Imaginemos la evolución de los seres vivos como si se tratase de un enorme árbol. Su tronco se divide en dos grandes partes, una corresponde al reino vegetal y la otra al reino animal. Éste a su vez se ramifica en dos nuevas partes, los invertebrados y los vertebrados. Éstos últimos a su vez se compone de cuatro ramas. En la de mamíferos nos interesa la rama de los primates. El primate más antiguo que se conoce se remonta al final de la época de los dinosaurios, hace 65 millones de años, se le asignó el nombre de Purgatorius ceratops por haberse encontrado cerca de los restos del dinosaurio Triceratops.
A partir de esa época los primates evolucionaron en diversos géneros, expendiéndose por América, África y Eurasia. De Europa al parecer desaparecieron hace unos 7 millones de años. Es en esta fecha desde donde comenzaremos hacer una rápida mirada a la historia evolutiva de nuestros antepasados. En esas fechas tan distantes no podemos hacer más que especulaciones acerca de la vida cultural de aquellos seres, y tratar de hacer reconstrucciones anatómicas con los restos fósiles, de manera que se trata de armar, como si fuese un rompecabezas, la últimas ramita que nos condujo a nuestra existencia.
Lamentablemente, para la tradicional visión eurocentrista de la historia, la evidencia fósil nos aleja de Europa para buscar nuestros orígenes en África. Atrás quedo el vano intento de anclar nuestros orígenes en la misma Europa, tras el fraude del hombre de Pintdown.
En el año 2002 se descubrió en el Chad un fósil de una antigüedad de 7 millones de años (m.a.). Aunque el descubrimiento apenas se esta estudiando, parece ser que el Sahelanthropus tchadensis, representa la especie a partir de la cual se separaron las ramas de los chimpancés africanos con la de los primeros homínidos, grupo que conforman nuestros antepasados y nosotros mismos. Por alguna razón que aún desconocemos, algunos Sahelanthropus decididieron intentaron desplazarse sobre sus patas posteriores; aunque esta especie aún no era bípeda.
Ardipithecus, australopitecos y parántropos: Los primeros bípedos.
Durante los últimos 5 m.a., la temperatura media de la tierra ha experimentado un descenso, por lo que se dice que estamos en una etapa relativamente fría. En nuestro mundo actual se dan bruscos cambios de clima y en la temperatura ambiental, pero son de corta duración, si recordamos la edad de nuestro planeta, de 4.500 millones de años. Este reciente descenso de la temperatura ambiental produjo cambios en los ecosistemas en donde vivían nuestros antepasados, que para ese momento eran los mismos del chimpancé. El descenso de la temperatura produjo un clima más seco, disminuyendo por lo tanto la pluviosidad.
En el continente africano se había formado ya en esa época la gran fractura conocida como Great Rift Valley. Es una gran hendidura que divide al África en dos en sentido Sur-Norte, desde Sudáfrica, atraviesa el Mar Rojo, llegando al Mar Muerto. Las grandes montañas de la fractura impidieron que los vientos húmedos provenientes del Atlántico arribasen al África Oriental. Esto produjo la desaparición de los grandes bosques de la parte oriental del continente, siendo progresivamente sustituidos por ambientes de sabana. Por lo tanto, toda la fauna de la región tuvo que adaptarse al nuevo cambio climático, siendo el primer paso un cambio en los hábitos alimenticios.
Mientras que en el África Occidental los simios primitivos seguían disfrutando de una su vida y dieta arborícola, en los grandes bosques; los antropomorfos del África oriental tuvieron que adoptarse a la nueva situación, a partir del Sahelanthropus. Surge así nuestra rama dentro del gran árbol, la de los Homínidos, grupo que incluye a los humanos y a nuestros ancestros, ya separados de la línea del chimpancé.
Los restos de homínidos más antiguos que se conocen tienen una antigüedad de 5.6 m.a., son apenas algunas muelas aisladas encontradas en Kenia. En 1992 se descubrió en Etiopía un fragmento de mandíbula con algunos molares, de una antigüedad de 4.4 m.a. La evidencia que revelaba de que se trataba de un homínido eran las cúspides de esas muelas que tienen todas las mismas alturas. Esta es una característica que diferencia a los homínidos de los chimpancés. Se trataba del Ardipithecus ramidus, y al parecer, vivía aún en un ambiente forestal. Se desconocen si eran bípedos o andaban aún sobre cuatro patas; lo cierto es que tenían una dieta similar al del chimpancé, compuesta de frutas y plantas blandas. Lo sabemos gracias al grosor del esmalte de los dientes, similar al de los chimpancés y al nuestro. Se piensa que vivió en un ambiente aún de bosque, ya que sus restos se encontraron junto a resto fósiles de fauna forestal.
Nuestro siguiente ancestro en existir fue el Australopithecus anamensis, de una antigüedad de 4m.a. La palabra "anamensis" significa "lago" en lengua Turkana; mientras que "australopithecus" significa "mono del sur", ya que sus primeros fósiles se descubrieron en Sudáfrica. Se piensa que vivió en un ambiente medio entre bosque y sabana; y muy posiblemente se trataba ya de un bípedo, por las características de una tibia que se encontró.
El periodo comprendido entre 3.6 y 3 m.a. aproximadamente corresponde al Australopithecus afarensis; a este especie pertenece un fósil de una hembra a la que se bautizo como "Lucy", por una canción de los Beatles. Los afarensis al parecer presentan un dimorfismo sexual, es decir, un gran contraste de tamaño entre machos y hembras. Sus cráneos tienen una pequeña cresta sagital (cresta que recorre el cráneo en sentido longitudinal), en la cual se anclaban los músculos para la masticación. Esto evidencia que los afarensis comenzaron a consumir vegetales más duros, lo que demuestra los efectos del cambio climático. Esta característica también es propia de los parántropos, por lo que se piensa que estos evolucionaron a partir de los afarensis.
Los estudios del esqueleto de "Lucy" dan a entender que podía caminar sobre sus dos piernas, pero aun hay algunas dudas. Otra característica que tiene que ver con la locomoción bípeda es el foramen mágnum, que es la abertura que une el cráneo con la columna vertebral. En los simios este se encuentra muy retrasado en el cráneo, en los humanos está casi en el centro, en los afarensis en una posición intermedia, lo que da a pensar que su andar no seria exactamente parecido al nuestro, con el cuello inclinado y la cabeza echada hacia delante.
Cerca del parque nacional del Serengeti, se hallaron unas huellas de pie fosilizadas de hace 3.5 m.a.; son casi exactamente iguales a las que cualquiera de nosotros haría en una playa. Se conservaron gracias a haber sido cubiertas por una capa de material volcánico, que ayudó también a calcular su antigüedad, gracias a los métodos radiométricos. Su antigüedad hace suponer que pertenecen a australopithecus afarensis, pero los que no están de acuerdo con que esta especie era bípeda, no comparte esa idea. Posiblemente pertenezcan a unos seres cuyos restos no se han encontrado aún.
El Australopithecus bahrelghazali, descubierto en el Chad (centro de África) en 1979, resultó ser un caso atípico, al haberse descubierto en una zona alejada de la supuesta cuna del África oriental y a Sudáfrica. Posiblemente se trate de un primer caso de “emigración” de homínidos, que se volverían a producir posteriormente como veremos. De una antigüedad de 3.5 m.a., al parecer tiene características similares entre los parántropos y el género Homo. Se trata de un caso paralelo a nuestra línea evolutiva, no es un ancestro directo nuestro, al igual que tampoco lo fue (al parecer), el A. Afarensis.
El período entre 3 m.a, y 2 m.a. corresponde al Australopithecus africanus. Descubierto en 1927 en Sudáfrica por Reymond Dart; el “Niño de Taung”, es uno de los fósiles más famosos en la historia la paleontología humana, junto a “Lucy” y el “Muchacho de Turkana”. Los A. Africanus han sido descubiertos todos en Sudáfrica, generalmente fosilizados en cavernas, junto a restos de animales prehistóricos. Esto no significa que el A. Africanus habitaba en cuevas, ya que sabemos que vivía en ambientes intermedios entre bosque y sabana. Debido a la ausencia de material volcánico en el lugar que permitan datar la antigüedad de sus restos mediante métodos radiométricos, su antigüedad se ha determinado comparándola con la de los fósiles de los animales encontrados en el mismo lugar. Antes se pensaba que el A. Africanus había dado caza a esos animales. Hoy Sabemos que, al menos el “niño de Taung”, fue cazado y muerto por un águila.
Raymond Dart formuló la teoría del “mono asesino” para explicar la postura bípeda de los homínidos. Decía que el Australopithecus comenzó a usar sus manos para utilizar objetos contra sus semejantes, así como para cazar animales. Para ello utilizaba huesos, cuernos, colmillos, siendo entonces esta la primera “industria” creada por el hombre. Por lo tanto, según Dart, la maldad innata de nuestros antepasados fue la razón que los volvió bípedos y por lo tanto, inteligentes. Esta idea se llevo al cine en la película “Odisea espacial 2001”. Obviamente, la idea hoy en día ha quedado descartada. Otros científicos plantean que la posición bípeda no tiene nada que ver con la necesidad de andar a pie por la sabana; tampoco por razones de combatir el calor alejándose unos centímetros del suelo andando a pie. Si no más bien, el andar sobre dos piernas permite a las manos recolectar, cargar y transportar alimentos a los centros de acopio o a las viviendas temporales, si se trataba de seres nómadas.
Muy posiblemente, los australopitecos y los parántropos eran aún incapaces de fabricar herramientas. Es decir, aún no utilizaban sus manos para darle una forma útil a las piedras; después de haber imaginado previamente esa forma en su mente. Sabemos que el volumen craneal de los australipitecos era de apenas unos 500 centímetros cúbicos como máximo; apenas un poco más que el de los chimpancés. Sin embargo, sus manos son más parecidas a las nuestras, lo que implica que tenía una mejor manipulación de objetos que los simios.
Existen diferencias físicas importantes entre el afarensis y el africanus. La diferencia de tamaño entre machos y hembras de A. africanus no es tan marcada como en los afarensis. El esmalte de sus dientes es menos grueso; además carecen de la cresta sagital de los afarensis, que al parecer evolucionó luego en los parántropos. Posiblemente el africanus comparta un ancestro común con el género Homo, al cual pertenecemos.
El caso del Australopithecus garhi descubierto en 1996 en Kenia, es importante ya que se halló junto a restos de huesos de animales quebrados intencionalmente para extraer su médula. Aún no es seguro que el garhi consumiera carne, ya que los huesos pudieron haber sido rotos por los primeros Homo. Con una antigüedad de 2.5 m.a., el garhi podría haber dado origen al genero Homo, o bien haber compartido un común ancestro.
Volviendo al A. afarensis, éste se extinguió hace 3 m.a.; al parecer, algunos de ellos evolucionaron dando origen al los parántropos, los cuales eran llamados en la bibliografía menos reciente como australopitcos robustos. Los parántropos estaban ya totalmente adaptados para la vida en sabana abierta. Para ello aumentaron su tamaño y su contextura, desarrollaron una masticación que les permitía consumir vegetales duros, aumentando el grosor del esmalte de sus dientes. Su cresta sagital del cráneo era mucho más grande que la de los A. afarensis, ya que sus músculos masticadores eran más poderosos. Se conocen tres especies, el Paranthropus aethiopicus, de hace 2.6 m.a., que al parecer dio origen al P. Boisei y el P. Robustus. Estos últimos parecen haber coexistido junto al Homo Habilis, en las sabanas de África Oriental. El Paranthropus robustus parece ser otro caso de emigración, sus orígenes parecen ser del África Oriental, desplazándose posteriormente al sur de África, en donde se han hallados sus restos menos antiguos, junto a los de Australopithecus Africanus.
Homo habilis, Homo ergaster y Homo erectus: nuestros primeros verdaderos antepasados.
Mientras que los parántropos se especializaron a la vida en la sabana abierta, otros homínidos hicieron lo mismo, pero asumiendo diferentes estrategias ante el reto planteado por los cambios climáticos. No desarrollaron un poderoso aparato masticador, a pesar de que también consumían tubérculos y demás vegetales duros propios de la sabana. La diferencia era que esos homínidos utilizaban piedras para picar sus alimentos en trozos para facilitar su consumo. Pero fue el consumo de carne la decisión más radical, que determinó la fabricación de las primeras herramientas y el progresivo desarrollo de la inteligencia.
Nosotros pertenecemos al género Homo. Nuestros primeros antepasados, comenzaron probando la carne de animales muertos. De los huesos consumirían la médula interna (tuétano), muy rica en proteínas. Para picar la carne y los huesos necesitaban piedras afiladas, de manera que comenzaron a tallar piedras, obteniendo trozos filosos llamados lascas. Era la primera vez que un ser viviente le daba forma a la materia, partiendo de una idea preconcebida en su mente. Por esta razón, se le bautizó con el nombre de Homo Habilis, de una antigüedad de 2.5 m.a.; sus primeros fósiles se encontraron en el valle del río Omo, entre Etiopía y Kenia. El hecho de haberse hallado junto a gran cantidad de piedras talladas, de una manera algo tosca, hace pensar que ellos fueron los creadores de la primera actividad industrial del hombre, conocida como cultura Olduvayense, (Modo 1). Es de imaginar que en esta etapa evolutiva, nuestros ancestros utilizaban ya algún modo de comunicarse entre si, al menos a manera de señas, si aún no habían desarrollado algún medio de lenguaje poco desarrollado.
Entre las características físicas del Homo habilis, destacaremos la aparición en su cráneo de un toro supraorbital (arco óseo por encima de las órbitas oculares), y un aumento significativo del volumen craneal, ahora de unos 800 cc. Por sus características físicas, de todos los australopitecos se parece más al A. africanus y al A. garhi, por lo que se piensa que ambos tuvieron un común ancestro, que algunos científicos creen que fue el mismo Australopithecus afarensis.
En 1984 se produjo un descubrimiento importante para la tarea de esclarecer el seguimiento de la evolución humana. “El niño de Turkana”, resultó ser un muchacho de aproximadamente 13 años, de una estatura de 1.60 mt; implicaba que de adulto tendría unos 1.80 mt. Con una antigüedad de 1.5 m.a., el bautizado Homo ergaster, había desarrollado unas piernas adaptadas para largos trotes a través de la sabana, lo que quizás signifique que realizaban actividades colectivas de cazas. La Industria lítica asociada al ergaster se le llama Achelense, (Modo 2), mostrando ya un nivel de elaboración más complejo que la de Olduvai. Aún existen dudas si el Homo ergaster ya utilizaba el fuego como “arma” para espantar y cercar animales grandes, para cazarlos y comerlos. De todas maneras el mayor consumo de carne habría contribuido a su desarrollo corporal. No solo aumentaron su estatura, si no que también aumentó su volumen craneal a 1000 cc aproximadamente. Anteriormente se solía referir al ergaster como Homo erectus; hoy se acepta que el Homo ergaster es el antepasado africano del Homo erectus.
En 1891, el médico Eugene Dubois descubrió en la isla de Java, la famosa “carota” y fémur de una nueva especie a la cual bautizó como Pithecanthropus erectus , “hombre mono erguido”; posteriormente se le dio el nombre de Homo erectus. Por sus características se sabe hoy de que se trata de una especie distinta del Homo ergaster. Su cráneo es mucho más grueso, y su toro supraorbital más grande (como una visera), además de un refuerzo óseo en la parte posterior del cráneo llamado toro occipital. Posteriormente se descubrieron más fósiles parecidos, su antigüedad oscila entre 1.8 m.a. hasta apenas 250.000 años de antigüedad. El famoso “Hombre de Pekín” (Sinanthropus), se le considera también Homo erectus. Se han descubierto fósiles en África y Europa que se atribuyen también a esta especie, creándose así mayor confusión acerca de su origen. Se trata de una especie que existió durante un período de tiempo bastante amplio, y al parecer, hace 250.000 años coexistieron en nuestro planeta al menos dos o tres especie de homínidos.
Las primeras incursiones de homínidos fuera de África.
Llegamos ya al momento importante de especular acerca de las primeras salidas de nuestros antepasados fuera de África. Esta se dieron aproximadamente hace unos 2 m.a., sin estar claro sus motivaciones. Los cambios climáticos ocurridos en África seguramente habrían producido desplazamiento de manadas de animales que el Homo ergaster cazaba. Posiblemente algunos de estos animales habrían llegado al Cercano Oriente a través del paso natural del Sinaí, siendo seguidos por nuestros antepasados. Aquí se plantean múltiples interrogantes. ¿Por cual vía llegaron a Europa nuestros ancestros?. Inicialmente se pensó que llegaron vía cercano Oriente, debido a fósiles encontrados en Georgia. El problema es que no se han hallado aún fósiles de ergaster o erectus en los tramos iniciales de esa vía, para confirmar la hipótesis. Para complicar más el asunto, el descubrimiento en España e Italia de fósiles de hasta casi un millón de años de antigüedad, propone la idea de otra vía de llegada, esta vez a través del Mediterráneo, cruzando el estrecho de Gibraltar, o la brecha marítima entre Túnez y Sicilia. El descubrimiento en el sur de Italia de un cráneo, al borde de una autopista en construcción, ha sido catalogado como de homo erectus. Lo que dudamos es que aquellos individuos fuesen capaces de conocer algunas técnicas de navegación rudimentaria. Veremos luego que se producirán, posteriormente, al menos dos grandes migraciones más de homínidos, ya más evolucionados.
El Pleistoceno o edad de los glaciales y El Paleolítico o la edad de piedra antigua.
Recapitulando, hemos dichos que los cambios climáticos que comenzaron a producirse en África desde hace 5 millones de años, comenzaron un proceso de cambios en los ecosistemas. Los grandes bosques del África oriental comenzaron a ceder terreno frente a las sabanas abiertas, existiendo siempre ecosistemas intermedios, en el cual se desarrollaron los australopitecps. La postura bípeda se dio muchísimo antes que el desarrollo encefálico. Posteriormente aparecieron otros homínidos mejor adaptados para la vida en sabana abierta, surgiendo así los especializados parántropos y los generalistas de nuestro género Homo. Éstos comenzaron la industria lítica para desguazar la carne y los huesos de animales muertos para alimentarse. El consumo de carne junto a una mejor organización del Homo para cazar animales, condujo al desarrollo del cerebro. La utilización de las piedras como herramientas inaugura lo que conocemos como período Paleolítico. La posible utilización del fuego por parte del Homo ergaster lo ayudó en sus actividades de cacería, comenzando también quizás el gusto por la carne cocida. Hace unos 2 millones de años, algunos Homo ergaster comenzaron abandonar el África por razones que desconocemos.
Hasta hace algunas décadas se tomaba como patrón de referencia para el estudio de fósiles fuera de Europa, a las marcas terrestres dejadas por las cuatro grandes glaciaciones del hemisferio norte del planeta. Éstas comenzaron hace aproximadamente un millón de años. Sus nombres europeos son Gunz, Mindel, Riss y Wurm. Esas glaciaciones estaban separadas entre si por cuatro períodos interglaciares, unos más calurosos que otros. Era la época cuando en Europa habitaban los mamuts y el rinoceronte lanudo, y en la época de calor había cocodrilos y animales como el Deinotherium, o elefante de colmillos hacía abajo.
Pero actualmente ya no se utilizan esas trazas terrestres como patrón de referencia, sino más bien la evidencia marina dejada por los glaciares. Como se sabrá, durante cada glaciación el nivel del mar disminuye en todo el mundo, hasta más de 50 metros. A la vez, el espesor de las placas de hielos llegaron a ser hasta de más de dos mil metros sobre el terreno!, cubriendo media Europa, hasta los Alpes. Este era el ambiente en el que evolucionaron nuestros parientes neandertales y el que encontraron los recién llegados primeros Homo sapiens.
Hoy en día se utiliza la evidencia marina de las glaciaciones, éstas dejan evidencia tanto en el relieve de las costas del oeste de Europa; (los acantilados de Dover, por ejemplo), como también la evidencia fósil y geológica que dejó los cambios en el nivel del mar. Al medirse los niveles de isótopos de oxígeno y comparándolos con los del polo norte, se pueden calcular “fechas” más exactas pertenecientes al Pleistoceno. Actualmente se acepta que el Pleistoceno comenzó hace unos 1.7 m.a. Se divide en tres partes; Paleolítico inferior, medio e inferior. El Paleolítico medio se inicio hace unos 780.000 años.
Homo antecessor, Homo neanderthalensis y Homo sapiens
En España se han descubierto los fósiles más importantes para tratar de explicar el primer poblamiento humano europeo. Los fósiles más antiguos de la sierra de Atapuerca, tienen una antigüedad de unos 1,3 millones de años años; lo que evidenciaría que el poblamiento de Europa comenzó por el Sur. Junto a los fósiles se han encontrado instrumentos de piedra del Modo 1. Si tenemos en cuenta que el Modo 2, más avanzado y asociados al homo ergaster, comenzó en África hace 1.6 m.a; nos preguntamos. ¿Porqué los primeros europeos tenían una industria lítica más atrasada que la de los africanos de épocas más antiguas?. ¿Estaríamos ya, en tiempos prehistóricos, ante un caso de superioridad tecnológica, que obligó a las poblaciones menos desarrolladas a emigrar al ser desplazados por grupos más desarrollados?. Se pueden hacer un sin fin de especulaciones, lo cierto es que, para esa época, nuestros ancestros africanos estaban tecnológicamente más avanzados que sus contemporáneos de Europa y Asia.
Los fósiles de Atapuerca presentan una serie de características únicas, que los diferencia de los homo ergaster y homo erectus. Sus huesos craneales eran menos gruesos que los del homo erectus. Pero la diferencia más notable es que sus cráneos ya tenían un rostro, o cara, parecida a la de nosotros. Todas las especies anteriores tenían una cara plana, pero las fosas nasales de esta nueva especie ya salían perpendicularmente sobre el plano de la cara, por vez primera en todos los homínidos. Esto dio motivo a crear una nueva especie, el Homo Antecessor, siendo el ancestro común entre los neandertales y los Homo sapiens. Su volumen craneal llegaba a superar los 1300 c.c., casi igual a la nuestra. Por evidencias halladas en los huesos fósiles de algunos Homo antecesor, se piensa que tuvieron prácticas caníbales. No sabemos como pudo exactamente llegar el Homo antecesor a Europa, si llegó por el oriente por vía terrestre, o lo hizo por el sur por vía marítima. Lo que si podríamos afirmar es que se trato de la segunda migración desde África hacía Europa y Asia.
Hace unos 300.000 años aproximadamente, aparece (en África o en Europa, en eso hay controversia) una nueva especie, a la cual se le asocia con una tecnología más avanzada de instrumentos de piedra, el Modo 3 o Musteriense. Bautizado como Homo Heidelbergensis, evolucionó en Europa como Homo neanderthalensis, siendo estos los primeros europeos evolucionados en este continente, y que posteriormente algunos llegarían a habitar en el cercano oriente y norte de África. Se ve aquí una emigración en sentido inverso al tradicional, de Europa hacía afuera.
Los primeros neandertales descubiertos se les confundían con individuos enfermos y deformes, incluso se llegó a decir que se trataba de un soldado cosaco napoleónico. Los neandertales tenían un cráneo compacto, cuadrado, sin barbilla, con Toro supraorbital y occipital bastante desarrollados. Sus huesos eran bastante gruesos, no solo los del cráneo, sino también los del resto del cuerpo. Esto implica un desarrollo muscular bastante pronunciado, parecido al de un levantador de pesas actual. Sus piernas eran cortas en relación con el resto del cuerpo, dándole un aspecto macizo y compacto, que les ayudaría a retener el calor corporal. Esto parece ser una de sus adaptaciones al clima frío, que tiende a un mayor grosor del cuerpo, al contrario del Homo ergaster, que al vivir en las cálidas sabanas, tenían piernas largas para largos trotes.
El neandertal era un cazador de la llamada megafauna, los grandes mamíferos que vivieron durante el Pleistoceno, como el mamut. Utilizaban lanzas de madera con puntas de piedra afilada, siendo esta ya una industria mucho más avanzada comparada con las anteriores. El neandertal parece que ya tenía sentimientos parecidos a los nuestros, ya que se han descubierto posibles enterramientos funerarios, en donde el difunto tiene sus huesos pintados de rojo ocre y están acompañados de amuletos de huesos de animales. Los neandertales más antiguos datan de unos 230.000 años, y los más recientes de menos de 30.000, han sido hallados en la costa atlántica de la península ibérica. Al parecer, al convivir con grupos vecinos de nuestros antepasados, ya Homo sapiens, los neandertales fueron poco a poco apartados y superados, debido quizás a la superior tecnología de los sapiens, y a una posible mejor comunicación de éstos a nivel grupal, lo que les dio mejor oportunidades a la hora de plantearse estrategias de sobre vivencia ante el medio ambiente. Curiosamente el volumen craneal de los neandertales es de unos 1400 c.c., superior al promedio nuestro actual, de 1320 c.c. El cambio físico más importante en los Homo sapiens fue el no desarrollo de su aparato masticador y la aparición del mentón o barbilla. Esto evidencia ya un consumo de carne cocida.
Ahora bien, parece haber consenso en que el Homo antecessor fue el ancestro común entre el Homo sapiens y los neandertal.es Esta hipótesis está aún por demostrarse, si se descubren los supuestos H. antecessor africanos. Si esta es la teoría correcta, entonces los H. antecessor que salieron de África hace aproximadamente un millón de años, evolucionarían en Europa, pasando a ser H. heildelbergensis hasta convertirse en neandertal. Mientras que los H. antecessor que se quedaron en África evolucionaron hasta Homo sapiens, pasando por nuestro antepasado Homo sapiens rodhesiensis. Éstos al parecer comenzaron a emigrar fuera de África hace aproximadamente unos 200.000 años ocupando primero el “pasadizo” del medio oriente.
En Israel se han descubierto cuevas vecinas, unas contenían restos de Homo sapiens primitivos, y otras restos de neandertal. Al datar de la misma antigüedad, parece que ambas especies convivieron y quizás intercambiaron conocimientos, a manera de herramientas o adornos. No sabemos si ambas especies llegaron a cruzarse dando origen a una descendencia híbrida. La técnica de fabricación de herramientas de los primeros Homo sapiens en Israel era del tipo musteriense, al igual que la de los neandertal. Pero a partir del Paleolítico superior, hace unos 50.000 años, aparece en Europa el Modo 4 o Auriñaciense. Para entonces ya se comenzaba a utilizar nuevos materiales para hacer herramientas, como huesos, marfil y madera. Los primeros Homo sapiens, (es decir, nuestros primeros verdaderos tatarabuelos), llegarían a Europa hace unos 40.000 años, coexistiendo más de 10.000 años con los neandertales, que después desaparecieron.
Fueron esos recién llegados los que comenzaron hacer pinturas dentro de las cavernas, y no los neandertal como a veces se piensa. Otros grupos emigraron hacía el Asia donde quizás coexistieron algún tiempo junto a los últimos Homo erectus. Finalmente, algunos de ellos cruzaron el estrecho de Bering, en la fase final de la última glaciación, hace unos 30.000 años. En esa época el estrecho entre Siberia y Alaska estaba libre de mar, al estar éste en un nivel más bajo.
El resto del asunto lo conocemos todos. Hace 10.000 años nace la civilización, el hombre se hace más sedentario, comienza a criar animales para comer y nace la agricultura, aparecerán después las primeras ciudades prehistóricas, dentro del período conocido como Neolítico. De allí hasta la historia que nosotros estudiamos y el mundo actual, hay un hueco de 5000 años.
Autor: GaetanoLaSpina
BIBLIOGRAFÍA
- Senté. Andre. El hombre en busca de sus antepasados. Editorial luis caralt. Barcelona 1967
- Arsuega Luis y Martínez Ignacio. La especie elegida. Ediciones temas de hoy. Madrid 1998.
- Houghton Brodrick. El hombre prehistórico. Fondo de cultura económica. México 1967
- G.W: Lasker. La evolución humana. Fondo de cultura económica. México 1972
- Revista National Geographic, edición especial, la evolución del hombre, 2002
Me alegra mucho que este viejo artículo siga gustando tanto. Esta pendiente de una profunda reedición, a raís de los últimos descubrimientos.