Macdonald sería nombrado mariscal apenas poco más de 3 meses después de haber sido rescatado de un injusto olvido. Este general de ascendencia escocesa había demostrado durante la Revolución ser capaz de dirigir ejércitos de forma independiente, si bien no brillantemente sí con cierta solvencia. Tendría que esperar a 1809 para que Napoleón volviera a confiar en él. Aunque dotado de talento, no llegaría a rendir todo lo bien que se esperaba de él.