Churchill acusó al crucero de batalla SMS Goeben de que su brújula lo guió a provocar más carnicería, miseria y ruina de la que ningún otro barco había sido capaz, considerándolo responsable directo de la entrada del Imperio Otomano en la Gran Guerra. Aunque un tanto exagerado, el Goeben sí que iba a jugar un papel estelar en dicha entrada.