Las campañas del Mariscal Lannes, el Roldán de Napoleón.
Jean Lannes (1769-1809), oficial de granaderos, se convirtió en el general por excelencia de la vanguardia napoleónica. Malhumorado y a veces algo tosco pero siempre valiente y dispuesto a combatir en primera línea, destacaría inicialmente por su valor pero con el tiempo demostró unas dotes tácticas que lo situarían entre los más destacados mariscales de Napoleón y sólo su muerte en combate impidió que se desarrollará al máximo todo su potencial. Con su muerte no sólo perdió Napoleón uno de sus mejores generales sino también uno de sus pocos amigos de verdad.
Primeras Campañas
Jean Lannes nació en Lectoure en el departamento de Gers (dentro de la antigua Gascuña) el 10 de Abril de 1769. Su familia era relativamente modesta y aunque pudo darle una educación básica al ser 8 hermanos hubo que buscarle pronto un oficio, entrando como aprendiz de tintorero, aunque Lannes no cejaría en toda su vida de intentar mejorar su educación. Gozando de un espíritu impetuoso y aventurero se alistó en el ejército real pero su estancia fue breve ya que tuvo que abandonarlo tras batirse en duelo.
Pirineos (1793-1795).
El estallido de las Guerras Revolucionarias supuso una nueva oportunidad para poder realistarse. Así en 1792 se alistó en el 2º batallón de voluntarios del Gers, siendo elegido subteniente de granaderos por sus compañeros debido a su experiencia previa y su carisma. Su bautismo de fuego llega en 1793 cuando con la incorporación de España a la guerra, los voluntarios del Gers se incorporan al Armée des Pyrénées Orientales. Las derrotas francesas se suceden en este frente pero Lannes destaca por su valor y entusiasmo, ascendiendo primero a teniente y después a capitán. Convaleciente de sus heridas abandona el hospital para encabezar a finales de año un grupo de 500 hombres que toma el reducto español en el combate de Villelongue. Este éxito le supone la promoción a chef de brigade (coronel) de su batallón a finales de diciembre de 1793. Tras él vuelve al hospital, siendo lo más destacado del resto de la campaña su matrimonio con la hija de un banquero de Perpiñán, Jeanne-Joseph-Barbe Méric en marzo de 1795.
Izquierda: Lannes con uniforme de subteniente de voluntarios, por Kruell. Fuente: Wikimedia.
Derecha: Batalla de Peyrestortes (17-09-1793). Una de las pocas victorias francesas en el Rosellón y en la que participó Lannes.
Italia (1795-1797).
Tras la paz de Basilea entre Francia y España (22/07/1795) el batallón fue enviado como refuerzo al frente italiano, participando Lannes en la batalla de Loano (23/09). Sin embargo no sería hasta la llegada de Napoleón Bonaparte a hacerse cargo del Armée d´Italie que despegaría la carrera de nuestro protagonista. Bonaparte se fijó en el valiente oficial durante la batalla de Dego (14-15 de abril de 1796) y decidió encomendarle 2 batallones de granaderos y uno de carabineros que formarían parte de la vanguardia del ejército al mando del general Dallemagne. Bonaparte supo ver que las dotes de Lannes sobresalían especialmente en el puesto de comandante de vanguardia.
En los combates siguientes Lannes demostraría el acierto de Napoleón: fue uno de los oficiales superiores(i) que encabezaron la famosa columna que tomo el puente de Lodi, en Bassano fue herido pero capturó personalmente 2 banderas a los austriacos, en Governolo es herido de nuevo y Bonaparte solicita su ascenso a general de brigada. Regresa a tiempo para la batalla de Arcola (15-17 de Noviembre de 1796) donde es herido dos veces y llevado al hospital del campaña del que se escapa al llegarle noticias de la situación apurada de los franceses, llegando justo a tiempo de liderar un ataque con sus granaderos que salva a Napoleón de ser hecho prisionero a costa de recibir una tercera herida aun más grave (sus heridas anteriores le impidieron desmontar del caballo y era un blanco fácil). Estas acciones le ganarían los epítetos del Roldán (o Orlando) y el Ajax del ejército francés.
Una vez recuperado de sus heridas a comienzos de 1797 estaría presente en la capitulación de Mantua para después formar parte del ejército de ocupación de los Estados Papales(ii).
Ejército francés en Italia 1796-97: a la izquierda un carabinero y a la derecha un granadero; formaban las compañías de élite de los regimientos ligeros y de línea respectivamente, aunque en ocasiones eran agrupadas en batallones de élite ad hoc como los que mandó Lannes. Ilustración de Richard Hook (Osprey Publishing).
Egipto (1798-1799).
Lannes se ha convertido en Italia en uno de los discípulos de Bonaparte y pasa a formar parte del “séquito” de oficiales que acompañan a éste. Se incorpora a la expedición de Egipto, aunque inicialmente sólo como general adjunto sin mando. Por el camino toma parte en la conquista de la isla de Malta(iii), para posteriormente recibir el mando de una brigada. Participa en la toma de Alejandría y en la supresión de la revuelta de el Cairo.
En 1799 en la campaña de Siria está ya al mando de su propia división, aunque ésta apenas llega a 3.000 hombres. Se distingue en el victorioso asedio de Jaffa para después participar en el fracasado asedio de San Juan de Acre donde es de nuevo herido y a punto está de ser abandonado a merced de los otomanos, salvándose gracias a los esfuerzos de un capitán de granaderos que regresó a por él(iv). Más que la herida en Acre le debió doler la noticia de que su esposa había dado luz a un niño ya que la simple aritmética le descartaba como progenitor. Tras el retorno francés a Egipto es promovido por Napoleón a general de división y participa en la batalla de Abukir, donde como de costumbre es herido de nuevo.
Tal vez lo más destacable de ésta etapa sea la consolidación de su amistad con Napoleón, hasta el punto de que más tarde sería uno de los pocos que podía “tutear” al emperador. En uno de los momentos de su estancia en Egipto estaban reunidos Lannes, Murat y Bessieres tras ser “castigados” por Napoleón por haber asistido en un duelo a Junot a orillas del Nilo; la campaña parecía estancada y el malhumor reinaba en todo el ejército, Lannes declaró violentamente que estaba harto y Murat propuso organizar un motín, sumándose Bessieres a la idea (siempre dispuesto a apoyar a Murat en todo) pero Lannes se “chivó” al jefe, ganándose la gratitud de Napoleón y la enemistad de estos últimos.
Cuando por fin Bonaparte también se hartó de la campaña egipcia, Lannes fue uno de los oficiales escogidos para acompañarle de vuelta a Francia.
El asedio de San Juan de Acre (20 de marzo – 21 de mayo de 1799)
1800. Campaña de Italia.
A su regreso Francia (todavía convaleciente) Lannes participaría activamente en el complot para que Napoleón ascendiera a Primer Cónsul; concretamente su misión fue la de hacer “campaña” dentro de la rama de Infantería del ejército(v).
Cuando Napoleón organizó el Armée de Reserve para su segunda campaña de Italia, le concedió a Lannes el mando de la vanguardia. Un puesto siempre importante pero esta vez con una especial relevancia ya que Napoleón planeaba arriesgar mucho y buena parte del éxito dependía de la rapidez de movimientos del ejército cuyo paso iba a ser marcado por la vanguardia. Había llegado la hora de que Lannes demostrara si había algo más en él como general que el puro coraje.
El 15 de Mayo, los 6000 hombres de Lannes ascendieron por el paso del Gran San Bernardo para cruzar los Alpes. Los destacamentos austriacos al otro lado del paso fueron sorprendidos fácilmente por Lannes ya que los austriacos no esperaban que nadie se atreviese a forzar el paso estando este todavía con bastante nieve. Las ordenes de Lannes eran despejar el valle de Aosta a toda velocidad y a ello se dedicó con energía. La única posición austriaca que no pudo arrollar era el pequeño fuerte Bard que ocupaba un alto risco que dominaba el camino. Lannes uso la noche para sobrepasarlo con sus hombres pero el grueso del ejército se vería bloqueado por el imprevisto obstáculo ya que era complicado hacer pasar la artillería y los suministros bajo sus cañones(vi).
Tras la captura francesa de Milán (2 de Junio) hubo una reorganización de los ejércitos rivales, preparándose ambos para el encuentro decisivo. El día 6 Lannes cruza el río Po de nuevo a la vanguardia del ejército francés con 6.000-7.000 soldados, dirigiéndose hacia la zona de Casteggio-Montebello donde el día 9 va a encontrar por sorpresa con 17.000 austriacos (al mando de Ott von Barkokez) cuya misión era avanzar y reocupar la línea defensiva del Po. En vez de retirarse o ocupar una posición defensiva, Lannes decide que la mejor manera de impedir el avance austriaco es atacándoles el primero a pesar de su inferioridad; eso si cuenta con que a lo largo del día deben llegar los 6.000 hombres del general Victor. Los violentos ataques de Lannes a lo largo de toda la mañana no tienen éxito pero consiguen mantener ocupados a los austriacos que se ven incapaces en ningún momento de tomar la iniciativa y se limitan a reaccionar a cada ataque. Finalmente a las 2 de la tarde llegan los refuerzos de Victor y se puede tomar Casteggio. Los austriacos deciden retirarse antes de ser aniquilados tras sufrir 2.100 bajas y dejar atrás 2.500 prisioneros. Los franceses sufrirían al menos unas 3.000 bajas. Lannes había demostrado una gran claridad de mente en su primera gran batalla como mando independiente y había asegurado que los franceses siguieran teniendo la iniciativa en la campaña. Años más tarde, en 1808, Napoleón le otorgaría el título de Duc de Montebello en reconocimiento a su actuación aquel día.
Batalla de Montebello. Según Lannes los “huesos” de su división se rompían durante la batalla como el cristal durante una granizada. La artillería austriaca causó tremendos estragos en los primeros ataques.
El 14 de junio tendría lugar la decisiva batalla de Marengo. El ejército austriaco de Melas tomó la iniciativa atacando a las fuerzas de Victor, teniendo que acudir Lannes presto en su ayuda reforzando el ala derecha francesa. Bonaparte había sido tomado por sorpresa y el ejército francés estaba disperso, necesitándose tiempo para volver a reunirlo. Inicialmente los franceses aguantaron el envite pero las cosas se complicaron a mediodía cuando por un lado Lannes tuvo que hacer frente a una fuerza austriaca que había cruzado el río Fontanote más al Norte para a continuación ver como su compañero Victor sufría un ataque demoledor que rompió su línea por lo que Lannes también se vio obligado a retroceder. Aun así Lannes pudo jactarse de haberse retirado sus fuerzas ordenadamente por escalones a pesar del fuego de la artillería enemiga y de sucesivos ataques de caballería. Se pudo formar una nueva y precaria línea de defensa más allá de Marengo pero sólo la o llegada de las fuerzas del general Desaix unida a una oportuna carga de la caballería de Kellermann consiguieron salvar el día y convertir una derrota en una clamorosa victoria.
Batalla de Marengo, por Lejeune. Fuente: Wikimedia.
Tras Marengo acompañaría a su amigo Bonaparte a París pero en los años siguientes su relación pasaría por un bache. En 1800 Napoleón le buscaría una nueva esposa en la persona de Louise de Gueheneuc, hija de un senador y banquero; aunque fue un matrimonio feliz Lannes se resintió de que Napoleón no hubiera apoyado su candidatura a la mano de Carolina Bonaparte que finalmente se casaría con el odiado Murat. En 1801 Lannes se hizo cargo de la Guardia Consular con ordenes de convertirlo en un cuerpo que sobresaliera en todos los aspectos; el ingenuo Lannes se gastó una cantidad exorbitante en equipar y promocionar a la Guardia. Muy probablemente fue timado vilmente por los proveedores pero el caso es que Murat y Bessieres corrieron a chivarse a Napoleón de la mala gestión financiera (insinuando un posible desfalco) lo que le costó el cargo y que un furioso Napoleón le obligara a pagar de su propio bolsillo el exceso. Dado que Lannes no se había dedicado a saquear Italia al estilo de muchos de sus compañeros estaba en un brete del que le sacó su viejo compañero Augereau con un generoso préstamo sin intereses. Tras una “lucrativa” estancia como embajador en Lisboa donde a pesar de sus rudas maneras causó buena impresión, pudo devolver el préstamo. Sin embargo el mayor problema fue que no estaba de acuerdo las aspiraciones imperiales de su amigo Napoleón y el cada vez más elaborado protocolo del que se rodeaba éste no le hacia ninguna gracia.
A pesar de todo, Lannes estaría en la lista de 1804 de Mariscales del Imperio.
Lannes como mariscal por Etienne Gerard y blasón nobiliario como duque de Montebello (a partir de 1808). Fuente: Wikimedia.
1805. Campaña de Austria.
Cuando se inició la Guerra de la Tercera Coalición, Lannes se encuentra al mando del 5e Corps de la Grande Armée, con unos 18.000 hombres(vii) en los campamentos franceses del canal de la Mancha. Participa en la maniobra envolvente de Ulm con la que Napoleón consigue rendir al ejército austriaco de Mack; junto a la caballería de Murat forma la vanguardia (con Murat al mando) venciendo en la relativamente menor batalla de Wertingen (8/10/1805) al pequeño cuerpo austriaco de Auffenberg y haciendo unos 2.000 prisioneros.
Tras la victoria de Ulm empieza una carrera en persecución del ejército ruso de Kutusov y los restos del ejército austriaco. Murat y Lannes proceden a encabezar la persecución, sin embargo la retaguardia austro-rusa (al mando del hábil Bagration) lleva a cabo modélicas acciones de retaguardia como en la batalla de Amstetten (5/11) lo que unido a un deficiente liderazgo por parte de Murat permite la huida aliada.
Viena cayó el día 12 pero había que conseguir todavía un puente para pasar al otro lado del Danubio, cosa que consiguieron Murat y Lannes en una rara muestra de colaboración. Ambos mariscales se presentaron con sus mejores galas ante un destacamento austriaco que estaba a punto de volar por los aires el puente Tabor declarando sonrientes que se había firmado un armisticio. Los austriacos confundidos por la amistosa actitud de los mariscales no sabían muy bien que hacer. Finalmente una columna de granaderos franceses al mando de Oudinot se presentó y aseguró rápidamente el puente sin que se disparara un sólo tiroviii. El 16 Lannes combatiría con Murat y Soult combatiría de nuevo contra la retaguardia rusa en Hollabrunn siendo sus ataques los únicos exitosos aunque la llegada de la oscuridad permitió salvarse a los rusos.
La captura del puente Tabor sobre el Danubio, por Guillaume Guillon. Fuente: Wikimedia. En la escena Lannes, a pie, abronca a un austriaco que hace ademán de dirigirse por su cuenta a abrir fuego contra los franceses que ya avanzan sobre el puente mientras los comandantes austriacos son incapaces de tomar una decisión.
La campaña se resolvería en la celebérrima batalla de Austerlitz (2/12/1805) en un campo de batalla especialmente escogido por Napoleón. En la batalla, Lannes ocupó el flanco izquierdo mandando a la infantería(ix), apoyado por buena parte de la caballería de Murat. Dado que el ataque aliado se dirigió hacia el otro extremo de la línea francesa, las primeras horas fueron tranquilas. Serían ya las 9 de la mañana cuando Murat y Lannes vieron que la batalla progresaba según los planes de Napoleón y pudieron empezar a moverse. Su objetivo era asegurar el Norte del campo de batalla y bloquear la retirada por ese lado del grueso del ejército aliado. Enfrente tenían a las tropas del ruso Bagration apoyadas por la caballería de Liechtenstein y parte de la Guardia Imperial Rusa. En su avance los franceses sufrieron varias cargas de la numerosa caballería aliada que fueron rechazadas brillantemente por una excelente colaboración entre la infantería y la caballería. Un intento de Bagration de flanquear a Lannes fracasó mientras tras una sucesión de cargas y contracargas la caballería francesa consiguió expulsar a la aliada. Lannes aumentó la presión sobre Bagration que tuvo que resignarse a retirarse (alejándose de sus camaradas) pero haciéndolo de manera ordenada cubierto por la artillería que impidió que los hombres de Lannes pudieran perseguirlo eficazmente.
Lannes había cumplido con la misión encomendada, no esperaba ser saludado como la estrella del día pero sí al menos una adecuada mención a la labor de su cuerpo aquel día. Cuando Napoleón en su parte le dejo un tanto de lado, montó en cólera. Ya antes de la batalla había tenido lugar un desagradable incidente cuando Murat y Soult convencieron a Lannes para que éste en calidad de amigo de Napoleón le persuadiera de no dar batalla y retroceder en busca de más refuerzos. Cuando un sorprendido Napoleón señaló a todos que era la primera vez en su vida que oía a Lannes hablar de retroceder, Soult se hizo el loco declarando que él también estaba estupefacto y Lannes al verse engañado le retó a un duelo que éste último no aceptó. Harto de todo, Lannes acabó por abandonar el ejército y marchar de vuelta a Francia sin decirle nada a nadie. Napoleón mandó tras él a Murat pero Lannes llevaba bastante ventaja y no fue “atrapado”. A pesar de esta muestra clara de insubordinación, Napoleón optó por no castigarle y acabar con un borrón el relato de la que había sido una magnífica campaña.
Plano de la batalla de Austerlitz. Fuente: Napoleón, His Army and Enemies.
1806. Campaña de Prusia.
Lannes pasó 1806 retirado en su pueblo natal de Lectoure, calmando sus ánimos, hasta que con el inicio de una nueva campaña accedió a reincorporarse en el último momento a su antiguo cuerpo el 5 de Octubre de 1806. Su cuerpo sumaba 19.000 infantes, 1.500 jinetes y 28 cañones. Napoleón avanzó hacia Prusia en 3 columnas; en la columna de la izquierda marchaba Lannes seguido del cuerpo de Augereau. El 10 de octubre localizó a una fuerza prusiana en Saalfeld de menos de 10.000 al mando del príncipe Luis Fernando mientras que Lannes tenía a mano sólo una parte de su cuerpo. Lannes se había aproximado por las colinas así que pudo vislumbrar sin problemas el deficiente dispositivo prusiano que tenían un río a sus espaldas y no se habían molestado en ocupar varias villas importantes que hubieran cubierto sus flancos. Lannes lanzó su infantería a ocupar las villas de los flancos mientras una parte de las tropas entretenía a los prusianos con inofensivas escaramuzas. A continuación se dedicó a cañonear a los expuestos prusianos durante un par de horas mientras seguían llegando refuerzos franceses. Cuando tuvo suficientes tropas a mano lanzó un ataque combinado de infantería y caballería que arrolló la línea prusiana. Luis Fernando moriría intentando restablecer la situación y sus tropas huirían dejando atrás 34 cañones y casi 2800 bajas entre muertos, heridos y prisioneros a costa de unos 200 franceses. Tal vez el mayor efecto fue disminuir todavía más la moral de unos prusianos que habían empezado la campaña sin conseguir fijar un plan coherente y cambiando de idea cada dos por tres, dejando la iniciativa a Napoleón.
Muerte del Príncipe Luis Fernando de Prusia en la batalla de Saalfeld. Ilustración de Knötel. Fuente: Wikimedia.
A continuación (14 de Octubre) participaría en la batalla de Jena. Lannes marchando en vanguardia se encontró con el ejército prusiano de Hohenhole (38.000 hombres) que Napoleón confundió con el ejército principal enemigo, acudiendo a la zona con las tropas de la columna central (que irían llegando a lo largo de la batalla hasta sumar 96.000 hombres). Las tropas de Lannes habían ocupado unas estratégicas alturas el día anterior mientras Hohenhole mandaba aviso al cuerpo prusiano de Rüchel (15.000) para que le apoyara en deshacerse de Lannes, ignorante de que el propio Napoleón venía a por él con la mayor parte del ejército francés.
La batalla la empezó el propio Lannes a las 6 de la mañana cuando todavía había niebla. Su misión era avanzar e ir ganando espacio para que los apretujados cuerpos franceses pudieran irse desplegando a sus lados. A pesar de la niebla y de que el terreno estaba cuajado de villas y obstáculos Lannes, haciendo un intensivo uso de escaramuceadores, fue progresando empujando a la división prusiana que tenía enfrente hacia atrás, llegando hasta el pueblo de Vierzehnheiligen. Cuando se levantó la niebla, los prusianos pudieron por fin contraatacar a Lannes, haciéndole retroceder pero los refuerzos de Napoleón ya iban situándose. Uno de esos refuerzos era el alocado mariscal Ney que se olvidó de las ordenes de Napoleón y simplemente cargó con 3.000 hombres por el lado equivocado quedándose al final casi aislado y en peligro de ser aniquilado, hasta el punto de que Napoleón ordenó a Lannes atacar la posición que acababa de abandonar para poder extraer a Ney. Finalmente Napoleón pudo acabar de desplegar correctamente a todas sus tropas y arrollar a los prusianos, llegando Rüchel demasiado tarde para aportar algo.
A pesar del intenso cansancio de sus hombres Lannes ofreció su cuerpo para la vertiginosa persecución del ejército prusiano que tendría lugar en las dos semanas siguientes.
Mapa de la batalla de Jena (situación a las 10:00), fuente: Wikimedia.
1806-1807. Campaña de Polonia.
Tras la destrucción de casi todo el ejército prusiano quedaba ocuparse de los rusos que todavía no habían intervenido. Por eso en diciembre de 1806 el teatro de operaciones se trasladó a Polonia. A pesar del mal tiempo, el hambre y las enfermedades como un brote de tifus que afectó al propio Lannes, Napoleón no quería perder la iniciativa y ocupó Varsovia. Los rusos estaban al mando del viejo y enfermo mariscal Kamensky, que volvió loco a sus tropas con ordenes y contraórdenes de retirarse y volver a tomar posiciones. Napoleón pensó que los rusos estaban en franca retirada y ordenó avanzar a sus cuerpos. Lannes (20.000) se dirigió hacia Pultusk donde el general ruso Benningsen (40.000-45.000) decidió desobedecer una de las ultimas ordenes de su jefe y quedarse a luchar.
La batalla de Pultusk tuvo lugar el 26 de Diciembre de 1806. Las fuerzas de Lannes habían hecho una penosa marcha a través del barro y el hielo del invierno polaco, pero aun así se lanzaron contra un enemigo que les duplicaba en número. Las tropas de Lannes consiguieron hacer progresos en los flancos de Benningsen sin embargo los rusos contaban con una aplastante artillería que machacaba cualquier intento de atacar la línea principal e incluso llegó a abrir un hueco por el que atacó la caballería rusa, aunque la carga pudo ser rechazada. La llegada de refuerzos en forma de una división del cuerpo de Davout provocó que el flanco derecho ruso fuera completamente rechazado. De nuevo la artillería rusa intervino frenando en seco la progresión francesa por ese lado. La acción se trasladó al flanco izquierdo ruso donde hubo fuertes combates pero Lannes no pudo progresar. El día acabó con ambas fuerzas agotadas y durante la noche Benningsen decidió retirarse, temeroso de que llegaran más refuerzos franceses por lo que Lannes pudo reclamar la victoria. Las bajas rusas rondarían los 3.000-5.000 y las francesas serían poco más de 1.000 según el parte de Lannes aunque lo más probable es que fueran del orden de 4.000-7.000.
Tras Pultusk, Lannes regresa a Varsovia. A continuación recibe ordenes de marchar a atacar al general ruso Essen en Ostrolenka pero a los dos días de partir debe abandonar el mando al agravarse su enfermedad.
Batalla de Pultusk. Fuente: Wikimedia.
Tras un periodo de descanso en el que se pierde la batalla de Eylau, vuelve a incorporarse al ejército a tiempo de participar en la batalla de Heilsberg (10 de Junio). Su antiguo cuerpo está ahora al mando de Massena, así que Napoleón le otorga el mando de un improvisado Cuerpo de Reserva. Durante todo el día los rusos de Benningsen rechazaron repetidos ataques haciendo una carnicería entre los franceses. Al acercarse la noche se disponían a descansar cuando un desertor francés les avisó de un nuevo ataque y es que Lannes acababa de llegar al campo de batalla con una división y aunque eran las 10 de la noche se dispuso a atacar. Si los rusos no hubieran estado sobre aviso, tal vez hubiera tenido éxito pero el resultado es que los hombres de Lannes fueron recibidos con una tormenta de fuego cuando avanzaron hacia un reducto ruso y son rechazados hacia un bosque. Benningsen envió tropas ligeras al bosque tras ellos pero los franceses pudieron rechazarlos. Sin embargo en apenas una hora de combate Lannes había perdido unos 2.000 hombres(x).
Izquierda: Lannes con el bastón de mariscal y el uniforme de Coronel General de las Tropas Suizas del Ejército Francés (cargo que recibiría en 1807). Ilustración de Marcello Grimaldi.
Derecha: Granadero ruso de un regimiento de infantería (Andrea Miniatures).
A continuación tendría lugar por fin la batalla definitiva en Friedland (14 de Junio). Los combates en realidad empezaron el día anterior el 13 cuando los rusos ocuparon Friedland expulsando a los piquetes de caballería francesa. Por los prisioneros capturados descubrieron que en las cercanías sólo estaba la división de Oudinot del cuerpo de Lannes y que se esperaba que fuera llegando el resto del cuerpo. Benningsen quería darle un descanso a su ejército y procedió a cruzar tropas al otro lado del río Alle para que pudieran pasar la noche en torno a Friedland. Lannes llegó de madrugada a acompañar a Oudinot junto con unas pocas tropas de refuerzo, a la luz de la luna se produjeron combates entre escaramuceadores y Lannes se aseguró el dominio de las colinas y de unos vitales bosques en el camino de salida de Friedland. Cuando salió el sol, las tropas de Lannes eran superadas por al menos 3 a 1 por las tropas rusas que ya habían cruzado el río, pero estaban en una excelente posición para taponar el progreso ruso: si conseguían resistir el tiempo necesario los rusos quedarían atrapados encajonados contra el río Alle. Durante varias horas se sucederían los ataques rusos que serían rechazados con brillantez por Lannes con ayuda de los refuerzos que paulatinamente iban llegado de otros cuerpos.
A mediodía llegó finalmente Napoleón que saludó efusivamente a Lannes y le dijo: “te he traído el ejército”. La obstinada resistencia de Lannes le brindaba por fin a Napoleón una buena oportunidad para liquidar al ejército ruso y estaba dispuesto a aprovecharla. Las tropas de Lannes tuvieron un breve respiro ya que del ataque inicial francés se ocuparon los cuerpos de Victor y Ney. Cuando estos ya consiguieron progresar fue cuando Lannes junto al cuerpo de Mortier y la caballería de Grouchy se sumaron al ataque para rematar a los rusos, para los cuales Friedland serían una batalla catastrófica(xi).
Combates por el control del bosque de Sortlach a las afueras de Friedland, por J.L.Rugendas.
1808-1809. Campaña de España.
Tras el tratado de Tilsit (7/7/1807), Lannes pudo llevar por un tiempo una vida más reposada, disfrutando de los honores y las rentas asociadas otorgadas por Napoleón. Sin embargo cuando la situación en España se “torció” tras la derrota de Bailén (julio de 1808) y Napoleón decide tomar cartas personalmente en el asunto, Lannes es llamado de nuevo. Cruzando los Pirineos su caballo resbaló en el hielo aplastándole y poniendo en peligro su vida pero el hábil doctor Larrey (cirujano jefe del ejército Napoleónico) consigue su recuperación.
Napoleón le encomienda el mando del flanco izquierdo del ejército napoleónico en la gran maniobra destinada a romper el dispositivo español en la línea del Ebro. A la cabeza de unos 35.000 hombres (la mayoría de ellos del 3er Cuerpo del mariscal Moncey) se va a enfrentar el 23 de noviembre en la batalla de Tudela al ejército español del Centro de Castaños que cuenta con 26.000 hombres reforzados por unos 15.000 del ejército de Reserva (o de Aragón) que manda el general Palafox. Las discusiones y falta de consenso entre los generales españoles provocaría que a la llegada de Lannes no se hubieran tomado las adecuadas disposiciones y el ejército español estuviera disperso y mal situado, teniendo únicamente concentrados 20.000 hombres en los alrededores de Tudela; el resto del ejército se encontraba muy alejado salvo una división española (La Peña) situada en Cascante a unos 12 km.
Lannes se aproximó a la cabeza de una división (Mathieu) por los cerros del norte de Tudela chocando con una división española (Roca) que defendió tenazmente el cerro del castillo de Santa Barbara que dominaba la ciudad. Viendo el inmenso hueco que había entre las fuerzas españolas y que estas no estaban desplegadas lanzó al resto de sus fuerzas a la vega del Queiles entre Cascante y Tudela para por un lado impedir la llegada de refuerzos españoles y por otro impedir que las tropas españolas en Tudela se pudieran desplegar adecuadamente. Se produce una carrera entre las tropas francesas y las españolas por ocupar dos cerros clave al sur del Queiles: los españoles consiguen ocupar y defender el más próximo a Tudela (Santa Quiteria) pero no el otro, lo que unido a la presencia de la poderosa caballería francesa en el valle supone el aislamiento de las fuerzas presentes en Tudela. Dada la dificultad de conquistar el cerro de Santa Barbara de frente, los franceses recurren a un ardid mandando a una partida de tropas por un barranco para que asciendan por un camino considerado “inaccesible” lo que provoca el pánico en las tropas españolas que huyen por las calles de Tudela. El ataque se generaliza y las otras dos divisiones españolas en Tudela (las aragonesas) también son expulsadas de sus posiciones, sin embargo a pesar de la presencia de la caballería francesa y su bisoñez consiguen retirarse con cierto orden aunque dejando atrás un buen puñado de muertos y prisioneros.
Lannes tuvo unas 550 bajas por entre 3.000-5.000 en los españoles (incluidos muchos prisioneros). A pesar del éxito el plan de Napoleón de destruir al ejército de Castaños no se completó ya que el ataque de Lannes debía haber estado unido a uno de flanqueo del cuerpo de Ney pero la ruta que debía de seguir éste último estaba mal escogida y era muy larga, tardando todavía un par de días de llegar lo que permitió escapar a los españoles.
La batalla de Tudela; gráfico de Alberto Erro (Fuente: diariodenavarra.es)
Tras la batalla de Tudela, Lannes tuvo que retirarse del mando activo a proseguir con la convalecencia de su caída. Se reincorporaría el 22 de Enero cuando el Emperador le mandó a asumir el mando de las tropas francesas en el segundo asedio de Zaragoza. El asedio llevaba en marcha un mes y a pesar de que Zaragoza no tenía fortificaciones modernas, los franceses no conseguían grandes progresos. Bajo su mando tenía los cuerpos 3º (Junot) y 5º (Mortier) con supuestamente unos 40.000 hombres; parte de estas tropas se dedicaban a controlar Aragón y mantener las comunicaciones y además entre las tropas sitiadoras se extendía la enfermedad y varios miles de hombres ocupaban los hospitales. Por su parte se enfrentaba a una ciudad defendida inicialmente por unos 32.000-38.000 soldados al mando del general Palafox (muchos de ellos milicianos) de los que debido al hambre y las epidemias quedarían la mitad como aptos para servicio(xii).
El ejército francés podía haber dejado la resolución del asedio al hambre y la enfermedad, pero Napoleón estaba impaciente y había dado ordenes de tomar la ciudad con rapidez. La llegada de Lannes infundió nuevos ánimos a los sitiadores, además coincidió con la conclusión de la tercera paralela frente a las murallas lo que permitió a Lannes organizar en pocos días un gran ataque. Se trajo a la división de Suchet de vuelta de sus labores de “pacificación” para reforzar el sitio y el día 26 hubo un intenso bombardeo de la artillería de sitio seguido el día siguiente de la explosión de varias minas. Era el momento de atacar y 3 columnas se lanzaron al asalto, una fue rechazada pero las otras dos tuvieron éxito a costa de perder unos 600 hombres.
En un sitio normal y corriente la toma al asalto de una brecha suponía la rendición de la ciudad y a lo más que la guarnición se refugiara en alguna fortaleza interior que hubiera sido acondicionada al efecto. En este caso los franceses se encontraron con que los zaragozanos habían decidido que los edificios de la ciudad eran excelentes fortalezas (en especial los sólidos conventos y monasterios) y podían y debían de ser defendidos; el asedio no había acabado, simplemente pasaba a una segunda fase. Lannes se resignó a prohibir a sus soldados lanzarse al descubierto por las calles de la ciudad ya que iban a ser masacrados sin piedad. Napoleón en sus misivas exigía rapidez y decisión, pero él no estaba presente y Lannes sabía que lo más sensato era ir paso a paso abriéndose camino casa a casa. La lucha fue feroz y de un carácter insólito para la época(xiii). Pasaban los días y se tomaban edificios aunque algunos eran perdidos por culpa de furiosos contraataques españoles; pero el progreso del sitio parecía estancado, así que Lannes ordenó atacar las fortificaciones del Arrabal de Zaragoza situado al otro lado del Ebro que fue tomado al asalto el día 18 de Febrero. Esa perdida supuso un duro golpe para los defensores que además en esos momentos sufrían unas perdidas por enfermedad estimadas en 600 hombres/día. El 21 de Febrero la ciudad capituló(xiv). Dentro de la ciudad habían muerto 54.000 personas (la mayoría por enfermedad) y los franceses perdieron 3.000-4.000 en los combates y unos 6.000 por enfermedad.
Lannes durante el asedio de Zaragoza acompañado por oficiales de la Legión del Vístula (polacos al servicio de Francia). Ilustración de Chris Warner (Osprey Publishing).
1809. Campaña del Danubio.
Lannes volvió a Francia muy apesadumbrado por lo vivido en su estancia en España desde su grave accidente inicial en los Pirineos hasta el dantesco espectáculo de la lucha en Zaragoza. A su paso por Francia, camino de reunirse con Napoleón para su nueva campaña, se reúne con Josefina que lo encuentra fatalista acerca de lo que le depara la siguiente campaña.
Lannes se incorpora el 19 de abril a las fuerzas de Napoleón, recibiendo el mando de un cuerpo provisional formado por divisiones de varios cuerpos, con el que participa en la batalla de Eggmühl (21-22 de abril) a las ordenes del propio Napoleón. Sin embargo el momento de gloria de Lannes tiene lugar al día siguiente cuando persiguiendo a los austriacos el ejército francés se encuentra con las murallas de la ciudad de Ratisbona. Napoleón le encarga a Lannes la toma de la ciudad y ésta si que debe hacerse inmediatamente para que los franceses puedan pasar al otro lado del Danubio. Dos asaltos de infantería a las puertas principales fracasan; tras lo cual los ingenieros franceses localizan una casa en el exterior de las murallas que al ser demolida por la artillería se desploma sobre el foso abriendo un paso hacia las murallas. Lannes lanza dos asaltos con voluntarios equipados con escaleras que son rechazados por los defensores. Como quiera que no hay voluntarios para un tercer asalto Lannes declara: “Muy bien, fui granadero antes de ser mariscal” y agarra una escalera. Rápidamente miembros de su estado mayor se acercan e incluso le disputan la escalera, ante lo cual los soldados presentes avergonzados forman una nueva partida de asalto y se toman las murallas. A continuación sigue una lucha callejera durante varias horas pero la ciudad es conquistada ese mismo día.
Lannes en el asalto de Ratisbona, por Charles Thevenin (fuente: Wikimedia).
Napoleón conquista la capital austriaca, Viena, pero el ejército enemigo al mando del Archiduque Carlos no ha sido derrotado y espera al otro lado del Danubio. Napoleón comete un error de calculo y decide cruzar subestimando las ganas austriacas de dar batalla. Lannes está ahora al mando del 2e Corps(xv) (25.600 hombres) y finge que se prepara para cruzar el río en Nussdorf para tratar de confundir a los austriacos sobre el lugar de cruce. Es en la zona de Aspern-Essling donde tiene lugar el verdadero cruce el 21 de mayo. Los puentes se rompen por la fuerte corriente y los troncos y otros “proyectiles” que echan los austriacos río arriba. Sólo han pasado unos 23.000 franceses y contra ellos se acercan 95.000 austriacos. Las tropas de Lannes ni siquiera han pasado pero él se ocupa de defender el flanco derecho francés en la villa de Essling con una división prestada por Massena que defiende el flanco izquierdo(xvi). Contra Essling se dirigen la mitad de la 4ª columna (cuerpo) austriaca y la 5ª columna. Afortunadamente para Lannes su sector no fue atacado pronto ya que a las columnas enemigas les llevó bastante tiempo ponerse en posición y no sería hasta las seis de la tarde que vino el primer ataque de la 4ª columna y encima descoordinado ya que la 5ª no pudo atacar hasta las ocho. Fuertemente atrincherado en Essling, Lannes pudo resistir hasta la noche.
Durante la noche se restablecen las comunicaciones y Napoleón erra de nuevo optando por proseguir la batalla en vez de retirar a sus hombres. Lannes, ya al mando de sus propias tropas, es el encargado de atacar el centro enemigo y abrir camino. El ataque inicial de Lannes, haciendo un buen uso de infantería y caballería, va progresando a pesar del intenso fuego artillero enemigo pero es detenido por la intervención de las reservas austriacas y aun peor por la noticia de que se han vuelto a romper los puentes. Al igual que en Marengo, Lannes se retira ordenadamente a pesar de la presión austriaca para volver a su línea de partida y defenderse durante varias horas hasta que puede empezar la evacuación.
La artillería austriaca resuena por el campo de batalla y Lannes ve como uno de los viejos compañeros de Italia cae abatido, impresionado se baja del caballo para tomarse un respiro y él mismo es a su vez alcanzado. Sus huesos han demostrado una y otra vez su capacidad para deflactar balas de mosquete pero ahora es una bala de cañón la que le alcanza a la altura de las rodillas. Rápidamente es llevado a retaguardia y el doctor Larrey le amputa una pierna, mientras un lloroso Napoleón le pide a su amigo que luche por vivir. Durante cuatro días Lannes aguanta lúcido en un hospital de Viena e incluso encarga a un famoso maestro mecánico vienes una pierna postiza pero al quinto cae en el delirio y morirá el 31 de Mayo (con 40 años), incapaz de reconocer a Napoleón cuando este le visita en sus últimas horas.
De él diría Napoleón que había encontrado un pigmeo y lo había convertido en un gigante. Lannes se distinguió siempre por su valor que como afirmaría Napoleón cada vez se iba distinguiendo más por su habilidad y aún lo habría hecho más si no hubiera caído. Lannes sería el primer mariscal de Napoleón en caer en combate.
Lannes (con una pierna amputada) recibe la visita de un desconsolado Napoleón, por Emile Boutigny (fuente: Wikimedia).
Autor: Flavius Stilicho.
Massena, Davout y Suchet eran los maestros, capaces de misiones independientes. También, en menor medida, lo eran St. Cyr, Soult y -por un tiempo- Macdonald. Lannes, de haber vivido, podría figurar entre lo mejor. El resto eran proyectiles humanos que necesitaban de la puntería e impulso del Emperador. Su servicio fue duro. Sus nombres perduran. (J. Elting)
Fuentes:
-
MacDonnell, A.G: Napoleon and his Marshals.
-
Lippincott, J.B: Napoleon and the Marshals of the Empire (google books)
-
Fremont-Barnes, Gregory (ed): The Encyclopaedia of the French Revolutionary and Napoleonic Wars.
-
Rothenberg, Gunther: The Napoleonic Wars.
-
Diaz Gavier, Mario (Almena G&B): Zaragoza 1808-1809.
-
Wikipedia (francesa): Jean Lannes (y artículos relacionados).
-
Web jeanlannes.com.
Notas:
i Junto a Massena, Berthier, Cervoni y Dallemagne se puso al frente de la columna atacante cuando esta titubeaba.
ii Dando lugar a una famosa anécdota: Lannes se encontraba de reconocimiento con un pequeño grupo de jinetes cuando fueron sorprendidos por un contingente de 300 jinetes papales que iban a proceder a desenvainar sus sables y tomarlos prisioneros cuando Lannes se adelanta y apabulla al oficial papal hasta el punto de que éste acaba por decidir seguir las ordenes que dicta un firme Lannes y le sigue mansamente hasta el campamento francés
iii Poniendo fin al dominio de los Caballeros Hospitalarios, iniciado en 1530 cuando Carlos V les cedió la isla como base de la orden.
iv Para Lannes la aventura se saldó con una cierta rigidez en el cuello permanente. No olvidaría a su salvador y más tarde, una vez rico, le recompensaría generosamente.
v En la parte “militar” de la campaña política de Napoleón a Berthier le tocaría influir en el Estado Mayor, a Murat en la Caballería y a Marmont en la Artillería.
vi El fuerte Bard resistiría 14 días y sus 300 hombres estuvieron cerca de hacer fracasar por entero la campaña de Napoleón.
vii Divididos en 2 divisiones de infantería (Gazan y Suchet) y una de caballería (Treilhard) a las que se sumaba una división de infantería de élite (Oudinot) formado por compañías de granaderos y carabineros de regimientos que no participaban en la campaña. Más tarde tendría que ceder una división (Gazan) cuando Napoleón decidió crear un nuevo cuerpo de ejército (el 8º de Mortier).
viii Lamentablemente justo después Murat se dejó engañar prácticamente por el mismo truco firmando un armisticio con Bagration que le hizo creer que tenía enfrente a todo el ejército ruso. Cuando Napoleón tuvo noticia le ordenó rápidamente romper el acuerdo.
ix Formada por una de sus divisiones (Suchet) y otra cedida temporalmente por el cuerpo de Davout (la de Caffarelli).
x Heilsberg fue una batalla sangrienta: los franceses perdieron unos 10.000-12.000 hombres y los rusos unos 6.000-8.000 (sin contar los prisioneros).
xi Los rusos perdieron 16.000-23.000 hombres y Napoleón 8.000-11.000, un tercio de ellas entre las tropas de Lannes.
xii Palafox cometió un terrible error encerrándose con todo el ejército en Zaragoza, violando casi todas las reglas de la guerra de sitio. La guarnición era excesiva y lejos de incrementar la capacidad de defensa de la ciudad, la reducía porque agotaba rápidamente las provisiones lo que unido a la falta de higiene inherente a una excesiva aglomeración de hombres en un espacio reducido provocó que surgieran epidemias. La lógica militar hubiera mandado dejar una buena porción de las tropas fuera de la ciudad sirviendo como núcleo de concentración para nuevos reclutas con los que eventualmente formar un ejército de relevo y que se dedicara mientras tanto a atacar las comunicaciones de las sitiadores.
xiii Los franceses tuvieron que usar minas para demoler edificios enteros con los españoles dentro dada la dificultad para tomarlos al asalto. Demoler un edificio entero era una solución “in extremis” ya que también implicaba la perdida de cobertura para las tropas francesas cuando avanzaban. Con los días los zapadores franceses perfeccionaron sus técnicas de demolición de modo que se derrumbaba sólo una pared o fachada por la que asaltar el edificio a lo que los españoles respondían haciéndose fuertes en la plantas superiores e incluso dejando materiales inflamables en las casas que abandonaban prendiendo unos fuegos que duraban días e impedían a los franceses su uso.
xiv Lannes incumplió su palabra (siguiendo ordenes de Napoleón) y trató con severidad a algunos de los más destacados defensores, haciendo asesinar a los sacerdotes Sas y Boggiero. La ciudad sería saqueada pero debido a la insalubridad no pudo ser ocupada durante un tiempo.
xv Técnicamente era el cuerpo de Oudinot pero éste estaba acostumbrado a hacer de subordinado de Lannes.
xvi En el centro se sitúa la caballería del mariscal Bessieres al que Lannes acosa una y otra vez con mensajes de que “cargue a fondo” dando a entender que no se entrega lo suficiente. Esa noche ambos se encuentran en el cuartel general de Massena y se retan a un duelo que a duras penas consigue impedir Massena apelando al nombre del Emperador y a ser el mariscal “senior” de los 3 presentes.
- Flavius Stilicho's blog
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios
Flavius, excelente artículo sobre el mariscal Lannes.
Lannes fue uno de los principales generales de Napoleón y fue el que tomó Zaragaoza tras el segundo sitio. Como muy bien dices volvió a Francia muy apesadumbrado por lo vivido en tierras aragonesas y fue el redactor del acta de capitulación de la ciudad.
A finales de enero de 1809 antes del asalto definitivo a Zaragoza, el mariscal lannes escribió a Napoleón con las siguientes palabras:
«El sitio de Zaragoza no se parece en nada a la guerra que nosotros hemos hecho hasta ahora. Pues aquí se precisa una gran prudencia y un gran rigor. Ya que estamos obligados a tomar con minas o al asalto todas las casas. Estos desgraciados se defienden con un encarnizamiento del que no se pueda dar idea. En fin, Sire, esta es una guerra que da horror»
Gracias por la exposición del Lannes
Un saludo y felicidades
Enhorabuena chavalote, nuevamente te has destacado con un trabajo ameno e interesante, felicidades y un sobresaliente de mi parte!.
saludos
JEAN LANNES NO SOLO FUE UNO DE LOS GRANDES MARISCALES DE NAPOLEON...FUE SU GRAN MARISCAL Y MEJOR AMIGO.
PORQUE CON EL HABIA MUERTO UNO DE LOS QUE NAPOLEON LLAMABA "SUS HERMANOS DE SANGRE".
LA PERDIDA DE LANNES EN ASPERN-ESSLING FUE UN MUY DURO GOLPE PARA EL.
HABIA SUCEDIDO ANTES...EN MARENGO CON DESAIX EN EL 1800...ASI COMO CON KLEBER EN EGIPTO.
PASARIA NUEVAMENTE CON DUROC EN BAUTZEN EN EL 1813.
PORQUE NAPOLEON CONSIDERABA LA AMISTAD COMO EL VINCULO MAS SAGRADO DE LA VIDA...NADA HABIA MAS IMPORTANTE QUE ESO PARA EL,Y POR ESA RAZON ESTIMULABA SUS LOGROS Y LOS RECOMPESABA DE LA MANERA MAS NOBLE Y SINCERA.
LANNES FUE EL GRAN PROTOTIPO DE SOLDADO Y AMIGO...UNA CONCEPCION QUE SOLO LA TRAGEDIA DEL CAMPO DE BATALLA Y LA MUERTE PODIA LOGRAR ESTABLECER EN UN VINCULO INQUEBRANTABLE....ALGO QUE NAPOLEON VALORABA POR ENCIMA DE LOS TRONOS Y LOS TITULOS.
ASI ERAN ESTOS HOMBRES...ASI SE FORJAN LOS VERDADEROS VALIENTES...ASI NACEN LAS LEYENDAS.
Saludos,
a mi lo que siempre me ha chocado es que tras la derrota de Napoleón éste no fuera ejecutado. Siempre me ha chocado esa "magnanimidad" de los vencedores. Se suele aducir que era tal la admiración que Napoleón causaba entre sus enemigos que lo consideraban una figura casi mítica y por tanto intocable. O que simplemente se había ganado el respeto de sus enemigos. A mi ese tipo de explicaciones siempre me han parecido aptas para la literatura romántica, pero poco más. También se suele apelar al error de cálculo, al considerar que al ser derrotado había perdido todo su apoyo popular. Pero ¿por qué correr riesgos tan gratuitos?
Yo me inclino a pensar que las potencias vencedoras no estaban muy seguras de que el pueblo francés aceptara la vuelta de la monarquía. Por tanto, convenía tener un plan B, que no era otro que tener al ex-emperador a mano y, en el caso de que la situación en el interior de Francia se volviese anárquica, ofrecerle de nuevo el gobierno francés a cambio de su colaboración en el control de las masas revolucionarias. Al fin y al cabo, por lo menos no era un jacobino y la amarga derrota y el cautiverio deberían haberle hecho recapacitar.
¿Creeis que puede haber algo de cierto en esta reflexión?
Jo,jo,jo,jo joer Flavius, con tanto general francés, no me había dado cuenta que lo habías publicado hace tiempo (había un nuevo comentario y lo tomé por un trabajo nuevo tuyo), y me lo he vuelto a tragar entero con patatas., menos mal que como es entretenido, no a sido tiempo desperdiciado.
saludos
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios
Gracias compañeros.
Como bien pone Jandres, Lannes tuvo que explicarle a Napoleón porque el caso de Zaragoza no era normal y había que ir despacio aunque Napoleón ordenaba velocidad. Viniendo esas palabras de otro, Napoleón las hubiera tachado de excusas de cobarde y/o incompetente. La defensa de Zaragoza sorprendió a los franceses ya que se salía de los parametros de la época, teniendo que recurrir para explicarla a buscar un ejemplo histórico en la lejana Numancia o a tachar a los zaragozanos de fanáticos religiosos.
Saludos.