Navíos de guerra romanos
En el año 331 A.C. Roma apenas tenía 20 insignificantes naves de guerra y nadie la consideraba una potencia naval. 300 años después sus cientos de naves eran las únicas que surcaban las aguas de lo que los romanos llamaron con orgullo "Mare Nostrum". La composición de los navíos que formaron la marina romana varió dependiendo de las circunstancias de cada época.
Aspectos Generales
Las naves de guerra romanas eran galeras de madera impulsadas por remos. También disponían de velas como medio de propulsión auxiliar; los mástiles eran abatibles y posiblemente desmontables. La dotación de estas naves la componían remeros, un puñado de marineros y soldados que hacían la función de infantes de marina(i).
En combate había 2 opciones: embestidas con el espolón (“rostrum”) para inutilizar el navío enemigo, o el abordaje directo. Las naves también llevaban piezas de artillería (balistas y catapultas), pero su uso por si solas era en principio insuficiente para rendir un navío enemigo.
Los espolones iban encajados en la quilla de los barcos pero sin llegar a formar parte estructurálmente de ellas. Su uso requería pericia y no era aconsejable atacar a un enemigo en un ángulo superior a los 60º ya que se corría el riesgo de quedar ambas naves enganchadas. Éste tipo de táctica requiere de naves diseñadas para ser maniobrables y veloces.
La otra táctica, y la que iba a ser favorita de los romanos, era el abordaje. En estos casos prima más la robustez de las naves y el ser capaces de llevar tropas y operar con ellas; para ello se construían naves dotadas de una cubierta de combate (naves “catafractas”) que protegían a los remeros y permitían operar a los soldados. En estas cubiertas también se podían instalar torres desmontables (propugnacula) para facilitar a algunos soldados el lanzamiento de proyectiles al enemigo(ii).
Para facilitar el abordaje durante la Primera Guerra Púnica los romanos instalaron en sus quinquerremes el famoso “corvus”: una pasarela de abordaje dotada de puas que se dejaba caer sobre el buque enemigo atrapándolo. Aunque tuvo un relativo éxito en el momento del combate, parece ser que su peso suponía un serio problema para la maniobrabilidad y estabilidad de los buques, poniéndolos en peligro en ocasiones de mala mar. Para el final de la Primera Guerra Púnica parece que ya se había prescindido de él.
Los romanos en la época de la República dividían los buques de combate en maioris formae (de cuatrirremes para arriba) que formaban la fuerza principal de combate y minoris formae. Aparte de los buques de combate habría un enjambre de naves de apoyo (actuaria).
Evolución de la marina
Con anterioridad a su enfrentamiento con Cartago, Roma no necesitó de una gran armada. En torno al 311 A.C. la flota consistía en 20 naves (probáblemente trirremes). Cuando surgía la necesidad de más barcos, los romanos recurrían a pueblos aliados más especializados en asuntos navales (los socii navales).
En el 261 A.C. los romanos llegan a la conclusión de que para enfrentarse eficazmente a una potencia naval como Cartago necesitan de su propia flota encargando la construcción de 20 trirremes y 100 quinquerremes; a las que después seguirán muchas más naves. Se estima que en las Guerras Púnicas las flotas contendientes llegarían a tener del orden de 500-700 quinquerremes. En la batalla de Ecnomo (256 A.C.) cada cónsul tenía como buque insignia un hexarreme. Parece ser que los romanos nunca construyeron nada superior a un “seis” (aunque la flota de Marco Antonio en Accio contaba con buques mayores aportados por Cleopatra). La flota de Sexto Pompeyo en la época de las Guerras Civiles contaba con numerosos “cuatros”.
Tras la batalla de Accio (31 A.C.) y el fin de las Guerras Civiles Augusto se encontró con una flota de 700-800 navíos. Al igual que con el ejército, Augusto llevó a cabo una reestructuración y una reducción de la marina a niveles más normales. A diferencia del ejército, la marina no iba a librar ya grandes combates en los próximos siglos, hasta al menos el siglo III cuando varios pueblos bárbaros forman flotas de cierta importancia (algunas veces gracias a haber capturado puertos imperiales con sus correspondientes fuerzas). Esta relativa tranquilidad supuso que los grandes navíos fueran perdiendo importancia en favor de una flota compuesta sobre todo por trirremes y liburnas(iii). La flota conservaba en teoría capacidad para hacer frente a hipotéticas amenazas pero se centraba en tener velocidad y agilidad para combatir más eficazmente a los ocasionales piratas.
En el siglo IV D.C. hay un puntual incremento de la flota en el marco de la Guerra Civil entre Constantino y sus rivales. A partir de aquí el trirreme también entra en decadencia y un siglo más tarde, Zósimo afirma que se había perdido el secreto de su construcción.
Navíos
Liburna
Su origen se debe a los liburnios, una tribu del Adriático, famosa entre los romanos por practicar la piratería con sus veloces barcos. Originalmente parece que sólo tenían un orden de remos y se utilizaban para misiones auxiliares cómo exploración y enlace (en la época de las Guerras Púnicas).
El diseño original se transformó pasando a ser un barco con 2 ordenes (hileras) de remos. También pasaron a poder ser catafractas. Seguía siendo pequeño y veloz pero ya era apto por el combate.
La liburna fue un buque muy popular en la armada imperial romana desarrollándose numerosas variantes adaptadas a muy diversas funciones y entornos (por ejemplo formar parte de flotas fluviales). Es difícil hablar de una liburna “típica” pero se podría situar en una nave de unas 15 toneladas y 50 remos. La dotación completa entre remeros, marineros y soldados sería de unos 70 hombres.
Trirreme
El origen del trirreme se atribuye tradicionalmente a la ciudad griega de Corinto en el siglo VII A.C. (también se menciona su posible origen en Sidón). Fue un diseño revolucionario en su día pensado ya claramente para el combate naval.
Es el navío más veloz (incluso superior a navíos más pequeños) y podía llegar a girar 180º en una distancia equivalente a 2 veces y media su eslora. Los remos se disponen en 3 órdenes con un hombre en cada remo. Un trirreme “típico” tendría unos 170 remos con sus correspondientes remeros. La dotación completa sería de unos 200 hombres si sumamos marineros y un puñado de soldados. Desplazaba unas 50 toneladas.
Hay que tener en cuenta que dada la longevidad del uso del trirreme, habría grandes diferencias entre los primitivos trirremes (pensados para embestir) y los trirremes de la época imperial.
Cuatrirreme
Su origen se atribuye a los cartagineses, y ya son conocidos en tiempos de Alejandro Magno. Tenían 2 ordenes de remos y 2 hombres por remo (iv). Se les supone en torno a 90 remos manejados por 180 remeros. Más ancho que el trirreme (igual a un quinquerreme) podía acomodar en su cubierta 75 soldados. Desplazaba en torno a 60-70 toneladas. Su velocidad era pareja a la del quinquerreme.
Aunque el “cuatro” ya es considerado por los romanos un buque “principal” de combate (maioris formae), tenía la desventaja frente al quinquerreme de su menor altura. Se le puede considerar un navío de combate “económico”.
Quinquerreme
Se atribuye su aparición a la política naval de Dionisio I de Siracusa. Dado que la mención a “cuatros” es algo posterior a la invención del “cinco” (la primera mención es del 398 A.C.), es posible que el quinquerreme fuera el primer barco en el que se aplicó el poner varios hombres por remo. Los quinquerremes romanos se crearon “copiando” uno cartaginés capturado.
Tendrían 3 ordenes de remos con 2 remeros por remo en los ordenes superiores y uno en el inferior. Un quinquerreme “típico” dispondría de 180 remos (30 hileras a cada lado) manejados por 270 remeros. Llevaban además entre 70-120 soldados. La altura de la cubierta sobre la linea de flotación sería de casi unos 3 metros. Desplazaban unas 100 toneladas.
En la época se consideraba innegable que un “cinco” era superior a un trirreme. Los quinquerremes eran más seguros en caso de tormenta y eran superiores como plataforma de combate pudiendo llevar en cubierta más soldados e instalar más torres. Ciertamente no eran tan rápidos y maniobrables como los trirremes, pero su pérdida en velocidad no era demasiado alta. Podemos decir que nos encontramos con el navío más equilibrado en relación a potencia de combate y agilidad.
Hexarreme
Su diseño también se atribuye a Dionisio de Siracusa, hacia el final de su reinado. En Roma los “seises” son habituales buques insignia y navíos de representación en misiones diplomáticas, por su “majestuoso” porte. Tienen la desventaja de su peso y su mayor calado frente a los “cincos”, por lo que probablemente serían algo torpes en combate. Desplazaban unas 120 toneladas.
Lo más probable es que tuviera 3 ordenes de remos con 2 remeros en cada orden. Se estima que un “seis” típico tendría unos 180-200 remos manejados por 360-400 remeros. Como tropas llevaría unos 140 soldados.
Autor: Flavius Stilicho
Fuentes
Robert Gardiner (Editor) – The age of galley: mediterranean oared vessels since pre-clasical times.
Si Sheppard – Actium, 31 B.C. (Osprey)
Adrian Goldsworthy – La Caída de Cartago.
http://www.romanseas.com/
Notas:
i En realidad los marineros y remeros también eran considerados soldados (milites), teniendo que luchar si hacía falta junto a los infantes de marina (milites classiarii).
ii Se menciona un buque romano en la Segunda Guerra Púnica dotado de 8 torres (2 a proa, 2 a popa y 4 en el centro), cada una dotada con 4 soldados y 2 arqueros.
iii El resultado de estudiar los nombres de inscripciones referentes a navios ha dado como resultado 88 nombres para la flota del Miseno, divididos en 1 hexarreme, 2 quinquerremes, 10 cuatrirremes, 52 trirremes y 15 liburnas; y 36 nombres en la de Ravena correspondientes a 2 quinquerremes, 6 cuatrirremes, 24 trirremes y 4 liburnas. Las flotas menores parecen haber estado compuestas mayoritariamente por liburnas, apoyadas por unos pocos trirremes o incluso uno sólo para hacer de buque insignia.
- Historia de la Edad Antigua
- Liburna
- Marina romana
- Quinquerreme
- Antigua
- Flavius Stilicho's blog
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios
Hola Flavius!!!
Excelente, ameno, conciso y muy interesante artículo. Es muy instructivo y se lee con ganas.
Un comentario, señalas que Roma conocía los trirremes antes de la Guerra de Cartago y probablemente esto sea más complicado, no has señalado el celebérrimo barco encontrado por los romanos, que era una trirreme cartaginesa intacta y la copiaron palmo a palmo (algo parecido al Zero que encontraron los americanos en la IIWW) y descubrieron su forma de construcción de cuadernas, etc.... A partir de ahí levantaron una flota de trirremes romanas para disputar a Cartago.
Excelente, Flavius, un pedazo de articulo!!!
Muy bueno, eso si, el grado de coordinación que tenían que tener los remeros para no liar los remos entre ellos sobre todo a partir de los cuatros, cincos y seises tenía que ser impresionante. Supongo que antes de llevarlos a servir al barco pasarían algún tipo de adiestramiento porque si no habría sido un caos.
Exelente Flavius muy documentado sobre todo para mi que nunca me habia interesado en la flota romana,
pero por lo visto esta fue mas influyente de lo que me suponia pues siempre pense en el imponete ejercito romano y
pensaba que la flota solo era para transporte.
Saludos.
Buen trabajo Flavius!!! me gustan tus aportes.
Coracinero dice:
Un comentario, señalas que Roma conocía los trirremes antes de la Guerra de Cartago y probablemente esto sea más complicado, no has señalado el celebérrimo barco encontrado por los romanos, que era una trirreme cartaginesa intacta y la copiaron palmo a palmo (algo parecido al Zero que encontraron los americanos en la IIWW) y descubrieron su forma de construcción de cuadernas, etc.... A partir de ahí levantaron una flota de trirremes romanas para disputar a Cartago.
Se supone que lo que copiaron fue un quinquerreme, y si Flavio lo comenta en su texto (en el item sobre el quinque...). El dato viene de Polibio, Historias: Libro I, 20-21. aunque el griego no dice exactamente que era un quinquerreme.
Aqui la cita de Polibio:
20. Llevada la noticia al Senado romano de la toma de Agrigento, alegróse aquel infinito y concibió grandes esperanzas. Ya no se sosegaba con sus primeras ideas, ni le bastaba haber salvado a los mamertinos y haberse enriquecido con los despojos de esta guerra. Se prometía nada menos de que sería empresa fácil arrojar enteramente a los cartagineses de la isla y que ejecutando esto adquirirían un gran ascendiente sus negocios; a esto se reducían sus conversaciones y éste era el objeto de sus pensamientos. Y a la verdad, veían que por lo concerniente a las tropas de tierra iban las cosas a medida de sus deseos. Pues les parecía que L. Valerio y T. Octacilio, cónsules nombrados en lugar de los que habían sitiado a Agrigento (261 años antes de J. C.), administraban satisfactoriamente los negocios de Sicilia. Pero poseyendo los cartagineses el imperio del mar sin disputa, estaba en la balanza el éxito de la guerra. Pues aunque en dos tiempos próximos después de tomada Agrigento, muchas ciudades mediterráneas habían aumentado el partido de los romanos por temor a sus ejércitos de tierra, muchas más aún marítimas lo habían abandonado temiendo la escuadra cartaginesa. Por lo cual persuadiéndose más y más que la balanza de la guerra era dudosa a una y otra parte por lo arriba expuesto, y sobre todo, que la Italia era talada muchas veces por la escuadra enemiga, mientras que el África al cabo no experimentaba extorsión alguna, decidieron echarse al mar al igual de los cartagineses. No fue éste el menor motivo que me impulsó a hacer una relación más circunstanciada de la guerra de Sicilia, para que así no se ignorase su principio, de qué modo, en qué tiempo y por qué causas se hicieron marinos por primera vez los romanos. La consideración de que la guerra se iba dilatando, les suscitó por primera vez el pensamiento de construir cien galeras de cinco órdenes de remos y veinte de a tres. Pero les servía de grande embarazo el ser sus constructores absolutamente imperitos en la fabricación de estos buques de cinco órdenes, por no haberlos usado nadie hasta entonces en la Italia. Por aquí se puede colegir con particularidad el magnánimo y audaz espíritu de los romanos. Sin tener los materiales, no digo proporcionados, pero ni aun los imprescindibles, sin haber jamás formado idea del mar, les viene entonces ésta por primera vez al pensamiento, y la emprenden con tanta intrepidez, que antes de adquirir experiencia del proyecto se proponen rápidamente dar una batalla naval a los cartagineses, que de tiempo inmemorial tenían el imperio incontestable del mar. Sirva de prueba para la verdad de lo que acabo de referir y su increíble audacia, que cuando intentaron la primera vez transportar sus ejércitos a Messina no sólo no tenían embarcaciones con cubierta, sino que ni aun en absoluto navíos de transporte, ni siquiera una falúa. Antes bien, tomando en arriendo buques de cincuenta remos y galeras de tres órdenes de los tarentinos, locres eleatos y napolitanos pasaron en ellas con arrojo sus soldados. Durante este transporte de tropas los cartagineses les atacaron cerca del estrecho, y uno de sus navíos con puente, deseoso de batirse se acercó tanto, que encallado sobre la costa, quedó en poder de los romanos, de cuyo modelo se sirvieron para construir a su parecido toda la armada. De manera que de no haber acaecido este accidente, sin duda su impericia les hubiera imposibilitado llevar a cabo la empresa.
21. Mientras que unos, a cuyo cargo estaba la construcción, se ocupaban en la fabricación de los navíos, otros, completando el número de marineros, los enseñaban a remar en tierra de esta manera: sentábanlos sobre los remos en la ribera, haciéndoles llevar el mismo orden que sobre los bancos de los navíos. En medio de ellos estaba un comandante, que los acostumbraba a elevar a un tiempo el remo inclinando hacia sí las manos, y a bajarlo impeliéndolas hacia afuera, para comenzar y terminar los movimientos a la voluntad del que mandaba. Preparadas así las cosas y acabados los navíos, los echan al mar, y, poco expertos ciertamente en la marina, costean la Italia a las órdenes del Cónsul. Cn. Cornelio, que dirigía las fuerzas navales de los romanos (260 años antes de J. C.), notificada la orden pocos días antes a los capitanes de navío para que después de dispuesta la escuadra hiciesen vela hacia el estrecho, sale al mar con diecisiete navíos y toma la delantera hacia Messina, con el cuidado de tener pronto lo necesario para la armada. Durante su estancia en este puerto presentósele la ocasión de sorprender la ciudad de los liparos, y abrazando el partido sin la reflexión conveniente, marcha con los mencionados navíos y fondea en la ciudad. Aníbal, capitán de los cartagineses que a la sazón estaba en Palermo enterado de lo sucedido destaca allá con veinte navíos al senador Boodes, quien, navegando de noche, bloquea en el puerto a los del Cónsul. Llegado el día, los marineros echaron a huir a tierra, y Cneio, sorprendido y sin saber qué hacerse, se rindió por último a los contrarios. Los cartagineses con esto, adueñados de las naves y del comandante enemigo, marcharon de inmediato a donde estaba Aníbal. Pocos días después, en medio de haber sido tan ruidosa y estar aun tan reciente la desgracia de Cneio, le faltó poco al mismo Aníbal para no incurrir a las claras en el mismo error. Porque oyendo decir que estaba próxima la escuadra romana que costeaba la Italia, deseoso de informarse por sí mismo de su número y total ordenación, sale del puerto con cincuenta navíos, y doblando el promontorio de Italia, cae en manos de los enemigos que navegaban en orden y disposición de batalla, pierde la mayor parte de sus buques, y fue un verdadero milagro que él se salvase con los que le quedaban.
saludos
bueno... parece que Flavius ya habia puesto la cita de Polibio, lo mio quedo redundante
mil disculpas, vere si puedo borrarlo.
Marvel, Yo me refería a que los romanos también copiaron con las piezas fabricadas, unos 100 quinquerremes en 2 meses, y explico algo: los romanos tenían (se supone) la influencia de las naves dorias e incluso jonias (herencia de polis familiares hablo) de las colonias en la Italia y sus trirremes variaban a las fenicias en la disposición de los remeros, en el 3 er orden, el más complicado.
Así, los griegos, por redundar tenian el problema de la maniobrabilidad de la galera (y mira que hablo en general) o de un remo más extenso, por incrementar o poner (y he tenido que buscar el nombrecito) la parexeiresia, que era un resalte para el 2º orden de remos, para que no se molestasen.
Pero los cartagineses tenian una tradición más fenicia, y la disposición de sus ordenes dan menos problemas para la boga.
Entonces fíjate el problema que tenian los romanos, con unos soldados que no sabian ni nadar ni sabian lo que era un bote, los romanos tenian trirremes, pero es que el quinquerreme es lo mismo, estamos hablando de 3 niveles de remos, sólo que se buscaba por Roma compensar su inexpereincia y eso se lo daba la quinquerreme cartaginesa, por que para ser maniobrero, el barco cartaginés tenía un espolón más agudo y fuerte en construcción que los romanos o griegos incluso (no todos ) que eran a base de cintas de refuerzo, que le quitaban maniobrabilidad (hablo desde la memoria).
Luego, el asunto para Roma es, buscar maniobrtabilidad ¿Cómo?: pues mirando a los remos: aumentar nº ordenes de remos o aumentar los remos por las filas o más remeros por remo.
Lo primero, es claramente que no, porque los remos tendrían que ser muy largos, marineria muy perita, etc...etc.... además del ángulo, claro.
Lo segundo, es más eslora del barco, porque le metemos más remos, así que el viraje es más complicado, pues no.
Y nos queda lo último, que era adoptar dos remeros por remo, pero la solución cartaginesa era distinta a la griega, porque no parecia ser o tener que ser perita para desenvolverse, mejor que con el sistema griego de quinquerreme.
Interesante artículo Flavius sobre los distintos tipos de naves romanas. La verdad es que la marina romana dominó durante mucho tiempo el Mediterráneo y tras derrotar a los cartagineses no tuvo rival en el mar.
Muy interesante de verdad. Enhorabuena
Muy bueno Flavius, el 2º, el que tiene menos resalte, la parexeiresia, sería el de tradición griega, pero por lo que me acuerdo no incrementa la eslora, no me acuerdo bien, pero creo que el resalte no afectaba a la obra viva del barco, la que está bajo el agua y por tanto no afectaba mucho al desplazamiento o velocidad, peo sí a la obra viva, la que está por encima del agua y eso era por motivos del ángulo de los remos para que no estorbasen.
Pero el último dibujo creo que concuerda más con el tipo cartaginés
es que los quinques se distinguen de los tri- en que llevan a 5 tios por sección de remos, es más "rápido " en teoría, pero el asunto que arreglan los púnicos, es que un marinero más novato no tiene tanto problema en la boga porque es más fácil, por el tema de como van los remos, que en el púnico se estorban menos y requieren menos remeros expertos, aunque creo que el de abajo que va sólo tiene que ser el más experto, si me acuerdo bien.
Pero yo de esto no me acuerdo muy bien.
Hay por algún libro que leí muy bueno, asuntos referentes a estas cosas.
Los barcos púnicos (y espero no meter la pata con estos comentarios que no me acuerdo bien) se diferenciaban en el espolón o tenía una evolución distinta de las griegas que le daban mayor solidez que las griegas y el respiradero de las cubiertas, que se echaba la toldilla cuando la batalla y esas cosas.
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios
Saludos Coracinero y muchas gracias por el elogio. Respecto a lo que señalas del trirreme, ciertamente no se puede asegurar con certeza que los romanos construyeran trirremes antes de las Guerras Púnicas, pero sus aliados si los tenían. El navío cartagines encallado que copian los romanos se da por hecho que debía ser un quinquerreme, que según Polibio era desconocido en la Italia peninsular. Pongo la traducción del texto original de Polibio, que es bastante interesante:
La consideración de que la guerra se iba dilatando, les suscitó por primera vez el pensamiento de construir cien quinquerremes y veinte trirremes. Pero les servía de grande embarazo el ser sus constructores absolutamente imperitos en la fabricación de quinquerremes, por no haberlos usado nadie hasta entonces en la Italia. Por aquí se puede colegir con particularidad el magnánimo y audaz espíritu de los romanos. Sin tener los materiales, no digo proporcionados, pero ni aun los imprescindibles, sin haber jamás formado idea del mar, les viene entonces ésta por primera vez al pensamiento, y la emprenden con tanta intrepidez, que antes de adquirir experiencia del proyecto se proponen rápidamente dar una batalla naval a los cartagineses, que de tiempo inmemorial tenían el imperio incontestable del mar. Sirva de prueba para la verdad de lo que acabo de referir y su increíble audacia, que cuando intentaron la primera vez transportar sus ejércitos a Messina no sólo no tenían embarcaciones con cubierta, sino que ni aun en absoluto navíos de transporte, ni siquiera una falúa. Antes bien, tomando en arriendo buques de cincuenta remos y trirremes de los tarentinos, locres eleatos y napolitanos pasaron en ellas con arrojo sus soldados. Durante este transporte de tropas los cartagineses les atacaron cerca del estrecho, y uno de sus navíos con puente, deseoso de batirse se acercó tanto, que encallado sobre la costa, quedó en poder de los romanos, de cuyo modelo se sirvieron para construir a su parecido toda la armada. De manera que de no haber acaecido este accidente, sin duda su impericia les hubiera imposibilitado llevar a cabo la empresa. Mientras que unos, a cuyo cargo estaba la construcción, se ocupaban en la fabricación de los navíos, otros, completando el número de marineros, los enseñaban a remar en tierra de esta manera: sentábanlos sobre los remos en la ribera, haciéndoles llevar el mismo orden que sobre los bancos de los navíos. En medio de ellos estaba un comandante, que los acostumbraba a elevar a un tiempo el remo inclinando hacia sí las manos, y a bajarlo impeliéndolas hacia afuera, para comenzar y terminar los movimientos a la voluntad del que mandaba.
Saludos TCKC. En el pasaje anterior de Polibio nos dice como se entrenaban los remeros cuando ni siquiera tenían barcos. Una vez dispusieran de barcos supongo que se entrenarian en los propios barcos un tiempo sin alejarse demasiado del puerto.
Ciertamente era un trabajo que requería coordinación, sobre todo al tener varias hileras de remos en diferentes ángulos que debían golpear el agua al unísono . Por lo que he leido en realidad sólo se necesita un remero realmente experto por remo para el tema de la coordinación, por lo que cincos y seises no representan una dificultad añadida respecto al trirreme y el "cuatro" al tener sólo 2 ordenes de remos sería más fácil que el trirreme.