Tras la 1ª WW, se producen cambios importantes en el mapa político europeo, con la caída de cuatro grandes imperios: El zarista, el II Reich alemán, el otomano y el austro-húngaro. La caída de estos dos últimos trastocó los Balcanes. Croatas, serbios y eslavos estaban preparados para crear un estado de los Eslavos del Sur, en los que Serbia jugaría un papel fundamental y Bulgaria tras su derrota quedaría relegada. Ya durante la guerra un comité croata, encabezado por Ante Trumbic, negociaba con el gobierno serbio en el exilio, la creación de un estado yugoslavo. Lo cual desemboca en julio de 1.917, en la Declaración de Corfú, en la que serbios, croatas y eslovenos se constituían en un solo pueblo, ratificada en Zagreb, por un Consejo Nacional, bajo la presidencia del esloveno Anton Karosëc y adoptaban la monarquía serbia de Petrovic- Karadjeorjevic, el 1 de febrero de 1.918. El rey Alejandro I proclamaba la constitución del reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, gobernado por los primeros, que entre 1.919 y 1.920, creaban un sistema de partidos, basados en las nacionalidades.