Pío Moa: "Una novela se construye con vivencias propias y ajenas"
Con su última novela, Sonaron gritos y golpes a la puerta, el historiador y escritor español Pío Moa explora los entresijos de una de las épocas más turbulentas de la Historia de España. Autor de numerosos ensayos y artículos, Pío Moa se propuso un nuevo desafío: escribir su primera novela.
-M. H. M.: A la hora de escribir, ¿tiene en mente algún escritor en particular que le haya servido de modelo a seguir?
-P. M.: No. De las influencias en que puedo pensar estarían La noche quedó atrás de Jan Valtin, autobiografía novelada de un agente de la Komintern, y El enamorado de la Osa Mayor de Sergiusz Piasecki, una historia de contrabandistas en la frontera entre Polonia y la Unión Soviética de entreguerras. Las dos apasionantes para mi gusto. De forma inconsciente, seguramente me influyen muchos más autores, aunque sólo he leído novela con intensidad cuando era joven.
-M. H. M.: ¿Cuáles son sus libros de cabecera?
-P. M.: Ninguno en particular. Creo que la literatura griega clásica siempre es muy necesaria para formarse un criterio y como antídoto contra la chabacanería y la pretenciosidad que hoy dominan gran parte de la novela. Y contra la novelística de mero entretenimiento. A una novela le conviene ser entretenida, claro, pero debe tener también otras cosas. De otro modo pasa como con ciertas películas que saben emplear trucos para mantener la atención pero al final uno se pregunta por qué ha perdido el tiempo viendo tal insustancialidad.
-M. H. M.: El título de su novela es muy llamativo, ¿por qué lo eligió?
-P. M.: Un buen título es importante y suele ser difícil encontrarlo. Uno da vueltas a unos y otros, al final se cansa y sale con cualquiera. No sé si éste es especialmente bueno, pero me quedé con él porque instala al lector ya en medio de la acción. Además, representa algo que vivieron muchas personas por entonces en España.
Pío Moa. |
-M. H. M.: ¿Qué le ha hecho embarcarse en la elaboración de esta novela?
-P. M.: La idea me la dio el relato de unos hechos reales muy semejantes a los del comienzo del libro, contados por una señora mayor a un abogado amigo mío, y que habían sucedido en Barcelona. Fui postergando la idea porque tenía otros trabajos y por fin me puse a ello, como un reto. La verdad es que no sabía al principio cómo se desarrollaría. Una vez comenzada, los personajes y las situaciones se fueron formando un poco por su cuenta, sin un plan deliberado.
-M. H. M.: ¿Por qué escoger una época tan turbulenta política y socialmente?
-P. M.: Para una novela histórica es una época interesantísima por los peligros y las pasiones a flor de piel y con tanta gente jugándose la vida. Y es en esas situaciones donde el ser humano se ve forzado a elegir de forma imperiosa y extrema y a asumir imprevisibles consecuencias de sus actos. Claro que por eso mismo es muy fácil caer en lo convencional o en un moralismo simple o tosco, algo muy frecuente en novelas de guerra.
Por otra parte, en una novela histórica puede ocurrir que la historia se coma la novela o que la novela se coma la historia, es decir, se desvirtúe demasiado “por necesidades del guión” o por los prejuicios del autor. Creo haberlo evitado, a juzgar por las reseñas en blogs como el de Aquilino Duque, que tiene premios literarios importantes, entre ellos el Nacional de Literatura; el de un novelista joven, Luis Segura; el de Luis del Pino; y comentarios de algunas profesoras y personas diversas en mi propio blog. Son comentarios desinteresados y muy de agradecer porque, desde hace varios años, los grandes medios de masas me hacen el vacío, tanto los de izquierda como, aún más, los de derechas. En general dedican mucha más atención y espacio a personajes de actualidad o de moda como Belén Esteban. Parece que es lo que pide la gente, aunque no estoy muy seguro.
-M. H. M.: ¿Se podría establecer algún paralelismo con la situación política actual?
-P. M.: Hay muchos paralelismos. Ante todo, la guerra se produjo por la destrucción de la ley republicana por parte del Frente Popular, después de unas elecciones fraudulentas. La ley es lo que mantiene el orden en las sociedades humanas, en las que chocan constantemente intereses, ideas y sentimientos muy distintos u opuestos. Al caer la ley, surge la violencia o bien se entra en un proceso de disgregación y putrefacción social.
Hoy vemos cómo los políticos destrozan la Constitución, los mismos jueces lo hacen, algunos líderes de partido se ponen abiertamente al margen de la ley, como Mas, o colaboran con la ETA como ha hecho Zapatero y sigue haciendo Rajoy, o llevan al país a la ruina… Y no pasa nada, al menos en apariencia. Son políticos corruptos en su mayoría, y digo corruptos no sólo ni principalmente en el terreno económico, sino ante todo en el intelectual y moral. Recuerdan a aquellos que tan bien retrataba Azaña en su tiempo: “política de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta”. En todo esto hay grandes semejanzas entre aquella época y ésta.
Difiere, en cambio, el carácter de las generaciones respectivas. La de los años '30 tuvo capacidad y valor para reaccionar, aunque lo hizo algo tardíamente, por lo que la guerra se volvió al final inevitable. Encuentro a la generación actual muy desconcertada y desmoralizada. Sería exagerado pero no del todo irreal calificarla como la generación del botellón y la telebasura. Ignora la historia de su propio país o tiene ideas completamente falsas sobre la república, la guerra y el franquismo. Y, ya lo dijo Santayana, un pueblo que ignora la historia se ve forzado a repetirla. La crisis actual no es sólo económica, es ante todo moral, y resulta imposible predecir qué saldrá de ella.
"Una novela se construye con vivencias propias y ajenas" |
-M. H. M.: ¿Qué opina de otras novelas situadas en este período?
-P. M.: Creo que las mejores siguen siendo las dos primeras de Gironella (Los cipreses creen en Dios y, algo menos, Un millón de muertos) y también las de Agustí. Las que se escriben actualmente son en su mayoría pura filfa, más o menos como la mayoría de los libros de historia sobre esa época. Se ha impuesto en muchos medios la idea de que en la Guerra Civil el Frente Popular defendía la libertad y la democracia. Es decir, que esas cosas eran defendidas por los marxistas del PCE y del PSOE, cuando el marxismo ha sido la ideología más totalitaria y genocida del siglo XX, que eran defendidas por los anarquistas, los racistas extremos del PNV, golpistas como Azaña y Companys, que en cuanto perdieron las elecciones de 1933 intentaron golpes de estado y todos ellos tutelados por Stalin…
En fin, es como pretender que Hitler defendía a los judíos. Cuando se hace de ese disparate la clave explicativa de la Guerra Civil, de ahí no puede salir más que una sarta de tonterías más o menos rebuscadas. Pero ése es el nivel real, el de la simple tontería, al que ha llegado la mayor parte de la historiografía y la literatura y la televisión sobre aquel período. Parece que estamos de nuevo en el tiempo de la charlatanería y el embuste triunfantes. La sociedad española actual, con la demagogia de tres al cuarto omnipresente, no resulta demasiado inspiradora, salvo para una novela satírica o de cachondeo.
-M. H. M.: ¿Alguna persona de la actualidad le ha servido de inspiración para sus personajes?
-P. M.: Para los personajes comunistas me he basado en mis propios recuerdos de situaciones y de antiguos camaradas y, para otros, en personas anónimas que he conocido. Por ejemplo, tuve un amigo que a los dieciséis años era un poco el chulo de una prostituta, y lo he utilizado como un rasgo de uno de los protagonistas, Paco. Las relaciones amorosas las he tomado un poco del entorno y de situaciones que he vivido o conocido de otras personas.
Una novela se construye con vivencias propias y ajenas y con lecturas. Pero no he querido hacer costumbrismo ni caer en el realismo cutre tan en boga en la literatura española desde hace mucho tiempo, ése que se centra en personajes con poco espíritu y poco inteligentes y con afanes algo sórdidos. Los personajes que luchan contra el comunismo en Sonaron gritos no encajan en los tópicos ni en los tipismos de la derecha. Tienen una individualidad muy pronunciada. A Aquilino Duque les han parecido de espíritu proletario, aunque no sé si eso los define, creo que no.
-M. H. M.: Háblenos de su motivación, ¿qué mensaje quiere transmitir al lector?
-P. M.: No he pretendido transmitir un mensaje sino, ante todo, reflejar el conflicto y la evolución de las personas en un tiempo determinado y en unas circunstancias radicales, evitando maniqueísmos. Los personajes se revelan de dos maneras: en la acción misma y en sus reflexiones y discusiones pero no he querido que éstas lleguen a conclusiones precisas. No he querido hacer una novela de tesis. Evidentemente, siempre hay un mensaje pero cada lector puede encontrar el suyo y a veces se sacan significados opuestos, como he podido comprobar por los comentarios. Dice Aquilino Duque que se trata de una novela dantesca. Luis del Pino la ha encontrado delicada. Otros le han encontrado paralelismos con Guerra y Paz de Tolstoi (salvando las distancias…). En fin, esa misma disparidad de opiniones me anima porque es propia de la buena literatura.
Sonaron gritos y golpes a la puerta es la primera novela de Pío Moa. |
-M. H. M.: ¿Cuáles eran sus objetivos al escribir Sonaron gritos y golpes a la puerta?
-P. M.: En primer lugar, comprobar si era capaz de escribir una novela larga. Cuando presenté a la editorial el borrador de la primera parte, Ymelda Navajo y Berenice Galaz la encontraron muy emocionante, o impactante, y por eso me aconsejaron que no la alargase mucho ya que era difícil mantener el mismo nivel de interés y una novela se echa a perder si la tensión decae.
Pero la segunda parte, más larga, les pareció mejor todavía. Esa parte es propiamente una novela de guerra, un tipo de literatura que no suelen apreciar las mujeres y, sin embargo, muchas me han comentado que es la parte que más les ha gustado. Y creo que la tercera parte no desmerece de las anteriores, aunque eso es opinable, claro está.
Por otro lado, mientras la escribía me di cuenta de que podía cumplir un papel que no llenan los libros de historia y ser fiel, sin embargo, a la historia. La izquierda comprendió hace tiempo que lo que influye realmente a la gente no son los estudios académicos sino la literatura y el cine y se ha aplicado a fondo. De ahí bodrios como Cúentame o Amar en tiempos revueltos, pura basura pero muy eficaz propagandísticamente si no tiene réplica. He pensado que Sonaron gritos podría contrarrestar en alguna medida –pequeña medida— esa distorsión sistemática de nuestro pasado.
-M. H. M.: ¿Cuáles han sido las mayores dificultades con las que se ha encontrado al documentarse?
-P. M.: Ninguna. En gran parte la documentación la tenía previamente. Además, me he basado en las memorias, testimonios y autobiografías de personas que vivieron la época. Esto es importante porque te permite romper muchos tópicos. Por ejemplo, algunos me han criticado que describa una misa negra o la libertad con que se expresan los personajes en las tertulias en el “Café Gijón” o “El Gato Negro”, porque dicen que en aquella época eran imposibles tales cosas. Pero me he basado, ya digo, en recuerdos de personajes que vivieron aquello.
Además, los años '40 fueron muy variados, dependiendo del curso de la guerra mundial y de los sucesos posteriores. La imagen “espesa” y homogénea que suele darse de ellos es falsa. Cuando la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su fin, muchísima gente, dentro y fuera de España, daba por sentado que al Franquismo le quedaban cuatro días y se expresaba en tono amenazante para el régimen, creyendo que pronto iba a llegar su hora. Luego no fue así, claro, y la novela recoge aquel ambiente en que se desenvuelven los protagonistas.
-M. H. M.: ¿Qué opina acerca de las críticas que ha recibido su novela?
-P. M.: Las críticas, por parte de quienes la han leído, son casi todas muy positivas, incluso entusiásticas en un grado que podría ruborizarme, al comparar la novela con las de Tolstoi, Galdós o Baroja. Todos coinciden en adjudicarle fuerza en la acción y en los personajes y situaciones, aunque sobre las figuras femeninas algunos las consideran planas y otros sugestivas.
También entienden el relato de distintas maneras, lo que me parece bien. Después de todo, un autor literario no puede valorar adecuadamente su propia obra, que en gran medida ha surgido de su inconsciente, y ésta en particular no ha partido de ningún plan previo y deliberado, como dije. Y son más de agradecer esas críticas porque en su mayoría vienen de personas con cultura literaria, que no me conocen y escriben libremente en blogs, sin obligaciones o conveniencias de política editorial como las que se perciben muchas veces en los suplementos literarios. Luego está ese tipo de gansos, tan abundantes, que dicen que ni me han leído ni me piensan leer pero que opinan con mucha furia. Son la gente influida por Cuéntame o lo de los tiempos revueltos, a veces por historiadores a los que he rebatido concienzudamente. Qué le vamos a hacer, así está el patio.
-M. H. M.: ¿Podría darnos alguna pista sobre sus futuros proyectos? ¿Tiene pensado escribir una nueva novela?
-P. M.: Este otoño publicaré dos libros: España contra España, que viene a ser una versión popular y acortada de Nueva historia de España; y otro de Textos polémicos, recogiendo debates y críticas a Juliá, Preston, Viñas, Beevor, Carr, Moradiellos y bastantes otros. En España existe pánico al debate, un indicio de la baja calidad de nuestra universidad. Pienso también en una introducción a la historia de Europa, tan necesaria en este país lleno de beatos europeístas que no tienen ni idea de la Europa histórica. Luego intentaré una nueva novela, si todo sale bien.
"Lo esencial [en una novela] no son las formas ni el virtuosismo técnico sino la calidad del argumento y el relieve de los personajes." |
-M. H. M.: ¿Cuál es su opinión sobre el panorama literario en España en la actualidad? ¿Cómo cree que pueden afectar los libros electrónicos a la literatura? ¿En qué medida cree que el público al que se dirige se verá afectado por la subida del IVA?
-P. M.: El panorama literario me parece muy mediocre o menos que mediocre, con las excepciones de rigor. La subida del IVA se añade a la crisis general, pues la venta de libros ha bajado enormemente en los últimos años. En cuanto al libro electrónico, sólo hay que ver a la gente leyendo en tabletas en el metro, cada vez más. El mundo editorial tendrá que adaptarse y ya lo está haciendo. Pero no creo que el libro de papel vaya a desaparecer ni mucho menos.
-M. H. M.: ¿De qué manera le ha influido Internet a la hora de documentarse?
-P. M.: Internet es muy cómoda. Hoy puedes obtener gran cantidad de información que todavía hace poco te obligaba a emplear mucho tiempo en archivos y bibliotecas. No todo lo que hay en los archivos y bibliotecas está en Internet, por supuesto, pero hay cada vez más. Por otra parte, esa abundancia de información, mucha de ella falsa o de baja calidad, obliga a formarse un criterio muy depurado para distinguir, comprobar y seleccionar.
-M. H. M.: Por último, ¿podría ofrecernos algún consejo básico para los que se proponen ser escritores?
-P. M.: En primer lugar, leer bastante literatura y yo recomendaría, en general, la griega, la española del Siglo de Oro y la del XIX, gran época de la novela europea. Luego es cuestión de saber si uno vale o no, lo que exige probar. Ya dije que me impuse esta novela como un reto y parece que no me ha salido mal del todo.
Escribir exige bastante trabajo pero sin eso que llaman inspiración, el trabajo se pierde en gran medida. Como empieza la Ilíada, gran parte de la obra no se debe al artista sino a “la diosa”, la musa. Hay autores con muy buena prosa pero que no cuentan nada de interés; o que dominan los trucos eficaces para provocar emoción, tensión, hasta lágrimas o risa y, sin embargo, resulta de ahí un relato intrascendente. Para mí, lo esencial no son las formas ni el virtuosismo técnico sino la calidad del argumento y el relieve de los personajes.
Luego, hay quienes trazan de principio un esquema bastante detallado de la historia, hasta su final, y lo van rellenando; otros, como es mi caso, van desarrollando una idea muy general que además se transforma según se va escribiendo. En fin: cada uno debe probar según su propio espíritu, conociendo lo que han hecho otros pero sin supeditarse a ello. Es un consejo muy vago pero no se me ocurre nada mejor.
Autora: Elisabet Seijo, licenciada en Historia (UB)
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios
Los responsables de MH han decidido no editar la difamación que sobre dos presidentes de la democracia española, ha vertido este señor en esa entrevista y que ha sido sobre la cual yo hice mi propuesta de editar, no la entrevista entera, como muy bien se ha tergiversado. Es la decisión de MH, nada más que decir, excepto el que me permitan enviarles un afectuoso saludo de despedida y les de las gracias por la atención prestada: si a ustedes no les parece oportuno editar este post , por el mal ejemplo al que pueda dar lugar en este espacio de libertad.
Los responsables de MH han decidido no editar la difamación que sobre dos presidentes de la democracia española, ha vertido este señor en esa entrevista y que ha sido sobre la cual yo hice mi propuesta de editar, no la entrevista entera, como muy bien se ha tergiversado.
Este es el único párrafo de la entrevista que habla de presidentes democráticos de España:
Hoy vemos cómo los políticos destrozan la Constitución, los mismos jueces lo hacen, algunos líderes de partido se ponen abiertamente al margen de la ley, como Mas, o colaboran con la ETA como ha hecho Zapatero y sigue haciendo Rajoy, o llevan al país a la ruina… Y no pasa nada, al menos en apariencia. Son políticos corruptos en su mayoría, y digo corruptos no sólo ni principalmente en el terreno económico, sino ante todo en el intelectual y moral. Recuerdan a aquellos que tan bien retrataba Azaña en su tiempo: “política de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta”. En todo esto hay grandes semejanzas entre aquella época y ésta.
Dejando aparte que la mayor parte de lo que aquí se dice es innegable, ¿de verdad alguien ve difamación aquí?
O sea, que si yo digo que PPSOE colabora con ETA para poner fin al conflicto armado... ¿estoy difamando a alguien? ¿Y esto es equivalente, por lo tanto, a decir que X persona es un estúpido, un homófobo o un racista?
Que por cierto, Pilar, quizá no eres consciente de todo lo que se ha dicho aquí, porque habrás notado que se han editado mensajes, pero también se han eliminado mensajes. No sé si este es el caso, pero yo te aseguro que sí ha habido quien ha pedido que se retirara la entrevista entera. Por ello, quizá hayas realizado un juicio demasiado apresurado y sin conocer todos los datos.
Te lo digo porque, aun sin poner mi nombre, es evidente que te refieres a mis palabras, pese a que yo, en ningún momento me he referido a las tuyas. Y a mí tergiversar no me gusta, lo mismo que no me gusta que se me acuse de cosas que no hago.
Un saludo
No se extrañe señor Keitel, es una táctica bien conocida ya en el Evangelio "Ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio".
Así se explota el mito de la legitimidad del gobierno del Frente Popular cuando sus propios dirigentes (Azaña en sus memorias) y el presidente entonces de la república (Alcalá Zamora en declaraciones al "Journal de Géneve") dan fe de las gravísimas irregularidades producidas para falsear los resultados electorales. Esto lo ignoran los mismos que ponen el grito en el cielo acusando a Moa de no emplear fuentes, cuando se basa fundamentalísimamente en las fuentes primarias más irrefutables.
Creo que estamos sacando las cosas de quicio.
Los españoles se han hartado de llamar "asesino" y "criminal de guerra" a Aznar por lo de Irak en 2003 y aquí seguimos.
También, anteriormente, se "jartaron" de llamar "señor X" a Felipe González (creo que sobran las explicaciones) y nadie ha resultado herido.
¡Muy bueno señor los Santos!
Yo ahora no voy a hablar sobre este autor, quisiera abrir una línea de pensamiento sobre lo que ocurre en España con respecto a muchas ciencias y estudios humanísticos. Para mi lo más triste a este respecto es que a día de hoy en España encumbra o baja del pedestal a profesionales (ahora hablamos de historiadores, pero podríamos mencionar a periodistas, médicos, científicos) no estrictamente por su labor profesional, sino por dar a la gente lo que desea escuchar. Por darles lo que ellos quieren creer. Por lo tanto se hace historia a "gusto del consumidor", mercantilizando lo que debería ser una rama destinada a dar respuestas a incógnitas.
Mirad, España esta lleno de historiadores, unos más buenos, otros más malos, la inmensa mayoría grandes desconocidos. Si mañana yo saliera en una televisión pequeña, local, conozco gente, podría hacerlo, diciendo que Franco era un enviado de dios destinado a matar a delincuentes que disfrutaban matando y violando, y que a día de hoy solo nos gobiernan terroristas y rojos, y lo refuto con documentos... al día siguiente estaría en alguna televisión más grande cobrando el triple, algunos me tomarían por un friki, otros sin leerme pensarían que soy un gran historiador y los demás que soy un charlatán. Pero ya he armado bulla y todos me escuchan... que es lo que buscaba, notoriedad. Si saliera diciendo que Stalin fue muy débil y que hubiera tenido que aniquilar a todo ser viviente que no se hubiera plegado a sus pies, que el mejor país del mundo es Corea del Norte y que el Che no era mas que un débil, estoy seguro de que más de lo mismo. Al día siguiente famoso y con contratos... Puedo documentarme, dar citas, un historiador medianamente preparado descubre citas y fuentes que le convengan hasta debajo de las piedras. La cuestión no es encontrar fuentes, las hay para todo, sino dar una visión amplia de la realidad en base a fuentes muy diversas. Porque fijaos que mañana mismo, echando mano a una docena de fuentes, puedo demostraros que existen los extraterrestres... Con testigos y todo. Si es exactamente lo mismo de lo que pasa en el mundo del periodismo, de los contertulios, de la prensa rosa... Se valora el ser polémico.
Sobre esto creo que todos deberíamos recapacitar, yo incluido, que como todos también me dejo llevar por falsos profetas, para acabar optando por un consumo del conocimiento más cabal, más racional.
Porque yo me pregunto ¿Qué queremos escuchar? ¿Que alguien nos diga que el bando que nos mola de una guerra de hace un siglo es el de los buenos y el de los otros el de los malos? ¿Todavía estamos con las estupideces guerracivilistas? Cuando en Historia vemos el ritmo que avanza el mundo y cambia nuestro entorno a veces choca radicalmente con un cambio de mentalidades tan estanco a lo largo de los siglos. Parece como si de la noche a la mañana a las personas nos hubieran cambiado de la mano el bifaz lanceolado por el ipod y todos nuestros anhelos, deseos, maneras de agrupamiento social siguieran ahí. Yo a veces me doy cuenta de alguna de mis formas de pensar tan poco modernas y prejuiciosas que realmente no se de donde puedo haberlas sacado, al menos del primer homo sapiens.
Y ya que estamos recomiendo la lectura de los otros artículos de este número. Sin desmerecer a la entrevista, de todo se aprende, creo que son todos más instructivos. Por desgracia ninguno tiene los comentarios de éste. Es que en España nos gusta más la pelea dialéctica que un partido de fútbol.
Totalmente de acuerdo con Tito.
En este tipo de propagandistas, la acumulacion de citas y documentos, que unas veces tienen que ver y otras no con el tema, esconde un argumento predeterminado. Cesar Vidal es un maestro en esto.
SALUDOS.
La entrevistadora es neutral y muy Light (la pregunta sobre internet es la más “incisiva”) Y a un entrevistado no se le debe editar, se ha de saber lo que piensa y lo que busca. Distinto sería que entre en el foro y falte a algún forero.
Estoy de acuerdo con Tito también.
PARA EL SR. MANUELP
En primer lugar tendría lo que tendría que hacer es leer bien las cosas antes de habler. La lista biliográfica que publiqué es en respuesta a la afirmación del Administrador en la que se decía que nadie había refutado con fundamentos las teorías de Moa. Esa lista es de libros y artículos en los que directamente se alude a Moa -y a otros miembros de la "caverna" historiográfica- rebatiendo sus tesis.
¿Es usted historiador profesional?, en caso de no serlo -que creo que no- me parece que no es el más indicado para dar lecciones sobre metodología. Las pequeñas notas que escribí en relación a algunas de las propuestas de Moa eran simplemente para que el sr. Keitel dejará de decir que yo no ponía nada que contradijera las teorías de Moa. Por otro lado le aconsejaría que se enterara bien de que van las distintas tendencias historiográficas que ha habido a lo largo de la historia, que paradigmas y metodologías proponen y que historiadores siguen cada tendencia.
Tanto Buenaventura como yo hemos publicado algunos artículos e hilos en esta web. Molestese en leerlos yluego habla de si tenemos, o no, capacidad para ello -en mi caso le puedo decir que he participado en congresos y dado conferencias en varios países de tres continentes-. No obstante no tengo la menor duda que si fueran usted o Moa las referencias de MH ésta tendría mucho más prestigio.
Sobre su lista bibliográfica:
- Stanley G. Payne: Una pena la conversión de este señor, que pasa a ser un historiador bastante aceptable a ser publicista de Moa y cia. Por cierto también él ha hecho la travesía de progresista a conservador.
- Yuri Rybalkin: Su libro es una excelente obra -tuve la suerte de estar en la presentación que se hizo en España-. Por cierto el libro está prologado por Ángel Viñas -otro rojazo-
- R. Radosh, M. R. Habeck, G. Sevostianov (ed.): España traicionada... Estos autores hacen algo muy al uso entre aquellos que primero plantean una tesis y luego buscan aquella documentación que sirva de apoyo a la misma dejando al lado la contrarie estas tesis. En este caso basta con ver el preámbulo que hacen al documento nº 1 (pp. 35-43) en las que hacen una valoración del mismo totalmente subjetiva, no de lo que lo que dice el documento ¡sino del supuesto tono con el que se dice!
- B. Bolloten: La obra de este señor fue en su momento elevada a las alturas por Fraga Iribarne -entonces ministro de Información y Turismo- (se ve que no se entró de las cifras de ventas, ya que él lo presento como un best seller mundial) Bolloten tuvo la "mala suerte" que la edición de su obra coincidiera con la de Hugh Thomas. Le recomiento lea lo que escribe sobre esta obra, Herbert R. Soutworth en « El mito de la cruzada de Franco». Lea lo que dijeron sobre la obra de Bolloten dos críticos británicos: Roy Jenkins « Aún sobre el tema limitado de la significación de Negrin, Thomas demuestra, en mi opinión, un sentido mucho más exacto de la perspectiva que Bolloten» (The Spectator, Londres, 5-V-1961); W.F. Knapp: « A pesar de la escrupulosa investigación de los hechos, su conclusión es superficial y poco digna de confianza.» (The Oxford Magazine, 23-X-1962) SI no quiere leer las notas desde su original, lo puede hacer en la obra de Soutworth (p. 484)
- Jesús Hernández: Escribió tras su expulsión del PCE -injustamente ya que lo que hizo fue criticar la politica de Stalin, critica que comparto plenamente-. En su obra se denota un exceso de rencor hacia los que fueron sus antíguos camaradas; justificable dada la forma tan torticera con que se produjo su expulsión.
- Enrique Castro Delgado: Otro ex-PCE. Del que no opino porque nohe leido su obra.
Como ve sr. Manuelp yo leo de todo y a todos, le aconsejo que haga usted lo mismo.
PARA EL SR. KEITEL
¿Que a Moa se la hace el vacío?. Hasta el año 1999 este señor no había escrito absolutamente nada. "Casualmente" ese mismo año el Congreso de los Diputados aprobó una condena del franquismo -con la abstención del PP-. Si el señor Moa no hubiera tenido el respaldo -hasta que acabó tirándose los trastos a la cabeza con Losantos y Vidal- de todo el grupo de Libertad Digital, dudo mucho que hubiera podido publicar algún libro de historia. En una cosa tiene razón el sr. Moa, no le apoyan ni la derecha ni la izquierda, solamente lo hace la extrema derecha.
Los dos usuarios que menciona -me imagino que se refiera a Buenaventura y a mi- en ningún momento hemos querido representar a nadie ni a nada, por tanto su comentario sobra.
¿Quién ha vilipendiado? En mi caso me he limitado a decir que miente en algunas, por no decir todas, de sus tesis (Según la cuarta entrada de la palabra mentir del DRAL: Falsificar algo) y escribí algunos pequeños apuntes -entre otras razones para que se quedara usted tranquilo- contradiciendo lo dicho por Moa.
Aquí nadie quiere censurar nada, pero como usted apuntaba, al sr. Moa se le entrevista para que hable de su novela, y dentro de esto no cre que tenga cabida el que suelte una soflama política, o se dedique a desprestigiar a todos los novelistas españoles catalogándolos poco menos de juntaletras.
Y en cuanto a insultar, aplíquese usted el cuento y muestre más respeto en los comentarios que hace.
PS: Por cierto sr. Keitel, tengo la sana costumbre de cumplir lo que prometo. Los artículos que estoy preparando contra las tesis de P. Moa las podrá usted leer en un blog que tengo. Si tiene interés le puedo dar la dirección en un mensaje privado, ya que no quiero contravenir las normas de MH y hacerme propaganda.
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios