Pío Moa: "Una novela se construye con vivencias propias y ajenas"
Con su última novela, Sonaron gritos y golpes a la puerta, el historiador y escritor español Pío Moa explora los entresijos de una de las épocas más turbulentas de la Historia de España. Autor de numerosos ensayos y artículos, Pío Moa se propuso un nuevo desafío: escribir su primera novela.
-M. H. M.: A la hora de escribir, ¿tiene en mente algún escritor en particular que le haya servido de modelo a seguir?
-P. M.: No. De las influencias en que puedo pensar estarían La noche quedó atrás de Jan Valtin, autobiografía novelada de un agente de la Komintern, y El enamorado de la Osa Mayor de Sergiusz Piasecki, una historia de contrabandistas en la frontera entre Polonia y la Unión Soviética de entreguerras. Las dos apasionantes para mi gusto. De forma inconsciente, seguramente me influyen muchos más autores, aunque sólo he leído novela con intensidad cuando era joven.
-M. H. M.: ¿Cuáles son sus libros de cabecera?
-P. M.: Ninguno en particular. Creo que la literatura griega clásica siempre es muy necesaria para formarse un criterio y como antídoto contra la chabacanería y la pretenciosidad que hoy dominan gran parte de la novela. Y contra la novelística de mero entretenimiento. A una novela le conviene ser entretenida, claro, pero debe tener también otras cosas. De otro modo pasa como con ciertas películas que saben emplear trucos para mantener la atención pero al final uno se pregunta por qué ha perdido el tiempo viendo tal insustancialidad.
-M. H. M.: El título de su novela es muy llamativo, ¿por qué lo eligió?
-P. M.: Un buen título es importante y suele ser difícil encontrarlo. Uno da vueltas a unos y otros, al final se cansa y sale con cualquiera. No sé si éste es especialmente bueno, pero me quedé con él porque instala al lector ya en medio de la acción. Además, representa algo que vivieron muchas personas por entonces en España.
Pío Moa. |
-M. H. M.: ¿Qué le ha hecho embarcarse en la elaboración de esta novela?
-P. M.: La idea me la dio el relato de unos hechos reales muy semejantes a los del comienzo del libro, contados por una señora mayor a un abogado amigo mío, y que habían sucedido en Barcelona. Fui postergando la idea porque tenía otros trabajos y por fin me puse a ello, como un reto. La verdad es que no sabía al principio cómo se desarrollaría. Una vez comenzada, los personajes y las situaciones se fueron formando un poco por su cuenta, sin un plan deliberado.
-M. H. M.: ¿Por qué escoger una época tan turbulenta política y socialmente?
-P. M.: Para una novela histórica es una época interesantísima por los peligros y las pasiones a flor de piel y con tanta gente jugándose la vida. Y es en esas situaciones donde el ser humano se ve forzado a elegir de forma imperiosa y extrema y a asumir imprevisibles consecuencias de sus actos. Claro que por eso mismo es muy fácil caer en lo convencional o en un moralismo simple o tosco, algo muy frecuente en novelas de guerra.
Por otra parte, en una novela histórica puede ocurrir que la historia se coma la novela o que la novela se coma la historia, es decir, se desvirtúe demasiado “por necesidades del guión” o por los prejuicios del autor. Creo haberlo evitado, a juzgar por las reseñas en blogs como el de Aquilino Duque, que tiene premios literarios importantes, entre ellos el Nacional de Literatura; el de un novelista joven, Luis Segura; el de Luis del Pino; y comentarios de algunas profesoras y personas diversas en mi propio blog. Son comentarios desinteresados y muy de agradecer porque, desde hace varios años, los grandes medios de masas me hacen el vacío, tanto los de izquierda como, aún más, los de derechas. En general dedican mucha más atención y espacio a personajes de actualidad o de moda como Belén Esteban. Parece que es lo que pide la gente, aunque no estoy muy seguro.
-M. H. M.: ¿Se podría establecer algún paralelismo con la situación política actual?
-P. M.: Hay muchos paralelismos. Ante todo, la guerra se produjo por la destrucción de la ley republicana por parte del Frente Popular, después de unas elecciones fraudulentas. La ley es lo que mantiene el orden en las sociedades humanas, en las que chocan constantemente intereses, ideas y sentimientos muy distintos u opuestos. Al caer la ley, surge la violencia o bien se entra en un proceso de disgregación y putrefacción social.
Hoy vemos cómo los políticos destrozan la Constitución, los mismos jueces lo hacen, algunos líderes de partido se ponen abiertamente al margen de la ley, como Mas, o colaboran con la ETA como ha hecho Zapatero y sigue haciendo Rajoy, o llevan al país a la ruina… Y no pasa nada, al menos en apariencia. Son políticos corruptos en su mayoría, y digo corruptos no sólo ni principalmente en el terreno económico, sino ante todo en el intelectual y moral. Recuerdan a aquellos que tan bien retrataba Azaña en su tiempo: “política de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta”. En todo esto hay grandes semejanzas entre aquella época y ésta.
Difiere, en cambio, el carácter de las generaciones respectivas. La de los años '30 tuvo capacidad y valor para reaccionar, aunque lo hizo algo tardíamente, por lo que la guerra se volvió al final inevitable. Encuentro a la generación actual muy desconcertada y desmoralizada. Sería exagerado pero no del todo irreal calificarla como la generación del botellón y la telebasura. Ignora la historia de su propio país o tiene ideas completamente falsas sobre la república, la guerra y el franquismo. Y, ya lo dijo Santayana, un pueblo que ignora la historia se ve forzado a repetirla. La crisis actual no es sólo económica, es ante todo moral, y resulta imposible predecir qué saldrá de ella.
"Una novela se construye con vivencias propias y ajenas" |
-M. H. M.: ¿Qué opina de otras novelas situadas en este período?
-P. M.: Creo que las mejores siguen siendo las dos primeras de Gironella (Los cipreses creen en Dios y, algo menos, Un millón de muertos) y también las de Agustí. Las que se escriben actualmente son en su mayoría pura filfa, más o menos como la mayoría de los libros de historia sobre esa época. Se ha impuesto en muchos medios la idea de que en la Guerra Civil el Frente Popular defendía la libertad y la democracia. Es decir, que esas cosas eran defendidas por los marxistas del PCE y del PSOE, cuando el marxismo ha sido la ideología más totalitaria y genocida del siglo XX, que eran defendidas por los anarquistas, los racistas extremos del PNV, golpistas como Azaña y Companys, que en cuanto perdieron las elecciones de 1933 intentaron golpes de estado y todos ellos tutelados por Stalin…
En fin, es como pretender que Hitler defendía a los judíos. Cuando se hace de ese disparate la clave explicativa de la Guerra Civil, de ahí no puede salir más que una sarta de tonterías más o menos rebuscadas. Pero ése es el nivel real, el de la simple tontería, al que ha llegado la mayor parte de la historiografía y la literatura y la televisión sobre aquel período. Parece que estamos de nuevo en el tiempo de la charlatanería y el embuste triunfantes. La sociedad española actual, con la demagogia de tres al cuarto omnipresente, no resulta demasiado inspiradora, salvo para una novela satírica o de cachondeo.
-M. H. M.: ¿Alguna persona de la actualidad le ha servido de inspiración para sus personajes?
-P. M.: Para los personajes comunistas me he basado en mis propios recuerdos de situaciones y de antiguos camaradas y, para otros, en personas anónimas que he conocido. Por ejemplo, tuve un amigo que a los dieciséis años era un poco el chulo de una prostituta, y lo he utilizado como un rasgo de uno de los protagonistas, Paco. Las relaciones amorosas las he tomado un poco del entorno y de situaciones que he vivido o conocido de otras personas.
Una novela se construye con vivencias propias y ajenas y con lecturas. Pero no he querido hacer costumbrismo ni caer en el realismo cutre tan en boga en la literatura española desde hace mucho tiempo, ése que se centra en personajes con poco espíritu y poco inteligentes y con afanes algo sórdidos. Los personajes que luchan contra el comunismo en Sonaron gritos no encajan en los tópicos ni en los tipismos de la derecha. Tienen una individualidad muy pronunciada. A Aquilino Duque les han parecido de espíritu proletario, aunque no sé si eso los define, creo que no.
-M. H. M.: Háblenos de su motivación, ¿qué mensaje quiere transmitir al lector?
-P. M.: No he pretendido transmitir un mensaje sino, ante todo, reflejar el conflicto y la evolución de las personas en un tiempo determinado y en unas circunstancias radicales, evitando maniqueísmos. Los personajes se revelan de dos maneras: en la acción misma y en sus reflexiones y discusiones pero no he querido que éstas lleguen a conclusiones precisas. No he querido hacer una novela de tesis. Evidentemente, siempre hay un mensaje pero cada lector puede encontrar el suyo y a veces se sacan significados opuestos, como he podido comprobar por los comentarios. Dice Aquilino Duque que se trata de una novela dantesca. Luis del Pino la ha encontrado delicada. Otros le han encontrado paralelismos con Guerra y Paz de Tolstoi (salvando las distancias…). En fin, esa misma disparidad de opiniones me anima porque es propia de la buena literatura.
Sonaron gritos y golpes a la puerta es la primera novela de Pío Moa. |
-M. H. M.: ¿Cuáles eran sus objetivos al escribir Sonaron gritos y golpes a la puerta?
-P. M.: En primer lugar, comprobar si era capaz de escribir una novela larga. Cuando presenté a la editorial el borrador de la primera parte, Ymelda Navajo y Berenice Galaz la encontraron muy emocionante, o impactante, y por eso me aconsejaron que no la alargase mucho ya que era difícil mantener el mismo nivel de interés y una novela se echa a perder si la tensión decae.
Pero la segunda parte, más larga, les pareció mejor todavía. Esa parte es propiamente una novela de guerra, un tipo de literatura que no suelen apreciar las mujeres y, sin embargo, muchas me han comentado que es la parte que más les ha gustado. Y creo que la tercera parte no desmerece de las anteriores, aunque eso es opinable, claro está.
Por otro lado, mientras la escribía me di cuenta de que podía cumplir un papel que no llenan los libros de historia y ser fiel, sin embargo, a la historia. La izquierda comprendió hace tiempo que lo que influye realmente a la gente no son los estudios académicos sino la literatura y el cine y se ha aplicado a fondo. De ahí bodrios como Cúentame o Amar en tiempos revueltos, pura basura pero muy eficaz propagandísticamente si no tiene réplica. He pensado que Sonaron gritos podría contrarrestar en alguna medida –pequeña medida— esa distorsión sistemática de nuestro pasado.
-M. H. M.: ¿Cuáles han sido las mayores dificultades con las que se ha encontrado al documentarse?
-P. M.: Ninguna. En gran parte la documentación la tenía previamente. Además, me he basado en las memorias, testimonios y autobiografías de personas que vivieron la época. Esto es importante porque te permite romper muchos tópicos. Por ejemplo, algunos me han criticado que describa una misa negra o la libertad con que se expresan los personajes en las tertulias en el “Café Gijón” o “El Gato Negro”, porque dicen que en aquella época eran imposibles tales cosas. Pero me he basado, ya digo, en recuerdos de personajes que vivieron aquello.
Además, los años '40 fueron muy variados, dependiendo del curso de la guerra mundial y de los sucesos posteriores. La imagen “espesa” y homogénea que suele darse de ellos es falsa. Cuando la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su fin, muchísima gente, dentro y fuera de España, daba por sentado que al Franquismo le quedaban cuatro días y se expresaba en tono amenazante para el régimen, creyendo que pronto iba a llegar su hora. Luego no fue así, claro, y la novela recoge aquel ambiente en que se desenvuelven los protagonistas.
-M. H. M.: ¿Qué opina acerca de las críticas que ha recibido su novela?
-P. M.: Las críticas, por parte de quienes la han leído, son casi todas muy positivas, incluso entusiásticas en un grado que podría ruborizarme, al comparar la novela con las de Tolstoi, Galdós o Baroja. Todos coinciden en adjudicarle fuerza en la acción y en los personajes y situaciones, aunque sobre las figuras femeninas algunos las consideran planas y otros sugestivas.
También entienden el relato de distintas maneras, lo que me parece bien. Después de todo, un autor literario no puede valorar adecuadamente su propia obra, que en gran medida ha surgido de su inconsciente, y ésta en particular no ha partido de ningún plan previo y deliberado, como dije. Y son más de agradecer esas críticas porque en su mayoría vienen de personas con cultura literaria, que no me conocen y escriben libremente en blogs, sin obligaciones o conveniencias de política editorial como las que se perciben muchas veces en los suplementos literarios. Luego está ese tipo de gansos, tan abundantes, que dicen que ni me han leído ni me piensan leer pero que opinan con mucha furia. Son la gente influida por Cuéntame o lo de los tiempos revueltos, a veces por historiadores a los que he rebatido concienzudamente. Qué le vamos a hacer, así está el patio.
-M. H. M.: ¿Podría darnos alguna pista sobre sus futuros proyectos? ¿Tiene pensado escribir una nueva novela?
-P. M.: Este otoño publicaré dos libros: España contra España, que viene a ser una versión popular y acortada de Nueva historia de España; y otro de Textos polémicos, recogiendo debates y críticas a Juliá, Preston, Viñas, Beevor, Carr, Moradiellos y bastantes otros. En España existe pánico al debate, un indicio de la baja calidad de nuestra universidad. Pienso también en una introducción a la historia de Europa, tan necesaria en este país lleno de beatos europeístas que no tienen ni idea de la Europa histórica. Luego intentaré una nueva novela, si todo sale bien.
"Lo esencial [en una novela] no son las formas ni el virtuosismo técnico sino la calidad del argumento y el relieve de los personajes." |
-M. H. M.: ¿Cuál es su opinión sobre el panorama literario en España en la actualidad? ¿Cómo cree que pueden afectar los libros electrónicos a la literatura? ¿En qué medida cree que el público al que se dirige se verá afectado por la subida del IVA?
-P. M.: El panorama literario me parece muy mediocre o menos que mediocre, con las excepciones de rigor. La subida del IVA se añade a la crisis general, pues la venta de libros ha bajado enormemente en los últimos años. En cuanto al libro electrónico, sólo hay que ver a la gente leyendo en tabletas en el metro, cada vez más. El mundo editorial tendrá que adaptarse y ya lo está haciendo. Pero no creo que el libro de papel vaya a desaparecer ni mucho menos.
-M. H. M.: ¿De qué manera le ha influido Internet a la hora de documentarse?
-P. M.: Internet es muy cómoda. Hoy puedes obtener gran cantidad de información que todavía hace poco te obligaba a emplear mucho tiempo en archivos y bibliotecas. No todo lo que hay en los archivos y bibliotecas está en Internet, por supuesto, pero hay cada vez más. Por otra parte, esa abundancia de información, mucha de ella falsa o de baja calidad, obliga a formarse un criterio muy depurado para distinguir, comprobar y seleccionar.
-M. H. M.: Por último, ¿podría ofrecernos algún consejo básico para los que se proponen ser escritores?
-P. M.: En primer lugar, leer bastante literatura y yo recomendaría, en general, la griega, la española del Siglo de Oro y la del XIX, gran época de la novela europea. Luego es cuestión de saber si uno vale o no, lo que exige probar. Ya dije que me impuse esta novela como un reto y parece que no me ha salido mal del todo.
Escribir exige bastante trabajo pero sin eso que llaman inspiración, el trabajo se pierde en gran medida. Como empieza la Ilíada, gran parte de la obra no se debe al artista sino a “la diosa”, la musa. Hay autores con muy buena prosa pero que no cuentan nada de interés; o que dominan los trucos eficaces para provocar emoción, tensión, hasta lágrimas o risa y, sin embargo, resulta de ahí un relato intrascendente. Para mí, lo esencial no son las formas ni el virtuosismo técnico sino la calidad del argumento y el relieve de los personajes.
Luego, hay quienes trazan de principio un esquema bastante detallado de la historia, hasta su final, y lo van rellenando; otros, como es mi caso, van desarrollando una idea muy general que además se transforma según se va escribiendo. En fin: cada uno debe probar según su propio espíritu, conociendo lo que han hecho otros pero sin supeditarse a ello. Es un consejo muy vago pero no se me ocurre nada mejor.
Autora: Elisabet Seijo, licenciada en Historia (UB)
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Empezando por lo principal. No hay constancia alguna de un apoyo a los terroristas, ni por parte de Zapatero, ni por parte de Rajoy ¡ ninguna !.
Otra cosa será que estemos de acuerdo o en desacuerdo con las medidas adoptadas con la intención de procurar la paz. Y mientras no se demuestre lo contrario eso es una difamación.
Lamento profundamente que una asociacion como MH, a la que respeto p y con la que simpatizo por muchas razones, no pueda editar semejante falsedad y semejante insulto al pueblo español, como es sin duda que alguien afirme que dos presidentes de España votados por los ciudadanos españoles sean unos terroristas.
Un saludo
Con todo respeto, yo no estoy de acuerdo en que todo pueda permitirse, ni todo pueda ser considerado libertad de expresión. La moderación de MH, así lo demuestra, sancionando o solicitando que se editen determinados post, lo cual me parece correcto. Pero igualmente me lo pareceria que con los mismos criterios y por las mismas razones, las afirmaciones que supongan una clara difamación, vengan de quien vengan, se puedan editar.
Con todo respeto a la administracion de MH, ruego que se considere la posibilidad y la oportunidad de editar esa parte de la entrevista.
Hola P. Flores, la libertad de expresion no es una excusa para que podamos insultar y agredir verbalmente a otros, eso es lo que las normas y los moderadores controlan en Mundo Historia. Lo que llama mucho la atención es que los que se llaman "guardianes de la libertad" son los que a lo largo de la historia mas han limitado las libertades de aquellos que no les gusta lo que opinan.
Ya se han editado los insultos hacia el entrevistado.
lo siento, de verdad lo siento, pero no puedo dejar de decir que lo que dice Moa en este caso, respecto a esos presidentes es algo que verdaderamente no creo que haya debido aceptarse en Mh. Críticas: todas por supuesto.Pero Señor Administrador que de mi pais se diga que está gobernando un terrorista es algo que sinceramente supera mi tolerancia y que excede lo que entiendo por libertad de expresión
Gracias
Ok, P. Flores, tomamos nota de tu comentario y lo tendremos en cuenta como publicación. Gracias.
Muchísimas gracias
Un afectuoso saludo
En fin, que queda bastante documentado que Pío Moa tiene sobradas razones para argumentar que se le hace el vacío. Más bien, yo diría que se lo boicotea activamente, y este mismo hilo tenemos un ejemplo.
Aquí, dos usuarios (que quiero dejar claro, nada tienen que ver con la dirección de MundoHistoria ni representan de forma ninguna a la asociación) les ha faltado tiempo para vilipendiar y calumniar a un autor que, recordemos, ha sido invitado a este espacio para hablar de su libro.
Esto es censura, o al menos, intento de censura, pues explícitamente ya ha habido quien ha invocado espuriamente el prestigio de MH como palanca para imponer su criterio, ya no sobre los demás usuarios sino incluso por encima de los que trabajan en MHM y, sobre todo, por encima de nuestras normas básicas de pluralidad y respeto. Esto es completamente intolerable y recuerda en gran medida a las censuras realizadas por movimientos autocráticos del siglo pasado. Es curioso que este tipo de gente pretenda criticar a estos movimientos mientras utiliza similares tácticas de represión dictatoriales. Y cuando digo curioso, quiero decir que es hipócrita hasta el punto de causar vergüenza ajena. Realmente da la impresión de que esta gente estaría encantada con que la dirección editorial (en este caso MHM) vetara de por vida a este señor, que es exactamente lo que hacían los franquistas con los autores que no decían lo que ellos querían.
Pero claro que en el staff de MH jamás vamos a permitir eso; seguiremos proveyendo de un canal de debate aséptico y neutral para cualquiera que quiera debatir de historia. Y si a alguien esto no le gusta, pues ya sabe donde tiene la puerta, y antes que tener muchos usuarios y con muchas ínfulas, preferimos tener unos pocos más humildes, pero más educados.
A ver si en vez de leer en este tema tanto insulto y tanto desprecio del "ya mañana demuestro que, pero lo digo hoy" veo algún tema nuevo abierto en Historia de España. O mejor aún, tres temas y cuatro artículos. Y con profusión de documentación claro está.
Pero como siempre, me voy a quedar con las ganas, que el objetivo es imponer, no convencer. Y para eso lo mejor es insultar, que es muy fácil, pero ni juntando todo lo escrito por todas las personas que insultan aquí, daría para hacer un artículo de MHM medio bueno, y ya no digamos un libro.
Un saludo
PS: Normalmente no salgo de IIGM, y en cuanto a novelas, no suelo salir de los clásicos, pero bien podría hacer una excepción esta vez, a ver si la ponen en el próximo club de lectura de MH y me la leo.
PPS: Ya antes de mandar el mensaje compruebo que ya hay quien pide la retirada de la entrevista... si ya lo decía Napoleón, que el problema de los oprimidos es que no les importaría ser opresores!!
"Ya antes de mandar el mensaje compruebo que ya hay quien pide la retirada de la entrevista... si ya lo decía Napoleón, que el problema de los oprimidos es que no les importaría ser opresores!!"
Nada más cierto keitel y la historia es testigo. Por citar un ejemplo cercano como lo has hecho tú, quizá por lo que seria una buena razón: ( viajar lejos sabiendo lo que cuesta, en tiempos de crisis como la que hoy tenemos en España, es lamentablemente un dispendio que pocos se pueden permitir), pensemos por ejemplo en Francia en tiempos de la IIGM y en el gobierno de Vichy,¡ que lamentable, que el pueblo francés tuviese que soportar que algunas gentes de su propio pueblo, se pusieran al servicio de quizá uno de los regímenes más genocidas de la Historia. Y, por otra parte, si hablamos de Napoleón y de España, los españoles que se equivocaron, respecto al rey Fernando, conocido por lo que fue, no se equivocaron respecto a su deber de defender a España del intruso francés ¡ gratitud pues a quienes dieron una patada en su buenaparte al francés!.
Un saludo Keytel
Usualmente entramos al foro como quien entra a una conversación entre amigos.
Está bien, parte del atractivo de MH es, precisamente, que nos tratamos como amigos.
Pero no debemos olvidar que, por su estructura, es un medio de difusión pública.
Cuando uno vierte opiniones sobre un tercero en un medio público debe hacerse cargo.
Pío Moa dice a título personal, con nombre y apellido cosas que no nos gustan, insultantes sobre otras personas. Podemos remarcarlo, hacerlo notar y decir "no comparto".
Si alguien se siente molesto, le hace juicio a Pío Moa y punto. La responsabilidad de MH termina con la provisión para el juicio del original de la entrevista (para probar que el que lo dijo fue Pío Moa y que sus palabras no fueron sacadas de contexto).
Los usuarios de MH no nos hacemos cargo de lo que decimos. Nuestras expresiones no están con nombre y apellido. Apenas con un nik y una dirección IP imposible de rastrear (en la práctica), a menos que invirtamos recursos enormes en la búsqueda.
Si alguien se siente molesto, le hace juicio a Mundo Historia. Los usuarios que vertieron expresiones insultantes se lo llevan de rositas y todos nos quedamos sin Mundo Historia (como mínimo, se bloquea el servidor durante el juicio).
Fíjense que de todo lo que dijeron sobre el entrevistado, lo más duro es fácilmente probable. Pío Moa insulta a dos Presidentes Españoles. Todo lo demás que se dijo, son cosas imposibles de probar (no importa si ciertas o no), con lo que constituyen delito de injurias
¿Quién es el perjudicado entonces?
Nosotros
¿Qué podemos hacer al respecto?
Moderar nuestro genio y pensar antes de teclear.
¿Conviene vetar cierto tipo de entrevistados?
Si hacemos eso, ¿cómo vamos a poder criticarlos?
Hablo de crítica en serio, "Fulano dice que esto es blanco y aquí tengo abundante material que muestra que fue negro".
Si vetamos a todos los que tienen opiniones de una determinada tendencia ¿Cómo vamos a buscar a los que opinan lo contrario?
Porque buscar todas opiniones de determinado color nos transforma en un Partído Político, no una asociación cultural.
Saludos.
P.S.: Hasta la peor barrabasada debe ser escuchada atentamente. Puede producir (en otro) algo muy fructífero. Nunca olviden que los colorantes son medicinas frustradas...
Me están entrando ganas de leerme la novela en cuestión, a ver qué tal está.
Pero basta que Moa diga "A" en una entrevista para que le lluevan las bofetadas hasta en el carné de identidad. Lo mismo es que diga que la Tierra es plana que afirme que el sol sale por el este, la cosa es darle leña al mono. Que al fin y al cabo lo ha dicho Moa, oiga. Pero si hasta una vez alguien pidió "entrullarlo" porque dijo no sé qué...
Eso por no hablar de la sobada "falacia ad hominen": como Moa es un ex-terrorista, pues venga, más leña todavía, diga lo que diga. Es un ex-terrorista y con eso lo arreglamos todo. Yo, personalmente prefiero a ex-terroristas que se dediquen a escribir que a ex-terroristas huidos, como De Juana o Josu Ternera (eso si los podemos llamar ex-terroristas, claro).
Todo esto al margen de la opinión que me merezcan Moa, sus opiniones y/o su obra, que no considero tan inútil como la creen algunos profesionales. Claro que esta es la opinión de un simple aficionado...
Por lo que veo en estos comentarios sobre la entrevista a Pío Moa, creo que los moderadores y administradores de MHM están a la altura afortunadamente de un medio en que se respeta la libertad de expresión y de investigación, como debe ser en una democracia de tipo liberal.
La mayoría de los lectores son lo suficientemente inteligentes y maduros para darse cuenta del futuro que nos esperaría a los españoles de triunfar las opciones políticas defendidas por quienes no vacilarían en cercenar las libertades anteriormente citadas, cuanto más que se basan en juicios basados en datos falsos como las investigaciones historiográficas han demostrado indubitablemente.
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