Jose Fouché
Autor: Matiere
El periodo de tiempo que abarca desde , los prolegomenos de la toma de la Bastilla ,hasta Luis XVIII no serian totalmente comprendidos sin analizar a este oscuro personaje. Personalmente lo considero el personaje historico que mas veces ha cambiado de bando a lo largo de su vida . Este hombre pasó de clerigo de los padres Oratonianos a energico perseguidor de todo lo que oliese a Iglesia , de ser pobre de solemnidad a tener una de las fortunas mas grandes de Francia , de matar a los nobles y burgueses a ostentar el titulo de Duque de Otranto , de votar para guillotinar al rey Luis XVI a llamar y poner en el trono a Luis XVIII , de ser ministro con Napoleon a impedirle la entrada en Paris y tratar con los ingleses su alejamiento del poder , en suma un hombre contradictorio donde los haya , ha sido llamado genio tenebroso , reptil , demoniaco , maestro de la traición .
Sólo uno acertó a ver esta figura única en su propia grandeza, y no el más insignificante precisamente: Balzac. Espíritu elevado y sagaz al mismo tiempo, no limitándose a observar lo aparente de la época, sino sabiendo mirar entre bastidores, descubrió con certero instinto en Fouché el carácter más interesante de su siglo.
-Primera parte.
Nació el 31 de mayo de 1759 en Nantes , lo describen como flacucho, alto, feo y anemico . El pequeño jose destaca estudiando en los Oratonianos y pronto le dan la cátedra de Matematicas y fisica , un cargo pobre y sin muchas esperanzas de ascenso, viste habito de clerigo y está tonsurado, pero no toma las ordenes mayores , como todas las situaciones de su vida , deja abierta la retirada.
Tiene un gran dominio de sus facciones y queda imperturbable ante las emociones , a esto reune Fouché una auto disciplina ferrea , espartana. Estos años a la sombra de los claustros no fueron perdidos.
En 1778 comienza en Francia una agitacion social que inunda hasta los muros de los conventos, en las celdas de los oratonianos , se discute los derechos del hombre igual que en los clubs de los francmasones.
En Arras se creo un clb de los Rosatis , donde se reunen los intelectuales de la ciudad en animadas veladas, leyendo poesias discutiendo sobre los nuevos inventos y descubrimientos de la fisica. Alli escucha los versos satiricos de el militar Carnot , los discursos del abogado Robespierre, el medico suizo Marat compone una novela dulzona.
Las tempestades esta todavia ocultas tras el horizonte.
Parece un juego del destino que el abogado Robespierre se haga amigo del tosurado Fouché y que esten a punto de emparentar al querer Carlota Robespierre casarse con Fouché.
En Arras envian como delegado a los estados generales a Versalles para trabajar en la redacción de una nueva constitución , es Fouche quien le presta al delgado abogado , las monedas de oro para que realice el viaje y se haga un traje nuevo.
Poco despues se desata tambien en Arras una pequeña revolución y la politica entra en todos los lados. Jose Fouche preveyendo lo que ha de venir , se lanza a la politica y tira la sotana.
Segunda parte
De un golpe tira la sotana, hace desaparecer la tonsura y en vez de pronunciar sus discursos políticos ante los niños lo hace ante los buenos burgueses de Nantes. Se funda un club -siempre empieza la carrera de los políticos en un escenario, prueba de la elocuencia-, y un par de semanas después ya es Fouché presidente de los Amis de la Constitución de Nantes.
Para asegurar su posición política entre ellos (¡los futuros electores!), se casa muy pronto con la hija de un rico mercader, una muchacha fea, pero de buena posición, pues quiere convertirse rápidamente en un perfecto burgués; Apenas se convocan elecciones para la Convención, se presenta el antiguo profesor de seminario como candidato. Y, efectivamente, en 1792 es elegido diputado de la Convención, y la escarapela tricolor sustituye, por largo tiempo, a la tonsura, llevada oculta y silenciosamente.
No conoce pasiones recias, avasalladoras; no es arrastrado hacia las mujeres ni hacia el juego; no bebe vino, no le tienta el despilfarro, no mueve sus músculos, no vive más que en su estudio, entre documentos y papeles.Esta sangre fría, imperturbable, constituye la verdadera fuerza de Fouché.
Los nervios no le dominan, los sentidos no le seducen, toda su pasión se carga y se descarga tras el muro impenetrable de su frente. La mañana del 12 de septiembre hace su entrada en la sala la recién elegida Convención.Ya la disposición de los asientos indica un primer ensayo de orden.
En el salón anfiteatral, donde se mezclan los alientos y chocan las frases hostiles, están colocados, abajo los tranquilos, los serenos, los cautos: el marais, el pantano, como llaman irónicamente a los que en todas las decisiones carecen de pasión. Los turbulentos, los impacientes, los radicales, toman asiento arriba, en los bancos más altos, en la «montaña», que casi tocan con sus últimas filas las galerías, como para indicar simbólicamente que tienen a su espalda la masa, el pueblo, el proletariado. ¿Dónde tomará asiento José Fouché: entre los radicales de la «montaña» o entre los moderados del «llano»? José Fouché no titubea mucho tiempo. No conoce mas que un partido, al que es leal y al que permanecerá fiel hasta el fin: al más fuerte, al de la mayoría. Así, pesa y cuenta también esta vez interiormente los votos y ve que el Poder se inclina del lado de los girondinos, de los moderados. Pero cuando alza casualmente los ojos hacia arriba, donde han tomado sus posiciones los adversarios, los radicales, se cruza su mirada con otra mirada severa, desdeñosa. Su amigo Maximiliano Robespierre, el abogado de Arras. En este momento se rompe el último lazo de la amistad de estos dos hombres.
En los protocolos de las sesiones falta siempre el nombre de Fouché , todos se abalanzan ha hacer proposiciones a lanzar discursos , el permanece oculto entre los demas , alega falta de voz para subirse al pulpito,Así se agazapa taimada e intencionadamente en la oscuridad. Se acerca a los poderosos, pero evita todos los Poderes públicos y visibles. Llega el dia de votar la muerte del rey , el dia anterior estaba a favor de la clemencia pero esa noche ve pasar alas turbas que insultan y lanzan basura y excrementos a los moderados , toda la masa popular los insulta . Fouche cambia su voto. Desde esa fecha memorable, el 16 de enero, elige (por el momento) José Fouché, con su carácter de camaleón, el color rojo.
El moderado se convierte de la noche a la mañana en archirradical y ultraterrorista. De un salto se encuentra en medio de sus adversarios, y una vez entre ellos decide colocarse en el ala extrema de la izquierda, en la más radical. Con una rapidez fantástica adopta este espíritu frío, este reseco burócrata, para no quedarse atrás, el lenguaje más sangriento de los terroristas. Hace rigurosamente proposiciones contra los emigrados, contra los sacerdotes; azuza, truena. Verdaderamente, podría volver a hacer amistad con Robespierre y volver a sentarse a su lado; pero este hombre de conciencia incorruptible, de duro espíritu protestante, no ama a los renegados; con doble desconfianza repele ahora al tránsfuga, cuyo radicalismo ruidoso le es más sospechoso que su antigua moderación.
Fouché barrunta, con sentido atmosférico agudo, el peligro de tal vigilancia y ve acercarse días críticos. Por lo que decide ausentarse hasta que lleguen mejores tiempos , que se peguen los dema. Para fundar yjustificar su retirada tiene la suerte de que se le presente con oportunidad una excusa honorable: la Convención elige doscientos delegados de su seno para que mantengan el orden en las provincias. Fouché, que no se encuentra bien en la atmósfera volcánica del salón de sesiones, hace todo lo posible por ser uno de los enviados y consigue ser elegido. Cuando llegue el momento de volver estará decidida la suerte y entonces podrá situarse tranquilamente y sin peligro al lado del vencedor, en su partido de siempre: en la mayoría.
Tercera parte
En el momento en que Fouché es enviado como procónsul, se inclina la balanza del lado de los radicales. Así, pues, matiza Fouché su acción en el departamento de la Loire inferieure, en Nantes, Nevers y Moulins, con un tono rabiosamente radical. Porque -y esto hay que anotarlo- José Fouché no permanece en un margen de cautela, como los célebres campeones de la revolución, Robespierre y Danton, ante la cuestión de la propiedad eclesiástica y privada, que aquéllos declaran aún respetuosamente «invulnerables». Fouché se traza decididamente un programa radical, socialista y comunista.
El primer manifiesto comunista claro de la época moderna no es, por cierto, el célebre de Carlos Marx, ni el «Hessische Landbote», de Jorge Buechner, sino la tan desconocida «Instruction de Lyon», intencionadamente olvidada por la historiografía socialista, y que lleva las firmas de Collot d'Herbois y Fouché, pero que, sin duda alguna, fue redactada sólo por éste. Después de este insólito cambio, Fouché dio un giro radical hacia la izquierda, ubicándose con los jacobinos, que en ese momento dominaban para acabar con los moderados. Se tomó muy en serio su papel, y en 1793 redactó la "Instrucción de Lyon" y se presentó como el primer comunista de la revolución.
Además, se declaró ateo, mandó a la guillotina a cuantos consideró que podían ser peligrosos, quemó iglesias, se mofó de los religiosos, fusiló a cañonazos a los sospechosos de conspirar contra la república, y todas estas hazañas le hicieron sentir que el camino al poder estaba ya marcado y que contaba con el suficiente talento y astucia para seguir sumando victorias. Traza sus planes para el futuro, pero se da cuenta que había alguien, en París, que le estorbaba, Maximiliano de Robespierre, su compañero en los "Rosatis" y en la Convención de los Estados Generales, quien cegado por sus sueños ideológicos, se mostraba implacable para guillotinar a quienes no se ceñían a los rígidos dogmas de su doctrina purista.
En 1793 es enviado a Lyon para aplastar el levantamiento contra la revolución , este es el decreto de la convencion
«1.º La Convención Nacional nombra, a propuesta del Comité de Salud pública, un Comité especial de cinco miembros para castigar sin demora, militarmente, la contrarrevolución de Lyon.
»2.º Todos los habitantes de Lyon serán desarmados y sus armas entregadas a los defensores de la República.
»3.º Parte de ellas serán entregadas a los patriotas que fueron oprimidos por los ricos y contrarrevolucionarios.
»4.º La ciudad de Lyon será devastada. Toda la parte habitada por los ricos será destruida; quedarán en pie las casas de los pobres, las viviendas de los patriotas asesinados o proscritos, los edificios industriales y los que sirven para fines benéficos y educativos.
»5.º El nombre de Lyon será borrado del índice de ciudades de la República. En adelante llevara el conjunto de casas que queden en pie el nombre de Ville Affranchie.
»6.º Sobre las ruinas de Lyon se erigirá una columna que anuncie a la posteridad los crímenes y el castigo de la ciudad realista, y que llevará esta inscripción: Lyon hizo la guerra contra la Libertad. Lyon no existe.
» Nadie se atreve a protestar contra esta petición delirante de convertir la segunda capital de Francia en un montón de escombros.
Atemorizada del propio terror, del terror por ella impuesto, aprueba unánimemente la Convención el decreto y confía su ejecución a Couthon, el amigo de Robespierre. Pero Couthon es demasiado blando y en su lugar se decide enviar , a los mas decididos de sus tribunos: al vehemente Collot d'Herbois (del que circula la leyenda de que, por haber recibido una rechifla como actor en Lyon, es el verdadero hombre para castigar a sus habitantes) y al más radical de los procónsules, al más calificado de los jacobinos y ultraterroristas, a José Fouché. El 7 de noviembre llega Collot d'Herbois a Lyon y el 10 llega José Fouché. Inician sus trabajos inmediatamente.
Al dia siguiente comienza a corre la sangre , se empieza con el “programa de la convencion “ pero como dice Fouché , la guillotina es muy lenta , por lo que se lleva a los detenidos a una explanada de las afueras de Lyon y los mata a cañonazos. Esta es la primera de las célebres mitraíllades de José Fouché,
No dejaremos el rayo que habéis puesto en nuestras manos hasta que no lo manifestéis por vuestra voluntad. Hasta entonces seguiremos sin interrupción la lucha contra nuestros enemigos de la manera más radical, terrible y rápida, hasta aniquilarlos». Mil seiscientas ejecuciones en pocas semanas dan fe de que, por una vez, José Fouché dijo la verdad. En cuanto a las demoliciones , pronto hacen poner minas en muchos edificios que son volados.
Pero ¿que sucede ... ? Fouché cambia repentinamente de tono. Con su fino olfato presiente que en la Convención van a soplar los vientos de un cambio brusco. Hace algún tiempo que no responde el mismo eco a la charanga estridente de sus ejecuciones.
Sus amigos jacobinos, sus correligionarios ateístas Hébert, Chaumette, Ronsin, han enmudecido de pronto... y para siempre, pues oprime sus gargantas inesperadamente la garra implacable de Robespierre
Cuarta parte
A Fouché le sobrecoge el temor de siempre: el temor de no estar con la mayoría. Los terroristas han caído en desgracia, ¿a qué, pues, seguir en sus filas? Lo mejor será pasar pronto a los moderados con Danton y Desmoulins.
Bruscamente, el 6 de febrero, manda suspender las mitraillades, y sólo la guillotina (de la que decía en sus libelos que trabajaba demasiado despacio) sigue cortando vacilante, dos o tres cabezas miserables por día. Estas fugas en pos del vencedor, son el secreto de Fouché en la lucha, de la que sólo así ha podido salir con vida.
Ha hecho juego doble.
Y si le acusan ahora en París de benevolencia exagerada, puede señalar las mil tumbas y las fachadas demolidas de Lyon. Si le acusan, por otra parte, como sanguinario, puede apoyarse en las acusaciones de los jacobinos que le culpan de su «moderación exagerada». Según sople el viento, puede sacar del bolsillo derecho una prueba de inflexibilidad y del izquierdo una prueba de humanidad; puede presentarse lo mismo como verdugo que como salvador de Lyon. Y, efectivamente, con este truco hábil de prestidigitador consigue más tarde echar toda la responsabilidad de las matanzas sobre su colega, mas franco y mas recto, sobre Collot.
El 3 de abril es llamado a Paris por el comite de salúd pública , alli acude sin antes guillotinar al verdugo y a su ayudante , para que no cuenten todo lo que saben. Por el camino piensa que aún no se ha perdido todo, tiene grandes amigos en la convencion , pero no sabe que estos defensores suyos , ya no pueden ayudarle, Danton ha sido guillotinado y que el mismo día vaga hambriento por las inmediaciones de París Condorcet, el jefe espiritual de la derecha.
A la mañana siguiente va Fouché a la Convención y espera impacientemente la apertura de la sesión. Pero, ¡cosa extraña!, el vasto salón no se llena; la mitad, más de la mitad de los asientos están vacíos. Supone que gran cantidad de diputados estará en misiones o ausente por otras causas. Pero, con todo, ¡qué vacío más llamativo allí, a la derecha, donde antaño se sentaban los jefes, los girondinos, los magníficos oradores de la Revolución! ¿Dónde estarán? Los veintidós más audaces, Vergniaud, Brissot, Pethion..., han acabado en el patíbulo o por suicidio, o fueron destrozados en su fuga por los lobos. Sesenta y tres de sus amigos, que osaron defenderlos, han sido desterrados.
De un sólo golpe tremendo se ha desembarazado Robespierre de un centenar de sus adversarios de la derecha. Pero no menos enérgicamente ha golpeado su puño en las propias filas de la «montaña»: a Danton, Desmoulins, Chabot, Hebert, Fabre d'Eglantine, Chaumette y dos docenas más, a todos los que se sublevan contra su voluntad.
Fouche habla ante la convención , pero todos callan , Fouché se da cuenta que ha metido la pata .
Por la noche va a casa de Robespierre a pedirle perdon , está muy asustado . De lo que hablaron aquella noche , nada se sabe .Fouché sabe que sólo podrá salvar su cabeza si consigue que caiga antes en la cesta la de Robespierre.
El duelo a muerte entre Robespierre y Fouché ha comenzado. Este duelo es uno de los mas interesantes y emocionantes de la revolución. Fuché esta escondido , no se le oye , Robespierre cree que lo ha vencido , pero ,de pronto se hace la claridad en forma inesperada para todo el mundo, y más que para nadie para Robespierre.
El 18 de Prairial es elegido José Fouché, por gran mayoría de votos, presidente del club de los jacobinos. Robespierre se estremece; ni él ni nadie esperaba cosa semejante. Ahora reconoce con que contrincante tan astuto y audaz tiene que entendérselas. Es demasiado fuerte que este canalla se entre en sus dominios, se instale precisamente en el sitio adonde él recurre contra sus enemigos, donde intensifica su propia fuerza, en el círculo de los fieles. ¿Y ahora habrá de pedir permiso a un José Fouché cuando quiera pronunciar un discurso? ¿Habrá de someterse él, Maximiliano Robespierre, al capricho favorable o adverso de un José Fouché? Robespierre convence en un discurso a la asamblea que eche por indigno a Fouché.
Aunque estas palabras anuncian claramente una sentencia de muerte, obedece la Asamblea a Robespierre. Y sin vacilación expulsa, como indigno del club de los jacobinos, a su antiguo presidente. Fouché esta de hecho muerto Robespierre ya lo tiene en la guillotina. Fouche tiene miedo , no duerme en casa .
La Policía sigue cada uno de sus pasos, dirigida por Robespierre, y da cuenta de sus relaciones, de sus visitas. Invisiblemente esta cercado, trabado en sus movimientos, entregado ya al cuchillo.
Quinta Parte
Aquí comienza la verdadera actividad de Fouché. Desde la madrugada hasta la alta noche se arrastra de un diputado a otro, murmurando de las nuevas y extensas listas misteriosas que prepara Robespierre, y a cada uno le susurra: «Tú estás en la lista», o «Tu irás con la carga siguiente».
Y, efectivamente, así se propaga poco a poco, subterráneamente, un miedo tremendo. Fouché prepara la obra , pero el , no está de actor , el es el regidor de escena. Los espias de Robespierre le alertan de que algo se está tramando y Robespierre esta prevenido. Hace venir a su amigo Saint-Just y se encierra con él en su estrecha buhardilla de la rue Saint-Honore.
Allí se designa el día y el modo del ataque. El 2 de Termidor debe Robespierre sorprender y paralizar a la Convención con su discurso, y el 9 pedir Saint-Just las cabezas de sus enemigos, de los obstinados del Comité y, sobre todo, la de José Fouché. Todos dudan en dar el golpe contra el amo de Francia, Robespierre , pero el dia 4 de Termidor una desgracia le ocurre a Fouché , muere su hija , con la desesperacion que se añade a sus tribulaciones politicas lleno de rabia y dolor .
Y cuando titubean aún los conspiradores y quieren aplazar la lucha, entonces dice por fin él, Fouché, que ya no tiene que perder en la tierra más que su vida, la frase decisiva: «Mañana hay que dar el golpe».
Y esta frase fue pronunciada el 7 de Termidor. La mañana del 8 de termidor la convencion bulle de diputados hablando en corros y preparando tanto unos como otros sus estrategias.
Se abre la sesion y sube Robespierre al estrado para comenzar su discurso , todos callan. Robespierre levanta la vista y pasa revista a los bancoa , alli estan todos sus amigos y sus enemigos , pero no encuentra la cara de Fouché .
Y cosa extraña: sólo el nombre del ausente, el nombre de José Fouché, es mencionado en el debate, y en su nombre precisamente se enciende la lucha postrera, la decisiva. Piden que se haga una valoración del discurso todos callan por miedo y asienten, pero Bourdon de I'Oise- habla contra la impresión del discurso, y esta sola voz desentumece las demás.
En un instante Robespierre pasa de atacar a tener que defenderse . Ala luz de la luna la noche sofocante de julio brilla, la guillotina. ¿Partirá mañana su filo frío las vértebras al triunvirato Tallien, Barras y Fouché o caerá sobre Robespierre? Ni uno sólo de los seiscientos diputados se acuesta esta noche. Ambos partidos preparan la lucha final. Aquí aparece repentinamente Fouché, pues la noche es su elemento, la intriga su verdadera esfera. Su cara color plomo, blanqueada aún más por el miedo, pulula espectralmente por los salones poco iluminados. Susurra, adula, promete, asusta, amedrenta y amenaza aquí y allá, y no descansa hasta que no se cierra el pacto.
A las dos de la madrugada están de acuerdo, por fin, todos los adversarios para aniquilar al enemigo común: a Robespierre. Fouché puede descansar ya.
Una vez ha actuado la guillotina Tallien y Barras se quedan dueños de la situación , ¿Pero donde está Fouché? Como fisico y matematico que es , sabe que las ondas suben y bajan y que los que estan hoy en la cresta , bajaran mañana , Fouche se queda en la sombra.
La convención quiere terminar con los jacobinos y acusan tambien a Collot y a Fouché de los desmanes de Lyon , Fouché se las arregla para echar la culpa a Collot , que es guillotinado , pero Fouché se ve amenazado. Ve que por el camino de la lealtad no puede hacer nada , pues la convencion tiene la razón , pero se acuerda como las masas le hicieron cambiar de parecer en la votacion sobre el rey.
Parte 6
Por París ,vaga entonces, humillado, un apasionado republicano: Francisco Babecuí, que se llama a sí mismo Graco Babceuf. Tiene un corazón desbordante y una inteligencia mediocre. Proletario de las entrañas del pueblo, antiguo agrimensor e impresor, tiene pocas y primitivas ideas; pero esas las alimenta con pasión varonil y las enardece con el fuego de la verdadera convicción republicana y social.
Los republicanos burgueses y hasta el mismo Robespierre habían eludido con cautela las ideas socialistas y a veces comunistas de Marat sobre la nivelación de la propiedad; les pareció preferible hablar muchísimo de libertad y de fraternidad... y poco de igualdad en cuanto se refiere al dinero y a la propiedad.
Babceuf recoge las ideas de Marat, olvidadas y reprimidas, las aviva con su aliento y las lleva como antorcha por los barrios proletarios de París. Esta llama puede elevarse repentinamente, convertir en ceniza en un par de horas todo París y el país entero, pues poco a poco va comprendiendo el pueblo la traición que cometen los termidoristas en su propia ventaja contra su Revolución, contra la Revolución proletaria. Detrás de Graco Babceuf se oculta Fouché.
No se exhibe publicamente como él; pero le aconseja secretamente en su labor de excitar al pueblo. Le hace escribir folletos violentos y él mismo corrige las pruebas. Pero el gobierno , ve detras de esas algaradas y panfletos , la mano de Fouché ,
Fouché se bate en retirada y niega conocer a Babceuf como siempre hace pagar a otros,Babceuf es fusilado y Fouché escapa. Pero es acusado de terrorismo ante el Tribunal de la Convención.
Se defiende astutamente, con energía y no sin suerte. El mismo Tallien, su contrincante, se esfuerza en protegerle, pues empieza a atemorizarle la preponderancia de la reacción y comienza a temer por su propia cabeza. Pero ya es tarde: el 22 de Termidor de 1795, un año y doce días después de la caída de Robespierre, se formula, tras largo debate, la acusación por actos terroristas contra José Fouché.
Y el 23 de Termidor se decide su detención. Igual que sobre Robespierre la sombra de Danton, parece levantarse sobre Fouché, vindicadora, la sombra de Robespierre.
A través de pasadizos y escaleras secretas se escurre y consigue que no le detengan enseguida, que se le deje tiempo para preparar una réplica, para una contestación, para una justificación; y el tiempo lo es todo.
Asi salva la vida pero no su nombre y su posicion , pero la vida lo es todo. Ya no es el José Fouché de Nantes, diputado del pueblo; ya no es el profesor del Oratorio; no es sino un hombre olvidado, despreciado, sin categoría, sin fortuna, insignificante; una sombra miserable a la que únicamente protege la oscuridad.
Durante tres años, nadie pronuncia en Francia su nombre. Todos los amigos le abandonan no gana ningun sueldo y esta en la mas misera pobreza.
Pero no tarda en ocuparse en un negocio mucho menos limpio: el de espía de Barras, el único de los nuevos poderosos que con una extraña compasión sigue recibiendo al desgraciado.
Allí le echa al pordiosero pertinaz, de vez en cuando, como una limosna, un pequeño negocio sucio: un aprovisionamiento al ejército, un viaje de inspección;y de esta manera va sobreviviendo.
Barras tiene ya entonces una serie de proyectos políticos, desconfía de sus colega y para ello puede utilizar muy bien a un soplón que no pertenezca a la política oficial: una especie de detective particular. Para eso sirve Fouché divinamente.
Escucha y espía, penetra en las casas por las escaleras de servicio, obtiene de todos los conocidos el chismorreo del día y va con esta sucia baba del público, secretamente, donde esta Barras.
El destierro es su escuela para la carrera y en ella desarrolla su talento futuro como maestro de la Policía.
Pero aparece en Paris un nuevo amo, el dinero,y José Fouché se lanza alos negocios sucios de la guerra .
Así se convierte, de la noche a la mañana, el comunista radical de 1793, que quiso mandar amasar a toda costa el «pan de la Igualdad», en el íntimo de los nuevos banqueros republicanos, que cumple y amaña, por una buena comisión, todos sus deseos y asuntos.
Fouché descubre en 1797 que el dinero huele mucho mejor que la sangre de 1793 y funda, gracias a sus nuevas «relaciones», de una parte con los nuevos grandes financieros y de otra con el Gobierno corrupto, una nueva Compañía de aprovisionamiento para el ejército de Scherer. Los soldados del buen general recibirán calzado detestable, pasaran frío con sus abrigos delgados y serán batidos en los llanos de Italia; pero es más importante que la Compañía Fouché-Hinguerlot, y seguramente el mismo Barras, obtenga una substanciosa ganancia.
Parte 7
Fouché ha conocido el olor del dinero , mejor que el de sangre.
El trabajo de zapa ha excavado ya la primera galería en la más pródiga de todas las minas; ha dado el primer paso en el camino fantástico que va desde la miserable buhardilla de un quinto piso a la residencia ducal; desde la nada, a una fortuna de veinte millones de francos. Ya rico , pide a su amigo de sucios negocios Barras que le introduzca de nuevo en la politica , en el poder .
Barras no esá aun muy seguro , ya que Fouché arrastra la fama de Lyon , la cual no se ha olvidado aún. Así le manda Barras, por lo pronto, como representante del Gobierno a Italia, al ejército, y luego a la República bátava, a Holanda, para llevar a cabo negociaciones secretas, pues sabe muy bien Barras que es maestro en el juego de intrigas subterráneas. Y como la nave del Gobierno se tambalea cada vez con más peligro y amenaza estrellarse en su rumbo inseguro, toma el Directorio, el 3 de Termidor del año 1799, una decisión inesperada: José Fouché, en misión secreta en Holanda, es nombrado súbitamente, de la noche a la mañana, ministro de Policía de la República francesa.
Todos se asustan ¡El mitrailleur de Lyon,! ¿Volverá de nuevo el terror? ¡No! Y así, los labios que antaño goteaban sangre, rebosan ahora bálsamo de palabras conciliatorias. Orden, calma, seguridad; estas palabras se repiten constantemente en las proclamas políticas del ex terrorista.
Combatir el anarquismo es su principal divisa. La libertad de la Prensa tiene que ser limitada, hay que dar fin a los eternos discursos de excitación. Orden, orden, calma y seguridad... Una de las primeras disposiciones que lleva ha cabo es disolver y cerrar el club de los Jacobinos, del que había sido presidente. Ahora que esta desalojado el salón avanza lentamente hacia la puerta, la cierra y se mete la llave en el bolsillo. Y con esta vuelta de llave ha terminado, efectivamente, la Revolución francesa.
Desde su cargo crea una red de espias y agentes secretos que van desde moscardones en las tabernas pasando por condes y marqueses hasta llegar a la misma Josefina Bonaparte. La información lo es todo.
Pero lo mejor es que esta red la maneja y la ha creado por y para el , no para el estado , el dia que el caiga se deshace toda la red. Sabe de primera mano todo lo que pasa en Francia , desde los bajos fondos hasta los salones del gobierno.
De esta manera, bien pronto comprende José Fouché, y advierte claramente, que el Directorio está perdido. Sus agentes le informan de que Barras negocia ya secretamente con Luis XVIII para vender por una corona ducal la República a la dinastía de los Borbones.
Todos piensan que Bonaparte está lejos , junto a las piramides , menos Fouché que sabe que está a punto de desembarcar en Francia. Naturalmente que no piensa en informar a sus superiores el ciudadano ministro de Policía.
El 11 de octubre de 1799 Napoleon , desembaraca en Francia , todo el mundo va ha presentarle sus respetos , viene como dueño y señor.
Parte 8
Fouché , como no puede ser menos , también se presenta en su casa , pero Napoleon lo ve como una persona insignificante y lo hace esperar mas de una hora en la antesala, como un suplicante molesto. Por fin le hace pasar y estan los dos solos durante dos horas sin testigos .
Fouché se confía a Bonaparte con extraordinaria solicitud desde su primer encuentro; pero no se entrega en sus manos. No toma parte públicamente en la conspiración que hace caer al Directorio y convierte a Bonaparte en dictador; él es demasiado precavido.
Los dias posteriores se calla , no alerta al directorio de lo que ocurre . No dice nada , se sienta y espera. A las siete de la tarde del 18 de Brumario está todo decidido: Bonaparte es cónsul y autócrata de Francia. Si hubiera sido vencido o desbordado en el acto, habría mandado pegar Fouché en todos los muros de París una proclama patética: «Una conspiración infame ha sido descubierta», etc.
Pero como ganó Bonaparte, se apropia deprisa la victoria.
A los 15 dias manda a Barras una carta con una orden de expatriación ( el ,que le salvó de la pobreza y de la guillotina).
De momento se pone al servicio del ciudadano consul. En pocos meses restablece Fouché la tranquilidad completa en el país, desaloja a los deterroristas y realistas, limpia las calles de asaltos, y su energía burocrática, en los pormenores tan exacta, se subordina, a los grandes proyectos políticos de Bonaparte. Las obras grandes y útiles unen siempre a los hombres: el criado ha encontrado asu amo y el amo a su criado.
El 24 de diciembre de 1800 va Bonaparte a la ópera para asistir a la primera representación en París de la Schoepfung de Haydn; estalla en la estrecha rue Nicaise, inmediatamente detrás de su coche, una bomba con tanta violencia, que la explosión arroja escombros hasta por encima de las casas: se trata de un atentado, la famosa y temida máquina infernal. Sólo la marcha rápida que llevaba su cochero-borracho, según dicen- salvó al Primer Cónsul; pero cuarenta víctimas se revuelcan con los cuerpos destrozados ensangrentando la calle: y el coche se encabrita, como un animal herido, levantado por la presión del aire. Pálido, con la cara marmórea, sigue Bonaparte a la ópera para mostrar su sangre fría al público entusiasmado. Con aire indiferente y glacial escucha (mientras Josefina a su lado es presa de un ataque de nervios y no puede ocultar sus lágrimas) las suaves melodías de Haydn y agradece con indiferencia las aclamaciones del público asistente.
Una vez regresa a las Tullerias desencadena una tormenta de reproches y de ira , contra Fouché , por no haber detectado y abortado este atentado que dice, es obra de los jacobinos , antiguos amigos del ministro de policia. Fouché , sin inmutarse , le contesta que puede ser obra de los realistas , con dinero de inglaterra .Napoleon sigue despotricando contra Fouché y los jacobinos. Exige castigo y deportacione contra ellos , mientras , Fouché ha encontrado la pista buena , todos le tratan con ironia y desprecio , hasta que ,quince días después da, súbito, el golpe. El complot ha sido aclarado completamente, todas las pistas comprobadas. Como lo preveía Fouché, había sido el jefe, el más temido de todos los chouans, Cadoudal; realistas juramentados, comprados con dinero inglés, habían sido sus ejecutores.Con ira ,Napoleon admite que Fouché tenía razón. Napoleon y su entoeno comienzan a cogerle miedo a ese ministro de policia que conoce todos los secretos , para desembarazarse de el , eliminan el puesto de ministro de policía. Para ahorrar a este hombre susceptible el duro golpe con que le ponen a la puerta de la calle, le endulzan en lo posible la despedida, le indemnizan por la pérdida de su puesto con un asiento en el Senado, y en una carta en la que le anuncia Bonaparte este ascenso, dice textualmente: «El ciudadano Fouché, ministro de Policía, durante las situaciones más difíciles ha cumplido siempre, por su talento y su energía, por su fidelidad al Gobierno,y le regala un millon doscientos mil francos.
Parte 9
En 1802 se retira José Fouché a la vido privada , pero no a una pobre buhardilla como la vez anterior , si no que se compra un palacete que debió de pertenecer a un"aristócrata ruin",
En Ferrières, la residencia futura de los Rothschild, instala la más preciosa finca de verano, al cabo de un par de años, el hombre del primer manifiesto comunista será el segundo capitalista de Francia y el primer terrateniente del país .
Aunque está separado del servicio , continúa voluntariamente la labor de espia y policía, y para ejercitar la pluma y no caer completamente en el olvido, manda al Primer Cónsul semanalmente informaciones secretas. Ansía volver al poder.
El Cónsul le demuestra bastante protección: le utiliza para diversos negocios; le agradece las informaciones; le invita, de vez en cuando, al Consejo de Ministros, y, sobre todo, le deja ganar dinero, le deja que se enriquezca, para que se mantenga tranquilo; pero a una cosa tan sólo se niega todo el tiempo posible: a restituirle en su puesto y a volver a crear el Ministerio de Policía.
Mientras que Bonaparte es poderoso, mientras no comete faltas, no necesita de un criado tan equívoco, tan inteligente. Pero Bonaparte comete una falta.
Se deja convencer por Talleyrand y, a costa de la ruptura del Derecho internacional, manda traer entre gendarmes al Duque de Enghien de territorio neutral y le hace fusilar.
Para este hecho tuvo Fouché la frase ya célebre: «Fue peor que un crimen: fue una equivocación»
Pronto lo llama para que se haga cargo de toda la suciedad.
Así como el ciudadano Fouché fue nombrado ministro por el ciudadano cónsul Bonaparte, ahora, en 1804, tras dos años de destierro dorado, lo es otra vez Su Excelencia el señor senador Fouché por Su Majestad el Emperador Napoleón. Por quinta vez presta José Fouché juramento.
Fouche no quiere a Napoleon , y Napoleon , no quiere a Fouché , pero ambos se necesitan. Ahora Napoleon es el emperador , Fouché ya no discute las ordenes con Napoleon , ahora Bonaparte imparte ordenes y Fouché las ejecuta , pero es demasiado listo para entrar en contradicción con el emperador , si este le manda detener a alguien y a Fouché no le parece correcto , ejecuta la orden pero previamente avisa al sujeto para que desaparezca .
Cuanto mas soberbio se vuelve Napoleón , mas amable y conciliador se vuelve Fouché , cuando quiere decirle algo contrario a lo que piensa el emperador . En vez de decir: «creo» o «me parece» y hacerse reprender por su opinión y su pensamiento propios, escribe en sus reportajes: «se cuenta», o «un embajador ha dicho».
Muchas veces Napoleon le chilló y le insultó , sus salidas de tono y sus accesos de ira , eran conocidos por Fouché , que con cara impavida recibía esos exabruptos sin inmutarse , eso enfadaba mucho mas al emperador.
El ministro conoce todos los pasos del emperador , una de sus espias y confidente , es Josefina. Pero con el mismo cuidado con que Fouché vigila todos los asuntos, proyectos, pensamientos y palabras del Emperador, se esfuerza en ocultarle los suyos propios.
Fouché no confía jamás, ni al Emperador ni a nadie, sus verdaderas intenciones y sus trabajos. De su enorme material de noticias solo comunica lo que quiere. Todo lo demás queda encerrado en el cajón del escritorio del ministro de Policía: en este último reducto no deja Fouché penetrar ninguna mirada.
Napoleón no se fia y le pone dos espias , pero el ministro lo sabe , y se rie de ellos y les hace llevar a Napoleon datos falsos , el juego del espionaje y contraespionaje lo tiene controlado .
Una pasión le domina a Napoleon , la guerra , las victorias el juego de quitar y poner reyes, esta pasion comienza a cansar a sus ministros e intimos .
Esta resistencia secreta contra la pasión guerrera y el desenfreno de Napoleón llega hasta unir a los mas encarnizados enemigos entre sus consejeros: Fouché y Talleyrand. Estos dos ministros, los más capaces de Napoleón, las figuras psicológicamente más interesantes de su época, no se quieren... probablemente porque se parecen demasiado.
Parte 10
El juicio que tenía Nápoleon de estos dos hombres no era nada halagador , los despreciaba , de Fouché dijo:
Este hombre era mas malvado que Robespierre , habìa sido un terrorista , traicionò a todos sus camaradas , no se podìa contar en absoluto con su moralidad.
Y de Talleyrand , no fué mas benévolo :
Es el mas vil de los agitadores ,un adulador rastrero , un hombre corrompido . Prudente circunspecto y siempre traidor , trataba a sus enemigos como si un dia fueran a ser sus amigos , y a sus amigos como si fueran a ser sus enemigos. No se puede hacer nada con el si no es pagándole. Ruin por caracter y sin principios.
Pronto Napoleon comienza una absurda guerra contra España , Tanto Fouché como Talleyrand estan en contra. Quién dirige la escena con tan admirable habilidad, si es Talleyrand o Fouché, no se sabe.
Se desenvuelve de esta manera: mientras lucha Napoleón en España, se divierte París en fiestas y banquetes continuos; esta ya acostumbrado a la guerra anual como a la nieve del invierno y a la tormenta del verano... Mientras Napoleon se encuentra dando ordenes en Valladolid , en una fiesta de las muchas de Paris en casa de Talleyrand , llega su mas encarnizado enemigo, Fouché. Pero lo inaudito es que, con cortesía afectada, acude, cojeando, el ministro de Asuntos Extranjeros al encuentro del ministro de Policía, le saluda con cariño, como a un querido invitado y amigo y le toma amistosamente del brazo. Pasan a un gabinete donde dialogan amigablemente.
Al día siguiente todo Paris se entera de la unión entre los dos ministros , esto solo puede ser una cosa , que sea un complot contra Napoleon. En todas las embajadas hablan sobre el suceso.
Un correo le llega a Napoleon , y este vuelve raudo , la union entre Fouche y Talleyrand es peor que perder una batalla. El 17 parte de Valladolid y el 23 está en las tullerias.
A Fouché le llama a su despacho el día anterior y le recrimina , pero este como siempre le contesta con evasivas y palabras amables .
Pero a Talleyrand que lo considera mas peligroso lo reprende en público y le lanza las injurias mas infames , las personas que asisten sienten verguenza ajena , de como lo está tratando el emperador , Talleyrand no contrae el semblante, demasiado orgulloso para sentirse ofendido por tales injurias. Descargada la tormenta, sale silencioso, cojeando sobre el parquet brillante, y al pasar por la antesala deja caer una de esas pequeñas frases envenenadas que hieren mortalmente: «¡Que lástima que un hombre tan grande esté tan mal educado!», dice tranquilamente mientras el criado le ayuda a ponerse el paletó.
Al dia siguiente destituye a Taillerand , pero Fouché se queda , está en la gloria , su enemigo ha desaparecido y napoleon está fuera todo el tiempo haciendo la guerra , el es el dueño.
Y de pronto se le aparece una ocasion de oro , Napoleon no está , sus tropas tampoco , los ingleses se dirigen contra el corazón de Francia , saben que napoleon tiene sus fuerzas dispersas de modo que tratan de apoderarse de Dunquerque y sublevar Amberes.
Apenas se entera de los movimientos ingleses por sus espias , Fouche manda correos para reorganizar la guardia nacional , que estaba en la reserva , les da armas y consigue unos batallones para frenar a los ingleses , y todo esto sin el conocimiento del Emperador.
Fouché nombra jefe de este improvisado ejército del Norte a Bernadotte, precisamente al hombre que más odia Napoleón de todos los generales, a pesar de ser cuñado de su hermano; al hombre enjuiciado y desterrado por el Emperador. De su destierro le saca Fouché haciendo caso omiso de Napoleón, de los ministros y de todos sus enemigos; le es indiferente que el Emperador no apruebe sus disposiciones; lo único que le importa es que el éxito le dé la razón contra todos.
Los ingleses tienen que volver a sus barcos con grandes pérdidas .
Napoleon en agradecimiento le ortorga el Ducado de Otranto.
A Matiere le van los temas de espías.
Este personaje es el molde de algunos políticos actuales. En la lectura de las memorias de Fouché por Stefan Zweig ( http://leondelahoz.files.wordpress.com/2012/02/zweig-stefan-fouche.pdf ) se han formado o inspirado muchos dirigentes políticos, y así vamos, primero los intereses particulares y después los intereses particulares.
Matabishos , te olvidas de Talleyrand .
Buf, el otro, uno aristócrata y el otro no, con la ilustración y la revolución se daba el pistoletazo de salida, maricón el último, se extendían las posibilidades de acceder al poder, había que coger sitio, como los colonos en el oeste americano.
Si somos buenos al nacer, lo dicen los que saben, qué es lo que falla para llegar siempre al mismo desarrollo mental.
Dejo un vídeo del programa de Jesús Angulo en el que dan un repaso a la vida de Fouché
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