Tras la muerte en 1409 de Martín El Joven, Rey de Sicilia e hijo de del Rey Martín I El Humano, se sucedió una carrera por encontrar un heredero que diese continuidad a la dinastía de la Casa de Aragón, ininterrumpida desde tiempos de Ramiro II El Monje tras la muerte de su hermano Alfonso I El Batallador sin descendencia y dejando tras de sí un polémico testamento. Tras infructuosos intentos por concebir un hijo, Martín I moriría un año después sin descendencia, con las graves consecuencias que eso supuso.