No es esta la primera vez en la que Pío Moa se adentra en el campo literario de la novela; ya lo hizo hace algunos años con El erótico crimen del Ateneo, dentro del género de la novela negra, pero sí es la primera vez que aborda la novela histórica. Moa, frente a la histeria y animadversión de sus detractores, ha renovado sustancialmente los estudios relativos siglo a la II República y la Guerra Civil, rebatiendo la ignorancia y más a menudo la actitud torticera de la dictadura de lo políticamente correcto.
Uno de los tópicos sostenidos por sus detractores, generalmente esgrimiendo descalificaciones plenas de subjetivismo y no en base a rigor científico alguno, es el de acusarle de no ser historiador, oficialmente titulado como tal, lo que no hace mucho Stanley Paine descalificaba cual si la descripción de la Historia y la investigación sobre la misma, necesitase un a modo de carnet o documento que confiriese legitimidad de ejercicio. Algo grotesco a la luz de historiadores allende nuestras fronteras y no contaminados por esa dictadura del pensamiento dominante. La fuerza inexorable de los hechos ha demostrado que la revolución en la historiografía moderna traída por Moa ha marcado un antes y un después en el tratamiento e investigación de los estudios relativos a la II República y la Guerra Civil.