Al principio del II m. aC. llegan a Mesopotamia los amorritas (que traducido significa gente venida del este). Ocupan estos lo que serían las ciudades de Assur (asiria) y Babilonia. Estas ciudades tienen un crecimiento diferente, ya que la entrada de nuevos pueblos (Hurritas, Hititas y Casitas) en el plano mesopotámico conlleva un caos, una época que los historiadores catalogan de Reinos Combatientes o de paleobabilónico.