Blas Malo: "La lectura y la escritura alimentan el alma"

Tenemos el placer de presentar a continuación una entrevista con Blas Malo, autor de las novelas históricas El esclavo de la Al-Hamrā, situada en la poca conocida época nazarí de Granada, y El Mármara en llamas, cuya narración nos traslada a las luchas entre el Imperio Bizantino y sus imparables oponentes, los Omeyas.

-M. H. M.: Una de las primeras particularidades que llama la atención sobre sus dos novelas, El esclavo de la Al-Hamrā y El Mármara en llamas, es la distancia geográfica y temporal que existe entre ambas. ¿Cómo explicaría ese variado interés?

-B. M.: Mi primera novela, El esclavo de la Al-Hamrā nació por mi interés por la época medieval nazarí de Granada, época de la que apenas se ha contado una mínima parte en forma de novela y que para Andalucía en general y Granada en particular constituye, se quiera o no, una herencia que ha dado forma a lo que es hoy el sur de España. Lo descubrí en la universidad, cuando entre otras asignaturas optativas decidí conocer más sobre la Andalucía medieval y quedé maravillado de lo poco que en general se ha divulgado esta parte de nuestro pasado. Lo que comenzó como un relato corto fue creciendo al ritmo que iba descubriendo nuevos personajes históricos y nuevos hechos y estando en Granada la inspiración no falta: allí está la Alhambra.

Mi segunda novela, El Mármara en llamas, se basa en el descubrimiento personal de una civilización brillante, decisiva en la historia de Europa y, sin embargo, prácticamente una desconocida entre los lectores. Cuando se habla de la influencia del Imperio Romano, se olvida que más allá de Roma hubo otro imperio, el bizantino, heredero de Roma y con una gran capital, Constantinopla, y que uno de los episodios más importantes de esta civilización es su confrontación con el imperio musulmán de Damasco, el mismo que, después de cruzar las Columnas de Hércules, llegará a la Península Ibérica para permanecer por siglos aquí.

Cada libro de historia que leemos es como una pieza de un puzzle gigantesco; cuantas más piezas tenemos mejor vamos comprendiendo cómo se engarzan entre sí, cómo conforman nuestro pasado, y así se llega a entender que esa distancia temporal y espacial no existe, sino que es parte de un todo.

"Cada libro de historia que leemos es como una pieza de un puzzle gigantesco"

-M. H. M.: ¿Cree usted que su elección en la temática de las novelas puede tener algo que ver con sus cambios de residencia siendo tan joven?

-B. M.: Mi familia está asentada en Granada desde hace muchos años y yo mismo resido allí. Por trabajo me he movido bastante por todo el sur de España y no ha dejado nunca de asombrarme la presencia de nuestro pasado árabe, tan importante como el romano y al que no se le ha dedicado quizás tanto interés como a aquél en la literatura. Yo me atreví a aportar luz con mi primera novela. La segunda novela es fruto de mi fascinación por una civilización, la bizantina, de la que me convenció Johh Julius Norwich con sus ensayos sobre Bizancio; más aún cuando descubrí que España también fue, brevemente, parte del imperio bizantino.

 
Blas Malo en la Feria del Libro de Granada del 2012 con sus dos obras, El esclavo de la Al-Hamrā y El Mármara en llamas.

-M. H. M.: ¿Piensa que sus novelas pueden estar inspiradas en alguna lectura en especial?

-B. M.: Encontré inspiración para El esclavo de la Al-Hamrā en el descubrimiento de una biografía sobre Ibn Al-Jatib, un gigante de las letras, y su discípulo Ibn Zamrak, ambos poetas que dejaron sus palabras en los muros de la Alhambra.

Para El Mármara en llamas influyeron Norwich, y Asimov, que en su faceta de divulgador histórico logró hacer amena la historia universal. También J.R.R. Tolkien plasmó sus inquietudes usando como espejo el superviviente imperio bizantino para dar vida a Minas Tirith, la capital de piedra de Gondor.

-M. H. M.. ¿Ha visitado usted algunos de los lugares que aparecen en sus novelas?

-B. M.: Sí, ambos. Granada es accesible para mí ya que vivo allí. Bizancio y el Egeo lo recorrí durante mi luna de miel. A pesar de los siglos aún es posible encontrar los ecos de su grandeza; entrar en Haghia Sophia y recordar las palabras del emperador Justiniano ("¡Salomón, te he superado!") es viajar al pasado, a una época perdida y gloriosa en la que Constantinopla era loada como la ciudad más civilizada y cosmopolita de todo el orbe, rodeada de murallas y situada en el cruce entre dos mundos, Asia a un lado y Europa a otro, dominando el estrecho del Bósforo y rodeado todo por el Mar de Mármara. Es este mar el que da título a mi segunda novela.

-M. H. M.: ¿Además de la historiografía actual, ha utilizado fuentes de la Antigüedad y el Medievo?

-B. M.: Existe numerosa documentación de la época para quien sabe buscar. Para mi primer libro estaba en el sitio indicado; la Granada islámica es objeto de fervoroso estudio en mi ciudad y las tesis, estudios y campañas arqueológicas editadas por la universidad, el patronato y la diputación son abundantes. Lo que yo hice en El esclavo de la Al-Hamrā es plasmar esos datos que los lectores en general no conocen de una forma más accesible.

Para El Mármara en llamas ha sido más complicado pues se ambienta en el s. VIII, conocido como la "edad oscura bizantina" debida a la falta de documentación coetánea a la época. Aún así, lo que existe nos da una visión muy rica, basta leer para entrar en materia las obras de Procopio sobre Justiniano y Teodora, que llevaron a cabo la Renovatio imperii a través de los generales Belisario y Narsés un tiempo antes; y luego la Cronografía de Teófanes el confesor, donde nos habla de la historia del imperio desde su origen hasta su propia época y hace hincapié en el choque de culturas bizantina y musulmana. Nos habla también con detalle del emperador León III el Isaurio, que tiene una fuerte presencia en El Mármara en llamas.

-M. H. M.: ¿Cuáles han sido las mayores dificultades con las que se ha encontrado al documentarse? ¿Ha tenido que rellenar algún vacío destacable?

-B. M.: Hay dos personajes principales sobre los que las fuentes dan poquísima información: uno de ellos es Calínico, el otro es su creación: el fuego griego. Las fuentes antiguas apenas proporcionan pistas y detalles. El fuego griego y todo con él relacionado era secreto de estado.

He recopilado cuanta información original he encontrado, tanto en fuentes bizantinas como árabes y luego he completado los huecos mediante lo que se ha indagado por estudiosos y eruditos en los últimos años, incluyendo nuevas fuentes arqueológicas y reconstrucciones históricas. He procurado que todo sea plausible, que sea coherente y que sea ameno ya que ésto es una novela, no una tesis. Remito a la bibliografía señalada al final de la novela a aquellos que deseen profundizar más en sus detalles.

 Portadas de las dos obras de Blas Malo, El esclavo de la Al-Hamrā y El Mármara en llamas.

-M. H. M.: Si alguno de nuestros lectores se sintiera interesado por conocer el tema más profundamente, ¿qué le recomendaría leer?

-B. M.: Existen grandes divulgadores ingleses. Les recomendaría los ensayos sobre Bizancio de John Julius Norwich, de Isaac Asimov, de Steven Runciman y las recreaciones experimentales de John Haldon sobre el fuego griego; que lean a Procopio y a Teófanes; sobre naútica, el tratado de León VII. Hay mucho que leer, descubrirán un mundo desconocido y fascinante que les enamorará de esta civilización. Otros escritores de nuestros días que han escrito sobre este imperio son Mika Waltari, Hilario Gómez Saafigueroa y Salvador Felip.

-M. H. M.: En su página web oficial, usted dice que con lo que más disfruta es con sus personajes, ¿por qué?

-B. M.: Están los personajes de ficción y los históricos. Los históricos son casi siempre un emotivo descubrimiento, leer sobre sus gestas, sus acciones, sus decisiones... traerles de nuevo a la vida es como realizar un sortilegio. Pero la Historia es la Historia, no pueden hacer en la novela más que lo que está escrito. Las lagunas históricas y los personajes de ficción son las dos cosas que permite a un autor caminar libremente por la época histórica que esté tratando, sin trabas ni ataduras. Con estas dos herramientas, recreo en mi mente mundos olvidados que acaban plasmados en el papel. Para mí eso es lo maravilloso: es como un don.

-M. H. M.: Usted señala que goza de la escritura y la lectura como un escape de la realidad y que de tal manera plantea sus novelas. ¿Había escrito algún relato antes de El esclavo de la Al-Hamrā con esa filosofía?

-B. M.: Sí, en mi juventud, deslumbrado por la Tierra Media y la ingente descripción que J.R.R. Tolkien hace de su mundo, sus gentes, sus costumbres y lo más importante, su historia pasada, escribí varios relatos desarrollando aspectos poco tratados por él mismo. Tuve que estudiar la “Historia” del mundo descrito por él y, descubriendo que para Tolkien sus fuentes era nuestro propio mundo, nuestro propio pasado, pasé a amar la Edad Media, nuestro propio pasado real. Supongo que cuando pasen otros cuarenta años podré publicar el volumen de relatos que escribí entonces, unas doscientas páginas en total. Fue mi primera incursión en las letras y no he parado desde entonces.

"La lectura y la escritura alimentan el alma"

-M. H. M.: ¿Tal agobio tiene en su realidad?

-B. M.: Trabajo en la empresa privada, a pie de obra, en el sector de la construcción, que está en plena convulsión. Quien lo conozca ya sabe a qué me refiero y sabe la respuesta a esa pregunta. Y no lo digo sobre mi vida en particular; la lectura y la escritura alimentan el alma, y nos ayuda a escapar de la locura en que vivimos. Ojalá se leyera más, en nuestro pasado algunos verían respuestas a nuestro presente.

-M. H. M.: Si tuviera que convencer a potenciales lectores para que leyeran sus novelas, ¿qué les diría? ¿Qué opina usted que ofrecen sus novelas a diferencia de las demás?

-B. M.: El esclavo de la Al-Hamrā es una viaje al pasado a la Granada nazarí del s. XIV, a una parte de nuestra historia que es digna de conocer y uno de cuyos personajes principales no es humano sino la mismísima Alhambra de Granada, testigo de pasiones, esperanzas, vida y muerte a lo largo de siglos.

El Mármara en llamas es una ventana a una civilización fascinante que también dejó su semilla en el sudeste peninsular y cuyos hechos narrados son la causa de que una parte de nosotros tenga herencia árabe. Es el contacto entre dos culturas, una heredera de Roma y otra proveniente de los desiertos de Arabia.

Pocas son las novelas que han tratado ambas épocas y en ambas encontrará fascinación por nuestro pasado y nuestra historia.

El pasado día 9 de septiembre tuvo lugar una cita cibernética con el autor del primer libro de nuestro Club de lectura, Blas Malo, de manera que resumimos aquí algunas de las preguntas más interesantes que se realizaron  y que complementan la entrevista publicada ahora.

-M. H.: Hay muy poca literatura (o posiblemente yo conozca poca) sobre este periodo y hecho histórico en el que te sumerges en 'El Mármara en llamas' ¿a qué fuentes has recurrido para documentarte y por qué escogiste este momento y hecho?

-B. M.: Para documentarme he seguido principalmente la crónica de Teófanes el Confesor, que se centra en el s.VIII y s.IX, está llena de detalles curiosos que no se encuentran en ningún otra crónica. Lo escogí por dos de los protagonistas principales: León III, cuya historia es sorprendente (continuará más allá de El Mármara) y por el fuego griego. Otro fundamental ha sido una crónica del 717, precisamente, que describe la ciudad (es corta y un poco confusa, de autor anónimo) y el libro The age of dromon, dedicado a todo lo naval del imperio bizantino. Por su culpa, ahora amo a los "Dromones" de fuego griego, los "corredores" del mar.

 

-M. H.: ¿Cómo surgió la idea de escribir esta novela? Es decir, ¿tenías claro desde un principio que querías escribir una novela sobre Bizancio de manera que la "inspiración" vino después de por ejemplo, como acabas de decir, haberte quedado enamorado de la trilogía de Norwich o fue mientras leías su obra cuando te sobrevino la idea? Lo pregunto porque sé que en ocasiones hay personajes o periodos históricos de los cuales no conoces nada y cuando empiezas a leer sobre ellos piensas: "de aquí se podría sacar una buena historia"... ¿Ocurrió algo así en este caso?


-B. M.: Terminada El esclavo de la Al-Hamrá, empecé a buscar otra historia que me motivara, y un dia de agosto, releyendo una didáctica Enciclopedia de Historia que hay en casa de mis padres (y que gracias a ella descubrí una Historia interesante, y no una cosa aburridísima) me quedé sin aliento cuando leí un párrafo, donde describía el pánico que debió sentir el primer soldado de guardia bizantino cuando el 1 de septiembre de 717, desde las murallas marítimas que miran al Mar de Mármara en Constantinopla, vio miles de naves avanzando hacia la ciudad.
En ese momento, quise escribir sobre Bizancio. Y luego, llegó Norwich, que remató lo que ya había leído de Asimov. ¿Sabías que "Fundación e Imperio" de Asimov tiene su inspiración en Belisario y Narsés, en el imperio bizantino? Ciencia ficción e Historia, todo junto. Como a mí me gusta.

 

-M. H.: Muchos escritores, al hablar de alguna novela, sienten especial apego a alguno de sus personajes en particular, ¿es su caso? ¿Qué personaje de El mármara le has cogido, por decirlo de alguna manera, más cariño y por qué?

 

-B. M.: Mi favorito es sin duda Casiodoro, y su antítesis es Calínico, un erudito apegado a sus propias ambiciones egoistas. ¿Por qué el aprendiz? Porque se va notando su maduración, y así me siento yo, frente a la escritura, que poco a poco voy mejorando (o eso quiero creer). Desde que empecé su escritura hasta terminarla, han pasado muchas cosas en mi vida, y en eso me identifico con él; junto a él he sufrido mi propia evolución.

 

-M. H.: En una novela histórica las pautas están muy marcadas por los acontecimientos y personajes históricos pero, sin embargo, no todos los acontecimientos y personajes son históricos (entonces sería un ensayo novelado más bien): ¿en qué te basas para crear los acontecimientos y personajes no históricos? ¿Cómo hace un escritor para que no parezca que están fuera de lugar? 

 

-B. M.: Se empieza con los personajes históricos y se indagan los flecos sueltos... cuando se tienen bastantes flecos en la Historia, que es donde se puede "Crear", se desarrollan personajes secundarios que "cuadren" con esos flecos de forma coherente. Es como hacer un tapiz, basta con ordenar hilos, cuando ya se tiene un comienzo lo otro avanza casi sólo.

 

-M. H.: Una pregunta sencilla, ¿que has perseguido al realizar esta novela, cual fue tu objetivo principal?

 

-B. M.: Primero, dar a conocer una civilización apasionante. Me llenó de ilusión quere emular a Norwich, de otra manera. Un atrevimiento, quizás.
Segundo, mis dos novelas destilan esperanza, a pesar de las dificultades, a pesar de las Crisis. Me lo dijo una lectora: "en nuestra época actual, ¿dónde encontraremos a un León el Isaurio que nos guíe?" Hay que tener esperanzas e ilusiones, porque si no, mejor que nos fueramos ya a la fosa del cementerio y nos pongan la lápida.

 

-M. H.: Esta web la componen muchos historiadores profesionales, también muchos aficionados con más o menos conocimiento, supongo que si le preguntara con qué grupo se siente más cómodo por diplomacia diría que con ambos así que no le preguntaré éso.
Ya que en MH hay de todo tipo de usuarios, ¿cómo se ha sentido aquí?, ¿cree que un sitio así en lengua castellana es necesario? En definitiva ¿qué opinión le da como escritor y usuario Mundo Historia, que se compone tanto de noveles como profesionales?


-B. M. Me siento un aficionado, un aprendiz, a los historiadores les tengo mucho respeto porque admiro enormemente su labor, y a su lado me siento intimidado. Las Humanidades son necesarias, aunque nuestro mundo se base en la Técnica. No somos robots, somos humanos, y los humanos pueden sentir el mundo. Los robots sólo entienden de números. Pero siempre intento leer y aprender más de los que saben, y el que los profesionales de la Historia hayan decidido apoyar MundoHistoria nos beneficia a todos.
Creo que Mundo Historia llena un hueco que debe ser llenado con cultura y divulgación. El que además busque el aval de poseer historiadores apasionados me parece excelente, y por eso mismo me hice socio. Además, promovéis la lectura a precios extraordinarios, pues no es vuestra fuente de ingresos. Ése es el camino de hacer nuevos lectores y nuevos amantes del pasado.
Además, a veces una mirada ingenua sobre el pasado puede aportar más certeza que una llena de erudiciones. El contacto de novatos (yo mismo) y expertos siempre enriquece: el novato está lleno de preguntas, y el experto, lleno de respuestas. Así se entablan las buenas conversaciones.

El resto del encuentro se puede leer haciendo click aquí.

-M. H. M.: ¿Podría darnos alguna pista sobre los nuevos proyectos en los que está trabajando?

Bizancio no me abandonará nunca y tengo en mente nuevas novelas continuando los hechos narrados en El Mármara en llamas, si bien actualmente estoy trabajando en el borrador de mi nuevo proyecto en el que regreso de nuevo a nuestra Edad Media peninsular, donde espero sorprender al lector con mi nueva historia. Espero que no en mucho tiempo pueda decir más.

-M. H. M.: ¿Qué consejos ofrecería a aquellos lectores que están interesados en escribir su propia novela?

-B. M.: Siempre digo que todo escritor ha sido antes un lector voraz, que escribir es el paso natural siguiente después de saber leer. Escribir es una carrera de fondo, cuanto más se escribe mejor se hace. Que comiencen preguntándose qué les gusta de sus autores favoritos y por qué; y que, aunque con el tiempo uno aprende a ser más y más organizado, deben comenzar su novela con el corazón, como un impulso. Tendrán el germen de su novela cuando sientan la necesidad irrefrenable de escribir sobre un evento, de revivir otra época, otros lugares, y ese germen, pugnando por ser escrito, les impedirá dormir por las noches y les hará soñar por el día. El que ha experimentado esa inspiración, lo sabe. Paciencia, constancia y fe en uno mismo, no se necesita más. La suerte y todo lo demás, llegará después.

"La Historia nos muestra que el hombre repite sus mismos errores"

-M. H. M.: ¿Cree usted que debido a nuestra situación económica actual las personas se acercan más a la Historia que antes?

-B. M.: Siempre ha habido crisis y siempre que uno topa con dificultades rememora el pasado, en busca de respuestas. Desde hace unos años, la literatura ha acercado el pasado a los lectores a través del género de novela histórica de una forma que no se había hecho antes, de una forma entretenida y amena en vez de aburrida. Esta crisis actual es terrible y la Historia nos muestra que el hombre repite sus mismos errores. Leer nos cultiva, nos hace madurar y nos da armas para, invocando los hechos del pasado, conocer por qué se ha llegado a este presente e incluso entrever qué puede hacerse por nuestro futuro. Nunca se ha publicado tanto, con tanta variedad; ahí fuera todos tenemos grandes libros esperándonos.

-M. H. M.: Por último, ¿cómo estima usted que las nuevas tecnologías y en especial Internet pueden afectar a la documentación y a la elaboración de las novelas históricas?

-B. M.: Internet ha promovido que todo el mundo tenga acceso a grandes depositarios de saber, como universidades y bibliotecas, que en sus sótanos guardan manuscritos y crónicas fuera del alcance de unos pocas personas autorizadas, bien por su rareza, por su singularidad o por su peligro de conservación. Ahora, diversas plataformas muestran esas joyas digitalizadas accesibles a todos. Las nuevas aplicaciones vía satélite te proporcionan en instantes mapas aéreos e información geográfica que antes requerían costosos viajes y tiempo invertido entre legajos.

Nunca fue más fácil documentarse ni buscar datos. Otra cosa es contrastarlos de forma fidedigna, porque no todo lo que existe en la red es riguroso con la Historia. Para eso está el autor; debe integrar toda esa información de una forma accesible, amena, entretenida y, si pretende escribir novela histórica, también rigurosa; y todo eso aún no hay máquina que lo haga.

-M. H. M.: Ha sido un placer poder tener la oportunidad de entrevistarle, le damos las gracias y esperamos que tenga mucho éxito en sus obras.


Autora: Elisabet Seijo, licenciada en Historia (UB)