Los Cent Garde de Napoleón III
El escuadrón de caballería llamado los “Cent Garde” (literalmente, los “cien guardias”), era una unidad de Élite cuya principal misión fue la custodia y protección del emperador de Francia Napoleón III. Cuando dicho personaje accedió al poder en 1848 tras conseguir la presidencia de Francia, ¡o mejor quizás!, tras ser proclamado emperador del país el 2 de diciembre de 1852, decidió restaurar algunas unidades militares que tiempo atrás existieron en la época de Napoleón y los reyes de Francia. Una de ellas era una unidad de protección que los reyes de Francia tenían desde la Edad Media, concretamente desde 1192 hasta 1830, unidad que tuvo distintos nombres, pero que en realidad se enfocó en la protección regia de manera directa y estrecha.
La unidad creada por Napoleón III por decreto Imperial el 23 de marzo de 1854, en un principio la unidad constó de 150 miembros, los cuales fueron seleccionados de manera rigurosa.
Los reclutas debían tener una moral y conducta intachables, en definitiva, una hoja de servicios inmaculada, sin ninguna falta. Los futuros guardias debían pertenecer a los regimientos regulares de la caballería del ejército o a los jinetes de la Guardia Imperial.
Jinetes Cent Garde en formación
Por supuesto, se comprende que solo los mejores jinetes tendrían cabida en un Cuerpo tan selecto. Sus componentes no serían gente sin experiencia, ya que tendrían en su haber, ¡al menos!, tres años de servicio en el ejército.
La unidad inicialmente contó con cerca de 150 efectivos (11 oficiales y 137 soldados). La tropa estaba asignada directamente a las órdenes de napoleón III, dependientes de la Casa Militar del emperador.
Aunque tenían lazos con la Guardia Imperial de Napoleón III, el escuadrón no pertenecía a la Guardia, sino como comenté, estaban al servicio directo del Emperador.
Los Cent Garde tenían unas funciones claramente definidas: la principal era la protección de la familia Imperial, la cual estaba encabezaba Napoleón III. También la residencia Imperial del mismo emperador, (el Palacio de la Tullerías), fue objeto de la vigilancia del escuadrón, así como también el personal adscrito a dicho Palacio.
En los traslados el escuadrón acompañaría a la familia Imperial y los protegerían en todo momento, incluso en los lugares donde ésta se alojara. Napoleón en la subida al trono Imperial, se había hecho con un número importante de enemigos, sobre todo en la izquierda francesa, así como también entre los grupos anárquicos, los cuales verían con muy buenos ojos la posible muerte de Napoleón III.
Emblema de los Cent Garde
La tropa estaba espléndidamente pagada., los trompetas de la unidad que eran los que menos cobraban, recibían 1.000 francos en oro al año, teniendo tenientes y capitanes entre 4-5.000 francos, siendo el comandante del escuadrón el mejor pagado, 8.000 francos.
Precisamente el 14 de enero 1858, un revolucionario llamado Felice Orsini, atentó con una bomba en París contra Napoleón III, cuando este se dirigía para asistir a un certamen de Ópera. El Emperador se salvó por poco, con lo que se demostró que la vigilancia rigurosa sobre Napoleón III, no estaba demás.
Por supuesto los Cent Garde custodiaban el trayecto del Emperador, y los 28 miembros que formaban su séquito no salieron indemnes de la explosión, siendo muertos o heridos 12 de sus componentes.
El 17 de marzo de ese mismo año de 1858, por decreto Imperial se decide reforzar al escuadrón de los Cent Garde, los cuales se constituyen en dos compañías, con un total de 13 oficiales y 208 jinetes.
La antigüedad de dos años para entrar en el escuadrón se redujo de tres a dos años, pero por el contrario, los requisitos de mínima altura subieron a 1,80 m., donde varios de sus componentes superaban los dos metros de altura, el más alto llegó a medir 2,12 m.
Jinete de los Cent Garde
La sede del escuadrón estaba en la misma París, concretamente la calle 37 de la Bellechasse 75007, (pero el cuartel del escuadrón de Napoleón III, estaba localizado en una granja a las afueras de París, cerca del castillo de Marnes-la-Coquette) para allí presentar sus guardias a sus invitados o a quien él desease.
Las posibilidades de que los experimentados jinetes del Cent Garde entraran en combate eran mínimas, ya que la protección de Napoleón III primaba sobre todo lo demás, amén de que al ser una unidad tan pequeña, nunca sus componentes ni siquiera un pequeño grupo de ellos, marchó a frente alguno a foguearse en campaña.
No obstante, muchos de sus miembros ya habían participado en campaña, al ser sus reclutas veteranos del ejército, por lo que Napoleón III podía estar tranquilo en cuanto a la valía de sus hombres.
No obstante, si Napoleón III marchaba hacia alguna campaña militar, los miembros del escuadrón tenían que estar allí para protegerle. Concretamente en la campaña de Italia contra Austria en el año 1859, Napoleón III marchó de visita al frente de combate.
Allí se acercó demasiado al frente de batalla, ¡tanto!, que estuvo a tiro de la artillería austriaca., el fuego de la misma causó al comandante del escuadrón de los Cent Garde (en ese momento era el Coronel Jacques Verly) una fea herida en el brazo derecho, también otro soldado resultó herido de gravedad, así como de menor seriedad otros jinetes., aunque recibieron el consuelo de ser condecorados por tal hecho.
Palacio de las Tullerías
Cambiando un poco de tema, durante los bailes y recepciones que Napoleón III organizaba allá donde fuere, los miembros del escuadrón permanecían dentro del recinto alerta y vigilantes por si su intervención era requerida.
Durante el servicio en dichas guardias, los miembros del Cent Garde tenían fama de permanecer durante su servicio de guardia, quietos como estatuas de piedra, de hecho recibieron un apodo, “Cariátides”, una figura femenina esculpida, con función de columna o pilastra.
Tal era la extrema rigidez durante tal servicio, que más de uno llegó a desplomarse desvanecido., también el estar quietos como estatuas sin moverse o hablar, hizo que se protagonizara un suceso gracioso.
En una gala un viejo Mariscal llamado Castellane, pasó al lado de un miembro de los Cent Garde que estaba de guardia, el soldado se llamaba Georges, una “mole” alsaciana de 2,01 m.
El Mariscal se mosqueó, ya que el soldado de guardia no le había saludado, con lo cual afeó la conducta del soldado., pero impertérrito a su servicio, el soldado no le hizo el menor caso, atento a sus órdenes de no moverse.
1º escuadrón de los Cent Garde en estado de revista
Esto mosqueó en exceso al quisquilloso Mariscal, el cual amenazó con todos los males al soldado, incluso le amenazó de ser fusilado, pero el soldado impasible, no meneó ni una oreja pasando del Mariscal olímpicamente.
Nadie podía calmar al irascible general, solo la llegada del Emperador logró tranquilizar al viejo soldado, convenciéndole a medias, de que el centinela solo cumplía órdenes directas de no moverse a todo trance.
Durante las guardias en muchas recepciones, algunos invitados trataban por todos los medios de que los centinelas de guardia perdieran la pose intentando distraerles, lo cual no conseguían dada la severa disciplina de tales soldados.
Tras la campaña contra Austria, los años pasaron sin que los miembros del Cent Garde volvieran a oler la pólvora en acto de servicio, fueron años en los que realizaron su función de manera excepcional, ganándose el aprecio de su jefe, el Emperador Napoleón III.
Sin embargo la existencia del escuadrón de los Cente Garde fue muy corta, 16 años (1854-70). Durante el año 1870 se produjo la guerra Franco-prusiana, una guerra en la que Francia fue batida en toda línea por Prusia.
Georges Strintz, aguantando impasible la bronca del mariscal Castellane
En dicha guerra Napoleón III marchó al frente para animar a las tropas en guerra., lo cual hizo que su escolta personal, los Cent Garde siguieran su estela con mayor atención de lo debido, ya que estaban en guerra.
A finales de julio, (una vez declarada la guerra a Prusia el día 14 de julio de 1870) Napoleón III y su hijo y heredero Luis parten al frente. Salen de París con una escolta de los Cent Garde de 86 jinetes y 3 oficiales.
Llegan a la ciudad de Metz el 25 de julio y permanecen las siguientes semanas cerca del frente, para que con su presencia, no haya desmoralización en el ejército. Sin embargo, lo que no puede evitar Napoleón III, es que el ejército francés sufre una serie de carencias de modernización, algo que no ocurre en el ejército prusiano, cuya máquina de guerra está muy bien engrasada.
Las primeras semanas de agosto se suceden una serie de batallas en las que las tropas francesas son derrotadas con claridad. El 27 de agosto Napoleón III ve que la guerra no marcha nada bien, así que decide que su hijo Luis se ponga a salvo, él permanecerá en su sitio dando ejemplo.
Un ejército francés dirigido por el Mariscal francés Mac-Mahon es encerrado por las tropas prusianas en la localidad de Sedán, y junto con ellos está el propio Emperador y su guardia de Cent Garde.
Jinetes de los Cent Garde escoltando al emperador Napoleón III y su esposa Eugenia
Éstos poco pudieron hacer en la batalla, excepto permanecer cerca del Emperador en todo momento, protegiendo su persona, pero la batalla librada entre franceses los días 1 y 2 de septiembre, demostraron a las claras que las tropas francesas no podían romper el cerco prusiano, el cual era fuerte y ceñido.
Ese mismo día 2 de septiembre, los franceses capitularon, capturando al Emperador francés de paso. El triste el destino que deparó a los Cent Garde., separados de su amado Emperador, fueron apresados y enviados como prisioneros de guerra a un campo de prisioneros situado en la localidad de Coblenza.
Allí la existencia de los miembros del escuadrón de escolta de Napoleón III no fue nada bueno., su estrecha proximidad con el emperador depuesto, les hizo blanco de humillaciones y privaciones por los carceleros del campo de prisioneros.
Los magníficos caballos de los Cent Garde y su equipamiento, fueron enviados a Berlín como trofeos de guerra. Finalmente, los prisioneros fueron puestos en libertad a la firma del tratado de paz en mayo de 1871.
No todo había acabado para los miembros de los Cent Garde, ya que si bien el contingente que acompañó a Napoleón III fue capturado en Sedán, el resto de escuadrón permaneció en París, ya que custodiaron la vida de la Emperatriz Eugenia de Montijo, la cual quedó en París como Regente del Reino en ausencia de su esposo e Hijo.
Equipamiento de los Cent Garde
Los avatares del hijo de Napoleón III, Luis, fueron todo excepto tranquilos. Este marchó escoltado por una guardia de protección el 27 de agosto, la cual se componía de 30 Cent Garde al mando del teniente Watrin.
Luis y su escolta entraron en la región de Mézières, donde los prusianos marchaban cerca en su avance en territorio francés, lo cual fue un periplo un tanto peligroso. Finalmente tuvieron suerte de coger un tren que los depositó cerca de Calais, en el pequeño pueblo de Avesnes.
Finalmente Luis y su escolta decidieron atravesar la frontera de Bélgica para ponerse a salvo, ya que la situación en Francia se deterioraba por momentos. De Avesnes, atraviesan la región de Landrecies y la de Maubeuge, esta última el 4 de septiembre.
El joven príncipe Imperial de 14 años, fue reconocido por los lugareños en la zona de Maubeuge, los cuales se dirigen contra el Príncipe para hacerles partícipe de su malestar por el devenir de la guerra.
Los Cent Garde protegen a Luis de la enfurecida turba, refugiándose en una casa cercana., el teniente Watrin y el príncipe planean la fuga de éste último, el cual para pasar desapercibido, se vestirá de civil.
Teniente Watrin
La fuga se realiza satisfactoriamente, ya que la frontera belga se encontraba a pocos kilómetros de distancia, llegando el Príncipe a la localidad belga de Ostende, donde y tomó un barco a Inglaterra. Mientras, para ocultar la partida del joven príncipe del enfurecido paisanaje que estaba apostado fuera de la casa, el teniente Watrin y en uniforme de gala, siguió manteniendo vigilada estrechamente la casa junto con la escolta de los Cent Garde, aparentando que custodiaban al Príncipe.
Al día siguiente una vez que estuvo seguro de que el Príncipe ya estaba a salvo, Watrin abandona el engaño ya que comprendía que la escolta estaba sola y sin recursos. El teniente y la escolta marchan a París, a donde llegan con no pocas dificultades.
Todos lograron llegar a la “Escuela Militar” de París, adonde habían ido también los miembros del escuadrón que habitaban el Cuartel General de la C/ Bellechasse, el cual fue abandonado debido al estado de inseguridad que mostraba el Imperio francés.
El 4 de septiembre el Palacio Imperial fue abandonado por la Corte, la emperatriz Eugenia de Montijo escapó en coche, escoltada por un oficial superior de los jinetes exploradores, y acompañada por algunos fieles para huir a Inglaterra.
En el Palacio Imperial quedaron 24 miembros de los Cent Garde de servicio, los cuales se retiraron andando al Cuartel Bellechasse en medio del griterío en contra de la multitud parisina, la cual odiaba a estos sujetos tan ligados al Imperio derrumbado.
Soldado Cent Garde
Finalmente el Imperio francés de Napoleón III tuvo su fin el 4 de septiembre., la guerra contra Prusia continuó, la cual fue liderada por una Junta de Defensa Nacional. Todos los símbolos del Imperio fueron objeto de una severa purga., entre los cuales figuraba en escuadrón de jinetes de los Cent Garde.
El 5 de octubre se procedió a disolver a esta magnífica unidad, tan ligada a Napoleón III. La Junta de Defensa Nacional, procedió a realizar un reclutamiento sin precedentes, habida cuenta de que la guerra seguía su curso, y de que había que reforzar los efectivos para proseguir la lucha contra Prusia., aunque teniendo en cuenta, de que los efectivos serían tropas noveles, poco eficaces ante la lucha contra las experimentadas tropas prusianas.
Así que en la desesperada búsqueda de tropas con experiencia en Francia, se decidió que aunque eran tropas muy ligadas al Régimen anterior, no se podía obviar que su participación pudiera ser valiosa para la Nación., por lo tanto, se decidió contar con los miembros supervivientes de los Cent Garde.
Estos jinetes (oficiales, suboficiales y soldados) fueron encuadrados en el 2º Regimiento de Coraceros, los cuales participaron activamente hasta el fin de la guerra en la defensa de la ciudad de Paris.
Los antiguos Cent Garde se distinguieron sobremanera en la defensa de la capital francesa., la sangrienta batalla de Chatillon el 19 de septiembre, la lucha en Mesly el 30 de ese mismo mes o en Ville-Evrard 21 de diciembre.
Mosquete y sable de los Cent Garde 1854
El fuerte y ceñido asedio sobre París fue terrible para la capital, el racionamiento de alimentos pasó factura a finales de año. Los miembros del 1º escuadrón del 2º regimiento de Coraceros, (antiguos Cent Garde) tuvieron que sacrificarse, donando a la hambrienta población parisina sus caballos el 11 de enero de 1871.
Poco más se puede decir de los antiguos Cent Garde, el 17 de marzo, (en vísperas de la proclamación de la Comuna de París, cuando la guerra ya estaba totalmente perdida) se dirigieron los supervivientes a pie a la localidad de Versalles, donde fueron los soldados rasos incorporados al 8º Regimiento de Húsares .
Los oficiales y suboficiales fueron enviados a la localidad de Orange, (en el Sureste de Francia) allí a partir del 29 de marzo de 1871, contribuyeron a reformar y reforzar el Cuadro de Mandos del 2º y 12º Regimientos de Coraceros, ya que el mismo regimiento, había sido casi aniquilado en la guerra.
Poco más se puede decir de estos valientes, a lo largo del periodo de 16 años (1854-70) que duró la existencia de esta unidad, un total de 533 miembros sirvieron en este prestigioso escuadrón de caballería, los Cent Garde.
Jinete de la Guardia de los Cent Garde agosto 1870
Hombres experimentados, bien equipados y entrenados, (amén de magníficamente remunerados) fue una unidad en el que el espíritu de Corps brilló con luz propia. Conscientes de que tenían una misión sagrada (la Protección de Emperador y su familia) se aplicaron a ella con todo el celo que era posible.
Aunque se intentó asesinar a Napoleón III, (Felice Orsini) y muy posiblemente se planeara alguna que otra vez, el celo con que los Cent Garde vigilaban los movimientos de Napoleón III, ya fuera en las residencias Imperiales o sobre todo, en los desplazamientos fuera de los mismos, hizo que toda posibilidad de atentar contra el Emperador se redujera al mínimo.
Nunca sus enemigos tuvieron la posibilidad de atentar contra Napoleón III, solo su fin se vio abocado por la guerra en que empeñó al país contra Prusia, en la que los Cent Garde poco pudieron hacer para invertir la derrota.
Aunque los Cent Garde se distinguieron en combate en la defensa de París, una oportunidad de luchar de la que nunca gozaron cuando fueron la escolta del Emperador de Francia.
Desfile de los Cent Garde en los Campos Eliseos 1869
Autor:eljoines
Bibliografía:
- http://lagrandeguerre.cultureforum.net/t60823p40-les-dragons-en-1870.
- http://lesapn.forumactif.fr/t3163-les-cent-gardes.
- http://secondempire.voila.net/pagesempire/princeimperial2.html.
- Albert Verly, “L'escadron des Cent-Gardes”.
- http://www.laguerrede1870enimages.fr/page19.html.
- http://f.s.weiters.pagesperso-orange.fr/SiteWeiters/Strintz.html.
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La verdad es que de las influencias que citas me da la impresión de que Napoleón III se quedó más con las de las antiguas guardias de los reyes franceses que con la tradición puramente napoléonica. De hecho me ha llamado la atención lo que dices de que ni siquiera formaba parte de la Guardia Imperial aunque hubiera "lazos". De todas formas he de reconocer que soy más "fan" de las unidades del Primer Imperio que de las del Segundo.
Saludos.
Si embargo Flavius, yo agradezco a Napoleón III que tuviera la delicadeza de emplear en la Guardia Imperial a una unidad de Coraceros, porque siendo en el 1º Imperio una unidad de Élite si el menor asomo de duda, ¡es absolutamente imperdonable!, que Napoleón no incluyera alguna de estas unidades en su Guardia Imperial, sobre todo debido a su fama, glamur, vistosidad y valentía que desplegaron en el campo de batalla.
saludos
Lo que puede parecer imperdonable tiene su explicación. Los coraceros fueron reintroducidos por Napoleón (salvo un regimiento que ya existía) para tratar de "revitalizar" a una caballería pesada francesa a la que se reconocía como inferior a las de otros países. Al final se puede decir que fue un éxito y generó una moda que se extendió incluso a otros países, aunque siempre hubo críticos con ésta medida: el mayor peso significaba un cierto sacrificio en la movilidad. El caso es que para bastantes jinetes franceses de la época el tener que usar coraza era una especie de humillación. Un buen ejemplo lo tenemos en el caso de los dos regimientos de carabineros: como se libraron de recibir corazas al comienzo, se jactaban de que no los necesitaban por ser "unidades de élite"; cuando después de la batalla de Wagram, Napoleón ordenó que también recibieran corazas se lo tomaron muy mal, al final se les endulzó el mal trago con una coraza de cobre "más molona" que la de los coraceros.
Los mejores entre los coraceros y los carabineros iban en teoria al regimiento de "Granaderos a Caballo" pero no parece que lamentaran mucho la pérdida de sus corazas. Probablemente tenían a gala pertenecer a un regimiento que no las necesitaba para combatir. De hecho durante la restauración borbónica de 1814 vieron al parecer con horror como se les informó de un plan para convertirlos en "Coraceros Reales", de hecho protestaron y consiguieron que por lo menos se les permitiera no usar caso y conservar su gorro de granaderos. De todas formas todavía no se habían reconvertido para cuando Napoleón regresó de Elba.
Para la época de Napoleón III supongo que ya no quedarían rastro de esas connotaciones negativas de la coraza.
Excelente artículo, muy completo, gran calidad.
Los coraceros napoleónicos no eran los únicos que usaban corazas, completas sí, pero los austriacos al principio de las guerras tenían una coraza compuesta sólo de peto, con el casco. En no sé qué batalla tuvieron (fue un experimento real, la casualidad) los austriacos más bajas que sus homólogos franceses y fue por las heridas en los espaldares, típico de la huida o algo así. En Wagram creo que era, se les puso a los Carabinros, con una cubierta de hojalata dorada para distinguirlos, debido a las enormes bajas de Carabineros en esa batalla.
Las corazas eran realmente efectivas, por lo visto podian parar una bala de pistola no sé cuantos metros, y de sablazos todos, las estocadas creo que de lanza no aguantaban, hubiera sido ya aumentarles un grosor equiparable a un impacto de mosquete. En no sé qué batalla (creo que Waterloo) un coracero se quedó aislado y por lo visto fueron un montón de húsares los necesarios para liquidarlo, aguantando el tio sólo que no se rendía.
Las corazas del Primer Imperio tenian unas almohadillas por dentro para amortiguar el impacto de los proyectiles o estocadas. Y de algo casual, como el pasador en las hombreras que conectaban el peto y espaldar, daban una especie de protección al cuello del jinete, que por lo visto deflectaba un sablazo, con lo cual se hicieron más altas y eran una especie de deflector del cuello.
Igualmente se hizo un modelo (hablo de Napoleón I) por 1804 que tenia una especie de ángulo en la parte baja del vientre y se rebajó la angulación porque provocaba heridas al jinete que se lo clavaba. En la última, que creo que es por la época de la invasión de Rusia, luego 1812, este ángulo desapareció por completo y era recto.
Se seguia el tema de las corazas porque era efectivo en hombres con adiestramiento caro. El grosor de las corazas era de unos 2-3 mm si me acuerdo bien.
Otro tema interesante eran las corazas de los ingenieros (de infantería), para las labores de zapa y de las paralelas y todo eso. Eran de pectoral y espaldar y con cascos también que protegian casi hasta la cara. Eran como de la Edad Media. No aguantaban parece ser impactos directos de mosquete a corta distancia y menos los mosquetes de muralla, que eran enormes y con un calibre de 20mm o por ahí. Pero de balas perdidas y de mosquetería normal de lejos, parece ser que aguantaban, por no hablar de pistolas. Estos tios hacian la zapa detrás de paveses de madera, que por lo visto tampoco aguantaban los impactos de los msoquetes de murallas.
Habia regimientos de infantería medio siglo antes de Napoleón I, que tenian petos de hierro, creo que eran irlandeses, por debajo de las casacas. A Napoleón le hubiera ido bien equipar también a infantería selecta con corazas, al menos petos, para protegerla mejor, visto que al final Napoleón I se iba a las manos y batallas frontales y tanto se habla de proteger a sus unidades viejas y selectas.
Ignoro las corazas europeas, pero he visto corazas de la Policía Federal Argentina, de principios del sXX. Eran de acero inoxidable (tan brillante que parecía de plata) de un par de milimetros de espesor y un almoadillado de siete suelas (algo de 3 cm de cuero, casi tan duro como madera, pero flexible, así que mucho menos cortable).
Además, los proyectiles blindados se empezaron a usar masivamente en el sXX, en el XIX eran de plomo, por lo que se aplastaban contra la coraza y no podían perforarla, sencillamente por la gran superficie que adquirían y la energía disipada en la deformación.
Los paveses de madera, corazas, etc. eran efectivos contra proyectiles de plomo de 12-13 mm, esféricos, que disparaban los mosquetes. Tienen un alcance de menos de 200m, así que no son proyectiles muy veloces, pero un proyectil esférico de 20mm, debe pesar cerca de 50gr, para dispararlo a 200m necesitas darle la energía de un proyectil de Mauser, más o menos. Igual, al ser de plomo, me late que entre pavés y coraza, más de un zapador debe haber podido contarlo.
Hoy en día, con proyectiles de punta de cuarzo, hasta un miserable .22 magnum (como el M16) puede atravesar un chaleco blindado (descendiente de esas corazas).
Saludos
Bueno parece que hemos derivado por el tema de las corazas.
Como bien dice Coracinero, los coraceros austriacos (reducidos a unos 8 regimientos) sólo llevaban peto y sufrieron bastante en una melé con coraceros franceses en 1809 (aunque el relato de las astronómicas bajas austriacas que hace Marbot ha sido rechazado). Supuestamente al no tener que preocuparse tanto por estocadas y tajos dirigidos a los laterales y la espalda, los franceses pudieron pelear más desahogados. Además justo al empendrer la retirada los austriacos eran inicialmente vulnerables aunque después se supone que el menor peso de su coraza les permitía mantener caballos más frescos y por tanto más rápidos.
Los prusianos también tenían regimientos de coraceros pero suprimieron completamente las corazas en 1790 (salvo la guardia en desfiles) y no las recuperaron hasta el final de la guerra. Lo cierto es que hasta que intervino Napoleón la coraza parece haber estado en camino de pasarse completamente de moda.
Las corazas sí parecen haber prestado relativa buena protección frente a tiros de pistola pero no frente al fuego normal de mosquete, salvo que se tratase de tiros lejanos, por lo que en realidad hablaríamos de protección mas que nada frente a balas perdidas. Dicha protección no justifica en la práctica la necesidad de la coraza sí sólo se tiene en mente a la infantería enemiga en el campo de batalla. Hay una buena anecdota acerca de eso en la campaña de Bailén. En el combate de Mengibar (unos días antes) los coraceros franceses derrotaron con facilidad a los jinetes españoles y a los primeros infantes que se encontraron ya que estos no estaban bien formados y sucumbieron al pánico, sin embargo a continuación se encontraron con una infantería mejor preparada que los rechazó sin problemas, causándoles bastantes bajas. Reding hizo exponer las corazas francesas agujereadas para que todos los soldados vieran que no había que tener miedo a los coraceros ya que se había corrido el bulo de que los franceses usaban corazas "a prueba de balas" (en España no existían las unidades de coraceros).
Según Elting, inicialmente se quería fabricar corazas que pasaran una prueba consistente en realizarles 3 disparos a 30 m. Se vió que esto era impracticable por razones de peso y sobre todo de coste, por lo que al final las corazas antes de ser aceptadas se probaban con un solo disparo "a larga distancia" (sin especificar).
Respecto a la infantería no tengo muy claro que fuera una gran ventaja en el tipo de combate de las Guerras Napoleónicas. Se hacían largas marchas por lo que un peso extra no deja de ser un engorro. Además sólo era útil contra disparos lejanos que de todas formas tendían a ser poco mortiferos porque la inmensa mayoría pasaba por encima de la cabeza. En teoría hubiera sido útil a la hora del combate a la bayoneta pero este sólo se daba muy rara vez.
En el siglo XVIII no sé pero durante la Guerra Civil americana algunos soldados compraron "chalecos antibalas" no oficiales. No parece que fuera ningún gran éxito.
Otra cosa es el tema de los zapadores que menciona Coracinero; en los trabajos de sitio suele haber muchos disparos sueltos aunque sólo sea para molestar el trabajo de los zapadores y hacerles agachar. Además ahí no es que le vayas cargando por medio Europa a la espalda sino que te la llevan comodamente en un carro con el material de zapa.
Saludos.
Comparto las opiniones de ustedes, pero sobre el tema de las corazas para la infantería tengo una opinión bastante dispar. Estas hubieran sido muy efectivas en una infantería como la napoleónica, como por ejémplo la Guardia.
En Bailén, como dice Flavius, lo que precede a los Coraceros es eso.. fama... efecto psicológico y tal, pero en Bailén si se hace un estudio más minucioso de la batalla, se ve como en la última carga (a la desesperada del Mariscal) por romper la línea española y tal se usaron Infantes de Marina de la Guardia, en número de 400 que era el centro del dispositivo de ataque (hablo de memoria igual me equivoco en algo). Al final cedió la línea de ataque francesa..menos... los Infantes de Marina que se quedaron incluso en su sitio hasta que tuvieron que retroceder.
Tal vez si se les hubiera dotado de corazas, y ya entramos en distancias de mosquete y tal, hubieran podido aguantar mejor o evitar heridas como bayonetas, que sí se usaron mucho, en unas batallas más y otras menos.
Por ejémplo, los Coraceros (hablo siempre de Napoleón I) tenían una crin de caballo en sus cascos, pero no sólo era ornamental para dar impresión de altura y tal al estilo de los gorros de osos de los granaderos a caballo, sino que la crin en la nuca evitaba los golpes de sablazos y tenian efecto deflactor. Parecido a las bolas que llevaba el carro de combate Merkava atrás de la torreta. Se comprobó su efectividad. La crin de caballo evitaba el tajo, que no el golpe... pero ya era algo.
Igualmente el llevar las corazas por la infantería es puramente algo logístico: los tapices de Bayeux de los normandos se ve como las loricas hamatas eran llevadas en parihuelas y se las ponian antes de la batalla.
O los legionarios romanos, que en las pelis aparecen marchando vestidos para el combate y no es así: probablemente excepto la coraza que llevaran todo lo demás era empaquetado: casco y escudo en sus fundas o colgados en la sarcina.
Napoleón en la invasión de Rusia llevaba una cantidad de civiles y comerciantes brutal, con unos trenes logísticos enormes, eso no hubiera empecido que se llevaran las corazas empaquetadas.
El coste: no sé, pero las corazas eran hechas con patrones como ahora, luego seajustaban con correas, era fabricación estándar, hubiera sido un coste, pero hay que tener en cuenta una cosa: en las excavaciones por Lituania o por ahí de restos de guarniciones de la Gran Armée, que encontraron fosas comunes, se encontraron los restos de jóvenes incluso con deficiencias alimenticias.
Ese era parte del ejército de Napoleón: levas de chavales con tal vez problemas de comidas o de suministros.
Equipar a las unidades selectas hubiera sido tal vez serio de considerar.
O se puede poner de ejémplo la batalla de Eylau: no se puede decir que el peso de un espaldar o un peto... ¿10 kgs.? o por ahí, es un handicap para esos caballos enormes. Tal vez para las funciones de los húsares o cazadores sí, que su función es rastreo, escolta y hostigamiento o persecución o pantalla y reconocimiento y eran caballos más pequeños. En esa batalla los Coraceros (participó todo lo que habia) atacaron .. volvieron.. atacaron..etc... y con nieve.
El grosor de las corazas no se aumentó para aguantar una bala de msoquete, porque aunque sea de plomo, elu calibre es un 14mm o 17 mm y eso requeriría un grosor de a lo mejor 1 cm. de hierro para la coraza, algo que para el infante es difícil de asumir.
Luego, los ataques de infanteria eran con paso marcado, y con un inicio de a lo mejor.. 500 metros... no veo el inconveniente.
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En fin, sólo son vaguedades.
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Si embargo Flavius, yo agradezco a Napoleón III que tuviera la delicadeza de emplear en la Guardia Imperial a una unidad de Coraceros, porque siendo en el 1º Imperio una unidad de Élite si el menor asomo de duda, ¡es absolutamente imperdonable!, que Napoleón no incluyera alguna de estas unidades en su Guardia Imperial, sobre todo debido a su fama, glamur, vistosidad y valentía que desplegaron en el campo de batalla.
saludos