Para aligerar la presión franquista sobre Santander, el general Vicente Rojo, previno una táctica de grandes ofensivas, destinadas a que el Ejército Popular, diera un vuelco a la situación. Para ello, el Estado Mayor republicano preparó para revertir la situación, una ofensiva al sur de Aragón, con el objetivo de tomar Zaragoza, ciudad muy próxima al frente. Para ello se entrevistó con el teniente coronel Cordón, artillero y comenzó a tomar cuerpo esta ofensiva. La idea era atacar en un frente amplio, neutralizando las reservas de Zaragoza, sin dar pistas sobre el ataque principal.