Impresionismo en la Fundación Mapfre de Madrid
La Fundación Mapfre, situada en el Paseo de Recoletos número 23 de Madrid, presentó el pasado 15 de enero la exposición Impresionismo, un nuevo Renacimiento, que acoge en su sala de Recoletos y que estará abierta al público hasta el 22 de abril de 2010.
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En Madrid la temporada ha empezado pisando fuerte. La Fundación Mapfre, que el pasado año abrió la sala de Recoletos con exposiciones excelentes, ha decidido ir más allá con la presentación de una exposición única en la que podemos encontrar, sin necesidad de ir al Museée D'Orsay de Paris, a grandes impresionistas como Monet, Renoir, Sisley, Pisarro o Cézanne.
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La neige à Louveciennes (1874) de Alfred Sisley y La rue Montorgueil (1878) de Claude Monet
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El pasado 15 de enero Pablo Jiménez Burillo, Historiador del Arte, y Guy Cogeval, presidente de Musée D’Orsay, presentaron la muestra acompañados por los comisarios de la exposición Stéphane Guégan y Alice Thomine, conservadores del museo parisino.
La importancia de esta muestra recae en que es la primera ocasión en que podemos ver en España un conjunto de obras impresionistas vitales para la Historia del Arte, siendo por tanto una ocasión única para obtener una visión global de este movimiento artístico.
La exposición se compone de 90 de las grandes obras maestras del Impresionismo recorriendo así la historia del más importante movimiento artístico moderno a través de los fondos del Musée d'Orsay de París.
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La classe de danse (1873), Edgar Degas |
La figura de Manet supone el inicio y final de la exposición, ya que éste fue la línea vertebradora que influyó a todo el mundo con su estilo. Así, la exposición comienza con el Manet que, tras haber estado en España y conocido a Velázquez, tiene la necesidad de refundar la pintura y ser capaz de mirar a los grandes maestros como a iguales, pensamiento que es extensible al resto de los impresionistas.
Como peculiaridad destaca la sala correspondiente al "Año Terrible" (1870 - 1871), momento de la Comuna de París y la guerra franco-prusiana, es decir, un momento de muchos e intensos cambios, mientras que otras salas estan dedicadas a la Escuela de Batignolles o al Hispanismo parisino.
Entre las obras expuestas destacan grandes clásicos como El pífano (1866) de Manet, La classe de danse (1873) de Degas, La balançoire (1876) de Renoir o La gare Saint-Lazare (1877).En definitiva, los impresionistas hablan y pintan la realidad en la política, en la naturaleza, en la pintura… porque como indica Jiménez Burillo “es una obligación moral del pintor, contar la realidad y hacernos vivir los sentimientos” pues los impresionistas plasmaban con arte lo que sucedia en el momento y ahora nosotros tenemos la oportunidad de disfrutarlo.
De esta manera, la cita con los impresionistas supone un encuentro, no sólo con una escuela o un movimiento artístico sin comparación en la historia del arte, sino con una nueva interpretación de la vida, expresada a través de la pintura tanto de luminosos e intensos paisajes rurales y urbanos como de testimonios sociales en sus interiores y retratos imperecederos. La selección de obras no tiene ningún desperdicio, como bien podran observar quienes la visiten.
Autor: Jose Manuel Requena
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