Waterloo (1815) - La batalla que cambió el destino de Europa
Napoleón Bonaparte(1) fue confinado en Elba y pasó de tener 4 millones de súbditos a solo 11.000. La monarquía francesa se avino a concederle un subsidio de 2 millones de francos y con estos él pretendía construir un hospital en la isla y además una serie de mejoras que al no llegar los francos, quedaron aparcadas. Añoraba a su amada Josefina y al llegarle la noticia de su muerte, sus muestras de dolor fueron inconsolables.
La cólera que tenía al recibir las noticias de que el rey Luís XVIII, no cumplía con su subsidio y también que su ex-ministro Tayllerand, en nombre de la monarquía de Francia, negociaba en el Congreso de Ballhausplatz en Viena, del error de confinar al Emperador en esta isla, tan próxima a Francia y el quería confinarlo en un lugar más remoto, como la isla de Santa Elena. Pero el comisionado inglés, sir Neil Campbell, encargado de controlar a Napoleón, pensaba que este estaba equivocado y que Napoleón estaba resignado en su exilio.
(Napoleón confinado en Elba)
Napoleón estaba muy atento a las alarmantes noticias que llegaban desde Francia, con un desempleo desatado, el precio del pan y los alimentos básicos estaban por las nubes y la población civil, que en un principio recibió con regocijo el ocaso del Emperador, tras demasiados años de guerra, ahora estaba nostálgica añorando esta época triunfal. Al Emperador se le había asignado una pequeña tropa de 400 veteranos de su Vieja Guardia Imperial y un batallón de lanceros polacos, así como una escasa flota que no pudiera inquietar a los barcos británicos y franceses, que en mayo de 1815, vigilaban esta isla. Napoleón ordena que el más grande de sus bergantines, “El Inconstant”, estuviera listo entre el 24/25 para zarpar. Aprovechó la partida de Campbell de Elba, con el “Patridge”, un bergantín encargado de vigilar la isla. Liberado de su vigilante, Napoleón decide partir el 26 de febrero, a la conquista de Francia, contando con solo 1.026 soldados, 40 caballos y 2 cañones. Dos días más tarde, el Gran Corso desembarcaba en Francia.
(Napoleón volvió a Francia con solo 600 hombres, pero las tropas enviadas por el rey francés para apresarlo, se pasaron a sus filas)
En ese invierno(1814/1815), el color de moda en Paris era el violeta y ese color olía a Napoleón. Era su flor preferida y la que portaba su amada Josefina, al desposarse con él. El le enviaba un ramo de esta flor a Josefina, en su aniversario. Mientras el obeso Luís XVIII, continuaba siendo muy impopular y tremendamente codicioso.
Cumpliendo con su promesa de no disparar un solo tiro, Bonaparte a sus 46 años, se presenta en las Tullerias en Paris, en olor a multitudes, mientras el Borbón había huido a Gante.
Mientras Campbell, atracaba en Génova, indagaba si alguien había visto al fugado en Italia, ya que Marat, su cuñado era el rey de Nápoles y se creía que este sería el destino lógico del Emperador. Mientras en el Congreso de Viena se desconocía el paradero de Napoleón, allí estaban todos reunidos: El Zar Alejandro I, el rey de Prusia, el Emperador de Austria......
(El congreso de Viena estaba reunido desde octubre de 1814, para restablecer las fronteras de Europa, tras el exilio de Napoleón. Cuando volvió, se conjuraron sus enemigos para derrotarlo)
EL CONGRESO DE VIENA
Wellington, el gran vencedor de los ejércitos napoleónicos en la Península Ibérica, detestaba a Napoleón como persona, no como militar, a pesar de que nunca se había enfrentado a él en el campo de batalla. Ahora era el embajador británico en Francia, pero fue reclamado por su gobierno, pero el se negaba a partir, ya que lo consideraba una cobardía. Hasta que en Londres encontraron una solución que Arthur Wellesley, substituyera a lord Castlereagh, como Ministro de Asuntos Exteriores, cuando este estaba negociando en Viena.
Los cuatro países principales acuerdan aportar cada uno de ellos, 150.000 hombres para formar un gran ejército y reunirse todos en Francia, para dar caza al Gran Corso. Gran Bretaña no pudo conseguir llegar a ese cupo y tuvo que indemnizar a sus aliados. Alejandro I le espetó a Wellington: “ A vos os corresponde volver a salvar al mundo”. Este envía un correo a Londres, notificándoles que marcha a los Países Bajos, para ponerse al mando de su ejército, llegando a Bruselas el 6 de abril. Uno en Paris y el otro en Bruselas ya intuían su próximo encuentro.
Mientras en Francia, el ejército de Luís XVIII se pasa en masa a las filas del Emperador y este ya sumaba unos 200.000 hombres y cientos de veteranos fueron engrosando sus filas, pero el Borbón le había dejado un regalo envenenado, había suprimido el Servicio Militar obligatorio y Napoleón era conocedor que esta medida había satisfecho a la población civil, pero el se vio obligado a reimplantarlo y hacer que la Guardia Nacional-milicia local- le proporcionara 150.000 hombres, ya que estaba seguro que sus adversarios se le enfrentarían con más de 500.000 hombres.
(Tropas napoleónicas dispuestas al combate)
LOS EJÉRCITOS CONTENDIENTES
Las tropas napoleónicas eran un conjunto de calidad, con mucha experiencia, pero su punto débil estaba en sus mandos, ya que de los mariscales de su anterior época: 4 eran leales al Borbón, 4 se pasaron al ejército aliado y otros 2 se mantenían al margen. Uno de ellos, Berthier, el más talentoso había sufrido un accidente en Baviera, que le causó la muerte. Fue substituido por Soult, a quién Napoleón le consideraba el mejor en maniobras militares, pero este había sido derrotado por Wellington en España en varias ocasiones.
Para esta campaña se contaba con el recién nombrado mariscal, Emmanuel de Grouchy, quién no contaba con el beneplácito de Davout, que ahora ejercía de Ministro de la Guerra en Paris. Grouchy era un aristócrata que sobrevivió a las carnicerías de la Revolución. Con buena reputación en caballería y a punto de mandar un tercio de la Armeé du Nord. Después estaba el mariscal Michael Ney, “el más valiente entre todos”, con sus 45 años, los mismos que Wellington y Napoleón y actor principal en las más sangrientas batallas napoleónicas. Se hizo famoso al prometer a Luís XVIII, tras la fuga de Elba, de traer al Corso, prisionero en una jaula de hierro hasta Paris, pero lejos de cumplir su promesa se pasó con todas sus tropas al bando del Emperador, pero tanto él como Soult se odiaban y este verano debían colaborar juntos.
(French Light Infantery in Waterloo.1815). (Lancero polaco de la Guardia. Caballería napoleónica.1815)
Berthier era capaz de organizar y dirigir 100.000 hombres, alimentarlos, desplazarlos y conducirlos siguiendo las consignas de Napoleón. ¿Sería capaz en su ausencia Soult, de hacer lo mismo?. Si Napoleón seguía la táctica de bloquear uno de sus ejércitos y tenerlo frenado en un lugar, para derrotar al otro, entonces Soult era quién tendría de contener al primero de ellos. En un principio Ney se ocuparía de Welllington, Napoleón de Blücher, pero dos días después Grouchy distraería a los prusianos y Napoleón se encargaría de Wellington. Pero esto debía hacerse con imaginación, no solo cumpliendo las órdenes superiores y Napoleón confía en Grouchy, las más complicadas. Este recién nombrado mariscal, nervioso por la responsabilidad y Ney dispuesto a batirse como un titan.
(Diferentes tipos de infantería prusiana)
Enfrente tendría al príncipe Gebhart Leberecht von Blücher, de 72 años, que había batallado junto a los suecos contra los prusianos, pero hecho prisionero por Federico II el Grande(2), lo comisionó para dirigir el ejército de Prusia. Valiente, fanfarrón y amante de las tácticas más alocadas, además odiaba a Napoleón, contaba con buenos oficiales en su Estado Mayor, como August Neidhardt von Gneisenau, un militar talentoso como jefe de su Estado Mayor. Disponía de 121.000 hombres(y una mujer), sargento de un regimiento y condecorada por tres veces a su valor y 312 morteros.
Junto a él, el ejército anglo-holandés, comandado por el duque de Wellington, uno de los mejores generales de la época en cuanto a táctica, Los aliados lo tendrían como jefe supremo de la Séptima Coalición: Reino Unido, Francia, Prusia, Rusia, Países Bajos, Suecia, España y Portugal. Contaba con 17.000 holandeses(incluidos los belgas), 10.000 hannoverianos, 6.000 legionarios alemanes del Rey, 3.000 nassovianos, 7.000 brunswickes y el resto realistas franceses, que suman en total unos 40.000 hombres, denominado “el ejército infame”, por el mismo duque, ya que aparte de los alemanes, de probada fidelidad en nuestra guerra de la Independencia, el resto eran tropas belgas, francófonos e incluso veteranos de Napoleón, de dudosa fidelidad y unos 30.000 británicos(25.000 según otras fuentes), que totalizaban unos 92.000 hombres y 120 piezas de artillería(184 según otras fuentes). Mientras el Emperador disponía de 73.000 hombres(125.000 según otras fuentes) y 266 cañones(350 según otras fuentes). Napoleón pensaba en asestar un golpe de gracia a estos dos, antes de que se les unieran los contingentes austriacos y rusos, ya en camino.
(Dutch Light Dragoon británico in Waterloo). (Royal Scots Greys)
Los aliados estarían a la defensiva, a la espera de los refuerzos. Napoleón les asestaría el primer golpe en el punto de reunión para dispersarlos. Wellington esperaba que este tomara la ruta de Waterloo, pero también tenía otra alternativa, la que iba por Mons, directo hasta Bruselas o porque no en dirección a Gante, refugio del rey francés. Esto hubiera dejado al duque sin costa para retirarse y lejos de sus líneas de suministros, la ruta era al oeste a Ostende, puerto perfecto para una evacuación por los barcos de Su Majestad y desde allí directos a la Gran Bretaña. Blücher también estaba preocupado, pero su salida era hacia el este a Prusia.
(Soldados franceses de elite abren fuego)
Los aliados estaban situados en 160 km. en campo abierto y los franceses, al sur, cerca del río Sambre, al lado de la ruta principal de Charleroi a Bruselas. En España los británicos disponían de un buen servicio de información, pero aquí, en Flandes, el duque iba a ciegas. El cuartel general británico estaba en Bruselas y el de Blücher en Namur, a unos ochenta km. en caso de retirada, como hemos comentado, los británicos buscaría su escape al oeste y los prusianos al este. Napoleón lo tenía claro y ataca el 15 de junio. Pasa la frontera y se dirige a Charleroi. Los prusianos se enzarzan con los jinetes franceses, mientras envían mensajes dando cuenta del ataque. Wellington no da crédito a estas noticias y cree que es una maniobra de distracción. En principio en Bruselas se pensaba poner en marcha el ejército el 25 de junio, pero los acontecimientos aceleraron los planes del duque.
La noche del 15, estaba previsto una baile de sociedad en la capital belga y Wellington estaba entre los invitados, así como el príncipe Guillermo de Orange, apodado “el Flacucho”, que comandaba el ejército holandés, que Wellington había dividido entre otros batallones más fiables. Guillermo durante 3 años había servido en España a las órdenes del duque. Además de otros jefes militares como el general español Miguel Ricardo de Álava y Esquivel, embajador especial de España en los Países Bajos.
(El baile de la duquesa de Richmond, pintado por Robert Alexander Hillingford)
Los detractores del duque sostiene que ni el, ni ninguno de los altos mandos militares pintaban nada en ese baile, ya sabedores del ataque francés. Wellington no quería alarmismos, el se enteró del ataque a las 10 de la noche a su llegada al baile y en el caso de ausentarse se hubiera desatado el pánico y allí estaban todos sus jefes militares y en la práctica el tenerlos todos junto a el, podía darles las órdenes más urgentes. Otras fuentes apuntan a un idilio del duque con lady Frances, que también estaba invitada al baile.
Mientras en Charleroi se había desatado el infierno, pero una controvertida decisión anterior del Gran Corso, ahora se volvía en contra suya. Había ordenado destruir las principales carreteras de Francia, en su frontera norte y esto era un obstáculo para el transporte de carros de suministros y cañones. Ese 15 de junio, la Grandee Armeé ya penetraba en Bélgica, Napoleón ordenaba reparar los caminos y cruza el río Sambre y ataca a los prusianos que se retiran peleando. Las noticias de este encuentro tardan 10 horas en llegar a manos de Wellington en Bruselas. Charleroi está a unos 50 km. al sur de la capital y un mensajero a caballo, tardaría unas 4 horas en hacer este recorrido. La razón no era, como apuntaban sus críticos desdén a las advertencias prusianas, era que Wellington tenía dudas en el camino elegido por Napoleón; carretera de Mons o la de Charleroi, ya comentado antes. Al recibir la noticia de que era la de Mons reinó la calma, dio crédito al informe de Blücher, ya que la zona de Waterloo era una verdadera encrucijada de carreteras.
El repliegue prusiano llegó hasta Sombreffe, carretera secundaria conocida como Nivelles, que cruza la ruta de Charleroi a Bruselas, en un diminuto pueblo llamado Quatre-Bras, ya que si se hubieran retirado más al norte se hubieran alejado aún más de Wellington que los había de socorrer. Napoleón había jugado bien sus bazas, mientras el duque danzaba en Bruselas, su ejército anglo-holandés se preparaba con retraso y eso deja Quatre-Bras indefenso. Napoleón actúa con celeridad y ordena a Ney que se apodere de este estratégico pueblo citado, en la madrugada del 16 de junio y para esto le dota de una fuerza importante con 9.600 infantes, 4.600 jinetes a caballo y 34 cañones. Napoleón reanuda su camino convencido de su éxito, Ney se apoderara de Quatre-Bras y alejará los tropas de Wellington de la pelea. El lugar elegido por Napoleón es Ligny, una aldea cercana a Sombreffe, solo contra Blücher y en caso de victoria, empujará a estos hacia Prusia y tendrá las manos libres para enfrentarse a Wellington.
(El 7º de Húsares británico inicia una carga en Waterloo. Pintura de Henry Martens)
Pero un holandés, el barón Jean-Victor Constant-Rebecque, general de división y ayudante de Guillermo, en su periplo en la Península Ibérica, había recibido órdenes de marchar hacia Nivelles, situada al oeste de la carretera de Charleroi y Bruseles, reuniéndose con el 1er. Cuerpo de ejército del príncipe-heredero Guillermo. El conocía la importancia estratégica de Quatre-Bras, cuya captura dividiría a los ejércitos aliados. Rebecque envía a unos 4.000 holandeses a ese cruce, cuando Wellington aún estaba despidiendo el baile. Esta fuerza en realidad (alemanes de Nassau) servían bajo pabellón holandés, ya que mientras el gobernante de Nassau acabó como rey de Inglaterra, el príncipe de Nassau terminó como rey de los Países Bajos, como Guillermo I. Estas tropas en Quatre-Bras estaban mandadas por el príncipe Bernardo de Sajonia-Weimar.
(Infantería Prusiana atacando en Plancenoit).
A la llegada de la noche, Napoleón ejecutaba su plan a la perfección. Sus tropas habían cruzado el Sambre, avanzan hacia el norte, mientras los prusianos se retiran hacía el norte y al este, pero se detuvieron en Ligny dispuestos a presentar batalla hasta la muerte. Pese al retraso de los británicos, aún hubieran dispuesto de tiempo de llegar a Ligny, solo si Quatre-Bras continuara en su poder y los 4.000 alemanes aguardaban allí el ataque de Ney.
(Tropas francesas avanzan hacia Ligny por Ernest Crofts)
Napoleón quiso asegurar aún más la toma de Quatre-Bras y a la considerable fuerza de Ney, los refuerza con otros 20.000 hombres al mando del conde Drouet D`Erlon, creyendo que este ya había tomado la aldea y con esta nueva fuerza contendría la previsible llegada de Wellington. El Emperador aún desconociendo los sucedido en la aldea, se veía desayunando el sábado en Bruselas, pero antes de esto habían dos batallas por dirimir: Quatre-Bras y Ligny.
Ney se enfrentaría con sus más de 40.000 hombres a los 4.000 del príncipe de Sajonia, que contaban con apenas 10 cartuchos por hombre, pero el francés no hizo nada para conquistar ese cruce. Esperaba nuevas órdenes de Napoleón, cuando ¡la principal no la había cumplido¡.
(Caballería francesa ataca a la infantería británica en Quatre Bras el 16 de junio de 1815)
De todas las explicaciones dadas sobre la pasividad de Ney, la más acertada era que este había sido vencido varias veces por Wellington, en la Península. Una de estas en Bussaco, en 1810, mandando una fuerza de 75.000 hombres contra los 50.000 de Wellington, donde el británico hizo aparecer dos batallones ocultos, que a la bayoneta pusieron en fuga a los franceses. Wellington era un consumado maestro en el arte de ocultar sus fuerzas, en las irregularidades del terreno y hacerlas aparecer en el momento oportuno.
(Tropas napoleónicas iniciando la marcha)
Viernes 16 de junio
Ney al sur de Quatre-Bras, no podía ver lo que le aguardaba, debido a un tupido bosque, en un accidentado terreno cubierto de altos cereales, mientras el combinado anglo-holandés avanzaba a marchas forzadas, bajo un sol de justicia. Ney seguía inmóvil y Napoleón pensando que en tres horas, se acabaría el combate, pero dividió su ejército, contradiciendo una de las principales normas de la guerra, pero para el esto era una medida temporal. Atacaría a los prusianos en Ligny y estaba convencido que Ney se habría apoderado de Quatre-Bras y una vez repelido el el ataque de Wellington, marcharía contra el flanco occidental prusiano. Napoleón atacaría frontalmente a los prusianos y esperaba que Ney lo hiciera a su flanco derecho y los pusiera en fuga, a partir de aquí se enfrentaría a las tropas de Wellington. Pero este llega a las 10 de la mañana a Quatre-Bras y contempla atónito que Ney continua inactivo y cabalga cinco km. al oeste, para reunirse con Blücher, cerca de Ligny. Este le pide refuerzos, pero el duque se muestra escéptico, ya que debía contener a los franceses superiores en número en Quatre-Bras y esto le haría difícil contentar al prusiano. Blúcher estaba solo contra el Emperador, pero consigue reunir 76.000 hombres, 8.000 jinetes y 224 cañones, frente a los 58.000 franceses, 12.500 jinetes y 210 cañones.
(General de Brigada Chouard, con coraza y casco de mosqueton)
LIGNY
A primera hora de la tarde, comienza la batalla en Ligny, Napoleón cañonea a la infantería prusiana y causa profundos estragos entre sus columnas, en campo abierto. Este hecho ya se lo había comentado un disgustado Wellington a Blücher en su reunión. La artillería prusiana respondió a los franceses y en este momento, Napoleón se dio cuenta de su inferioridad numérica y avisó a Ney que acudiera en su ayuda, así como al contingente de refuerzo enviado a Quatre-Bras, que aún no había llegado en ayuda de Ney. Estando esa población en manos enemigas, los refuerzos del conde D´Erlon, en lugar de los 8 km. de distancia hubieron de recorrer el doble. Napoleón confiaba en Grouchy contra el flanco derecho, mientras el atacaba el centro de Blücher. La superioridad numérica prusiana mantiene a raya a los franceses, pero estos poco a poco, gracias a su mejor calidad van erosionando a los prusianos. Continúan a la espera de Erlon con sus 17.000 hombres, 1.700 jinetes y 46 cañones. Este había recibido unas órdenes bastantes confusas y en lugar de ir al norte, al flanco prusiano, se acerca al cuerpo de ejército del general Vandamme, que al ver la llegada de las tropas de Erlon, cree que son refuerzos enemigos y rápido advierte a Napoleón que ya prepara a su Guardia Imperial para asestar el golpe de gracia a los prusianos.
(Napoleón aclamado por sus tropas tras su victoria en Ligny)
La intervención en el centro prusiano es decisiva y Ligny cae en poder del Emperador, sin necesitar la llegada de Erlon. Los prusianos estaban tocados, pero sus flancos estaban unidos y Blücher vivo, consiguiendo retirarse en perfecto orden, a pesar de sufrir unas 16.000 bajas(muertos, heridos y prisioneros), junto a unos 8.000 desertores. La victoria francesa de aniquilar al ejército prusiano no se había materializado.
(El 10º de húsares británicos atacando a la infantería francesa en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815. Fotografía de Denis Dighton)
QUATRE-BRAS
Ahora faltaba Quatre-Bras, el viernes por la mañana, el príncipe Bernardo de Sajonia recibe el refuerzo de otros 4.000 holandeses y se refugia en el interior del bosque de Bossu, donde corría un pequeño río que iba paralelo a la carretera de Bruselas. En el punto de conexión, entre ambos había una construcción de piedra, la granja Gemioncourt, que Wellington hubiera querido conquistar, pero que estaba en poder de los franceses, cercanos a Nivelles, que amenazaban con cortar la línea de enlace entre los dos ejércitos aliados. Los holandeses recién llegados habían visto las importantes fuerzas francesas y se habían replegado, y cuando los del príncipe de Sajonia gastaban sus últimos cartuchos en contener a los franceses reciben el refuerzo de sir Thomas Picton, cuyo 95ª regimiento fue enviado a contener a los franceses en la carretera de Ligny y el resto de fuerzas a impedir el ataque de Napoleón a la carretera de Bruselas. Los de Picton observan que no hay caballería disponible, para ahuyentar a los franceses.
(Soldados de Legión Negra de Brunswick en Quatre Bras)
La Legión Negra de Brunswick, llegó a Quatre-Bras, en el mismo momento que ellos, mientras la caballería británica de Wellington avanzaba a marchas forzadas, por lo que este envió a su infantería contra los hostigadores franceses. Mientras los franceses se dividen en 3 columnas: una por el norte con 8.000 soldados, la central con 5.400 hombres y a la derecha otros 4.200 hombres, 50 cañones y tropas de caballería. Atacarían por el norte cerca de Bossu, donde 6 batallones de infantería británicos (3.500 hombres) debían detener a 17.000 franceses. Estos lanzaron infantería y caballería, protegidos por sus cañones. En punta del ataque los lanceros franceses, seguidos por los coraceros del general François-Etienne de Kellerman, que había recibido órdenes de Ney de cargar contra el enemigo, orden que fue cuestionada por el mismo ya que solo contaba con 700 coraceros. Cargan contra los Highlanders escoceses, pero son rechazados, Kellerman los guía entre los cuadros, a toda velocidad, hacía la encrucijada que debían conquistar. Se reciben refuerzos por ambas partes, el 44ª regimiento de Essex llega para apoyar a los escoceses, pero se ven sorprendidos por la caballería gala.
(Coraceros franceses atacan los Highlands Regiment in Square. Lienzo pintado en 1874 por Henri-Félix -Emmanuel Philippoteaux)
El problema en Quatre-Bras, era que no había un punto de observación, que permitiera saber como iba la marcha del combate. Continuamente llegaban los refuerzos británicos y Wellington los iba colocando donde la situación los requería y tras los ataques de caballería eran forzados a formar cuadros continuamente, y eran blanco fácil para los artilleros franceses. El mismo Wellington fue en persona a realizar un reconocimiento y estuvo a punto de ser capturado por los coraceros de Kellerman. Al verse en peligro el duque galopa hacia los escoceses que formaban 4 hileras y su caballo voló por encima de los Highlanders salvando a su jinete de caer prisionero.
(El general François-Etienne de Kellerman, Duque de Tarento y mariscal de Francia)
Kellerman sufrió las descargas de los escoceses perdiendo 250 hombres (muertos/heridos), de sus 700 hombres y se vio forzado a retirarse. Los cuadros británicos estaban formados con 4 filas: la de delante, con rodilla en tierra no abría fuego, clavaban la culata en tierra y calaban bayonetas, los de la 2ª fila, los imitaban con bayoneta calada y las filas interiores, abrían fuego por encima de las cabezas de sus compañeros. Los jinetes se veían impotentes para salvar el muro de acero, que también escupía fuego y su única posibilidad era cargar contra ese muro de acero. No es extraño que, salvo en contadas ocasiones, la caballería no consiguiera quebrar un cuadro. Una de estas escasas ocasiones fue protagonizada por La Legión alemana del Rey, en España, en Garcihernández (Salamanca), debido a que uno de sus caballos resbaló y el y su jinete cayó abriendo un boquete en el cuadro francés, por donde se precipitan los jinetes alemanes.
(Esta era la formación preferida de la infantería contra las cargas de la caballería. Una disposición en forma de caja, vacía en el centro, y con cuatro filas de soldados en cada lado. Un batallón de 500 hombres formaba un cuadrado de 18 mts. de longitud, que batía con su fuego de mosquetes unos 360 grados. Así como eran invulnerables para la caballería, pero no lo eran para la artillería, por ser un blanco fácil e inmóvil)
El 42º británico había llegado esta mañana con 526 hombres y al acabar ese día solo contaba con 238 hombres. Un batallón, el 69ª formó en cuadro, junto al 42ª y 44ª, pero las tropas de su flanco derecho, bajo el mando por el príncipe de Orange, de 23 años de edad, reciben la orden que sus batallones pasen a formar en línea. las protestas de sus oficiales no se hicieron esperar, pero caen en saco vacío y el 69ª, 33ª y 73ª, forman en línea y los coraceros de Kellerman se dan cuenta y devastan a los casacas rojas. El 73ª huye al bosque de Bossu, el 33º pudo rectificar y formar el cuadro y el 69ª fue deshecho por los coraceros, llegando a perder su estandarte real.
(El príncipe de Orange reuniendo la milicia holandesa en la batalla de Quatre Bras, el 16 de junio 1815, en las guerras napoleónicas)
El combate continuó en su punto álgido, pero desde Bruselas seguían llegando refuerzos británicos y Wellington decidió que había llegado el momento de atacar. Los franceses resisten un tiempo y retroceden hasta su punto de partida y la granja Gemioncourt quedó en poder británico, un gran observatorio del campo de batalla. Ney no había dicho su última palabra, estaba frustrado, pero sus tropas estaban intactas y habían impedido que Blücher recibiera refuerzos. Las cosas el 16 de junio, estaban así. Napoleón no había conseguido todos sus objetivos, pero tenía controlado el combate. Obligó a los de Prusia a retirarse, pero no dividió a los aliados. Ney actuó tarde, pero mantuvo ocupado a Wellington y este había conservado Quatre-Bras e impedido que Napoleón girara al este y atacar a los prusianos. Y esto no era poco si Ney o Erlon, hubieran atacado el flanco derecho prusiano, la batalla de Ligny habría significado la derrota de Blücher.
Las bajas fueron de 2.200 británicos; los de Hannover y Brunswick, habían perdido 1.100 hombres, entre ellos el propio Brunswick, más unos 1.200 holandeses, en total 4.500 contra los 4.400 franceses.
Wellington desconocía lo acontecido en Ligny y esta noticia de la derrota prusiana, le llegó a última hora. Napoleón les había derrotado, pero Wellington desconocía el lugar donde se habían retirado los prusianos, o sea su última posición.
Napoleón iba a dar el paso, utilizar la carretera de Nivelles, para atacar el flanco británico. El objetivo estaba en sus manos y debía avanzar al amanecer.
Sábado 17 de junio
August von Gneisenau, no confiaba en Wellington y le sugiere a Blücher, retirarse hacía el Rin y Prusia, alejándose de los anglo-holandeses, pero Blücher confiaba en Wellington y a pesar de la obstinación de aquel, este le convenció y los prusianos marchan hacía norte a Wavre. Con ello se dejaba la comodidad de la carretera de Nivelles y se opta por los senderos rurales de Wavre a Bruselas. Esta fue una decisión transcendental de las que se tomaron en estos cuatro días y Blücher mantendría vivas las esperanzas de enlazar con Wellington, pero el se alejaba de su refugio seguro. Ayer, Wellington no le había ayudado, pero el viejo zorro no estaba dispuesto de abandonar a su aliado.
Blücher era querido por sus soldados, Napoleón venerado por sus tropas y Wellington respetado por los suyos. Según se cuenta del duque, se le vio llorar al comprobar los muertos en las batallas, muy lejos de Napoleón que no le importaban las vidas humanas. El dijo:”Las mujeres de París, pueden parir en un solo día, los hombres necesarios para cubrir las bajas”.
Al saber, el duque del repliegue de Blücher hacia Wavre de unos 30 km. pensó que ellos debían hacer lo propio y situarse en la cresta del Mont-Saint-Jean, que sobresalía sobre los tallos de centeno del valle. Para ello movió a sus 30.000 hombres y 72 cañones, retrocediendo 12 km. hasta el citado monte que era perfecto para su defensa. Sabiendo que en Londres creerían que Napoleón les había vencido, mientras este comunicaba en el periódico del poder ”Moniteur Universal”, que Ligny y Quatre-Bras eran dos victorias más a su larga lista de éxitos. En París se desató el jubilo.
Esta “retirada” fue jalonada por Ney que opta por no hacer nada. Acampados a menos de 5 km. de la encrucijada, en Fresnes. Solo cabe creer que Ney hubiera ordenado reponer fuerzas, en lugar de atacar y hubiera obligado a Wellington a dejar parte de sus tropas en Quatre-Bras. Napoleón lo rencilló delante de sus altos oficiales, aunque Napoleón este sábado no había maniobrado mejor que su mariscal. Se levantó de buen talante y se fue a visitar el campo de Ligny, para ver lo importante de esta victoria. Más tarde, envía jinetes en busca de los prusianos, que le informan que estos huyen hacía el este. Pero los desesperados soldados que huían por la carretera de Namur, eran renanos, desertores de Prusia, mientras Blücher marchaba al norte, a Wavre.
(Wellington marchando hacia Quatre-Bras en Waterloo, por Ernest Crofts)
Les llegan noticias de que Wellingon continua en Quatre-Bras y ordena a Ney que le cierre el paso, mientras el con 69.000 hombres, atacaría el flanco más vulnerable del duque, luego enviaría a Grouchy, con 33.000 hombres en pos de los prusianos. Esta mañana podía haber sido la de la victoria francesa, si hubiera atacado al amanecer, hubiera cogido a Wellington a contrapié y este no hubiera podido evitar la derrota, ya que Ney estaba cerca, pero Napoleón desperdició unas horas vitales en Quatre Bras y cuando llegó vio que los últimos contingentes anglo-holandeses se retiraban, sin ser molestados por el inefable Ney.
(El 52ª infantería ligera británica capturan una batería de cañón francés en Waterloo. Pintura de Ernest Crofts)
Este sábado por la mañana, los franceses debían haber perseguido a Blücher y atacado a Wellington, pero continuaron inactivos. Desconocían donde se hallaban los prusianos y habían permitido al duque replegarse. Cuando Napoleón se decide a enviar su caballería y la artillería montada tras Wellington, la naturaleza se dispuso a intervenir en la batalla y desde el cielo se desata una lluvia torrencial, que Wellington comentó que en su periplo de la India, con sus monzones, no había visto nada igual. Los lanceros franceses perseguían a los húsares británicos y contenían una carga de los Guardias de Corps, en Genappe, a 3 km. de Quatre-Bras. Los británicos disponían de un escuadrón de cohetes-misiles “Congreve”, que habían probado con éxito, tanto en la India como en España. Estos disponían de un triángulo de hierro, colocado en la carretera y encima de este un cohete. Es disparado y este sale escupiendo chispas, en 2 segundos, parte raudo e impacta su carcasa entre las ruedas de una cureña y sus artilleros huyen espantados. Este fue un primer misil exitoso, el resto parte sin control e incluso algunos van en sentido contrario, impactando en los británicos.
Los combates continúan bajo la lluvia, pero la persecución ha llegado a su fin. Wellington y sus tropas estaban en su posición elegida, el Mont Saint-Jean.
(Cañón de la Royal Artillery en la batalla de Waterloo. Pintura de Charles Hamilton Smith)
LA ARTILLERÍA EN WATERLOO
Durante esta batalla fue frecuente el uso de la artillería, Napoleón disponía de 246 cañones, mientras Wellington tenía 157. Los de los franceses eran más pesados 12 libras, estos podían lanzar hasta 1.600 metros de distancia, efectivo a unos 825 metros. También disponían de cañones de 8 libras y 6 libras. Obuses de 6 libras con alcance de 1.100 metros, efectivo a unos 640 metros y latas de metralla a unos 550 metros.
(Cañón naval de 12 libras)
Mientras los cañones del duque eran de 9 , 6 y 3 libras respectivamente, el primero era de un alcance máximo de 1.550 metros, efectivo de 825 metros y disparaban latas de metralla hasta 425 metros. Estos lanzaban proyectiles de carcasas explosivas, balas de cañón y latas de metralla.
Las llamadas latas de metralla eran la arma anti-personal de la que disponían ambos contendientes. Sencillos, pero muy peligrosos: simples latas metálicas, rellenas de balas de mosquete, que diferenciaban en dos tipos: pesadas y ligeras (esto según la cantidad de balas que llevaba en su recipiente). Estas al ser lanzadas por el cañón, la lata se abría al salir por la boca del mismo y las balas de mosquete volaban en todas direcciones. Parecía que el cañón fuera una especie de gran escopeta recortada.
Frecuentemente los artilleros las disparaban juntas: una lata de metralla y una gran bala maciza. Eran inoperantes en distancias mayores de 550 metros y los británicos las utilizaban a unos 320 metros y al ser lanzadas contra la tropa enemiga causaban una espantosa mortandad.
(Cañón británico de 8 libras)
El tiempo era un factor importante, ya que al lanzar balas sólidas que rebotaban en el suelo antes de impactar y diezmar las tropas enemigas., si este era soleado y seco, pero si el tiempo era lluvioso, como en Waterloo, las balas previsiblemente quedarían estancadas en el suelo embarrado.
Napoleón fue de los primeros en utilizar la artillería en tareas ofensivas, ya que el resto de los ejércitos, lo utilizaba como elemento defensivo, para proteger a infantería y caballería. El la usaba para “ablandar” las posiciones enemigas, su rival los posicionaba a lo largo del frente, en plano defensivo, ya que tenían prohibido entrar en el juego de cruzar disparos con sus enemigos, antes del ataque de la infantería y la caballería francesa. Se cuenta que media hora antes del ataque de la infantería en Waterloo, se lanzaron hasta 4.000 proyectiles y carcasas de metralla.
En un principio los franceses no ajustaron bien el tiro, pero pronto fueron ajustando el tornillo del punto de mira y las granadas impactaron entre los casacas rojas. Wellington los había resguardado, al otro lado del monte, ya que había sido muy crítico, con los prusianos en Ligny, donde sufrieron una horrible carnicería. El duque consiguió camuflar unos 15.000 aliados, los artilleros franceses conocían esta habilidad del británico, pero este blanco era difícil y pequeño y la falta del viento, no ayudaba a los artilleros, en sus propósitos.
(Mapa con los principales movimientos de tropas el domingo 18 de junio)
Domingo 18/6/1815
Napoleón había utilizado una granja, Le Caillou como su cuartel general, en el sur del valle donde esperaban sus contrincantes y esa mañana recibe un mensaje de Grouchy, que por lo menos debió de inquietarle, Blücher se retira hacia Wavre, al norte y se encuentra a pocas horas del Mont Saint-Jean. El Emperador le restó importancia y esperó a bien entrada la mañana para contestarlo, No estaba intranquilo ya que Grouchy disponía de una fuerza de 33.000 hombres y 96 cañones, con la que debía bastarle para mantener ocupado al prusiano e impedir que se reuniera con Wellington.
Napoleón nunca se había enfrentado a los británicos, en una batalla a campo abierto y tuvo que recurrir a pedir informes a sus mariscales, que si lo habían hecho. Soult le espetó:” Sire en un encuentro directo la infantería británica es el mismo demonio”. Mientras el general Reille le apoyó, que ”estos bien apostados, eran poco menos que invencibles”. La respuesta de Napoleón fue esta:”¡Conque Wellington te ha derrotado, crees que es un buen general¡. ¡Yo te digo que Wellington no es un buen comandante y los ingleses no son buenos soldados y esto estará terminado antes de comer¡.
El historiador Andrew Roberts, nos aclara el significado de esas palabras. “En vísperas de una batalla, Napoleón no había de ensalzar las virtudes del duque, sino tratar de elevar la moral de sus tropas”. Conocía las virtudes de su adversario y recurre al menosprecio para socavar el prestigio del británico. El se consideraba mejor que Wellington y estaba convencido de tener un 95% de posibilidades de ganar la batalla. El mismo en otras ocasiones había manifestado que no debía haber batalla, sino se tenía un 70% de posibilidades de ganarla. Para el Wellington, solo era “un general de cipayos”.
El cuartel general de Welllington se instaló en Waterloo, una pequeña población, mientras los rumores que llegaron hasta Bruselas eran que el combinado anglo-holandés ya había sido derrotado y los prusianos en franca retirada. Pero Wellington había recibido un mensaje, la noche anterior, asegurando que Blücher acudiría a su cita la mañana siguiente y su preocupación era evitar que Napoleón rodeara su flanco derecho, cortándole su posible retirada a Ostende y destacó 17.000 hombres en Halle, que no debían participar en la batalla, ya que Napoleón no mostró intención en forzar a Wellington a maniobrar y buscar otra posición distinta a la elegida por el duque.
Al aminorar la lluvia, esa mañana disipó las dudas de Álava, el embajador español, que veía a Wellington falto del aplomo, del que en otras ocasiones había hecho gala, pero el duque le dijo al ver la formación de combate francesa:” Ese “pequeñajo” en referencia al Emperador, no sabe la paliza que va a recibir”.
Grouchy continuaba sin saber donde se hallaba Blücher, ni donde hallarlo y este después de la derrota de Ligny, estaba convencido que Napoleón se había olvidado de el y se hallaba a menos de 20 km. de Wellington. Blücher lo había prometido al duque y cumpliría su palabra.
(El amanecer de la batalla de Waterloo, las tropas napoleónicas esperan las órdenes del Emperador. Pintura de Ernest Crofts)
WATERLOO(18/6/1815)
Los aliados están en dicha meseta, al sur de la aldea del mismo nombre y cerca entre Charleroi y Bruselas. La mayoría de las veces se desplazan contra la ladera, para buscar protección y ocultar sus movimientos y están protegidos por tres puntos de apoyo: La Papelotte, La Haie-Sainte y la granja-castillo de Hougoumont, que se han reforzado convenientemente. Su ala izquierda, está protegida por un barranco, que desciende hacia el pueblo de Ohain. La reserva se encuentra en el Mont Saint-Jean y la caballería en la parte de atrás del ejército, en tres líneas. El frente se extiende en 4.000 mts. Mientras dos destacamentos vigilan el camino a Mons, el primero en Tubise y el otro Clabbeck y Braine-le Château.
Napoleón disponía de 76.000 hombres y 266 cañones, y tomo posiciones a un km de la meseta.
Al este, en su ala derecha hay los 20.000 hombres del 1er. Cuerpo de Drouet D`erlon, los 2.700 del cuerpo de caballería de Milhaud y la división de caballería de la Guardia de Lefevre-Desnouettes, unos 2.000 jinetes. Cubriendo la zona de la carretera de Bruselas hasta Papelotte.
En el oeste, su ala izquierda está el 2º Cuerpo de Reille, con 20.000 hombres, con 3.400 jinetes del cuerpo de caballería de Kellerman y la división de caballería de la Guardia de Guyot, unos 2.100 jinetes. Desde la carretera de Bruselas hacía el bosque de Hougoumont, donde está la división de Jérôme, que forma el extremo izquierdo del dispositivo.
(Coraceros franceses atacan a los Highland Regiment in Square. Pintura por Félix Philippoteaux)
Detrás de estas dos alas, el 6ª Cuerpo de Lobau, con 10.000 hombres, con las divisiones de caballería de Domon y Subervie, con 2.100 jinetes cada una y tres divisiones de infantería de la Guardia, unos 9.000 hombres y un sinfín de cañones a la derecha de la carretera, frente a La Belle Alliance.
Wellington contaba con 73.000 hombres y 157 cañones y Blücher con 100.000 hombres y 240 obuses. Este último se había comprometido en reforzar al duque con la mitad de sus efectivos y 134 cañones. Napoleón tenía una ligera mayoría numérica sobre Wellington, pero aparte sus tropas eran mejores que las de Wellington, que solo confiaba en sus británicos y en la Legión Alemana del Rey, el resto de dudosa calidad y menor lealtad. La artillería era mejor la francesa y Napoleón , como buen artillero sabía como utilizarla. Un batallón en cuadro o en línea era un blanco perfecto y cuando los artilleros estaban alejados disparaban balas rasantes. Estos apuntaban más bajo de lo habitual, con ello se conseguía que los disparos quedaran cortos y esta rebotaba hasta 3 veces, antes de impactar contra los soldados y era más efectivo que apuntar directos al objetivo. El disparo alto no causaba excesivos daños, mientras uno raso alcanzaba el objetivo.
Pero había un factor determinante el barro, recordemos que con estos mismos contendientes (franceses y británicos), en Agincourt hace 400 años, también fue determinante este elemento en que la caballería francesa se quedó atascada en el lodo y seto también influiría en los disparos rasos que incluso podían quedar frenados por el barro. Las carcasas explosivas estaban afectadas, las balas de cañón eran macizas, pero las de metralla eran una esfera de hierro, hueca rellena de pólvora y el suelo enlodado de Waterloo, provocaba que ellas se hundieran en el, sin causar daños.
(Insignia y bandera de la Legión Alemana del Rey)
Al amanecer del lluvioso domingo, los franceses observaron que los británicos les estaban aguardando en ese montículo, pero el grueso de sus fuerzas estaban escondidos en la otra parte de la loma. En sus 8 km. Waterloo iba a contemplar como 3 ejércitos se desangraban. En la taberna denominada la Haie Sante, estaban destacadas las magnificas tropas de la Legión Alemana del Rey. Este era el primer escollo para un ataque central, rebasar esta granja, después los fusileros “casacas verdes”, protegidos en el foso arenoso del otro lado de la carretera y a unos 200 mts. del monte citado.
(Vista actual de la granja-castillo de Hougoumont)
HOUGOUMONT
Había una gran casa denominada Hougoumont, en poder de los británicos, protegida por las fuerzas del teniente coronel MacDonell, con 1.500 guardias y 600 nassovianas(germano-holandeses), rodeada por un jardín amurallado, y convertida en un reducto formidable, denominada por los franceses ”château”. Entre este y La Haie Sante, había espacio suficiente, para que la infantería pudiera atacar en masa y era una tentación para Napoleón, el lado derecho de Wellington y un ataque sobre ese flanco podía hacerle perder al duque su posición privilegiada en el monte y para evitarlo, Wellington concentró al grueso de sus reservas en Braine L`Allend y por si fuera necesario se encontraba el contingente de 17.000 hombres en Halle, que intervendrían solo en el caso de máxima urgencia.
Napoléon planeaba una maniobra de distracción, con un importante e intenso ataque, para convencer a Wellington, que debía reforzar su ala derecha, debilitando el centro de sus tropas. El intento era tomar Hougoumont, lo que Wellington consideraría una amenaza y a su pesar distraería parte de sus tropas para reforzar el “château”. Cuando esto se produjera el Emperador lanzaría un arrollador ataque que culminaría con la toma del Mont Saint-Jean.
En esta pequeña fortificación se enfrentan el teniente coronel James McDonell de la Guardia de Coldstream y su majestad, Jérôme I de Westfalia y príncipe de Montfort, hermano de Napoleón, mandando la 6ª división de infantería que ahora contaba con solo 7.000 hombres. Pero este quería demostrar a su hermano, que no era un cobarde y se tomó al pie de la letra tomar ese fortín. Napoleón le había pedido que la asediara, lanzando un feroz ataque, para convencer al duque que debía reforzarla y más adelante tomarla. Pero el benjamín se planteaba ¡conquistarla¡. El superior de este era el experimentado general Reille, que había enfurecido al Sire, al decir que la infantería británica era invencible. Y cuando llegó la orden para asediarla, sabiendo que estaba defendida por los británicos, le sugiere a Jérôme, tomar el valle al sur del bosque de Hougoumont e introducir escaramuzadores en la zona arbolada.
(Infantería francesa ataca el castillo Hougoumont. Pintura de Ernest Crofts)
Ni Napoleón, ni Reille, querían una acción de envergadura pero Jérôme que estaba decidido a ocuparla, se encontró que sus primeras avanzadillas eran rechazadas por los tiradores alemanes. Estos en posiciones elevadas, si ningún riesgo personal, salvo en el momento de disparar. Faltaba que el inefable Ney, supervisor de las operaciones de esta jornada, envió a un enlace para comprobar “in situ” lo allí acontecido y contempla a los infantes, parapetados tras los árboles, necesitados de ayuda. Entonces insta a Jérôme que envíe a la totalidad de sus tropas, para que con su apabullante superioridad numérica desalojen a los defensores.
Para llegar al “château”, antes se habían de avanzar 25 mts. que fueron un calvario para Jérôme y sus hombres. Los franceses se encuentran con un complejo de muros y edificios, por donde, desde sus ventanas les vomitan plomo los morteros, Estos sin artillería pesada, ni escaleras, estaban a merced de los apostados tiradores aliados. Ahora los 9.000 hombres(8.000 según otras fuentes), al no poder escalar los muros, los rodean sometiendo a los sitiados a una gran presión, pero estos reciben refuerzos, no los esperados por Napoleón, sino unos batallones del Coldstream, que a bayoneta calada, hacen retroceder a los sitiadores.
(Los franceses encabezados por el citado sargento, portando el hacha, destruyen la citada puerta)
Ahora si contando con apoyo artillero, Jérôme lanza otro ataque y consigue llegar al edificio. La puerta sur se les resiste, pero no así la norte, por donde un grupo de 30 soldados de infantería, rompen dicho portón, encabezados por un fornido sargento que va en cabeza, blandiendo una hacha de leñador, penetran por el hueco y ponen en verdaderos aprietos las defensas aliadas. MacDonell con un grupo consigue cerrar dicho portón y bloquear la penetración del enemigo y los franceses que habían conseguido entrar se encontraron con los de MacDonell detrás. Para colmo de males desde las ventanas una lluvia de disparos se cebó en los que habían conseguido entrar y dieron buena cuenta de ellos, de los que solo se sobrevivió un joven tambor.
(Artilleros franceses comienzan el bombardeo de la granja)
Los obuses franceses entran en acción y bombardean la granja, lanzando proyectiles por encima de sus muros. Las llamas acaban con el edificio principal y los heridos son trasladados a la retaguardia, perdiendo varios cientos de defensores, pero el resto sigue manteniendo la posición.
Cuando se produce el ataque francés a Hougoumont, mientras el ejército del conde D`Erlon, amenazaba el flanco izquierdo de Wellington y este debido al humo no divisa nada de lo que sucede en el “château”, ya que una elevación lo oculta prácticamente. Este conserva la calma acude a inspeccionar el flanco amenazado por Erlon y confía en el general Picton para su defensa, su confianza en el es total, igual que con MacDonell en Hougoumont.
Tanto el Emperador, como el duque esperan los refuerzos. Napoleón conoce que el británico espera a Blücher, sino no se hubiera atrevido a hacerle frente en el Mont Saint-Jean y el esperaba a Grouchy, que le proporcionaría una superioridad numérica. Por el este se dibuja la llegada de un ejército ¿en ayuda de quién?.
(La caballería prusiana del general von Zieten ataca el ala derecha francesa en el momento culminante de la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815)
LOS PRUSIANOS ENTRAN EN LIZA
Sobre la 1:00 p.m. se prepara el ataque del 1er. Cuerpo, se ven tropas que salen del bosque de la Chapelle-Saint-Lambert, a unos 8 km. al este del campo de batalla. Rápidamente, los exploradores de Napoleón los identifican como prusianos, una carta de un húsar prusiano, interceptada por los franceses, confirma que se trata de la vanguardia del 4º Ejército de von Büllow, con 30.000 hombres.
Los franceses había capturado un oficial prusiano, que fue llevado ante el Emperador, y este le comunica que los prusianos han pernoctado en Wavre, sin ver ningún francés y creyeron que Grouchy había dado marcha atrás, para unirse a Napoleón. Mientras Grouchy le envía una nota a Napoleón, diciéndole que se dirige a Corbain, primero y luego a Wavre. O sea que este desconocía la posición de Blücher. Napoleón le comenta que su movimiento es acertado, pero debe tomar nuestra dirección y acercarse a nuestras tropas, antes de que el enemigo nos divida. “No os aconsejo que toméis ningún camino en concreto”. O sea Napoleón aprueba su movimiento al norte, a Wavre, pero le pide que vaya al oeste, para impedir la unión de prusianos y británicos. Pero a todo esto, Soult le añade una postdata, urgente e imperativa: “Hemos interceptado un mensaje que nos indica que Blücher esta a punto de atacar nuestro flanco derecho. Incluso hemos visto la llegada de los prusianos... No pierda el tiempo en aproximaciones, ataque y aplaste a Blücher, a quién cojera con las manos en la masa”.
(Emmanuel de Grouchy, mariscal de Francia, mariscal del Imperio, Comendador de la orden de San Luís, poseedor de la Gran Cruz de la Legión de Honor. Retrato de Sebastien Rouillard).
Se enviaron una serie de órdenes a Grouchy, que este no pidió aclaración, sino que se atuvo a la única orden clara, ir a Wavre y posicionarse entre los prusianos y Waterloo. En esa posición Grouchy estaría más cerca del Emperador. Otra orden le instaba a empujar con su avance a aquellas unidades prusianas que hayan tomado esa dirección, cuando aquí lo que se hacía era dirigir a los prusianos hasta Wellington. Si Blücher se hubiera retirado a Wavre, la orden no aclara que los franceses estaban seguros de esta acción, entonces Grouchy debía seguir manteniendo a los prusianos a su derecha, esto tiene más lógica ya que Grouchy se colocaba entre Blücher y Napoleón. Pero este le ordenaba marchar “hacía Wavre, lo antes posible” y esta fue la orden escogida por Grouchy, pero entonces los prusianos no estaban a su derecha, sino al frente.
Total este mensaje le llegó a Grouchy, por la tarde, cuando combatía con la retaguardia que Blücher había dejado en Wavre. A los que estaba derrotando, pero eso no servía para nada. Napoleón a la 1 p.m. veía a los prusianos despuntar por el horizonte, a unos 10 km. de distancia y sin noticias de Grouchy, sabiendo que el se habría de enfrentar solo contra esta amenaza. Le comenta a Soult: “Esta mañana teníamos un 95% de posibilidades de vencer y ahora aún tenemos un 60%”. Otro que no fuera el, hubiera dado media vuelta, replegándose al sur para esperar otra ocasión más propicia. El creyó tener tiempo suficiente de vencer a Wellington, antes de la llegada de los prusianos. Envía 3.500 soldados de caballería, 7.000 infantes y 28 cañones, para reforzar su flanco este, con una línea defensiva para esperar a los prusianos.
(La lucha para cerrar las puertas del castillo de Hougoumont. Pintura de Richard Gibb)
La batalla ha comenzado y su plan es realizar un ataque frontal, pero tiene a 9.000 soldados enzarzados en Hougoumont y ahora dispone de nuevas tropas para proteger a su flanco opuesto. El quería que Wellington debilitara sus líneas, acudiendo al auxilio del “château”, pero son los franceses los que han de utilizar sus reservas para proteger sus flancos.
Entre Wavre y el Mont Saint-Jean, había un desfiladero por donde corría el río Lasne y ahí Grouchy con sus 33.000 hombres y 96 cañones habrían podido bloquear a un ejército, mucho más numeroso durante horas. Es de suponer que los franceses desconocían la existencia de ese desfiladero.
Napoleón opta por dejar secar el terreno durante dos o tres horas, para contentar a sus artilleros, sin hacer caso de Soult que le aconsejó atacar de inmediato por si se presentaba Blücher. Napoleón se lo tomó a chanza, ya que Grouchy se estaba ocupando de los prusianos. Ahora obligado a proteger su flanco derecho envía dos divisiones de caballería ligera, las de Domon y Subervie, con la misión de vigilar al enemigo, contenerlo y unirse a los de Grouchy, tan pronto aparezcan y el 6º Cuerpo de Lobau recibe la orden de colocarse entre estos jinetes y la ala derecha francesa, en una posición en que 13.000 hombres pudieran contener a 30.000, pero estos 13.000 no podrán participar en la toma del Mont-Saint-Jean.
(Recreación actual de la artillería francesa en Waterloo)
De las 12,30 a las 13 horas, la gran batería de 80 cañones de Napoleón escupen fuego contra los anglo-holandeses. Mientras Blücher decide que su IV ejército sería el encargado de socorrer a Wellington, una unidad que no intervino en Ligny, pero a la postre era la más alejada del duque y para colmo de males se produjo un incendio que retrasó 2 horas su partida. Tras cruzar el desfiladero citado, el camino a Waterloo estaba abierto.
Mientras a unos 13 km. de Wavre, Grouchy estaba desayunando a última hora, cuando se oyen en la lejanía el rugir de los cañones, el junto a su Estado Mayor salió a comprobar el estruendo lejano. Algunos de estos aplican el viejo truco de poner el oído en el suelo. El general Gerard sugiere que se de media vuelta y se dirijan al estruendo artillero. La contestación de Grouchy fue:” Que se trataba de una incontinencia de retaguardia”, suponiendo a Wellington retirándose del Mont Saint-Jean. Gerard era un militar muy experimentado, pero Grouchy desdeñó su criterio e instó a sus generales a marchar hacía el norte, a Wavre, mientras 20 km. más allá comenzaba la masacre.
(La Haie Sainte, después de la batalla)
LA HAIE SAINTE
Antes a las 1,30 p.m. Ney prepara sus 74 cañones para dar cobertura al 1er. Cuerpo de Erlon en su ataque, en una línea que iba de La Haie Sainte hasta Papelotte. Se colocan los batallones, uno tras otro, en masas compactas(180 h. de ancho por 24 de profundidad), lo cual resultará determinante ya que eran muy vulnerables a las armas enemigas y de difícil maniobra ante un ataque de la caballería.
Sin haber tomado ninguna de las dos granjas citadas, los franceses llegan a la meseta, cuando Wellington contraataca y la errónea disposición de los franceses, multiplica sus pérdidas en el asalto y paraliza sus movimientos cuando necesitan desplegarse. Los infantes franceses compactados, pisan fuerte, sin poder maniobrar.
(El 10ª de Húsares británico ataca a la infantería francesa en Waterloo)
En el alto de la loma, los franceses tuvieron la victoria en sus manos, las descargas de fusilería británicas mantuvieron ocupados a los franceses, pero su superioridad numérica habría inclinado la balanza a su favor, cuando apareció la caballería británica. El enemigo aprovecha la situación y los del general Thomas Picton(que pereció en el ataque) se lanzan contra el enemigo a la bayoneta. Al mismo tiempo, Wellington ordena a lord Uxbridge, con su caballería pesada: regimientos de Dragones Reales, Dragones de Inniskilling y los Royal Scots Greys de Sommerset y sir Williams Ponsoby, que se lanzan contra los infantes franceses, sumiendo en el desorden la gran formación de ataque de Erlon. Estos fueron dispersados y los jinetes británicos blandiendo sus sables, atacaban a las tropas dispersas. Cientos de infantes se lanzan al suelo fingiendo su muerte, mientras los caballos les pasan por encima. Aún repelieron un ataque de los coraceros y unos 800 jinetes de la Guardia Real se baten con otros tantos coraceros. Estos lucían un peto metálico y sus espadas medían 15 cm. más que las inglesas, pero estos disponían de otras ventajas: la pendiente y la sorpresa.
(La Brigada de la Unión de Ponsonby (soldados del 6° Inniskillings, Royal Greys escoceses y dragones reales) cargando en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815)
Los franceses retroceden y varios quedaron atrapados en una carretera, tras La Haie Sainte, donde se hallaba una barricada, allí fueron tiroteados por los defensores, y solo la intervención de la infantería francesa, que atacaba la granja, abriendon fuego contra los jinetes británicos, evitó una verdadera masacre. Hasta que la Legión Alemana del Rey, restableció la situación barriendo a los atacantes de La Haie Sainte. Mientras los de Papelotte, apoyados por los Dragones, resisten también el envite.
(Los Royal Scots Greys cargando contra la artillería francesa)
Ebrios de gloria, las dos brigadas de caballería atacan a la artillería, pero llegan allí sin ningún orden y con sus monturas exhaustas y reciben el ataque de dos brigadas de coraceros del general Milhaud y el 4º Regimiento de Lanceros Imperiales, que destruyen la única caballería de que disponía Wellington.
Pero el ataque del 1er. Cuerpo fracasa, ya que la 2ª y 3ª divisiones están desorganizadas y solo se enfrentan en pequeña escaramuzas en La Haie Sainte.
(Royal Horse Guards(The Blues), cargando contra el enemigo en Waterloo. Pintura de Christhofer Clark)
Mientras en Hougoumount el trasiego de hombres era importante, alejándose del campo de batalla: heridos, desertores y miles de prisioneros escoltados, todos juntos, hombres, carromatos y caballos iban a escribir una página trágica en Waterloo.
Esta maniobra y el trasiego de hombres y material en Hougoumont, dio pie a Ney para creer que Wellington se estaba retirando y el sabía como buen soldado que no debe permitirse una retirada sin ser hostigada.
Napoleón se vio obligado a realizar un segundo ataque. Así entre las 3 y las 4 p.m. esperando la reorganización de las tropas de Erlon, el nuevo ataque contra La Haie Sainte fracasa y Wellington retrasa un poco su centro hacía atrás, para volver a alinear sus tropas y protegerlas de la artillería enemiga.
Napoleón había abandonado el campo de batalla enfermo. Ney a quién aún resonaban en sus oídos los reproches del Emperador, por haber permitido en Quatre-Bras la retirada, pero al pronto dispone de los coraceros de Milhaud y Delort, así como de los cazadores y lanceros de Lefevre-Desnouettes, ordena que 900 coraceros, atacaran el montículo entre La Haie y Hougoumont, pero el teniente general Delort detuvo el ataque y protestó. Milhaud era su jefe y el que debía haberle dado esta orden, pero la emoción del momento le hace sumarse a la carga y ya sumaban 5.000 jinetes. El coronel Ordenet mandaba el 1er. Regimiento de coraceros y vio lo mismo que Ney un convoy de pertrechos enemigos y piezas de artillería abandonadas, pero agudizando la vista observó más cosas, muchos cuadros de soldados británicos.... todo el grueso del ejército en la loma con la intención de proseguir la lucha. Los cañones abandonados era porque sus servidores se habían guarecido de la artillería enemiga. Napoleón debió ver este despropósito, pero no interviene.
En un principio, la primera impresión era que la caballería conseguiría su propósito, pero ni a la mejor caballería del mundo le es difícil, sino imposible, romper los cuadros de infantería y en la amplia meseta que se abría, en el alto de la loma habían hasta 20 cuadros de infantería enemiga. Unos cuadrados erizados de bayonetas y que además contaban con piezas de artillería portátiles. Todo este conglomerado de caballería enemiga había sido observado por los británicos, que les estaban esperando, bien parapetados.
(Infantería británica preparándose para montar el cuadro, en una recreación actual. Escena del film”Waterloo” de Sergei Bondarchuk)
El hostigamiento de la artillería, emplazada en La Haie Sainte y Bougoumont, provoca que los jinetes se aprietan unos con otros y algunos caballos se levantaron en volandas, apretados por los otros caballos de los costados. El terreno estaba húmedo, y el galope era unas veces cuesta arriba, otras cuesta abajo y los cañones se cebaron en ellos. Los coraceros de Milhaud y Delort, así como los cazadores y lanceros de Lefevre-Desnonettes, atacan el centro enemigo, todavía intacto. Lo más inaudito era que Ney se obstinara en que su caballería siguiera atacando y se lanzan hasta 9.000 jinetes contra 20.000 soldados. Hasta una brigada de carabineros que estaba inactiva, cerca de Hougoumont, fue lanzada a la lucha.
(Mariscal Michel Ney, Príncipe de Moscu, Duque de Elchingen y poseedor de la Gran Cruz de la Legión de Honor)
La caballería francesa era valerosa y una y otra vez se estrellaron, durante 2 horas, contra los cuadros ingleses y su artillería pesada. Estos hechos fueron observados por Napoleón desde La Belle Alliance, pero no interviene. El que sobre las 4:00 p.m. había abandonado el campo de batalla, enfermo. A su regreso al campo de batalla, Napoleón a regañadientes y aconsejado por sus mandos, cuando las anteriores habían fracasado y el mismo había comprobado que Ney no había estado acertado, a las 5:00 p.m. envía los coraceros de Kellerman, granaderos montados y a los Dragones de la Guardia de Guyot para apoyarle, sumando entre todos unos 10.000 jinetes, o sea toda su caballería pero sin apoyo artillero.
(Coraceros franceses cayendo en la carretera, hundida en la cresta, durante el gran ataque de caballería de Ney, en la batalla de Waterloo)
Estos se estrellan contra los cuadros británicos, y nunca logran empujarlos pendiente abajo, las cargas en terreno pesado y ascendente carecen de poder, batidos por la artillería británica, que provocan muchas bajas en los jinetes.
Ney siguió con su suicida carga y los británicos a pesar de sus muchas bajas, aguantan estoicamente el vendaval que se les viene encima. A las 5:30 p.m. su caballería está casi destruida y Ney aún reprocha a Napoleón que no envíe sus 800, sin apoyo de la infantería.
Según algún historiador comentaba que si Napoleón permitió los ataques de sus caballería fue porque obligaba a los británicos a mantener los cuadros(blancos perfectos para la artillería que provocó una mortandad enorme entre ellos). ¿Pero esto era necesario para debilitar al duque perdiendo toda su caballería?.
(Ataque prusiano a Plancenoit, en la batalla de Waterloo alrededor de las 7 pm. del 18 de junio. Fotografía de Adolf Northern)
LLEGAN LOS PRUSIANOS
A las 5:00 p.m. llega el 4º Cuerpo de von Büllow, que ataca Plancenoit, donde amenaza el flanco derecho francés, sin cortarle la retirada. Le sigue el 1er. Cuerpo (entre ambos cuerpos sumaban 31.000 hombres), mandado por von Zieten, que había sufrido un duro castigo en Ligny, a diferencia de Büllow que no participó y estaba descansado.
Abandonan el bosque y realizan una entrada magnífica, rebasan el flanco francés y los rodean, lo que -había sido un desastre en Quatre-Bras y Ligny- ahora surtía efecto. El 6º Cuerpo, en inferioridad de 1 a 3, retrocede y se ve sorprendido por la artillería prusiana, en La Belle Alliance y su carretera, donde está apostada la Guardia Imperial. Napoleón les había reforzado con dos divisiones de jóvenes guardias de Duhesme y dos regimientos de cazadores y granaderos a pie de la Vieja Guardia, mandados por Morand y Pelet, para conquistar la aldea y contener a Büllow. La lucha fue encarnizada y duró 2 horas.
(Emperador Napoleón y su Imperial Guardia, el 18 de junio en Waterloo, por Harry Paine)
En su lado derecho, el general Durutte y su división se emplean a fondo, para que los prusianos no se unan a la izquierda de Wellington, tomando Smohain. Todas estas operaciones estabilizan el frente francés, aliviando la presión sobre el duque que respira aliviado.
Las tropas del regimiento Colbert, vieron la llegada de Büllow y la caballería francesa, apoyada por su artillería, inició un duelo con la pesada prusiana pero fueron rechazados por los húsares de von Colomb y el general Lobau se retira a Plancenoit y se parapeta tras sus muros de piedra y los fortifica. Esta posición era imprescindible mantenerla, ya que sino el enemigo se situaría en la retaguardia del Emperador y cortaría la carretera a Bruselas. Lobau luchó a la altura de los mejores, pero la incesante llegada de refuerzos al bando prusiano, le hizo pedir ayuda, pero pronto decantó la balanza en su contra.
(La Haie Sainte cae, por fin, en poder de los franceses)
A las 6:00 p.m. cae La Haie Sainte en poder de los franceses, cuando solo quedaban 42 defensores, de las 9 compañías del comandante Baring.
Ney dispone de unos escasos cañones en batería y los emplea contra las líneas aliadas y convenientemente reforzado por la infantería hubiera conseguido tener éxito, pero Napoleón no quiso comprometer los escasos batallones de la Guardia, ya que los prusianos amenazaban su retaguardia en Plancenoit. Pero sobre las 7,30 p.m. restablecida su retaguardia quiso poner “toda la carne en el asador” y con la Guardia como eje central, mandados por Ney, los envía contra el centro británico que debían romper antes de la llegada de las tropas de Blücher, que cada vez están más cercanas.
(La Guardia Imperial marchando hacia la batalla)
A las 7:00 p.m. la vanguardia del Cuerpo de Zieten, marchaba en dirección a Smohain y Napoleón para levantar la moral de sus tropas les anunció que el que llegaba era Grouchy. Media hora más tarde, Zieten aún dudando ya estaba en Smohain y la Papelotte y Wellington lo aprovecha para mover tropas de su flanco izquierdo al centro y ese punto débil sería cubierto por los prusianos. Ney cambia de táctica y envía los 8.000 (6.000 según otras fuentes) infantes de Reille a la lucha. Estos tras abandonar el bosque son hostigados y a pesar de efectuar varias cargas a la bayoneta contra las líneas británicas, sus descargas de fusilería acaban, en poco tiempo, con el grueso de sus 8.000 hombres. Otra desafortunada intervención de Ney, enviar su infantería sin protección, igual que antes enviar la caballería, sin infantería, ni artillería cuesta arriba. La lejana artillería obliga a los británicos a replegarse, pero esta no era una batalla que habría de ganar la artillería, como anteriormente había comentado Napoleón: “Las grandes batallas las gana la artillería”. Cuando la infantería francesa sube la meseta es recibida por descargas de fusilería y artillería desde el centro y los Grognards de la Guardia Imperial retroceden por vez primera en la historia.
Mientras tanto en Wavre, von Thielman con 15.000 hombres se enfrentaba a Grouchy, que le doblaba en número de efectivos y el prusiano pide refuerzos pero Blücher tiene claro donde enviar sus reservas a Waterloo.
(Tercer regimiento de guardias a pie(ahora guardias escoceses), rechazan el ataque de la Vieja Guardia en Waterloo. Fotografía de Richard Simkin)
EL FIN DE NAPOLEÓN
La llegada de las tropas de Blücher, cerca de la aldea de la Haya y su caballería se expande en todo el campo de Waterloo, los franceses se disuelven. En Plancenoit, von Büllow recibe refuerzos del 2º Cuerpo prusiano y amenaza directamente la retaguardia francesa.
(Ultima resistencia de la Guardia Imperial que es derrotada por primera vez en su historia)
Wellington abandona el montículo y forma pinzas a los franceses, entre ellos y los prusianos y sus aliados separan el 1er. Cuerpo de Erlon y la Guardia y se retiran a La Bella Alliance. El Cuerpo de Erlon se desintegra, así como el 2º, 6º y la caballería. Dos batallones de Granaderos de la Garde, contienen al enemigo momentáneamente, pero rodeados por doquier, el mismo Napoleón les ordena retirarse, seguidos por el mismo, Ney, Bertrand.....A las 9:00 la batalla de Waterloo había terminado.
(“Toda la línea avanzará” cuando el duque de Wellington ordena el último ataque en Waterloo, el 18 de junio de 1815)
Luego Wellington y Blücher se reúnen y dejan a los prusianos la tarea de perseguir a los franceses y a fe que dan buena cuenta de ellos. Wellington se retira a su cuartel general, redactó su informe y según se cuenta, bautizó esta batalla con el nombre de Waterloo.
(“La última diana”, tocada por las trompetas de los coraceros franceses en Waterloo, por Elisabeth Butler)
Las bajas por parte de los aliados (británicos, alemanes, holandeses y belgas), fueron de 15.000 hombres (muertos/heridos) y los prusianos perdieron 7.000 hombres. Otras fuentes elevan las pérdidas para la coalición en 29.500 hombres. Mientras en bando napoleónico, las pérdidas fueron de 25.000 hombres (muertos/heridos), 8.000 prisioneros y 220 armas perdidas.
PROTAGONISTAS PRINCIPALES
(Arthur Wellesley, duque de Wellington, marqués de Douro, príncipe de Waterloo, duque de Ciudad Rodrigo, vizconde de Talavera de la Reina y Grande de España, por Francisco de Goya. National Gallery de Londres)
Con los mismos años que su enemigo, estaba considerado uno de los mejores generales de su época con su empleo de la táctica. Con ella conseguía espectaculares resultados, a pesar de su inferioridad en caballería y artillería. Tuvo unos comienzos brillantes y los ascensos fueron sucediéndose con rapidez y en la Guerra de la Independencia en la Península Ibérica, consolidó su merecida fama. Era la otra cara de su oponente, un militar tranquilo, competente, reflexivo que tomaba sus decisiones con toda lógica.
(Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, por Jacques Louis David, en un estudio de las Tullerias)
Un verdadero genio de la estrategia, que en 1815 había alcanzado su cénit. Enfermo, ya no era la figura incansable que subía la moral de sus hombres y el solo de montar a caballo era una tortura para el. Mientras su contendiente estuvo toda la batalla montado en su caballo. En esta campaña estuvo cansado, poco atento a los detalles y cometió tres graves errores: 1º, retrasar el ataque principal en cuatro horas, atendiendo a la petición de sus artilleros y obviando la recomendación de Soult, 2º, atacar frontalmente a su enemigo, menospreciando la indudable calidad de sus oponentes británicos y Wellington quedó atónito de la falta de habilidad táctica de Napoleón y ya había previsto su estrategia, reservando 17.000 soldados, entre Hal y Tubize, para proteger su flanco derecho. De hecho el duque ya comentó al general Álava, la paliza que le iba a propinar y 3º y último enviar al bisoño Grouchy en pos de los prusianos, con 30.000 soldados, que hubieran decidido la suerte de la batalla, si hubieran permanecido en Waterloo. El en su prisión de Santa Elena, se jactaba de los muchos errores tácticos del duque, que este replicó que si tantos hubo, que general era Napoleón que no los supo aprovechar.
(El príncipe Gebhart Leberecht von Blücher, Príncipe de Whaslstaff y Mariscal de Campo, poseedor de la la Gran Cruz de Hierro Pour le Mérite. Pintura por Gebauer)
El viejo león prusiano, contaba con más de 72 años en la batalla, pero su avanzada edad la suplía con una energía y un coraje, digno de admiración. Su escalada militar no fue sencilla, ni rápida, bebedor, jugador y mujeriego empedernido. Su mentalidad de husar le llevaba a primera línea del combate, lo que no favorecía una visión amplía del campo de batalla. Odiaba a Napoleón y fue fiel a Wellington, desoyendo los consejos de sus ayudantes que le animaban a dejar solo al británico.
(El León de Waterloo, monumento erigido en el mismo campo de batalla)
Escrito por Josep Subirats
FUENTES
Waterloo, historia de cuatro días, tres ejércitos y tres batallas por Bernard Cornwell. Ensayo histórico. Edhasa.
Napoleón&Empire. Bataille de Mont Saint Jean(dite de Waterloo)https://www.napoleon-empire.net/batailles/waterloo.php
Waterloo, la fi de Napoleó per Àlex Novials, assesorat per Jaume Fernández. Sàpiens.
1808-Artillería en las Guerras napoleónicas(II) por Luís A. Mínguez. http://edsombra.com/des/?p=1666
Battle of Waterloo. https://www.britishbattles.com
Imágenes de Pinterest y Wickipedia.
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Hola Leones
No se la causa, pero no me aparece la alerta de artículo nuevo. De pronto me tropiezo con este que no se hace cuanto lo subiste.
Fijate en "Llegan los prusianos". En el primer párrafo pones que llegaron a las 5 de la tarde y en el segundo párrafo que el combate duró 20 horas, sin embargo al final aclaras que la batalla terminó a las 9 de la noche. ¿Es que ese regimiento combatió 20 horas sin parar (contando los combates previos contra Ney)? ¿o es que combatieron 2 horas sin interrupción (y el cero es un lapsus calami)?
Por lo demás, entretenido relato (supiste mantener el suspenso, que el final ya me lo habían contado).
Acotando a lo que dices de Wellington que cuidaba a sus tropas, una vez leí que fue el primer general en tener cuidado de proteger a los soldados del fuego de artillería (cosa por la que era muy criticado por sus pares) así que emplazó su infantería "detrás de una loma, fuera de la vista de la artillería francesa", palabras más, palabras menos lo que tu pones, pero las tropas belgas fueron desplegadas por sus mandos y se colocaron bien visibles en la cresta. Sus uniformes eran naranja (el color que más destaca, el que se utiliza con los presos peligrosos para que no se puedan esconder), así que, si bien el cañoneo francés no fue todo lo eficaz que se esperaba, los belgas fueron masacrados, mientras los ingleses esperaban que terminara el cañoneo.
Otro detalle que demuestra la habilidad táctica de Wellington (que resaltas en su "pie de foto"). La artillería de campaña disparaba en forma rasante, así que debía colocarse en primera fila (los soldados no se pegaban al piso, estaban de pie, en filas compactas). Era una práctica usual de la caballería enlazar los cañones enemigos, con lo que al retirarse después de una carga, se los llevaba a terreno propio. Wellington ordenó a sus artilleros quitarle los seguros a las ruedas a los cañones. Cuando la caballería francesa cargó, los artilleros se retiraron al interior de los cuadros de la infantería... llevandose las ruedas de los cañones. Una cosa es llevarse un rodado enlazado y otra un trineo. Los franceses no pudieron capturar los cañones. Cuando la caballería se retiró, los artilleros salieron del cuadro con las ruedas, las colocaron en su sitio y la artillería inglesa volvió a ser operativa.
No tengo confirmación, en tu bibliografía probablemente esté, pero tengo entendido que Wellington fue el inventor del "cuadro" tal como tu lo describes: las dos primeras filas de rodillas, a balloneta calada, impidiendo el acercamiento de los caballos y otras dos filas disparando a los jinetes. Sería interesante si puedes confirmarme o desmentirme este hecho.
Para despedirme, loo en valón es llanura o dehesa, así que Waterloo es "llanura inundada" o, más coloquialmente, barrizal. Si ese adjetivo lo pone un madrileño, te indica que hay barro, pero si te lo dice un holandés o belga... da por seguro que es casi una ciénaga ¿te imaginas una carga de caballería en un terreno así? ¿y la marcha de los prusianos en ayuda de Wellington?
Abrazo a distancia!!!
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Hola Hartman.
A mi tampoco me había llegado tu mensaje y lo he visto ahora por casualidad. Miraré de indagar el lapsus que me cuentas, aunque está dificil lo libros los he entregado ya y con la pandemia, mi biblioteca está cerrada por obras, inacabables.
¿Tú ya conocias el final de la batalla? vaya por Dios y yo esmerandome en el suspense
, fijate que mientras Napoleón comenzaba el ataque, Wellington intentaba ligar a Lady Francis.....Estos británicos.
.
Me ha alegrado mucho poder volver a leerte.
Un abrazo fuerte para ti y los tuyos.
Josep