Marco Agripa: El Compañero Fiel de Augusto
Agripa fue muchas cosas para Augusto: amigo fiel, yerno, organizador de la victoria, jefe de obras públicas, gancho con la plebe... y en general un subordinado eficiente al que delegar muchas tareas de gobierno. Un ejemplo de virtud romana tradicional que antepuso siempre a su amigo por encima de sus propios intereses; aunque por otra parte le hubiera resultado imposible lograr su gigantesco ascenso social sólo a base de talento y sin el patronazgo de Augusto.
Busto de Agripa en mármol del museo del Louvre.
El Círculo de Apollonia.
Cuando el joven Octavio se convirtió en el heredero de Julio César (44 a. C.) obtuvo los servicios de destacados e invaluables “consejeros de la familia” como podían ser el gaditano Balbo el Mayor, Rabirio Póstumo o Cayo Matio. Octavio o más bien Octavianoi, iba a necesitar de dichos hombres en su carrera al poder; pero también aportó su propia gente, entre los que destacaban los tres amigos que le acompañaban en Apollonia cuando recibió la noticia: Quintus Salvidienus Rufus (Salvidieno) – un experimentado oficial-, Gaius Cilnius Maecenas (Mecenas) -que pasaría a la posteridad por su patronazgo de las artes- y por supuesto Marcus Vipsanius Agrippa (Agripa).
Agripa pertenecía a una familia provinciana del orden ecuestre sin ninguna relevancia social conocida (sin tradición senatorial) pero sin duda pudiente. La familia le habría pagado una buena educación en Roma y no sabemos como, pero había acabado en el círculo de otro joven de su misma edad: Octavio. Durante las guerras civiles sabemos que su hermano mayor Lucio combatió contra César en África, siendo capturado y después liberado a instancias de Octavio. De Agripa se cree que participó al menos en la campaña de Munda (45 a. C.) en las filas cesarianas.
Ese mismo año marchó junto a Octavio a Apollonia en el Épiro, donde el mencionado grupo de amigos se dedicó a avanzar en sus estudios bajo la tutela de Atenedoro de Tarso, mientras esperaban junto a las legiones de Macedonia para partir en la nunca realizada campaña de César contra los partos.
Fotograma de la serie de TV Roma (2005-2007). En el centro Octaviano (Simon Woods), tiene a la izquierda a Agripa (Allen Leech) y a la derecha a Mecenas (Alex Wyndham). Fuente: cineenlinea.wordpress.com.
Octaviano había heredado la fortuna y el nombre de César, pero no su talento militar; el frágil y enfermizo joven no descollaba especialmente en ese terreno. Afortunadamente para él contaba con Salvidieno y Agripa, a su lado. Salvidieno era el mayor del grupo de Apollonia, un comandante experimentado y de talento, por lo que inicialmente sería el “general de Octaviano”.
A la vuelta de la campaña de Mutina (43 a.C.) contra Marco Antonio, Octaviano amedrentó al Senado para que se le permitiera ser cónsul sufectoii. A la vez Agripa accedió al tribunado de la plebe, desde donde podía colaborar en los planes políticos de Octaviano; encargándose entre otras cosas de promover judicialmente la proscripción de uno de los asesinos de César: Casio. Octaviano tenía 20 años, por lo que Agripa tendría los mismos (año más, año menos) cuando dio su primer paso en la carrera pública. Poco después, él y Mecenas acompañarían a Octaviano en la campaña de Filipos (42 a.C.); luchando ahora junto a Marco Antonio contra los asesinos de César (los “libertadores”).
El mundo romano en la época del segundo triunvirato. Mapa realizado por Ian Mladjov (pinchar para ampliar). Fuente: university of michigan (sitemaker.umich.edu)
Perusia y la Galia.
Marco Antonio y Octaviano habían combatido en Filipos como parte de un triunvirato oficial (sancionado por el Senado) para reconstruir la República. Marco Antonio marchó a Oriente para reactivar la campaña contra los partos y Octaviano regresó a Italia, donde pronto empezarían los problemas en el triunvirato.
La primera gran ocasión de Agripa para distinguirse tiene lugar en la pequeña de guerra de Perusia (41-40 a.C.). Lucio Antonio -hermano de Marco Antonio y cónsul en el 41- intentó librarse de Octaviano por la fuerza, aprovechando unos disturbios entre las tropas y la población a cuenta de la asignación de tierras en Italia para los veteranos de Filipos. Salvidieno, al mando del principal ejército octaviano, se apresuró a regresar desde España, pero Lucio estaba en condiciones de impedirle el paso. Agripa marchó al frente de las tropas octavianas en Italia para abrirle camino. Salvidieno y Agripa les ganaron la mano a los confusos generales de Antonioiii. Lucio acabó encerrado y asediado en Perusia, teniendo que rendirse.
En el 40 Agripa obtuvo el puesto de pretor urbano y además se dedicó a forjar la reconciliación entre Octaviano y Marco Antonio, negociando el matrimonio de Antonio con Octavia la Menor (hermana de Octaviano) y un futuro compromiso del hijo de Antonio con la hija de Octaviano. Al firmarse el pacto de Brindisi, Marco Antonio puso en conocimiento que Salvidieno se había ofrecido a cambiarse de bando. Este fue el fin de Salvidieno; Octaviano lo hizo juzgar por traición y fue condenado a muerte. Agripa se convirtió en la primera espada de Octaviano.
Legionarios tardo-republicanos por Giusseppe Rava (www.g-rava.it).
Su siguiente puesto fue el de gobernador de la Galia (39-38), sustituyendo al finado Salvidieno. Había mucho trabajo que hacer ya que las Guerras Civiles habían impedido poner orden en el territorio tras su conquista por parte de César. Agripa cruzó el Rhin para ayudar a los viejos aliados de César: los ubios, contra los suevos; para después organizar su traslado a la orilla occidental del Rhin, donde estarían más seguros. También sofocó una rebelión de los aquitanos.
Pacificar un territorio no era sólo ir luchando de aquí para allá, sino también vertebrarlo por lo que Agripa diseñó la primera de sus grandes obras públicas: la construcción de una red de calzadas en la Galia, tomando como centro la capital Lugdunum (Lyon). Una iba hacia al oeste hacia la Aquitania, otra iba hacia el Rhin -tal vez hasta la nueva capital de los ubios en Ara Ubiorum (Colonia)-; una tercera habría marchado hacia al norte, hasta el Canal de la Mancha; y finalmente otra hacia el Sur, hasta la costa mediterránea. De esta época también es el templo de Valetudo hecho construir por Agripa en Glanum (Saint-Rémy-de-Provence), que además de una función religiosa y de fomentar el prestigio romano habría servido como edificio del tesoro y caja de reclutas ligado a una importante zona de reclutamiento de auxiliares par el ejército.
Construcción de una calzada romana (theromansknew.files.wordpress.com).
Agripa vs Sexto Pompeyo.
Regresó a Roma para poder presentarse y ganar el consulado para el 37. Siguiendo órdenes de Octaviano se ignoraron nuevamente los requisitos de edad y méritos para acceder al cargo; además era impensable que no saliera elegido alguien que había sido señalado por el dedo del poderoso triunviro. De paso aprovechó para casarse con Cecilia Ática, una muy rica heredera.
Octaviano lo necesitaba en Roma urgentemente porque el año anterior había fracasado su intento de poner fin al último reducto de los pompeyanos: la Sicilia controlada por Sexto Pompeyo. De hecho Agripa tuvo que renunciar a solicitar el reconocimiento de un triunfo por sus victorias sobre tribus enemigas de Roma, para no poner en evidencia el fracaso de Octavianoiv.
La tarea no era fácil porque la flota pompeyana era poderosa y experimentada; dominaba las líneas de comunicación marítima de Italia y eran una gran espina clavada en la espalda de los cesarianos. Agripa estaba dispuesto a hacer bien las cosas y un buen reflejo de ello es que ordenó la construcción de un puerto adecuado cerca de Puteoli (bahía de Nápoles) en un refugio a salvo de las incursiones pompeyanas. El Portus Iulius suponía la conexión de los lagos Averno y Lucrino; y estos con la bahía mediante canalesv. Recibió 20.000 esclavos liberados para conformar las tripulaciones y los puso a entrenar en los protegidos lagos. Además preocupado por la mayor maniobrabilidad de las naves pompeyanas diseñó el harpax, un gancho de abordaje que se lanzaba desde una balista y facilitaba el abordaje a los más pesados (y con más tropas) pero lentos buques octavianosvi.
El Portus Iulius creado por Agripa (pompeiiunderwater.blogspot.com.es).
Tras un año de preparaciones, Agripa puso en marcha su plan en el verano del 36. La flota octaviana zarparía de Puteoli con más de cien naves; la flota prestada por Antonio -al mando de Estatilio Tauro-, zarparía de Tarento con 102 naves; y por último la flota de Lépido, zarparía de África con 70 naves que escoltaban el transporte de 12 legiones. Lépido pudo desembarcar en el sur de Sicilia pero las otras dos flotas sufrieron fuertes daños por culpa del mal tiempo. Los pompeyanos se aprestaron a tratar de impedir al menos el paso a Sicilia de las legiones de Octaviano, manteniendo aislado a Lépido.
Agripa al frente de una flota de 100 naves se enfrentó en Mylae a las 150 pompeyanas comandadas por el liberto Demochares. Gracias al uso del harpax, el combate se saldó con una victoria: 5 naves perdidas contra 30 destruidas. Agripa intentaba con la batalla desviar la atención de Octaviano y Tauro que estaban desembarcando a 3 legiones en el otro lado de la isla. Demochares no llegó a tiempo para impedir el desembarco pero si para vapulear a la flota de estos en la batalla de Tauromenium. Octaviano decidió que ya tenía suficiente y le cedió el mando de toda la flota a Agripa.
El cerco sobre Sexto Pompeyo se estrechaba, por lo que decidió jugárselo todo a una victoria naval. En Naulochus (Naulocos) se enfrentaron las flotas; aunque tradicionalmente se habla de que rondaban cada una las 300 naves, es muy dudoso y probablemente la cifra fuera en torno a la mitad. Agripa consiguió extender su flanco y encajonar las naves de Demochares contra la costa. El resultado fue que tras perder sólo 3 naves, destruyó 28 y obligó a varar al resto; escapando sólo 17 naves pompeyanas a la persecución de Agripa. Sexto Pompeyo contempló el desastre desde la orilla y huyó hacia Oriente, donde acabaría siendo ejecutado.
El epílogo de la lucha por Sicilia fue el ingenuo intento por parte de Lépido de apropiársela. Cuando quiso que sus tropas expulsaran a las octavianas, desertaron en masa al otro bando. Lépido tuvo que renunciar a su poder y salir de la escena políticavii. Como recompensa por su victoria, Agripa recibió fincas en Sicilia y se le otorgó como condecoración la corona rostrata que lo señalaba como comandante naval victorioso.
Abordaje en la época de las Guerras Civiles, por Steve Noon para Osprey Publishing (fuente. vivarti.co.uk). Podemos ver una balista y un gancho de abordaje manual. Agripa los combinaría en el harpax para conseguir enganchar al rival a una mayor distancia.
Edil.
Agripa acompañó a Octaviano a su campaña contra las tribus ilirias (35-34). En esta campaña por fin Octaviano consiguió algo de prestigio militar para sí e incluso hizo gala de valor ante el peligro. Si Agripa hizo algo de mérito sería convenientemente silenciado para no empeñar los logros de su amigo.
El siguiente encargo de Agripa fue el de ejercer de edil de Roma (33). Puede parecer un paso atrás pero Octaviano necesitaba de alguien que puliera y le diera una puesta a punto a una capital que no estaba a la altura del Imperio que controlaba. Octaviano y Agripa se dispusieron a dar un buen uso al botín obtenido en la campaña previa.
Lo más urgente era la modernización del suministro de agua a través de acueductos: se reparó el del Aqua Marcia y se empezó a construir un nuevo acueducto: el Aqua Iulia, al que años más tarde el propio Agripa sumaría otro: el Aqua Virgo. Se modernizó el alcantarillado de la Cloaca Maxima y se creó un cuerpo de esclavos estatales para el correcto mantenimiento del alcantarillado y los acueductos. También se pavimentaron calles y se dieron los primeros de un programa de obras destinados a embellecer la ciudad, al que volveremos más adelante.
Como edil no se limitó a las obras públicas sino que también se preocupó por la “salud moral” de la población, procediendo a expulsar de la ciudad a astrólogos, magos y “charlatanes extranjeros” en general. Una parte muy importante de su función era ganarse el favor de la plebe para lo que recurrió a costear grandes espectáculos y a la distribución gratuita de sal y aceite de oliva.
Agripa ordenando la construcción del Aqua Virgo en un relieve de la fontana de Trevi. El acueducto se inauguraría en el 19 a.C.
La Guerra contra Marco Antonio.
A finales del 33 caducaba el segundo termino (5 años) del triunvirato oficial y rápidamente hubo una escalada hacia el conflicto. En el verano del 32 un Senado del que habían huido los partidarios de Antonio -incluidos los dos cónsules-, le privó de sus poderes triunvirales y declaró la guerra a Cleopatra, reina de Egipto y amante de Marco Antonio. Quedaba mejor hablar de una guerra extranjera que de una nueva guerra civil. Marco Antonio marchó con su ejército y flota a Grecia.
En el 31 Octaviano decidió correr el riesgo de atacar a Antonio. Mientras Agripa realizaba un maniobra de diversión sobre Methone (sur del Peloponeso), Octaviano desembarcó sus legiones en Iliria. Además la toma de Methone le permitía a Agripa poder operar contra la línea de comunicaciones de Antonio. Mientras ambos ejércitos se posicionaban en el golfo de Ambracia, Agripa se dedicó a atacar los puestos costeros antoninos, destruyendo un escuadrón antonino en la captura de Leukas y tomando el antiguo cuartel general de Antonio en Patrae (Patrás).
Marco Antonio acabó bloqueado. En agosto la flota antonina comandada por Sosio cayó en medio de la niebla sobre la flotilla bloqueadora pero se retiró de vuelta al golfo cuando se aproximó Agripa con el grueso de la flota octaviana. A comienzos de septiembre, desertores informaron a Octaviano de que Antonio planeaba romper el bloqueo con la flota y retirarse de vuelta a Egipto. Octaviano era partidario de dejarle inicialmente el camino libre y destruirlo durante la persecución, pero Agripa le advirtió que si se le daba tanto espacio, podría producirse una huida limpia y le convenció de enfrentarse cara a cara.
Mapa de la batalla de Actium
Para la batalla de Actium (Accio) los octavianos en teoría contaban con cerca de 230 naves de guerra a las que había que añadir unas 180 pequeñas liburnas. Enfrente la antaño poderosa flota de Marco Antonio -que los clásicos cifraban en 500 naves de guerra más transportes-, se había reducido por falta de tripulaciones a entre 170-230 naves operativas. Antonio se quedó con las mejores naves, quemando el resto. Era inferior en número pero la mayoría de sus naves eran quinquerremes o polirremes aún más grandes como los egipcios, mientras que las liburnas no eran aptas para un enfrentamiento frontal por lo que se mantendrían inicialmente al margen de la batalla, esperando su oportunidad para rematar a los navíos heridos. Octaviano se unió a Agripa, ocupando el puesto de honor del flanco derecho pero era Agripa el encargado de dirigir la batalla; además su posición en el flanco izquierdo le permitía estar enfrente de Marco Antonio.
Si para Mylae/Naulochus, Agripa había diseñado tácticas para favorecer el abordaje; para Actium tuvo que rediseñar sus tácticas para todo lo contrario: las naves octavianas evitarían el abordaje y debían realizar ataques con espolón, procurando concentrar varios navíos a la vez contra cada uno de los gigantes de Antonio; también se debía recurrir al uso de proyectiles incendiarios para liquidar las naves enemigas heridasviii.
Antonio reforzó sus alas con el objetivo de que Agripa lo imitara y debilitara su centro. Por su parte Agripa quería contener por un lado el ímpetu de la carga antonina -para lo cual dispuso sus escuadrones en doble línea- y por otra usar su superioridad numérica y mayor maniobrabilidad para atacar los flancos del enemigo. El resultado es que aunque el centro octaviano fue penetrado por el centro antonino, seguido de la escuadra de Cleopatra. Se consiguió pues abrir una ruta de escape que aprovecharon Cleopatra y Marco Antonio con 60 naves; pero los flancos antonianos resultaron destruidos tras un duro combate. El ejército terrestre de Antonio en vez de iniciar su propia retirada, contempló desde la orilla la batalla y desmoralizado se rindió. Sin ejército y sin casi flota, el fin de Antonio ya era sólo cosa de tiempo. Agripa sería recompensado por su victoria con el derecho a usar un estandarte azul.
Liburna romana (romanum-historicus.pl)
La Forja del Imperio.
Tras Actium, Agripa fue enviado de vuelta a Italia mientras Octaviano se ocupaba de liquidar los restos de las fuerzas antoninas y de conquistar el Egipto de Cleopatra. Cuando Octaviano regresó a Italia en el 29, colmó de honores a Agripa -rechazando éste varios-, le buscó una nueva esposa en la persona de una nieta del propio Octaviano: Claudia Marcela la Mayorix y le propuso compartir el consulado en los años 28 y 27.
En el 28 asumió junto a Octaviano el cargo de censor. Los dos censores llevaron a cabo en el 28 la primera lustratio realizada desde el año 70: una ceremonia de purificación colectiva que en teoría debía realizarse cada 5 años (cada lustro). Sin embargo eran más interesantes otras funciones del puesto, que entre otras cosas les permitía regular el Senado, expulsando a aquellos senadores que fueran considerados “indeseables”. También le permitió a Augusto asumir el título de princeps senatus (primero de los senadores). Ambos títulos quedarían ya asociados a los posteriores emperadores romanos. En el 27 Agripa vio como su amigo Octaviano volvía a cambiar de nombre, transformándose en Imperator Caesar Divi Filius Augustus al serle concedido el novedoso título de Augusto tras renunciar a sus poderes triunvirales. Lejos quedaba el Cayo Octavio al que había conocido tiempo atrásx.
Moneda dedicada al tres veces cónsul Agripa. Se puede ver la corona rostrata en forma de dos proas de galera y en el anverso al dios del mar, Neptuno.
Augusto partiría para las guerras cántabras (27-24) dejando a Agripa al cargo de Roma, aunque este no compartiera ya los consulados consecutivos con el propio Augusto. Durante su doble etapa como cónsul le dio un nuevo empujón a su programa de obras públicas. En la propia roma su esfuerzo se centró en el sector del Campus Martius (Campo de Marte). Las Thermae Agrippae (Baños de Agripa) fueron los primeros grandes baños de Roma. Probablemente se empezaron en el 33 y recibirían el impulso definitivo ahora para entrar en funcionamiento en el 25. Se ampliarían en torno al año 19 gracias a la finalización de la construcción del Aqua Virgo que les proporcionaría el suministro de agua, lo que permitió añadir una piscina (stagnum agrippae). Al complejo también se añadió una basílica dedicada a Neptuno. A la vez que Augusto se hacía construir un Mausoleo en la zona, Agripa añadió el Panteón -construido entre el 27 y el 25-, cuya función parece haber sido glorificar la gens Julia de Augusto. A la entrada del Panteón, había dos estatuas: la de Augusto y la del propio Agripa. A su vez se ocupó de terminar un proyecto de Julio César: la Saepta Iulia, un lugar para que los ciudadanos romanos pudieran realizar sus votaciones. A la Saepta añadiría después el Diribitorium donde debían contarse los votos, aunque éste último tuvo que ser terminado por Augusto.
La “zona de Agripa” del Campus Martius en una maqueta de A. Carron de la Roma Imperial (roma-quadrata.com).
Crisis Sucesoria.
A la vuelta de Augusto de su campaña en Hispania cayó enfermoxi, por lo que tuvo que delegar bastantes actuaciones en Agripa. El propio Agripa fue el encargado de representar a Augusto en la boda de su hija Julia con Marcelo. Marcelo era sobrino de Augusto y ahora su yerno, lo que generó inquietud en el partido cesariano, en un momento en que se esperaba la muerte de Augusto en cualquier momento. Marcelo fue rápidamente incluido en el Senado, convertido en edil y se le empezó a anunciar en vistas a un próximo consulado. Esto dejaba en una posición extraña a Agripa; si moría Augusto, debía ser el leal canciller de un jovenzuelo o debía asumir el manto de líder de los cesarianos y asegurar el legado de Augusto convirtiéndose en el nuevo amo de Roma. La perspectiva de una nueva división dentro de los cesarianos entre los partidarios de Agripa y los de Marcelo, al estilo de lo sucedido entre Marco Antonio y Augusto, no era muy apetecible.
Roma contuvo el aliento a comienzos del 23 cuando un Augusto a las puertas de la muerte entregó los papeles de Estado a su colega cónsul Pisón y su anillo con el sello a Agripa. Augusto se recuperó milagrosamente -a partir de entonces gozó de una salud de hierro que nunca antes había tenido- y no sabemos que habría pasado exactamente. A su regreso, Augusto se vio en la necesidad de aclarar un poco las cosas: a Agripa le fue concedido un imperium proconsular por cinco años, un mandato sin un objetivo claramente definido -por ejemplo librar una guerra-, pero que reforzaba poderosamente su status legal y auctoritas para el caso de que Augusto faltase.
Relieve de Mérida (Augusta Emerita) que muestra a Agripa realizando el sacrificio de un toro (artehistoria.jcyl.es)
Ese mismo año (23) el propio Augusto también redefiniría sus propios poderes. Renunció a completar su consulado (el 11º) y debió avisar al Senado de que ya no se seguiría presentando sistemáticamente a cónsul todos los años. En realidad esto debía haber sido una vuelta a la situación normal en la República pero en una maniobra sin duda orquestada, el Senado le espetó el equivalente a aquella frase de “todos somos contingentes pero tú eres necesario” y le otorgaron un novedoso imperium maius y una potestad tribunicia adaptada a Augusto y vitalicia. Esa combinación de imperium y potestas se convertirían en los principales pilares legales que conformarían en el futuro el título de Emperadorxii.
Con su propio imperium y antes de la dimisión de Augusto, Agripa marchó a administrar Oriente (23-22). Desde su base en Lesbos se debía ocupar de ciertos aspectos como ver si era viable seguir con el proyecto de invasión de Arabia que acababa de fallar, vigilar el proceso de absorción del reino de Galacia -heredado por Roma a la muerte en el 25 del rey Amyntas- y vigilar la correcta administración de la estratégica provincia de Siria. La marcha de Agripa servía para que Augusto pudiera honrar a Marcelo con el consulado sin que el joven se viera oscurecido por la presencia en Roma de Agripaxiii, pero sobre todo para experimentar con una forma de gobernar el Imperio en la que Augusto y Agripa irían recorriéndolo, coincidiendo rara vez juntos e incluso habiendo ocasiones en que ninguno de los dos estaba presente en Roma, aunque rápidamente uno u otro volvía a ella dependiendo del problema que surgiera.
Audiencia en casa de Agripa, por Lawrence Alma-Tadema
El legado de Siria, Licinio Varro Murena, al que Agripa reemplazó con sus propios lugartenientes, se vio envuelto poco después en una disputa judicial con Augusto y más tarde fue acusado de conspirador. Murena huyó, presuntamente avisado por su hermana que era la esposa de Mecenas. Cierto o no, el caso es que Augusto se distanció de Mecenas, el que por otra parte no era un ideal representante de la estricta moral que Augusto quería para su nueva Romaxiv. La relación de Agripa con Mecenas no parece haber sido excesivamente buena, al menos al final. Los poetas de Mecenas se cuidaron muy mucho de alabar a Agripa, frecuentemente ignorándolo.
En el 22 el propio Augusto marchó hacia Oriente, poco después tuvo que despachar a Agripa de vuelta a Roma para calmar a la plebe con la que éste tenía buena mano ya que siempre se había preocupado por favorecerla. Agripa llegó a una Roma afectada entre otras cosas por la plaga, que se llevó ese año a Marcelo. En el 21 Augusto le ordenó divorciarse de su esposa y casarse con la viuda hija de Augusto: Julia. La pareja se instaló en una villa que se conectaba con el Campus Martius a través de un puente que Agripa hizo construir sobre el Tíber.
Medallón del siglo XVI con los bustos en relieve de Augusto, Agripa y ¿Julia? (collections.vam.ac.uk).
Agripa en Occidente.
Durante el periodo 20-18, Agripa se desplazó de vuelta a las provincias occidentales. Primero a la Galia, donde había que hacer frente a alguna sublevación así como a la amenaza de nuevas incursiones germanas. Es posible que tuviera que cruzar de nuevo al otro lado del Rhin.
En el 19 hubo un rebrote de las guerras cántabras, iniciado por el alzamiento de los esclavos cántabros tomados en las campañas anteriores. Agripa tuvo que marchar con urgencia hacia Hispania ya que la disciplina y moral de las legiones se habían venido abajo. Con una combinación de “palo” y “zanahoria” devolvió la disciplina a las legiones pero eso no evitó que se sucedieran numerosos reveses en una lucha especialmente dura, contra un enemigo conocedor del terreno y de las tácticas romanas, y que luchaba con una desesperación fruto del conocimiento de que para muchos de ellos ni siquiera les esperaba la esclavitud en caso de rendición. Agripa consiguió la victoria pero para ello tuvo que recurrir a métodos brutales: masacres, pueblos arrasados y deportaciones masivas. En el curso de dicha campaña obtuvo una corona muralis, lo que indica que habría sido el primero en escalar la muralla de algún ignoto castro cantabro.
El aplastamiento de los cántabros le dio derecho de nuevo a un triunfo. De nuevo renunció a él; en este caso para dejarles claros a los demás generales/gobernadores del Imperio que los triunfos individuales eran cosa del pasado: ahora todos eran lugartenientes de Augusto -efecto práctico del imperium maius- y el mérito de cualquier victoria recaía en el emperadorxv.
Moneda con Augusto a un lado y Agripa al otro. Augusto luce la corona cívica de hojas de roble; Agripa las coronas rostrata y mural.
No todo fueron luchas y por supuesto Agripa aprovechó para dar rienda suelta a su pasión por las obra públicas. En la Galia, además de dar un empujón a la ampliación de calzadas, podemos destacar que se le atribuye el patronazgo del Augusteum de Nemausus (Nimes) conocido como la “Maison Carrée” y dedicado al culto del genio (espíritu protector) de Augusto y de la diosa Roma. Es posible que el teatro de Lugdunum (Lyon) sea obra suya, así como el inicio de la red de 4 acueductos de la ciudad.
En Hispania tenemos como legado suyo el impresionante teatro de Emerita Augusta (Mérida). Es muy posible que Agripa fuera el gran impulsor de un plan monumental para esta ciudad (anfiteatro, puentes, acueductos, foro...) que serviría entre otras cosas para tener ocupados a los legionarios tras finalizar la campaña cántabra. A su vez se plantea que fuera el fundador o al menos el planificador de la colonia inmune de Caesaraugusta (Zaragoza), desplazando a la caída en desgracia colonia de Celsa (Velilla de Ebro) por una ciudad mejor situada para comunicar las rutas comerciales interiores con la costa a través de la vía fluvial del Ebroxvi.
Teatro romano de Mérida. En la parte superior aparece superpuesta la inscripción dedicada a Agripa: M(arcus) AGRIPPA L(ucii) F(ilius) CO(n)S(ul) III TRIB(unicia) POT(estate) III.
Últimos Años.
En el 18 regresó a Roma donde su imperium proconsular fue renovado por otros 5 años. Además se le añadió potestad tribunicia por cinco años. Julia le había dado para entonces 2 varones: Cayo y Lucio. Ambos fueron adoptados por Augusto en el 17, convirtiéndose en los herederos de la dinastía César. En el 16 se reforzaron las relaciones familiares aun más, mediante la boda de Agripina -hija de Cecilia Ática- con Tiberio, hijo de Livia e hijastro de Augusto.
Agripa había partido de nuevo para Oriente en el 17. Durante su estancia en Atenas ordenó la construcción de un odeón y más tarde visitó a un viejo amigo en Judea: el rey Herodes el Grande. La amistad databa de la época de las guerras civiles y acabaría reflejada en el nombre de uno de los nietos del famoso rey: el futuro rey Agripa I (“Herodes Agripa”). Durante esa época confirmó que los judíos de la diáspora tenían derecho a mantener sus leyes y costumbres.
En el 13 de vuelta en Roma se encontró con que dos de sus yernos eran cónsules: el mencionado Tiberio y Quintilio Varo -casado con una de las hijas del matrimonio con Claudia Marcela-; y de nuevo vio como se le renovaban por otros 5 años sus poderes, pero esta vez su imperium fue aumentado a maius, además de mantener su potestad tribunicia. Técnicamente nos encontramos con que Agripa fue durante un breve periodo de tiempo co-gobernante, con Augusto superándole sólo en auctoritas.
Reconstrucción del mapa de Agripa (livius.org). Este mapa, acompañado de descripciones geográficas se grabó en el Porticus Vipsania de Roma así como en muchas ciudades del Imperio. Ninguno se ha conservado pero sí existen descripciones detalladas.
Ese año empezó la construcción en Roma del Porticus Vipsania, cerca de la Via Flaminia y famoso por tener grabado un mapamundi con los limites del mundo conocido por aquel entonces. Agripa no podría acabar el pórtico. En el invierno del 13/12 estuvo de campaña en Panonia y probablemente enfermó allí, regresando a la Campania en Italia para reposar donde moriría. En su testamento le dejó a Augusto su fortuna y al pueblo de Roma sus edificios, dejando una cantidad para costear el acceso gratuito a baños y jardines.
Su amigo Augusto realizó el eulogio fúnebre y le organizó los funerales, enterrándolo en el propio Mausoleo de Augusto. El grueso de la rancia nobleza romana (nobiles) se resistió a participar de los fastuosos juegos funerarios de un hombre nuevo (homo novus), al que despreciaban y probablemente respiraron aliviados porque hubiera sido él el primero en morir y no Augusto. Como compensación tenemos la leyenda de que “los dioses” participaron del duelo de Augusto a su manera:
La muerte de Agripa, lejos de ser una mera pérdida privada para su propia casa (de Augusto), era tanto un perdida pública para todos los romanos que ocurrieron en dicha ocasión tal número de portentos como no sucedían ni en las mayores calamidades. Los búhos no paraban de revolotear por la ciudadxvii, un rayo golpeó la casa del Monte Albano donde se cónsules se alojan para los ritos sagrados. La estrella conocida como el cometa colgó durante varios días sobre la ciudad hasta que se deshizo en forma de antorchas. Muchos edificios de la ciudad fueron destruidos por el fuego, entre ellos la cabaña de Rómulo, que fue incendiada por cuervos que dejaron caer carne en llamas (robada) de algún altar. [Dion Casio]
Agripa en un relieve del Ara Pacis construido por Augusto, terminado tras la muerte de Agripa.
Se suele decir que de haber muerto primero Augusto, los nobiles no hubieran consentido que Agripa se convirtiera en emperador al estilo de Augusto. Ciertamente Agripa tenía en su contra el pertenecer al orden ecuestre y ser el primero de su familia en ser senador. Hay que recordar que el propio Augusto nación en una familia del orden ecuestre, hijo de un homo novus. Al igual que Augusto había adquirido el linaje adecuado por adopción también lo habría podido hacer Agripa, no hubiera costado encontrar a alguna familia patricia dispuesta a prosperar adoptando al hombre más poderoso de Roma. Además difícilmente podía el Senado ignorar al hombre que reunía más poderes constitucionales y honores, tras Augusto. De hecho ya hemos mencionado que en el 13-12 era prácticamente un co-emperador y hubiera resultado inaudito de haber sido Augusto el fallecido que no se hubiera reconocido a Agripa como princeps senatus.
También es dudoso que la hostilidad hacia Agripa de la vieja nobleza senatorial poco hubiera podido hacer contra alguien que tenía el aprecio de la plebe y del ejército y que además habría tenido acceso a la inmensa fortuna de Augusto. Al final ni Agripa fue emperador ni ninguno de sus hijos ya que estos murieron antes de tiempo. Sería su yerno Tiberio el que sucediera a Augusto. Un Tiberio forzado a divorciarse de la hija de Agripa para poder casarse con la viuda Julia.
Autor: Flavius Stilicho.
Fuentes:
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DION CASIO. Historia Romana (online en inglés en LacusCurtius)
-
LENDERING, J. Marcus Vipsanius Agrippa (livius.org)
-
MOTTERSHEAD, G. The Constructions of Marcus Agrippa in the West (unimelb.edu)
-
SYME, R. The Roman Revolution (archive.org)
-
VV.AA. The Cambridge Ancient History, Vol. X: The Augustan Empire (43 B.C. - A.D. 69).
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Notas:
(i) Gaius Octavius (Octavio) fue adoptado por César en su testamento convirtiéndose en el 44 en Gaius Julius Caesar Octavianus. Seguiremos la convención de designarle como Octaviano hasta el 27, a pesar de que él apenas lo usó al inicio, prefiriendo ser conocido como Gaius Julius Caesar Divi Filius (César hijo “del Divino”).
(ii) Los dos cónsules habían muerto en la batalla; Octaviano se hizo cargo de las legiones consulares y regresó a Roma amenazando al Senado con usar la fuerza, si no se organizaban unas elecciones para elegir cónsules sufectos (sustitutos) y se le permitía presentarse como candidato, obviando los habituales requisitos exigidos en cuanto a edad y méritos.
(iii) Varios de estos no tenían claro hasta que punto debían seguir las ordenes de Lucio Antonio, apoyado por la esposa de Marco Antonio: Fulvia; y preferían esperar las aclaraciones del propio Marco Antonio.
(iv) En realidad de los almirantes de Octaviano: Cornificio y Calvisio Sabino.
(v) Tras la guerra fue abandonado por el problema de mantener operativos los canales debido a la acumulación del limo. La flota se trasladó al lado, cerca del cabo Miseno.
(vi) La columna vertebral de la flota pompeyana eran cuatrirremes mientras que la flota octaviana consistía sobre todo en quinquerremes.
(vii) Probablemente salvó su vida por que ocupaba el cargo religioso de pontifex maximus y hubiera supuesto muchos quebraderos de cabeza hacerle ejecutar.
(viii) El uso del fuego como arma era poco habitual ya que suponía también un grave peligro para la tripulación atacante.
(ix) No sabemos si Cecilia Ática había muerto o hubo un divorcio.
(x) El historiador Dion Casio presenta como prologo al ascenso de Augusto, un dialogo ficticio entre Agripa y Mecenas en el que el primero abogaba por la vuelta a la tradicional república y el segundo mostraba las ventajas de un gobierno puramente aristocrático.
(xi) Durante la propia campaña corrió el rumor en Roma de que había muerto en España.
(xii) Augusto ostentaba en su nombre el honorífico de Imperator desde el año 38 pero ese era un título por el que las tropas se dirigían a un comandante y con el que le aclamaban en las victorias importantes. No sería hasta después que el término pasara a usarse como representativo del conjunto de poderes que ostentarían los sucesores de Augusto.
(xiii) Se suele insinuar que a Agripa no le parecían bien los excesivos honores conferidos a Marcelo, y que hubo una lucha de poder dentro de la familia cesariana, cuyo resultado habría sido la elevación de status de Agripa en el 23. En dicha lucha habría contado con el apoyo de Livia, cuyo hijo Tiberio se había visto desplazado.
(xiv) También es verdad que se acusa a Augusto de tener un lío con la esposa de Mecenas: Terencia.
(xv) El último de los triunfos al viejo estilo sería el otorgado en el 19 a. C., a Cornelio Balbo el Joven por su victoria sobre los garamantes en África. Entre este triunfo y el otorgado a Belisario en el siglo VI no hay constancia de ningún triunfo otorgado a nadie fuera del círculo familiar imperial.
(xvi) También existen referencias a Agripa en Cartago Nova (Cartagena) y Gades (Cádiz), pero su influencia en dichas ciudades no parece haber sido de gran relevancia.
(xvii) El ulular de un búho o lechuza era considerado aviso de muerte y enfermedad.
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Me encantó este repaso sobre la vida de Agripa, como alguien que estuvo tan cerca del poder y casi que co{gobernó con Octavio , pero sin interés alguno (al menos aparente o mencinado) de querer apoderarse del mismo.
Felicitaciones
Muy buen articulo.
Yo creo que Augusto y Agripa se complementaban a la perfeccion. El primero era la imagen la representacion del poder y el que tenia planeado todo paso a paso. Tambien sabia perfectamente jugar su papel de emperador. Sin embargo Agripa aunque nunca fue tan importante como Augusto, era la inteligencia militar, y el que planificaba todas las batallas.
Tambien seria interesante pensar en que hubiera sido de Augusto sin su fiel amigo agripa, que le salvo de varias situaciones limites. ¿hubiera llegado a ser emperador Augusto?
Muy buen trabajo, y muy interesante la actitud de Agripa, un general que prefiere ser leal a su amigo y a los intereses de Roma, ayudando a forjar el imperio. En contraposición, con los últimos siglos de vida del imperio, donde este tipo de lealtad y apoyo eran imposibles de encontrar. Y aceleraron la caída del imperio.
Destaca además la confianza absoluta que parecía tener Octavio, en su amigo. Algo que también destacaría por su ausencia, en los compases finales del imperio. Donde los mejores generales, eran asesinados muchas veces por el Emperador, en cuanto se superaba una crisis para eliminar, la posible competencia. Con lo que cuando llegaba la siguiente no había nadie para hacerle frente. Acelerando así la caída de un imperio que devoraba a sus mejores elementos.
Este Agripa creo que era el yerno de Augusto. Después de la victoria de Cesar en la guerra civil, la ciudad de Córdoba quedó diezmada y la capitabilidad de la Bética fue trasladada a Hispalis. Años más tarde y cuando Auugusto tomo las riendas del gobierno, envió a Agripa para que ampliase el recinto amurallado de Córdoba en un 40% más y llegando hasta el rio Betis y una vez hecho esto, envió a parte de las legiones licenciadas de las guerras cántabras a repoblar la ciudad de Córdoba; otra parte fue a la fundación de Emerita Augusta y otra parte a la fundación de Caesar Augusta.
Pero a lo que iba, fue Agripa el que dirigió y formalizó el trazado de las nuevas calles y los puntos por donde pasaría la nueva muralla.
Primero te pongo la contestación y luego te explico las fuentes.
Efectivamente parece ser que no hay documentos de historiadores romanos que lo testifiquen, pero ya hace tiempo y en la construcción de un colegio en el barrio de Ciudad Jardín de Córdoba, fue encontrado una lasca que por el motivo que fuera fue atribuida a este personaje.
Ahora te explico de donde me ha venido esto. Desde hace dos años y medio pertenezco y voy a las conferencias que un grupo de arqueólogos de la Universidad de Córdoba estan dando. Están encabezados por Desiderio Vaquerizo que es catedrático de arqueología, precisamente especializado en Roma, y en su grupo estan profesores y doctores en arqueología de la Universidad, asi como estudiantes que hacen su tesis doctoral y enseñan a la ciudadanía sus resultados.
La semana pasada el tema era sobre el Alcázar andalusí y por lo tanto los que iban eran especialistas en la época islámca. Hoy ha tratado sobre el circo romano, su situación, lo que allí hacía y los trabajos arqueológicos pertinentes. Entonces se lo he preguntado a la Dra. Ana Ruiz y me ha contestado lo que puse arriba, no obstante esa teoría es de un arqueólogo llamado Angel Ventura, que no pertenece a su grupo. Este señor dio una conferencia en el Museo Arqueológico y seguramente allí lo habre oido.
Hace algo más de un año hubo en Córdoba tres exposiciones simultaneas cuyo titulo genérico era: Córdoba reflejo de Roma. Se vendió un libro bastante grueso con diferentes temas. El Sr. Ventura ha escrito algunos de ellos; por lo tanto a partir de mañana buscare el temario de ese arqueólogo y si viene algo del tema lo subo aquí y os informo, lo mismo si consigo algún dato nuevo.
Aqui te pongo lo que pone en el libro que te comente, exactamente por las paginas 39-40
Todavía en la génesis de la Córdoba romana intervino un tercer “fundador”. Se trata de Marcus Vipsanius Agrippa, mano derecha y yerno de Augusto, quién acudiría a la península Ibérica en 20-19 a.c. para culminar las guerras cántabras y pacificar definitivamente Hispania.
Tras la victoria, abriría en Córdoba una ceca imperial de aúreos y denarios para pagar a las tropas y proceder a la desmovilización de los excedentes militares. A este momento se atribuye el establecimiento de un nuevo contingente de colonos en Colonia Patricia, a los que se repartirían tierras sobrantes. Este procedimiento, o “familiaris adiectio”, era algo habitual en otras colonias, como Urso o Emérita. Prueba de este proceso serían la tribu Galeria (propia de las fundaciones augusteas) que muestran algunos “patricienses” y, especialmente, el pedestal de estatua ecuestre dedicado a Manlio Boccho, veterano de la Legión XVI Gálica, que participó en tal campaña de Agrippa como tribuno militar, para después ocupar las más altas magistraturas cordobesas.
La inscripción de Manlio Boccho refuerza la teoría de que la fecha para la segunda “deductio” augustea fue sobre el 19 a.c., como ya se intuyera a partir de la localización en Corduba de la ceca imperial abierta por Agrippa para el pago a la tropa desmovilizada del frente Cántabro-Astur. La ausencia del “cognomen Iulia o Augustea” en su onomástica urbana se explicaría porque en Córdoba se habrían asentado entonces mayoritariamente veteranos de la “Legio Prima Augusta, degradada en ese año 19 a perder su imperial apelativo por la cobardía demostrada en campaña.
Una refundación definitiva, que se acompañaría de un censo y consecuente reunificación del cuerpo cívico, producida en el 1 de agosto del 19 a.c.. Y que sería sancionada por Augusto en el año 13 a.c., durante su último viaje a la Península, tras el que se iniciaría el glorioso periodo de la “Pax Augusta” para el Imperio y la ciudad. Algunos años más tarde, en 2 a.c., emprendió ya el camino de la prosperidad y la monumentalización, la Colonia Patricia Corduba, como capital al frente de la “provincia Baética”, dedicaría una estatua una estatua en el Foro de Augusto con la inscripción: “Al emperador César Augusto, padre de la patria, la España Ulterior Bética. Porque por su beneficio y constantes cuidados la provincia está pacificada, (dedica esta estatua) de cien libras (35 kg.) de oro”.
Como nota anecdótica, los descendientes de todos los fundadores y refundadores de la Córdoba romana acabaron curiosamente emparentados entre sí. Asinius Pollio tuvo dos hijos: Asinia, que casó con Marcelo Aesernino, descendiente de los Claudii Marcelli, y Asinio Gallo que casó con Vipsania Agrippina, hija de Agrippa y ex esposa del emperador Tiberio. De manera que en época de Tiberio, los hijos y las tres ramas de nietos del “deductor coloniae Patriciae, conformaban un potente grupo de patronos en el senado de Roma, valedores de los intereses de la ciudad y de la provincia Baética en la Urbs.
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Muchas gracias Arafango.
Hay que recordar que Augusto tuvo que ir experimentando con la forma de gobierno ya que la tradición romana era ferozmente antimonárquica. Una vez que Augusto dejó de ser cónsul de forma permanente pero quedó claro que seguiría mandando, se generó un buen problema a la hora de encajar dicha situación con la tradición. El elevar a Agripa a una, al menos aparente, posición de co-gobernante; no solo era práctico para gestionar el Imperio -Agripa y Augusto lo van recorriendo por separado-, sino que mitigaba la imagen de Augusto como "rey".
Recordemos que Diocleciano ya volvió sobre este asunto con su idea de dos augustos acompañados por dos cesares (investidos también de imperium) para gobernar el Imperio y asegurar la estabilidad interna. Cada augusto debeía elegir un césar de confianza como su segundo y que llegado el momento le reemplazaría.
Como ya menciono hubiera sido interesante ver que hubiera pasado si hubiera muerto Augusto primero. Ahí hubieramos visto la extensión de las ambiciones de Agripa.
Saludos.