Macdonald. El Mariscal "Escocés" de Napoleón
Macdonald sería nombrado mariscal apenas poco más de 3 meses después de haber sido rescatado de un injusto olvido. Este general de ascendencia escocesa había demostrado durante la Revolución ser capaz de dirigir ejércitos de forma independiente, si bien no brillantemente sí con cierta solvencia. Tendría que esperar a 1809 para que Napoleón volviera a confiar en él. Aunque dotado de talento, no llegaría a rendir todo lo bien que se esperaba de él.
Guerras Revolucionarias
Primeras armas
Étienne Jacques Joseph Alexandre Macdonald nació en Sedán (1765). Hijo de un exiliado jacobitai venido a menos, buscó labrarse un porvenir en el ejército. Tras no conseguir el ingreso en una escuela de artillería e ingenieros, se alistó en 1784 en la legión de voluntarios de Maillebois, reclutada para ayudar a Holanda en una inminente guerra con Austria que no se llegó a materializar. Disuelta la legión, ingresó en 1786 como cadete en el regimiento (irlandés) de Dillon. Al estallar la guerra en 1792 era teniente y enseguida paso a ejercer de ayudante de campo: primero del general Beurnonville y después del general Dumouriez, ya con el grado de capitán.
[Fig.1]. Macdonald como capitán-ayudante de campo (1792). Obra de Louis Eduard Rioult.
Combatiendo con los ejércitos del norte, Macdonald participaría en las campañas de Valmy y Jemappes, en la labor de ayudante de campo. Fue recompensado por su actuación, primero con un ascenso a teniente-coronel y pocos meses más tarde con el de coronel. Macdonald había tenido la suerte de que su antiguo jefe: Beurnonville, había sido nombrado Ministro de la Guerra y se acordaba de él con afecto, por lo que le consiguió el ascenso y le dio el mando del prestigioso 2e régiment d´infanterie (2º infantería de línea). Nada más tomar el mando se vio envuelto en el espinoso asunto de la deserción de Dumouriez y como antiguo asistente suyo cayó bajo sospecha; no sólo salió airoso de la investigación sino que al poco tiempo se encontró con que era nombrado general de brigada, después de que una nueva ronda de acusaciones se llevara por delante a algunos mandos del ejército.
Aunque preocupado por un ascenso que cree inmerecido pronto empieza a ganar cierta reputación en el Armée du Nord a cuenta de pequeños combates en el frente de Flandes en 1793-1794 -Comines, Tourcoing, Hooglède-, adquiriendo cada vez mayores responsabilidades. Su buena labor le valió que se le eximiera del decreto por el que los nobles de nacimiento debían abandonar el ejércitoii. En noviembre de 1794 fue recompensado con el ascenso a general de división. Quiso rechazar un ascenso tan prematuro pero se le advirtió que eso sería visto como signo de traición.
[Fig.2]. Macdonald en un grabado como general revolucionario.
Su primer éxito en su nuevo puesto fue el cruce del río Waal (enero 1795) en las cercanías de Thiel. El río -parte de una línea fortificada- se presentaba como un obstáculo casi insuperable para la invasión de Holanda pero con la llegada de las heladas Macdonald aprovechó la oportunidad. Tras tener a sus hombres varios días sondeando la evolución de la capa de hielo se lanzó al asalto, teniendo éxito en hacerse con una cabeza de puente fortificada. Como consecuencia del cruce, el ejército aliado se batió en retirada dejando vía libre a los franceses para la conquista del país. Una vez ocupado tuvo que quedarse un tiempo en la insalubre isla de Walcheren para prevenir un posible desembarco inglés, enfermando varias veces a causa de las fiebres localesiii. En septiembre de 1796 fue enviado al Rhin al cargo de 3 divisiones que el Armée du Nord despachaba como refuerzos para ese sector, pero no tuvo oportunidad de realizar ningún hecho notable, antes de la llegada de la paz al año siguiente.
[Fig.3]. El cruce del helado río Waal en 1795, por J.A. Langendijk.
Campaña de Italia (1798-1799)
En 1798 Macdonald es asignado a Italia y se hace cargo de las tropas francesas en los ocupados estados papales (12.000 hombres). Inicialmente se tuvo que ocupar de suprimir insurrecciones pero la situación se puso más caliente con la decisión de Nápoles de invadir la jacobina República Romana. El 23 de noviembre de 1798 los napolitanos cruzan la frontera sin haber hecho todavía la declaración formal de guerra. Son 60.000 contra unos 15.000 franceses. Se acababa de constituir el Armée de Rome y Macdonald se había visto relegado al mando de una división, recibiendo ordenes del recién llegado Championnet. Macdonald tuvo que evacuar Roma, no sin antes verse sofocar una insurrección popular en la ciudad.
Perseguido por el general (de origen austriaco) Mack, se enfrentó a él en la batalla de Civita-Castellana (5-XII). Macdonald contaba con casi 8.000 soldados y los napolitanos ascendían a unos 35.000. La inmensa ventaja numérica napolitana quedó en poca cosa por la decisión de Mack de dividir sus fuerzas para el asalto a las posiciones francesas en varias columnas separadas. La columna principal con el propio Mack al frente fue puesta en fuga tras un breve pero violento combate mientras que la columna que se dirigía contra el flanco derecho francés echó a huir después de que sólo su vanguardia entrara en combate y fuera rechazada. Otras dos columnas llegaran de forma tardía y fueron fácilmente rechazadas ya que Macdonald se podía mover de un punto a otro. La batalla se saldó con 400 muertos y 2.000 prisioneros napolitanos a costa de unas insignificantes bajas.
El desastre se acrecentó cuando Macdonald marchó contra otra columna que durante la batalla se había deslizado para amenazar la retaguardia francesa en Otricoli. Rechazados por Macdonald, sus 6.000-7.000 hombres se vieron obligados a rendirse en Calvi, donde se habían refugiado.
[Fig.4]. El general polaco Dabrowski entrando en Roma en 1798, por January Suchodolski. Dabrowski organizó las legiones polacas de Italia, combatiendo varias con Macdonald en Civita-Castellana y Trebbia.
Tras el desastre, el ejército napolitano se retiró de Roma y los franceses pudieron invadir el reino de Nápoles. Un inseguro Championnet firmó un armisticio con Mack pese al reproche de Macdonald que quería aprovechar el desconcierto enemigo y presionar a pesar de los limitados efectivos franceses. La tregua se rompió y aunque Championnet tomó la capital, el Directorio había perdido la confianza en él y lo destituyó, entregándole a Macdonald el mando del Armée de Naples (febrero 1799).
Francia había proclamado en Nápoles una república títere: la República Partenopea. La misión de Macdonald era mantenerla segura bajo la férula francesa, combatiendo a los contrarrevolucionarios del ejército de la fe -liderados por el cardenal Ruffo y guerrilleros como Frá Diavolo- y vigilando una posible contra-invasión de los Borbones refugiados en Sicilia y sus peligrosos aliados ingleses. En éste último apartado Macdonald consigue descalabrar el intento anglo-siciliano de establecer una cabeza de puente en Castellmmare, con la ayuda del almirante napolitano Caraccioloiv.
[Fig.5]. Los franceses entran triunfantes en Nápoles (febrero, 1799).
Lo que le quitaba el sueño a Macdonald no eran las acciones inglesas ni los guerrilleros napolitanos sino la posibilidad de que los aliados austro-rusos conquistaran el norte de Italia y le dejaran aislado. Imploró persistentemente a París que se le permitiera abandonar Nápoles y marchar con el grueso de su ejército a combatir al Norte pero no fue hasta después de un mes de la derrota del general Scherer en Magnano (5-IV) que se le ordenó evacuar Nápoles salvo algunas plazas fuertes.
Al llegar al frente norteño Macdonald debía combinar su ejército con el de Moreau para combatir a los aliados. Antes de combinar ambos ejércitos Macdonald se proponía golpear a los aliados en la zona entre los apeninos y el río Po, con ayuda de dos divisiones que le cedió Moreau. Macdonald sorprende y vence a los austriacos en la batalla de Modena (12-VI). Las columnas francesas avanzando desde diferentes direcciones arrollaron a un contingente de 4.000 austriacos antes de que estos pudieran recibir refuerzos. Los franceses tienen 800 bajas por unas 2.500 del enemigo. Macdonald estuvo cerca de perecer o ser capturado cuando la caballería austriaca le sorprendió con una pequeña escolta aprovechando que varias divisiones francesas se habían “extraviado” buscando saquear los bagages enemigos.
[Fig.6]. Mapa de la batalla de Trebbia, por Enrico Acerbi. El día 17 se luchó en el arroyo Tidone y los otros dos días en la zona del río Trebbia.
Macdonald se dirigió a continuación hacia Piacenza donde confiaba en que Moreau se reuniera con él. El comandante aliado: el ruso Suvorov no estaba dispuesto a que eso sucediera y marchó rápidamente en apoyo del austriaco Ott que se encontraba enfrente de Macdonald y en una situación apurada. La subsiguiente batalla de Trebbia (17-19, VI) empezó cuando Macdonald ordenó al general Victor que con 4 de las 6 divisiones del ejército expulsara a los austriacos de sus posiciones en el arroyo Tidone. Macdonald decidió quedarse a retaguardia ya que sus heridas le impedían montar a caballo. Un ataque descordinado y la oportuna llegada de los primeros refuerzos de Suvorov hizo fracasar a los franceses. El día 18 Macdonald ya contaba con sus 6 divisiones (33.500 hombres) pero el feroz ataque aliado consiguió expulsarlo del terreno entre el Tidone y el río Trebbia. Para el 19 Suvorov planeaba mandar a su ejército -que ascendía ya a unos 35.000 hombres- a despejar la otra orilla del Trebbia cuando Macdonald se le adelantó. Macdonald envió a su contingente polaco a vadear el río de tal forma que flanqueara el ala derecha rusa. El movimiento tuvo éxito momentáneamente hasta que acudieron las reservas a taponar la brecha. Varias divisiones francesas vadearon también el río pero su ataque fue descordinado y fueran rechazadas. Por la tarde una exitosa carga de la caballería austriaca sobre el flanco derecho francés, puso fin a la batalla, tras volver ambos bandos a sus posiciones iniciales.
La batalla había sido un desastre para Macdonald que había tenido cerca de 9.000 bajas por 5.500 de los aliados. Además Moreau no aparecía por ningún lado así que no le quedó más remedio que retirarse con su maltrecho ejército abandonando a sus miles de heridos en Piacenza para ser capturados por Suvorov.
[Fig.7]. La batalla de Trebbia por Aleksandr E. Kotsebu.
Una vez unidos los ejércitos de Nápoles y de Italia, el de Nápoles fue absorbido y Macdonald -todavía convaleciente- perdió su puesto. La recepción en París fue fría, pero Macdonald tuvo la oportunidad de explicarse con Napoleón Bonaparte -recién llegado de Egipto para convertirse en cónsul- y éste le prometió que le tendría en cuenta para futuros mandos. Macdonald fue uno de los que apoyó el golpe que llevó al poder a Bonaparte, tomando parte activa como comandante de las tropas que vigilaban los caminos entre París, Versalles y el palacio de Saint-Cloud -donde se reunía la Asamblea francesa.
[Fig.7]. Estampa de Macdonald durante sus campañas de Italia.
Caída en Desgracia
Macdonald confiaba en recibir para 1800 el mando de un ejército en el frente alemán, pero Moreau maniobró para que Bonaparte le permitiera unificar los dos ejércitos previstos en uno sólo bajo su mando. Macdonald se tuvo que conformar con esperar a la creación del 2º Ejército de Reserva: el Armée des Grissons. El pequeño ejército tenía una misión menor aunque no carente de relevancia ya que debía operar en Suiza y servir de enlace entre las fuerzas francesas en Italia y en Alemania. Con este ejército conseguiría la hazaña de cruzar el paso alpino del Spugla (4-XII) en diciembre, en medio de ventiscas; un hecho de armas considerado superior al propio paso de Napoleón por el puerto del Gran San Bernardo. A continuación tomaría Trento y participaría en la persecución de los austriacos hasta la llegada del armisticio.
[Fig.8]. Cruce del Spugla (1800), grabado de Martinet.
Tras el armisticio marchó como embajador a Dinamarca hasta comienzos de 1802. A su vuelta a Francia se encontró con que había caído en desgracia. Macdonald lo achaca sobre todo a alguna maledicencia por parte del influyente Tayllerand. Se corrió la voz de que Macdonald se oponía al ascenso de Napoleón y también se le asoció con el proscrito Moreau; esto último molestaba bastante a Macdonald ya que ambos habían dejado de ser amigos a raíz de los sucesos de la batalla de Trebbia.
El caso es que Macdonald se encontró con que no sólo no era nombrado mariscal del Imperio sino que ni siquiera se le ofrecía ningún tipo de mando militar. En 1807 José Bonaparte le ofreció la posibilidad de unirse a su servicio en Nápoles, llegándole una carta de Napoleón en la que le decía que era libre de aceptar y le daba a entender que Francia no requería de sus servicios. Macdonald vio esto no como una oportunidad sino como una humillación, negándose a dirigir a aquellos soldados a los que había derrotado en el pasado salvo que el Emperador se lo ordenara y fuera a Nápoles en calidad de general del Imperio.
[Fig.9]. Grabado dedicado a Macdonald y su carrera durante la República, por Le Vachez.
Mariscal del Imperio
Campaña de 1809
Sería con el estallido de la guerra de 1809 cuando Napoleón volviera a requerir de sus servicios y lo despachara para Italia. El Imperio estaba falto de comandantes de cuerpo y Macdonald fue a hacerse cargo de uno de los del Armée d´Italie, que se encontraba bajo el mando del inexperto ahijado del Emperador: Eugène de Beauharnais; de hecho era Eugène el que había solicitado su presencia. La llegada a Italia de Macdonald se produjo durante la confusión posterior a la derrota de Sacile (15-16, IV) aportando una necesaria dosis de calma y de buenos consejosv.
Con la llegada de la noticia de las victorias de Napoleón en Alemania, el ejército austriaco en Italia inició la retirada y Macdonald urgió a Eugène a perseguirles activamente. Macdonald tendría una gran actuación en la batalla del Piave (8–V). Cuando la vanguardia francesa fue derrotada, Macdonald saltó al río Piave y dirigió espada en mano el cruce de sus dos divisiones (Broussier y Lamarque). Tras asegurar la otra orilla se le encomendaría por la tarde dirigir el vital ataque en el centro de la línea. El ataque de Macdonald se lanzó una vez que los austriacos tuvieron las manos llenas defendiendo su flanco izquierdo del ataque del cuerpo del general Grenier. Las columnas de Macdonald perforaron el frente y al archiduque austriaco Juan sólo le quedaba una brigada de reserva que emplear, por lo que la línea austriaca se vino abajo.
Tras la batalla -en la que resultó herido- Macdonald pudo operar cierto tiempo de forma independiente en la persecución de los austriacos y el avance hacia Austria, congratulándose de haber hecho más de 10.000 prisioneros y de haber tomado la ciudad de Graz.
[Fig.10]. Mapa de la batalla del Piave.
El ejército de Italia se unió a Napoleón en las orillas del Danubio (4-VII) justo a tiempo para la gran batalla de Wagram (5-6, VII) contra el archiduque Carlos. Avanzada ya la tarde del día 5 -tras haber cruzado con éxito el Danubio- Napoleón dio la orden de atacar las posiciones austriacas sin esperar al día siguiente. Las fuerzas de Macdonald formaban parte del centro francés y cruzó el arroyo Russbach acompañando a la división Lamarque. El ataque inicial fue un éxito tomando por sorpresa a varios batallones enemigos pero los austriacos pronto reaccionaron y contraatacaron expulsando tanto a Macdonald como a las fuerzas vecinas al otro lado del arroyo. Ya no había tiempo de lanzar otro ataque pues la noche se echaba encima; de hecho la falta de luz provocó que los hombres de Macdonald abrieran fuego contra dos batallones sajones aliados de la división que combatía a su izquierda, al confundirlos con austriacos.
El día siguiente Macdonald debería repetir el ataque y cruzar el arroyo Russbach. Macdonald retrasó su ataque para dar tiempo a que el cuerpo de Marmont -a la derecha del Ejército de Italia- pudiera tomar una posición clave y guardarle el flanco. Pero para cuando ya se preparaba para cruzar el arroyo la situación había dado un vuelco dramático: los austriacos también habían lanzado su ataque y habían expulsado al cuerpo sajón de Bernadotte que cubría el flanco izquierdo de Macdonald y estaban obligando a retirarse al cuerpo del mariscal Massena que cubría no sólo el flanco izquierdo de todo el ejército francés sino también su retaguardia.
[Fig.11]. Bosquejo de la batalla y esquema de la “columna o cuadrado” de Macdonald. Esta famosa y compacta formación ha sido calificada de “aberrante” por su tamaño y su lentitud, sin tener en cuenta que Macdonald debía avanzar teniendo en frente varias divisiones de caballería enemigas y el apoyo que recibió de la caballería propia parece haber sido muy escaso.
Macdonald recibió ordenes directas de Napoleón desviar la dirección de su ataque 90º y marchar a toda prisa contra la imponente masa de austriacos que se cernía sobre el flanco francés. Las dos divisiones de Macdonald debían liderar la marcha del Ejército de Italia a cubrir el enorme hueco en el dispositivo francés. Macdonald organizó a 8 de sus batallones en 2 líneas manteniendo al resto de sus batallones formados en columnas de ataque y avanzó apoyada por su propia artillería y la gran batería de la Guardia que se había formado para apoyarle tanto a él como a Massena. El avance de Macdonald fue recibido con un intenso fuego por parte austriaca como prólogo a una carga de la caballería. Avanzando sin cobertura en los flancos y ante el riesgo de ser aniquilado por los jinetes austriacos, Macdonald tuvo que ordenar a sus divisiones formar el equivalente a un inmenso cuadro. Los hombres de Macdonald rechazaron el ataque austriaco apoyados con cierta desidia por parte de los jinetes de una división de coraceros (Nansouty).
Los franceses siguieron adelante pero ahora avanzaban en una formación lenta y que era un blanco perfecto para la artillería austriaca. A pesar de estar siendo masacrados lograron abrir una pequeña brecha entre 2 cuerpos austriacos: el 3º y el 1º de Reserva; éste último de ellos incluía 2 divisiones de élite formadas por granaderos. Sin embargo su esfuerzo no fue rematado del todo porque la caballería de Nansouty cargó demasiado tarde para aprovechar el hueco y la cercana caballería de la Guardia se negó a moverse sin ordenes directas de Napoleónvi. Para cuando le llegaran más refuerzos a Macdonald la oportunidad de una gran ruptura ya había pasado. De los 8.000 hombres con que contaba Macdonald sólo quedaban 1.500 en pie, cuando el ejército austriaco inició la retirada después de que el ataque francés en el flanco derecho del campo de batalla consiguiese progresar.
La noche del 6/7 todavía en el campo de batalla, Macdonald recibió la visita del emperador que se acercó a abrazarle. Sonriente Napoleón le nombró públicamente mariscal en el propio campo de batalla; además, en la emoción del momento, Napoleón cometió un lapsus y lo declaró Mariscal de Francia en vez de Mariscal del Imperiovii. Ese mismo año recibiría también el título de duc de Tarente (duque de Tarento).
[Fig.12]. El avance del cuadro de Macdonald según Romain Baulesch.
España (1810-1811)
En abril de 1810 fue destinado al Armée de Espagne como comandante del 7º Cuerpo y gobernador militar de Cataluña; sustituyendo al mariscal Augereau. A su llegada (junio) Macdonald contaba con casi 50.000 hombres y ocupaba todas las fortalezas importantes de la región salvo Tarragona pero sus operaciones se veían constreñidas por el gran número de guerrilleros locales favorecidos por una orografía montañosa, una gran falta de suministros y el dominio anglo-español del mar que les permitía desembarcar por sorpresa en cualquier punto de la costa.
El principal objetivo de Macdonald debía ser conquistar Tarragona -base del ejército regular español en Cataluña- pero apenas pudo reunir 16.000 hombres para salir en campaña ya que el resto debía vigilar el territorio capturado. Macdonald había acordado con el general Suchet -que operaba en Aragón- coordinarse de tal manera que Macdonald cubriría con sus tropas el asedio de Tortosa por parte de Suchet y después juntos irían contra Tarragona. Aunque ambos ejércitos se reunieron a finales de agosto los preparativos del sitio se retrasaron mucho. Para obligarle a volver el norte de Cataluña, el español O´Donnell lanzó una incursión en el norte aplastando a la brigada Schwarz en la batalla de La Bisbal (14-IX). Sin embargo no sería esta derrota sino el constante ataque a los convoyes de suministros franceses lo que obligó a Macdonald a levantar el campamento y volver sobre sus pasos a primeros de noviembre, ante el riesgo de que Barcelona pereciera de hambre. Hasta diciembre no podría empezar el sitio de Tortosa.
[Fig.13]. El mariscal Macdonald en un grabado de H. Rousseau.
Tras la finalización del sitio de Tortosa, Macdonald sufrió un nuevo revés cuando en la acción de Plá (15-I) una de sus brigadas fue derrotada, estando cerca de ser aniquilada. La confianza de Napoleón en Macdonald disminuía y al final se decidió que la conquista de Tarragona pasara a ser responsabilidad exclusiva de Suchet. Macdonald quedó a cargo de un recortado 7º Cuerpo (Armée de Catalogne) cuya área de operaciones se redujo al norte de Cataluña. Un nuevo golpe para Macdonald vino en la noche del 9/10 de abril cuando los miquelets de Rovira capturaron en una audaz incursión sorpresa el castillo de San Fernando de Figueras, haciéndose con uno de los principales arsenales de Macdonald. Rápidamente llegaron más refuerzos, incluidas tropas regulares hasta que los defensores alcanzaron los 4.500viii.
Macdonald reunió 15.000 hombres para marchar contra Figueras; su tren de sitio había sido capturado en la acción por lo que tuvo que conformarse con bloquear la fortaleza y tratar de rendirla por hambre. Dado que la fuerza de campaña española en Cataluña había sido prácticamente destruida en la defensa de Tarragona (4,V – 28,VI) la situación de los defensores se volvió cada vez más desesperada. Sin embargo el general Martínez todavía consiguió aguantar hasta agosto y tras un infructuoso intento de abrirse paso, se rindió el día 19 de agosto.
Macdonald aprovechó la victoria y un ataque de gota para pedir el relevo y alejarse de una guerra que no le complacía y que sólo le otorgaba quebraderos de cabeza.
[Fig.14]. Plano del sitio de Figueras.
Rusia 1812
Tras un tiempo de descanso, Macdonald fue llamado para participar en la invasión de Rusia. Asumió el mando del 10º Cuerpo de la Grande Armée. De sus 32.000 hombres, más de la mitad eran prusianos obligados a regañadientes a participar en la campaña debido a los tratados entre Francia y Prusia. El resto eran unidades polacas junta a alguna unidad de Baviera y de Westfalia. La misión de este heterogéneo cuerpo era la de ejercer de flanco izquierdo de la invasión, cruzando el Niemen por Tilsit y avanzando por la costa báltica en dirección a Riga y a Dünaburg.
Tras el cruce del Niemen Macdonald apenas encontró oposición en su avance, lo más algunos cosacos. La retirada del grueso ruso en dirección a Moscú provocó que cada vez quedara más alejado del centro principal de operaciones, quedando su flanco y comunicaciones con Napoleón guardados por el cuerpo de Oudinot, al que más tarde se añadió el de St.Cyr. En el combate de Eckau (19-VII) los prusianos de Grawert detuvieron un intento ruso de frenar el avance de Macdonald. Los rusos se la devolverían más tarde a los prusianos en la batalla de Dahlenkirchen (22-VIII).
[Fig.15]. Batalla de Eckau entre prusianos y rusos. Aunque no la consideraban “su guerra”, a los prusianos siempre les impulsaba el ánimo de demostrar sus virtudes marciales, puestas en duda tras la gran derrota de 1806.
Estos combates no pasaban de ser incidentes menores. La toma de Dünaburg en el Dvina no fue ningún problema ya que la fortaleza con la que Macdonald esperaba encontrarse no había sido siquiera empezada por lo que los rusos simplemente abandonaron la posición. Frente a Riga se llegó a finales de julio, procediendo los rusos a quemar los suburbios y encerrarse en la fortaleza. Macdonald tuvo que sentarse a esperar la llegada de un tren de sitio que debía (lentamente) recorrer un largo camino ya que encima había sido enviado en primer lugar en dirección a la inexistente Dünaburg. Los defensores de Riga contaban con 19.000 hombres a las ordenes de Essen, apoyados por cañoneras fluviales y las armadas rusa e inglesa en la costa. Macdonald sólo podía disponer de 20.000 de sus hombres frente a Riga, por lo que ni siquiera podía bloquearla eficazmente.
Para cuando llegó a finales de septiembre el tren de sitio la situación había empeorado todavía más, el ejército ruso de Finlandia (21.000 hombres) al mando de Steinhel había desembarcado en Riga. Steinhel con 12.000 soldados libró varios combates contra los prusianos en torno a Bauske (28-30, IX) estando cerca de capturar el tren de sitio francés. Después marchó a reunirse con las tropas rusas que se oponían a Oudinot y St.Cyr.
Dado que las probabilidad de tomar Riga era ya casi nula, se le ordenó a Macdonald devolver el tren de sitio a Danzig y limitarse a mantener su parte de la línea del Dvina. En ello estaba cuando la retirada de Napoleón de Moscú y la marcha de sus cuerpos vecinos a apoyarla le dejó aislado ya que las ordenes de retirada llegaron muy tarde. Además sin él saberlo el francófobo Yorck -que había sustituido a Grawert al frente del contingente prusiano- mantenía contactos desde noviembre con los rusos. Macdonald no empezó su retirada de Rusia hasta el 19 de diciembre, marchando en dirección a Tilsit donde llegó el 27 y paro para esperar a Yorck. La columna de casi16.000 prusianos bajo Yorck se encontró en el camino de retirada con una débil fuerza rusa (1.200 hombres) al mando del general Diebitsch. En vez de abrirse paso Yorck decidió firmar una convención de Tauroggen (30-XII) por la cual el contingente prusiano se declaraba “neutral” (sin autorización del rey de Prusia).
Un traicionado Macdonald tuvo que apresurarse a huir antes de ser interceptado por los rusos, huyendo en dirección al Vístula. Acosado por los rusos consigue llevar a su cuerpo hasta Danzig donde el 12 de enero hace entrega de sus tropas al general Rapp, encargado de defender la fortaleza.
El cuerpo de Macdonald -con la salvedad de la deserción prusiana- llegó en buen estado a diferencia de los que habían marchado hacia Moscú. No le habían faltado suministros y Macdonald había hecho un esfuerzo extra en equiparlos con pieles para el invierno apelando a sus recuerdos de la campaña que había librado en Suiza.
[Fig.15]. El área de operaciones de Macdonald en el Báltico.
Alemania 1813
En abril, Macdonald recibió el mando del 11º Cuerpo (22.000 hombres). Las perdidas del cuerpo en Rusia habían sido cubiertas con muchos reclutas y parte de sus unidades eran batallones provisionales -compuestos por los restos de varios batallones regulares-; además carecía en la práctica de caballería. Su primera acción es la toma de Merseburg en la línea del río Saale, luchando contra los mismos prusianos que hace unos meses estaban bajo su servicio.
A continuación tuvo una presencia destacada en la batalla de Lützen (2-V). Los aliados habían sorprendido al cuerpo del mariscal Ney y Napoleón acudió en su ayuda. Inicialmente Macdonald recibió ordenes de marchar en dirección a Leipzig pero cuando la batalla cobró intensidad recibió una contraorden de marchar directamente hacia el sonido de los cañones. Sobre las 6 de la tarde Macdonald apoyado por un pequeño cuerpo de caballería había caído sobre el flanco derecho aliado en la localidad de Eisdorf. El cuerpo de Macdonald sufrió el contraataque por tres veces de las reservas rusas que incluían varias unidades de la Guardia pero se mantuvieron firmes. La escasez de caballería francesa impidió aprovechar el éxito de Macdonald y del resto de cuerpos franceses.
[Fig.16]. Mapa de la batalla de Lützen (Encyclopedia of Revolutionary & Napoleonic Wars).
En el primer día de la batalla de Bautzen (20-21, V) al cuerpo de Macdonald le tocó atacar directamente dicha ciudad. Su ataque inicial fue contenido y no pudo progresar hasta que el mariscal Marmont atacó por el norte de la ciudad. Tras 3 horas de combate Marmont y Macdonald consiguieron cruzar el Spree y expulsar al centro aliado hacia las colinas más allá de Bautzen. El objetivo al día siguiente eran mantener fijos a los aliados dando tiempo al mariscal Ney a caer sobre el flanco enemigo. Macdonald participó de los ataques destinados a concentrar la atención enemiga pero estos acabaron dándose cuenta del peligro y se retiraron cubiertos por su superior caballería.
[Fig.17]. Macdonald en un grabado de Casanova.
Tras la batalla de Bautzen hubo un armisticio hasta mediados de agosto en el que ambos bandos se dedicaron a recobrar fuerzas; intervalo que aprovecharon Austria y Suecia para sumarse a los aliados. Al recomenzar la campaña Napoleón tuvo que volver sobre sus pasos para salvar su base de Dresden, dejando en una posición avanzada a Macdonald que recibió el mando de un denominado Armée de la Bober (ejército del río Bóbr). Con unos 100.000 hombres era la fuerza más grande de la que el mariscal se hubiese hecho cargo nunca y contenía los cuerpos 3º (Souham), 5º (Lauriston), 11º (Gérard) y 2º de Caballería (Sébastiani). Enfrente tenía al ejército ruso-prusiano de Blücher (95.000 hombres). Las ordenes de Macdonald eran perseguirle lo que desembocó en la batalla de Katzbach (26-VIII) cuando Blücher aprovechó la ausencia de Napoleón para suspender su retirada y atacar a su vez.
La batalla comenzó cuando durante el mediodía los cuerpos de Lauriston y Gérard se encontraron por sorpresa con tropas rusas. Los franceses cruzaron el Katzbach y empujaron al ruso Langeron hasta las alturas de Hennersdorf. Mientras Macdonald urgía a Souham para que se diera prisa y cayera sobre el flanco derecho aliado, Blücher concentró sus fuerzas y se dispuso a echar a los franceses al otro lado del arroyo. Se luchó bajo unas fuertes lluvias que impedían el uso eficaz de los mosquetes y que mantenían a la artillería atascada. El combate fue especialmente intenso en torno a la única división de Souham que llegó relativamente a tiempo y que sufrió fuertes ataques hasta que se tuvo que retirar al otro lado del arroyo, salvándose por el apoyo de la caballería de Sébastiani. En el otro lado del campo de batalla los cuerpos de Lauriston y Gérard hicieron algunos progresos en torno a Hennersdorf. La propia villa fue tomada por la tarde pero un ataque de flanco efectuado por los prusianos la recuperó. La lucha se mantendría hasta la llegada de la noche cuando Macdonald ordenó la retirada. Para cuando Souham llegó con el grueso de su cuerpo la batalla ya había acabado. Ambos bandos perdieron en torno a 10.000 hombres, pero Macdonald -que tenía que lamentar además la pérdida de 30 cañones, era el obvio derrotado. Su culpa era haber avanzado con sus fuerzas demasiado dispersas sin tener en cuenta la posibilidad de ser atacado por Blücher, aunque Macdonald trasladaría la culpa a Souham acusándole de ser excesivamente lento.
[Fig.18]. Plano alemán de la Batalla de Katzbach.
La batalla clave de la campaña tendría lugar en Leipzig (16-19, X). Macdonald se encontró situado en el frente sur de esta gran batalla, de nuevo al frente de su 11º Cuerpo y apoyado por el 2º de Caballería de Sébastiani en su flanco.
El día 16 la intención de Napoleón era atacar en el frente sur pero los aliados se le adelantaron. A mediodía el ataque de Macdonald sobre el flanco derecho enemigo empezó bien obligando a retirarse a los austriacos de Klenau de vuelta a sus posiciones. La intervención de la caballería prusiana de reserva en un par de ocasiones impidieron que Macdonald y Sébastiani obtuvieran un éxito mayor. Klenau consiguió atrincherarse y se defendió con vigor de posteriores ataques.
Durante el día 17 no se combatió y Napoleón busco sin éxito un armisticio mientras los aliados concentraban sus ejércitos. Cuando llegó el ataque del día 18 Macdonald recibió ordenes de retirarse ordenadamente de sus posiciones en busca de conseguir un frente más reducido. Presionado por los austriacos y los recién llegados rusos de Benningsen sufrió importantes bajas pero pudo mantener el orden y con la ayuda de una batería de la Guardia Imperial y de la caballería de Sébastiani mantuvo las nuevas posiciones asignadasix.
[Fig.19]. Asalto al cuartel general de Macdonald por tropas austriacas (18-X-1813). Obra de Ernst Willem Strassberger.
Durante la noche del 18/19, los cuerpos franceses se retiraron sigilosamente hacia los suburbios de Leipzig. El de Macdonald era uno de los cuerpos que debía cubrir la retirada francesa de la ciudad y sus hombres se aprestaron a construir barricadas improvisadas. Los combates fueron muy duros y las posiciones se perdían y se reconquistaban pero poco a poco los hombres de Macdonald fueron empujados hasta la propia ciudad. Allí todo era confusión y no había nadie claramente al mando. Los generales perdieron el control de sus tropas mientras estas intentaban huir al otro lado del río. El puente sobre el Elster había sido volado y todos buscaban desesperados una forma de cruzarlo. Macdonald estaba junto al mariscal Poniatowski intentando restablecer cierto orden cuando se dejaron ya llevar por la muchedumbre. Macdonald tuvo suerte de escapar pero su compañero Poniatowski -herido en la batalla- se ahogó al intentar cruzar el río. Una vez al otro lado se unió a la fuga generalizada.
[Fig.20]. Asalto prusiano a la puerta de Grimma en Leipzig, defendida por una de las divisiones de Macdonald. Obra de R. Haug.
Tras Leipzig a Macdonald se reunió con Napoleón con los restos de su destrozado cuerpo. (+/- 2.000 hombres). Durante la retirada del ejército camino de Francia se le encargaron varias misiones de reconocimiento del camino de vuelta. Marchando a la vanguardia de la columna francesa Macdonald se topó con el ejército bávaro de Wrede -lo bávaros se habían unido a los aliados- lo que dio lugar a la batalla de Hanau (30, 31 – X). Macdonald estaba acompañado por el cuerpo de Victor y una pequeña cantidad de caballería, sumando 5.000-7.000 hombres frente a unos 30.000 bávaros. El día 30 Macdonald luchó desde el amanecer en los bosques de Hanau manteniendo hábilmente ocupados a los bávaros. Wrede creía estar combatiendo sólo con un cuerpo aislado hasta que por la tarde aparecieron Napoleón y la Guardia Imperial. Esa tarde atacaría la Guardia abriéndose paso y despejando el camino de retirada, aunque el día siguiente los cuerpos franceses de retaguardia fueron acosados por los bávaros. Los franceses consiguieron pasar pero pagarían un alto precio ya que varios miles de rezagados fueron capturados.
[Fig.21]. Batalla de Hanau, por Horace Vernet.
Francia 1814
Macdonald era uno de los mariscales a los que las campañas de 1812 y 1813 no había quebrado el espíritu, por lo que Napoleón contaba plenamente con él para la desesperada lucha por salvar Francia de la invasión. El 11º Cuerpo ascendía ahora a unos patéticos 9.000 hombres, tras haber sido amalgamado con el 5º Cuerpox. Su misión era defender el Bajo Rhin pero la rápida invasión aliada le impidió llegar hasta Colonia tomando posiciones en Chalons-sur-Marne. Enfrentado a 30.000 aliados de su viejo conocido: Yorck, se vio obligado a ir retrocediendo posición tras posición, consiguiendo burlar por poco el desastre ya que Blücher envió a un segundo cuerpo a cortarle la retirada. Blücher lamentaría esa decisión de dispersar sus fuerzas cuando Napoleón cayera sobre él a continuación y le derrotara. Sin embargo Macdonald falló después de la victoria francesa en Montmirail en marchar rápido y capturar el puente de Château-Thierry, que hubiera permitido bloquear la retirada aliada.
[Fig.22]. El mariscal en un retrato de Antoine-Jean Gros
A finales de febrero Macdonald quedó encargado de defender la línea del Aube con 40.000 soldados -su cuerpo y los de Oudinot y Gerard- mientras Napoleón persigue a un derrotado Blücher.
Sin embargo antes de que se pudiera reunir con Oudinot éste es derrotado en Bar-sur-Aube (27-II) por el austriaco Schwarzenberg, obligando a Macdonald a retirarse hacia Troyes.
Participó como superior de Oudinot en la batalla de Arcis-sur-Aube (20, 21 -III) pero su propio cuerpo sólo llegó a última hora. En sus recuerdos Macdonald se atribuye haber hecho a Oudinot reconquistar el vital puente sobre el Aube para poder volarlo e impedir su uso a los aliados. En la batalla de Saint-Dizier (26-III) Macdonald ocupó una posición ventajosa con los cuerpos de Oudinot y Gerard dominando con su artillería el campo de batalla y participando en la persecución de los rusos después de que la caballería francesa ganara el día. Poco después de la batalla Macdonald se enteró que su propio 11º Cuerpo, que había dejado atrás -al mando de Pacthod- había sido atrapado y aniquilado tras un valeroso combate en la batalla de Fère-Champenoise (25-III).
[Fig.23]. Abdicación de Napoleón por Francois Bouchot.
Tras la caída de París (31-III) fue uno de los mariscales que acompañó a Napoleón a Fontaineblau donde se decidiría si continuar o no la guerra. Preguntado por el animo de sus tropas, Macdonald le contestó con sinceridad que no estaban por la labor de tratar de reconquistar París. Junto a Ney sería pieza clave en convencer a Napoleón de la inutilidad de proseguir la guerra. Además le enseñó una carta enviada por su antiguo amigo, Beurnonville, miembro del gobierno provisional en el que se le hablaba de la magnanimidad de los aliados y le instaba a disociarse de Napoleón. Napoleón le agradeció el gesto y le nombró uno de los 3 comisionados -junto a Ney y Caulaincourt - enviados a negociar con los aliados su abdicación. Como recompensa por haber permanecido leal hasta el final, Macdonald recibió el sable que había pertenecido a Murad Bey y que Napoleón conservaba como trofeo de su campaña egipcia.
Epílogo
Con la restauración borbónica Macdonald ocupó un puesto en el Consejo de Guerra. Tras desembarcar Napoleón de Elba para los Cien Días permaneció fiel a los Borbones. Macdonald trató de ayudar a los príncipes -Monsieur (hermano del rey) y el Duque de Orleans (primo del rey)- a organizar la defensa de Lyon. Los príncipes vieron que las tropas no estaban por la labor de combatir y decidieron huir, a pesar de la oposición de Macdonald. Con la decisión de Luis XVIII de abandonar Francia, Macdonald consideró que su deber se limitaba a acompañarle hasta la frontera de Bélgica. Acto seguido procedió a retirarse a su finca de Lille, negándose a ofrecer sus servicios a Napoleón.
[Fig.24]. Retrato de Macdonald por Francois Gerard.
Tras tener noticia de la derrota de Waterloo se apresuró a regresar al lado del rey. Sería el encargado de negociar con el mariscal Davout el traspaso del Armée de la Loire -lo que quedaba en pie del ejército napoleónico. Una vez al mando, Macdonald hizo una encomiable actuación protegiendo a muchos oficiales de las represalias borbónicas y organizando la desmobilización de la forma menos amarga posible para los veteranos. Macdonald recibiría el nombramiento de mayor-general de la Guardia Real (1815) y de Gran Canciller de la Orden Legión de Honor (1821). En 1830 se retiraría de la vida pública y moriría en 1840.
[Fig.25]. Retrato de Macdonald en 1837 por Jean Sebastien Rouillard. A la derecha su blasón como duque de Tarento.
Durante toda su carrera Macdonald haría gala de una enorme franqueza tanto con comisionados de la república, compañeros generales y superiores como el príncipe Eugène y los propios Napoleón y Luis XVIII; éste último le apodaría “su franqueza el duque de Tarento”. Uno de sus últimos actos fue presidir la comisión investigadora sobre la administración del ejército que invadió España en 1823 (Los Cien Mil Hijos de San Luis) ganándose la enemistad de su comandante el duque de Angulema por denunciar la extensa corrupción existente en dicho ejército.
A pesar de no haberse unido a él en 1815, Napoleón le conservó en cierta estima. Lo consideró un general valiente pero con mala suerte.
Autor: Flavius Stilicho
Massena, Davout y Suchet eran los maestros, capaces de misiones independientes. También, en menor medida, lo eran St. Cyr, Soult y -por un tiempo- Macdonald. Lannes, de haber vivido, podría figurar entre lo mejor. El resto eran proyectiles humanos que necesitaban de la puntería e impulso del Emperador. Su servicio fue duro. Sus nombres perduran. (J. Elting)
Fuentes:
-
ACERBI, E. The 1799 Campaign in Italy (napoleon-series.org).
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HALLARON, M. Macdonald and Prince Eugene: The Battle of the Piave, 1809 (napoleon-series.org).
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CASTLE, I. Aspern y Wagram 1809. Combate Titánico entre Imperios.
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DUNN-PATTISON, R.P. Napoleon´s Marshals (archive.org)
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FREMONT-BARNES, G. (Ed). The Encyclopedia of the French Revolutionary and Napoleonic Wars.
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GATES, D. La Úlcera Española.
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HOFSCHROER, P. Leipzig 1813: La Batalla de las Naciones.
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LIEVEN, D. Russia against Napoleon: The True Story of the Campaigns of War and Peace.
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MACDONALD, E.J.J.A. Recollections of Marshal Macdonald, Duke of Tarentum (archive.org).
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MACDONELL, A.G. Napoleon and his Marshals.
Fuente de las imágenes: Wikimedia Commons; con la excepción de: [2] – napoleon.org; [6] – napoleon-series.org; [7], [9], [19] – europeana.eu; [8] – oldantiqueprints.com; [11a] – university of south florida (utc-usf.edu); [11b] – napoleon, his army and enemies (napoleonistyka.atspace.com); [12] – Aspern y Wagram 1809 (osprey-publishing); [14] – Biblioteca Nacional de España; [15] – Brown University (library-brown.edu); [17] -antiqueprints.de; [18] – francowiak.de; [20] – historywallcharts.eu.
Notas:
i Su padre, Neil MacEachen, ayudó a escapar a Francia al príncipe Carlos Eduardo Estuardo tras la derrota jacobita de Culloden. Los MacEachen eran una rama de los Macdonald de Clanranald y Neil acabó adoptando ese apellido en el exilio.
ii No es que Macdonald fuera propiamente un noble, pero al provenir de una familia de jacobitas exiliados a los comisionados republicanos les parecía una especia de noble y tampoco estaban para muchas sutilezas.
iii En 1809 los británicos efectuarían un desembarco allí con 40.000 hombres, sólo para acabar diezmados por la “fiebre de Walcheren” sufriendo un 40% de bajas en su estancia de los que una cuarta parte fueron mortales.
iv Macdonald convenció personalmente al almirante para que prestara sus servicios a la nueva República. Cuando Nápoles volvió a caer en manos aliadas, fue capturado por Nelson. Éste lo hizo ahorcar del palo mayor del insignia inglés tras una farsa de juicio por traición a los Borbones.
v En sus escritos Macdonald se presenta a sí mismo como una especie de tutor paternalista de un jovenzuelo prometedor pero inexperto y demasiado atemorizado de las posibles críticas de su padrastro el Emperador. Probablemente hay mucho de exageración en sus relatos. De todas formas sin duda Macdonald era uno de los pocos pesados a su alrededor a los que Eugène podía pedir consejo.
vi Napoleón confiaba en que Macdonald recurriera a la Guardia si se veía apurado pero se olvidó de dar instrucciones claras al respecto. La caballería de la Guardia apeló a que tenía ordenes previas de no aceptar ordenes de ningún general salvo de su comandante (Bessières) y del propio Napoleón.
vii La fecha oficial de paso a la condición de Mariscal es la del 12 de julio y también estaban incluidos los mariscales Oudinot y Marmont.
viii Inicialmente también contaban con la proximidad de unos 10.000 españoles regulares & irregulares bajo el mando de Campoverde pero éste se tuvo que retirar a defender Tarragona de Suchet.
ix Conectando con los cuerpos que luchaban en el frente norte. A su izquierdo quedó el cuerpo franco-sajón de Reyner y Macdonald pudo contemplar la famosa deserción en medio de la batalla del contingente de Sajonia.
x Napoleón le prometió a Macdonald que con tiempo le enviaría reclutas hasta sumar 50.000.
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Enhorabuena chavalote, otra vez he disfrutado con otro de tus relatos napoleónicos.
saludos
Flavius
Lamento dos cosas
Que la serie de los Mariscales toque su fin
Que la escala de puntuaciones sólo llegue a diez
¡Excelente trabajo!
Excelente descripción de un comandante que era prácticamente desconocido para mi durante las campañas napoleónicas, a excepción de alguna s pocas menciones.
A destacar es su rectitud al final de 1815, de no cambiarse en su servicio y preferir retirarse a su ahcienda, así como luego abogar por sus antiguos camaradas de lucha ...
Felicitaciones
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Gracias a los dos.
De momento lo dejaremos aquí, tras haber repasado a aquellos más capaces de operar de forma independiente. Aunque el pobre Macdonald entra muy justo.
Ciertamente quedan por ahí personajes muy interesantes como el bravo Ney, el estrambótico Murat, el traidor Marmont, el supersecretario Berthier o el radical jacobiano Bernadotte que fundó una dinastía real que aun perdura en Suecia.