La llegada de los lombardos a Italia en el siglo VI marca para algunos autores la verdadera transición en esa región entre la edad Antigua y el Medievo; no la caída de Roma, un siglo antes o la llegada de los ostrogodos. Los lombardos fundarían un reino en Italia que conseguiría arrinconar a los bizantinos, poniendo fin al sueño imperial de volver a dominar toda la península italiana.