La quinta cruzada (1217-1221)
En el siglo XII, el reino de Acre (en realidad Jerusalén), entraba en un profundo abatimiento, coincidiendo con el mandato de Enrique de Champaña y Amalrico de Lusignon, que fueron reyes por el solo hecho de casarse con Isabel de Jerusalén, lo mismo que Juan de Brienne, que casó con la hija de Isabel, su heredera María. A pesar de ello los cruzados en Oriente estaban en mejores condiciones que en los tiempos de Saladino, debido en parte a la III Cruzada y la reconquista de Acre, ya que Ricardo I había conseguido conquistar la franja costera hasta Jaffa y la ciudad de Tiro había conseguido rechazar los ataques de los musulmanes. Verdaderamente lo único destacable en los dos primeros , fueron las dos treguas firmadas con los sucesores de Saladino, que les dieron un tiempo inapreciable para reconstruir sus defensas.
Mientras el papa, Inocencio III movía los resortes de su poder preparando una nueva cruzada, para tratar de conseguir los objetivos que no se consiguieron en la anterior. El desastre en la expedición anterior y la conquista de Bizancio no le habían hecho modificar los objetivos marcados en su subida al Pontificado, uno la Reforma, mediante un concilio y el otro una nueva Cruzada camino a Tierra Santa.
Allí, en el siglo XIII, subsistían en Tierra Santa, unos importantes territorios cruzados ; el reino de Chipre, el principado de Antioquia y el reino latino de Jerusalén , que incluía Acre y Tiro, entre otras varias localidades costeras, pero no la ciudad de Jerusalén, en manos de los musulmanes. Por ambos bandos las cosas no iban muy fluidas, en el bando musulmán, con la muerte de Saladino en 1193 y la luchas fraticidas de sus herederos (hermano e hijos) y por el lado cristiano, el desvío de la IV Cruzada a Constantinopla y la fundación del Imperio latino de Constantinopla en 1204/1205, que dividió a las naciones de Occidente y con ello se debilitó a los territorios cruzados en Oriente.
(Reyes cruzados: Coronaciones del emperador Federico II en 1220, a la izquierda y de Luís IX de Francia, en 1124, a la derecha. Detalle de libro de salmos francés de Pierre Lombard(principios de siglo XV).
FEDERICO II
Mientras en Aquisgrán en 1215, Federico II de Sicilia, rey de los romanos y futuro Emperador del Sacro Imperio Romano, a sus 21 años, juraba la cruz. Este monarca a lo largo de tres lustros renegó en varias ocasiones de su juramento y fue excomulgado en dos ocasiones, logrando la corona de Jerusalén, gracias a su matrimonio con la reina Isabela. No deja de sorprender que durante la década de 1210-1220, los musulmanes ofrecieran hasta por cuatro veces el negociar la soberanía de Jerusalén, por medios diplomáticos , hasta que Federico recibió la oferta final y la aceptó, sin derramamiento de sangre . Pero los agoreros predijeron que aquello no podía durar y a fe que lo acertaron.
El fracaso de la Cruzada, que no llegó a Tierra Santa, dejó al reino latino de Jerusalén, limitado a una serie de puertos en la costa, gobernados desde Acre, por María, la reina niña y su tío , Juan de Ibelin, señor de Beirut, como regente. El padrastro de María, el rey Amalrico II y el hermano de Saladino habían firmado una tregua hasta julio de 1210. Al-Adil tenía pues las manos libres para mantener a ralla a familiares y enemigos, mientras no atacara Acre y esto provocara la reacción de Occidente.
Pero en Europa las cosas tampoco no pintaban bien, Felipe II Augusto, rey de Francia y uno de los impulsores de la III Cruzada, estaba guerreando sin tregua contra Juan de Inglaterra, empeñado en recuperar la Normandía, que Felipe había ocupado cinco años antes. Juan no tenía el interés de Ricardo por las cruzadas y estaba empecinado en recuperar el ducado y en su disputa con los barones ingleses. El testigo pasó por un momento a Enrique IV , el hijo de Federico I Barbarroja y rey de Sicilia, pero este murió en Messina en 1197, cuando preparaba su expedición y su hijo Federico que era el centro de conflictos civiles, estaba bajo la protección de Inocencio III, el cual estaba interesado en que las coronas del Imperio y Sicilia no se unieran. Federico sería la esperanza de los cruzados, pero contaba con solo 14 años, cuando en 1208, Juan de Ibelin y los barones de ultramar se hicieron a la mar, buscando un esposo para su reina, que ya contaba con 17 años y tenía edad de engendrar.
Huyendo de las rivalidades en la corte, se decidieron por las familias nobles francesas y enviaron emisarios al rey Felipe, para sondear posibles pretendientes. El candidato elegido debía ser rico y vigoroso y capaz de consolidar las fortunas del reino. Tendría tratamiento de rey en virtud de su matrimonio , pero María sería la soberana. Hasta que en la primavera de 1210, Felipe encontró un candidato, Juan de Brienne, el hijo menor de Evard , conde de Brienne, era un brillante comandante militar pero tenía 60 años y era pobre, aunque este último extremo se vio mitigado por sendas dotes de Felipe e Inocencio III, de cuarenta mil libras de plata, cada uno. La edad tampoco fue inconveniente , ya que engendró un hijo de la reina María, además de dos hijos más con sus sucesivas esposas.
(Coronación de María de Montferrat y Juan de Brienne.)
Juan de Brienne llegó en septiembre a Acre e inmediatamente contrajo matrimonio y el 3 de octubre fueron coronados en Tiro. En julio de 1211, aceptó una tregua de al-Adil por un periodo de cinco años, la cual entraba en vigor en julio de 1212 y poco después envió emisarios al Papa para que organizara una cruzada, una vez acabada la tregua de cinco años.
Mientras Inocencio estaba entusiasmado con esta idea y la compartió con Juan. Como muchos de sus contemporáneos el Papa creía que el fin del mundo estaba cercano, lo cual vaticinaba en el libro” El Libro de la Revelación”, San Juan Evangelista, ya que número místico 666 , llamado número de la Bestia, hacía mención del número de años de pervivencia del Islam, tras lo cual vendría el Juicio Final. Como era sabido, Mahoma nació en el año 570 d.C. luego era de esperar que la intervención del Dios Eterno seria en 1236, y el preámbulo más adecuado sería la liberación de la tierra de su pasión y muerte.
A los 83 años fue coronado Emperador latino de Constantinopla y estaba capacitado para defender personalmente sus territorios.
(Cruzado postrado orando, detalle del libro de Salmos de Westminster, manuscrito inglés de la primera mitad del siglo XIII. La corona del yelmo sugiere que se trata de una figura real o de un miembro de la aristocracia.)
EL NUEVO CONCILIO Y LA CRUZADA
Inocencio III convocó en abril de 1213, un nuevo concilio a celebrar a dos años vista, con los objetivos fijados ; Reforma de la Iglesia y nueva Cruzada. Su pontificado duró quince años y en este tiempo se dio cuenta de los problemas eclesiásticos y del fracaso de la IV Cruzada.
Dichos trabajos quedaron reflejados en tres encíclicas, a saber ; Quia Maior, Pium et Sactum y Vineam Domini, las cuales vistas en su conjunto constituyeron el mayor trabajo realizado por un Papa para un concilio y una cruzada.
Quia Maior, empieza con un tono de premura que pone bien a la vista la frustración del Pontífice por la debacle de la anterior cruzada. En ella destaca, con obsesión, el avance de las fuerzas del mal en Tierra Santa, con la conquista del monte Tabor, por los musulmanes y promete el perdón de sus pecados, no tan solo al que se sume a la empresa , sino también al que colabore para que esta llegue a buen fin. Esta encíclica hace especial hincapié en la importancia del dinero y las ayudas materiales para que la empresa consiga sus objetivos.
En Pium et Sactum , el Papa enumera detalladamente los requisitos que han de tener los predicadores de la cruzada y en Vineam Domini, detalla su intención de convocar el concilio general de la Iglesia , siendo por ello la primera vez que una cruzada formaba parte de las reformas de la Iglesia.
(Peregrinos europeos a la llegada a Tierra Santa, detalle de un manuscrito bohemio del siglo XV, sobre los viajes de sir John Maldeville. En la parte superior un barco se acerca a Jaffa, el puerto destino de los peregrinos a Tierra Santa. Uno de los atractivos de la ciudad era “la costilla de un gigante” que aparece colgando de una muralla y en la parte inferior, unos peregrinos pagan para poder entrar en Tiro.)
En noviembre de 1215, tal como se había anunciado, se reunió en Roma, en la basílica de San Juan de Letrán, el concilio más numeroso que haya celebrado la Iglesia hasta la fecha , asistieron más de 400 obispos y arzobispos, 800 abades y numerosos representantes de las principales monarquías de Europa. Allí se debatieron y aprobaron más de 70 decretos que afectaban a la clase sacerdotal. Entre lo más destacado , destaca el elevar el nivel cultural de los estamentos eclesiásticos y dejar en manos de los sacerdotes más competentes , las tareas de predicación. Se instaba a los fieles a confesarse al menos una vez al año y si el sacerdote revelaba los pecados escuchados en la confesión, se le recluía en un monasterio. La cruzada ocupaba poco espacio en las encíclicas y se trataba en Ad Liberandum, la cual hace especial hincapié en que los predicadores vinculen la participación cruzada a su reforma como personas. Con la Cruzada anterior en la mente, destacan la obligación de sus participantes en cumplir sus votos, sino hay algún contratiempo justificado que lo evite. Poniendo especial énfasis en las disputas entre reyes que dieron al traste con las expediciones anteriores y también tiene un lugar para las disputas del poder laico, como el empeño de Raimundo de Tolosa, de recuperar las posesiones perdidas en la cruzada contra los albigenses. También se prohíbe la venta de armas a los musulmanes, bajo pena de excomunión y como no, ligado a lo comentado anteriormente, el Papa promete el perdón de todos sus pecados, siempre que se hagan en secreto de confesión, se aprobó un impuesto que gravaba el estamento religioso , con la Nonoava parte de sus ingresos.
(El papa Honorio III)
Ocho meses más tarde, Inocencio III moría en Perugia el 16 de julio de 1216, pero su sucesor Honorio III retomó las riendas de la V Cruzada y en la primavera del año siguiente los primeros cruzados ya estaban preparados para la marcha. El 29 de mayo de11217, un contingente de soldados de Frisia y del valle del Rhin, salieron de Vierdingen en los Países Bajos, pasando por Dartmouth en Inglaterra , donde se les unieron los cruzados ingleses, continuando por las costas de Francia y la Península Ibérica, donde hicieron un alto en Santiago de Compostela, para venerar al apóstol Santiago (el Matamoros) y ayudaron a los portugueses en la toma de la fortaleza sarracena de al-Qars, llegando a su destino Acre, en abril/mayo de 1218.
(Panorámica del valle de Jezrael , con el monte Tabor al fondo, donde la tradición sitúa la transfiguración de Jesucristo. La llamada de Inocencio III a la V Cruzada fue la reacción a la conquista de este monte por parte de los ayubíes, si bien no representaba ninguna amenaza para los intereses latinos en Oriente.)
Desde el puerto veneciano de Spalato(Split), partieron los cruzados de Andrés II de Hungría , del duque Leopoldo VI de Austria y los del rey Hugo de Chipre, los cuales llegaron a Acre entre agosto/septiembre de 1217, respectivamente. Una vez llegados rodearon el monte Tabor, acabado de fortificar por al-Adil, atravesaron el Jordán y se dirigieron al margen oriental del mar de Galilea y retornaron a Acre. A primeros de diciembre, pusieron sitio a Tabor, pero por razones aún no aclaradas levantaron el sitio y en enero de 1218, después de varias escaramuzas con los musulmanes, Andrés II retornó a su país, llevándose la cabeza de San Esteban, patrón de Hungría y primer mártir de la cristiandad, más un surtido variado de huesos de santos , mientras los cruzados reconstruyeron el Chastel Pelerin y Cesarea. Con la llegada de los frisios, ingleses y los del valle del Rhin, los líderes(militares y eclesiásticos) comenzaron a proyectar el ataque a Egipto, tal como se había propuesto en el 4º Concilio de Letrán.
(Los cruzados atacan la Turis Damiate(La torre de Damieta), detalle de un manuscrito contemporáneo a estos hechos escrito por el cronista inglés Mateo de Paris. Probablemente se trate de la torre que se alzaba en la orilla occidental del Nilo y que unía la ciudad con una cadena defensiva y un puente móvil. Para poder tomarla los cruzados construyeron una torre de asalto sobre dos barcos.)
DAMIETTA(DAMYUT)
Como primer objetivo se eligió Damietta, en la orilla oriental del Nilo, situada en la ruta principal a El Cairo y bastante próxima a los puertos de Palestina. Estaba bien protegida tanto por la parte del Nilo, como por tres recintos amurallados con sus torres defensivas. Por mar, disponía como defensa, tanto una cadena enorme que unía la ciudad con una torre, situada en una isla cercana, además de un puente de barcos. Había un espacio, poco protegido entre la orilla y la torre, pero con las aguas demasiado profundas para un ataque terrestre y poco hondas para uno marítimo. El 27 de mayo, desembarcaron cerca de la ciudad, eligiendo como comandante a Juan de Brienne, el rey de Jerusalén. En el mes de agosto, consiguieron tomar la torre y destruir la cadena, pero disponían de pocos recursos para poder tomar la ciudad. El desaliento prendió pronto en los cruzados y muchos de ellos, frisios y alemanes se preparaban para regresar a su patria, cuando les llegaron importantes contingentes de tropas de refuerzo, formadas por franceses, ingleses e italianos, conducidos por el legado papal, Pelayo de Albano, cardenal de Portugal, nacido en España.
(Caballeros de la V Cruzada llegan al fuerte de Damieta.)
El sultán de Egipto, al-Adil , había fallecido y su hijo, al-Kamil atacó el campamento cruzado, pero se vio obligado a replegarse, mientras los cruzados ampliaron un canal que traía el agua del Nilo, pero una tormenta dio al traste con sus esfuerzos. En enero de 1219, al-Kamil estaba al corriente de una trama interna para derrocarle y decidió abandonar su campamento en al-Adiliya y los cruzados cruzaron el Nilo para poder apoderarse de el y repelieron el ataque de los refuerzos de al-Muazzam, rey de Siria y Palestina, que iban en socorro de Damietta, luego los cruzados lograron rodear la ciudad.
(Damietta 1219, cuadro de Henri Delaborde-Sala de las Cruzadas en el Palacio de Versalles en Paris.)
En el verano de 1219, se llegó a un punto muerto que parecía eternizar la contienda, los cruzados esperaban los refuerzos de Federico II y estaban a la defensiva y al-Kamil, que contaba con fuerzas superiores a los sitiadores, estaba igualmente estancado en su campamento de Fariskur, mientras en agosto los cruzados lanzaron un ataque que fue rechazado. No fue hasta el 5 de noviembre de 1219, cuando por fin cayó la ciudad, la cual contaba con una población de 60.000 personas, que pasó a tener unos 10.000, siendo saqueada por los cruzados. Al-Kamir pidió una tregua y canjear Damietta recién conquistada por los cristianos por Jerusalén, Belén y Nazaret, lugares de interés religioso para los cristianos, así como la devolución de la Vera Cruz, en poder de los musulmanes desde lo de Hattin, pero no entraban en el pacto las grandes fortalezas de Transjordania arrebatadas tras la caída del reino, lo cual hacía que la ciudad de Jerusalén quedara en una posición muy vulnerable. Tanto el rey Juan como sus barones, igual que los caballeros ingleses, franceses y alemanes estaban dispuestos a aceptar el acuerdo, pero Pelayo rechazó el pacto, ya que según él, la Ciudad Santa no podía ser moneda de cambio, contando con el apoyo de las órdenes militares y los italianos. Pelayo defendía que Damietta era una plaza de la Iglesia, pero accedió que quedara en manos del rey Juan, hasta la llegada del Emperador. Los italianos provocaron una revuelta y el resto estaba dormido en sus laureles y durante más de veinte meses esperaron la llegada de las tropas de Federico II, mientras convertían la gran mezquita en catedral , mientras tanto el Papa confirmó a Pelayo como comandante en jefe de los cruzados y el rey Juan se preparó para partir hacía Acre.
En junio de 1221, Pelayo rechazó otra oferta de al-Kamil, ya que según sus noticias el ejercito imperial estaba en marcha y ciertamente llegó el duque Luís de Baviera, con un refuerzo de 500 caballeros. El duque tenía órdenes de Federico de esperar que llegara con su ejército, pero Pelayo le convenció que habían de partir de inmediato , para evitar la temporada de inundaciones del Nilo, al regreso del rey Juan, todos juntos formaron un ejército formidable, compuesto de 630 barcos de varios tamaños, 5.000 caballeros, 4.000 arqueros y 40.000 infantes. Tras dejar una fuerza de retén en Damietta, los cruzados se pusieron en marcha por mar y tierra y el 18 de julio, llegaron a Sharamshah , donde fueron atacados por los arqueros turcos a caballo, por lo que Juan aconsejó permanecer allí , ya que las crecidas del río eran inminentes y se acercaba el ejercito sirio , a lo que Pelayo se negó en redondo.
(El agua del Nilo arrastró a los cruzados.)
En Al-Mansurah se interrumpió el avance en la unión del río con un canal navegable y ahí estaban los egipcios al acecho. Al aumentar el caudal del Nilo, los barcos egipcios lograron entrar a este por el canal y cortar el paso a las naves cristianas, ahí si Pelayo fue convencido por los bávaros de la gravedad de la situación y ordenó la retirada, pero los egipcios habían abierto las compuertas que controlaban la inundación y ya era demasiado tarde. El agua circulaba por todos lados, por donde los cristianos debían pasar , mientras la caballería turca y por los infantes nubios les atacaban sin pausa.
(Carga de la caballería mameluca)
El rey Juan consiguió frenar a los turcos y los caballeros a los nubios , pero perdiendo miles de infantes y peregrinos , lo que llevó a Pelayo a negociar, en su poder tenía Damietta, recién fortificada y que contaba con una potente escuadra, al mando de Enrique, conde de Malta, pero el grueso de su ejército estaba a merced de al-Kamil. Este se mostró generoso y Pelayo se vio obligado a aceptar, entregando Damietta y una tregua de ocho años que debía confirmar el Emperador y a cambio al-Kamil retornaría la Vera Cruz. El 8 de septiembre de 1221, el sultán al-Kamil entró en Damietta y la V Cruzada hubo de retornar a sus países de origen. Otra vez las envidias y personalismos lastraron esta cruzada, faltos de un líder potente como hubiera sido Federico II, al cual un motín en Sicilia le impidió ponerse al frente de los cruzados. Pelayo no disponía de los conocimientos militares de Ademar en la I Cruzada y el rey Juan era valeroso, pero no el líder que necesitaba el contingente internacional.
(Tumba de Juan de Brienne. Ilustre caballero francés, el conde Juan de Brienne fue el elegido por el rey Luís VII de Francia para desposar a la heredera del reino de Jerusalén , y del que se convirtió en soberano en 1210. Desempeñó un papel fundamental en la quinta Cruzada y acabó su brillante trayectoria como emperador del Imperio Latino de Constantinopla(1228-1237).
LA PROFECIA
(Relicario de oro y esmaltes con la imagen de S. Francisco de Asís, fabricado poco después de su muerte en 1226. S. Francisco predicó a los cruzados y al sultán de Damietta durante la cruzada contra Egipto.)
Durante esta cruzada, en la que participó activamente San Francisco de Asís, de tal manera que a su llegada a Damietta, el 28 de agosto de 1221, profetizó la derrota de los cruzados, no tan solo en la batalla que tuvo lugar al día siguiente, sino también en la guerra, aspecto este que los cronistas de la época silenciaron. Durante la toma de Damietta, circularon por el campamento cruzado diversos escritos proféticos, cosa muy extendida en esta época, uno de ellos conocido como “Las predicciones del apóstol Pedro” , llamado también el “Libro de Clemente”, discípulo de San Pedro. Según interpretó , Oliverio de Paderborn, participante en la V Cruzada, relataba diversas profecías que ya se habían cumplido. Una de ella, comentaba que un poderoso soberano de Oriente, el rey “David” (identificado como Gengis Khan, el líder mongol entre 1206 y 1227) , acabaría uniéndose en Jerusalén con un rey de Occidente(posiblemente Federico II). También profetizaba la caída de una ciudad “con agua”(posiblemente Tanis, al oeste de Damieta), a manos de los cruzados, además de Damietta y Alejandría. Estos relatos fueron tenidos muy en cuenta por los líderes cruzados, tanto que el obispo de Acre, envió copia a Honorio III. También una de las profecías se refería al encuentro de la Sagrada Lanza en la I Cruzada.
(Descubrimiento de la Sagrada Lanza, Sala de las Cruzadas, Palacio de Versalles en Paris.)
Escrito por Josep Subirats.
FUENTES
Historia de la Cruzadas, por Steven Runciman, Alianza Editorial, Madrid, 1973-2008.
Las Cruzadas vistas por los árabes, por Amin Maalouf, Alianza Editorial 2005.
La epopeya de las Cruzadas, Rene Grousset, 2002, Ediciones Palabra.
El sitio de Damietta y las Cruzadas, por la Wickipedia.
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