La II República: El Gobierno Provisional.
El 12 de Abril de 1931 se produjo la celebración de las elecciones municipales, las primeras desde 1920, una vez suspendido el periodo constitucional por la llegada al poder del General Primo de Rivera mediante golpe de estado, aceptado para unos y promovido para otros por parte del rey, y que supuso la instauración de una dictadura que se alargó hasta 1929.
La victoria en concejales de los monárquicos no pudo evitar la sensación general, incluso entre los monárquicos, de que los vencedores habían sido los republicanos, entrando el sistema monárquico en una rápida descomposición. El último gobierno de la monarquía presidido por el Almirante Aznar opta, ante los resultados en las ciudades y la toma de las calles por las masas, por no presentar resistencia, actitud que pronto es imitada por el propio monarca.(1)
Mientras, los miembros del Comité Revolucionario que estaban en libertad después del levantamiento del año anterior, Miguel Maura, Niceto Alcalá Zamora, Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Álvaro de Albornoz y Casares Quiroga, se encontraban reunidos en la casa del primero dilucidando los pasos a seguir. De entre ellos Maura, haciendo honor a su carácter impulsivo, era sin duda el más decidido a tomar el poder sin más dilación, aprovechando el momento de desconcierto del gobierno, para lo cual era secundado de forma más moderada por Alcalá Zamora. Sin duda ambos eran los que más conocían lo que sucedía en Palacio, ya que no en vano ambos conocían las interioridades de la Corte, uno por venir de una familia íntimamente relacionada con la monarquía, habiendo ocupado el padre de Maura numerosos cargos en gobiernos de la Restauración y ocupando además actualmente un puesto en el actual su hermano. Por su parte Alcalá Zamora había ocupado también varios puestos en gobiernos monárquicos antes de 1923.
Según Maura, Largo Caballero y De los Ríos estaban mucho menos decididos a forzar la toma del poder y preferían esperar a las elecciones generales que sin duda se celebrarían a finales de año.
Quizás el hecho que más influyó en los siguientes movimientos del Comité fue la llamada de Gregorio Marañón para que Alcalá Zamora acudiera a su domicilio a entrevistarse con el Conde de Romanones en un último intento de llegar a un gobierno de consenso presidido por un constitucionalista (2), el prestigioso político Miguel Villanueva. El acuerdo no fue posible ya que los republicanos rechazaban ya cualquier solución dentro de la monarquía, pero dejo bien claro a los miembros del Comité del grado de decaimiento del gobierno, lo que, junto con la visita de Sanjurjo mostrándoles sus apoyo, les decide a actuar.
Miguel Maura, sin duda el mas decidido de los miembros del Comite Revolucionario, junto a Azaña.
De esta manera, y previo aviso a Azaña y Lerroux, escondidos en Madrid, para que acudieran al domicilio de Maura, los miembros del Comité, ante la avalancha de proclamaciones de la República que se producen en España, se dirigen en coche al Ministerio de Gobernación. Su propósito de no llamar la atención es inútil, en unas calles abarrotadas de entusiastas, pronto un exaltado se sube al lateral del coche y les abre paso al grito de “Paso al Gobierno de la República”. No todos están igual de animados que Maura en la manera en que van a tomar el poder, algunos, como Azaña, piensan que las fuerzas del orden les van a masacrar, de hecho la actitud de estas han variado durante la jornada entre la confraternización con la población y la represión de las aglomeraciones.
Llegados al ministerio, los miembros llaman a la puerta y ante la pregunta del guardia civil de guardia sobre sus propósitos, Maura, siempre decidido hasta la inconsciencia, le dice que son el Gobierno de la República, a lo que los guardias responden cuadrándose. Una vez dentro, les recibe el único cargo de la monarquía que se había mantenido en su puesto, el subsecretario de Gobernación, al cual conminan a retirarse. Una vez instalados en Gobernación, Maura destituirá telefónicamente uno por uno a los gobernadores civiles de cada provincia, nombrado otros afectos a la causa. Posteriormente el Comité se constituirá en Gobierno Provisional, nombrando presidente a Alcalá Zamora y tomando posesión del resto de los ministerios.
Prácticamente al mismo tiempo el rey se irá por carretera hacia Cartagena, donde saldrá para el exilio a bordo del buque “Príncipe de Asturias” que le desembarcará en Marsella.
Mientras, una vez conocida la toma del poder y la proclamación de la República, el resto de los miembros del Comité que se encontraban en el exilio francés, Indalecio Prieto, Marcelino Domingo, Nicolau d´Olwer y Diego Martínez Barrio, toman camino hacia Madrid entrando por Irún, encontrándose en su camino con unas masas eufóricas que les obligan a detenerse en numerosas estaciones, donde tendrán que dar diversos discursos.
El 15 de Abril saldrán publicados en la Gaceta de Madrid sendos decretos con la constitución del Gobierno Provisional de la República, así como su estatuto jurídico.
De esta forma, en el transcurso de solo tres días España habrá pasado de ser un Monarquía a ser una República entre la alegría de la mayoría de los españoles. Pero no todos compartían dicha felicidad, para algunos fue una autentica hecatombe. Así, el futuro líder de la derecha José María Gil Robles cuenta en sus memorias la frustración y el desconcierto que existían en la redacción del periódico “El Debate”, donde colaboraba, ante la desaparición de una institución milenaria y que consideraban trascendía a la política común. En las zonas mas conservadoras del pais se vivió la llegada como una autentica tragedia, sentimiento claramente alentado por los sectores mas ultramontanos de la Iglesia.
Por su parte, y mediante el citado decreto, el gobierno provisional quedaba así configurado.
Presidente: Niceto Alcalá Zamora (Derecha Liberal Republicana)
Gobernación: Miguel Maura (Derecha Liberal Republicana)
Guerra: Manuel Azaña. (Acción Republicana)
Estado: Alejandro Lerroux (Partido Radical)
Justicia: Fernando de los Ríos (PSOE)
Marina: Santiago Casares Quiroga (ORGA)
Hacienda: Indalecio Prieto. (PSOE)
Instrucción Pública y Bellas Artes: Marcelino Domingo (Partido Radical Socialista)
Fomento: Álvaro de Albornoz (Partido Radical Socialista)
Trabajo: Francisco Largo Caballero (PSOE)
Economía Nacional: Nicolau D´Olwer. (Acción Catalana)
Comunicaciones: Diego Martínez Barrio (Partido Radical)
El gobierno abarcaba todo el arco político republicano. La derecha republicana de nuevo cuño, laica y conservadora, estaba representada por Alcalá Zamora y Maura, en el centro político, viniendo desde la izquierda y de camino a la derecha, se encontraba el republicanismo histórico de carácter populista con Lerroux y su todavía fiel delfín, Martínez Barrio, en la izquierda Azaña representaba a la intelectualidad republicana dispuesta a enfangarse en la política real mientras que Domingo y Albornoz lo hacían del jacobinismo anticlerical y social. Había además, dos guiños a dos de las regiones con inquietudes nacionalistas. D´Olwer militaba en el centro republicano y regionalista, mientras Casares venía del galleguismo que había apostado por tener un carácter más republicano que nacionalista. Por último estaban, al no ser específicamente republicanos, los socialistas con un ministro por cada una de sus almas, De los Ríos representaba la más intelectual, Prieto la pragmática y Largo Caballero, después de sus acercamientos a la dictadura, la más sindicalista y radical.
Los tres ministros socialistas junto con otros políticos del partido, entre ellos Julian Besteiro.
De entre sus miembros ocho eran titulados superiores, Marcelino Domingo era maestro y los tres que no tenían estudios oficiales, Martínez Barrio, Largo Caballero y Prieto, habían conseguido una notable formación autodidacta. En cuanto a sus lugares de origen cuatro eran andaluces, tres madrileños, dos catalanes, dos asturianos (Aunque Prieto ejercía de vasco) y un gallego.
En el decreto que regulaba su composición, estructura y ámbito jurídico, asumía plenos poderes de gobierno, dado el carácter democrático que había tenido su asunción del poder, si bien restringía su actuación a las normas jurídicas y las leyes. En definitiva, lo que pretendía el gobierno provisional es despejar cualquier duda de arbitrariedad en su actuación, dado el limbo jurídico en el que se encontraba, ni tampoco de impunidad, sometiendo, en el artículo 1, su actuación a la Asamblea Constituyente.
En el artículo 2 se plasma su intención de delimitar responsabilidades respecto a las actuaciones a partir de la dictadura de Primo de Rivera, así como recuperar los procedimientos que estuvieran en marcha justo antes de ella, en clara referencia a la sospecha que existía de que uno de los motivos del apoyo de Alfonso XIII al golpe había sido su intención de impedir la investigación sobre las posibles responsabilidades del rey en el desastre de Anual.
Los artículos 3, 4 y 5 garantizan a una serie derechos aunque de manera general. El 3 se refiere a la libertad de conciencia y culto, el 4 a los derechos ciudadanos, y entre ellos el de sindicación, y el 5 a la garantía de la propiedad privada, aunque condicionándolo a la utilidad pública y más en concreto, en el ámbito rural, a su utilidad social dado el abandono en el que se encontraba.
Por último, el artículo 6, el más criticado, preveía la suspensión de los derechos del artículo 4 en caso de necesidad, aunque preveía su fiscalización posterior por parte de las Cortes Constituyentes.
Los problemas para el gobierno provisional empezaron pronto, y no solo por las evidentes diferencias ideológica entre sus componentes, sino también como no podía ser menos en una política tan personalista como la republicana por las personales. Alcalá Zamora, que en sus memorias se presenta con espíritu conciliador, tenía pegas para prácticamente todos sus compañeros. Con Azaña la enemistad venía de atrás, de cuando ambos eran pasantes en un importante bufete de abogados de Madrid, ninguno de los dos se aguantaba y esto condicionaba enormemente su labor política. A Lerroux le consideraba demagogo y manirroto, por no decir corrupto, de los radicales socialistas pensaba que eran una de las grandes rémoras de la República, especialmente en cuanto a la aprobación de la Constitución, y dentro de ella sobre todo en los asuntos religiosos, aparte tenía a Álvaro de Albornoz como voluble y poco cabal. A Nicolau D´Olwer lo veía como un intelectual poco apegado a la realidad e incluso a su correligionario Maura lo consideraba excesivamente impulsivo e irreflexivo. De los pocos ministros con los que no tuvo problemas durante este periodo, como Diego Martínez Barrios, Casares o los socialistas, terminaría siendo enemigo acérrimo posteriormente. Por su parte el resto del gobierno creía que Alcalá Zamora seguía teniendo claros dejes caciquiles en su forma de dirigir el gobierno, y sobre todo cuando fue Presidente de la República.
Diego Martínez Barrio nos relata también como la desconfianza que se tenía sobre Lerroux hizo que le colocaran en una de las carteras donde creían que podía hacer menos daño, la de Estado (Exteriores) lo cual provocaba en el veterano político radical un profundo resquemor, que se tradujo en que se desentendiera de sus funciones en el Consejo de Ministros y pasara largas temporadas en Ginebra.
Mientras, a la mayoría de los ministros se le atravesaban las formas autoritarias de Miguel Maura y su pretendida intención de hacerse el hombre fuerte del nuevo régimen, Casares Quiroga envidiaba la valoración que tenían las reformas de Azaña en el ejercito frente a la suyas en Marina, el mismo Azaña su carácter desdeñoso le hacía despreciar el trabajo de sus compañeros… Curiosamente, los ministros que menos críticas se llevarán en esta época serán los socialistas, quizás porque entre ellos primaba mas la disciplina de partido que el personalismo, aunque pronto saldrían a la luz las tensas relaciones entre Largo Caballero y Prieto.
Pronto se encontrarían los miembros del gobierno los primeros problemas, de los cuales haré aquí referencias aunque es mi intención dedicar a ellos distintos artículos. El mismo 14 de Abril Francesc Macía proclamaba la “República Catalana” dentro del estado federal español, de forma que inmediatamente Domingo, D´Olwer y De los Ríos se trasladaban a Barcelona, donde convencían a Maciá de que renunciara a la República Catalana a cambio de que el gobierno se comprometía a presentar en las Cortes Constituyentes el estatuto que aprobaran los catalanes. El 3 de Agosto se aprobó el Estatuto de Nuria por los catalanes y Macía lo presentaba posteriormente en las Cortes donde era aprobado el 9 de Septiembre de 1932, si bien bastante recortado con respecto al original.
Francesc Maciá proclamando la República catalana.
Poco duró también la calma para el gobierno desde el punto de vista religioso, ya que si bien es cierto que tanto el gobierno se intentó mantener una actitud conciliadora hacia la Iglesia nombrando a dos católicos como Alcalá Zamora y Maura como hombres fuertes del mismo y que desde la jerarquía eclesiástica el nuncio vaticano Tedeschini y ciertos obispos mantuvieron una postura expectante y moderada, también lo es que desde los sectores mas integristas de la Iglesia se atacó desde un primer momento al nuevo régimen, siendo respondido con igual vehemencia por los grupos más anticlericales del republicanismo.
El mismo 14 de Abril, el cardenal Segura, el más radical de obispos españoles que ya había hecho campaña a favor de los monárquicos en las elecciones municipales, atacaba a la incipiente República tachándola de enemiga de la Iglesia, haciendo posteriormente un encendido elogio a Alfonso XIII por su defensa de la Fe. Esto provocó una protesta formal al Vaticano del gobierno, y un aumento de la hostilidad de los anticlericales.
Este ambiente se vio todavía más enrarecido por la quema de conventos que se produjo a partir del 10 de Mayo, como fruto de la provocación por parte de los monárquicos el día de la inauguración del Circulo Monárquico. La supuesta falta de reacción del gobierno, que unos achacan a la falta de interés por terminar con los incidentes y otros a tratar de evitar males mayores con la intervención de la fuerza pública, supuso un motivo más de desencuentro.
Finalmente, la aprobación de una serie de leyes que limitaba los privilegios de la Iglesia, especialmente en materia de educación, desembocaron en un aumento de la tensión con el Gobierno que provocaron la expulsión del cardenal de Vitoria, Víctor Mujica y del propio cardenal Segura. El posterior debate constitucional y la aprobación de una serie de artículos poco favorables a la Iglesia, provocaron incluso la dimisión de los dos miembros católicos del gobierno, Alcalá Zamora y Maura.
El cardenal Segura, representante del sector mas intransigente de la Iglesia española, durante su expulsión de España.
No serían este el único conflicto que mantendría el gobierno con los sectores más retrógrados de la sociedad, su política reformista, especialmente respecto al ejército, el ámbito rural y las condiciones laborales, hicieron que los choques fueran frecuentes.
El problema agrario era sin duda uno de los prioritarios, ya en el decreto de constitución del gobierno se hacía una referencia a él, llegando a limitar el derecho a la propiedad privada en aras de la situación de abandono en que se encontraba el campo español y especialmente en las zonas de Andalucía y Extremadura.
De esta manera, si dictaron una serie de decretos que mejoraban las condiciones de los trabajadores del campo y especialmente de los jornaleros. En ellos se establecían medidas como la obligación de los patronos de contratar a los vecinos del municipio, una mayor dificultad para desahuciar a los arrendatarios, el establecimiento de jurados mixtos para la resolución de conflictos, decretos que intentaban evitar la falta de explotación de las tierras o los propietarios “abstencionistas”, el establecimiento de un seguro de accidentes y de una jornada máxima de ocho horas de trabajo.
Esto originó la oposición de una buena parte de los propietarios agrarios que veían como perdían el control de la actividad agraria, por lo que crearon fuertes asociaciones agrarias que se enfrentaron con vehemencia a las medidas del gobierno.
Urgente se consideraba también la reforma del ejército, tanto en el aspecto operativo, como en el de fidelidad al nuevo régimen. Para ello Manuel Azaña, ministro de guerra, tomó una serie de medidas siendo las más importantes el ofrecimiento del retiro para los oficiales que lo desearan, el cierre de la Academia General del Ejercito de Zaragoza y una modificación en las normas para los ascensos, llegando a anular varios de los concedidos en el último periodo de la monarquía, sobre todo los de “meritos de guerra”.
Desde el punto de vista operativo aspiraba a reducir considerablemente el número de oficiales, desproporcionado respecto al de soldados (Cerca de 10.000 frente a unos 150.000), a la creación de academias mas especializadas para las distintas armas y los ascensos de guerra que favorecían especialmente a la infantería y conllevaban a veces acciones arriesgadas pero inútiles desde el punto de vista militar.
También como he dicho se pretendían asegurar la fidelidad del Ejército, promoviendo el retiro de oficiales monárquicos, descontentos con el nuevo régimen y asumiendo algunas de las reivindicaciones de los sectores del ejército que habían sido más contrarios a la Monarquía y la dictadura, especialmente los ingenieros y artilleros que aspiraban a tener academias de formación propias y a un sistema de ascensos por antigüedad y capacidad en vez de por méritos de guerra donde ellos se veían claramente perjudicados.
Se acusó a Azaña de querer triturar al ejercito, siendo especialmente dolorosa para los sectores más reaccionarios el cierre de la Academia del Ejercito ya que se consideraba que fomentaba la unión entre las distintas armas del Ejército, y la regulación de los ascensos por méritos de guerra, que indignó sobre todo a los oficiales africanistas ya inquietos por el fin de las campañas de Marruecos ya que no solo limitaba sus posibilidades de ascenso, sino que anulaba algunos de los concedidos.
Por último, mediante la derogación de la Ley de Jurisdicciones, se limitaba, aunque no acababa, la intervención de la jurisdicción militar en asuntos civiles.
Las reformas en materia laboral fueron impulsadas por el socialista Largo Caballero, que regulaban básicamente el sistema de convenios colectivos, la rescisión de los contratos de trabajo, marcaba unas vacaciones anuales (siete días), protegía el derecho de huelga, impulsando asimismo los seguros sociales, especialmente el retiro obrero y el de maternidad. Establecía también un sistema de jurados mixtos para resolución de conflictos bastante similares a los de la Dictadura.
Largo Caballero, impulsor de las medidas que mejoraban las condiciones de trabajo.
La oposición en este caso no vino solo desde los sectores conservadores y la patronal, acostumbrados a imponer su criterios frente a los trabajadores, sino también desde la CNT, que consideraba los jurados mixtos una reminiscencia del régimen anterior que solo beneficiaba a la UGT, negándose a participar en ellos.
Polémica también fue la aprobación de la Ley de Defensa de la República, que desarrollaba en parte el artículo 6 del decreto de constitución del Gobierno Provisional permitiendo actuaciones extrajudiciales al gobierno y que fue presentada como indispensable para la gobernar el país por el nuevo gobierno de Azaña surgido en Octubre tras la dimisión de Alcalá Zamora y Maura, debido a los retos que se le planteaban desde la derecha y la izquierda en forma de conspiraciones o levantamientos. Una vez redactada la Constitución y llevada a la votación de la cámara, Azaña planteó que la ley fuera en el texto en forma de disposición adicional para evitar que se le pudiera declara inconstitucional, ya que entraba en conflicto en cuanto a derechos fundamentales con varios artículos de la propia Constitución.
Jornaleros andaluces detenidos por la fuerza pública durante los sucesos de Casas Viejas.
En el terreno estrictamente político el 28 de Junio se celebrarán elecciones a Cortes Constituyentes, presentándose los partidos con representación en el gobierno unas veces aliados entre ellos, otras en alianzas parciales o incluso en solitario. La victoria de la conjunción republicano socialista será aplastante, con prácticamente un 73% de los escaños, que unidos a los restantes partidos netamente republicanos representaban el 90%. La victoria republicana fue por tanto aplastante, dando de a los republicanos una engañosa sensación de triunfo total, como se verá en 1933.
El 31 de Junio las Cortes Constituyentes darán su voto de confianza al Gobierno Provisional, momento en que en mi opinión deja de tener el carácter de provisional debido al refrendo de las Cortes, lo cual hizo que transformara los decretos que había aprobado en leyes.
Bien es cierto que la composición de las Cortes no sería definitiva hasta Octubre de ese año, y que la composición del gobierno sería la misma hasta ese mismo mes, momento en que los dos miembros de la Derecha Liberal Republicana, Alcalá Zamora y Maura dimiten debido a la aprobación por parte de la Cortes del artículo 26 de la Constitución, que consideraban excesivamente laico y discriminatorio para la Iglesia.
Asumiría en ese momento la presidencia del gobierno Manuel Azaña, que se mantendría en Guerra, ocupando la plaza de Maura, Casares Quiroga y la de este en Marina José Girar. Este gobierno es considerado por algunos el segundo gobierno provisional, aunque como he dicho yo creo que el refrendo de las Cortes termina con esta eventualidad. Finalmente en Diciembre, la salida de Lerroux y Martínez Barrio debido a las discrepancias con la colaboración con los socialistas, hace que cualquier atisbo del gobierno provisional desaparezca, siendo llamado Manuel Azaña a formar gobierno por el recién elegido presidente Alcalá Zamora, lo cual hará conformando en esta ocasión mayoritariamente por republicanos de izquierda y socialistas.
(1) Ver artículo sobre las elecciones municipales de 1931.
FUENTES:
GENERALES:
Casanova, Julian: Historia de España; La II República y la Guerra Civil.
MEMORIAS:
Maura, Miguel; Así calló Alfonso XIII
Alcala Zamora, Niceto; Memorias.
Gil Robles, Jose Maria; No fue posible la paz
Martinez Barrio, Diego: Memorias.
DOCUMENTOS:
Decreto de 15 de Abril publicado en la Gaceta de Madrid sobre el estatuto jurídico del Gobierno Provisional.
SALUDOS.
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A la espera de una lectura más detenida cuando acabe mis vacaciones; me ha parecido que, quizás, cargas demasiado en las desavenencias personales, que sin duda las había, el motivo de la descordinacion que hubo en algunos de los gobiernos republicanos. Bajo mi punto de vista la falta de unión de la que a veces dieron muestras los gobiernos republicanos de izquierdas, se debió más a discrepancias ideológicas que a rencillas personales, aunque estas, sin duda- un caso es el de Caballero y Prieto- estas tuvieran cierto peso.
UN ABRAZO Y ENHORABUENA POR EL BUEN ARTÍCULO.
Hola Buenaventura:
Buen trabajo, y ademas bastante clarificador del periodo inicial de la república. Te dejo una serie de preguntas sobre el mismo.
En el decreto que regulaba su composición, estructura y ámbito jurídico, asumía plenos poderes de gobierno, dado el carácter democrático que había tenido su asunción del poder, si bien restringía su actuación a las normas jurídicas y las leyes. En definitiva, lo que pretendía el gobierno provisional es despejar cualquier duda de arbitrariedad en su actuación, dado el limbo jurídico en el que se encontraba, ni tampoco de impunidad, sometiendo, en el artículo 1, su actuación a la Asamblea Constituyente.
En el decreto que regulaba su composición, estructura y ámbito jurídico ¿es redactado en consenso por todos los miembros del gobierno? Y esta pregunta viene a cuenta de lo siguiente.
Los problemas para el gobierno provisional empezaron pronto, y no solo por las evidentes diferencias ideológica entre sus componentes, sino también como no podía ser menos en una política tan personalista como la republicana por las personales.
Este punto me parece interesante. Si tan mal se llevaban entre todos ellos y empiezan a bofetadas desde el principio, cuando se supone que tenían que haber formado piña común para asentar el nuevo régimen. ¿Cómo pudo ser posible esa colaboración entre todos, en los días del alzamiento republicano? Que permite una rápida transición de un sistema a otro cuando al poco ya todos están peleándose entre todos. ¿Existía por aquellas fechas algún núcleo de políticos republicanos moderados u cabales, que de tener más peso político hubiesen podido encauzar la situación y empezar la segunda república con mucho mejor pie?
Pronto se encontrarían los miembros del gobierno los primeros problemas, de los cuales haré aquí referencias aunque es mi intención dedicar a ellos distintos artículos. El mismo 14 de Abril Francesc Macía proclamaba la República Catalana
A parte de mandar a Olwer y Ríos ¿gozaba de apoyo popular la proclamación? y ¿Cuál fue la actitud general del gobierno provisional frente a esto? Quiero decir que si se actuó de forma consensuada para logra lo mejor para la república o si cada uno tiró por su parte.
desde los sectores mas integristas de la Iglesia se atacó desde un primer momento al nuevo régimen, siendo respondido con igual vehemencia por los grupos más anticlericales del republicanismo
Como comentas la presencia de Alcalá Zamora y Maura ¿No pudo evitar que el problema llegara a mayores? ¿O acaso es que permanecieron expectantes al problema?.
Este ambiente se vio todavía más enrarecido por la quema de conventos que se produjo a partir del 10 de Mayo, como fruto de la provocación por parte de los monárquicos el día de la inauguración del Circulo Monárquico. La supuesta falta de reacción del gobierno, que unos achacan a la falta de interés por terminar con los incidentes y otros a tratar de evitar males mayores con la intervención de la fuerza pública, supuso un motivo más de desencuentro.
A mi estos acontecimiento siempre me han sorprendido mucho. Y considero que son el inicio de la descomposición del orden público en la república, ya que el gobierno no garantizaba la seguridad en sus calles. ¿No había o no pudo existir algún miembro del gobierno que no se diera cuenta del daño que esto hacia a la imagen de la república? ¿Hay alguien que propusiera depurar responsabilidades juzgando a los responsable incluso depurando responsabilidades dentro del propio gobierno? Y que hubiese permitido dar una imagen de control de la situación por parte del gobierno, evitando en el futuro incidentes como este. Creando buena imagen del gobierno.
Finalmente, la aprobación de una serie de leyes que limitaba los privilegios de la Iglesia, especialmente en materia de educación, desembocaron en un aumento de la tensión con el Gobierno que provocaron la expulsión del cardenal de Vitoria, Víctor Mujica y del propio cardenal Segura. El posterior debate constitucional y la aprobación de una serie de artículos poco favorables a la Iglesia, provocaron incluso la dimisión de los dos miembros católicos del gobierno, Alcalá Zamora y Maura.
Creo que aquí el gobierno no se dio cuenta de que tenía entre manos un país que aún arrastraba un fuerte sentimiento religioso, y no pensaron en el descontento que provocarían estas decisiones, en algunos sectores. Quizás estas reformas fueron demasiado precipitadas. En cualquier caso la aprobación de este tipo de medidas me lleva a pensar que quizás los católicos eran minoría en el gobierno ¿es correcto?
Con respecto a la cuestión agraria, ¿la oposición principal puede venir de aquellos propietarios que no deseaban ver expropiadas sus tierras? ¿Se realizaba solo a tierras no cultivadas? ¿Quizás las compensaciones no parecían las adecuadas?
De todas formas me da la sensación de que se realizaron muchas reformas y muy rápido, quizás demasiado rápido como para que la sociedad pudiese digerirlas, ojo que eso no quiere decir que no fueran necesarias.
Una vez redactada la Constitución y llevada a la votación de la cámara
¿No se plantearon que los ciudadanos la refrendaran?
Para terminar una duda sobre el tema de cargo de presidente de la república.
Alcalá Zamora en Abril es nombrado presidente de la república. Tras las elecciones generales a cortes, no toma posesión de su cargo de diputado, porque es incompatible con el de Presidente.
En octubre Alcalá Zamora dimite, y entra como presidente Manuel Azaña. ¿Es que no existían las elecciones presidenciales en la republica?, ¿se nombraban sin más no tenia su cargo una duración determinada?
Un saludo.
Perdonar por meterme en el interesante diálogo que estais teniendo Buenaventura y TCKC.
Discrepo de mi buen amigo Buenaventura en cuanto a lo de políticas personalistas. En principio existía un fuerte consenso en que la única forma de Estado posible, era la proclamación de una República, com quedó claro en el Pacto de San Sebastián.No creo que hubiera personalismos, lo que si había, y así lo apunta Buenaventura, eran distintas concepciones en cuanto a que soporte ideológico debería tener la República. No era el mismo el que pensaba Alcalá Zamora que el que propugnaba Azaña, por poner un ejemplo.
La proclamación del Estat Catalá por parte de Maciá fue más un acto simbólico que otra cosa. De hecho rápidamente se llegó al acuerdo que esto no era posible, llegando al compromiso, con la aquiescencia de todos, de redactar un Estatuto de Autonomía. En cuanto a que si había un fuerte sentimiento catalanista entre la población, así es. En gran parte el crecimiento del nacionalismo catalá se debió a la política que siguió Primo de Rivera respecto a Cataluña, a la que pretendió quitar todos sus elementos identitarios.
El sentimiento anticlerical en España venía de lejos. En todos los procesos revolucionarios, o simplemnte de cambio en la forma degobierno, que se llevaron a cabo en nuestro país, una de las primeras cosas que se hacían era quemar los establecimientos religiosos -recordemos la Semana Trágica de Barcelona-.No creo que los sucesos del Círculo Monárquico fueran el detonante, de hecho lo primero que hicieron los ciudadanos que estaban presentes fue ir a intentar quemar el edificio del ABC. Este sentimiento anticlerical se debía a que el pueblo era consciente de los privilegios de la Iglesia católica, y de como ésta tenía controlados ciertos sectores de la vida pública como era la educación, por poner un ejemplo.
En cuanto a la expropiación de tierras el parámetro usado fue el de su extensión, aunque también el que no estuvieran siendo explotadas. Las expropiaciones se realizaron mediante indemnizaciones -excepto las de los Grandes de España, que se expropiaban sin más-. Y no fue demasiado rápido, como apunta TCKC, todo lo contrario. De hecho sucesos como los de Castilblanco o Casas Viejas se producen por la lentitud con la que se estaba llevando a cabo la reforma agraria.
En cuanto a ¿quién nombraba al presidente de la República? era el Congreso, ten en cuenta que no era una República presidencialista. No había limitación de mandatos, si de las veces que podían disolver las Cortes, de hecho esto fue lo que utilizó el Frente Popular para destituir a Alcalá Zamora, al acusarle de haber disuelto las Cortes más veces de las debidas, y sin motivo alguno.
Un abrazo.
Hola a los dos:
Muchas gracias por vuestras respuestas, o sea que podemos decir que se pusieron de acuerdo para cambiar el modelo de estado imperante hasta el momento, con la república, pero que solo llegaron hasta ese punto de la mano.
Supongo también que este sentimiento anticlerical, en base al poder de la iglesia, que contáis era mayor en las grandes ciudades, que en el propio campo, de ahí, que estos problemas, estallasen en los centros urbanos. Puede que como comenta Buenaventura, le pillara al gobierno desprevenido, pero su indecisión o lentitud, a la hora de actuar creo que le fue muy perjudicial, por la imagen que dio, de ser incapaz de garantizar el orden público. Aunque fuesen la base social de tu partido, creo que a la larga hubiese sido mejor para el orden público.
Yusuf, cuando decía que era rápido, lo de las reformas, me refería a la capacidad de asumirlas por parte de la población, aunque puedo estar equivocado.
Respecto a lo de la disolución de las cortes, de Zamora, tengo entendido que la no trajo ningún problema, por lo que entiendo que en esa existiría un motivo.
Bueno os dejo a los dos, que este fin de semana estoy siguiendo los festejos y recreación de la batalla de Vitoria, durante las guerras napoleónicas que se celebra en mi ciudad. A ver si mañana pongo las fotos y escribo el artículo.
Yusuf, cuando decía que era rápido, lo de las reformas, me refería a la capacidad de asumirlas por parte de la población, aunque puedo estar equivocado.
Respecto a lo de la disolución de las cortes, de Zamora, tengo entendido que la no trajo ningún problema, por lo que entiendo que en esa existiría un motivo.
La población, o gran parte de ellas si asumía las reformas, de hecho eran pedidas hacia tiempo; los que no las aceptaron, pero no porque fueran rápidas, fueron los oligarcas, terratenientes, jerarquía eclesiástica y parte de los militares -sobre todo los llamados africanistas-.
Y como dices la causa de la destitución de Alcalá Zamora fue debido a que, según las Cortes, para la segunda disolución que hizo no tenía razón de ser. El presidente de la República estaba facultado para disolver las Cortes dos veces, pero la segunda debía ser aprobada por las Cortes. Si la mayoría consideraba que ésta no tenía fundamento podía destituir al presidente de la República.
El 7 de abril de 1936 se planteó el tema en las Cortes, 238 votaron a favor de sus destitución, 5 en contra y hubo 174 que o no asistieron o seausentaron del hemociclo al inicarse la votación. Para destituirlo senecesitaba mayoría absoluta, es decir 209 (el total de diputados era de 417)
Un saludo.
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Quizás esté un poco condicionado porque actualmente estoy terminando las memorias de Alcala Zamora, que sinceramente terminó enfrentado al resto de los miembros del gobierno por cuestiones personales, siempre desde su versión, claro.
Pero lo cierto es que la política republicana, y me refiero sobre todo a los partidos esencialmente republicanos, era muy personalista y las rencillas personales eran numerosas. Casi todos habían compartido espacio político en algún momento.
Por otra parte creo que ideológicamente las diferencias eran pocas entre ellos, salvo con los socialistas, aunque menos con Prieto y quizás en el tema religioso con los antiguos monarquicos como Alcala Zamora y Maura. La ideología del antiguo partido radical era muy difusa y esencialmente populista, osea que fue variando según fue viendo que podía ocupar un espacio donde pudiera captar votos. Los radicales socialistas y los azañistas estaban quizás mas definidos, con una ideología mas social, anticlerical (sobre todo los primeros) y jacobina.
SALUDOS.