Los reinos de taifas (2ª Parte): Las taifas mayores
En el siguiente artículo se realiza un repaso histórico del discurrir de los principales reinos de taifas de Al-Andalus: Sevilla, Badajoz, Toledo, Zaragoza, Málaga y Granada, desde su ascensión hasta su, en muchos casos, dramático y violento final.
1.- REINO DE TAIFA DE SEVILLA
Sevilla es la gran taifa conquistadora pues se anexiona todas las taifas del entorno, excepto Badajoz, Granada y Toledo con las que siempre estaba en guerra. Fundado el reino por los cadíes Abbadíes de origen árabe en 1023. Consiguiendo anexionarse toda Andalucia occidental, la provincia de Jaén y Murica, pero debido a los tributos que debían pagar al rey de Castilla, la potencia en que se hubo convertido se fue debilitando con el tiempo, siendo tomada por los almorávides en 1091.
El fundador fue Abu al-Qasim (1023-1042), en cuya corte vivieron poetas de la primera generación de taifas, como Ibn al-Abbar, autor de epístolas, Abu Amir Ibn Malsana o Abu I Walid al-Hymyari recopilador de las obras de estos poetas.
El infante y después rey al-Mu´tadid (1042-1069), destacó por su poesía, su lujo desbordado y su crueldad. Visir suyo fue el poeta al-Qutuyya. También escribieron Hisn al-Isbili, a quién ejecutó `por celos y al-Muallin, autor de una moaxaja con jarcha hispánica. Fue enseñado en el arte de la poesía por Abu Bakú ibn Ammar.
Se anexionó los reinos de taifas de Mertola (1045), Huelva (1051), Sta. Mª del Algarve (1052), Niebla (1054), Algeciras (1055), Silves (1063), Morón (1066), Ronda (1065), Carmona (1067), Arcos (1069), aunque no pudo hacerlo con Granada ni con Badajoz. De esta forma controló todo el territorio situado al surde Badajoz. Sin embargo todas estas campañas militares dejaron el reino en un estado de gran debilidad y tuvo que prestar vasallaje al reino de Castilla, tras una incursión de su monarca Fernando I, en 1063, por el valle del Guadalquivir.
Intentó una ficción con los Omeyas y mantuvo a un títere que se hacía pasar por Hixám II , pero tras su sometimiento a Castilla, la ficción era inútil.
Muchas veces fue equiparado a los príncipes italianos del Renacimiento, fue poeta y mecenas, pero hacia gala de extrema crueldad con sus enemigos, fue traicionero con sus fieles y utilizó el veneno con frecuencia. Guerreó mucho, pero nunca en el campo de batalla, mandaba a sus generales (en los que no confiaba) desde los Reales Alcázares de Sevilla. Mató con sus propias manos a uno de sus hijos, que se había rebelado contra el. Eliminó a un buen número de sus enemigos, los beréberes de la taifa de Ronda, que le estaban visitando, asfixiándolos en la sala caliente de los baños del palacio.
Durante su reinado y el de su hijo y sucesor, al Mu´tamid, la taifa de Sevilla alcanzó su máximo esplendor.
A la segunda generación de poetas de taifas pertenece al-Mu´tamid (Beja 1040-Agmat-Marruecos 1095), rey de Sevilla desde el 1069 hasta el 1090. Fue el segundo hijo de al-Mu´tadid y se convirtió en heredero cuando su hermano mayor fue ejecutado por su padre por supuesta traición.
Es una figura legendaria por la sensualidad de su corte. Trató íntimamene al poeta Abu Bakú Muhammad Ibn al-Ammat, de quién se cuenta como ganó en el ajedrez a Alfonso VI y murió asesinado, probablemente por el propio al-Mu´tamid. A los doce años, su padre, lo envió a Silves, para ser educado por Ammat (el famoso Abenamar de los cristianos).
Parece ser que Ammar cayó en desgracia como resultado de su desastrosa gestión de la anexión de la taifa de Murcia. Este pidió auxilio a Ramón Berenguer II, conde de Barcelona y le pidió ayuda para conquistar Murcia mediante el pago de diez mil dinares. Como prenda del pago del tributo, un hijo de al-Mu´tamid serviría de rehén, parece ser sin el consentimiento de su padre. Cuando descubrió el pacto, quiso recuperar a su hijo, cosa que pudo conseguir mediante el pago de una suma tres veces mayor. Una vez conquistada la taifa de Murcia, Ammar fue nombrado gobernador, pero poco después conspiro para independizarse de Sevilla. Descubiertas sus pretensiones tuvo que huir y se refugio en Zaragoza, intentando ayudarles en una expedición contra la fortaleza de Segura, pero fue hecho prisionero y entregado a al-Mu´tamid, quién lo mató con sus propias manos.
Una leyenda cuenta que Ammar jugó una partida de ajedrez con Alfonso VI de Castilla, el cual se encontraba asediando Sevilla (1078). La apuesta era elevada, puesto que el ganador decidiría el destino de la ciudad de Sevilla. Ibn Ammar ganó la partida y le pidió al rey castellano que respetase la ciudad. Alfonso mantuvo su palabra y no atacó Sevilla, quedándose con el tablero y las piezas del juego de ajedrez. La realidad es más prosaica y el sitio no se levanto hasta que al-Mu´tamid no acordó pagar un cuantioso tributo a Alfonso VI.
En el segundo año de su reinado, al-Mu´tamid anexionó la taifa de Córdoba, a cuyo frente puso a uno de sus hijos. Esta anexión supuso una amenaza para la taifa de Toledo, cuyo rey, al Mamun apoyó a un aventurero que en 1075 se apoderó de la ciudad y ejecutó al joven príncipe. Al-Mamun tomó `posesión de la ciudad, en la que murió seis meses después. Durante tres años al Mu´tamid trató de reconquistar Córdoba, la cual consiguió en 1078, al mismo que todas las posesiones del reino de Toledo situadas entre el Guadalquivir y el Guadiana pasaron a formar parte del reino de Sevilla.
Llamó a su corte a poetas como Ibn Zaydun, al-Labbana y la tercera generación, más joven que el, Ibn Wahbun de Murcia, Ibn Hamdis de Siracusa y a Ibn Zuhr.
Paseando a orillas del Guadalquivir con su, entonces, amigo, Ibn Ammar, jugaban a improvisar poemas, entretenimiento extremadamente popular en la sociedad andalusí de la época. Al levantarse una ligera brisa sobre el rio, dijo al-Mu´tamid: “El viento teje lorigas en las aguas”.
Ante lo cual esperaba la respuesta de su compañero. Sin embargo, Ibn Ammar no tuvo tiempo de responder, puesto que ambos oyeron una voz femenina que completaba la rima: Que coraza si se helaran,
La voz correspondía a una muchcha escondida tras los juncos. Era una joven bellísima llamada Rumaikiyya, esclava de un arriero. Al Mu´tamid quedó inmediatamente enamorado, la llevo a su palacio y la hizo su esposa, tomando el nombre de Itimad.
En este poema de al Mu´tamid se percibe una nota melancólica hacia su esposa Itamid:
Invisible a mis ojos,
Dentro del corazón estás presente.
Sea tanta tu dicha
Como mis penas, lágrimas e insomnio.
Eres dueña de mi, que soy difícil de alcanzar,
Y te resulta fácil de guiar mi afecto.
Mi anhelo a cada instante, es tenerte a mi lado,
Ojala se cumpliera mi deseo.
Mantén el pacto que nos une, y no cambies
Pese a mi larga ausencia.
Tu dulce nombre he ocultado
Dentro de mi poema, donde he escrito
Las letras de Itamid.
Sintiéndose amenazado por Castilla después de la conquista de Toledo por Alfonso VI. Decidió pedir auxilio a los almorávides, a los que ayudo, junto con tropas de las taifas de Granada y Badajoz, a derrotar a los cristianos. Sin embargo, el emir almorávide, requerido en Africa, volvió a su reino. La ausencia almorávide contribuyó a que los reyes musulmanes siguiesen envueltos en sus disensiones, de forma que no pudieron evitar nuevos ataques cristianos. El rey Alfonso VI tomó el castillo de Aledo (Murcia), 1087, bloqueando las rutas entre Sevilla y las provincias orientales de al-Andalus. Al Mu´tamid en persona se dirigió de nuevo a Marrakech para pedir a Yusuf que acudiera en ayuda de los musulmanes de Al-Andalus. Los almorávides volvieron a la península, pero esta vez no solo combatieron a los cristianos, sino que fueron conquistando uno a uno todos los reinos de taifas. Al Mu´tamid fue depuesto por el emir almorávide en 1090 y desterrado a Africa, donde murió.
Pero el reino de taifa de Sevilla era aliado de Alfonso VI de Castilla, ante los almorávides y para estrechar esa alianza le presento, al monarca cristiano, a su hija Zaida.
Al rey Mutamid le nació una hija de su esclava favorita. La niña fue bautizada con el nombre de Zaida, y era de una belleza espectacular. Se educó en una corte de cultura refinada y exquisita, recibiendo clases de canto, de música, de poesía, de relaciones sociales… convirtiéndose en una mujer inteligente, discreta, que causaba admiración en cuantos la veían y la trataban. Pero eran tiempos duros para los reinos de taifas, nacidos de la disgregación del Califato. Aunque Mutamid tenía uno de los reinos más fuertes, no por eso dejo de ser tributario de los cristianos del Norte, en concreto de Alfonso VI, que por aquel entonces eran más poderosos que sus desmembrados vecinos del sur.
Cuando Zaida contaba solo 12 años, entró en los acuerdos políticos que su padre intentaba cerrar con el rey castellano. Durante años, los dos reinos fueron aliados y, era frecuente, que los ejércitos castellanos acudiesen en socorro de las tropas sevillanas, principalmente, para sofocar rebeliones internas que solían darse a menudo en los reinos de taifas. Mutamid quiso cerrar el pacto con Alfonso VI y le ofreció lo mejor que tenía su hija Zaida. Alfonso, que había oído hablar de las muchas virtudes que adornaban a la princesa así como de su singular hermosura, no dudó en aceptar a la jovencita como prometida, si bien para un futuro, puesto que ella era muy niña, todavía, y el estaba casado con Inés de Aquitania.
El rey cristiano aseguró al rey musulmán que el matrimonio no tardaría mucho en celebrarse, pues su esposa, que debía estar enferma, no podía vivir mucho más. La princesa Zaida llevaba como dote, nada menos que numerosas plazas fuertes, lo que si cabe, le hacía aún mas deseable y el monarca castellano no estaba dispuesto a renunciar a ella bajo ningún concepto.
Pero el tiempo pasaba y la boda no llegaba a concretarse, mientras Alfonso VI iba casándose con otras princesas cristianas. Desde el momento en que se vieron Zaida y Alfonso se amaron, pero constituía un escándalo que un rey cristiano se casase con una musulmana, por muy princesa que fuera. El monarca dejo que se impusiesen los criterios de la orden religiosa de Cluny que tenía gran influencia en todas las cortes europeas. Un delegado de esta orden se acercó hasta la corte castellana, para disuadir a Alfonso de su casamiento con una mora, cuando muy bien podía hacerlo con Constanza de Borgoña, por ejemplo, princesa también y además cristiana.
En 1091 Zaida se desplazó a Castilla con un mensaje desesperado de su padre, Mutamid. El reino de Sevilla estaba en grave peligro de caer en manos de los almorávides, de hecho los dominios sevillanos estaban ya cercados por ellos, y enviaba a su mejor embajadora, Zaida, para que animase al rey castellano a que corriera en su ayuda. Pero nada se pudo hacer, cuando la princesa andalusí llegó a la corte castellana, se recibieron noticias de que Sevilla había caído y Mutamid, así como el resto de la familia real, eran prisioneros de los almorávides. Zaida quedó sola, en una tierra que le era extraña, y se acogió a la protección de su eterno prometido, el rey Alfonso VI. De ahí a convertirse en amantes, solo había un paso. Ambos se querían, y la pasión que sentía el uno por el otro les acabó de unir definitivamente.
En 1094 tuvieron un hijo, el infante don Sancho, que se convertiría en el heredero de la corona, Zaida decidió renunciar al islamismo y se bautizó con el nombre de Isabel. El rey, su prometido y padre de su hijo, en aquellos momentos estaba casado con Berta de Borgoña, a los que los asuntos amorosos de su esposo, no le importaban ni mucho ni poco.
Así esperaron otros cinco años más, hasta que en el 1099 murió la reina y Alfonso, cansado de casarse con mujeres que no quería, contrajo, por fin, matrimonio con la amada de su corazón. El 14 de mayo de 1100 se casaron y su hijo quedo legitimado. El rey tenía esposa y heredero, un heredero por el que corría la noble sangre de cristianos y musulmanes, una ocasión de oro para el entendimiento entre ambas culturas. Pero la felicidad para los tres fue muy corta. Apenas siete años después, cuando la reina Isabel, que tenía tan solo 41 años, enfermó y murió al poco tiempo. Alfonso, que ya era muy mayor, quedó desolado, pero ella, por lo menos, se libró del dolor de ver morir a su hijo, un año mas tarde, en la terrible batalla de Uclés. Ese dolor quedó entero para Alfonso, que en un tiempo tan breve, perdió a los dos seres que más quería en este mundo.
Su segunda hija se llamaba Butayna y le ocurrió lo siguiente cuando los almorávides entraron en Sevilla.
Hija de al-Mutamid, rey del reino de taifa de Sevilla. Por lo tanto era hermana de Zaida, la que fue enviada por su padre como embajadora ante la corte de Alfonso VI de Castilla, para pedirle ayuda ante el avance de los almorávides.
Butayna se parecía a su madre, ar-Rumaykiyya, por su belleza, su ingenio y su facilidad para escribir versos.
Cuando los almorávides sitiaron a su padre en Sevilla y se apoderaron de la ciudad, el palacio fue saqueado y Butayna desapareció con un grupo de cautivos. En la larga y penosa etapa que siguió, sus padres no supieron que había sido de ella hasta que les escribió unos versos, que se hicieron famosos y circularon de mano en mano entre los habitantes del occidente musulmán, donde descontaba que un comerciante de Sevilla la había comprado para concubina, regalándosela después a su hijo, y como se ocuparon de prepararla para el joven, pero cuando este quiso cohabitar con ella, Butayna se lo impidió escudándose en su linaje y le dijo: “No seré tuya más que mediante un contrato matrimonial, si mi padre lo conciente. E indicó a sus dueños que llevasen a su padre un escrito de su parte y esperasen la respuesta.
Los versos que escribió de su puño y letra son los siguientes:
Escucha mi discurso y atiende mis palabras,
Pues la conducta muestra quién es noble.
No ignores que fui cautiva, mas tampoco que soy
Hija de un rey descendiente de los Abbadies,
Un gran rey cuya época se ha alejado
Así el tiempo se encamina hacia la ruina.
Cuando Dios quiso separarnos
Y nos quiso probar, como viático,
El sabor de la tristeza,
Se alzó la hipocresía
Contra mi padre y en su propio reino,
Y la separación que nadie deseaba, se acercó.
Salí huyendo,
Se apoderó de mi un hombre
Que, en su actuar, no ser portó rectamente,
Pues me vendió como se vende a los esclavos;
Pero me ha unido a quién de todo me protege
Excepto de la adversidad, y me quiere
para casarme con su hijo casto,
de buen carácter,
que va a ti a pedir tu opinión para satisfacerte,
ya ves la integridad de mi conducta.
Ojala, padre mio, me informes
Si esperar puede mi afecto,
Y ojala ar-Rumaykyya, la reina, con su favor,
Pida para nosotros prosperidad y dicha.
Cuando los versos de Butayna llegaron a al-Mutamid, este estaba en Agmat (Marruecos), preso y lleno de tristeza y las penas, y el y Rumaykyya se alegraron de saber con vida a su hija y opinaron que esa boda era lo mejor que Butayna podía desear, pues sabían que era el resultado de la situación, el remedio de las desdichas y el menor de los males, aunque el velo de la tristeza cubrió el corazón de al-Mutamid que firmó como testigo en el contrato matrimonial entre Butayna y ese joven, y le escribió a su hija, dando muestras de su elogiable resignación:
Hija mía, se afectuosa con el,
El tiempo ha decretado que lo aceptes.
2.- REINO DE TAIFA DE BADAJOZ
La ciudad de Badajoz (Batalyawsh), asentada junto al río Guadiana, fue fundada en el año 875 por Ibn Marwan, aunque hay evidencia de asentamientos anteriores.
La época musulmana se caracteriza por periodos de gobierno independiente y florecimiento de la ciudad (los Marwan, las dos taifas) y luchas con el poder central (Emirato de Córdoba, Califato de Córdoba), los reinos cristianos (Portugal, León, Castilla) u otros reinos musulmanes (Sevilla, Toledo).
Tras la desintegración del Califato, fue capital de una de las taifas más grandes de la Península, la Taifa de Badajoz, enclave que durante el esplendor del califato se había desarrollado más que Mérida, jugando un importante papel como centro cultural en la época, principalmente durante el gobierno de los aftasíes. Durante este, numerosos poetas y artistas residieron en la ciudad, llegando a elaborarse la mayor enciclopedia de la época en la ciudad, lamentablemente perdida tras las numerosas batallas que viviría la ciudad. En este periodo la ciudad llegaría a tener unos 25.000 habitantes. A esta época corresponde la Torre de Espantaperros, de origen almohade y de planta octogonal, construida en 1169, que sirvió como modelo para construir la Torre del Oro de Sevilla.
La primera taifa de Badajoz se creó en el año 1013 por el liberto eslavo Sapur (1013-1022), antiguo esclavo de Alhaken II, dominando gran parte de la antigua Lusitania, incluida Mérida y Lisboa.
Al morir Sapur, le sucedió Abadía ibn al-Aftas, bereber pero de origen andalusí (1022-1045) (Almanzor I de Badajoz). Abadía creó su propia dinastía, los aftasíes. Entre los años 1027 y 1034 Almanzor I pierde el poder de la taifa, que pasó a manos de Sevilla; en el año 1034 restaura su poder y gobierna por segunda vez.
Le sucede su hijo Abu Bekr (1045-1067) (Mudafar I).
Tras su muerte, estalló la guerra civil entre sus hijos, Yahya y Omar. Gobernando el primero hasta el 1072.
Le sucede su hermano Omar al-Mutawakkil que gobernaría hasta el 1094, año en que pierde el poder en manos de los almorávides que lo controlarán hasta el 1144.
Pero antes combate junto a los almorávides contra las tropas cristianas en la batalla de Zalaca, pero tras la victoria de los ejércitos musulmanes, esto fue debido a que los castellanos conquistaron Coria y entreabríos reinos de taifas pidieron ayuda a los almorávides pero viendo que estos quieren el poder, se alía con Alfonso VI, pero en el año 1094 los almorávides ocuparon Badajoz y lo mataron junto a dos de sus hijos. Otro de los hijos consiguió huir, primero a Montanchez y luego junto a Alfonso VI.
Omar, en vida de su padre, fue nombrado gobernador de Evora y gobernó las comarcas occidentales y las orientales desde Coria a Sierra Morena. A la muerte de su padre se declaró independiente e iniciándose la guerra civil y su reino fue atacado por Alfonso VI de Castilla ante la negativa de Yahya de pagar más tributos al rey cristiano, aduciendo que las parias debían ser soportadas también por Omar. Yahya pidió ayuda a Toledo y nombro heredero a su hijo, excluyendo así a Omar de la herencia. Este pidió ayuda a Sevilla, comenzando así una guerra que dejó a Badajoz devastada y a sus habitantes en la miseria.
La guerra solo se detuvo tras la repentina muerte de Yahya, momento en que Omar devino soberano y adoptó el título de Mutawakkil.
Tras la invasión almorávide desaparecería la primera taifa de Badajoz.
A partir del 1144 aparecen las segundas taifas, que solo duraron menos de diez años y en el caso de Badajoz tuvo a dos gobernantes Hachar y Sidrey hasta que en 1151 llegaron los almohades que gobernaron la ciudad hasta el 1227 y que la convirtieron en una de las mejor amuralladas de la península, con solo un año de control portugués.
Preciosamente con la aparición de las segundas taifas, Alfonso VI vuelve a conquistar Coria de una manera más permanente y la ciudad sirvió de punto de partida para incursiones cristianas en el territorio. La muerte de este rey, con la nueva división de sus estados (León para Fernando II y Castilla para Sancho III) suponen una doble vía de reconquista en Extremadura, acordada en el tratado de Sahún por cuanto su territorio situado al este quedará bajo la zona de expansión castellana y la occidental al leonés., sirviendo la antigua calzada romana de línea divisoria de norte a sur. Los leoneses protagonizan importantes campañas en las sierras del norte de Exrtremadura, partiendo de Ciudad Rodrigo, se alcanza Alcántara en 1167 y luego Cáceres. Paralelo a este avance, el reino de Portugal, había logrado asediar Badajoz, aunque el rey leonés impidió su conquista.
A su vez, el rey castellano Alfonso VIII, desde Toledo, se asegura el dominio del Jerte, refundando la ciudad de Plasencia y conquistando los valles del Jerte y del Tietar, se ocupa Trujillo y la comarca de la Serena. Pero esto duró poco porque los almohades lo reconquistan todo de nuevo, excepto el norte de Extremadura.
Pero tras la batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212, se dio paso a una nueva correlación de fuerzas.
En el 1230 Alfonso IX de León toma Badajoz, abriéndose así una nueva etapa de la historia de la ciudad. A lo largo de ese siglo, la ciudad de Badajoz, es escenario de cruentas luchas entre los dos bandos dominantes en la cidad: bejaranos y portugaleses, que se resuelve con un ejemplar castigo del rey Sancho IV, que en 1289 llega a la ciudad y manda degollar a 4.000 bejaranos.
3.- REINO DE TAIFA DE TOLEDO
Toledo, del latín Toletum; en árabe Tulaytulah; en judeoespañol Toldoh; en mozárabe Toletho).
Toledo conservaba su aureola de haber sido la capital del reino visigodo, que los árabes perpetuaron llamándola madinat al-muluk. Tuvo gran importancia estratégica como capital de la marca media, pudiendo mantener frente a Córdoba una dependencia relativa hasta el siglo X. Independizada al producirse las guerras civiles de comienzos del siglo XI, allí se adueñaron del poder algunos personajes de la ciudad como el cadí Abu Bala y otros. Posiblemente descontentos con los desacuerdos entre ellos y, en especial, del mal gobierno de Abd al Malik ibn Matiyo, decidieron ofrecer el gobierno de la taifa al señor de Santaver ibn Dul-Nun, que les envió a su hijo al Zafir en torno al 1035.
Gobernó hasta el 1043 y luchó contra los cordobeses para mantener su independencia.
Luego gobernó al- Mamun, quién solicita la ayuda castellana de Fernando I contra los ataques de Zaragoza, veinte años más tarde, los toledanos, atacados por Fernando, compran su tranquilidad mediante el pago de parias.
El rey de Valencia pide auxilio al de Toledo antes que aceptar el control castellano, pero el auxiliar solo se limitó a deponer al valenciano y a unir ambos reinos en el 1064 con el beneplácito de Castilla.
Toledanos y sevillanos aspiraban a unir sus dominios la antigua capital califal, que será agregada a Sevilla en 1070, pero el nuevo rey castellano, Alfonso VI siguió una política de apoyo a todos contra todos en beneficio propio. Con la ayuda de al-Mu´tamid de Sevilla derrota a Granada, al tiempo que apoyaba a Toledo a conquistar Córdoba en el 1075.
Al Mamum se convierte así en el rey de Toledo, Córdoba y Valencia. Se le consideró el más poderoso de los soberanos musulmanes de su tiempo. Fue reconocida su amistad con Alfonso VI de Castilla, hasta el punto dedarle asilo cuando este perdió el trono a favor de Sancho II. En el 1075 fue envenenado en Córdoba. Asumiendo así el reino su nieto Al-Qadir.
Durante unos meses fue su visir Ibn al-Hadidi, de gran importancia durante el reinado de su abuelo, pero al Qadir lo mandó asesinar el 25 de agosto de 1075 y este hecho provocó disensiones internas en Toledo, que se agravaron con los constantes ataques y recortes de su territorio que sufría por parte de las taifas de Sevilla y Zaragoza.
Este monarca se consideraba lo suficientemente fuerte como para prescindir del castellano y expulsó de Toledo a los partidarios de la colaboración; pero estos provocaron una revuelta en Valencia que se declaró independiente y Toledo, sin el apoyo castellano, perdió las tierras cordobesas en el 1077 y vio atacado su territorio por al-Mutawakkid de Badajoz. Al Qadir se vio forzado a pedir nuevamente la ayuda castellana y con ello se enajenó el apoyo de la población.
No obstante Al-Mutawakki, de Badajoz, entro en Toledo en el 1080, mientras al Qadir se refugiaba en Cuenca. Pero recuperó su trono en el 1081, ya que Alfonso VI decidió ayudarle a recuperar la ciudad y sus tierras a cambio de que Toledo fuese para el castellano y Valencia para al Qadir. Al Qadir tuvo unas intensas negociaciones con el rey castellano para recuperar el trono y luego se mantuvo en el durante cuatro años, sufriendo los ataques de Sevilla y Zaragoza que le siguieron arrebatado territorio y entonces fue cuando se decidió al acuerdo con el rey Alfonso VI.
Ante este acuerdo, parte de la población solicitó ayuda a los reyes de Zaragoza, Badajoz y Sevilla; mientras otra parte, cansada de las continuas guerras aceptaba la entrega de Toledo al castellano siempre que este simulara tomarla por la fuerza, para evitar que los toledanos fueran acusados de traicionar la causa musulmana, conscientes de la pérdida de prestigio que supondría para el Islám la cesión de Toledo.
El cerco de la ciudad no impidió, al castellano, atacarlos reinos de Zaragoza, Valencia y Sevilla, y en el 1085, después de cuatro años de asedio, Toledo se rendía pacíficamente el 6-5-1085, tras obtener garantías los musulmanes de que se respetarían sus vidas y haciendas, así como la posesión de la mezquita mayor. Por su parte los toledanos se comprometían a abandonar las fortalezas y el alcázar.
El rey concedió fueros propios a cada una de las minorías existentes.
El 25 de mayo de 1085, Alfonso VI entró en la ciudad.
La reconquista de Toledo supone un cambio en la relación de fuerzas entre la España cristiana y la musulmana. Antes el poderío musulmán era superior en todos los ámbitos. Tras la reconquista de Toledo la situación se invertirá a favor de los Estados cristianos.
4.- REINO DE TAIFA DE ZARAGOZA
La cultura islámica era predominantemente urbana y buscaba asentar sus ciudades a orillas de los ríos, pues la base de su economía era agrícola. Por esta razón desechaban poblar en altura y, de este modo, no ocuparon las zonas pirenaicas, en las que se limitaron a controlar el tráfico de personas y mercancías mediante pasos fortificados a la entrada de los valles. Esa fue la razón de que los nobles cristianos se asentaran en el norte donde organizaron monasterios e iglesias en torno de las cuales se desarrollaría el Condado de Aragón y luego el Reino de Aragón.
Los musulmanes ocuparon las ciudades ya existentes como: Huesca, Tarazona, Calahorra o Zaragoza. En otros casos fundaron otras como: Daroca, Calatayud Tudela o Barbastro.
Al Idrisi, el célebre geógrafo musulmán, describió la ciudad de Zaragoza, que fue la llamada Medina Albaida (la ciudad blanca), no solo por sus enlucidos en cal, sino por la presencia en sus murallas, palacios y edificios de alabastro.
El también geógrafo al-Qalqasandi dijo: parece una motita blanca en el centro de una gran esmeralda (refiriéndose a la muralla de la medina circundada por sus huertas), sobre la que se desliza el agua de cuatro ríos, lo que la hace aparecer como un mosaico de pedrería.
Industrialmente destacaban los curtidos de pieles “pellizas zaragocíes” y los tejidos de seda de Lérida. También era muy reputada la cerámica de loza dorada o esmaltada en verde: Calatayud, Barbastro, Albarracín y Zaragoza. En lo que respecta a la industria metalúrgica eran reputadísimas las espadas de Saraqusta y los yelmos y cotas de mallas de Huesca.
La situación geográfica de Zaragoza también la hizo privilegiada en cuanto a la actividad comercial. Navegando por el Ebro a través de barcazas, la hicieron sede de importantes mercados, entre los que destacaban el mercado de esclavos.
La Taifa de Saraqusta fue independiente desde el 1018 y el 1110, año en que fue conquistada por los almorávides. Experimentó un extraordinario auge político y cultural entre el 1046 y el 1085
El legado intelectual y artístico más sobresaliente se podría resumir en la construcción del Palacio de la Aljaferúa y en la creación de la primera escuela estrictamente filosófica andalusí, cuya figura más importante fue Avempace, que nació en la década de los 70 del siglo XI y tuvo que emigrar de la ciudad hacia el 1118 tras la conquista cristiana.
La dinastía Tuyibi gobernó desde el 1018 hasta el 1038. Su primer gobernante fue Mundir I que estuvo hasta el 1022. Empezó titulándose hayib, chamberlan o mayordomo de palacio que era el rango que ostentaron Almanzor y sus descendientes y que adoptaron los primeros reinos de taifas para significarse en su poder independiente. Este monarca le quiso dar aire de gran corte y para ello remozó edificios como la mezquita aljama de Zaragoza, que fue ampliada y a construir nuevas termas y de rodearse de poetas como Ibn Darray (el poeta de Almanzor) y de al-Ramadi.
Tuvo problemas con Lérida, incitados por Sancho el Mayor, su mayor enemigo exterior que incluso le arrebato algunas plazas, pero se alió con Castilla y los condes de Barcelona para mantener en paz su reino, muriendo en 1022.
Le sucedió su hijo al-Muzaffar que gobernó hasta el 1029. Continuó las hostilidades contra Sancho y emprendió una campaña contra Nájera, logrando cautivos y botín. Se casó con la hermana del rey de Toledo y fruto de este matrimonio nacería Mundir II, que le sucedería a su muerte. Entre los poetas que llegaron a Zaragoza durante este reinado está el poéta y filósofo iraquí afincado en Córdoba Said al-Bagdadi. También al médico al Kattani que fue médico personal de Almanzor.
Mundir II (1029-1038) y Ben Hakam (1038) fueron los sucesores. El primero gobernó hasta el 1038, pero fue asesinado por su primo que aspiraba al poder, que solo lo ocupó durante veintiocho días, puesto que los notables de la ciudad comenzaron pronto a conspirar contra él apoyándose en Sulayman ben Hud, gobernador de Lérida y que comprendió la posibilidad de obtener el reino, acudió a Zaragoza. Abd Allah fue puesto en fuga y Sulayman ibn Hud fue proclamado rey iniciándose una nueva dinastía, la de los Banu Hud.
Durante el reinado de Mundir II llegó a la ciudad el filólogo nacido en Córdoba ben Yanah, que ejercía como médico y cultivaba también la filosofía. Era profundo conocedor del árabe, hebreo y arameo y compuso un importante comentario a la Biblia y a modo de apéndice un diccionario donde utiliza recursos comparatistas y que está considerada la cumbre de la lexicografía hebrea medieval. También ibn Gabirol, gran poeta y folósofo conocido en el mundo cristiano como Avicebron, nacido en Málaga pero criado y educado en Zaragoza. Luego marchó a Granada en busca de protección de Ibn Nagrella.
La dinastía de los huríes, que se mantuvo en el poder desde el 1038 hasta el 1110, el reino de Zaragoza llegó a su máximo esplendor político y cultural. Era una dinastía árabe arraigada en la región desde la conquista en el siglo VIII.
Sulayman ben Hud dio comienzo a la dinastía huri y gobernó desde el 1038 hasta el 1046. Estuvo al frente de los gobiernos de Tudela y Lérida, solo relativamente sometido al rey de Zaragoza. En una época de disturbios y vacío de poder, el prestigio de Sulayman en la zona hizo que fuera bien acogido en el alcázar de Zaragoza. Aprovechó la circunstancia para ganarse el afecto de los zaragozanos y asumió el poder en toda la zona y puso a sus hijos al frente de los distritos de Huesca, Tudela y Lérida.
Se alió con Fernando I de Castilla para extender sus dominios por la zona de la actual provincia de Guadalajara, pero se encontró con la oposición de Toledo y su aliado el rey de Navarra. Todas estas alianzas eran conseguidas a cambio de pagos anuales, por lo que tanto Toledo como Zaragoza ya comenzaron a pagar parias a los reinos cristianos. Todo eso iba debilitando progresivamente el poderío económico, militar y político en beneficio de los reinos cristianos.
Ya antes de morir comenzaron a advertirse las tendencias separatistas de sus cinco hijos que acabaron por independizarse: Yusuf al-Muzaffar (Lérida), Lubb (Huesca), Mundir (Tudela), Muhammad (Calatayud) y al- Muqtadir (Zaragoza, siendo este el que finalmente impondría su poder en estas guerras fraticidas.
Durante su reinado sobresalieron varios matemáticos y astrónomos como as-Saraqusti y su discípulo ib Daud, así como Tuyibi. También los judíos Tacaña y de ibn Hasday, que dedicó un panegírico a Ibn Nagrella.
Le sucedió Al- Muqtadir (1046-1081). Llevó la taifa de Zaragoza a su máximo esplendor. Fue mecenas de las ciencias, de la filosofía y de las artes. Mandó construir el bello palacio de la Aljafería donde reunieron importantes intelectuales andalusíes. Ese suntuoso palacio fue la de su Corte, creando en sus dependencias un centro de cultura donde acudieron intelectuales y artistas de todos los puntos de Al Andalus, buscando un refugio de tolerancia y mecenazgo. Allí dieron su cita poetas, músicos, historiadores y nació la mejor escuela de filosofía del islám, con la incorporación plena de Aristóteles a la filosofía árabe, labor que comenzada por Avicena en oriente, la siguió Avempace en Zaragoza y cuya labor fue el punto de partida de la filosofía hispano-árabe, que fue continuada por Averroes y Maimonides.
Consiguió reunir bajo su mandato las tierras disgregadas tras el reparto de los dominios de Zaragoza entre sus hermanos hecha por su padre. Solo Lérida resistió durante más de treinta años los intentos de integración de su hermano, hasta que fue hecho prisionero en 1078. Lubb de Huesca fue el único que reconoció pronto a su señor y hermano.
En la segunda mitad del siglo XI solo tuvo rivalidad en Sevilla con al-Mu´tamid. Sus fronteras llegaron hasta el Mediterráneo, cuando a partir del 1076 consiguió dominar las taifas de Tortosa y Denia y siendo el rey de Valencia vasallo suyo.
Sin embargo, la difícil situación de Zaragoza, amenazada por el reino de Aragón y en constante litigio fronterizo con Navarra y Castilla, obligan tanto a al Muqtadir a pagar parias a sus vecinos cristianos, en especial a Alfonso VI de Castilla. Hasta el punto de que su sucesor tuvo que contratar los servicios de un mercenario castellano: Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, o “sidi” (señor en árabe).
Mientras duró la guerra con su hermano Yusuf, de Lérida, pagó parias al conde de Barcelona. Todas estas parias fueron unos de los males endémicos de la taifa y que pronto comenzó a manifestarse mediante la subida de impuestos y el creciente descontento de la clase productiva.
En1060 se produjo un hecho inesperado para que Zaragoza llegase al mar. Al morir los dos reyes eslavos de la taifa de Tortosa y un tercero, que les sucedió,, no pudo mantenerse en el poder acosado por presiones internas y externas y con sus súbditos sublevados., entonces abandonó la taifa y se la entrego a al-Muqtadir de Zaragoza a cambio de asilo político.. Mas adelante consiguió el vasallaje de Valencia y la rendición de Lérida.. paradojicamente ese poderío que se nota con el resto de las taifas de la zona contrasta con la debilidad mostrada ante los pujantes reinos cristianos, a los que solo podía hacer frente pagando a cambio de alianzas, apoyos militares y ejércitos mercenarios.
A mediados del siglo XI, la frontera norte de la taifa zaragozana estaba en la actual Barbastro y un castillo en Graus. Ramiro I de Aragón intento en repetidas veces tomas estos puntos estratégicos. En 1063 tomó Graus, pero al Muqtadir en persona, al frente de un ejército que incluía un contingente de tropas castellanas al mando del infante Sancho y que contaba con el Cid, consiguió rechazar a los aragoneses y el rey aragonés fue asesinado. Al año siguiente su sucesor Sancho Ramirez, con la ayuda de tropas de condados francos franceses, tomó Barbastro
Al año siguiente al-Muqtadir, reaccionó solicitando la ayuda de todo al-Andalus, llamando a la yihad y volviendo a recuperar Barbastro, esto le indujo a tomar el sobrenombre de Billah, que inmediatamente mandó grabar en las yeserías de la Aljafería, que entonces estaba construyendo.
No obstante el reino de Aragón era una fuerza emergente y al Muqtadir, a cambio de parias, conseguía la ayuda de Navarra y eso paralizó al reino de Aragón.
En levante, la taifa de Denia, que era muy rica, pues había sido una potencia marítima y comercial en tiempos de Muyahid y su hijo Alí (que casó con una hermana de l Muqtadir) estaba subordinada a Toledo. Aprovechando la muerte del rey, al-Muqtadir se presentó en Denia con un ejército y animado por un visir consiguió mover a la población a favor del monarca zaragozano. Se negoció sin batalla la entrega ded la taifa de Denia a al-Muqtadir en 1076, con lo que los dominios de Zaragoza se extendieron hasta la actual Murcia.
Tras este éxito, al Muqtador, fijo su objetivo en comunicar sus dominios, que estaban interrumpidos por Valencia. Esta estaba gobernada por Abu Bakú que había estado subordinada políticamente a Toledo y en la órbita de Alfonso VI, de quién de hecho dependía. Al Muqtadir se dirigió a Valencia con sus tropas y Abu Bakú salió a su encuentro engalanado y se declaró vasallo. Así, Valencia pasó a ser una taifa vasalla del señor de Zaragoza, a cambio de mantenerse en el poder al rey títere Abu Bakú. Tanto Alfonso VI, como el resto de los reyes de taifas estaban muy recelosos del excesivo poder que acumulaba el rey de Zaragoza.
En los tres últimos años de su gobierno, concentró sus fuerzas en conseguir someter a su poder a la taifa de Lérida. Tras muchos enfrentamientos lo hizo prisionero y logró el reconocimiento de su dominio sobre Lérida. Sin embargo cometió el error de repartir su reino entre sus hijos, falleciendo en 1082.
Su sucesor, Al Mu´tamin (1081-1085), heredó de su padre la parte occidental de la taifa, que comprendía las demarcaciones de Zaragoza, Tudela, Huesca y Calatayud, quedando su hermano Mundir con la zona costera del reino (Lérida Tortosa y Denia). Esta es la época en que está bien documentado el servicio del Cid en la corte hudí. Había sido desterrado de Castilla en 1081 por llevar a cabo razias en territorios de la taifa de Toledo en contra de los intereses de Alfonso VI, del que Toledo era entonces tributario.
En el año 1081 el empuje del rey aragonés era considerable, amenazando la frontera de la taifa de Zaragoza por el norte. Para resistirlo se conteo con los servicios de las tropas mercenarias de el Cid, que ya estuvo al servicio de su padre. Además recibió el encargo de reincorporar a Zaragoza los territorios orientales de su hermano Mundir, de Lérida, aliado de Aragón. Los enfrentamientos en la franja fronteriza fueron constantes, pero ninguno de los dos hermanos logró reunificar el territorio paterno.
El Cid seguiría al servicio de al. Mu tamin, ´hasta el ´1085, momento en que Zaragoza fue asediada por Alfonso VI. Si el Cid rompió los lazos con al-Mutamin debido al conflicto de intereses personal entre defender a Zaragoza y el servicio a su señor natural es algo que todavía no se ha dilucidado.
Rodrigo contuvo a los aragoneses hasta el 1083, año en que estos tomaron posiciones importantes que protegían las ciudades de la taifa de Zaragoza, como Graus (que amenazaba Barbastro), Ayerbes Bolea y Arascuñes (que ponían en peligro Huesca) y Arguedas (que apuntaban a Tudela)
Las relaciones de Zaragoza con Valencia, su vasallo, se estrecharon mediante alianzas matrimoniales, pero las muertes de Abu Bakú (rey valenciano) y de al-Mutamin (rey de Zaragoza) en muy poco espacio de tiempo, sumado a que el equilibrio conseguido entre estos dos estadistas habría que romperse de todos modos, ya que Alfonso VI tomaba ese mismo año Toledo, lo que inutilizaba el pacto de vasallaje establecido con Zaragoza. Así, el reino de Zaragoza quedaba roto, sin conexión con su posición de Denia y por otro lado se interrumpían las comunicaciones con el resto de al—Andalus (Zaragoza-Calatayud-Guadalajara-Toledo).
Este monarca fue, asimismo, un rey erudito, protector de las ciencias, de la filosofía y de las artes, continuando la labor de su padre de crear una corte de sabios que tenía como marco el palacio de la Aljafería. El mismo monarca dominaba la astronomía y la filosofía, conocía a fondo las matemáticas.
Le sucede su hijo Al-Mustain II (1085-1110). Son años en los que la taifa de Zaragoza estaba acosada. Ante el avance de los aragoneses, río Cinca abajo y en las comarcas de Huesca es ya importante y a esto se le suma el hecho de que el resto de las taifas estaban enzarzadas en guerras intestinas y debilitadas ante la conquista de Toledo por el poderoso Alfonso >VI de Castilla y no podían prestarle apoyo. Ante esta razón, al Mu´tamid de Sevilla pidió a los reyes de Badajoz y Granada que se unieran a él para solicitar la intervención del emir almorávide, que acudió en ayuda de las taifas hispanas y consiguieron vencer a la coalición de reinos cristianos encabezados por Alfonso VI en el año 1086 en Sagradas. Esta derrota libró a Zaragoza de la presión de los cristianos por un tiempo, pues en ese año la ciudad estaba sitiada por Alfonso VI, que tuvo que levantar el cerco para enfrentarse a los almorávides.
En el año 1091, el imperio almorávide, reunificó las taifas como protectorados sometidos al poder central de Marrakech y destituyeron a todos los reyes de taifas excepto al de Zaragoza, que conservó buenas relaciones con los almorávides. Gracias a ello y a que Zaragoza supondría una avanzadilla de Al Andalus frente a los cristianos, Al Mutasin II se pudo mantener en el poder.
Pero por el norte, Aragón, continuaba su avance. En 1089 cayó Monzón, en el 1091 Balaguer y en el 1096 Huesca. Para intentar oponerse al reino de Aragón, Al Mutasin uvo que pagar parias a Castilla.
Al Mutrasin II consiguió mantener un equilibrio político entre dos fuegos, pero en el 1110 fue derrotado y muerto en la batalla de Valtierra, cerca de Tudela, frente a Alfonso I el batallador de Aragón.
Le sucedió Abdelmalik (1110), ya no pudo mantener la presión ante los cristianos y almorávides. Para defenderse llegó a ser un vasallo de Castilla. El grupo de los almorávides que eran más integristas que los hispanomusulmanes no vio con buenos ojos la situación y entonces les entregaron la ciudad. Mientras el monarca huyó a refugiarse en la fortaleza de Rueda, donde permanecerá acosando al gobierno almorávide. Con ello acababa la dinastía hudí de la taifa independiente de Zaragoza.
El bando almorávide de Zaragoza recurrió a Muhammad ibn al-Hayy gobernador de Valencia (1110-1115), para asumirle gobierno de la ciudad, lo que hizo tomando posesión de la Aljafería. Con ello se llegó a la máxima expansión del imperio almorávide. Este monarca intentó contrarrestar el avance de Alfonso I el batallador.
Le sucedió el emir Ibn Tifilwit (1115-1117), que se rodeó de un ambiente de poetas y filósofos que huían del integrismo del sur para dedicarse a la vida cortesana. Nombró a Avempace gran visir. A la muerte del monarca, la regencia de Zaragoza fue gestionada unos meses por el gobernador de Murcia. En marzo del 1118, Alfonso I el batallador, con la ayuda de cruzados franceses y órdenes militares, puso cerco a la ciudad, en la entró a finales de año. De esa manera el reino de Aragón conseguía su anhelo de conquistar Zaragoza.
5.- REINO DE TAIFA DE MÁLAGA
Capital de los hammuditas, familia noble muy berberizada por su larga permanencia en el Magreb. Alí ben Hammud, qué había participado en las guerras civiles califales, cruza desde sus posiciones en el Magreb a Al-Andalus tomando Algeciras, Málaga, Almuñecar y la capital Córdoba donde se proclama califa en el 1016. su hermano Al-Quasim le sucede como califa de Córdoba hasta el 1021 pero pierde esta ciudad mientras en Málaga su sobrino Yahya bin Alí se proclamará califa recuperando poco después Córdoba, capital que abandona pocos años después pues no interesaba económica ni políticamente mantenerla, concentrándose en su reino de Málaga donde los hammuditas ostentaran el título de califas, únicos que así lo harán en al-Andalus, ellos decían ser descendientes del profeta. A Yahya I le sucede su hermano Idri I (1027-1039), que tendrá un próspero reinado y defendió al señor de Carmona en guerra con Sevilla. Con su sobrino Iddris II (1039-1046 y 1053-1055) empieza la decadencia hammudita pues arrebata el trono al heredero Muhammad I y se agudizan las luchas internas. Muhammad I logra ser proclamado rey (1046-1053), pero Idris II se mantiene en Tánger, Ceuta y Ronda, y Algeciras se independiza. Muhammad II, hermano de Muhammad I gobierna desde 1055 a 1057, cuarto hijo de Idris I, no pudo oponerse al avance de los ziríes granadinos que aprovecharon la debilidad para anexionarse este reino.
Hacia el 1060 el pequeño reino de Rayya, con capital en Málaga, es anexionado por la taifa ziri de Granada. A este momento correspondería una parte significativa de las estructuras propiamente defensivas de la alcazaba, completando y reforzando las ya existentes.
En el año 1089 cuando los almorávides son llamados por los reinos de taifas para solucionar problemas con sus rivales cristianos, quedándose en Al-Andalus y arrebatando el dominio a los regentes musulmanes.
En esta época, contaba Málaga con dos arrabales fuera de las murallas y un comercio que poseía un discreto radio de acción con Marruecos. La ciudad contaba con una clase media dedicada a la artesanía y al comercio regulado por el tratado de buen gobierno del zoco, redactado por el malagueño Al-Sagasti.
Hasta el 1143 no son expulsados de Málaga, donde años más tarde, gobernaría Ibn Hud (reino de taifa de Murcia) hasta el 1238, ferviente anti-almohade. A la muerte de Hud, se ofrece la ciudad al rey de Granada Mohamed I, formando parte del reino nazarí hasta el 1487 que fue conquistada por los Reyes Católicos.
6.- REINO DE TAIFA DE GRANADA
El reino de Granada fue el último de la península Ibérica que existió como entidad política independiente en dos periodos distintos de la historia de al-Andalus. También se le conoció como reino Nazarí de Granada.
La ciudad forma parte del reino Visigodo de Toledo hasta que en 711, Tarik somete Iliberis. En el 713 Abdelaziz conquista definitivamente el territorio después de sofocar una rebelión. En el 740 hay una rebelión de los bereberes africanos. Tropas sirias acuden a luchar contra ellos. En el 756, la población mora se define en el asentamiento de dos núcleos (en la época del emirato independiente): Albaicin y Alhambra.
Cuando los árabes llegaron a la península, existía ya en este lugar un asentamiento con dos pequeñas poblaciones: Iliberis (Elvira) en lo que hoy conocemos como Albaicín y Alcazaba, y Garnata, en la colina de enfrente, que dependía de Iliberis. Los árabes llamaron a este lugar Garnat al-Yahud (Granada de los Judíos), por estar poblado fundamentalmente por judíos.
Formó parte del Califato como Medina Ilbira o Elvira. Con la llegada de los zyries en el siglo XI, se traslada la ciudad desde Medina Elvira (en el llano) hasta Medina Garnata (en las lomas), su primitivo y actual emplazamiento en la ladera del Albaicin.
El reino de Granada, en su máximo esplendor, comprendía parte de las provincias actuales de Córdoba, Sevilla, Jaén y Cádiz y la totalidad de Almería, Málaga y Granada, pero fue reduciéndose hasta que en el siglo XV abarcaba aproximadamente las provincias de Granada, Almería y Málaga.
Su agricultura era muy variada, siendo su principal actividad la industria de la seda. Sus artesanos eran muy famosos por la gran calidad de su trabajo. Este reino destacó por su riqueza y su importancia cultural y artística.
Tras la desaparición del califato en el 1031, surgió como reino de taifa bajo la soberanía beréber de los zyries, de la tribu Sinhacha, obteniendo una cora como premio a su participación en los últimos episodios califales, hasta que en 1090 fue conquistado por los almorávides.
En el 1010, la ciudad es destruida. Sucede un periodo de continuas guerras civiles por alcanzar el trono, hasta que en el 1013 llega desde el norte de Africa la dinastía Zyri, fundada por Zawi ben Zyri, toma Garnata y se constituye en reino independiente, ampliando la ciudad hasta las terrazas fluviales del Darro y del Genil. Gobernó hasta el 1019.
Le sucede Habas hasta el 1038 y tras este Badis hasta el 1073, pero ya en el 1057 conquista el reino de Málaga, engrandeciendo su estado. Después le sucede Abd allah que gobierna hasta el 1090 en que el reino fue conquistado por los almorávides.
Las luchas internas continúan, en la ciudad se consigue un gran desarrollo, embellecimiento y construcciones de utilidad pública. Hacia el 1107, los almorávides, la convirtieron en la capital del territorio que dominaban en España. A causa de la intolerancia religiosa de los almorávides, los mozárabes granadinos pidieron auxilio a Alfonso el Batallador. Este realizó una expedición contra Granada, pero no pudo apoderarse de ella. Como los conflictos internos y externos siguen sin solucionarse, los gobernadores piden ayuda, en 1146, a un nuevo pueblo del norte de Africa: los almohades, aunque hubo un periodo de dominación murciana, hasta el 1172, año en que la ocuparon los almohades hasta el 1237.
El reino nazarí de Granada se volvió a formar tras el hundimiento almohade. Las continuas derrotas ante los cristianos y una serie de malas cosechas, con las correspondientes hambrunas, vendrían a complicar más la situación del agonizante reino bereber. Los andalusíes no tardaron en atribuir todas sus desgracias a sus gobernantes almohades y las sublevaciones no tardaron en producirse. En esto aparecieron dos personajes importantes. El primero fue Ibn Hud, que conquistó gran parte de lo que quedaba de Andalucía, aparte de Murcia y, de momento llevaba la voz cantante. El segundo y fundador de la dinastía fue Muhamad I (1237-1273), pertenecía a la familia árabe de los Banu Nasr (de ahí el nombre de nazari). Con el tiempo los emires granadinos se convirtieron en tributarios de los reyes castellanos para mantener su independencia.
Entre las razones de su supervivencia a lo largo de más de 200 años se encuentran las barreras montañosas (sistema penibético) que lo protegían, la ayuda de los benimeríes (guerreros musulmanes llegados de Africa) y las crisis políticas y guerras civiles del reino de Castilla durante el siglo XIV. No obstante durante el siglo XV sufrió luchas entre las familias nobles que querían el trono granadino, luchas que ayudaron a su desaparición.
El reino nazarí se consolida en 1232. Muhamad I se proclamó sultán en 1232 y fue reconocido por las oligarquías de Guadix, Baza, Jaén, Almería y Málaga. En 1234 se declaró vasallo de Córdoba (que estaba en poder de Hud), pero cuando dos años después Fernando III conquistó Córdoba, tuvo que enfeudarse con el rey castellano y además le conquistó, a Hud, la plaza de Almería. Eso le permitió, en 1238, entrar en Granada por la puerta de Elvira y ocupar el Palacio del Gallo del Viento (antigua Alambra).
Todo fue el resultado del Tratado de Jaén, el último reino musulmán de la península se aseguró cierta estabilidad. Este pacto con los reinos cristianos del norte, estableció unas fronteras a cambio de prestar vasallaje y pagar tributos a Fernando III de Castilla.
Creó en su reino una estructura administrativa sensiblemente igual a la de los Omeyas cordobeses. Además tenían una situación geográfica favorable, tanto para la defensa como para establecer relaciones con los cristianos y los musulmanes del Magreb. Sin embargo el reino estaba siempre súper poblado, lo que traerá por un lado problemas y por otro una economía suficientemente diversificada.
Esta súper población fue debida a que el fracaso del levantamiento de la población musulmana en el valle del Guadalquivir contra los cristianos, la mayor parte de la misma se refugió en Granada en 1263. Esta emigración de campesinos y artesanos favoreció el desarrollo demográfico y económico del reino granadino.
En el año 1305, el reino granadino, se apoderó de Ceuta, perdiéndola cuatro años después ya que el reino de Fez consiguió la ayuda aragonesa.
A partir de entonces los dos reinados más importantes fueron el de Yusuf I (1333-1354) y Mohamed V (1354-1359), en los que la cultura alcanzaría sus cotas más altas.
Por esa época en el Albaicín vivían los artesanos y la nobleza. La población ocupó la parte más baja hacia el sur, con grandes industrias, aduanas y la madraza (universidad religiosa y de enseñanzas coránicas).
En 1384, el reino de Granada vuelve a recuperar Ceuta, perdiéndola tres años después.
A finales del siglo XV, la población del reino, oscilaba entre quinientos mil y setecientos cincuenta mil habitantes. Alrededor de Granada, los cristianos, crearon una zona fronteriza para hacer frente a las posibles contraofensivas musulmanas; sobre esta frontera se crearon grandes latifundios. No obstante, el reino de Granada, se mantuvo hasta la época de los Reyes Católicos, aunque en un episodio aislado perdió Tarifa en 1292.
El reino de Granada encontró su fin a causa de su propia debilidad interna y del poder nuevo de los cristianos. La conquista de Granada en 1492 iniciada por Fernando e Isabel, reyes de Aragón y Castilla, significó también el final de la España islámica, pero no de los musulmanes que continuaron viviendo en la Península.
Cuando en 1479 se unan definitivamente las coronas de Castilla y Aragón, y el ideal humanista de estos monarcas se imponga en la península, los días del reino de Granada estaban contados.
La conquista se inició en 1482, perdiendo paulatinamente territorio poco a poco, hasta su conquista total en 1492 debido a las difíciles condiciones geográficas. Fue el fin de Al-Andalus en la península ibérica.
Los monarcas cristianos supieron aprovechar las luchas intestinas entre Boabdil (el chico) y su tío Zagal. Entre 1481 y 1486, se apoderaron de la región occidental del reino y entre este año y el 1489 de la oriental. Finalmente reducidos, los musulmanes, a la ciudad de Granada y las Alpujarras, aceptaron capitular y los monarcas castellanos entraron en la ciudad el 2 de enero de 1492.
Al rendirse Granada se firmaron unas capitulaciones, en las que se respetaba la religión de los musulmanes, pero al poco tiempo fueron violadas. La mayoría de las tierras conquistadas se repartieron entre la aristocracia, lo que motivó un aumento del sistema latifundista.
Tras las capitulaciones en las que Isabel de Castilla y Fernando de Aragón pactaron la rendición del reino de Granada con su monarca Boabdil, el 2 de enero de 1492 se hace formal la entrega de la capital con el ceremonial de entrega de llaves.
La rendición de Granada a los Reyes Católicos se hizo en términos teóricos generosos para los musulmanes vencidos, perdón general para todos, respeto a sus casas y costumbres, leyes, religión, idioma y vestimenta, el rey Boabdil recibió un importante señorío en las Alpujarras, y conservarían su propia administración y la mayoría de los impuestos musulmanes, sin embargo la poca disposición cristiana a cumplirlos lleva a Boabdil y a otros notables a exiliarse en el Magreb en 1493, la imposición de nuevos impuestos a los musulmanes y la conversión forzosa implantada por el cardenal Cisneros provoca la rebelión del Albaicin en 1499 y de las Alpujarras en 1500 que fracasadas, supusieron el fin “legal” de las capitulaciones y la conversión masiva de los mudéjares al cristianismo que pasan a ser llamados moriscos.
El dos de enero de cada año se celebra, en Granada, la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, 515 años después cada vez son más los que opinan que es inaudito conmemorar la destrucción de una cultura y la muerte o esclavitud de todo un pueblo. Las festividades locales de Granada o Málaga son citas para la reflexión no para la fiesta.
Aunque esto se debería de decir de las grandes ciudades andalusíes al ser conquistadas, donde los cristianos jamás cumplieron las condiciones del pacto, al menos, en lo que respecta a la cultura andalusi.
REINO DE TAIFA DE VALENCIA
Ciudad de origen griego, denominada Thuris, en el año 138 antes de Cristo pasó a control romano, al asentarse allí (elegido por estar cerca de Sagunto) un destacamento de legionarios que habían luchado en las guerras celtíberqs a las órdenes de Decimo Junio Bruto contra Viriato. Con el paso del tiempo, la Valentia romana vivió un periodo de esplendor, especialmente bajo el gobierno del emperador Octavio Augusto, viéndose beneficiada de su excelente programa urbanístico. De la importancia de la ciudad da muestra el hecho de que en ella se instalara, tras la penetración visigoda, la sede episcopal de una de sus diócesis.
La Valencia que encontraron los musulmanes era una ciudad decadente, la población iba mermando y reduciendo su extensión, aunque conservaba a grades rasgos, su trazado original.
Con la entrada de los musulmanes, Valencia, se convierte en una de las ciudades más prósperas del emirato y del califato de Córdoba, periodo que coincide con uno de los momentos de mayor esplendor de la ciudad. En ella y su rica región se multiplican los cultivos, beneficiados por el sistema de regadío instalado por los romanos y mejorado por los árabes. Florecen nuevos cultivos traídos por estos, como la naranja, el arroz o la remolacha. Y se trabajan el papel, la seda, la piel, el textil, la cerámica, el vidrio y el oro.
Abd al-Aziz, hijo de las fuerzas musulmanas que entraron en el 711, pactó con Teodomiro, un conde visigodo establecido en Orihuela, por el que se le reconocía el señorío sobre la zona a cambio de aceptar la soberanía de los árabes y de pagar tributos.
Se trató de un territorio cristiano autónomo dentro de Al Andalus, que contenía a la provincia de Alicante y a parte de las de Valencia, Albacete y Murcia, y que se mantuvo hasta el 779, cuando la ciudad de Valencia se sublevó y fue destruida por Abderraman I.
Abd al Allah, hijo de Abderramán I, durante su gobierno hizo mejoras en la ciudad sin cambiar su forma urbanística con la excepción de que construyó a las afueras de la ciudad una inca de recreo llamada la Russafa a semejanza de las Russafas (jardines) persas, nombre que ha llegado a nuestros días. En aquellas fechas la ciudad había empezado a llamarse Balansiya, nombre que resultó de la evolución del nombre latino Valentia. Las fuentes escritas y arqueológicas de esta época son muy pocas, de lo que se deduce la escasa relevancia de la ciudad en ese momento.
Desde entonces, la llegada de nuevos pobladores árabes y bereberes, y la creciente conversión de cristianos al Islám, permitió un mayor control del territorio por parte del emirato de Córdoba. Aún así, hasta el siglo X (con las islamizaciones de Abderramán III) la población valencia siguió siendo mayoritariamente cristiana.
Desde el punto de vista económico, las tierras de la región valenciana fueron hasta el siglo XI rurales, sin centros urbanos importantes. Fue a partir del califato y, sobre todo, de los reinos de taifas, cuando aparecieron los sistemas de regadío de la región, como la huerta de Valencia, la Vega Baja del Segura o las huertas de Elche y Alicante. La demanda de productos de lujo por la clase dominante en los reinos de taifas impulsó la actividad artesanal y el comercio. En Játiva fue donde se estableció la primera fábrica de papel de todo occidente.
Aunque la presencia musulmana se alargó durante ocho siglos, en un contexto generalmente pacífico, hay pocos restos arquitectónicos de la época, ya que los cristianos aprovechaban la infraestructura existente para construir sobre ella, pero abundan las piezas de orfebrería, cerámica, etc, y sobre todo han perdurado sus sistemas de regadío y el Tribunal de las Aguas de Valencia.
La desaparición del califato Omeya sucedída, poco después de la muerte de Almanzor, hace que Valencia se convierta en la capital de uno de los llamados reinos de taifas.
En el año 1011 se erigen en reyes de la taifa valencia dos ciudadanos llamados Mubarak (el bendecido) y Muzafar ( el vencedor). Ambos gobiernan a la vez como un antiguo diunvirato y durante su reinado, Valencia, que era ya muy rica en economía y cultura, fue el refugio de las gentes a su vez cultas y elevadas de Córdoba, que se exiliaban de la capital califal huyendo, a partir del año 1012, ante la tiranía de los bereberes quienes, por sus torpezas, destruyeron y arruinaron la rica capital cordobesa.
Así llegaron buscando en Valencia el sosiego, la paz, el orden y el desarrollo cultural, contribuyendo a darle el magnífico esplendor cultural que alcanzó en el siglo XI y en los siguientes.
Estos dos reyezuelos, eran quienes con anterioridad tenían a su cargo la administración de las acequias de la huerta valenciana, descubriéndonos que fue el primer testimonio histórico suministrado por los cronistas árabes de la existencia de este organismo precursor del futuro Tribunal de las Aguas. Según los historiadores, este tribunal, fue creado en el año 960. Por lo tanto el Reino de Valencia fue creado desde el primitivo Tribunal de las Aguas.
Estos dos reyes, a fuerza de impuestos, consiguieron hacer reformas y mejoras urbanísticas, pero en el año 1021, después de una revuelta popular, ascendió al trono Abd al-Aziz ibn Abi Amir (nieto de Almanzor), de la dinastía Amiri, con quién la ciudad vivió una etapa de esplendor y en ausencia de conflictos. Gobernó hasta el año 1061 y subió al poder con tan solo quince años Se superó la expansión geográfica romana por el desarrollo demográfico y se construyeron unas nuevas murallas, convirtiendo así, a la ciudad, en la plaza más fuerte de Al-Andalus.
Tras el ataque de Fernando I de Castilla a la ciudad, esta pidió ayuda a la de Toledo, pero el auxiliar solo se limitó a deponer al valenciano y a unir ambos reinos en el año 1064 con el beneplácito de Castilla.
El monarca toledano se consideraba lo suficientementefuerte como para prescindir del castellano y expulsó de Toledo a los partidarios de la colaboración; pero estos provocaron una revuelta en Valencia ue se declaró independiente de Toledo, ello fue en el 1075 y con el beneplácito del monarca castellano.
El año siguiente, el reino de Zaragoza, consiguió dominar las taifas de Tortosa y Denia y haciendo que el rey de Valencia fuese vasallo suyo. Así, Valencia, pasó a ser una taifa vasalla del señor de Zaragoza a cambio de mantenerse en el poder el rey títere Abu Baku.
En el año 1080 Al-Mutawakki, rey de Badajoz, entró en Toledo, mientras al Qadir (monarca toledano) se refugiaba en Cuenca. Pero recuperó su trono en el 1081, ya que Alfonso VI decidió ayudarle a recuperar la ciudad y sus tierras a cambio de que Toledo fuese para el castellano y Valencia para al Qadir.
En el año 1094 la ciudad y su territorio son tomados por Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, aunque cae nuevamente en poder musulmán a su muerte, esta vez bajo control almorávide.
Rodrigo era un luchador mercenario castellano, desterrado por el rey Alfonso VI de Castilla, hizo tributarias a las taifas de Albarracín y Alpuente, y se dedicó a proteger a al Qadir de los ataques de la taifa de Zaragoza y de las revueltas populares. Sin embargo, tras una revuelta pro-almorávide en Valencia, al Qadir, fue asesinado, lo que llevó al Cid a conquistar la ciudad en junio de 1094. Tras su muerte en 1099, los almorávides tomaron el control de toda la actual Comunidad valenciana en el 1102, a pesar de la resistencia ofrecida por los lugareños cristianos establecidos con la ayuda de la corona de Aragón y del ejército del Cid. Los castellanos se retiraron incendiando la ciudad.
A mediados del siglo XII, los almorávides, fueron desplazados por los almohades.
Hubo que pasar muchos años (casi un siglo) hasta que sea nuevamente conquistada nuevamente conquistada por los cristianos, concretamente en 1238, después de cinco meses de asedio, cuando Jaime I entra en la ciudad. Esto supuso el abandono de la ciudad por una parte de la población musulmana y permitió el asentamiento de familias cristianas, procedentes del norte, que realizaron grandes cambios en la sociedad, aportando sus costumbres y formas debida, a una ciudad que tradicionalmente había convivido durante siglos con las tres religiones monoteístas y sus tradiciones.
Desde este momento es proclamada como capital de un nuevo reino cristiano, el de Valencia, puesto bajo la soberanía de la corona de Aragón. Este periodo está caracterizado por un intenso desarrollo económico.
Durante la repoblación de la ciudad, esta, fue dividida en partes, según la procedencia de los repobladores, la mayoría aragoneses y catalanes. El proceso fue lento y continuo. Los musulmanes ue permanecieron en la ciudad fueron establecidos extramuros, en lo que en aquella fecha reconocía como la Morería, sin embargo dentro de la muralla existía otro barrio conocido como la Judería donde vivían los judíos.
En aquel tiempo se implantaron los fueros, se redactó el Libre Consejo del Mar que era el mas antiguo código de Derecho Marítimo redactado.
Autor: histoconocer
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