Cerca del santuario de Apolo en Delio se iba a librar una batalla inusual entre dos ejércitos de hoplitas. Aunque el invasor ejército ateniense había regresado a su propio suelo, los ofendidos beocios no sólo le plantaron batalla sino que lo iban a hacer saltándose unas cuentas de las normas habituales de la guerra hoplítica.
En el octavo año (424 a.C.) de la Guerra Arquidámica (primera fase de la Guerra del Peloponeso) Atenas sonreía triunfante tras una serie de éxitos. Esparta ya no se atrevía a invadir el Ática por miedo a que los atenienses ejecutaran a los ciudadanos espartanos capturados en Esfacteria (425)i, a la vez que veían como el puesto avanzado de Pilos suponía un continuo drenaje a la economía de Esparta que amenazaba con ponerla de rodillas.