La guerra Ruso Japonesa por Manchuria
No es de extrañar que la Unión Soviética y Japón, dos potencias expansionistas vecinas, acabaran enfrentándose en tierras fronterizas de Mongolia. La tensión entre ambos países venía siendo alta desde hacía décadas y ya había desembocado en conflicto abierto en varias ocasiones.
Enfrentamientos Ruso-Japonés por el control de Manchuria
Cuando en 1931 Japón invadió Manchuria, las posibilidades de un conflicto con la URSS en la extensa frontera de 4800 kms eran más que una posibilidad y poco a poco lo que inicialmente fueron pequeños incidentes se convirtieron en un problema. Por esa razón, en 1936 los soviéticos firmaron un Tratado de Asistencia Mutua con Mongolia y en 1937 el Alto Mando Soviético organizó el Cuerpo Especial de Infantería que en 1938 se trasladó a Mongolia. Después de numerosas escaramuzas a lo largo de esos años, en 1939 estalló el conflicto en la convulsionada zona, particularmente alrededor de la población de Nomonhan.
En los años 30, bajo el mando de Stalin, la Unión Soviética era una potencia resurgente que se había convertido de nuevo en un serio rival para Japón. Al alto mando nipón le preocupaba especialmente la amenaza que suponían los submarinos soviéticos para los barcos japoneses y la facilidad con que los bombarderos soviéticos con base en Vladivostok podían llegar hasta Tokio.
A finales de los años 30, Mongolia y la vecina Manchuria eran dos estados títere en manos de la URSS y Japón, respectivamente. La frontera entre ambos era objeto de una acérrima disputa: mientras que Manchuria proclamaba que la frontera seguía el curso del río Khalkhin-Gol, Mongolia sostenía que la frontera se encontraba tras el pueblo de Nomonhan, unos 16 kilómetros más al este.
La Batalla del lago Jasán
La Batalla del Lago Jasán tuvo lugar entre el 29 de julio y el 11 de agosto de 1938, entre fuerzas de la Unión Soviética y el Ejército Imperial de Japón. Es conocida también con el nombre del Incidente de Changkufeng. Se trató de un intento de tropas del estado títere de Manchukuo (Japón) de ocupar una zona mal delimitada en la Convención de Pekín (1860) entre el Imperio ruso y China.
El conflicto se inició el 15 de julio de 1938 cuando el Dipomatico de Japón en la embajada en Moscú solicitó el retiro de las tropas de la Unión Soviética de Bezymyannaya y de las colinas Zaozernaya, al oeste del lago Jasán, al sur de Primorie, cerca de Vladivostok, reclamando el territorio fronterizo entre Corea y la URSS.
La negativa soviética a las pretensiones niponas significó que el 29 del mismo mes los japoneses llevaran a cabo un primer ataque que fue repelido, aunque el 31 de julio las tropas del Ejército Rojo debieron iniciar la retirada. La 19ª División del Ejército Imperial Japonés, entre varias que estaban destacadas en la frontera con la URSS, atacó y sometió a dos divisiones de infantería soviética. Uno de los comandantes de las fuerzas japonesas era el entonces coronel Kotoku Sato, quien, al comando del 75º Regimiento de Infantería, realizó un asalto nocturno sobre las posiciones soviéticas establecidas en una colina, con un método especial de asalto sobre posiciones fortificadas.
Se informó que durante el incidente de Changkufeng las fuerzas japonesas dirigieron asaltos frontales con tanques ligeros y medianos que fueron seguidos subsecuentemente por los tanques soviéticos y contraataques con artillería.
Bajo el mando del comandante en jefe del Frente del Lejano Oriente el mariscal Vasili Blücher, en el teatro de operaciones fueron desplegadas fuerzas adicionales que trabaron combate entre el 2 y el 9 de agosto, expulsando a los japoneses del territorio disputado. El 10 de agosto de 1938 el agregado militar en Moscú solicitó el cese de las hostilidades para el día 11 de agosto.
La batalla pasó inadvertida ante Occidente, ya que las agresiones iniciales de Japón contra sus vecinos no han sido consideradas dentro del espectro de incidentes que dieron curso a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, las pérdidas soviéticas fueron considerables, lo que se convirtió en una de las excusas utilizadas por la NKVD para acusar de incompetencia a Blücher durante la Gran Purga de Stalin. Los japoneses por su parte intentaron seriamente aprender las lecciones dejadas por la guerra y se prepararon para intentar un nuevo asalto al año siguiente en lo que se conoció como la Batalla de Khalkhin Gol.
El número de muertos en total se estima que fueron 2500 en ambos bandos. En la batalla hubo un total de 4000 heridos.
La batalla de Khalkin Gol
En términos estratégicos esta batalla acabó siendo trascendental, porque, tras una aplastante victoria soviética, Japón decidiría expandirse hacia el Pacífico, al ver en Estados Unidos un adversario más débil, pudiendo la Unión Soviética, concentrar todas sus tropas contra la Alemania nazi.
Fue una de las batallas más decisivas del siglo XX, ya que definió el curso que seguiría la Segunda Guerra Mundial y significó el enfrentamiento decisivo durante la guerra fronteriza no declarada entre el Imperio de Japón y la Unión Soviética a mediados de 1939.
La frontera muy mal delimitada, fue la causa y el escenario de la más grande batalla de tanques ocurrida desde el fin de la Primera Guerra Mundial y en el aire los combates aéreos fueron muy sangrientos aunque es difícil tener datos exactos de las pérdidas puesto que tanto la URSS como Japón fueron muy cautelosos al mostrar las estadísticas.
En 1939 Japón creó el estado títere de Manchukuo, fijando sus bordes en el río Jalja (conocido en ruso como Jaljin Gol o Khalkhin Gol), mientras que Mongolia y su aliado soviético sostenían que la frontera estaba ubicada 16 kilómetros al este del río, al oriente del poblado de Nomonhan.
En Hailar, en la región occidental de Manchukúo, se encontraba estacionada la 23ª División de Infantería al mando del General Michitaro Komatsubara y varias unidades de frontera y del ejército Manchukúo.
Las fuerzas soviéticas comprendían el Cuerpo Especial de Infantería integrado por la 57ª División de Infantería, la 36ª División de Infantería Motorizada, la 6ª Brigada de Caballería, la 11ª Brigada de Tanques y las Brigadas Blindadas 7ª, 8ª y 9ª, responsables de la defensa de la frontera entre Mongolia y Manchukúo. Este ejército incluía un reducido número de unidades mongolas.
La aldea de Nomonhan estaba asentada cerca de la frontera, en un área disputada entre Mongolia y el estado japonés de Manchukuo. El 11 de mayo 1939, una pequeña unidad de la caballería mongola se adentró cerca de Nomonhan en busca de unos caballos perdidos, siendo expulsada por la caballería de Manchukuo. Dos días después, los mongoles enfurecidos por este acto, volvieron con una fuerza mayor . El día 14 de mayo, el Teniente Coronel Yaozo Azuma al mando del Regimiento de Reconocimiento de la 23ª División, apoyado por el 64ª Regimiento de Infantería al mando del Coronel Takemitsu Yamagata se presentaron al lugar. Al percatarse de la llegada de los japoneses los mongoles escaparon.
Iósif Stalin ordenó a la STAVKA, el alto mando del Ejército Rojo, que desarrollara un plan para contraatacar a los japoneses. Para dirigir el ataque fue seleccionado una joven promesa del Ejército, Georgi Zhúkov. En esta oportunidad, el mayor número y decisión de los soviéticos impidió las acciones de los japoneses que terminaron rodeados. Incapaces de contener a los soviéticos, el día 28 de mayo las fuerzas japonesas se replegaron tratando de mantener el orden en la retirada. Azuma sufrió la pérdida de 8 oficiales y 97 hombres, más un oficial y 33 soldados heridos. Las fuerzas soviéticas tomaron posiciones y se atrincheraron en el lugar.
Tras este enfrentamiento vino un mes de relativa calma, pero en lugar de intentar llegar a un acuerdo de paz, ambos bandos se dedicaron a reforzar sus posiciones en la zona.
La calma saltó por los aires cuando, el 27 de Junio, la fuerza aérea japonesa lanzó un osado bombardeo sobre la base aérea de la URSS en Tamsak-Bulak, Mongolia. Aunque los desprevenidos soviéticos perdieron muchos aviones en tierra, una vez en el aire se defendieron exitosamente. Sin embargo, su habilidad no pudo evitar que los pilotos japoneses regresaran a casa victoriosos, habiendo destruido el doble de aviones enemigos que perdidos por su bando.
A pesar de su decisión de retirar la cobertura aérea, Tokio autorizó que se iniciaran operaciones terrestres para “expulsar a los invasores”.
El teniente general al mando, Michitaro Komatsubara, planeó un ataque tenaza que debía permitirle rodear y destruir las tropas soviéticas, reportándole una gran victoria.
Desde el norte, sus tropas lanzaron un primer asalto el 1 de julio. Después de cruzar fácilmente el río Khalkhin-Gol, expulsaron las tropas soviéticas de la montaña Bainstagan e iniciaron rápìdamente su avance hacia el sur. Al día siguiente, el destacamento del sur entró en acción lanzando también un gran ataque. Sin embargo, los soldados de Komatsubara fueron incapaces de aprovechar este éxito inicial por culpa de su mala preparación. Además, una pésima planificación logística hizo que su línea de suministros dependiera de un simple pontón.
Viendo la oportunidad que suponía el estancamiento nipón, las tropas soviéticas bajo mando del entonces comandante en jefe Gueorgui Zhúkov lanzaron un audaz contraataque con 450 tanques. A pesar de no contar con apoyo de la infantería, lograron atacar las tropas japonesas por tres flancos, rodéandolas casi por completo.
El 5 de julio, el destacamento norte del ejército japonés había sido obligado a retroceder a sus posiciones iniciales, a la otra orilla del río.
El contraataque japonés no se hizo esperar y el 23 de julio, apoyadas por un gran bombardeo de artillería, dos divisiones niponas lanzaron un ataque contra las tropas soviéticas que por entonces ya habían cruzado el río y defendían el puente Kawatama.
Tras varios días de feroces combates, los japoneses apenas habían logrado pequeños avances, siendo incapaces de romper las líneas soviéticas y alcanzar el tan ansiado puente. A pesar de haber supuesto miles de bajas, la batalla se encontraba en un punto muerto.
Mientras que los mandos militares en Moscú y en Tokio preparaban sus respectivas nuevas ofensivas, de acuerdo a los informes del espía de los soviéticos en Tokio, Richard Sorge, los japoneses estaban dispuestos a negociar el cese de hostilidades cuanto antes. Stalin instruyó a Molotov a ofrecerle al embajador japonés, Togo Shigenori, un alto al fuego.
Pero, Zhukov estaba decidido a terminar con el tira y afloja. Disponiendo de 50.000 soldados soviéticos y mongoles del 57º Cuerpo Especial, el 20 de agosto cruzó el río Khalkhyn para atacar a las fuerzas japonesas con tres divisiones de infantería, artillería, una brigada de tanques y apoyo aéreo. A las 0630 horas, 250 aviones soviéticos (144 de acuerdo a los rusos) incluyendo 150 bombarderos, atacaron las posiciones de la artillería del 2/28º de Infantería.
Una vez inmovilizadas las fuerzas japonesas, las unidades blindadas soviéticas rebasaron los flancos y atacaron por detrás de las líneas japonesas, cortando las líneas de aprovisionamiento con un movimiento de tenazas. Las dos puntas de lanza de Zhukov convergieron en el pueblo de Nomonhan el día 25 de agosto quedando atrapada la 23ª División japonesa. Los ataques japoneses del día siguiente resultaron infructuosos para liberar a las unidades cercadas. Nuevamente, el día 27ª la División intentó romper el cerco pero fracasó. Zhukov conminó a los japoneses a rendirse, pero sus demandas fueron rechazadas por lo que decidió lanzar una barrera de artillería y ataques aéreos. La batalla terminó el día 31 de agosto con la casi completa destrucción de las fuerzas japonesas. Los remanentes de las unidades se replegaron hacia el este de Nomonhan.
Al día siguiente, en el otro extremo de la URSS, Hitler y Stalin invadían y se repartían Polonia.
Aunque técnicamente era un aliado de la Alemania Nazi, Stalin optó por la prudencia y se aseguró que el flanco oriental quedara estabilizado. En lugar de aprovechar su ventaja táctica y agravar el conflicto, las tropas de Zhúkov recibieron la orden de asegurar y mantener sus posiciones en Khalkhin-Gol, la frontera que anteriormente habían reclamado.
La cifra total de bajas sufridas por ambos bandos no son ni mucho menos claras, especialmente por el hecho que ni el Imperio Japonés ni la Unión Soviética eran “sociedades abiertas”. Las estadísticas oficiales hablan de unas 17.000 bajas japonesas por unas 9.000 del lado soviético.
La batalla de Khalkhin-Gol demostró definitivamente a los militares expansionistas nipones que no eran rival para la URSS, especialmente mientras el grueso de sus tropas se encontraba enfangado en China. Mientras que los soviéticos conseguían un efecto demoledor con su innovador ataque combinado, los japoneses seguían estancados en una mentalidad anticuada que valoraba antes el honor y la valentía personal que disponer de fuerzas masivas y acorazadas.
Operación tormenta de Agosto
En Abril de 1941, la Unión soviética y Japón firmaron un Pacto de Neutralidad, en el cual se comprometían a no interferir en los conflictos que mantenía cada país.
Sin embargo, cuando el rumbo de la guerra empezó a girar a favor de los Aliados, Estados Unidos y Gran Bretaña presionaron a Stalin para que entrara en guerra contra Japón.
Finalmente, en la Conferencia de Yalta, celebrada en febrero de 1945, anunció que atacaría a Japón tres meses después de la caída de Berlín. Pasados dos meses, y conforme a lo estipulado, informó a Tokio, con doce meses de antelación, su decisión de no renovar al Pacto de Neutralidad una vez que finalizara el plazo de cinco años, en abril de 1946. Para los japoneses, esa habría de ser la fecha de un ataque soviético que coincidiría, probablemente, con desembarcos anfibios norteamericanos en Japón.
Se estableció un mando independiente del teatro de operaciones, que sería confiado al Mariscal Alexander Vasilevsky, y tres Frentes se organizaron para el combate: El trans-Baikal, a cargo del Mariscal Rodion Malinovsky, permació sin cambios, pero el Lejano Oriente fue dividido en dos: el 1º del Lejano Oriente a las órdenes del Mariscal Kirill Meretskov, al que se responsabilizó de la zona adyacente a Vladivostok; y el 2º del Lejano Oriente, bajo el mando del General Maksim Purkayev, que se ocupó del frente de los ríos Amur y Ussuri, cerca de Khabarovsk. Para asegurarse de que estos ejércitos incluirían un conjunto de tropas seleccionadas, cuyas formaciones tendría experiencia probada en combate, se retiraron del frente europeo al 5º Ejército y 39º Ejercito, provenientes de Köningsberg; y al 6º Ejército de Carros de la Guardía y 53º Ejército, que se hallaban en Praga. Todas estas tropas fueron enviadas a unos 7.000 kilómetros al oeste, a través del ferrocarril Transiberiano Un total de 1.692 trenes especiales de tropas realizaron el viaje entre abril y mayo de 1945, reforzando así los rescursos de Vasilevsky, que contaba ahora con 1.600.000 hombres, 5.500 carros de combate, 28.000 cañones y morteros y 4.370 aviones.
Las fuerzas japonesas contaban con 1.040.000 soldados, 6.700 piezas de artilleria, 1.000 tanques, 1.800 aviones. Todo bajo el mando del General Otozo Yamada.
La operación se inició el 8 de Agosto de 1945 y concluyó el 2 de Septiembre del mismo año con la conquista rusa de Manchuria, la isla de Sajalin y las islas Kuriles.
El 36º Ejército logró penetrar las líneas de defensa japonesas que se le oponían y se dirigió a Hailar, llegando el 9 de agosto, tomando algunos sectores de la ciudad. El 39º Ejército esquivó las posiciones fuertes japoneses, dirigiéndose al sur, ya que se planeó cortar la línea férrea de suministros y aislar a los atrincherados japoneses. El 6º Ejército de Tanques de la Guardia llegó a las faldas de las montañas del Gran Khingan el primer día, adelantándose al tiempo estimado.
El 10 de agosto el 53º Ejército recibió la orden de cruzar la frontera desde Mongolia, con el objetivo de explotar la victoria conseguida por el 6º Ejército de Tanques de la Guardia, no obstante, esta unidad estaba muy distante. Dándose cuenta de la inutilidad en defender las fronteras, el General Yamada ordenó la retirada general a la retaguardia y la construcción de una línea defensiva.
El General Ushiroku, comandante del 3º Ejército de Área, emitió otra orden que contradecía a la de Yamada, ya que demandaba que se defendiera las regiones al norte y sur de Mukden, con el objetivo de proteger a la población nipona. Estas órdenes solamente causaron más confusión en unas tropas que trataban de retirarse lo más rápidamente.
Para el 14 de agosto, las montañas del Gran Khingan habían sido cruzadas por todos los ejércitos soviéticos y el Mariscal Malinovsky ordenó la captura de Kalgan, Chihfeng, Mukden, Changchun, y Tsitsihar antes del 23 de agosto.
El 18 de agosto, el Grupo de Caballería Mecanizada Mongola de Pliev llegó a Kalgan, y después de capturar la ciudad, cruzaron la Gran Muralla China y se dirigieron a Beijing, entregando en su camino equipo enemigo capturado al 8º Ejército del Partido Comunista Chino, que estaba en guerra con la República de China. Ese mismo día las tropas del 17º Ejército soviético llegaron finalmente a la costa del Mar de Bohai.
Tras estos hechos la resistencia japonesa disminuyó apreciablemente y se consideró la campaña finalizada. El hecho de que el paso por las montañas del Gran Khingan hubiesen sido entregadas con tanta facilidad es un error imperdonable de los generales japoneses. La falta de coordinación entre los mismos también contribuyó al rápido cierre del frente. Los japoneses entregaron el oeste de Manchuria con mucha facilidad, sin ofrecer resistencia, salvo en Hailar. Además, los posteriores problemas de abastecimiento soviéticos no fueron aprovechados por el enemigo, incluso cuando el 6º Ejército de Carros de la Guardia se mantuvo inactivo por casi dos días.
En el este, el 1º Frente del Lejano Oriente de Meretskov se encontró con una tarea mucho más difícil. Sus tropas habían atacado al mismo tiempo que los hombres de Malinovsky, pero tuvieron que hacer frente a una serie de grandes y complejas fortalezas, sobre todo las que se encontraban en las cercanías de Suifenho.
El ataque soviético se inició en la medianoche del 8 de agosto. La lluvia hizo creer a los japoneses que los soviéticos no atacarían en esas condiciones, y muchos guardias de fronteras fueron sorprendidos. El 5º Ejército soviético lideró la ofensiva, ejecutando un ataque de dos olas. La primera oleada pasó por la región fortificada de Volynsk, dejando aislados a los defensores nipones, quienes fueron reducidos por la segunda oleada en tres días, dicha oleada incluía a zapadores y artillería auto-propulsada. Para la noche del 9 de agosto, el 5º Ejército había alcanzado el norte de Suifenho, abriendo una brecha de 35 km en las líneas defensivas japonesas, y había avanzado entre 16 y 22 km más allá de las mismas. Dos días más tarde, las tropas que formaban la vanguardia llegaban al río Muleng.
El 19 de agosto, la capitulación japonesa fue radiada a todas las unidades en Manchuria, y desde ese día, las unidades empezaron a rendirse individualmente. El 20 de agosto, soldados soviéticos aterrizaron en aeropuertos en Harbin y Jilin, para tomar las rendiciones de las guarniciones japonesas apostadas allí. El 25º Ejército continuó entonces su avance por Corea, y a finales de agosto alcanzó el paralelo 38º, que era la frontera acordada por los estadounidenses y los soviéticos para el avance de sus ejércitos en Corea. Las últimas posiciones fuertes japonesas no fueron neutralizadas sino hasta el 25 de agosto, aunque algunas unidades niponas, que habían quedado incomunicadas o habían desobedecido la orden de capitulación, continuaron luchando por unos días más.
Para el 20 de agosto, Manchuria había caído en manos soviéticas.
En una operación relámpago, en la que se dejó constancia de las lecciones aprendidas durante 4 años de guerra con Alemania, 83.000 soldados japoneses resultaron muertos y casi 600.000 fueron hechos prisioneros e internados en los gulags soviéticos (muchos de los cuales no volverían jamás a sus hogares). Los soldados soviéticos sólo tuvieron que lamentar 8.219 muertos y 22.264 heridos. La campaña ofensiva estratégica de Manchuria había mostrado no sólo la potencia militar que había acumulado el Ejército Rojo hacia el fin de la guerra, sino también el extraordinario arte militar de los generales soviéticos, ya que se trataba de una victoria impresiónante y conseguida a un coste realmente muy bajo.
Autor: Wallace-Will
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