
La situación financiera de la Corona fue siempre problemática. Esta ya venía deteriorada desde antes de la llegada al trono de Carlos V y su costoso circulo borgoñon, los gastos de la elección imperial y las revueltas de los Comuneros y las Germanías profundizaron aún más en esta precaria situación. A partir del momento de su elección como emperador, este ya se vio comprometido por numerosos frentes; las guerras contra Francia en la década de 1520 a 1530, las operaciones defensivas y ofensivas contra los turcos en la década de 1530 a 1540, y luego en los años cuarenta y cincuenta la desesperada tarea de luchar contra la herejía y la revuelta campesina en Alemania que supusieron unos enormes gastos para las finanzas imperiales.