Las Once Ofensivas Italianas del Isonzo (1915-1917)
Uno de los frentes más sangrientos de la Gran Guerra es escasamente recordado. El frente del Isonzo vería combates tan o más duros que los del frente occidental a cambio de muy escaso terreno avanzado. Italianos y austro-húngaros se desangrarían en una lucha terrible en un escenario que vería hasta doce batallas; las once primeras serían ofensivas italianas.
Italia va a la Guerra.
En 1914 Italia formaba parte de la Triple Alianza. En su momento había parecido una buena idea aliarse con Alemania y Austria-Hungría: en 1882 las relaciones Francia-Italia no pasaban por su mejor momento e Italia tenía miedo de verse aislada diplomática y militarmente en una época de fricciones entre los países europeos sobre todo a la hora de colonizar África.
La alianza con Austria a ojos de un grupo de italianos era algo “antinatural”. Los bulliciosos defensores de la “Italia Irredenta” eran partidarios de consumar la unificación italiana “liberando” las regiones étnicamente italianas como el Trentino en el Tirol austriaco (95% italianos) y las provincias de Litoral austriaco (46% italianos).
Cuando estalló la guerra, Italia se acogió al carácter defensivo de la Triple Alianza para negarse a participar; dejando además en bastante mal lugar a Alemania y Austria-Hungría, ya que suponía calificarlas de potencias agresoras a pesar de los esfuerzos de estas de presentarse de otra forma. Aun así Alemania entró en el juego de Italia que “se dejó querer” por los dos bloques, a ver quien le ofrecía mejores condiciones: Austria se vio presionada por Alemania a ofrecer concesiones territoriales. Las concesiones austriacas de última hora eran fútiles ya que Italia consiguió lo que quería: unirse a la Entente en unas buenas condiciones, plasmadas en el Tratado de Londres (26-IV-1915). Italia obtendría según ese tratado: el Tirol hasta la separación de las cuencas alpinas, las provincias del “Litoral” austriaco (a excepción del puerto de Fiume), parte del norte de Dalmacia (islas incluidas), el archipiélago del Dodecaneso, el protectorado de Albania (con el puerto de Valona en propiedad) y la posibilidad de beneficiarse de un reparto de las colonias alemanas así como de un posible desmembramiento del Imperio Otomano.
Ganancias italianas en el Tratado de Londres (The Routledge Atlas of First World War). Al final de la guerra, no se cumplieron todas las promesas a Italia, dando origen en muchos irredentistas a un sentimiento de vittoria mutilata (victoria mutilada) que Mussolini incorporaría a su discurso fascista.
1915
“Primo Sbalzo” (24 Mayo – 17 Junio).
Una vez iniciada la guerra Cadorna, el jefe de estado mayor del Regio Esercito, puso en marcha el “primer salto” con el objetivo de ganar la mayor cantidad de terreno posible antes de que los austriacos pudieran reaccionar. El frente italiano se dividió en tres, formando un arco: el Trentino, los Alpes Cárnicos y el Friuli. Los Alpes Cárnicos eran un frente sin importancia al que simplemente se le asignó un destacamento de tropas. El del Trentino era un frente difícil pero los italianos se resignaron a asignar dos ejércitos para reducir una peligrosa cabeza de puente en territorio italiano y además “liberar” uno de los objetivos italianos en la guerra. El frente más prometedor para los italianos era el de Friuli y hay centraban sus esperanzas de conseguir una ruptura, no sólo para conquistar el litoral austriaco sino para abrir el camino a Viena y la victoria.
El Frente Italiano (History Department of the US Military Academy West Point). Pinchar para ampliar.
El avance italiano encontró escasa resistencia ya que la principal preocupación austriaca era retirarse al otro lado del río Isonzo (Soča) destruyendo en su huida cualquier cosa que pudiera ser útil a sus rivales, como puentes y edificios.
Los italianos ocuparon rápidamente Caporetto al norte, mientras más al sur se tomaban los puntos claves ferroviarios de Cormons (línea Udine-Gorizia) y de Cervignano (línea Venecia-Trieste). Dos días más tarde (26) cayó la fortaleza de Gradisca.
En el Alto Isonzo el punto culminante fue la ardua conquista italiana del Monte Nero (Krn). Los alpini italianos lograron una gran hazaña al tomar en un asalto nocturno las posiciones austro-húngaras, haciendo 600 prisioneros. Los conmocionados austriacos intentaron desesperadamente recuperar la posición con varios furiosos contraataques. Los italianos de la II Armata (Frugoni) se habían hecho con una cabeza de puente al otro lado del Isonzo enfrente de Caporetto, pero por contra no consiguieron expulsar del todo a los austriacos de la ribera occidental en el sector de Tolmino.
En el Bajo Isonzo, la III Armata (duque de Aosta) consiguió cruzar el río, pero los austriacos atrincherados en torno a Gorizia consiguieron hacer valer su veteranía frente a los números italianos e impedirles apoderarse de la principal ciudad del Isonzo. En el extremo sur sí se consiguió un mayor avance, tomándose el nudo ferroviario de Monfalcone, cortando las comunicaciones directas con Trieste, pero las crecidas primaverales impidieron un mayor avance. Los austriacos quedaron dueños de un sector al oeste del Isonzo enfrente de Gorizia y se hicieron fuertes en la meseta del Carso que iba de Gorizia hasta el mar.
Tras un último y fallido intento de establecer una cabeza de puente relevante en la ribera oriental entre Gorizia y Tolmino, los italianos se atrincheraron a la espera de nuevos refuerzos.
Postal con el mensaje “Dios castigue a los traidores italianos”, en la que se ve unidos a soldados alemanes, otomanos, austriacos y húngaros. La “traición” italiana no pilló por sorpresa al estado mayor austriaco y la retirada inicial austriaca estaba dentro de lo previsto.
Primera Batalla del Isonzo (23 Junio – 7 Julio).
Cadorna esperaba reanudar con éxito el avance una vez sus hombres hubieran descansado y se hubieran reunido 250.000 hombres con los que enfrentarse a los cerca de 100.000 del V Armee de Boroević. A pesar de la inferioridad numérica, Boroević afirmó ante un escéptico alto mando austriaco que sería capaz de defender la línea del Isonzo y por ende impedir que los italianos penetraran hasta Eslovenia y su Croacia natal.
Luigi Cadorna (1850-1928) y Svetozar Boroević von Bojna (1856-1920). Cadorna era un amante de la disciplina dura, con buenas dotes de organizador y un estratega mediocre. Boroević se revelaría como un maestro de la guerra defensiva, adorado por sus hombres y ascendería a mariscal de campo en 1918 por sus muchos méritos.
Cadorna ordenó como paso previo a la ofensiva que la artillería italiana realizara un bombardeo masivo de una semana de duración. Si este tipo de bombardeos prolongados a lo largo de todo un frente ya demostró de por sí ser poco eficiente en otros frentes de la Gran Guerra, en este caso lo era aun menos por las carencias italianas en artillería pesada en particular y en municiones en general. Los italianos se lanzaron al asalto pero sólo consiguieron pequeños avances.
En el norte la II Armata consiguió arrebatar una pequeña parte del macizo del monte Nero a los defensores austriacos. También se tomó el monte Colowrat en el sector de Tolmino, pero se fracasó en eliminar la cabeza de puente austriaca en la ribera occidental. Más al sur los italianos se lanzaron con entusiasmo contra Gorizia. El paso previo era tomar la línea Sabotino-Oslavia-Podgora y en especial el estratégico monte Podgora en la ribera occidental. Tras una dura lucha los italianos se abrieron paso y vislumbraron Gorizia, pero fueron finalmente rechazados.
La III Armata se tuvo que conformar con unos pequeños avances en la zona del Carso: se tomó Castelnuovo (25-VI) pero los italianos se estancaron contra el alambre de espinos y las trincheras austriacas en la zona de los montes San Michele y San Martino. El monte Sei Busi fue parcialmente capturado pero no se consiguió expulsar a los austriacos de él.
Gorizia (a la izquierda) y el río Isonzo en 1918. Se pueden observar las montañas que dominan el sector.
El fracaso italiano reveló que Carmona había aprendido poco de los errores de los generales del frente occidental ya que cometió prácticamente los mismos: ataques masivos con insuficiente apoyo artillero en el momento clave e incapacidad de concentrar el esfuerzo en puntos clave de ruptura, diluyendo la potencia del ataque. Los austriacos por su parte tenían al mando a un maestro de la defensa y habían usado su experiencia para atrincherarse adecuadamente detrás de blocaos, nidos de ametralladoras y abundante alambre de espinos. Las inevitables rupturas italianas del frente eran contestadas con la acción de batallones frescos de reserva que hábilmente empleados, conseguían echar para atrás a fuerzas superiores en número pero agotadas por el esfuerzo de romper el frente y que carecían de apoyos cercanos. La llegada a primeros de julio de dos divisiones de refuerzo al V Armee fue clave para detener el avance italiano.
Bajas: 15.000 (Italia), 10.000 (Austria-Hungría).
Trinchera austro-húngara en la calcárea meseta del Carso.
Los soldados usan periscopios para disparar sus fusiles sin arriesgar la cabeza.
Segunda Batalla del Isonzo (18 julio – 3 agosto).
Cadorna no analizó de modo adecuado el fracaso de su primera ofensiva. Sí asumió que hacia falta más artillería pero más allá de eso culpo del fracaso a sus subordinados por no avanzar lo suficiente y empezó una purga de oficiales que sería una constante durante todo su mandato. En los dos primeros meses de la guerra destituyó a 27 generales e incontables oficiales. Seguramente había un grupo que se lo merecía pero en muchos casos cayeron oficiales que simplemente habían tenido el sentido común de no permitir a sus hombres cargar a tumba abierta contra posiciones fácilmente defendibles. Cadorna no prestó mucho atención a la moral de sus soldados que empezaban a darse cuenta de que tenían ante sí una labor titánica y mortal. Se creía incapaz de estar equivocado y no escuchaba a nadie -el rey aunque su teórico superior no se atrevía a interferir en las decisiones de un “profesional”- y si los políticos de Roma se atrevían a manifestar su preocupación por el curso de la guerra, eran desdeñados por el altivo general o tachados de traidores.
Artillería pesada italiana en posición (firstworldwar.com).
Cadorna sólo espero dos semanas para su siguiente ofensiva, el tiempo suficiente para reemplazar bajas y reunir un poco más de artillería. Por supuesto su rival Boroevic también había recibido refuerzos.
En el sector de la II Armata se mantuvieron los combates en especial en la cabeza de puente austriaca del Tolmino y en el macizo del monte Nero; pero el cometido principal de Frugoni era el de distraer la atención de los austriacos de la ofensiva principal a cargo de las tropas del duque de Aosta.
La III Armata había sido especialmente reforzada en hombres y municiones, ya que Carmona había decidido dar prioridad a despejar el Carso para después girar por ese lado hacia Gorizia. Los italianos hicieron por fin un uso mejor de su artillería y pusieron en serios apuros a los defensores austriacos. El pequeño monte San Michele fue objeto de encarnizados combates. Por dos veces los italianos lo capturaron (20 y 26 de julio) sólo para perderlo al día siguiente tras furiosos contraataques austriacos. Las bajas italianas eran fuertes pero las austro-húngaras eran superiores y estaban perdiendo numerosos prisioneros para cuando la ofensiva italiana se paró.
Carmona había pedido valor y municiones para conseguir una ruptura. Las municiones se agotaron primero poniendo fin a la batalla. Del valor poco podía quejarse ya que los escasos kilómetros ganados lo habían sido a costa de una de las mayores carnicerías por km de toda de la guerra. La infantería italiana había sido segada sin piedad por las ametralladoras austriacas y la meseta del Carso se había empezado a hacer hueco como sinónimo de sufrimiento en la mente del soldado italiano.
Bajas: 42.000 (Italia), 46.600 (Austria-Hungría).
El monte San Michele bombardeado por los italianos durante una de las batallas del Isonzo.
Las marcas reflejan las posiciones de dos divisiones defensoras: la 20ª del Honved (húngara) y la 17ª.
Tercera (18 Octubre- 3 Noviembre) y Cuarta Batallas del Isonzo (10 Noviembre – 2 Diciembre).
El Regio Esercito necesitaba descanso tras las agotadoras dos primeras batallas y Carmona necesitaba mucha más artillería, por lo que hubo un parón en las operaciones. Para cuando Carmona hubo reunido 1.200 piezas, puso en marcha de nuevo su ofensiva con el anhelo de conseguir esta vez la gran ruptura. Su gran confianza se plasmó en una orden de atacar a la largo de todo el frente.
La II Armata continuó con sus intentos de acabar con la preocupante cabeza de puente de Tolmino. Asimismo se lanzaron ataques en el extremo norte contra la cabeza de puente austriaca en Plezzo. Otro sector importante era el de la meseta de Bainsizza, concentrándose los ataques en la zona de Plava. Sin embargo el objetivo principal seguía siendo Gorizia y Frugoni tuvo que asaltar de nuevo la posición austriaca en Podgora y Oslavia; los éxitos iniciales quedaron en nada debido a contraataques austriacos. La desgraciada infantería italiana se vio en ocasiones obligada a atrincherarse entre los cadáveres de sus soldados. En la 4ª batalla, se volvió a hacer el intento y esta vez sí se consiguió tomar al menos Oslavia.
Vista desde una posición italiana de Podgora, el puente del Isonzo, el monte Sabotino, el monte Santo y Gorizia.
De nuevo se intentó flanquear Gorizia por el Carso, teniendo la III Armata que lanzar violentos ataques en los sectores de los montes San Michele y Sei Busi. En Sei Busi los italianos lanzaron hasta cuatro asaltos sin conseguir expulsar a los defensores austriacos. La llegada de divisiones de refuerzo de otros frentes, permitió a Boroević lanzar contraataques en dicho sector, frenando temporalmente las aspiraciones italianas; aunque en la 4ª los italianos lograrían un pequeño éxito, al tomar la cota 111.
Con la llegada de diciembre, el invierno y el frío viento bora del Adriático, cesaron los asaltos a gran escala, siendo sustituidos por pequeñas acciones.
Bajas: 116.000 (Italia), 71.700 (Austria-Hungría).
Combate en Doberdo (San Michele) por R.A. Höger. Los días 10 y 11 de noviembre hubo intensos combates en este sector.
1916
Quinta Batalla del Isonzo (9 – 17 Marzo).
El 21 de febrero empezó en el frente occidental la legendaria batalla de Verdún. Poco después los franceses solicitaron a sus aliados ofensivas en sus respectivos frentes con la esperanza de conseguir desviar tropas y aliviar la presión. En el caso italiano el efecto era bastante indirecto pero en teoría posible si se conseguían atraer tropas austriacas de frentes como el Oriental donde luchaban junto a los alemanes, lo que podía producir un efecto dominó.
Carmona aceptó realizar un esfuerzo inmediato pero su ejército no estaba preparado por lo que se limitó a realizar pequeños ataques con los que era imposible lograr nada. Sin un objetivo definido, los ataques quedaron a discreción de los diversos comandantes y no pasaron de escaramuzas.
Habiendo hecho el mínimo posible, los italianos cancelaron la ofensiva debido al mal tiempo. La parte positiva para Carmona es que consiguió convencer a los aliados que sin más artillería era imposible lograr nada y estos aceptaron enviarle artillería pesada para futuras ofensivas.
Bajas: 2.700 (Italia), 2.000 (Austria-Hungría).
Tropas austriacas en las alturas del frente del Isonzo (fuente: photos of the great war - gwpda.org)
Los preparativos italianos para una campaña en serio tuvieron que ser retrasados, cuando los austriacos se anticiparon y lanzaron su strafexpedition (expedición punitiva) en el frente del Trentino. En la batalla del Asiago (15 Mayo – 10 Junio), la sorprendida I Armata tuvo que ser reforzada con tropas del frente del Isonzo. Eventualmente Carmona tendría que formar una V Armata, para que actuara de reserva pero mientras tanto se tuvo que recurrir al rápido traslado de tropas al sector amenazado; traslado favorecido por operar los italianos en líneas interiores.
Mientras tanto en el frente del Isonzo, Boroević se dedicó a aprovechar el tiempo para fortalecer sus posiciones mientras los italianos realizaban pequeños ataques con ánimo de disuadir a los austriacos de desviar tropas hacia el frente del Trentino. El suceso más significativo entre la 5ª y la 6ª ofensiva, fue el primer ataque con gas realizado en el frente del Isonzo: el 29 de junio lo usaron los austro-húngaros en el sector de los montes San Michele y San Martin; sin embargo los defensores repelieron el posterior ataque austriaco. El resultado del ataque con gases fue de 2.700 italianos muertos y 4.000 intoxicados.
Artillería austro-húngara camuflada
Sexta Batalla del Isonzo (4-17 Agosto)
El parón tuvo un efecto positivo en los planes italianos. Carmona planeó mejor la siguiente ofensiva e hizo un adecuado uso del regreso de tropas del frente del Adigio para concentrarlas con enorme discreción, con el objetivo de conseguir una superioridad aplastante frente a Gorizia. Diez divisiones italianas -fuertemente apoyadas por la artillería italiana- se iban a enfrentar a dos austro-húngaras.
Infantería italiana avanzando en el sector de Gorizia (fuente: photos of the great war - gwpda.org)
Tras un par de días de barrera de artillería y fintas en otros sectores del Isonzo, los italianos cargaron contra los últimos flecos de la línea Sabotino-Podgora. El encargado del empuje principal es el general Capello del VI Corpo, perteneciente a la III Armata. Ambos montes cayeron finalmente, siendo Sabotino tomado por el entonces coronel Badoglio. Entre el 8 y el 9 se consigue ocupar Gorizia: una ciudad parcialmente en ruinas ya que había sido intensamente bombardeada por la artillería italiana, aunque los oficiales italianos pudieron disfrutar de los cafés de las avenidas más céntricas. Su toma había costado 15 meses.
En el sector del Carso cercano a Gorizia también hay fuertes combates, pero se consiguen tomar el monte San Michele y el monte Sei Busi. Los austriacos se ven desbordados e incluso se ven empujados más allá de su segunda línea de defensa. Se penetra unos 4-5 km a lo largo de un frente de algo menos de 25 km, empujando a los austriacos mas allá del cauce seco del río Vallone.
Boroević consigue atrincherarse en nuevas posiciones aprovechando un frenazo en el impulso italiano y un ataque de cautela por parte de Carmona Aun así el éxito italiano ha sido considerable y en la retaguardia están exultantes a pesar de las fuertes bajas. La moral de Italia sube lo suficiente como para dejar de posponer más la declaración de guerra a Alemania (28-VIII).
Bajas: 51.200 (Italia), 41.800 (Austria-Hungría).
Portada de periódico italiana dedicada a la entrada italiana en Gorizia (www.isonzo-gruppodiricercastorica.it)
Séptima (14-17, Septiembre), Octava (10-12, Octubre) y Novena (1-4, Noviembre) Batallas del Isonzo.
Las siguientes tres batallas tuvieron como objetivo ampliar la recientemente zona conquistada en torno a Gorizia. Aunque la intención de Carmona era seguir concentrándose en objetivos concretos a tomar en rápidos asaltos, se volvieron a ver los ataques descordinados; las escasas conquistas de terreno se lograron a costa de enormes perdidas por parte italiana. Las ofensivas se estancaban tras unos pocos días de intensa actividad ya que enseguida el ejército perdía el resuello.
Cañón italiano de 75 mm en acción (fuente: photos of the great war - gwpda.org)
La II Armata concentró su actividad en la zona boscosa de la Selva di Terranova, entre las mesetas del Carso y Bainsizza. El monte Rombon fue capturado en la “séptima” pero pronto tuvo que ser cedido de nuevo a los austriacos. Por su parte la III Armata consiguió algún pequeño progreso en la zona del Carso, sobre todo durante la “séptima”.
Con la llegada del invierno, el frente se estabilizó.
La gran mortandad durante estas breves ofensivas y el escaso rédito obtenido por tan mayúsculo sacrificio, afectó gravemente a la moral italiana. Los austriacos también pagaron un alto precio; sus defensas aguantaron pero las enormes bajas acumuladas se hacían sentir cada vez más y se empezó a tratar de convencer a Alemania de que enviara a sus propias tropas al sector.
Bajas: 75.500 (Italia), 63.000 (Austria-Hungría).
Soldados austriacos descansando durante la 8ª batalla del Isonzo (europeana)
1917
Décima (12 Mayo – 8 Junio).
De manera coordinada con los planes aliados para la primavera de 1917 los italianos renovaron en mayo su ofensiva en el Isonzo. Cadorna contaba con 38 divisiones contra las 14 de Boroević La ofensiva iba a ir precedida de un fuerte barrera artillera a lo largo de todo el frente.
Inicialmente los italianos esperaban sorprender a sus rivales, cambiando de objetivo: en vez de tratar de avanzar desde Gorizia directamente en dirección a Trieste, la ofensiva inicial se centró en atacar la cabeza de puente de Tolmino en el alto Isonzo y en conquistar el bastión montañoso cercano a Gorizia. Se combatió por capturar toda una serie de montes en la zona, tratando de expandirse en el macizo del monte Krn; más al sur el general Capello al mando de 3 cuerpos (Comando della Zona di Gorizia) se puso en acción capturando los montes Kuk y Vodice (cerca de Plava) pero fracasando en la captura del monte Santo.
Más al sur, la III Armata avanzó de nuevo en el Carso a finales de mayo; se combatió intensamente en la zona del Monte Hermada, y los italianos avanzaron más allá de Monfalcone hasta la desembocadura del Timava, a 15 km de Trieste. Sin embargo una contraofensiva del V Armee a primeros de junio pilla por sorpresa a los italianos y los obliga a retroceder prácticamente a las posiciones de inicio.
Bajas: 150.000 (Italia), 75.000 (Austria-Hungría).
Posición austriaca de ametralladoras en el frente del Isonzo.
Undécima Batalla (19 Agosto – 12 Septiembre).
Carmona siguió acumulando fuerzas hasta totalizar 51 divisiones (frente a las 22 rivales) y 5.200 cañones.
El principal actor de la ofensiva sería la II Armata (6 cuerpos) -ahora comandada por Capello-, tras el fracaso en el sector del Tolmino, Carmona volvió sus miras hacia la conquista de la meseta de Bainsizza. La meseta se alzaba como una fortaleza natural justo, alzándose nada más cruzar al Isonzo, lo que impedía un asalto frontal en su mayor parte.
Dado que el sector norte de la meseta presentaba menos pendiente, el plan italiano consistía en concentrar allí el ataque. A pesar de los riesgos se tendieron 14 puentes y las tropas italianas cruzaron el río protegidas por un intensa barrera de artillería. A pesar de las acostumbradas fuertes bajas, la opción de atacar por el norte se desveló relativamente exitosa y se consiguió ocupar casi la mitad del Bainsizza. También se atacó por el flanco sur de la meseta, tomando esta vez el monte Santo.
Los austriacos se defendieron como pudieron aferrándose al escarpado terreno y haciendo buen uso de las cuevas naturales. El respiro les llegó cuando los italianos tuvieron que parar al haber dejado demasiado atrás a su apoyo artillero.
Tropas italianas cruzan un puente de pontones en el Isonzo (photos of the great war: gwpda.org)
El ataque a Bainsizza no supuso que Carmona se olvidara de la habitual ofensiva en el Carso destinada a abrir el camino a Trieste. Nuevamente los italianos se estrellaron ante la fuerte defensa en un fútil ataque; los italianos capturaron tras fuertes bajas un importante sector de la línea de trincheras austriacas para perderlas casi inmediatamente en el acostumbrado contraataque austro-húngaro.
Bajas: 148.000 (Italia), 105.000 (Austria-Hungría).
Aunque se había tenido éxito en Bainsizza, todavía aguantaban los pilares de la línea austriaca: la cabeza de puente de Tolmino, el Monte San Gabriele y Hermada en el Carso. Las bajas se acumulaban hasta niveles increíbles y aunque las austro-húngaras eran menores, les resultaba más difícil reponerlas. El V Armee de Boroević renombrado como Isonzo Armee estaba al borde del colapso, pero los alemanes no estaban dispuestos a permitirlo.
La cabeza de puente austriaca en el Tolmino se iba a revelar como una gran amenaza para los italianos y es que iba a ser utilizada durante lo que técnicamente fue la 12ª batalla del Isonzo: la ofensiva austro-alemana conocida como la batalla de Caporetto.
Monumento a los combatientes italianos y húngaros en la cima del Monte San Michele (fuente: www.betasom.it)
Autor: Flavius Stilicho
Fuentes:
-
Blasco Ibañez, V. Historia de la Guerra Europea de 1914.
-
Duffy, M. (fisrtworlwar.com): The Battles of the Isonzo, 1915-1917.
-
Valluy, J.E. La Primera Guerra Mundial.
-
Web worlwar1.com: The Eleven Battles of the Isonzo.
-
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Que baño de sangre¡ y queinoperante las ofensivas italianas con deficiente artilleria y por supuesto mal coordinados los ataques.
En realidad, Flavius, el problema de todos los frentes de la PGM fue el desfasaje mandos/armas. Mandos que pensaban en términos de armas blancas con ejércitos con ametralladoras, cañones de tiro rápido y lanzallamas.
Para ilustrar dicho desfasaje hay una escena de la película Gallipoli. Una carga contra las posiciones turcas. En el momento que se aprestan al asalto el sargento los instruye: "Calar bayonetas. Sí sorprendo a alguien con un cartucho en la recámara, se las tendrá que ver conmigo" y proceden a cargar contra nidos de ametralladora.
La prueba la tienes en la batalla de Caporetto (que estoy esperandote!!!!) donde los alemanes innovan y utilizan tácticas que hoy en día consideramos "lógicas", con muy pocas fuerzas consiguieron resultados espectaculares, y casi sin artillería (si tomas en cuenta un Rommel capturando una compañía con un soldado, más espectacular todavía).
Hay una frase que se me quedó grabada y es aplicable a casi todos los mandos de la PGM:
"Los Mismos Dioses son Impotentes Cuando la Estupidez Humana Hace su Aparición"
En particular, Cadorna, redujo al Olimpo entero a la impotencia total...
Saludos
La verdad que vaya burrada de guerra, en el aspecto táctico militar que llevó la muerte de millones de soldados (a la postre obreros) sin conseguir nada positivo a cambio, en ninguna de las partes. Tiene que ser aterrador, en el pensamiento de hoy día, tan solo imaginarse vagamente en una trinchera y ver que al salir todo el mundo cae como moscas, no más.
Esupendo artículo Flavius, me ha gustado mucho ;)
Muy interesante Flavius! Muy buen artículo.
Estuve hace un par de veranos en la zona, subí al Krn y vi los restos de material que hay allí. Estuvimos comentando que si subir con una mochila tiene lo suyo, cómo pudieron subir el material hasta allí. Más aún cómo atacar y subir bajo el fuego enemigo.
Abajo en Tolmin hay un museo y por toda la zona hay vestigios (trincheras, búnkers...). Es impresionante pensar que en una zona tan bonita tranquila hoy día se diera tal masacre.
A ver si encuentro alguna foto significativa y os la subo, para que veais cómo es el paisaje y lo que queda por allí.
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Sí, un gran baño de sangre y bastante desconocido.
Sí las trincheras del frente occidental ya eran duro, hay que imaginarse como era atacar trincheras y cuevas en una zona abrupta. Además como se ha dicho con un ejército deficiente en artillería y municiones.
Saludos.