Uno de los Padres de la Iglesia más polémicos fue Cirilo de Alejandría (c. 375-444). El historiador Hans von Campenhausen dice que era: “autoritario, violento, astuto, convencido de la grandeza de su sede y de la dignidad de su ministerio”, añade que “siempre consideró como justo aquello que era útil a su poder episcopal y a su dominación. La brutalidad y falta de escrúpulos con que llevó su lucha nunca le crearon problemas de conciencia”. Cuando era obispo de Alejandría, se valió del soborno, la publicación de libelos y la calumnia para deponer al obispo de Constantinopla entre otros adversarios.
Cirilo de Alejandria (imagen derecha)
La muerte de Teófilo, patriarca de Alejandría, el 15 de octubre del año 412, las fuerzas políticas de la región quisieron que otro diacono llamado Timoteo tomara las riendas del cristianismo en Alejandría nombrándolo obispo, pero tan solo a los dos días era nombrado Cirilo, era extraño ya que en pocas ocasiones en los comienzos cristianos se usaba como base de nombramiento que el sucesor fuera familiar del difunto, en este caso sobrino del Patriarca.