La Semana Trágica de Barcelona. El componente anticlerical (1)
Fueron varias las causas que provocaron los acontecimientos ocurridos en Barcelona entre el 16 de julio y el 2 de agosto: la guerra de Marruecos con el consiguiente reclutamiento de soldados de las capas más humildes de la sociedad; la viciada situación política, etc. Bajo mi punto de vista hubo otro muy importante y que fue la principal causa de que los establecimientos religiosos se conviertieran en el principal objetivo de los incendiarios barceloneses:
Arde Barcelona
El político catalán Cambó manifestó: « En el afán de destruir, la sedición barcelonesa se dirigió, aún incosciente de ello a los cimientos, a lo más hondo de la esencia de cuanto quería barrer, y atacó lo que era, a sus ojos, símbolo o expresión de vida religiosa». En términos parecidos se expresó Rmero Maura: « El matiz radical de los actos crematorios, la intencionalidad simbólica de acabar, mediante el fuego, con las profundas raíces del sistema»
La absorción de funciones por parte de la Iglesia y el desplazamiento del Estado respecto de ella caracterizan buena parte de la historia de España. Esta asunción de funciones por parte de la Iglesia ha configurado a lo largo de la historia esa especie de «dolencia» crónica que llamamos anticlericalismo.
El antimilitarismo y el anticlericalismo fueron los componentes esenciales del movimiento insurreccional que estalló en Cataluña. Es difícil analizar una cuestión tan problemática como la de las relaciones entre el movimiento obrero, la protesta antimilitariasta y la furia anticlerical, y por qué estas primaron sobre un posible intento de revolución social.
Convento quemado
Dentro de este contexto cabe preguntarse por qué llegó a dominar en la política el problema clerical. Una de las posibles respuestas es que, reforzando su anticlericalismo, se diferenciaban, de manera clara y contundente, de los partidos «institucionales» creados por la restauración. No es desdeñable esta respuesta, pero me inclino más a pensar que en estas posturas anticlericales hay mucho de oportunismo. La casi nula politización de la población puede llevar a que se busquen alicientes, de alguna forma, populistas, que hagan crecer la concienciación de estas masas. En otras palabras, vamos a decir a la gente lo que esta quiere oir, independientemente de que el discurso sea realmente asumido por parte de la clase política. Tampoco se puede eliminar la posibilidad de que este anticlericalismo lo que en realidad pretendiera era «esconder» la verdadera realidad de la cuestión social.
Existía, sin duda, una mala imagen del clero, y esto lo explotaron prácticamente todas las tendencias políticas, desde posturas conservadoras -Campos, Melquíades Álvarez o Canalejas- hasta las más extremistas como los anaqruistas, pasando por personajes híbridos como Alejandro Lerroux. Sólo los socialistas, hay que reconocérselo, vieron el problema clerical como uno más dentro del contexto de la problemática social y del futuro cambio de la sociedad. de hecho la politica del PSOE consistiría en atacar a la Iglesia, sólo en tanto que sostén del régimen capitalista.
El republicanismo achacaba, en última instancia, los males sociales a las deficiencias de una educación viciosa y al arraigo de ideas embrutecedoras, y la institución más aferrada a esa interpretación, la que más había las había difundido, era la iGlesia. Por otro lado, los anarquistas, se planteaban la siguiente cuestión: el burgúes no hace nada por el obrero ¿Y quién enseña al burgués?
No les faltaba razón a estos planteamientos; 294, de las 597, comunidade sreligiosas masculinas de España, en 1900, se ocupaban de la enseñanza; lo mismo que 910, de las 2656 comunidades femeninas; esto nos lleva a que el 80% de la enseñanza secundaria en españa estaba controlado por el clero. En 1908, en contraste con las 5014 escuelas católicaas, existían tan solo 107 escuelas laicas -43 de ellas en Barcelona-. El contenido de las doctrina enseñadas en los centros de educación religiosa resultaba, casi siempre, contrario al liberalismo (el último congreso católico del siglo XIX lo había calificado de nefando)
Actividades del clero regular
Servicios Comunidades femeninas Comunidades masculinas
Enseñanza 910 294
Beneficiencia 1029 39
Contemplativas 717 75
Sacerdotes y Misioneros 189
Barricadas
La destrucción de instituciones de enseñanza fue el objetivo principal de los incendiarios de la Semana Trágica.Lolestaba al obrero el que, el clero, obtuviese un beneficio económico con sus escuelas, pero aún más, se consideraba la existencia de colegios religiosos como un obstáculo para el desarrollo de un sistema escolar neutral y gratuito.
Al hilo de estos beneficios económicos, obtenidos de la enseñanza, que l aclase trabajadora criticaba, se nos plantea otra de las causas del anticlericalismo. Quizás fuera exagerado decir, como lo hacían los anticlericales de la época, que la Iglesia controlaba 1/3 de la riqueza del país -como manifestó Joaquín Aguilera, secretario del Fomento del Trabajo Nacional-, pero no cabe duda que su poder económico era de una gran envergadura -un detalle nos lo da Javier Tusell: « El crecimiento hacia el norte de Madrid se hizo en terrenos que eran propiedad de los jesuitas»
Amén de las subvenciones del Estado y de los intereses de la deuda pendiente por fondos correspondientes a la propiedad desamortizada; el clero se agención otros medios de financiacion, por ejemplo transformando su capital en propiedades comerciales e industriales.
Un ejemplo claro de estas actividades lucrativas del clero lo representan los maristas. En 1909 crearon un enorme complejo de edificos donde se preparaba el alimento y vestido para todos los miembros de su orden residentes en Cataluña, con esto perjudicaba a dos sectores: por un lado a los comerciantes, y por otro a los propios trabajadores, ya que, en estos centros fabriles el salario del obrero -muchas mujeres y niños- era menor que en la empresa privada; lo que a su vez provocaba que esta se viera obligada a bajar los sueldos y reducir el personal. Estos mismos maristas dirigían, con criterios toalmente mercantiles, una fábrica de bisulfato.
Pero no eran los marista los más criticados por sus riquezas, este papel correspondía a los jesuitas. Se decía que eran propietarios de la compañía marítima L Transatlántica -la que llevaba a los reservistas a Marruecos -aunque el teórico propietario fuera Claudi López i Bru-, item más, las inversiones que hizo Comillas en minas marroquíes - en esta sminas se inicaron los ataques de los rifeños a establecimientos españoles-, no favorecerían a España, pero sí a los jesuitas. La concentración del clero misionero en MArruecos después del desastre del 98, se relacionaba con la explotación de minas próximas a Melilla.
A los obreros todas estas actividades les parecían una muestra de hipocresía por parte del cledero; entendiendo que actuaba como comerciante que competía, en condiciones privilegiadas, y una vez más tenían razón. Anselmo Lorenzo escribía que la causa permanente del anticlerialismo entre los obreros era la existencia del trust plutocrático/clerical constituido en Cataluña por los industriales y los jesuitas: «Chupa la sangre de lo sobreros y absorve todas las riquezas producidas por el trabajo»
Otro problema fue el aumento de religiosos a partir de 1898, en gran parte debido a la vuelta de misioneros tras la pérdida de las colonias, la fundación de nuevas órdenes, o la entrada de religiosos espulsados de Francia y Portugal. En 1910 había 43.105 miembros del clero secular y 59.896 del clero regular.
Un último factor del anticlericalismo reinante fue la intromisión de la Iglesia en la organización sindical creando sindicatos católicos, tachados de amarillos por las centrales sindicales obreras. Estos «Círculos Obreros» mantenía las misma spremisas que la Iglesia defendía: fomento de la resignación cristiana, aún cuando se este siendo explotado de forma inhumana, eso sí solicitando de la «bondad» del patrono abnegación y caridad. No espues de extrañar que los obreros vieran a estas organizaciones, dirigidas por la jerarquía eclesiástica y el paternalismo patronal, como centros de reclutamiento de esquiroles.
Exhumación de restos humanos
Ante lo expuesto no es difícil de entender el incendio, durante la Semana Trágica, de estos círculos. En 1909 ni sus propios círculos defendieron estos sindicatos, dando la razón a algunos sacerdotes que advirtieron de su ineficacia al haber sido creados y dirigidos por los patronos o por un ajerarquía eclesiástica aliada a los intereses del gran capital.
Creo haber explicado las razones del anticlericalismo existente en la clase obrera barcelonesa de 1909. Había sentimientos anticlericales en políticos, librepensadores, educadores, etc., pero si alguién tenía verdaderos motivos para ser anticlerical, este era el obrero. Este obrero que veía como la institucion que más debería estar junto a él, ya que era esto lo que predicaba, en vez de dar soluciones a sus problemas, les daba mensajes de sumisión y resignación.
Tipos de Instituciones Incendiadas
- Escuelas 24
- Escuelas en iglesias parroquiales 4
- Escuelas en fundaciones 2
- Centros administrativos 3
- Iglesias parroquiales 14
- Instituciones benéficas 11
- Residencias religiosas 8
- Conventos de clausura 8
- Fundaciones obreras católicas 6
Zonas de los incendios de edificios religiosos
Las Cifras
- Obreros Muertos 75
- Heridos 500
- Edificios incendiados 112
- Personas procesadas 2000
- Ejecutados 5
- Cadena perpetua 59
- Desterrados 175
Bibliografía
CONNELLY ULLMAN, C: La Semana Trágica: Estudio sobre las causas socioeconómicas del anticlericalismo en España (1898-1912), Barcelona, 1972
FERRER, Sol: Vida y Obra de Francisco Ferrer, Barcelona, 1980
GARCÍA DE CORTÁZAR, Fernando: La Iglesia en España, en Miguel Artola (dir.) Historia de España, t. III, Madrid, 1988
GARCÍA RODRÍGUEZ, José Carlos: ¿Arde Barcelona?, Astorga, 2010
MARÍN, Dolors: La Semana Trágica de Barcelona..., BArcelona, 2009
MARTÍNEZ CUADRADO, Miguel: La burguesía conservadora, en Miguel Artola (dir.) Hª de España Alfaguara, t. VI, Madrid, 1976
SECO SERRANO, Carlos: La España de Alfonso XIII: el estado y la política (1902-1931), en Jovr Zamora (dir.) La Hª de España de Menéndez Pidal, vol. 38-1
VVAA: La Semana Trágica, Cuadernos de Hª 16, nº 132, 1985
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Aquí hay mucho dicho con poco
...pero me inclino más a pensar que en estas posturas anticlericales hay mucho de oportunismo...
si un político oportunista puede decir algo y ese algo prende en la sociedad, al punto que el grueso de los políticos termina diciendo lo mismo para mantener su caudal de seguidores, no es culpa de ningún político, es que esconde una realidad social y una necesidad de solución.
Si era tan fácil y generalizado acusar a la Iglesia, y tan creíble, es que el clero era responsable (no se si culpable) de lo que se le acusaba.
La izquierda lo acusaba, la derecha no.
El finadísimo era de derecha (en mi opinión, no se si la compartes Yusuf) pues una de las medidas que mi padre recuerda y me comenta es que, terminada la Guerra Civil, se le acercó la jerarquía, a reclamarle "el protagonismo natural" que la institución tenía en España, y el finadísimo les dijo algo así como:
"¿quieren protagonismo? Ahí están los barrios chinos, ¡trabajen!".
Es decir, que él también veía que el desempeño "tradicional" de la Iglesia en España era muy similar a un cáncer (no digo que haya hecho mucho por solucionarlo, simplemente admitió que la izquierda tenía razón).
Los parámetros para ser cura católico son muy distintos en Europa que en América Latina (en general somos considerados "territorios de misión"), por lo que no soy muy objetivo en el juicio que voy a emitir pero allá va: Los curas católicos que conocí en España (entre los que incluyo un primo segundo) me dan vergüenza ajena. Y eso dicho hoy, no quiero imaginar hace noventa años.
Saludos, como de costumbre, un placer leerte
El componente anticlerical siempre ha estado muy presente en casi todos acontecimientos que se han dado en España en los siglos XIX y XX. La Iglesia siempre ha estado posicionada a favor de los poderosos, y por eso siempre ha estado en el punto de mira de los distintos levantamientos que se han dado.
Y no solo se trata de este posicionamiento, ni de que fuera una de las mayores propietarias del pais, sino también ha tenido un aspecto ideológico clave. La Iglesia ha sido el componente básico de las ideologías conservadoras en España, por tanto cuando se ha atacado conventos, iglesias y demás no se atacaba una fe, se atacaba una ideología.
Es curioso también como se ha atacado a la República por estos hechos, mientras que siendo mas graves en este sentido los que sucedieron en la Semana Trágica, el gobierno monarquico no ha recibido el mismo trato.
SALUDOS.
Interesante trabajo Yusuf.
Pregunto ¿cual fue el disparador o detonante? ¿como comenzaron los incendios?
El detonante de la protesta fue el embarque de reclutas con destino a la impopular guerra de Marruecos. Cuando los reclutas estaban embarcando, los familiares y personas que se encontraban en el puerto empezaron a protestar e incluso a animar a que desertaran, derivando esto en protestas, represión y mas protestas que terminaron en un conflicto generalizado en Barcelona.
La quema de conventos, como dije, forma parte de la asunción que hacían las masas populares de la Iglesia con el poder que se llevaba a sus hijos a un guerra absurda.
SALUDOS.
En el centro de una población catalana, hicimos una cena en la calle empresarios y trabajadores, muchos de los propietarios de estos comercios pertenecen a la burguesía del pueblo “de toda la vida” Uno de ellos (burgués) comentaba el daño que hacía la localización de un convento (en pleno centro) para el comercio de la ciudad, <> comentó. Y es que lo llevan en la sangre.
Eso sí, la cerilla siempre la prende el último mono.
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Estimado Hartman gracias por tus comentarios, siempre acertados.
El finadísimo no es que fuera de derechas era de ultraderecha.. Sin duda durante los años del franquismo la iglesia volvió a recuperar el protagonismo perdido con la república, había que «pagar» el apoyo que le prestó durante la guerra, recordemos que la sublevación fue considerada como «Cruzada». Pero posiblemente sea cierta la frase que le atribuyes, Franco era ante todo, y sobre todo, franquista, y le molestaba que se le pudiera restar protagonismo.
Te doy toda la razón en cuanto a que el clero que ejerce en Latinoamérica -aunque no lo conozco demasiado- no tendrá nada que ver con el de aquí -Monseñor Oscar Romero, teólogos de la liberación, etc.-, porque todo parecido entre lo que aquí hace la jerarquía católica y lo que presuntamente predicó Jesús de Nazaret, es pura coincidencia.
En honor a la verdad he de decir que han habido honrosas excepciones, me viene a la cabeza el padre Llanos -al que tuve el honor de conocer- un gran luchador por la libertad durante el franquismo -pasó de ser confesor de Carmen Polo a militar en el PCE -. pero desgraciadamente como él ha habido muy pocos.
En la época a que me refiero en el artículo el poder de la iglesia, en todos los ámbitos, era tremendo. Como sería que cuando se discutió conceder el voto a la mujer, los defensores de negárselo -entre ellos la socialista Victoria Kent- lo hacían basándose en que las mujeres tenían mucha relacion con el clero y éste les aconsejaría votar a la derecha.
Como dijo el gran hidalgo Alonso Quijano, con la iglesia hemos topado Sancho.
Un abrazo