A pesar del lento amunicionamiento en la batalla hacía los británicos, como hecho anecdótico, conviene hacer saber que se dispararon unos 70.000 cartuchos en toda la batalla. A pesar de la victoria, las bajas que sufrieron los zulúes fueron terribles, más de 1.000 guerreros fueron encontrados muertos cenca del campamento, y varios cientos más murieron los días siguientes a consecuencia de las heridas recibidas, así que probablemente, en la batalla murieron 2.000 guerreros zulúes.
También conviene saber que esta batalla y en las posteriores, que los muertos zulúes se catalogan en dos bandos:
- Los que murieron en la misma batalla.
- Los que murieron los días posteriores a consecuencia de las terribles heridas sufridas en ella, (ya que dependiendo de cada batalla, si eran de gran envergadura y se sufría muchas bajas, los días posteriores podían sucumbir pocos o muchos cientos de ellos).
Tras esta batalla el ejército zulú se traslado a un día de marcha, acamparon en una depresión en la cual esperaron a que murieran los que habían sido heridos gravemente en la batalla.
Ese mismo día también hubo otros combates, La columna n-1 del coronel Pearson compuesta por 4.750 soldados y situada al sureste del país zulú, cruzó el río Thukela, esperó 4 días hasta que se transportaran todos los pertrechos, luego avanzó al norte, y tras cruzar el río Nyezane, ese 22 de enero (día también de la batalla de Isandlwana), se vio sorprendido por el repentino ataque de un impi zulú compuesto de tropas locales al mando del príncipe Dahilamanzi, más de 6.000 guerreros (ya que el impi principal estaba combatiendo en Isandlwana).
Sargento del 24 regimiento de infantería
Tras un duro combate de más de una hora, los guerreros zulúes cayeron derrotados y se retiraron al norte, El coronel Pearson no tuvo más que deploras unos 10 muertos y 17 heridos, la batalla que fue en campo abierto deparó peores bajas para los zulúes, ya que sufrieron unos 1.300 muertos.
Tras este combate, el coronel Pearson, se traslado un poco al norte y se refugió con su tropa en Eshowe, una misión abandonada, la cual fortificó y que fue rodeada gradualmente por grupos de zulúes que crecieron en número con el tiempo. Permaneció allí más de dos meses con su tropa hasta que fueron liberados por el ejército de de lord Chelmsford en abril.
El último combate de ese 22 de enero de 1879 tubo lugar en era un puesto avanzado británico situado junto a un vado del río Búfalo, en la provincia de Natal llamado Rorke's Drift, guarnecido por la 1- compañía del II batallón del 24 regimiento de infantería, los miembros del segundo batallón eran tropas más novatas que los veteranos del I batallón, los cuales habían luchado en Isandlwana, eran 139 soldados, aunque 35 de ellos estaban enfermos, También había contingentes nativos en la base.
Mandaba la guarnición el teniente John Chard de los ingenieros reales, secundado por el teniente Gonville Bromead. Por la tarde un contingente de caballería de los voluntarios de Natal, informo al puesto de sucesos de Isandlwana, dejando perplejos a la guarnición, para colmo de males les informaron que un contingente zulú se acercaba a la posición. Chard mantuvo la sangre fría y comenzó los preparativos para convertir la posición en un puesto fortificado, improvisando con todo lo que tenían a mano, levanto parapetos de defensa con carretas, sacos, cajas de galletas etc…
Levantó dos barricadas, la última en caso de que los zulúes penetraran la primera, fortificó el hospital, la granja y el almacén de la base, practicando orificios en los edificios para ser utilizados como puestos de tirador, las puertas del exterior del perímetro fueron atrancadas con muebles. El trabajo fue arduo, pero Chard, como buen ingeniero que era, al llegar los zulúes se encontraron con un hueso difícil de roer.
No obstante para dificultar las cosas al teniente Chard, el contingente nativo de la base desertó cuando constató que los zulúes se acercaban, quedando la guarnición reducida a 80 hombres útiles y 35 enfermos, y el contingente zulú que se acercaba estaba compuesto por 4.000 zulúes al mando del Príncipe Dabulamanzi, estos guerreros habían formado la reserva en la batalla de Isandlwana, por lo que no habían participado en la batalla cubriéndose de gloria, estaban furiosos y cuando se enteraron que en el barranco de Rorke's Drift había soldados británicos, decidieron marchar allí, sin órdenes para lavar los venablos (escudos) con sangre británica.
Línea de fuego británica en la batalla de Isamdlwana 22 de enero de 1879
Loa ataques se sucedieron a partir de las cuatro de la tarde, y continuaron toda la noche, los zulúes atacaron con arrojo y valentía, sin hacer caso a las bajas que sufrían por el fuego de fusilería británico, pero no conseguían encontrar ningún hueco, que Chard había montado un perímetro defensivo impenetrable y no había ningún hueco por donde meterse.
Los zulúes intentaron entrar en el hospital desde el tejado, penetraron en el y esto dio paso a un sangriento cuerpo a cuerpo entre los enfermos del hospital y los zulúes, al final los enfermos tuvieron que evacuar el hospital en una salida casi épica. En las alturas de Oscarberg, las cuales dominaban Rorke's Drift, los zulúes apostaron tiradores con los que hostigar a la guarnición, pero armados con rifles anticuados y siendo tiradores mediocres la guarnición no sufrió mucho, aunque tuvieron unos cuantos muertos y heridos como consecuencia de esta acción.
La presión zulú no cejaba y los británicos tuvieron que marcharse a la segunda línea de defensa, la noche cayó y los zulúes siguieron hostigando a los británicos con denuedo, pero los británicos tuvieron un nuevo aliado, ¡el fuego!, el hospital esta ardiendo, y no dejó de arder en toda la noche, los zulúes amparados en la noche intentaban efectuar incursiones en el puesto británico, pero gracias al fuero, eran vistos desde la distancia, y todo ataque perpetrado por los zulúes era descubierto enseguida y respondido con fuego de fusil.
Al amanecer los británicos en una noche terrible, faltos de sueño y con sed, esperando al alba el ataque de los zulúes estaban fatigados y con temor ante el siguiente ataque zulú, pero para sus sorpresa, al amanecer los zulúes se retiraron, dejando en el campo de batalla 350 muertos a los que se unirían otros tantos en los días siguientes como consecuencia de las heridas recibidas, por lo tanto se puede decir que los zulúes sufrieron unos 600 muertos en la batalla.
Los británicos solo sufrieron 17 muertos y 10 heridos, demostrando una valentía sin precedentes, de hecho se concedió a los supervivientes 11 cruces Victoria, nunca se concedió en acción ni en el futuro, tan alto número de condecoraciones de este tipo.
El rey zulú era plenamente consciente de que la guerra a largo plazo solo acarrearía el desastre a su pueblo, vio como ese mismo día del 22 de enero de 1879 se sucedieron tres batallas, lloró cuando recibió el informe que detallaba que las batallas se habían saldaron con la muerte de unos 4.000 guerreros, muchos de ellos jóvenes, ¡Era un auténtico desastre para su pueblo!, y aunque la victoria de Isandlwana fue un gran triunfo, inicio una serie de negociaciones para poner término al conflicto apoyándose en termino de fuerza por su victoria reciente.
Francotiradores zulúes en los montes de basura, en Khambula
1- Amabutho Khandempemvu
2- Amabutho Khandempemvu
3- seguidor de Mbilini
4- oficial superior zulú
La batalla de Isandlwana
La batalla de Isandlwana cayó como una bomba en el gobierno británico, ¡había que recuperar el prestigio perdido a manos de unos indígenas, por eso si en la batalla de Isandlwana no hubo muchas tropas, británicas propiamente dichas, en las posteriores el gobierno inglés mando un alud de refuerzos que incluían:
- El 1- regimiento de la guardia de dragones del rey.
- El 17 de lanceros del duque de Cambridge.
- 6 batallones de infantería.
- 2 baterías completas de artillería.
- 1 compañía de ingenieros.
- 3 compañías del cuerpo de servicios del ejército.
- 1 compañía del cuerpo de hospital del ejército.
- Además de diversos servicios de apoyo, más contingentes navales y cuatro generales de brigada.
Sin embargo Lord Chelmsford tardaría varios meses en recibir los refuerzos, así que desde la posición de la ciudad de Pietermarizburg, en el estado de Natal, procedió a reorganizar sus fuerzas en espera de los refuerzos anhelados, por supuesto, rechazó toda negociación que le planteó el rey zulú, solamente la victoria podía desempañar el prestigio dañado que la derrota de Isandlwana había implicado.
Hubo hasta la siguiente batalla (en vista de las negociaciones fracasadas) algunas escaramuzas de poca importancia, como de 12 de marzo de 1879, cuando una compañía de infantería del 80 regimiento escoltaba un convoy de abastecimiento. Hizo mal tiempo y quedaron atascados en un barranco, los zulúes atacaron de improviso a los sorprendidos componentes del convoy.
Para colmo de males los carromatos los zulúes pillaron a los miembros del convoy durmiendo, las medidas de defensa eran ineficaces y los guerreros zulúes de Mbilini ( un zulú no muy allegado al gobierno zulú, pero, ¡zulú al fin y al cabo!) irrumpieron entre los carromatos antes de que estos pudieran salir del las tiendas y montar una defensa eficaz con los carromatos. Fue una matanza en la que murieron 62 de los 106 que componían la compañía que custodiaba el convoy, también 17 conductores del convoy hallaron la muerte.
Conviene hacer saber que el norte del país zulú vivían en estado semi independencia unas tribus zulúes feroces y hostiles, compuestas por el príncipe renegado Swazi “Mbilini” (estado africano al norte del país zulú) y sus seguidores y los AbaQulusi descendientes de un “ibutho” (asentamiento) creado por Shaka (antiguo rey zulú).
Finalmente a finales de marzo el rey zulú Cetshwayo comprendió que las negociaciones habían fracasado y de que tenía que poner en marcha al ejército zulú en la esperanza de derrotar nuevamente al ejército británico y que de una vez por todas comprendieran que no le podían derrotar y que lo mejor que podían hacer era avenirse a negociar.
Soldado de caballería, de la Cab. ligera de fronteras en Khambula
El rey zulú sondeó la situación, con las columnas británicas N- 2 y 3 vapuleadas y la N-1 en Eshowe sitiada, ya solo quedaba operativa la N-4 del coronel Wood, si conseguía destruir a esta columna la guerra estaría prácticamente ganada, concentró al ejercito zulú en Ulundi (poblado real) y lo mandó contra aquella columna.
No obstante dio instrucciones muy específicas a sus generales, “nada de atacar a un campamento fortificado”, en caso de que la columna estuviera fortificada, mandarían sus tropas a efectuar una incursión en el territorio del Transvaal.
No obstante hubo un combate previo a la batalla, Wood envió en una operación de hostigamiento a la caballería irregular (nativos blancos) de Buller contra los asentamientos zulúes de Mbilini y los AbaQulusi en la cadena montañosa de Hlobane cuyo eslabón central era Zungwini, cerca del campamento de Wood.
La caballería ascendió por el escarpado terreno montañoso la madrugada del 28 de marzo, llegando a la cumbre a pesar de algunas escaramuzas que sostuvo con los zulúes, una vez en la cumbre se apropió de cierto ganado que había allí y se dirigieron al oeste para descubrir que paralelamente se desplazaba el enorme ejército zulú, el cual venía de Ulundi de recibir instrucciones del rey Cetshwayo.
Los guerreros AbaQulusi que habían visto impotentes como la caballería irregular se paseaba por su territorio impotentes para rechazarles, se animaron al ver el impi Zulú y reanudaron con energía el acoso a la caballería, para colmo de males el impi Observó el combate entre la caballería y los AbaQulusi y envió un ala de su ejército para ayudar a los AbaQulusi.
Los hombres de Wood se encontraron en una mala situación, solo pudieron escapar descendiendo la cadena montañosa bajando imprudentemente deprisa con los zulúes pisándoles los talones, esta acción fue conocida por “el descenso del paso del diablo”, ¡no obstante!, una facción de la caballería de Wood fue rodeada y exterminada a pesar de la valentía que desplegaron los rodeados, 79 soldados y 15 oficiales sucumbieron en esa aciaga jornada.
Batalla de Nyezane, 22 de enero de 1879
1- Soldado del 99 Regimiento
2- Zapador de Ingenieros Reales
3- Soldado de Caballería de los Rifles Montados de Durban
4- Soldado de Caballería de los Rifles Montados de Stanger
No todo fue tan negativo para Wood, gracias a los informes del coronel Buller, tubo conocimiento del movimiento del impi Zulú, así que no fue cogido desprevenido y fortificó a conciencia el campamento para la jornada que le esperaba al día siguiente, por el contrario fue fatal esa acción para los zulúes, porque a pesar de esa pequeña victoria, había perdido la oportunidad como en Isamdlwana de pillar desprevenidos a los británicos, y esto se notó en la batalla del día siguiente.
El impi Zulú parece que un principio iba a seguir las instrucciones de su rey de no atacar un campamento fortificado y dirigirse al Transvaal, con el consiguiente horror de Wood, que sabía que estaba desprotegido, ¡pero no!, los zulúes se detuvieron para enfrentarse al campamento británico. ¿Cuáles fueron las causas para que no siguieran avanzando?, seguramente que los guerreros jóvenes que componían en gran mayoría el impi Zulú, cegados por su juventud y ardor guerrero, consideraron que tenían a los británicos allí, ¡a tiro de piedra!, y eso era mejor que los que pudieran encontrar en el Transvaal de manera no segura.
Los jefes zulúes como en Isamdlwana, no pudieron impedir que sus tropas hicieran lo que les dictaba el corazón, pero mientras en Isamdlwana la cosa les salió bien, aquí fue todo lo contrario, y esto era por que los británicos los estaban esperando. El impi zulú estaba compuesto por 9 amabuthos reforzados por Qulusi del distrito local, un gran ejército de 25.000 guerreros superior al impi de Isandlwana, muchos de ellos eran veteranos de Isamdlwana.
Los británicos contaban con 2.086 soldados repartidos de la siguiente manera:
- 8 compañías del 90 regimiento de infantería ligera.
- 7 compañías del 90 regimiento de infantería ligera.
- La caballería de los irregulares del coronel Buller, más 600 hombres.
- 180 negros de las fuerzas irregulares.
- 4 baterías de cañones de 7 libras de la batería 11/7 de la artillería real, reforzada por dos cañones sueltos y 11 IR.
El ataque zulú iba a tener el ataque tradicional de “los cuernos del Búfalo”, atacaría primero el centro, mientras las alas envolvían al adversario, pero el ataque fue descoordinado, los amabuthos zulúes rivalizaban en la batalla, aquí siguieron haciendo lo mismo, el ala derecha se adelantó antes de que el centro y el ala izquierda estuvieran posicionados para atacar conjuntamente.
No obstante previamente, por si el ala derecha quería quedarse a esperar a que sus compañeros se posicionaran, Wood en vio a Buller con 100 hombres para que hostigaran a ese ala con el ánimo de provocarles y que atacaran con anticipación, (temía que un ataque en toda regla de los zulúes no fuera soportado por su fuego defensivo) y, ¡a fe que lo consiguieron!, furiosos por el ataque de la caballería irregular, salieron de sus posiciones para atacar el campamento, Buller había cumplido perfectamente su función.
defensa británica del puesto de Rorke´s Driff
La caballería se replegaba al campamento, pero se detenía ¡de tanto en tanto!, para abrir fuego y que los zulúes les siguieran, cuando estaban cerca del campamento, los irregulares se introdujeron dentro y los cañones abrieron fuego, junto con una descarga de la infantería británica que fue devastadora, las primeras filas de los zulúes fueron barridas y los zulúes de detrás quedaron anonadados por el fuego letal, se echaron cuerpo a tierra pero eso no los salvó, estaban en campo raso sin protección y las salvas británicas seguían segando a los zulúes, los cuales tuvieron que retroceder y ponerse al abrigo de un saliente rocoso dejando el campo plagado de muertos y heridos.
El centro y el ala izquierda avanzaron desesperadamente para apoyar a sus compañeros. El centro zulú se aproximó al campamento, pero iban mucho más juntos que el ala derecha, era donde estaba el grueso del ejército, y la artillería británica lo aprovechó para enviar fuego de metralla, que abrió grandes huecos en sus líneas. A 700 metros la infantería abrió nuevamente un fuego devastador que segó las líneas zulúes, pero estos temerariamente siguieron avanzado, a casi 300 metros, las bajas zulúes eran escalofriantes, casi llegaron al muro defensivo, pero tuvieron que replegarse.
El flanco izquierdo ejecutó una maniobra peligrosa, ya que se situó en el extremo izquierdo del campamento, a resguardo del fuego letal de su infantería y a unos 90 metros del campamento, pero al intentar ya en terreno abierto llegar a las líneas británicas, la cosa fue peor, ya que fueron recibidos a un fuego casi, ¡a quema ropa!, las pesadas balas británicas hacían enormes estragos en los guerreros zulúes.
No se si os lo he advertido, pera las pesadas balas británicas hacían unos simples agujeros de entrada, pero al salir, ¡hacían unos terribles desgarros en la carne!, por lo que el sufrimiento de los heridos zulúes era espantoso, solamente la excelente constitución de los guerreros zulúes salvo quizá muchas vidas, ya que la medicina zulú era primitiva, y recuperarse de las heridas que producían esas balas era meritorio.
¡Bueno, a lo que íbamos!, el ala izquierda zulú tampoco pudo acercarse al perímetro defensivo británico. El peso de la acción recayó en el centro zulú, el cual destacó al amabutho “uNokhenke” maniobró para acercarse al redil del ganado que tenían los británicos en su campamento, entraron en el intentando infiltrarse por allí, pero tropas del I batallón del 13 regimiento de infantería se adentraron también en el redil para evitar la maniobra.
Se produjo un, casi, cómico enfrentamiento cuerpo a cuerpo con una mezcla de zulúes, británicos y reses pululando asustadas por el jaleo que se estaba armando en “su casa”, finalmente la posición era mala, así que los británicos se replegaron, (pero con orden) a sus posiciones,. Los zulúes intentaron aprovechar este éxito y así lanzarse a la carga, ya que si tenían éxito podían infiltrarse en el corazón de las posiciones enemigas y destruir a los británicos.
guerreros zulúes
La posición era mala para el coronel Wood, ya que donde cargaban los zulúes no podía ser respondido por su infantería, adelantó 2 compañías del 90 regimiento de infantería para que pudieran hacer fuego sobre el regimiento zulú, formaron una línea y lanzaron unas demoledora serie de descargas de fusilería que destrozó las líneas zulúes y las obligó a retroceder y buscar cobijo al el fuego letal.
Pero ahora la infantería británica estaba expuesta al fuego zulú (no se si advertí que el impi Zulú contaba con armas de fuego modernas aparte de los modelos viejos, estas eran provenientes de los cientos de fusiles “Martini Henry” que los zulúes despojaron a los muertos británicos de Isamdlwana o del propio campamento) del redil del ganado, el fuego de la artillería y la infantería más una aproximación de una compañía del 13 regimiento de infantería echó a los zulúes del redil.
No obstante un grupo de ellos se situó en una loma a unos 250 metros del campamento, la cual estaba cubierta por hierba verde bastante alta y les cubría de la vista de los británicos. Armados con armas de repetición hostigaron a las líneas británicas de infantería. El fuego de enfilada lo recibió el 90 regimiento de infantería, al poco empezaron a ser heridos los hombres del regimiento, (por lo visto la puntería de los fusileros zulúes, ¡dejaba bastante que desear!) sin poder responder adecuadamente porque tenían que hacer frente a los zulúes que les venían de frente.
El coronel Buller nuevamente salvó la situación, acercó sus hombres al lugar y ordenó que hicieran fuego sobre la loma, sin apuntar a ningún objetivo en concreto, solo que dispararan a través de la zona de hierba. Poco a poco el fuego de fusil zulú se silenció, al día siguiente, se encontraron 62 muertos en la loma.
No hay que escatimar la valentía de los zulúes, recorrían todo el perímetro intentando buscar vanamente algún punto débil del perímetro británico donde poder infiltrarse, pero, ¡todo era en vano!, atacaron con temeridad en varias cargas hasta acercarse al perímetro británico, en algún momento incluso llegaron a acercarse bajo sus muros.
Atacaban, fracasaban, se reagrupaban y volvían a atacar con valentía, pero todo era inútil, y mientras, en cada carga, recibían un denso fuego de fusilería que segaba las líneas zulúes, ¡como la guadaña siega la hierba!, aquí, el coronel Wood lo tenía tomo previsto y, ¡no dejó nada al azar!, en Isamdlwana el amunicionamiento fue pieza clave en la derrota británica. Aquí las cajas de munición, cerca de la infantería y abiertas todas ellas, abastecían regularmente a los soldados de infantería, sin que el fuego de la infantería arreciara lo más mínimo.
Los amabuthos se incitaban mutuamente para iniciar un asalto final, pero era imposible, y ya lo habían intentado penetrar aquella muralla de fuego mortal, las armas de fuego que poseían los zulúes, sin ser diestros en el manejo de dicha armas, tampoco les confería una ventaja con la que contar, y como las armas las repartieron ampliamente, ni siquiera se les ocurrió concentra su uso para poder hacer un fuego concentrado, el que hacían era disperso y carente de puntería, así que el resultado fue vago.
Caballería irregular británica
En resumidas cuentas, los zulúes empezaron poco a poco a replegarse, de manera ordenada, y disparando los que tenían fusiles, los británicos empezaron a estallar de alegría al ver la retirada zulú, pero el coronel Wood mantenía la cabeza fría al contrario que el resto del ejército.
Comprendió que si los zulúes se retiraban podrían volver a atacar otra vez, estaban desmoralizados por la retirada y había que darles el golpe de gracia, ¡como no!, apeló una vez más al coronel Buller y los 600 hombres de su caballería irregular, ¡Esto fue un regalo inesperado para Buller y sus hombres!, ahora podían dar cumplida venganza de la acción del día anterior cuando fueron sorprendidos y vapuleados los las fuerzas zulúes.
La retirada zulú del campo de batalla fue una auténtica tragedia, los 600 hombres de Buller persiguieron de forma sanguinaria a los guerreros zulúes, estos, extenuados por el recorrido de llegar al campo de batalla y las largas horas de combate, les había dejado agotado. El tener que correr nuevamente, ¡a pie!, mientras eran perseguidos por hombres frescos y que, ¡en cima!, les seguían a caballo, era demasiado para ellos.
Los jinetes de Buller les disparaban a quemarropa, incapaces de fallar, los guerreros zulúes, corrían pero era cazados sin piedad, algunos se detenían intentando hacer frente a la caballería, pero los muchos ya habían tenido bastante y solo pensaban en escapar de esta atroz batalla, aunque los jefes zulúes intentaron una retirada ordenada, la caballería irregular, ¡echo por la borda sus intenciones!, ya solo se convirtió en una retirada desordenada.
Algunos se paraban, cansados de tanta fatiga esperando la descarga mortal de los jinetes, otros en el paroxismo de la retirada, se clavaban las lanzas a si mismos antes de que lo hiciera la caballería. La persecución duró más de 10 Km., durante la cual un reguero de zulúes muertos jalonó la dantesca retirada, los jinetes, como algunos de ellos confesaron, disfrutaron mucho de la acción, ciertamente, fue una más que cumplida venganza de el revés del día anterior.
Se encontraron fuera del perímetro defensivo unos 875 cuerpos, pero en total fueron 3.000 muertos, contando los muertos de la carnicería de la retirada. También hay que contar los que fueron a sus casas a morir allí, o los que murieron durante el camino de regreso al hogar, y los que los días posteriores murieron por las heridas recibidas. Las bajas británicas fueron mucho más modestas, 28 soldados muertos y 55 heridos, ciertamente unas bajas insignificantes. Esta batalla marcó un punto de inflexión en la guerra, nunca más hasta el fin de la guerra, un impi Zulú se reunió para una gran batalla, muchos de los guerreros zulúes que participaron en la acción perdieron la esperanza de una victoria y regresaron a sus hogares para no participas más en ninguna batalla durante el resto de la guerra.
El descenso del "Paso del Diablo", durante la batlla de Hlobane, 28 de marzo de 1879
1- soldado de la caballería ligera de la frontera.
2- Teniente coronel Redvers Buller
3- soldado de la caballería ligera de la frontera
4- sargento de los voluntarios de Transvaal
El rey zulú comprendió que toda esperanza se había perdido, ya solo quedaba aguantar como pudiese hasta el amargo final, pero este rey, no se acobardó, he intentó hacer frente al enemigo, sin esperanza, pero con el coraje de pertenecer a un pueblo orgulloso y guerrero.
Cetshwayo había planeado una campaña doble, mientras el principal impi zulú batía a la columna N-4 del coronel Wood, tropas locales que habían cercado hacía varios meses a la columna N-1 del coronel Pearson, se enfrentaban al ejército de Lord Chelmsford, el cual acudía a liberar a Pearson del cerco. Mientras en el día del 29 de marzo se daba la batalla de Khambula, el 2 de abril, casi al mismo tiempo, Lord Chelmsford cruzaba el río Thukela y marchaba al norte para romper el cerco de Eshowe.
Tras la batalla de Nyezane y el posterior traslado de Pearson a la misión abandonada de Eshowe, fueron tres meses de asedio sin muchos contratiempos, lo primero que hizo Pearson fue fortificar a conciencia el puesto hasta que este fue inexpugnable he intentar conseguir suministros para resistir el asedio. De todas formas, el asedio zulú nunca fue del todo ceñido, y la vida cotidiana en el fuerte, fue un constante escaramuceo entre patrullas, pero nada más, los zulúes tenían la esperanza de que Pearson saliera a campo abierto a presentar batalla, y este último, ¿por supuesto!, nunca les brindó tal ocasión. Con el tiempo los víveres escasearon y unos cuantos soldados murieron de enfermedad, llevaban tres meses de asedio y anhelaban de que los liberasen, de eso se encargaría Lord Chelmsford.
Lord Chelmsford había reorganizado sus tropas junto con los refuerzos que había recibido de la metrópoli, ahora estaba preparado para la acción, había estudiado bien al ejercito zulú y con las amargas experiencias pasadas con los zulúes, ahora ya no le pillarían por sorpresa, intentaría llevar a cabo una campaña lenta, pero segura.
El teniente Melvill del 24 regimiento de infantería, intenta salvar la bandera de la reina perteneciente al I batallón del 24 regimiento de infantería, para que no caiga en manos de los zulúes durante la batalla de Isandlwana
El ejercito de Chelmsford, compuesto tras cruzar el río Thukaela, y marchar al norte a liberar Eshowe, se topó con el impí zulú la madrugada del 2 de abril, la mañana se reveló con una espesa niebla, Chelmsford había formado un cuadro fortificado, inexpugnable, con el abastecimiento de munición en perfectas condiciones y las armas presta, ¡nada dejado al azar!.
En lo que se conoció como batalla de “Gingindlovu”, el impi Zulú resultó ser más numeroso de lo que se pensaba, aunque formado por tropas locales (ya que el impi principal había luchado en Khambula) lo componían 12.000 guerreros, estos adoptaron la forma típica zulú, “los cuernos del búfalo”, el ala izquierda se adelantó en el avance cuando despejó la niebla, a través de la hierba esta que cubría la zona, fueron recibidos por fuego de las ametralladoras “Gatling” ante el cual se retiraron.
Momentos después apareció todo el impi zulú al completo, ¡dispuestos a dar la batalla!, la carga fue al estiló zulú, cargaron por tres lados, el frente y las dos alas, los zulúes tenían también tiradores que causaron varias bajas a los defensores, pero en conjunto, todas las cargas que hicieron los zulúes se estrellaron en un mar de acero y fuego.
Las tropas de Chemsford, perfectamente pertrechadas y formando un cuadro que no dejaba hueco alguno, detenían todas las acometidas de los zulúes, cada carga era machacada con fuego de fusilería, las ametralladoras “Gatling” segaban las compactas formaciones zulúes abriendo amplios claros en sus filas y los cohetes y cañones destrozaban con su metralla las formaciones zulúes. Después de 20 minutos, viendo que sufrían bajas impunemente a cada acometida y no podían encontrar ningún hueco donde infiltrase en la posición enemiga, decidieron retirarse, Chemsford, viendo que el enemigo se retiraba, lanzó la caballería para perseguir a los zulúes, realizando la persecución con gran eficacia.
Las bajas de los zulúes fueron de 700 guerreros en las afueras de perímetro defensivo, y 300 más murieron en la persecución de la caballería, aunque no hay constancia, posiblemente varios cientos más morirían en los días siguientes, a consecuencia de las terribles heridas recibidas por los que escaparon de la acción.
El ejército británico sufrió en la batalla 11 muertos y 48 heridos fueron las escasas bajas que tuvieron.
La brigada naval en Gingindlovu el 2 de abril de 1879
1- marinero del HMS Boadicea
2- soldado de infantería ligera de la Marina Real
3- Oficial del Destacamento de Desembarco de la Armada Real
4- Marinero del HMS Shah
Eshowe fue liberado, los hombres asediados volvieron a Natal para recuperarse y la misión fue abandonada, Chelmsford recibió refuerzos y formó con sus tropas dos divisiones y llamó a la columna de Wood “columna volante”, iniciaría una ofensiva con tres puntas de lanza.
Una, la segunda división partió de la ciudad de Dunee (Natal), la columna de Wood partió de Khambula y ambas convergieron en lo que se llamó “Ford Newdigate”, marchando juntas al poblado real de Ulundi. Mientras la primera división marchaba bordeando la costa zulú que daba al mar, pacificando toda oposición.
Hacia finales de mayo empezó lo que se llamó, “la segunda invasión”, fue un avance lento y cauteloso para el cual Celmsford, no economizó ningún esfuerzo para que el avance no tuviera ninguna sorpresa desagradable, se constituyeron en el avance una serie de fuertes y depósitos para el traslado de suministros, estas líneas estaban bien protegidas para evitar todo ataque zulú.
Que el ejército zulú no se implicara hasta que los británicos llegaran a Ulundi, no significa que estuvieran ociosos, tola la marcha hasta el poblado real, estuvo jalonado por una lucha constante entre las patrullas zulúes y las patrullas británicas. También, los esfuerzos se dirigieron al terreno diplomático, Cetshwayo envió mensajes a Chelsford para entablar negociaciones, pero este le dijo que solo aceptaría la rendición incondicional, sabedor de que el rey zulú nunca aceptaría tal condición.
Se produjo un hecho anecdótico en esta lucha de patrullas, Luís Napoleón, hijo del destronado rey de Francia, Napoleón III, el cual vivía en Inglaterra, estaba agregado como observador en las fuerzas de Chelmsford, no le hacía mucha gracia a Napoleón III que su hijo fuera a aquella campaña, y aunque accedió, pidió que no se le expusiera demasiado, a lo que los británicos accedieron, pero el ardor guerrero de Luís era grande, y en una de las múltiples escaramuzas que se sucedieron, fue rodeado por un grupo de guerreros zulúes y muerto.
¿Por qué Chelsford se mostraba tan duro en las negociaciones?, ¡claro!, tenía la iniciativa militar y esto le daba una posición de fuerza, pero esta no era por entero la verdadera razón, el avance lento a el poblado de Ulundi, fue muy cauteloso, para evitar sorpresa alguna, pero el gobierno británico que deseaba poner fin a un conflicto para el que no esperaba que durara tanto, estaba exasperado con el avance lento de Chelmsford, y decidió sustituirle. El sustituto de Chelmsford era sir Garnet Wolseley, el cual se encontraba de camino para sustituirlo, Chelmsford, tenía que dar a la guerra un empuje decisivo que le diera la victoria final, y a la vez, para que Garnet lo le arrebatase la gloria que tantto el creía merecer.
Soldado británico contempla abatido el escenario de la batalla que se dió en el puesto de Rorke's Drift
La oportunidad se dio cuando El 4 de julio, Chelmsford, cruzó el río Mfolozi Blanco con su segunda división, cerca de Ulundi y formó con sus tropas un gran cuadro fortificado, con todos los preparativos sin dejar nada a la improvisación, ante el se situó el impi zulú dispuesto a dar la última gran batalla. El rey Cetshwayo, viendo que se acercaba el final, ¡se jugó el todo por el todo!, haciendo una llamada nacional a todo zulú para que se aprestase a las armas en defensa de su patria, muchos zulúes, algunos veteranos de batallas, otros sin experiencia en combate acudieron a la llamada de su rey, se formaron 14 “Amabuthos” con 20.000 guerreros.
Los británicos tenían bajo el mando de Lord Chelmsford eran unos 5.300 soldados:
- 2 regimientos de caballería.
- 5 baterías de artillería.
- 12 batallones de infantería.
- 1 batería de ametralladoras Gatling.
- Más, diversos servicios de apoyo.
El día 3 de julio, a pesar de ciertas negociaciones que se estaban desarrollando, en las afueras del cuadro británico, la caballería irregular de Buller había salido a patrullar, la hierba era alta y querían saber donde estaba exactamente la fuerza zulú, de repente 3.000 zulúes se levantaron de la alta hierba donde estaban escondidos abriendo fuego de fusilería y abatiendo a tres jinetes, la caballería regresó inmediatamente al “cuadro” británico, la caballería del estado de Transvaal, estaba patrullando cerca de Buller, y este mismo, cubrió la retirada de esta caballería, salvando a los jinetes de una aniquilación cierta. El día del 4 de julio, cuando se vio que las negociaciones no llevaban a ningún lado y que ningún bando cedía en los términos suyos (Chelmsford menos que Ctshwayo, ya que su sustituto estaba a punto de llegar y necesitaba la victoria decisiva, ¡a toda costa!) se dio la gran batalla, las tropas británicas se aprestaron al combate.
Los zulúes se encontraron con la desagradable sorpresa de tener que atacar en campo abierto frente al cuadro británico que desde lejos les estaría lanzando de todo, ¡a pesar de lo que se les vendría encima!, los guerreros zulúes atacaron valientemente. En esta batalla también contaron con un buen número de tiradores, pero como en anteriores batallas, no supieron darles a estos tiradores un rendimiento adecuado.
Guerreros zulues
A 900 metros la infantería británica que formaba en cuadro, con dos líneas de infantes, una de rodillas y otro de pie, abrió un fuego devastador que contra las apretadas oleadas de guerreros zulúes fue letal, a pesar de que la carga progresaba con velocidad, no era menor de devastador fuego que los infantes infligían a los zulúes.
Para colmo de males intervino la artillería y las ametralladoras Gatling, estas últimas fueron terriblemente eficaces cuando los zulúes se acercaron más, cuando los zulúes vieron que la cosa no iba bien, lanzaron la reserva al combate, estos particularmente cargaron con energía, de hecho, casi llegaron a las líneas de infantería británicas (si hubieron efectuado una lucha cuerpo a cuerpo con los británicos, su número, abría inclinado la balanza a favor de los zulúes, con en Isamdlwana).
Pero la triste realidad para los zulúes es que, solo pudieron acercarse como máximo, a 15 metros, el fuego devastador que recibían a esa distancia era demoledor, en particular las ametralladoras, a pesar de que algunas veces en los momentos críticos se atascaron (para terror de las tropas británicas) lo cierto es que cuando funcionaban fluidamente era letales, los hombres que vieron funcionar esas armas, atestiguan que era maravilloso ver los amplios claros que abrían en las apretadas líneas zulúes.
Tampoco menospreciemos la artillería, que con su metralla habría grandes huecos entre los zulúes, ¡en fin!, tras 30 minutos de desesperadas cargas, viendo los zulúes que no podían romper el fuerte anillo defensivo británico, sus cargas perdieron fuerza, fue el momento que aprovechó Chelmsford (que no pedía detalle de la batalla) para lanzar en sobre los zulúes su caballería:
- El 17 regimiento de dragones del rey.
- El 1 regimiento de lanceros.
- La caballería colonial.
- La caballería irregular del coronel Buller.
- Otro contingente nativo de Natal.
Fue una persecución letal que quebró por completo el ánimo del ejercito zulú, el cual huyó sin posibilidad de efectuar un repliegue ordenado, la caballería acosó sin piedad la retirada zulú, nuevamente la caballería de Buller fue la que con más entusiasmo machacó la retirada zulú, vengando viejos agravios que tenían pendientes. El número de bajas zulú fue nuevamente aterrador, alrededor del cuadro británico se contabilizaron 1.000 cadáveres, en la persecución de la caballería británica 500 muertos zulúes jalonaron la retirada, a los que hay que sumar, quizá, otros 500 muertos a consecuencia de las heridas recibidas por los zulúes.
Las bajas británicas, nuevamente fueron insignificantes, 10 soldados muertos y 87 heridos, ¡una victoria sin paliativos!. El rey Cetshwayo que había estado en el poblado real esperando noticias de la batalla, cuando se enteró de la derrota huyó del poblado, fue capturado más tarde, el 28 de agosto de 1879, dando fin a la guerra zulú.
Escena de la batalla de Isandlwana
1- oficial de intendencia del batallón de 24 regimiento
2- soldado de infantería montada3-teniente coronel Anthony Dundord de RE
4- soldado de caballería de la guardia fronteriza de Búfalo
5- soldado de caballería de los carabineros de Natal
6- soldado de caballería de la policía montada de Natal
En cuanto a Lord Celmsford, tras la batalla, quemó el poblado real de Ulundi, más tarde cuando el general Garnet llegó, su rival había afianzado la victoria, así que no le quedó más que acabar con algún rescoldo zulú de resistencia sin importancia y supervisar la detención del rey zulú (Chelmsford como diría uno, ¡se había llevado el gato al agua!, en lo referente a la gloria de la campaña). En cuanto a estadísticas, en la guerra zulú, participaron en el ejército zulú a lo largo de toda la guerra más de 40.000 guerreros, de estos, quizá, mas de 10.000 de ellos murieron en batalla, aunque hay que contar una buena cantidad sin cifrar, en la que a lo largo de la campaña, muchos sufrieron heridas y quedaron inútiles para participar en el servicio activo, y los que fuero heridos de menor gravedad.
Las bajas oficiales británicas según el ejército británico fueron:
- Muerte de 76 oficiales y 1.007 soldados.
- 604 auxiliares negros.
- Heridos, 37 oficiales, 206 soldados, 57 ayudantes.
- 330 hombres murieron por enfermedad.
- Bajas por invalidez (a consecuencia de causas fortuitas a lo largo de la campaña) 99 oficiales y 1.286 hombres.
- El coste total de la guerra fue de 5. 230. 323 libras esterlinas. Desde luego, el número de soldados muertos en combate británicos fue superior a las cifras oficiales, pero estas son las estadísticas del ejército británico.
Fin del conflicto
¿Se podía haber evitado el conflicto?, ¡quizá!, pero era improbable porque Inglaterra esta lanzada en Africa en un proceso de expansión anexionista, y tarde o temprano, habría sido el reino zulú engullido por este u otro país europeo. Cuando Inglaterra, o mejor dicho, uno de sus representantes, ¡le echó el ojo!, el reino estaba sentenciado, como de hecho, les ocurrió a muchos reinos africanos independientes. Cetshwayo desde que fue coronado rey en 1873, se dedicó a revitalizar el ejército, consciente de que el mapa político africano estaba cambiando, ¡a ojos vista!, y convenía estar bien pertrechado.
De echo incluso, en la medida de sus posibilidades, adquirió legal o ilegalmente un gran número de armas de fuego, consciente de que el rifle de los británicos, era muy poderoso en batalla, por desgracia para el, las armas que adquirió, no eran muy buenas, o eran fusiles de chispa (los cuales se cebaban como hemos visto muchas veces en las películas, con pólvora llevada en un cuerno de vaca o búfalo) como el modelo británico Brown Bess, perteneciente a las guerras napoleónicas.
La muerte del teniente y ayudante F. J. Cockaye Frith del 17 de Lanceros en el río Upoko el 5 de junio de 1879.
1- Soldado del 17 de Lanceros
2- Cabo del 17 de Lanceros
3- Teniente y ayudante Frith
4- Oficial del 17 de Lanceros
Los zulúes se armaron un poco mejor tras la batalla de Isamdlwana, en la cual, se apoderaron de cientos de modernos rifles Martini Henry, tanto pertenecientes a los soldados muertos, como a los rifles que se hallaban en el campamento. ¡De todas formas!, nunca intentaron formar una unidad de fusileros entrenada, o intentar concentrar el fuego de fusil en masa. Repartieron las armas entre todos los Amabuthos, lo cual les dio cuando lo intentaron, un fuego disperso y poco efectivo el cual, ¡no era rival en absoluto! contra las densas masas de fuego disciplinado que oponían los británicos.
Los zulúes contaron al principio con el desprecio que los británicos sentían al ejército zulú, al cual creían que con un fuego disciplinado de su ejército, les derrotarían sin remisión, y eso claro, si el ejército zulú se dignaba a participar en una batalla, (tal era el desprecio que les inspiraba el ejército zulú).
Tras Isamdlwana, los británicos comprendieron que no iba a ser una guerra de paseo, también (por desgracia para el ejército zulú) comprendieron que para poder derrotarles, tenían que presentarles un fulero de fusilería compacto y concentrado, habían viso que en Isamdlwana, aunque habían inflingido serias bajas al ejército zulú, el fuego que opusieron los británicos era un poco disperso, (quizá porque el ejército zulú había aparecido de improviso ante el campamento británico, y estos no pudieron organizar una defensa adecuada. Si hubieran dispuesto como el coronel Wood en la batalla de Khambula de un día para preparar las defensas, quizá la batalla de Isamdlwana, ¡habría tomado otro derrotero!, el ejército zulú ya no sorprendió nunca más al ejército británico en combate, al menos, no en una gran batalla.
Las negociaciones políticas que intentó establecer Cetshwayo tanto antes como durante la batalla no tuvieron ningún fruto, ¡incluso tras Isamdlwana!, en la cual tenía una posición de fuerza para establecer negociaciones convenientes para el y su pueblo, ¡nada!, los británicos no se avinieron a ceder en ningún punto vital, y eso que Cetshwayo intentó siempre negociar, incluso la víspera de la batalla de Ulundi, ¡claro que!, si los británicos eran duros negociando tras Isamdlwana, (conscientes que tendrían el respaldo de la Corona Británica), ¡imagínense en la víspera de la batalla de Ulundi!.
Dada la modernidad del ejército británico y el zulú, solo era cuestión de tiempo que los ingleses ganaran, solo queda decir que el rey Cetshwayo, intentó todo lo posible para que la nación zulú no saliera derrotada del encuentro, y cuando vio que no era posible, que la victoria costara cara al ejército británico. Ellos representaban al pueblo zulú, un país con un ejercito que resultaba envidiable y temible entre los estados africanos colindantes, habían establecido su hegemonía en la zona durante décadas, y ahora venían los ingleses a destruirles, ¡pues no les iba a resultar fácil!, en el ejercito zulú, y en sus Amabuthos (regimientos), el sentimiento de hermandad y espíritu de Corps, era muy fuerte.
Sus guerreros tenían una fortaleza física envidiable, y en las batallas derrocharon una valentía sin límites, demostrada muchas veces ante el nutrido fuego disciplinado que les ofrecía el ejército británico, mucho supusieron que era el final, pero hasta la última batalla intentaron derrotar al ejército británico, conscientes de que si eran derrotados, sería el fin del reino tal como ellos lo conocían, y que de hecho, ¡ocurrió así!. Esto no fue el fin de la nación zulú, la cual perdura hasta hoy día, pero sí fue el fin del estamento militar zulú y de su ejército, el cual nunca más pudo ser nuevamente puesto en marcha, y esto es lo que refleja este trabajo, el fin de su ejército.
Rey Cetshwayo kaMpande, capturado en agosto de 1879
1- Sargento del 3/60 de Rifles
2- Oficial del 3/60 de Rifles
3- Rey Cesthwayo KaMpande
4- Sol. de Cab. del 1 de la GD (del Rey)
5- Comandante de la GD del Rey
Autor: Eljoines
Bibliografía
-Osprey military en español, libro 5 "guerra zulú de 1879".
-Osprey military en español, libro 26 "fuerzas británicas en Zululandia".
-Wikipedia.
- eljoines's blog
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Siempre he siempre he creido que hay victorias poco honrosas para un
militar.
y ganarle a un enemigo que carece de el entrenamiento adecuado es
una victoria
más amarga que dulce, porque la supremacia militar británica era evidente
cordialmente jh
La batalla de Isandlwana ha sido siempre una de mis debilidades, la pelicula Amanecer Zulu la desarrolla muy bien. Pero este relato no se queda solo en la batalla sino que aporta en todo lo demas, en todo el conflicto
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