La tardía unificación italiana hizo que el país transalpino llegara tarde a la carrera colonial, cuando Gran Bretaña y Francia habían establecido ya enormes imperios en ultramar. En el país se pensaba que era necesario tener colonias para ser una potencia continental real, y dichas aspiraciones fueron impulsadas cuando Francia ocupó Túnez en 1881, que estaba reservada para Italia según un acuerdo internacional.
Curiosamente, que Italia pusiera pie en África fue gracias a los británicos. Éstos querían evitar que los franceses se hicieran con el puerto de Massawa, en el mar Rojo, con lo que animaron al gobierno de Roma a que lo reclamaran. Así se fundó la colonia de Eritrea en 1885. La colonia era pobre, pero su función era el ser una cabeza de puente para asaltar un objetivo mucho más apetitoso: el imperio etíope.