En el siglo XII, el reino de Acre (en realidad Jerusalén), entraba en un profundo abatimiento, coincidiendo con el mandato de Enrique de Champaña y Amalrico de Lusignon, que fueron reyes por el solo hecho de casarse con Isabel de Jerusalén, lo mismo que Juan de Brienne, que casó con la hija de Isabel, su heredera María. A pesar de ello los cruzados en Oriente estaban en mejores condiciones que en los tiempos de Saladino, debido en parte a la III Cruzada y la reconquista de Acre, ya que Ricardo I había conseguido conquistar la franja costera hasta Jaffa y la ciudad de Tiro había conseguido rechazar los ataques de los musulmanes. Verdaderamente lo único destacable en los dos primeros , fueron las dos treguas firmadas con los sucesores de Saladino, que les dieron un tiempo inapreciable para reconstruir sus defensas.